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Revista Novedades en Población

versión On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.14 no.27 La Habana ene.-jun. 2018

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Fecundidad y toma de decisiones en torno a la reproducción. Elementos para un marco conceptual

Fertility and decisions making around reproduction. Elements for a conceptual framework

Livia Quintana Llanio*

 

Recibido: 3 de diciembre de 2017
Aceptado: 15 de enero de 2018


Resumen

Se presentan los sustentos para una propuesta de marco conceptual para el estudio de la fecundidad y la toma de decisiones en torno a la reproducción a partir de valorar e integrar contribuciones de la demografía con otras provenientes de los enfoques de género, de derechos y de los estudios de la sexualidad y de la subjetividad, en la psicología.

Palabras clave:enfoques, fecundidad, reproducción, toma de decisiones.


Abstract

It presents the substrates of a proposal for a conceptual framework for the study of fertility and decision-making around reproduction from valuing and integrating demographic contributions with others from gender, rights approach and the studies of sexuality and subjectivity, in psychology.

Key words: approach, decision making, fertility, reproduction.


 

 

Introducción

El proceso de toma de decisiones en torno a la reproducción y la transición de la fecundidad representan un campo de relevancia social en el debate científico contemporáneo. Por su complejidad se sitúan en el vértice de la problematización teórica y empíricasobre la reproducción integeneracional. Estas cuestiones han sido analizadas desde diversos campos del conocimiento y perspectivas que evidencian la diversidad de aristas a partir de las cuales han sido tratadasen los entornos sexual, del embarazo, partoy puerperio, de la crianzay socialización primaria (Figueroa, 2015).

La fecundidad y las decisiones en torno a la reproducción son dos aspectos de un mismo proceso tratados por diferentes enfoques en la demografía. En esta ciencia se ha privilegiado el estudio de la fecundidad como expresión acotada de la reproducción,caracterizada por los nacimientos vivos producidos en la población en un tiempoy espacio determinados. Esta variable da cuenta de una serie de sucesos biológicos influenciados por múltiples relaciones sociales, culturales y psicológicas (Álvarez, 1985; Guzmán, 1998). Ella interviene en los movimientos naturales de la población, con un peso significativo en el aumento, descenso o constancia de sus efectivos (Guzmán, 1998). Para Cuba se ha identificado su papel conductordel decrecimiento natural de la población en estos cincuentaaños, su impacto en el lentocrecimiento, más recientemente en su disminución y en su estructura etaria(Albizu-Campos y Fazito, 2013).

En este trabajo se presentan los sustentos de una propuesta de marco conceptual para abordar la fecundidad y la toma de decisiones en torno a la reproducción. Se valoran dos grandes núcleos que integran aportes de la demografía con otros provenientes de los enfoques de género, de derechos y de los estudios de la subjetividad, en la psicología. De la demografía se consideran las contribuciones del enfoque sociológico de la fecundidad de Davis y Blake (1956), del microeconómico de la familia de Becker (1993), de los cambios ideacionales y los estudios actuales desde la perspectiva macro-micro sobre las intenciones reproductivas y su relación con la fecundidad. El otro núcleo contiene tres ejes de análisis sobre procesos articulados en las decisiones en torno a la reproducción: subjetividad, sexualidad y derechos humanos, que abordados desde distintos campos del conocimiento se integran a la comprensión del tema. En un artículo posterior se analizarán con profundidad trabajos precedentes de Cuba y otros del contexto latinoamericano, se presentará el esquema y los componentes de la propuesta del marco conceptual.

Desarrollo

El escenario de la transición de la fecundidad en las sociedades contemporáneas ha alentado la proliferación de estudios empíricosy de explicaciones sobre elproceso decisional que conduce a la reproducción intergeneracional, cuyas primicias se ubican en el enfoque sociológico de la fecundidad de Davis y Blake (1956). Las teorías de la demandade los hijos de Becker(1993) y de los cambios ideacionales (Coale, 1973; McNicoll, 1980; Bongaarts y Watkins,1996; Lesthaeghe y Willems, 1999; van de Kaa, 2002; J. Caldwell, P. Caldwell, McDonald, y Schindmayr, 2006; Lesthaeghe, 2014) han analizado el fenómeno a nivel macro y abiertoun amplio debate a partir de la rápida y desigual declinación de la fecundidad en países en desarrollo sin que exista consenso sobre cómo y por qué ocurre (Bongaarts, 2002). Hoy se plantea la necesidad de avanzar en la investigación empírica,la generación de métodos y la búsqueda de explicaciones sobre la articulación entre procesos ubicados a niveles de mayor agregación o macrosociales, con los de menor agregación, que implican a la pareja y el individuo (Bongaarts y Watkins, 1996; Casterline, 2001; Rodríguez Gómez, 2013; Philipov, Thevenon, Klobas, Bernardi y Liefbroer, 2009; Miller, 2011; Philipov, Liefbroer y Klobas, 2015).

Con independencia de las posiciones de cada autor, de los paradigmas y campos de la ciencia en que se sostengan,el estado del conocimiento alcanzadoy los problemas que se formulan, dejan ver la influencia de los contextossocioeconómicos y culturales. De ahí que, al estudiarlos marcos teóricos y metodológicos en torno a este tópico,sea factible hallar puntos de enlace para entender los procesos decisionales.

En la demografía, el esquema sociológico de la fecundidad de Davis y Blake (1956) para comprender cómo inciden los factores culturales de las estructuras sociales en la fecundidad de las mujeres ha sido referente en la producción empírica y teórica en el tema. En él se integran los pasos del proceso fisiológico de la reproducción con elementos de tipo cultural,aunque estos últimoshan operado algunasvariaciones que se discuten más adelante. Propone once variables intermedias que actúan en uno u otro sentido para determinar el nivel de la fecundidad. Estas se agrupan alrededor de factores que inciden en la ocurrencia de cada uno de los eventos ligados al proceso reproductivo: la relación sexual (la exposición al coito), la concepción, la gestación y el parto. Toma en cuenta el carácter racional o no, intencional o no, de la conducta reproductiva para entender el proceso decisional, aspectos aún hoy debatidos. Más adelante Bongaarts (1978) demostró que las variaciones de la fecundidad se relacionaban con la nupcialidad, la anticoncepción, la infecundidad posparto y las interrupciones de embarazo,[1] denominadas aborto inducido.

A la luz de las evidencias actuales,deben valorarse las condiciones cambiantes en el entorno del emparejamiento, de los vínculoseróticos y sus nexos con aquellas en las que ocurre la concepción. El emparejamiento no necesariamente tiene como fin la reproducción, sino que ha estado impregnado de los cambios sociales en relación con la sexualidad, argumentados por Beck y Beck-Gernsheim (2001) y Giddens (2004).Este elemento se reconoce como una de las críticas al modelo de los determinantes próximosen la demografía latinoamericana por Szasz y Lerner (2003). Por su parte, Núñez (2014) define la homofilia[2] y la heterofilia en la búsqueda de la intimidad en el vínculo para enfatizar la diversidad y complejidad del proceso que trasciende al modelo heteronormativo. Asimismo, han emergido otros arreglos de pareja para procrear y estrategias en las que se llega a concebirsin que implique una relaciónde pareja, que impactan la pluralidad de ajustes familiares (Rodríguez Vignoli, 2009; Lerner y Melgar, 2010).

Zavala (2010) plantea la necesidad de observar los determinantes próximos de la fecundidad desde una perspectiva de género y propone varios indicadores a fin de valorar los roles femeninos y masculinos en cada uno de los eventos, el proceso de empoderamiento femenino y la participación de mujeres y varones en la toma de decisiones. Considera que en la nupcialidad debe tomarse en cuentala historia familiar,más allá de los indicadores habitualmente adoptados: la edad de inicio de las uniones,tipo de uniones,duración y ruptura.Sugiere el rediseño de los instrumentos que permita captar la información con esta perspectiva. La construcción de historias de vida mediantela indagación cualitativa es una alternativa ante el déficiten otros instrumentos, que posibilita obtener esta información a profundidad, aunque sus resultados no sean generalizables.

Los aportes de la teoría de la demanda de los hijos (Becker, 1993) resultan claves para comprender el proceso decisional en torno a la reproducción. El valor de los hijos es su núcleo. Basado en sus hallazgos y en los de otros autores, Becker (1993) plantea que la demanda de los hijos depende de los ingresos familiares, del valor del tiempo de los padres, en especial de las madresy de la calidad de los hijos.Fundamenta las decisiones reproductivas desde la relación entre cantidad y calidad de los hijos. Considera que en esta interacción probablemente esté la mayor contribución del análisis económico de la fecundidad. A partir de ahí explica el cambio de la cantidad de hijos en el tiempo, incluso en ausencia de sustitutos próximos y cuando la elasticidad de los ingresos no es grande. Argumenta la relación inversa entre la cantidad y la educación de los hijos, la tendencia a la disminución de la fecundidad rural, aún por debajo de la urbana en países desarrollados y particulariza en el caso de la población negra estadounidense.

