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Revista Novedades en Población

versión On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.13 no.26 La Habana jul.-dic. 2017

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Estrategias familiares para el cuidado de la infancia en el asentamiento rural Crucecitas. Un estudio de caso

 

Family strategies to encourage the care of childhood in Crucecitas´s neighborhood. A case study

 

Dunia Pino Bermúdez*
Eneisi Morejón Ramos**
Odalys Medina Hernández***

 

Recibido: 15 de julio de 2017
Aceptado: 20 de octubre de 2017

 

 


RESUMEN

El cuidado de la infancia forma parte indisoluble de la dinámica familiar y de los procesos de la vida cotidiana, y es en esta donde se presentan conflictos y problemas a los que responde la familia a través de estrategias que suponen cambios en la actividad habitual. Por la importancia de esta temática, la presente investigación se trazó como objetivo general analizar las estrategias familiares en el cuidado de la infancia en familias con niños de 0-6 años del asentamiento Crucecitas, ubicado en la región montañosa del municipio Cumanayagua, provincia de Cienfuegos. Se utilizó una metodología cualitativa, centrada en el estudio de caso como método, y la aplicación de técnicas como la entrevista, el cuestionario, el análisis documental y la observación. Las estrategias identificadas estaban encaminadas a contrarrestar dificultades de presupuesto, acceso a la alimentación, conflictos de género e intergeneracionales en la toma de decisiones y la distribución no equitativa de las tareas del cuidado infantil y del hogar; todas en función del bienestar y la calidad del cuidado de la infancia y los procesos de la vida cotidiana de estas familias. El trabajo desarrollado presentaactualidad, se corresponde con las líneas temáticas de investigación de prioridad en el Departamento de Estudios Socioculturales de la Universidad de Cienfuegos, contiene aportes prácticos como la caracterización sociodemográfica actualizada de aquellas familias con las que trabaja el Programa Educa a tu Hijo en la comunidad y la posibilidad de aplicar sus resultados a favor del desarrollo de la región montañosa cienfueguera.

Palabras claves: cuidado de la infancia, estrategias familiares, ruralidad.


ABSTRACT

The care of the childhood is considered as an indissoluble part of the family dynamics and of the processes of daily life, and it is in this process, where conflicts and problems are presented and families have to respond through strategies that demand changes in the habitual activity. Taking into account the importance of this aspect, the present research traced as general objective to analyze the family strategies in the care of the childhood in families with children from 0 to 6 years old in Crucecitas neighborhood, located in the mountainous region of the municipality Cumanayagua, Cienfuegos. A qualitative methodology was essentially used, centered in the case study as method, and in the application of technical as the interview, the questionnaire, the documental analysis and the observation. The identified strategies were guided to counteract some budget difficulties, access to the feeding, gender conflicts and generation in the decisions taking and the non-equal distribution of the tasks of the infantile care and of the home; all them related to the well-being and the quality of the care of the childhood and the processes of the daily life of these families. The research is updated and belongs to the priority research fields of Cienfuegos province. It contains a practical contribution and the possibility of applying its results in favor of the development of the local mountainous region.

Keywords: care of childhood, family strategies, country area.


 

 

INTRODUCCIÓN

La familia ha sido analizada en dos direcciones por el hecho de ser reconocida como institución y grupo social al mismo tiempo, en primer lugar porque constituye un organismo real donde se realizan funciones desde el punto de vista económico, educativo y cultural, y en segundo lugar por ser el espacio donde interactúan y se relacionan sus miembros. No es un subsistema pasivo ante la influencia de la sociedad, es un subsistema social en tanto interactúa con esta y sus miembros entre sí. Es evidente que el propio desarrollo ha determinado ciertos cambios al interior de la familia, pero la misma sigue siendo la agencia primaria para la socialización del individuo. Es importante reconocer que, más allá de que existen otras instituciones cuyas funciones, en muchos contextos, sustituyen a la familia, esta continúa jugando un papel fundamental en la educación de los hijos y en su cuidado en términos generales.

En este sentido es considerada la primordial fuente de atención a la infancia a través de funciones básicas e insustituibles, sin dejar de considerar el apoyo institucional como imprescindible para este sensible grupo social. El ámbito familiar es determinante, tanto en el desarrollo afectivo, intelectual, social como cultural del niño(a). La infancia, como grupo social, ha sido estudiada desde muchas perspectivas (psicológica, sociológica, sociocultural), y en el ámbito familiar, escolar, comunitario, recreativo, etcétera, por ser el grupo más importante del desarrollo humano, aquel que contribuirá a la transmisión y reproducción cultural de la sociedad. Es a partir de la segunda mitad del siglo XX que cobra auge el tema de la infancia para las teorías sociológicas, hasta llegar a construcciones teórico-prácticas significativas en función del bienestar de este grupo vulnerable. Es así que se considera que la infancia significa vivir la niñez con calidad, donde sean los niños y las niñas sujetos de derechos, y la familia se proyecte en función de su interés superior.

Las estrategias que se traza la familia, así como cada uno de los miembros, constituyen un proceso en el cual se mezcla la producción con la reproducción en la vida cotidiana, que por su carácter temporal, supone una adaptación constante. El cuidado de la infancia forma parte indisoluble de la dinámica familiar y es justamente en la vida cotidiana donde se presentan situaciones, conflictos y problemas a los que debe enfrentarse la familia a través de estrategias, que por lo general suponen cambios en la actividad habitual.

Como se plantea en el informe de 2015 sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en estos tiempos se busca reconocer y valorar los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico no remunerado mediante la formulación de políticas de protección social, así como mediante la promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y la familia. En este sentido el estudio de las estrategias familiares de enfrentamiento a los problemas de la vida cotidiana es imprescindible, ya que este reconocimiento no está aún internalizado en la sociedad cubana en particular y tampoco se hace visible en el interior de la familia.

Entre los años setenta y los noventa del siglo XX un grupo multidisciplinario que incluyó antropólogos, sociólogos, demógrafos y economistas de varios países de América Latina iniciaron una investigación en torno al estudio de las estrategias familiares de subsistencia. En un inicio se configuró el interés sobre el tema en la sociología urbana y en la antropología rural, para después examinar su confluencia en los estudios sobre crisis económicas, pobreza y respuestas de las familias, en zonas rurales y urbanas (Cuéllar, 2013).

En Cuba el tema de las estrategias familiares de enfrentamiento a los problemas de la vida cotidiana, específicamente relacionados a la crisis económica, así como ante problemas de transporte, alimentación, presupuesto, salud o situaciones de conducta desviada en los infantes, se trabaja desde la década del noventa del siglo XX. Se han realizado estudios sobre la temática en instituciones científicas como el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) (Díaz, Valdés y Durán, 2007) y los Departamentos de Sociología y Psicología de la Universidad de La Habana (Chávez, 2012; Díaz, 2002); no obstante, aún queda mucho por indagar en este campo de las ciencias sociales, sobre todo en casos de grupos vulnerables, y especialmente los que viven en regiones rurales y de montaña.

El concepto de estrategias revela su importancia cuando se intenta estudiar el comportamiento familiar ante un cambio o evento que puede conllevar la necesidad del reordenamiento, modificación o búsqueda de alternativas distintas a las empleadas previamente para la satisfacción de las necesidades de la familia (Díaz, 2002). Su connotación de familiar, en tanto puede ser creada o ejecutada por uno solo o varios de los miembros del grupo, pero sus posibles beneficios, o mejor, sus efectos, involucran a la familia como un todo.

En este sentido se puede definir estrategias familiares como "el conjunto de vías y procedimientos utilizados por uno o varios miembros de la familia para adaptarse o transformar su realidad grupal y alcanzar objetivos comunes" (Díaz, Valdés y Durán, 2007, p. 157).

Es importante, y objetivo de la presente investigación, analizar además la manera particular en que los miembros del grupo familiar organizan acciones conscientes y utilizan todos los hechos, recursos y relaciones de que disponen ante las circunstancias que enfrentan para aliviar los problemas ante el cuidado y lograr una mayor calidad en el proceso.

Estas estrategias de enfrentamiento en el cuidado de la infancia son "prácticas que asumen las familias en el cuidado de la infancia ante distintos problemas que experimentan en este proceso de su vida cotidiana y que solucionan, o tratan de solucionar, los conflictos que experimentan ante al cuidado de los infantes" (Chávez, 2012, s. p.).

El presente artículo aborda los resultados de la investigación desarrollada en la región montañosa del municipio de Cumanayagua, provincia de Cienfuegos, con diversos actores sociales que intervienen en los procesos de la zona, particularmente en la comunidad Crucecitas, perteneciente al consejo popular de igual nombre. Se inició como parte del proyecto científico Modelo integrado de desarrollo socioeconómico cultural–ambiental para asentamientos poblacionales de la montaña, y surge con el objetivo de determinar las estrategias familiares en el cuidado de niños(as) de 0-6 años en el asentamiento rural Crucecitas, en el período 2015-2016.

Esta constituye un estudio de la microcultura rural montañosa a través de los procesos generales del cuidado de la infancia y las estrategias familiares ante las condiciones en que este proceso se desarrolla.

El asentamiento Crucecitas es la cabecera del consejo popular del mismo nombre y uno de tres consejos populares netamente montañosos del macizo Guamuhaya, en el municipio de Cumanayagua, provincia de Cienfuegos. Por sus características físicas, histórico-culturales y sociales esta es un área que tradicionalmente se ha dedicado al cultivo del café y a la forestación. Este surge como asentamiento en el marco de las nuevas transformaciones socioeconómicas del proceso de construcción social, el crecimiento demográfico y la ampliación de la actividad agrícola de los años sesenta, principios de los setenta, que por intervención revolucionaria produjeron la formación de un gran número de asentamientos rurales, lo que trajo consigo la construcción de la carretera, de áreas de servicios, la escuela, etcétera.

Constituye un asentamiento rural humano, ya que es un escenario con población residente de forma estable que no clasifica como urbano, posee categoría poblacional de tercer orden, mayor de 200 habitantes. Presenta una población de 374 pobladores, con 162 mujeres y 212 hombres,  que se ubican de forma dispersa a lo largo de los 59 km de extensión territorial y la mayor parte está concentrada en el Tope (centro del asentamiento). La vida socioeconómica y cultural se organiza, fundamentalmente, alrededor de la producción cafetalera, objeto social que influye en el desarrollo sociohistórico del asentamiento desde su concepción hasta la actualidad, por formar parte de la proyección de desarrollo integral del proceso revolucionario cubano.

El asentamiento cuenta con diversas fuentes de empleo en el sector primario de la producción, que se destaca en varias unidades productivas, cada una se dedica fundamentalmente a la producción de café, aunque existen otras producciones de cultivos varios y ganado, pero en menor medida. El profundo proceso de transformaciones en el medio rural ha estado ejerciendo una fuerte acción reestructuradora en el asentamiento. Este asentamiento por su importancia estratégica es una zona priorizada por el Plan Turquino-Manatí[1], de ahí que cuente con una serie de instituciones, que, de igual manera, constituyen otras fuentes de empleo en el sector de los servicios como el círculo social (servicio de gastronomía), la bodega, la OFICODA, el sector militar, el consultorio médico, la placita, farmacia, sala de video, tienda mixta y un centro escolar.

Se seleccionó como muestra aquellas familias con niños(as) de 0 a 6 años debido a la ausencia de instituciones de cuidado o vías formales en la comunidad. Al no contar con un Círculo Infantil se presentan para estas familias condiciones especiales en las que deben enfrentar situaciones específicas con respecto al cuidado de los infantes, cuya solución o enfrentamiento recae, en la mayoría de los casos, en la figura materna. La importancia de las edades comprendidas entre 0 y 6 años para todo el desarrollo integral del niño hace que en las políticas educativas de los diferentes países se haya entrado seriamente a valorar cómo y por qué vías sería posible estimular el desarrollo general del niño: emocional, intelectual, físico, motriz, social. En el caso de Cuba se cuenta con el Programa Educa a tu hijo o vías no formales. En algunos lugares se crean nuevas instituciones infantiles a las que acuden los pequeños a partir del tercero o cuarto año de vida, pero no son suficientes, no abarcan a todos los niños de estas edades.