De acuerdo con Becker (1993) los cambiosen la demanda de los hijos se anteponen al desarrollo de métodos efectivos de control de la fecundidad, es decir, este logro tecnológico ha devenido de la necesidad socialde reducir el número de hijos y no a la inversa.Esta tesis es válidapara entender el carácter socialde los avances en la tecnología anticonceptiva en las últimas décadas, aunque estos han generado nuevasdemandas sociales y contribuido a regular la fecundidad, tal y como exponen Davisy Blake (1956). Según Casterline (2001) este es un punto de debate en la demografía, en el cual se ha descuidado la conexión entre cómo las técnicas y las tecnologías innovadoras alcanzan a los individuos. Aspecto que considera esencial para explicar el proceso de difusión y comprender las conductas en torno a la reproducción, que no se agotan en uno solo de sus componentes.

Otro aporte de este enfoqueal estudio del proceso decisional fue incluir el cambioen el valor del tiempode las mujeres en funcióndel cuidado de los hijos y la inserción en el mercado laboral. Aun cuando su interés fue el análisissocioeconómico, observó algunos elementos que vinculan la participación laboral femenina, el divorcio y la reducción de la fecundidad. Abordó la desigual retribución en los ingresos a las mujeres y a los hombres, aunque desarrollen la misma actividad laboral, dadas las condiciones diferentes que les imponen a ellas las exigencias del cuidado de los hijosy la realización de otras tareas domésticas. En su análisis sobre el coste de tiempo de cuidado para las mujeres apuntó a su relacióncon otras variablesque inciden en el proceso decisional en torno a la reproducción. Su discusión permite articularlas con la realizada desde la perspectiva de género. "(…) hombres y mujeres tienen intrínsecamente diferentes ventajas comparativas no solo en la producción de los hijos,sino también en su contribución al cuidado de los hijos y posiblemente en otras actividades. Tales diferencias intrínsecas en la productividad determinan la direcciónde la división sexual del trabajopor tareas y de ahí, las diferencias sexuales en la acumulación del capital humano específico que refuerza las diferencias intrínsecas" (Becker, 1993, p. 62).

Desde los estudios de género se ha valorado la categoría cuidadocomo eje de inequidades y de derechos que atraviesa centralmente el maternaje femenino (Lagarde, 2003). Se ha evidenciado la relación entre género y cuidado en la división sexual del trabajo. Esta ha asignado los espacios domésticos, las tareas de cuidado y reproducción a las mujeres, al tiempo que ha creado una ética de escisióndicotómica y jerárquica entre ellas y los hombres(Figueroa y Flores,2012). Se cuestionael alcance de su efecto en las formas de organización social (Figueroa y Flores, 2012; Lagarde, 2003). La inversiónde tiempo y esfuerzo en actividades de cuidado a los otros, su carácter fragmentado al recaer sobre unos grupos más que en otros; naturalizado y reforzado por la cultura; sincrético, porque ha de conjugarse "a la manera tradicional y a la vez, lograr su desarrollo individual para formar parte del mundo moderno, a través del éxito y la competencia" (Lagarde, 2003, pp. 11-12), de ahí que resulte contradictorio: son aspectos clave para comprenderlas decisiones en torno a la reproducción.

El cuidado representa un área de tensión, acrecentada por los contextos de crisis económicas que atraviesa el mundo. En América Latina y el Caribe se abre el debate en dos direcciones, una relativa a la invisibilidad del trabajo de cuidado y doméstico y de quienes se dedican a él, casi siempre mujeres, contabilizadas como población económicamente inactiva; y otra, a la conciliación del tiempo de las que tienen empleo remunerado y además asumen responsabilidades domésticas, de cuidado y de enlace. CEPAL (2017, p. 10) considera que: "In particular, women aged between 20 and 59 are overrepresented in the poorest income quintile by up to 40% compared to men. This is because women tend to receive lower incomes, as a result of the difficulty of reconciling unpaid work in the home with labour market participation".

La duración de la jornada laboral y la compatibilización con las responsabilidadesfamiliares es un problema que afecta más a las mujeres puesto que los hombres no se responsabilizan de las tareas domésticas y de cuidado (Montaño y Milosavljevic, 2011). En Cuba, el estudio de la fuerza de trabajo femenina entre 2002 y 2009 reveló una brecha de desigualdades asociadas al cuidado en términos de salarios percibidos por mujeres y varones, aun cuando la legislación regula igual retribución salarial a ambos sexos por este concepto. El ejercicio del cuidado condujoa que ellas percibieran menosde 2% de ingresos que los hombres, aunque tuvieran igual escala salarial por sus categorías ocupacionales, dado que se ausentaron del puesto de trabajo en 77% de los casos, por problemasde salud en 60%, cuidadode los hijos y otros familiares en 22% y por licencia de maternidad en 18%.En tanto ellos se ausentaron menos del 20% y la mayoríade las causas reportadas se asociaron con problemas de salud personal (Proveyer y colectivo de autoras, 2010,referido por López, 2014). Ello indica la mayor inversión de tiempo de cuidado a los otros por parte de las mujeres.

Una relectura a los resultados de estudios de casos realizados en municipios de La Habana con el fin de relacionar la representación socialde maternidad y la paternidad con el proyecto de ser madres y padres en grupos de mujeres y hombres (Quintana, 2013) identifica que la conflictividad en el imaginario socialen torno a estos objetosse vincula a la funciónde cuidado, sea porsu depósito en las mujeres,o por la ubicación y ejercicio en un planosecundario, distante o ausente en los varones. La alta satisfacción que implica el reconocimiento social por la procreación y el cuidadode la descendencia entran en tensión con la elevadaresponsabilidad que suponen,a partir de la valoración de condiciones necesarias para su ejercicio: socioeconómicas, cualidades y aptitudes personales para el desempeño del rol, así como la existencia de un vínculo de pareja con amor.

La función de cuidado, tradicionalmente maternizada, ha sido un recursoesencial de fragmentación y sujeción social.Tal y como es concebidapor los dispositivos sociales, favorece mecanismos de subordinación y expropiación de mujeres y varones en el ejercicio de la parentalidad. Limita sus posibilidades de articulación en los ámbitos públicos y privados. Alrededorde ella se generan contradicciones que inciden en la reconfiguración de la maternidad y la paternidad como espacios de necesidad-posibilidad-oportunidad, que quiebran las fronteras entre lo personaly lo social (Quintana, 2015).

La problematización sobre el cuidado en el contexto de la reproducción, en coherencia con el carácter relacional del proceso y del enfoquede género, deberíaincluir a los varones. Deberíahacerlo desde una posturacrítica que potenciesu involucramiento en la provisión de cuidado desde ángulos diferentes a los que la cultura patriarcal ha legitimado en los variados espacios de la vida social, así como visibilizar las formas de cuidado ejercidaspor ellos y la manera en que su actuaciónse vincula con el contexto sociocultural de los varones(Figueroa y Nájera,2015) y con sus sentidossubjetivos en el ámbitode la reproducción y la paternidad. Es pertinente retomarla sugerencia de estos autores en cuanto a "(…) visibilizar, documentar y analizar, así como de construir nuevascategorías y modelos de interpretación para tener una visión más comprensiva de las experiencias reproductivas de los varones" (2015, p. 43).

En este trabajo Figueroa y Nájera (2015) proponen un sistema categorialpara reconstruir la autopsia verbal de las muertes paternasque pudiera ser útil para comprender el entorno desde el cual toman sus decisiones reproductivas. Consta de cuatro dimensiones, de ellas son válidas a este caso tres: contexto personal y familiar, perfil del individuo y la familia, por último, el contexto sociocultural de los varones: representaciones sociales y modelosde paternidad. A lo que se pudiera añadir los sentidos subjetivos y configuraciones subjetivas en el ámbitode la reproducción y la paternidad, que pueden aplicarse a la maternidad, verse en el contexto de la parentalidad.

En la búsqueda de conexiones entre las decisiones reproductivas que operana niveles de menor agregación y la dinámica de la fecundidad, es válido incorporar el estudio de la subjetividad. En esta propuesta se adopta la concepción de subjetividad de González Rey (2002, 2006, 2009, 2013)en el contexto de la psicología desdeuna perspectiva histórico-cultural. En ella, los conceptosde configuraciones subjetivas y de sentidossubjetivos constituyen elementos centrales. De acuerdo con este autor, los sentidossubjetivos "definen el aspecto subjetivode la experiencia vivida".Se expresan como un conjunto de emociones y procesos simbólicos que se articulan alrededor de definiciones culturales sobre las que se desarrolla la existencia humana, las cuales "se interpenetran entre sí en el curso de la experiencia y generan continuamente nuevos procesos subjetivos que escapan al control racional, y a la intencionalidad del sujeto" (González Rey, 2009, p. 217).