Interrogantes como ¿qué características sociodemográficas presentan las familias del asentamiento rural Crucecitas con presencia de infantes entre los 0 y 6 años? ¿qué prácticas caracterizan los procesos de cuidado en las familias objeto de estudio? ¿cuáles son las condiciones sociales que afectan o favorecen los procesos del cuidado de sus infantes? ¿qué actitud(es) y/o medidas asumen las familias ante las condiciones sociales que experimentan en su vida cotidiana y que afectan el cuidado de estos infantes?, abarcaron las diferentes etapas del estudio.

La investigación utiliza una metodología cualitativa centrada en el estudio de caso como método. Esta estrategia metodológica permite combinar distintas técnicas: la utilización de entrevistas a los actores participantes, el análisis documental, la observación y además el cuestionario. El trabajo desarrollado presentaactualidad, se corresponde con las líneas temáticas de investigación de prioridad de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Cienfuegos, es además un tema novedoso, viable, integrador, visualiza demandas sociales, económicas y culturales, presenta aportes prácticos y la posibilidad de aplicar sus resultados a favor del desarrollo de la región montañosa cienfueguera.

 

DESARROLLO

Consideraciones acerca la de familia y sus roles 

Las diferentes teorías sobre la familia que se construyeron desde la segunda mitad del siglo XIX hasta los inicios del XX pueden agruparse en tres modelos teóricos: el positivista, defendido por Augusto Comte, Frederic Le Play, Herbert Spencer y Emile Durkheim; el marxista, representado fundamentalmente por Karl Marx y Federico Engels, y el formalista/interpretativo, desarrollado por la escuela sociológica alemana liderada por Ferdinand Tönnies.

En esta diversidad de formas de entender la realidad familiar el positivismo y el marxismo aparecen como defensores del enfoque institucional sobre la familia, interesándose en esta como estructura social, donde las relaciones familiares se presentan como un subsistema y como parte componente de otro marco estructural más amplio: la sociedad, con la cual se relaciona directamente en un proceso donde se establecen lazos de interdependencia. En el modelo conceptual grupal la familia se representa como un sistema pequeño, de relaciones interpersonales, íntimas y afectivas (Fleitas, 2005). Este nace como teoría sociológica en la obra del alemán Ferdinand Tönnies y demás estudiosos de la escuela sociológica alemana, y luego se retoma en el interaccionismo simbólico nacido en la Escuela Sociológica de Chicago, que alcanzó su apogeo en la década del veinte durante el siglo XX.

La propuesta de análisis de la familia del francés E. Durkheim se mueve, al igual que en el caso de Spencer, en una perspectiva evolutiva y estructural-funcionalista. Para Durkheim (2005) la familia era importante para el orden social por su función socializadora y dentro de esta se pasa de una solidaridad familiar mecánica y más represiva a una solidaridad orgánica basada en las diferencias funcionales entre los sexos (Durkheim, 1893/2005).

En este sentido aborda la posición de subordinación y la discriminación hacia la figura femenina dentro del espacio privado, lo cual, según este, es parte de la cohesión familiar, pues a su entender la división del trabajo familiar domina todo el desenvolvimiento de la familia (Durkheim, 1893/2005).

El marxismo explica la vida familiar a partir de un enfoque materialista y la incidencia que el factor material ejerce sobre las relaciones familiares. Según la corriente marxista las relaciones sociales de producción explican la influencia que ejerce el factor material sobre la familia tanto en su estructura como en los roles que desempeñan cada uno de los miembros que la conforman.

Según este enfoque, las principales causas del cambio social, y de los cambios en lo interno de la familia, no están relacionados necesariamente a una ideología o a los valores de los seres humanos, sino que está fundamentalmente inducido por las condiciones económicas. Sus representantes realizaron un análisis de la división sexual del trabajo en el sistema de producción capitalista y sus implicaciones para la dinámica familiar en cuanto a cambios en su estructura de roles y en las funciones de sus miembros. También abordaron la división sexual del trabajo familiar, entendida como desigual distribución de funciones, y denunciaron la explotación que vive la mujer en la familia.

El interaccionismo simbólico nacido en la Escuela Sociológica de Chicago realiza una interpretación de la realidad familiar empírica, microsocial y culturalista (Fleitas, 2005). En las teorías sociológicas desarrolladas en esta, la familia era entendida como un grupo social, caracterizado por un conjunto de interrelaciones entre los actores sociales, de las que se derivaba la construcción social de símbolos y significados del individuo, y donde este toma conciencia de sus roles.

En esta diversidad de teorías se evidencia la clasificación de los roles femeninos y masculinos. Estos se transmiten de padres a hijos, por tanto, de cierta manera han apoyado la educación sexista de los hijos al estar de acuerdo con la continuidad de esos roles en las nuevas generaciones. Esta concepción ha sido variada desde finales del siglo XX y sobre todo en los primeros años del siglo XXI, donde han existido teorías potenciadoras y mayores acciones encaminadas a la protección de la familia, la mujer y los(as) niño(as), lo cual se evidencia en los Objetivos del Milenio al abogar por la equidad de género (Informe sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, 2015).

La familia es el primer agente socializador durante la niñez, y es además espacio de interacción que se mueve por patrones culturales. Esta constituye el grupo donde el individuo internaliza los comportamientos, reacciones, costumbres e ideas, depositadas durante el proceso de socialización. La socialización en la familia se encauza a través de todas las acciones que ponen en interrelación a padres e hijos. Algunas de ellas encarnan el propósito educativo más explícitamente, mientras que en otras se encuentra de modo más latente (Fleitas, 2005).

"La familia es el mediatizador inicial y más duradero en la interacción individuo sociedad. El proceso de socialización primaria que en ella tiene lugar, marcará y fijará en pautas culturales la cosmovisión que el individuo haga de la realidad a partir de sus componentes socioclasistas" (Agüero, 2006, s. p.).

La familia ha sido concebida por los sociólogos como una comunidad de especial significación, por la intimidad del vínculo que desarrollan sus miembros, por la fuerza y peculiaridad de los sentimientos que se van elaborando y por la estabilidad de los procesos que la caracterizan y las relaciones sociales que construye (Fleitas, 2005).

De los criterios anteriores puede concluirse que existe una relación dialéctica en la interacción individuo–familia–instituciones–comunidad, desde cuya diversidad de relaciones sociales el niño visualizará el mundo y, en consecuencia, fijará a tono con esto sus propios patrones de interacción, determinados por una dimensión cultural.

La familia como grupo o institución cumple funciones básicas como: función biológica, función económica y función normativa de valores ético-morales, y por último las dos más abordadas en la presente investigación: función educativa y función cultural. Según Díaz, Valdés y Durán (2007, p. 140):

La función educativa incluye elementos importantes dentro de los que se destacan: las funciones de crianza, que proporcionan un cuidado mínimo del niño garantizando su supervivencia, un aporte afectivo y una maternidad y paternidad adecuados; la función de culturización y socialización que contribuye a un sano crecimiento en las conducta básicas de comunicación, dialogo y simbolización y la función de apoyo y protección psicosocial,  que ejerce un efecto protector y estabilizador frente a los trastornos mentales.

La función cultural, permite la satisfacción de necesidades superiores ―o espirituales― a través de actividades recreativas, educativas, superación y uso del tiempo libre. Incluye las relaciones y la comunicación entre los miembros: padre/madre-hijo (a), de la pareja, entre diferentes generaciones, entre hermanos, etc. Aporta a la familia el desarrollo de conocimientos y valores del grupo, mientras que su efecto al macro nivel representa la transmisión de tradiciones y valores culturales e ideológicos.

Del cumplimiento de estas, se deriva la socializadora, que es la función integradora resultante del ejercicio de las anteriores. Es el resultado de las múltiples actividades y relaciones que se establecen en la familia, además del cumplimiento de los diversos roles que se desempeñan por los miembros.

Cuando se habla de roles paternales se hace referencia al conjunto de las actividades, representaciones, comportamientos que establecen la dinámica de la relación padre–hijo en la familia moderna. En este conjunto se observan los roles de madre, padre e hijo, al menos en lo relativo al primer grado de consanguinidad, más trabajado por los sociólogos que se han dedicado al estudio de la familia moderna nuclear (Fleitas, 2005). Sin embargo, lo anterior podría aplicarse para cualquier estudio referir los roles en las relaciones por ejemplo abuelos y nietos.

En las diversas interacciones que el individuo experimenta en su vida cotidiana, en especial en la familia, ya que esta se encuentra en el centro de la misma, se construye su universo de significados, valores, que definen sus actividades como actor social y miembro de su familia. Los procesos de la vida cotidiana intervienen en la estructura, función, distribución de roles y procesos de la institución familiar. La capacidad de la familia para asegurar su estabilidad, así como cuidados, protección y relaciones amorosas a sus hijos, determina su bienestar y calidad de vida como valores sociales.

Estos factores son vigilados a nivel internacional. La preocupación por el bienestar de la infancia encuentra su máxima expresión en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (1989), donde se promueve la idea de que la infancia tiene derecho a atenciones especiales, lo cual refleja el interés de los Estados hacia la infancia, que se traduce, principalmente en protección; y el papel de la familia en la inserción de los pequeños en espacios particulares, para promover su desarrollo, participación y autonomía personal. Los derechos reconocidos en la Convención fueron clasificados, con el objetivo de facilitar su divulgación, en tres tipos: provisión, protección y participación.

El bienestar de los niños también queda indisolublemente ligado a la posición de sus familias, y esta dinámica se basa generalmente en un orden de identidad de género, basado en la distinción del hombre como sustentador principal de la familia y la mujer como sostenedora del hogar, administrador de la economía familiar y principal cuidadora de los miembros dependientes. Ocurre así en el caso de la maternidad, donde queda claro que bajo la dermis del igualitarismo late todavía una identificación predominantemente femenina con el cuidado de los hijos, especialmente cuanto más pequeños son estos.

Cuando se habla de calidad de vida en cuanto a la infancia es necesario hacer alusión al concepto de cuidado, que es el rol social que se estructura y desarrolla en la vida cotidiana de quienes lo desempeñan, implicando un conjunto de actividades o tareas relacionadas con la atención de las necesidades básicas y el desarrollo de las capacidades de quien es objeto del cuidado (Fleitas, 2010). Como todo rol presupone una serie de pautas de exigencia para el logro de un cuidado con calidad. Se han determinado diversos tipos de cuidado: a los adultos mayores, a las personas discapacitadas, a los enfermos y el cuidado infantil.

A partir de lo planteado anteriormente se puede entender el cuidado de la infancia como: "el rol que se desarrolla a través de un conjunto de actividades específicas para la edad de la niñez durante el proceso de crianza que transcurre entre el nacimiento y el comienzo de la vida adulta (incluye embarazo y parto). En el ámbito familiar ese cuidado se concreta en el marco de la relación paterno/filial (padre-madre-hijos) (abuelos-padres e hijos)" (Fleitas, 2010, s. p.).

Este cuidado tiene que ver con el rol social que se estructura y desarrolla en la vida cotidiana de ese infante, que implica un conjunto de actividades o tareas asociadas a la atención de sus necesidades básicas y de las capacidades que desarrolla, el cumplimiento de estas exigencias le da la calidad necesaria a este cuidado.

En ese sentido la calidad de vida no se refiere solamente a la satisfacción de las necesidades biológicas del niño, sino a la comprensión de sus necesidades subjetivas y de sus capacidades, igualmente al conocimiento y educación que tengan sus padres para cuidarlo; así como a la interacción que a propósito del cuidado se establece entre la familia y los servicios de salud, alimentación, cultura, educación escolar, entre otros (Rojo y García, 2000).