La sexualidad, la reproducción[3] y la parentalidad[4] son objetos en torno a los cuales se configuran los sentidos subjetivos como complejos integradores de diversas fuentes emocionales y desdoblamientos simbólicos que se conforman en una relación de recursividad, en mutuo condicionamiento, que no implica un nexo de causalidad. Se inscriben en la subjetividad humana, considerada en el campo de los procesos y fenómenos complejos tanto por lamultidimensionalidad de su génesis como por sus formas de expresión. Esta representa un nivel diferenciado de lapsique en las condiciones de la cultura y, a la vez, constituye una condición necesaria para el desarrollo de la cultura (González Rey, 2009).

De acuerdo con este autor, las formasen que se expresa la subjetividad socialmuestran la síntesis, a nivel simbólico y de sentidosubjetivo, del conjuntode aspectos objetivos, macro y micro, que se articulan en el funcionamiento social. Dichos elementos se vinculan tambiénen la formación de la subjetividad individual. Con la particularidad de que en esta última los procesos de sentido subjetivo se constituyen a travésde la historia de las personas concretasen un vínculo contradictorio entre las configuraciones subjetivas individuales y los sentidos subjetivos que surgen en las actividades compartidas en los diferentes espacios sociales. De ahí el valor del estudio de los individuos para la comprensión de los procesos sociales (González Rey, 2006). En esta dirección, el estudio de la subjetividad individual ofrece la posibilidad de acceder a las formas naturalizadas de construcción de espacios y fenómenos socialmente construidos, dado que al ser naturalizados pasan a conformar la realidad de los actores que se relacionan concretamente en un espacio social.

Esta visión dinámicade la subjetividad, la concibecomo una configuración social e individual de manera recursiva, de modo que las contradicciones en estos niveles dan lugar a la producción de sentidos que inciden en el desarrollo de los sujetos y de las sociedades. Se definen así, como un sistema en que la subjetividad social e individual forman parte la una de la otra, como "momentode sentido subjetivo de esa otra producción" (González Rey, 1991; referido por González Rey, 2009, p. 218). Al mismo tiempoparticipan de la configuración de la identidaden cualquiera de los dos niveles. Así, el estudio de las representaciones sociales y las motivaciones constituyen dos formas de acceder a la subjetividad (González Rey, 2002, 2006, 2009).

Los sentidos subjetivos son unidades motivacionales situadas en la base de las emociones que sustentan toda práctica y proceso humano, son la base dinámica que integra las unidades motivacionales. "La motivación es una compleja red de elementos, irreducible a un contenido concreto; (…) es la expresión de un sistema, la subjetividad, en la configuración subjetiva de todo acto humano.Todo acto evoca y produceuna configuración de sentidos subjetivos que es su base dinámica y que se expresa de diferentes formas en la propia procesualidad del acto (González Rey, 2009, p. 218).

El estudio del proceso de toma de decisiones en torno a la reproducción debería incorporar el análisis de las motivaciones para captar elementos que den cuenta de los sentidos subjetivos en torno a la reproducción en cualquiera de sus expresiones, visto como el deseo de tener hijos, el ejercicio de los roles parentales, las condiciones necesarias para formar una familia u otras que emerjan en la investigación. Aquí se parte de la formulación de González Rey y Mitjáns (2016) y se retoman aspectos de la de GonzálezSerra (2008). Ambaselaboraciones conceden a la motivación un carácter central.

González Serra (2008) reconoce la capacidad dinamizadora de las motivaciones en la personalidad. Si bien lo hace desde la posturareflexológica que criticanGonzález Rey y Mitjáns (2016), este autor elaboró un método muy utilizado para el estudio de la motivación individual en Cuba, que toma como unidad psicológica primaria a las necesidades. Lo denomina como método de autoobservación, que combina el registro de la actividadcotidiana con el estudio de los deseos e imaginaciones (Registro de la actividad y método directoe indirecto-RAMDI). Es de fácil aplicación y permite un uso flexibleen función del objeto de la investigación. A partir de él, el sujeto aporta información que aflora en el momento de la indagación acerca de sus necesidades o aspiraciones, así como de sus actividades cotidianas a través de los contenidos manifiestos. Desde ahí es posible profundizar y adentrarse a interpretar las expresiones de la subjetividad humana, a travésde una relación dialógica para construir el conocimiento como propuso Rubinstein (1965, p. 229) y retoma González Rey (2009, p. 213): "es necesario descifrar, tras el texto,su "subtexto", poniendode relieve no solo lo que el hombreha dicho formalmente, sino, además, lo que deseabao tenía la intención de decir, o sea, el motivo y el fin de su discurso, determinantes del sentido interiordel mismo". Se llega a captarlos sentidos y configuraciones subjetivas que se traducende manera diversa en los comportamientos. Es así que se propone utilizarlo aquí.

Esta visión integradora permite articular el análisis de diferentes nivelesy condiciones que intervienen en la configuración y expresión de la subjetividad a partir de la que se podrían generar nuevas zonas de sentidos[5] en los estudios del proceso reproductivo. Ofrece un espacio para vincular diversas aristas relevantes en su abordaje, entre las que se sitúan la sexualidad y los derechos.

 

¿Por qué la sexualidad?

La sexualidad es una esfera relevante en la configuración de la subjetividad, sujeta al control e influencia social por la cultura. Según Foucault (2005) la burguesía victoriana contribuyó a encerrarla tras la función reproductiva. Hoy, las ciencias sociales, humanísticas y biomédicas han avanzado en comprender su multidimensionalidad, de la que la reproducción forma parte (OPS/OMS, 2000;Butler, 2002; Giddens,2004; Foucault, 2005;WAS, 2008, 2014; ONU, 2010). Sin dudas, estos mecanismos de sujeción socialhan favorecido su problematización desde la perspectiva de derechos humanos en las voces feministas y desde el enfoque de género (Cooks,1995; Correa y Petchetsky, 2001; Gallego, 2009; Lagarde y Válcarcel, 2011).

En demografía, la mirada a la sexualidad se incluyó hace cerca de tres décadas en estudios europeos sobre la reproducción humana, luego de la transición demográfica (Szasz, 2004). Estos trabajos han ayudado a comprender la construcción social dela sexualidad, los trasfondos sociales, culturales y económicos en la nupcialidad y la organización familiar, al tiempo que aportan elementosal debate de la segunda transición demográfica (Szasz, 2004).

De acuerdo con Miller(2011), en esta propuesta se concibeque las conductas reproductivas humanas tienen lugar en el contextode los comportamientos sexuales. Dado el carácter consciente que nos distingue, es posible organizar la conducta sexual con el fin de lograr o prevenir la concepción, aunque no necesariamente ocurra así. De modo que las decisiones reproductivas y las intenciones de procrear suelen tener lugar en el ámbito de las relaciones sexuales, y con frecuencia en el curso de la conducta sexual durante las cuales las personas están bajo la influencia de motivaciones en el área de la sexualidad y de la pareja.

Figueroa y Liendro (1995) definieron el comportamiento reproductivo como un proceso complejo de múltiples dimensiones interrelacionadas: biológicas, sociales, psicológicas y culturales; ligadode modo directoo indirecto a la procreación. Este incluye eventos y actos vinculados al cortejo, el apareamiento sexual, la unión en pareja y su vínculo duranteel embarazo, el parto, puerperio, el cuidado y educación de los hijos;así como expectativas e ideales en cuanto a la familia y las estrategias de regulación de la fecundidad (referido por Figueroa, 1998).

De acuerdo con Figueroa (1996),la percepción de la regulación de la fecundidad y las decisiones reproductivas están matizadas por diferentes elementos, entre ellos las motivaciones, las características socioeconómicas y culturales, la etapa del ciclo familiar por la que transita la pareja yel valor de los hijos.Los ideales y la capacidad reproductiva pueden cuestionarse dada la percepción de la posibilidad de influir sobre la fecundidad, aunque también puedepresentarse ambivalencia en algunas parejas. A su juicio, las motivaciones hacia la regulación de la fecundidad surgen y se modifican de la ponderación y claridad de las preferencias reproductivas. Interactúan con la valoración de los métodos anticonceptivos (MAC), las fuentes y vías de su obtención para hacer efectivas las preferencias. Este razonamiento puede aplicarse en el sentido inverso, es decir, no solo para constreñir, sino para alcanzar o ampliar la descendencia, solo que, en este caso, las motivaciones y la valoración de las condiciones son otras.