Se han clasificado varios tipos de cuidado de la infancia, estos son: el negligente, que implica riesgos para los niños; el autoritario, el cual desconoce la participación del niño(a); el cuidado equitativo, donde se logra una repartición equilibrada de las tareas de los miembros de la familia relacionadas al cuidado; el sexista/patriarcal, cuando esta distribución de roles no es equitativa, y recae casi siempre en la madre u otra figura femenina; y el paternalista o sobreprotector" (Fleitas, 2010).

Este proceso incluye diversos indicadores a través de los cuales se puede medir su desarrollo funcionamiento y efectividad, se pueden mencionar: edad de la madre y el padre, educación en patrones de alimentación y salud, el acceso de los niños a agua sostenible y saneamiento, coste de los hijos, la inmunización, el estado nutricional del niño, acceso familiar-infantil a servicios básicos, percepciones familiares sobre el cuidado infantil, condiciones de vida, distribución de las actividades del cuidado, comunicación paterno/filial; presencia de  padres o familiares con vicios como el alcoholismo, el tabaco o las drogas en general; manejo de las enfermedades, tiempo de dedicación al cuidado, organización de las actividades del cuidado, redes de solidaridad femenina en torno al cuidado, enfrentamiento a las enfermedades de los hijos, etcétera. Estos son algunos de los indicadores de una larga lista, que influyen en el proceso del cuidado y en su calidad. Por tanto, las estrategias que asume la familia en este proceso también inciden en el logro de esa calidad necesaria.

 

Estrategias familiares

El interés por el tema de las estrategias surge en América Latina como respuesta a la interrogante de cómo afectaban los procesos de cambio, en tanto el desarrollo del capitalismo y sus secuelas en sociedades dependientes y sectores populares más vulnerables y de menos recursos, y cómo estos respondían a ellos. Según Cuéllar (2013, s. p.) se pueden identificar dos vertientes originarias de la problemática de las estrategias:

La primera procede de la sociología del desarrollo y dentro de ésta, de un campo interesado en los problemas de la marginalidad urbana, que se remonta al lapso comprendido entre mediados de los años 60 y principios de los 70, y a las tareas de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, en Santiago de Chile. La segunda vertiente proviene de la antropología social mexicana y en particular, del interés que entre sus cultivadores despertó la obra de Chayanov (1974) sobre la organización de la unidad económica campesina. Estas vertientes se encontraron hacia principios de los ochenta en México, generando un campo interdisciplinario con un perfil peculiar, que lo diferencia de la forma que el tema adquirió en otros países.

En Cuba el tema de las estrategias familiares de enfrentamiento a los problemas de la vida cotidiana, específicamente relacionados con la crisis económica, se trabaja desde la década del noventa del siglo XX.

Por otra parte, la acción cotidiana relacionada con los procesos de cuidado de hijos(as) está determinada no solo por los conocimientos, sino por sentimientos, emociones, condiciones de vida que, por supuesto, no son siempre las adecuadas. No es menos cierto que los propios sacrificios que demanda el enfrentamiento de situaciones de la vida cotidiana promueven tensiones negativas, que conducen a los padres, en ocasiones, a hacer cosas en detrimento al cuidado de los infantes.

De todo lo expuesto se desprende la utilidad que tiene el apoyo de las instituciones sociales, educativas y de salud, en la educación y formación de las familias. En las edades, en las cuales más se necesita la estimulación hay que procurarla y para ello existen programas de educación no formal, que mediante materiales educativos de fácil comprensión orientan a los padres, a la familia, acerca de qué acciones puedan favorecer el desarrollo físico, intelectual, del lenguaje emocional de sus hijos, cómo lograr la formación de hábitos higiénicos, culturales, todo en un clima de amor y comprensión.

 

Familia y ruralidad en Cuba

Las situaciones excepcionales que provocó el período especial en los territorios del país, de forma gradual devolvieron y acrecentaron la difícil situación de las zonas montañosas (Díaz, Valdés y Durán, 2007), a pesar de los logros que se habían obtenido ya desde el triunfo de la Revolución cubana. La falta de recursos impidió que los programas que se llevaban a cabo por el Plan Turquino-Manatí desarrollado a partir de 1987, alcanzaran los niveles de aplicación y aceptación que se esperaba de ellos.

Esta falta de recursos debilitó las infraestructuras ya existentes en las comunidades rurales, y gran parte de la población sufrió enormemente la cruda situación económica por la que atravesaba el país. Esto cambió la forma de percibir la realidad de los pobladores de la montaña, su comportamiento estuvo condicionado a la situación económica, involuntariamente algunas de sus tradiciones culturales se modificaron y variaron los mecanismos de convivencia y adaptación al medio natural, cada vez más hostil para sus habitantes, determinando a su vez tendencias sociodemográficas que se expresan de manera directa en la familia y en sus prácticas cotidianas.

Al tiempo que la familia debe aportar a la comunidad sus criterios, actividad social, económica, política y cultural, las propias condiciones de la comunidad influyen en el modo de vida de las familias a partir de los nexos e interacciones en la economía, la cultura, el papel de las instituciones y sus líderes, etcétera.

Es importante destacar que los elementos relacionados al proceso del cuidado de la infancia y las estrategias familiares ante los problemas de la vida cotidiana en Cuba, varían según las condiciones el contexto, sea rural o urbano; la zona urbana pone a disposición del niño y su familia una diversidad de recursos e instituciones con los que no cuentan, o al menos no en grado similar, las zonas rurales. En tal sentido en la zona rural montañosa se viene presentando la problemática de que las personas prefieren emigrar a otros poblados para acceder a puestos de trabajo más estables que no tengan relación con la agricultura, a pesar de ser originarios de comunidades montañosas.