Resulta pertinente incluir la sexualidad para tratar el procesodecisional en torno a la reproducción con lentes de género por varios elementos que se reseñan a continuación.

El escenario de cambio cultural en torno a la sexualidad a partir de la revolución sexual de los 60se asocióa la incorporación femenina masiva al mercadolaboral en la post guerra,a la difusión de los MAC modernos, a los cambios en las legislaciones sobre el divorcio en un número creciente de países. Condiciones resultantes del devenir histórico que fueron modificando en ciertas formas los mecanismos de regulación sobre el cuerpo femenino y abriendo paso a las "negociaciones sexuales" en las relaciones eróticas,de pareja y en la parentalidad. Entonces, muchas mujeres accedieron a recursos para separar el erotismo del embarazo y el parto. Estas transformaciones han impactado la vida personal, familiar y socialde modo trascendente. Una de sus repercusiones notables es el cambio en el tamaño de la familia (Sullerot, 1993; Giddens, 2004).

La flexibilización de las actitudes hacia las relaciones eróticas en cuanto a las condiciones de iniciación, a la variaciónde las nociones de intimidady compromiso, han marcado cambiosen su proscripción fuerade la cohabitación en pareja,en los intervalos de exposición a las relaciones coitales y en las normas que regulan el establecimiento de estos vínculos. Estas implican entre otras, la duración y diversificación de los tipos de uniones. La búsqueda del placer erótico por mujeres y varones es esencial en la multiplicidad de formas de relacionamiento erótico y de pareja. La coexistencia fragmentada del "amor pasión",transgresor, con el "amor romántico" comúnmente feminizado "(…) que ata, idealiza al otro y proyecta el curso de procesos futuros" (Giddens, 2004, p. 50), y el "amor confluente", "contingente, activo, y por consiguiente choca con las expresiones ‘para siempre’, ‘solo y único’ que se utilizan en el amor romántico (…) la exclusividad sexual tieneaquí un papel en la relación, en el grado en que los emparejados lo juzguen deseable o esencial" (Giddens,2004, pp. 63-64), ha modificado la configuración de la sexualidad que involucra el comportamiento reproductivo (Rodríguez Vignoli, 2009).

Estudios demográficos en diferentes contextos evidencian las transformaciones operadas en eventos ligadosa la nupcialidad. Bozon, Wilfriedy Dutreuill (2012) analizaron el inicio de las relaciones sexuales y la primera unión a partir de encuestas realizadas en Francia durante casi 50 años.Demostraron que el escenario de la sociabilidad sexual varía según los grupos,que, en ese país, al igual que en muchos otros, el inicio de las relaciones sexuales cada vez más se desvincula de la entrada a la primeraunión; también que es muy raro encontrar que la primerapareja sexual sea laprimera pareja conyugal.Liefbroer, Poortman y Seltzer (2015) han identificado que, si bien no es común encontrar parejas que viven aparte en Europa, y la mayoría tienen la intención de vivirjuntas, esta forma de unión se producepor razones prácticas. Son más frecuentes entre personas más jóvenes, con niveles de educación superiores, con actitudes liberales, que han estado casadas o cohabitado. Entre las de mayor edad o las divorciadas se da para mantener la independencia. En América Latina estudios sobre maternidad adolescente señalan el adelantamiento de la edad de iniciación sexual en las cohortes más jóvenes sin que implique el inicio de relaciones conyugales. Este comportamiento se caracteriza por su heterogeneidad entre países y por su variabilidad en el tiempo dentro de los países (Rodríguez Vignoli, 2009).Binstock y Pantelides (2015) identificaron en Argentina que el adelantamiento de las relaciones coitalesse produce en disociación con el matrimonio y la nupcialidad para ambos sexos.

Otra de las dimensiones de la sexualidad impactada por loscambios sociales ha sido la parentalidad. La maternidad y la paternidad son procesos multicondicionados cuyas configuraciones subjetivas responden a las dinámicas históricas de los contextos socioculturales. Han sido afectados por las transformaciones simbólicas y prácticas operadas en otras dimensiones de la sexualidad: eróticas, de relaciones interpersonales, de género, que se interconectan con los cambiosque acontecen en la familia,el mercado laboraly las políticas sociales, por citar algunos ámbitos sociales. No obstante,a la parentalidad se asocianestereotipos que parecenobedecer a cierta "estática" ideológica que responde a mecanismos de anclaje patriarcal. Estos depositan expectativas que desbordan las posibilidades del ejercicio parental en el interjuego de las valoraciones de las condiciones requeridas y las existentes, sea la incondicionalidad del amor para las madres o la función de proveedores económicos para los padres. Actúan como mecanismos de opresión y contraposición resistentes a formas alternativas y transformadoras del ejercicio de la parentalidad.

De acuerdo con Giddens (2004) los procesos de individuación creciente femenina en algunos sectores sociales no han implicado la renuncia a los valores de la maternidad, más bien estos se conjugan con la persecución del ideal de amor romántico en cuanto a la existencia del amor en la relación de pareja y el depósitoen el otro. Del mismo modo, se han documentado manifestaciones "emergentes" de cuidado en varones asociados al ejercicio de la parentalidad y la expresión de nuevas formas de relaciónhacia los hijos,la familia y la configuración de sus proyectos de vida (Figueroa y Flores, 2012; Figueroa y Franzoni, 2011);así como la expresión de dudas de los varones en el ejercicio de su paternidad, en contraste con sus progenitores y en la búsqueda de una paternidad más cercana y empática (Tena y Jiménez, 2012).

La maternidad y la paternidad son ámbitos de demarcación identitaria para mujeres y varones, de "privilegios" y tensiones que develan la persistencia de valores patriarcales y la emergencia de algunos cambios culturales ligados a las configuraciones subjetivas en estas dimensiones de la sexualidad. Uno de los ejes de tensión alrededor de estos procesos se expresa en la visión sexistaque deposita diferente carga de participación y responsabilidad en las decisiones en torno a la reproducción e implica el ejercicio desigualde los derechos reproductivos. Elementos que fundamentan la lectura al proceso de las decisiones en torno a la reproducción desde el prisma de los derechos.

 

El prisma de los derechos humanos

En el campo de los derechos reproductivos se ha impulsado una amplia demanda y reflexión que incorporanuevos conocimientos científicos a la teoríay práctica de los derechoshumanos. Los aportes de la perspectiva de género y su aplicación a los problemas de la salud sexual femenina han sido fundamentales en este reconocimiento (WAS, 2008; IIDH, 2008). Se destaca la incidencia de los movimientos feministas a favor de la protección a las mujeres,aunque existen posturas diversas: unas favorables a que se reconozcan los derechos reproductivos de los varones y mujeres, mientras otras niegan la inclusión de los hombrespor considerar que las mujereshan tenido mayores desventajas. Sin embargo, de acuerdo con la visión relacional de la perspectiva de género, resulta coherente la mirada a ambos como sujetos y objetos de derechos, como propone Figueroa (1998) desdeuna lectura críticade los procesos de configuración social de la masculinidad y la feminidad en el proceso reproductivo.

Los derechos reproductivos abarcan necesidades e intereses de las mujeres y los hombres en relación a su caráctersexuado.[6] Se configuran en el ámbitode la vida cotidiana y pueden entenderse como derechos económico-sociales, de acuerdo con Hinkelammert (2012). El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (PoA-CIPD) los ubicó en la agenda política mundial, a pesar de intensas resistencias. La IV Conferencia Mundialsobre la Mujerratificó los acuerdosde la CIPD y de otras reuniones internacionales sobreel tema. Adicionóla perspectiva de la corresponsabilidad de la mujer yel hombre ante sus conductassexuales. Explicitó la demanda contra actos de violencia hacia la mujer, incluidas la esterilización y aborto forzado,así como el uso coercitivo de MAC (Vicente, 2001; ONU, 1995).

En 2008 la Asociación Mundialde Salud Sexual[7] reconoció el carácter centralde la salud sexual en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la importancia del ejerciciode los derechos sexuales como derechos humanospara la salud(WAS, 2008). Enfocó holísticamente la sexualidad humanay e integró la definición de salud sexual y derechos sexuales. Concibió la reproducción como una dimensiónde la sexualidad, de la salud y derechos sexuales. El Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo[8] asumió estos conceptos al reafirmar la vigencia de los objetivos y metas del PoA-CIPD (CEPAL,2013).

Los derechos reproductivos han sido objeto de debatessistemáticos desde los movimientos sociales que los impulsaron, en los ámbitos académicos y, de acciones de rendición de cuentas por los gobiernos. Las reflexiones en este terreno se han caracterizado por la ampliación progresiva de sus temas y del alcance a grupos sociales (Lagarde y Válcarcel, 2011).