 

Resultados de la investigación

Se realizaron veinte cuestionarios e igual número de entrevistas, directamente a las madres, reconocidas como las encargadas del cuidado de sus hijos(as), tres entrevistas a agentes comunitarios (doctora del consultorio del Médico de la Familia, la trabajadora social, la promotora del programa Educa a tu Hijo), la aplicación de una guía de observación a los hogares, así como la revisión y análisis de documentos importantes para el estudio que formaron parte de la muestra, de los que se extrajeron a través del análisis elementos necesarios para la caracterización de asentamiento, y de los de indicadores relacionados a la salud y al cuidado de la infancia a nivel institucional. Estos fueron: Anuario Estadístico, Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), Municipio Cumanayagua; Estado de la infancia en Crucecitas, primer semestre 2014 (informe realizado por la doctora del consultorio); Informe General del Consejo Popular Crucecitas (2014) del Jefe del Consejo Popular; Plan de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, Instituto de Planificación Física Municipal de Cumanayagua, 2014-2015; Informe de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Crucecitas, 2012. Todas estas técnicas aportaron individualmente información necesaria para la investigación, y algunas de ellas permitieron triangular datos para dar una mayor validez a la información obtenida.

En el territorio se identificaron un total de veinte familias con niños(as) de 0 a 6 años de edad, de las cuales el 100% formaron parte de la investigación. Existe un total de treinta niños en este rango de edad en el asentamiento, de los cuales once son féminas y diecinueve masculinos.

El promedio de tamaño de las familias de la muestra es de 4,6. Prevalecen ligeramente las familias nucleares (completas), con un 55%; y las familias extensas, siendo algunas de estas monoparentales, representan un 45%. En cuanto al nivel de escolaridad, un 60% de los progenitores, con respecto al total, se concentran en el nivel medio superior. En la muestra quince de las mujeres encuestadas son trabajadoras domésticas no remuneradas y solamente cuatro de ellas son trabajadoras asalariadas (del sector público y del sector agrícola), una de las mujeres no se declara trabajadora del hogar, ya que se desempeña como pastora de Iglesia por ser esposa del pastor, pero a diferencia de este, no recibe retribución económica por dicha labor. Esto denota un rasgo subyacente de la cultura rural, donde la mujer está destinada a labores domésticas y los hombres representan el factor económico. En este caso todos los padres tienen una ocupación remunerada, ya sea que estén vinculados al sector estatal, sector mixto o al trabajo por cuenta propia.

El asentamiento se caracteriza por la presencia de viviendas en estado físico-constructivo entre regular y malo, y una minoría que se puede considerar en buen estado. Algunas de estas viviendas están hacinadas, teniendo en cuenta la cantidad de miembros que las habitan. Aún se observa en esta región la presencia de viviendas con dificultades físico-constructivas relacionadas con la electrificación y al piso de tierra. Se identificaron en el territorio un total de 16 infantes que viven en viviendas precarias.

No se reportan muertes infantiles de menores de 1 año, ni en el rango de 1-5 años desde el 2009. El índice de mortalidad infantil en esta zona es 0, pues no han existido incidencias en los últimos años. En cuanto a las enfermedades que más afectan a la población infantil dentro de las crónicas no transmisibles se encuentra el asma bronquial, y dentro de las enfermedades transmisibles, las infecciones respiratorias y el parasitismo intestinal. Estas están dadas principalmente por el clima de la zona, y además las costumbres de la vida rural, ya que existe el hábito en los infantes de estar descalzos, no lavarse las manos, comer frutas sin lavar.

En el territorio la lactancia materna se comporta de la siguiente manera: de un total de 9 niños menores de un año, tres reciben lactancia materna exclusiva, y acompañados de otro alimento hay 6 niños. Los motivos comunes en esta zona de abandono de la lactancia materna, son que los bebés no se satisfacen con la lactancia exclusiva.

El 100% de los infantes están inmunizados con las vacunas correspondientes a su tiempo de vida, controlando un total de doce enfermedades. En cuanto al estado nutricional en el territorio, en el período 2014-2015 no nacieron niños(as) con bajo peso. Viven en el asentamiento cuatro infantes con problemas de obesidad, a los que se les da seguimiento; tres presentan sobrepeso y uno clasifica como desnutrido, este último es controlado por el personal del consultorio médico de la familia y recibe una dieta alimenticia. Entre los factores que pueden afectar el desenvolvimiento y bienestar de los infantes en el asentamiento está la presencia de vicios, la maternidad precoz y las familias incompletas: del total de infantes, tres niños viven en familias de padres adolescentes, cinco viven en familias incompletas (sin la presencia de la figura paterna) y dos niños conviven con padres alcohólicos.

En relación con el sector ocupacional, en este tipo de comunidades se localiza una población ocupada mayormente en las labores agrícolas. De los quince padres de la muestra se desempeñan en las actividades agropecuarias un 60%, ya sea en el sector estatal, mixto (asociados a cooperativas) o por cuenta propia. El resto se desempeñan como agentes de seguridad y protección, un administrador de bodega, un cuentapropista (actividad específica no declarada por el familiar) y un pastor de iglesia. Prevalecen las trabajadoras domésticas no remuneradas. Las cuatro madres trabajadoras asalariadas laboran en las siguientes ocupaciones: auxiliar de limpieza, dependienta de bodega, cocinera, y técnica en atención a la población, labores que tradicionalmente les delegan a las mujeres.

En la caracterización de las familias se pudo constatar que existe una cultura patriarcal evidenciada en el hecho de que se les atribuyen significados diferentes a los roles materno y paterno, y en una desigual distribución de las tareas domésticas y las relacionadas con el cuidado de los niños(as), siendo estas protagonizadas por las madres y las abuelas de los infantes. Esto permite constatar que, a pesar del trabajo educativo y cultural realizado por varias décadas, en el espacio rural privado todavía sobreviven arraigadas ideas, creencias, tradiciones que asignan a las mujeres las mayores responsabilidades relacionadas con la crianza y la educación de los hijos, la administración del hogar, las tareas domésticas e infinidad de labores necesarias para asegurar la reproducción y el bienestar del grupo familiar.

Entre las condiciones sociales que afectan los procesos del cuidado de la infancia en el asentamiento están: la poca presencia o ausencia de instituciones culturales, educativas y recreativas en la comunidad, el bajo nivel económico familiar (bajos ingresos), un acceso limitado a la alimentación, las malas condiciones de algunas viviendas, la situación desfavorable del transporte, la poca vinculación de la figura paterna con las instituciones educativas existentes (vías no formales), los conflictos de género e intergeneracionales en el proceso del cuidado, y las dificultades de tiempo para el cuidado de los infantes, que se evidencia en una sobrecarga de roles para la figura materna.