En la demografía latinoamericana se destacan las contribuciones del Colegio de México al estudio de la sexualidad con perspectiva de género y a la discusión sobre derechos humanosy sexualidad, en particular, en los temas de fecundidad y salud reproductiva (Lerner, 1998; Figueroa, 2001; Szasz, 2004, Zavala, 2010).[9] El campo de los derechos abre interrogantes al análisis de la dinámica reproductiva en la región,en las que embarazo y fecundidad adolescentes, necesidades anticonceptivas insatisfechas, la situación polémicacon el acceso a las interrupciones de embarazos o los ideales reproductivos insatisfechos, devienen emergentes del problema (CEDEM, ONE, MINSAP, 1995; Albizu-Campos y Jiménez, 1997; Colectivo de autores, 2010; Rodríguez y Perpetuo, 2011; Rodríguez Gómez, 2013; Quintana y otras, 2014; Rodríguez Vignoli, 2014).

Respecto al ejercicio de derechos se han definido cuatro principios que permiten evaluar en qué medida las políticas sociales más generales y las sectoriales se basan en este enfoque. Ellos son la disponibilidad, la aceptabilidad, la accesibilidad y la participación. La disponibilidad implicaque los servicios y recursos existany estén dispuestos en los contextos para ser usados.La aceptabilidad se refierea que los recursos y servicios poseanlas condiciones requeridas para ser empleados, contempla, además, la dimensión cultural que puede afectar en determinados sentidos la aceptación del producto. La accesibilidad se concibe a partir de que los servicios y recursos estén al alcancede sus usuarios potenciales. Por último, la participación es esencial en todas las etapas de la estrategia en cualquier nivel para que involucre activamente a las personas, se logre así que sus necesidades, preferencias y condiciones estén contempladas, a partir de que dispongan de la información suficiente y se facilite la cogestión para garantizar los mecanismos de desarrollo de una ciudadanía activa e inclusiva (WHO,2013). Estos elementosque involucran las políticas socialesa niveles agregados: macro y contexto social próximo, repercuten en la relación entre oportunidad y posibilidad que se halla en el núcleo del ejercicio de derechos y se implican de diversas formas en los procesos decisionales de las personas.

La relación entre la igualdad formal de derechos de los miembros de una sociedad y la real, que supone las posibilidades para ejercerlos, requiere vigilancia al entender y evaluar la aplicación de los derechoshumanos a la reproducción. El mero hecho de ser miembro de una sociedad, bajo el principio de igualdad no es suficiente para que todos los individuos y grupos humanos estén en iguales posibilidades para ejercer sus derechos. Según Cervantes (2001) este nexo está condicionado por "(…) los constreñimientos estructurales, ideológicos y simbólicos de esa sociedad" (p. 68).

Este autor ofrece un marcoanalítico útil para comprender el ejercicio diferencial y desigual de los derechos en los individuos y grupos humanos.Concibe la relaciónentre oportunidad y posibilidad de ejercer los derechos a partir de articular varioselementos intervinientes: (1) los proyectos de vida y el ejercicio de las voluntades personales, construidos[10] dentro de (2) la estructura de opciones, determinada por la manera en que los sujetos se insertan en la producción y distribución de la riqueza social, (3) los diferentes sistemas de diferenciación social, entre los que identifica la clase, el género, la etnia, el color de la piel, la generación. Estos ejercen un rol de mediadores en la relación entre el individuo y la sociedad.

De ahí que el ejercicio real de los derechos formales se realice con arreglo a las opciones que permiten el entretejido de los distintos sistemas de diferenciación y desigualdad social. Su especificidad, entonces, es producto del ejercicio de la voluntadpersonal en el marco de las opciones que la diferenciación y la desigualdad social permiten al individuo.

Tantolas experiencias, decisiones y resoluciones que los individuos viven, como el ejercicio de la propiavoluntad y de los derechos, se realizan de manera socialmente diferencial. Aunque los individuos tengan legalmente los mismos derechos frenteal Estado, el ejercicio que de ellos pueden hacer es desigual.Para algunos individuos ello ocurrirá en el marco de mayores posibilidades, de más opcionesy alternativas. Para otros, las elecciones se darán en un marco restringido de posibilidades. Para otros más, la elecciónni siquiera será una posibilidad. (Cervantes, 2001, p. 69)

Incluir género y derechos como ejes analíticos en los estudios sobre la conducta reproductiva permite adentrarse en las especificidades de sus diferencias y de las desigualdades que entrañan. Correa y Petchetsky (2001)definen los derechosreproductivos y sexualesdesde la perspectiva de género en términosde poder y recursos para tomar decisiones informadas sobre fecundidad: tener hijos, criarlos; la salud ginecológica; la actividad sexual;y recursos para ejecutar las decisiones de manera seguray efectiva. Partende una visión relacional que incluye el propio cuerpo, la descendencia, la pareja sexual, la familia, la comunidad (los prestadores de servicios de salud) y la sociedad en general. Enunciancuatro componentes que sustentan los principios éticosde los derechos reproductivos: la integridad corporal, el ejercicio personal,la igualdad y el respetoa la diversidad, derivados del interés social por generarempoderamiento y responsabilidad política en la ciudadanía. Plantean que las políticas de población deben abordar las condiciones socialesy trabajar en su transformación para hacer valer los derechos reproductivos de las personas y actuar así, sobre las necesidades de la población.Para ello, es preciso comprenderla relación entre la generalidad captada por las estadísticas, así como las omisiones en su registro y las singularidades contextuales e individuales, incidentes en las condiciones diferentes y desiguales de posibilidad reflejadas en las conductas reproductivas. Elementos a tomar en cuenta al analizar el proceso decisional en torno a la reproducción y, las políticassociales y sectoriales que pudieran incidir sobre ellos.

La generación de conocimientos sobre la reproducción puede ayudar al desarrollo de intervenciones a distintos niveles que influyan sobre los derechos reproductivos positivos y negativos, en el sentido que señalan Citeroniy Cervantes (2004). Los primeroscon un carácter afirmativo que rompa con la hegemonía patriarcal que distancia a mujeres y varones en el ámbito reproductivo. Los segundos para proteger la integridad personal con independencia de sus características diferenciales.

De la problematización en este campo debe destacarse el peso que tiene la cultura y elmodo en que atraviesa las normas sociales asociadas a las desigualdades en la reproducción, que toman a la mujer como eje referencial en el proceso y desplazana los varones a una posición secundaria. Desde ella se condicionan unas necesidades específicas y se obvian otras especificidades de las necesidades de las personas. La desigualdad tiene diversas expresiones: la explotación, la carencia de oportunidades, además de los mecanismos de subordinación normativa y cultural que establece, como en este caso, en la categoría "sexo-género".

La reflexión y discusión sobre derechos reproductivos es amplia y está colmada de las profundas tensiones que la "modernidad conservadora"[11] sostiene en el dominio de la sexualidad y sus dimensiones. Tensiones contenidas y expresadas de distintas formasen los avances e inerciasen las relaciones humanas, cuyo impacto en el proceso reproductivo se expresa en la tendencia a la declinación de la fecundidad, iniciadadesde el sigloXIX en los países europeosy expandida de modo acelerado a todas las regiones durante el XX e inicios del XXI.

 

De vuelta a los enfoques demográficos

La teoría de los cambios ideacionales en demografía surgió ante las interrogantes generadas por la declinación de la fecundidad, sin solución desde el esquemaeconómico imperante. Según Casterline (2001) y J. Caldwell, P. Caldwell, McDonald, y Schindmayr (2006), sus exponentes analizan los cambios en los niveles y tendencias de la fecundidad en la interconexión de argumentos económicos y culturales, concediendo un peso importante a los mecanismos de control de la fecundidad. En este campo los trabajos dirigen su énfasis a: (1) el carácter innovador del control deliberado de la fecundidad, (2) la "difusión de la innovación" y (3) los mecanismos por los que se produce la difusión, en la dinámica social de difusión de la información y conductas innovadoras. Entre los primeros se encuentran las teorías ideacionales sobre la transición de la fecundidad, cuyo argumento básicoes que los descensos de la fecundidad se producen a causa de la fuerza creciente de ciertos conocimientos, actitudes y valores. De acuerdo con esta clasificación, las contribuciones de Lesthaeghe y van de Kaa (1986)se inscriben en las teorías ideacionales de la transición de la fecundidad, mientras que las de Bongaarts y Watkins (1996) en los mecanismos, con el enfoque de las interacciones sociales. Desde las interacciones sociales se han descrito mecanismos según los cuales se producen los efectos sociales:el aprendizaje social,la influencia social,la comparación social, la coerción social y en otro sentido, el capitalsocial.