Es cierto que, del pasado a los momentos actuales, estas comunidades montañosas sufrieron grandes transformaciones, y el reconocimiento de la mujer más allá de su rol de madre y esposa, ha ido abarcando otros roles sociales como el de trabajadora asalariada y activista comunitaria.

Sin embargo, aún se evidencia una fuerte cultura patriarcal, pues en los resultados de los cuestionarios aplicados, se observa el hecho de que se le atribuye el cuidado de los hijos a la figura femenina, es decir a la madre, y en siete de estas familias también se cuenta con la ayuda de las abuelas. Estas interaccionan en mayor medida con infantes que los padres. La figura materna en la familia representa el rol de cuidadora por excelencia, ya sea de la infancia, de algún anciano(a) o alguien enfermo. En el caso específico del cuidado de la infancia, como se ha tratado anteriormente, la madre protagoniza la mayor parte de los procesos que rodean la vida del niño, siendo un elemento clave en su proceso de socialización: "de los niños me ocupo yo".

En las 18 familias donde está presente la figura masculina adulta, el padre o demás hombres miembros de los hogares, estos se limitan a ser generadores de recursos económicos, aunque la mujer puede trabajar, y tanto ella como el padre se han implicado en el plano educacional, pero la mayoría no lo hace porque no tiene tiempo por tener que cuidar a los hijos. Esto evidencia que la figura paterna es representativa del factor económico en la familia y en cuanto al cuidado de los hijos, y esto se acentúa más en los hogares donde la mujer es ama de casa: "como yo soy la que está en la casa yo lo hago todo aquí". Sin embargo, las entrevistas arrojaron como resultado que, incluso en aquellos hogares donde ambos padres son trabajadores asalariados, el padre es quien toma las decisiones, y en la mayoría de los casos, excepto tres familias, el salario de los hombres es mayor que el de las mujeres.

Como parte de los resultados del cuestionario, es posible apreciar que la sobrecarga de las madres trabajadoras asalariadas tanto en el ejercicio de la función económica, de la que también forman parte, como de la educativa, trae aparejado un rol complementario de esposo y padre poco activo, que delega en su compañera gran parte de su responsabilidad en el cuidado del infante y en las labores del hogar. Este fenómeno se aprecia en todas las familias. Aunque no en todos los casos, se evidencia además poca valoración del trabajo doméstico que realizan las mujeres, por parte de la propia madre y de los demás miembros de la familia.

 

Estrategias familiares ante las dificultades en el cuidado infantil en Crucecitas

Las condiciones sociales que genera la vida cotidiana pueden promover problemas para la dinámica familiar y afectar los procesos del cuidado de la infancia, lo cual supone la existencia o aparición de estrategias familiares para ser resueltos, y conllevan una peculiaridad y condicionamientos propios, algunas veces, aunque no siempre, mediante la extrapolación de soluciones o clasificaciones urbanas que a veces son adaptadas a los terrenos rurales. Con relación a la elección de estrategias a nivel de la organización de la familia, se constata una tendencia a vivir la cotidianidad presente en la inmediatez para satisfacer las necesidades más apremiantes del grupo. Esta emergencia de soluciones cotidianas no siempre se canaliza por vías legales.

Las estrategias asumidas por estas familias con niños(as) de 0 a 6 años en función de algunas de las dificultades presentadas se dirigieron fundamentalmente a buscar alternativas de mejora. Se han identificado en las familias objeto de estudio los siguientes tipos de estrategias, que responden a problemáticas de la vida cotidiana:

Estrategias para acceder a servicios de alimentación

En cuanto al acceso a los alimentos las estrategias están dirigidas a buscar los precios más bajos en los diferentes mercados que tienen al alcance, además de obtener los productos en el mercado negro, el cual tiene como característica una inestabilidad en cuanto a precios y horario, ya que como refirieron no tiene horario ni precios fijos.

Estrategias para incrementar los ingresos en el hogar (distribución del presupuesto familiar)

En cuanto a las estrategias asumidas para contribuir al incremento de los ingresos en el hogar, en la mayoría de los casos consisten en la cría de animales y siembra de productos alimenticios, lo cual les permite, además de la venta sistemática que reporta nuevos ingresos, el autoabastecimiento familiar. Por otra parte, en tres de las familias se realizan actividades de trabajo por cuenta propia con tres modalidades de oficios (peluquería, actividad agropecuaria, taxista). Otra de las medidas fue la inserción de cinco familias en el proyecto de otorgamiento de tierras por usufructo, lo cual dio nuevas opciones para la economía familiar.

En cuanto a la distribución del presupuesto familiar, en tres de las familias entrevistadas señalaron la necesidad de tomar como medida el priorizar los gastos más necesarios como la alimentación y atención de los infantes más pequeños, así como los enfermos y ancianos de los hogares.

Estrategias para resolver las dificultades de tiempo en el cuidado

Las estrategias para resolver las dificultades de tiempo ante el trabajo asalariado (en el caso de las mujeres), las tareas del hogar y el cuidado de los niños y demás miembros de la familia (hijos mayores, adultos mayores) consisten en una sobrecarga de trabajo por las mujeres (madres), principalmente en horario nocturno o de "tiempo libre" en el caso particular de las cuatro trabajadoras asalariadas.

En seis casos se cuenta con redes de apoyo vecinales y familiares, cinco de estas trabajadoras no remuneradas. La mayoría de las familias de madres trabajadoras asalariadas (4), manifestó que no cuentan con otras personas fuera de su hogar que se encarguen del cuidado del infante cuando deben trabajar, con excepción de una; la opción que más usan es llevarse a los niños al lugar de trabajo cuando ya tienen más de un año.

Estrategias ante conflictos intergeneracionales en el cuidado

En cuanto a los conflictos generacionales fundamentalmente manifestaron utilizar como alternativa la comunicación intrafamiliar, tratando de llegar a consensos internos, y de socializar patrones de conducta adecuados, principalmente en los hogares donde existen hermanos mayores.