El enfoque de la segundatransición demográfica nació en la demografía para explicar los cambios producidos en la fecundidad en los años 60: de la explosión de nacimientos a la caída abrupta (Lesthaeghe, 2010, 2014). Se orientóa los cambios del contextosocial originados por el impacto de la revolución sexual, ligados al desarrollo y difusión de los MAC modernos y a los cuestionamientos de género que removieron la legislación sobreel divorcio, las concepciones, las prácticas de la parentalidad y las relaciones entre mujeres y varones en los espacios públicos y privados (Sullerot,1993; Lesthaeghe, 2014).

Esta teoría fundamentó la acción de las transformaciones culturales e ideacionales en el análisis demográfico de la fecundidad e integró el cambio de la estructura económica al esquema comprensivo de los mecanismos básicos que regulan los cambios ideacionales. Uno de estos mecanismos se relaciona con el efecto del crecimiento económico y la afluencia de cambios en las necesidades, de las básicasa las superiores, de acuerdocon Maslow; el otro, se vincula con los roles dela estratificación social y la educación en el procesode la transmisión cultural. Debe señalarse que se desarrollan estudios empíricos sistemáticos para fundamentar los elementos sustantivos que la distinguen de la primera transición demográfica.

En este sentido Lesthaeghe (2014)señala que la motivación altruista hacia los hijos,propia de la primera transición demográfica no desaparece en la segunda, sino que emerge la motivación de autorrealización de los adultoscomo rasgo que compite con muchos otros.La relación diádicaadulta gana prominencia. Planteaque la fecundidad por debajodel reemplazo se convirtió en un rasgo estructural de larga duración en las poblaciones occidentales sustentado en la interrelación de elementos culturales y económicos. Concede la mayor importancia a los factores ideacionales y a la dinámicade cambio cultural. Reconoce el efecto de los cambios estructurales en el nivel macro y los cálculos económicos en el micronivel.

Esta perspectiva concibelos cambios ideacionales como influencias externasque añaden estabilidad a la tendenciade la fecundidad a lo largo y más allá de las fluctuaciones económicas. Vincula los cambios culturales a los procesosdinámicos de sucesiónde cohortes y a un modelo recursivo de selección basado en valores y la reorientación de valores individuales como función de las trayectorias seguidasdurante el curso de la vida. Toma en cuenta la relación entre las mejoras materiales y la confianza que pueden depositar los individuos en las instituciones para alcanzar sus objetivos en un vínculo de congruencia y tensión (Lesthaeghe y Surkyn, 1988). Este elemento puede incorporarse como indicador al análisis de las decisiones reproductivas en diferentes niveles. De acuerdo con Lesthaeghe (2014) el estudiode la segunda transición demográfica debe refinarse. Sugiere que sea desde un "enfoque histórico sintonizado", una investigación causal más profunda que vaya más allá de los valores de indicadores "resumen" de una tasa global de fecundidad (TGF). En coherencia con esto, Lesthaeghe y Permanyer (2015) desarrollaron el método de análisis de ciclo de vida sensible a la TGF que mide la fecundidad global por cohorte y suprime el análisis del efecto tempo. A partir de su uso, predijeron que la fecundidad se mantendría por debajo del reemplazo en la segunda década de este siglo en Europa, que los países de habla germana podrían recuperar estos nivelesen dependencia de si realizanalgunas estrategias de cuidado infantily de organización escolar,mientras que los ex socialistas y del sur se encuentran en desventajas que limitan su salida de la trampa de la baja fecundidad.

Ahora bien, ¿es posible alcanzarsuficiente profundidad en la comprensión del comportamiento de la fecundidad a partir del análisis a nivel macro y con un enfoque cuantitativo? Para ello sería pertinente una perspectiva más integradora que permita descubrir las conexiones existentes entre las orientaciones de valory los rasgos demográficos tanto a nivelmacro como individual, en coherencia con el enunciado de Lesthaeghe (2010).A la luz de este estudio, las orientaciones de valor que propone desde la perspectiva sociológica, son susceptibles de integrarse con las configuraciones subjetivas que orientan a los individuos y las parejas en sus decisiones reproductivas.

Uno de sus presupuestos es que la racionalidad guía las conductas reproductivas de los seres humanos (Lesthaeghe y Surkyn,1988). La racionalidad es una propiedad distintiva de los sereshumanos, sin embargo,desde la psicología se ha fundamentado que la conducta humana responde a múltiples condicionamientos que no obedecen necesariamente a la lógica de la racionalidad. Este es también uno de los puntos de debate en relación al enfoque más recienteen el estudio de las decisiones reproductivas (Bachrach y Morgan, 2011; Morgan y Bachrach, 2011).

Por otra parte, Lesthaeghe (2010) argumentó que, siguiendo el principio de las necesidades básicas y de orden superior propuesto, la primera transición correspondería al estadío de las necesidades básicas y la segunda a una fase de necesidades superiores. Sin embargo,al extender estos supuestos al proceso transicional que opera en América Latinay el Caribe o a los países africanos, caracterizados por su heterogeneidad, surgen algunas dudas. En nuestra región, distinguida por "la desarticulación entre el comportamiento de la fecundidad en las adolescentes y el resto de las edades que se sustenta en las desigualdades sociales" (Rodríguez Vignoli, 2009, 2014), ¿sería posible encontrar el soporte de los comportamientos reproductivos en estos argumentos? Es de suponer que tales afirmaciones requerirían adentrarse en la estructura y contenidos de las necesidades. Para ello, tal y como él propone habría que pasar del análisis macro a la articulación con el micro, no obstante, los estudios revisados permanecen en el análisis a nivel macro.

Quilodrán (2011) identificó en América Latinay el Caribe rasgos típicosde la segunda transición demográfica: la caída acelerada de la fecundidad alrededor del reemplazo, la postergación de la primera unión,el incremento de la disolución voluntaria de las uniones que supera a laviudez y el aumento de uniones libres, sobre todo en países donde no abundaba. A su juicio: "Este aumento expresa una desinstitucionalización manifiesta del vínculo matrimonial, generando de paso, el aumentode la proporción de hijos nacidos fuera de matrimonio e incluso, fuera de unión" (p. 15). A su vez,atendiendo al caso de Brasil, valoró que las uniones librespudieran ser una estrategia de las mujerespara reducir su vulnerabilidad y la de sus hijos,aunque este tipo de uniones resulte menos estable, sobre todo en aquellas menos empoderadas. Hallazgo que puede ser válido para comprender las trayectorias de emparejamiento en grupos de mujeres de otras poblaciones.

López y otros (2015) hicieronuna cartografía de la nupcialidad en América Latina en el presente siglo e igual que Quilodrán (2011), identificaron que la presencia de uniones libres es un rasgo identitario en la región, justificado por razones históricas de la conformación de las naciones desde el período colonial. Detectaron que este comportamiento se acentúa en América Central yen el Caribe. En el caso de Cuba, tomaron datos del Censo de 2002 y mostraronque Oriente se destacaba por esta forma de unión. Concluyeron que los tipos de unión de la población se asocian a la forma en que se unen los vecinos geográficos e incluyeron a Cuba entre los países cuyas "unidades administrativas están rodeadas por vecinos con valores muy similares" (p. 19).

El enfoque de las interacciones sociales surgió con la interrogante sobre el ritmo del inicio y del paso de una etapa a la otra de la transición de la fecundidad entre países con similares nivelesde desarrollo, medido a través del producto interno bruto (PIB). Bongaarts y Watkins (1996) supusieron que la difusiónde la información sobre los métodos de control de la natalidad es un importante mecanismo del cambio de la fecundidad. De ahí ampliaron el espectro al término interacción social "para señalar una visión más amplia de qué propaga y cómo se propaga" (p. 657).Se interesaron por los procesos de interacción y difusión de las ideas que conducenal cambio ideacional, tanto a travésde los canales verticales de comunicación como los horizontales por los que se difunden, evalúan y transforman las ideas e informaciones entre pares; al tiempo que incluyeron indicadores de condiciones socioeconómicas.

Las interacciones socialesse articulan sobretres ejes: intercambios de información e ideas junto a la evaluación de sus significados en cada contexto, las influencias sociales que constriñen o impulsan la acción y la intersección de estas dos con los mecanismos de aprendizaje e influencia social. Este puede ser utilizadoen diferentes niveles de análisis,desde la comunidad hasta el país (Bongaarts y Watkins, 1996). De modo que, ideas e informaciones, evaluación, influencias sociales y canales de interacción social son conceptos clave en la propuesta de las interacciones sociales.

En la línea de las interacciones sociales, la investigación demográfica posterior a los 90 abre el análisis de redes, que incorpora conceptosde otros campos del conocimiento para explicar los procesos de declinación de la fecundidad en Europa y evidencia una nueva zona de sentido en la articulación de la demografía con otras ciencias,incluida la psicología social. Kohler y otros (2013) han ampliado sus estudios a África y sostienen las utilidades del análisis de redes sociales en la investigación sobre los determinantes de la fecundidad y en otros temas y áreas relevantes para la demografía como la interacción entre las redes sociales, las estructuras y políticas sociales. Emplean conceptos como la fortaleza de los lazos y la densidad de la red para argumentar los procesos de difusión de la información e influencia social.

Esta área ha abierto un campo a la investigación demográfica de utilidad para comprender los mecanismos a través de los cualesse produce la difusión de la información, las creencias, su asimilación y apropiación en distintos espacios y mediantediferentes vías de interacción social, la red local o egocéntrica y la sociocéntrica, que incluye un espectro más abarcador, que se correspondería con el macro nivel (Kohler y otros, 2013). En esta propuesta no se incorpora el análisis de red en estricto rigor, aunque se incluye la indagación sobre las trayectorias reproductivas y la comunicación sobre la sexualidad en la familia, que corresponde a la red egocentrada.

Si bien este enfoque aporta información útil para comprender la dimensión relacional del proceso decisional, concordamos con Casterline (2001) en que deja de lado otros elementos que también participan de esta configuración como el carácter activo de los individuosen la toma de decisiones. Este autor considera que esta perspectiva ha tenido un amplio desarrollo teórico, sin embargo, los trabajos empíricos al parecer, no alcanzan el mismo nivel, debido probablemente a las fuentes de información y a las metodologías cuantitativas en que se sostiene su investigación.

Al igual que desde el enfoque de la segunda transición demográfica en este se amplían los estudios a diversas regiones (Bongaarts y Casterline, 2012; Bongaarts y Sobotka, 2012). Estos evidencian el proceso de desarrollo de los diversos enfoques y métodos en la investigación sobre la fecundidad y la toma de decisiones reproductivas, así como la incorporación de la mirada de género.

El escenario de los muy bajos niveles de fecundidad en Europa, Australia y algunos países de Asia ha dado lugar a investigaciones que tienden a integrar perspectivas y a articular el análisis de las particularidades socioeconómicas de los contextos nacionales con las culturales. Ellas incorporan indicadores de género para explicar las conductas reproductivas femeninas y empiezan a documentar las masculinas. Los resultados denotanla recursividad entrelas condiciones desiguales de retribuciones salariales, de la distribución de las tareasdomésticas y en el ejerciciode la parentalidad, las políticas y los valoresculturales (Pinnelli, Racioppi,y Rosella, 2007; Carmichael, 2013; Rindfuss y Choe, 2015). Elementosmuy discutidos en la actualidad desde el enfoque de género y que constituyen uno de los ejes necesarios en el estudio del proceso decisional en torno a la reproducción en los tres niveles de análisis.

Las intenciones reproductivas desde la perspectiva macro-micro es el eje más reciente de los estudios sobre la fecundidad y toma de decisiones en torno a la reproducción en Europa.Este se sustenta en la teoría de la conducta planeada (TCP) de la psicología social, desarrollada por Ajzen y Fishbein (1975, 1985), referido por (Ajzen, 1985). Philipov y un equipo de investigadores de ocho paísesal comparar la TGF de las mujeres con la intención de tener un número de hijos, consideran que en el nivel macro se evidencia que las personasdesean tener más hijos de los que alcanzan. Dicha diferencia revela una brecha de fecundidad, interpretada como resultadode obstáculos que las personasenfrentan al tratar de alcanzar el tamaño deseado de familia entre las oportunidades y las constricciones del contexto (Philipov, Liefbroer y Klobas, 2015). Esta brechapermite al menos dos lecturas, una relativa a las posibilidades del incremento de la fecundidad y otra, a las limitaciones en el ejercicio de los derechos subyacentes al indicador, si bien en los trabajos revisados no se apreció una clara alusión al enfoque de derechos. Por tanto, conllevaa incorporar nuevas teorías y metodologías al estudio y a las salidas propositivas a las políticas públicas.

Esta línea de investigación asume que el comportamiento de la fecundidad depende de las condiciones prevalecientes en el macrocontexto, las cuales, no tienen un efecto directosobre las tasas de fecundidad, sino que inciden en una amplitud de decisiones de los individuos y las parejas en torno a la reproducción. De ese modo,"las tasas de fecundidad son resultado del proceso decisional que integra una miríadade decisiones adoptadas por las parejase individuos" (Philipov y otros, 2009, p. 17; Philipov,Liefbroer y Klobas, 2015). Esta es una idea clave con implicaciones para el desarrollo teórico y metodológico de los estudios de la fecundidad.

La medición de las intenciones reproductivas en demografía atraviesa por varias complicaciones relacionadas con la manera diferente en que se indaga en los instrumentos, sea por losdeseos, por los ideales o las intenciones y, además, por la ambigüedad de los conceptos (Philipov y Bernardi, 2012; Figueroa, 1996; Bongaarts y Lightbourne, 1992).Según Philipov y Bernardi (2012) el concepto "ideal" alude tanto al número de hijos como a las condiciones para concebirlos y puede ser mal interpretado por la persona que responde. En demografía no existe un basamento teórico que sustente el uso del término y ha sido empleado de acuerdo a los hallazgos empíricos en relación con la fecundidad.

Sobre las evidencias de trabajosprecedentes Miller (1994),Miller y Pasta (1993, 1994, 1995) referidos por Miller(2011) propusieron asumir el enfoquede las intenciones reproductivas definido por la psicología social. Este involucratres tipos de deseos e intenciones hacia la procreación: la procreación en sí misma, el número de hijos y su espaciamiento. Las intenciones de procrear se refieren a las intenciones de tener o no otro hijo, al número de hijos deseados y al tiempo apropiadopara tener otro. Su adopcióninvolucra, además, la conducta dirigida a lograr o impedirla gestación o, a no buscarlo ni evitarlo. Otro elemento incorporado es el carácter relacional del proceso reproductivo, si bien las intenciones son individuales, se considera que la relación entre los miembros de la pareja incide en la formación de las intenciones personales. "Cuando los miembros de la pareja no están de acuerdo en las intenciones se dificulta la predicción porque cada uno puede dominaren la toma de la decisión dependiendo de la cultura o de la fuerza de la motivación personal" (Philipov y Bernardi, 2012, p. 509). Este enfoque resulta útil para analizar las decisiones reproductivas toda vez que incorpora el carácter intencionado y relacional del comportamiento acerca de este objeto.

Atendiendo a las críticas formuladas a la medición tradicional de las brechas de fecundidad a partir de la diferencia entre el ideal o el tamaño deseadode la familia y la TGF, por Sobotka y Lutz (2010) y por otros autores, que señalaron la multicondicionalidad de las intenciones, aquí se considera que, en dependencia de los propósitos del análisis, la medición rigurosa de la brecha debe contener dos condiciones: (1) la consistencia de las condiciones de vida y (2), la consistencia de los dosindicadores de sus dos componentes (la fecundidad hipotética y la real).Se sugiere que la perspectiva de medición de la cohortese aplique si se necesitainformación sobre la fecundidad futura, y la de período, cuando sea necesario hacer inferencias de las implicaciones relevantes de la política, porque ambos componentes de la brecha se miden bajo las mismas condiciones de vida. "Las intenciones reproductivas son un componente clave de las decisiones reproductivas, porque los individuos deciden tener un hijo en un ambiente social. La construcción en el micro nivel de las decisiones reproductivas se inserta en la configuración del macro nivel" (Philipov, Liefbroer y Klobas, 2015, p. 4).

En este proyecto de investigación se identifican tres ejes de estudio. Uno a nivel macro, que analiza las tendencias de la fecundidad y las condiciones socioeconómicas, culturales y políticas. En él se incluyen los trabajos que comparan la fecundidad entre países o su evolución en un mismo país. Estos pueden inducir a lo que Philipovy Bernardi (2012)y Philipov, Liefbroery Klobas (2015) denominan falacia ecológica que conlleva a suponer que estas relaciones aportan elementos para establecer la causalidad en las decisiones reproductivas. Estos autoresseñalan que uno de los mecanismos influyente en los niveles de la fecundidad es el efectode la composición que puedeobservarse cuando la población es heterogénea con relación a la fecundidad.