No fueron declaradas en las técnicas ni se evidencia que estén concebidas las estrategias para resolver los conflictos de género.

En cuanto a las prácticas de la comunidad asociadas a la educación familiar se constató que las madres de los niños menores de 6 años encuentran apoyo en el programa Educa a tu Hijo. El desarrollo del Programa en la comunidad es una de las condiciones que favorecen los procesos del cuidado de la infancia en el asentamiento. Este ha tenido una influencia positiva para las familias con respecto al cuidado de los infantes, esto se evidencia en la relación sistemática de la mayoría de las familias con instituciones como el consultorio médico y la escuela primaria, en el proceso del cuidado, lo cual las prepara para asumir este rol con una mayor responsabilidad y conocimiento. Sin embargo, el programa aún no tiene el resultado general que pretende, ya que la promotora manifiesta que los padres no han interiorizado que este es un programa de apoyo a la familia, y que el papel de los promotores es ayudarles y potenciar un mejor cuidado del infante, pero siempre desde el fortalecimiento de su rol como padres.

A través de las acciones del Programa se realiza una preparación y capacitación mediante charlas y folletos a la madre, miembro de la familia que asiste generalmente, por tanto esta aprehende todos aquellos elementos referentes al cuidado nutricional, la comunicación, y se convierte en un eslabón indispensable dentro de la familia, en el cuidado de los hijos, no así en el caso de los padres, quienes no se ha logrado que asistan a las actividades. Esto tiene un fuerte factor cultural-patriarcal, ya que al ser ellos casi siempre los que toman las decisiones en el hogar respecto al manejo de los ingresos, también intervienen en los procesos y la toma de decisiones sobre el niño(a) en cuanto al cuidado. En ocasiones esto perjudica al menor, pues en tiempo de cosecha, las madres y los niños dejan de asistir a las actividades del Programa.

Desde el embarazo comienza la relación de la madre con el Programa. Cada niño(a) tiene su expediente, donde se relacionan algunos indicadores de salud, y se exponen datos en cuanto a la evolución del niño en el desarrollo físico-motor. Estos datos los lleva la doctora del hospital rural, quien es también la encargada de realizar las visitas a las casas. La doctora mantiene un vínculo constante con las familias, sobre todo cuando los niños se encuentran en el rango de 0 a 2 años. Con relación al estado nutricional de los niños se realiza un seguimiento de manera continua. Se han puesto a disposición de las madres folletos referentes al cuidado nutricional del infante, lo cual ha tenido una repercusión muy positiva, ya que en la comunidad solamente se han identificado tres niños con trastornos nutricionales: dos de bajo peso, y un niño obeso.

Se evidencia que la conjunción de estos actores sociales de la comunidad ha contribuido a la estabilidad del Programa Educa a tu Hijo; este apoyo institucional influye positivamente en los procesos de cuidado de la infancia a nivel familiar, lo cual constituye un logro a nivel comunitario.

 

CONCLUSIONES

  • Los elementos relacionados al proceso del cuidado de la infancia y las estrategias familiares asumidas en este, varían según las condiciones del contexto, por tanto, en el espacio rural condicionantes como la situación de la vivienda, el transporte, el acceso a los servicios, el nivel educacional, cultural y económico tienen impacto sobre el cuidado de los menores.
  • Las técnicas aplicadas concretaron que la mujer es quien sufre la mayor carga de los problemas socioeconómicos en su rol de cuidadora e instructora en el seno familiar. Debe acotarse que aun cuando los pobladores de la montaña han mantenido la tradición cultural machista del cubano, las mujeres han recibido beneficios de los derechos de igualdad y equidad que ha promovido el país, sin embargo, a pesar de alcanzar un protagonismo social, que se ha evidenciado en la participación en tareas comunitarias del asentamiento, su inserción en las actividades de producción, pero no la exime de la carga doméstica y familiar. Las contradicciones fundamentales en relación con el cuidado de los infantes que experimentan estas mujeres con los miembros de sus familias, están concentradas en el hecho de la poca participación del resto de los familiares en las tareas del hogar, lo cual dificulta el cuidado de sus niños al no tener tiempo suficiente para esas actividades más específicas.
  • Con relación a la elección de estrategias a nivel de la organización de la familia, se aprecia una tendencia a la emergencia de soluciones cotidianas, lo que no siempre se canaliza por vías legales, como consecuencia de satisfacer las necesidades más apremiantes del grupo. Los cambios operados en las estrategias familiares en el cuidado de la infancia de este asentamiento rural, transforman las rela­ciones sociales tanto al interior de las familias como en la trama social que las contiene. Las estrategias identificadas están encaminadas a contrarrestar algunas dificultades de presupuesto, acceso a la alimentación, conflictos de género y generación en la toma de decisiones y la distribución no equitativa de las tareas del cuidado infantil y del hogar; todas en función del bienestar y la calidad del cuidado de la infancia y los procesos de la vida cotidiana de estas familias.

 

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* M.Sc. en Sociología. Licenciada en Estudios Socioculturales. Profesora Auxiliar e investigadora. Departamento de Estudios Socioculturales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Cienfuegos, Cuba. E-mail: dpino@ucf.edu.cu

** M.Sc. en Sociología. Profesora Auxiliar e investigadora. Departamento de Sociología, Universidad de La Habana. E-mail: eneisi@ffh.uh.cu

*** Dra. en Ciencias Filosóficas. Profesora Titular e investigadora. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Cienfuegos. E-mail: omedina@ucf.edu.cu

[1] Programa de desarrollo fundado por el Consejo de Estado de Cuba el 2 de junio de 1987 con el propósito de lograr un desarrollo integral y sostenible de las zonas montañosas y de difícil acceso del país, conjugando armónicamente los requerimientos productivos con el desarrollo social, la conservación de la naturaleza, y el fortalecimiento de la defensa del país, e integrando en sus acciones a los organismos e instituciones involucrados en ese proceso.

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