El segundo eje es a nivel micro. Aquí la TCP es el núcleo central y su concepto fundamental son las intenciones. Según Ajzen (2012) y Klobas y Ajzen (2015) su definición se refiere a las intenciones razonadasde tener o no un hijo. Las personas toman una decisiónde tener un hijo cuando tienen la intención de tenerlo. Para ellos la conducta intencionada de tener un hijo es razonada, lo que no implicanecesariamente que sea racional. Los tres pilaresque sustentan la teoría son las actitudes basadas en creencias sobre las consecuencias probables de tener un hijo (creencias conductuales), las normas subjetivas relacionadas con las percepciones de la presiónsocial en virtud delas expectativas o referentes socialeso individuales (creencias normativas) y el control de la conducta percibida, derivada de las creencias sobre la presencia o ausencia de factores que pueden facilitar o impedir al tener o cuidar un hijo (creencias de control) , los que varían en función de las condiciones contextuales. "(…) la decisiónde tener un hijo reflejalas creencias acercade los resultados de tenerlo,las influencias normativas personales y el sentido personal de control sobre los factores asociados a tenerlo, cuyos efectos varían según los individuos en el curso de la vida (Klobas y Ajzen, 2015, p. 42).

Según esta postura,la medición de las intenciones de tener un hijo se hace en el curso de tres años dado su carácter cambiante en relación con los sistemas de influencias a las que el individuo está expuesto. En tal sentidose diferencia la decisión de tener el primer hijo que representa el tránsito a la parentalidad con las de tener hijos de órdenes superiores, pues supone un cambio esencial en el contexto de la vida personal. La paridad es parte de los factoresde base contemplados en este esquema teóricopara medir las intenciones. Estos comprenden aspectosde la estructura social (entre los que sitúan el estatus social, la escolaridad, la etnia), las características demográficas (edad, sexo), los rasgos de personalidad y las orientaciones de valor (la religiosidad y las actitudes modernas hacia los roles de género). Contempla las condiciones ambientales e individuales como fuentes de influencias en la dinámica de las intenciones reproductivas. "Las investigaciones sobre las intenciones reproductivas según la TCP han sido conducidas desde el análisis cuantitativo de la información de las encuestasde género y generaciones; así como a través de enfoques mixtos" (Klobas y Ajzen, 2015, p. 47).

Este modelo basado en un enfoque psicológico de corte conductista, si bien representa un avance en la mediciónde factores individuales asociados al estudiode las intenciones reproductivas y ofrece un marco conceptual más preciso para su abordaje, reduce el diapasón de la complejidad subjetiva subyacente en la conducta humana. Pierde elementos esenciales en su comprensión como las motivaciones que están en el centro de la dinámica de la personalidad y lasemociones, identificados desde la mirada a la subjetividad que se propone en este trabajo y en la demografía, según han señalado Miller (2011) y Philipov, Liefbroer y Klobas (2015).

Un tercer eje se refierea las relaciones macro-micro y micro-macro en una relaciónde recursividad. En él se encuentran los estudios comparativos micro que incluyen análisis de datos de micronivel entre diferentes países, otros que combinan el análisis de multinivel y los estudiosdesde los enfoques mixtos de investigación.

A partir de la perspectiva macro-micro y sus tres ejes se han realizado diversasinvestigaciones cuyos aportes metodológicos y resultados señalan nuevos caminos para abordar el proceso de toma de decisiones reproductivas. Bachrach y Morgan (2013) y Miller (2011) han generado otros marcos conceptuales para el estudio de las intenciones reproductivas sin que hayan encontrado suficiente respaldo en la comunidad demográfica. Estas propuestas, así como la aplicación de la TCP, evidencian que este es un campo abierto en la intersección con la psicología y otras áreas del conocimiento.

 

A modo de síntesis

A partir de la revisión bibliográfica sobre los enfoques demográficos que abordan el proceso de toma de decisiones reproductivas se identifica que la demografía europea ha sido la referencia teórica y metodológica para analizar sus realidades y las de otras regionesdel mundo. Su aplicación al caso de América Latina y el Caribe devela la heterogeneidad como rasgo singular. Si bien en países como Cuba se presentan indicadores similares a los observados en Europa, las dinámicas de los procesos trazan trayectorias diferentes en virtud de contextos socioeconómicos, culturales e históricos también distintos. De modo que, para comprender las regularidades y particularidades de los procesos, se debe partir de marcos construidos a tales fines, lo cual no excluye la interconexión con los existentes en la demografía y la necesaria intersección con otras perspectivas analíticas.

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* Doctora en Ciencias Demográficas. Profesora Auxiliar. Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana, Cuba. E-mail: livia@cedem.uh.cu

[1] Si bien en demografía suele usarse el término aborto, se elige el empleo de interrupciones de embarazo en coherencia con la perspectiva de derechos. Con ello se pretende desplazar el foco del acto de "privar una vida" a que se refiere la definición de aborto (Sau, 1981, p.7; referido por Castañeda, 2003, p.19) al reconocimiento del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.

[2] La homofiliaes un acto de empatía.Es un proceso de construcción de intimidades con personas del mismo sexo, intimidades que pueden tener diferentes cualidades en términos del involucramiento subjetivo y corporal: desde la capacidad de simpatía, una capacidad basada en el reconocimiento de la humanidad del otro y la mía, de la legitimidad de su deseo (porque reconozco esa posibilidad deseanteen mí mismo, aunque por razonesde miedo o historia deseanteno la ejerza), hasta el involucramiento de diferentes esferasde la subjetividad, realización de proyectos conjuntos, contactos corporales duraderos, excitantes, etc. Las gradaciones entre ambos extremosson múltiples.

[3] Dado el valor simbólicoconcedido al procesoen toda su complejidad y en particular, a las etapas que involucran cambios marcados en lo biológico, lo cual es reforzadopor diferentes mecanismos de regulación de la conciencia social, como las ciencias biomédicas y las políticassociales, que enfatizan la medicalización del mismo y refuerzan la centralidad femenina.

[4] Parentalidad aquí se refiere a la maternidad y la paternidad. Si bien parentalidad y reproducción están estrechamente interconectados, su distinción obedece a las diversas lecturasque pueden hacersedesde varias perspectivas. Por ejemplo, como ya se ha señalado, desde la demografía y la antropología. El concepto de fecundidad, pieza clave del proceso de reproducción, es para la demografía un concepto esencialmente biológico y centrado en la mujer como reproductora. Para la antropología, el concepto clave es el de maternidad, con especial énfasis en la reproducción social como procesomás amplio que incluye, pero no se agota en la reproducción biológica. Aunque habitualmente coinciden, la maternidad biológicay la maternidad social son dimensiones culturalmente definidas y diferentes (Aramburú, 1998, p. 391).

[5] Asumo aquí con F. González (2009) que "para destacar que, lo más perdurable de un saber son los espacios de inteligibilidad que abre sobre un problema" (p. 211).

[6] Una vez que el androcentrismo en la teoría y práctica de los derechos humanos fue sustituido por una perspectiva de género, fue fácil entender que los derechos humanos reconocidos sí incluían los derechos reproductivos. Esto es así porque la perspectiva de género permitió ver toda una gama de intereses y necesidades humanas, así como violaciones a los derechos humanos, que eran sentidas mayoritariamente por mujeres, pero también por hombres en cuanto a su género y que por lo tanto no eran visiblescon la perspectiva androcéntrica Facio (2008, p.19).

[7] En sus siglas en inglés se reconoce como WAS (WorldAssociation for Sexual Health), anteriormente Asociación Mundial de Sexología. Fue fundada en 1978 por un grupo multidisciplinario y mundial de organizaciones no gubernamentales (ONG), con la intención de promover la salud sexual y los derechos sexuales en todo el mundo (véase, apéndiceI). Ha propiciado el intercambio de investigación multidisciplinaria fundamentada en la ciencia sobre sexualidad, educación de la sexualidad y sexología clínica.Su misión es la promoción de la salud sexual en todas las etapas de la vida y en todo el hemisferio. Para ello parte del enfoque de los derechos sexuales. (WAS, 2008).

[8] Primera reunión de la Conferencia Regional sobre Poblacióny Desarrollo de América Latina y el Caribe. Integración plena de la poblacióny su dinámica en el desarrollo sostenible con igualdady enfoque de derechos: clave para el Programa de Acción de El Cairo después de 2014, Montevideo, 12 a 15 de agosto de 2013. LC/L.3697, 5 de septiembre de 2013.

[9] Fue uno de los tópicos en la XIII Reunión Nacional de Demografía de México, celebrada en junio 22 al 24 de 2016 en la UNAM.

[10] En lugar de estos conceptos, en esta propuesta se incluyen el componente subjetivoy de evaluación y control,afines a estas definiciones y coherentes con el objeto y enfoque al que se adscribe.

[11] Término sugeridopor Sonia Montecinoal que alude Connell (2015) al analizarlas tensiones entre los logros del movimiento feminista en América Latina y las resistencias emanadas por la derecha, que si bien han permitidoque las mujeres accedan a mejor educación, a configurar familias más pequeñas y a mayor acceso a trabajo remunerado, persiste en las políticas públicas el dominio masculino, bajo el supuesto de que las mujeres son domésticas y se expresaasí el dominio de la identidad de género.

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