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Revista Novedades en Población

versão On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.14 no.27 La Habana jan.-jun. 2018

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Poblamiento y dinámica demográfica en la provincia de Cienfuegos, Cuba

Population and demographic dynamics in Cienfuegos province, Cuba

 

 

Reynier Rodríguez Rico*
Xiomara Asunción Moreno Lorenzo**
Eduardo San Marful Orbis***

Recibido: 5 de marzo de 2018
Aceptado: 15 de abril de 2018


Resumen

El presente artículo versa sobre poblamiento en la provincia de Cienfuegos, Cuba; que entretejiendo el vínculo constante con el crecimiento de su población y procesos socioespaciales actuantes, construye un perfil de cambios geográficos y temporales como parte de la conformación de este territorio. Desde la pluralidad metodológica se emplean métodos y técnicas cualitativas y cuantitativas que permiten caracterizar a la distribución geográfica de la población y sus cambios en el tiempo, que determinados por factores geográficos como la presencia de la bahía, las plantaciones cañeras y la producción industrial de azúcar, distingue un poblamiento inicial expansivo y creciente desde una base económica agroazucarera y que se reacomoda desde dos procesos opuestos en el siglo XX: acelerado crecimiento en asentamientos urbanos y de mayor tamaño, versus agudo despoblamiento rural como tendencias geográficas que se refuerzan hacia el siglo XXI y que son dominantes en la actualidad. De esta forma, el presente artículo brinda elementos claves para el posterior trazado de políticas territoriales, que orientadas a la corrección de las deformaciones y dificultades heredadas de un desarrollo provincial desproporcionado, aseguren la continuidad en la elevación del nivel y del modo de vida a través de una organización espacial más articulada y armónica de acuerdo a la distribución geográfica que presenta la población, sus actividades y la utilización de recursos en su territorio.

Palabras clave:Poblamiento, Cienfuegos, dinámica demográfica, concentración, urbanización.


Abstract

The present article is about population growth in the province of Cienfuegos, Cuba from the beginning occupation of territory to the present; that weaving the constant link with the movement population and socio-spatial processes, builds a profile of geographic and temporal changes as part of the conformation of this territory. From the methodological plurality, qualitative and quantitative methods and techniques are used to characterize the geographical distribution of the population and its changes, determined by geographical factors such as the presence of the bay, plantations and industrial sugar production. The distribution of the population initially was expansive. Then it changes to a trend where the population decides to live in concentrated and urban forms during the 20th century. This trend has been reinforced during the 21st century and that are dominant at present. This article provides key elements for the subsequent mapping of territorial policies. These territorial policies will provide a harmonious spatial organization according to the geographical distribution of the population and the use of territorial resources.

Keywords: Population, Cienfuegos, population dynamics, concentration, urbanization.


Introducción

Un corpus vasto y concreto de la historiografía de la provincia de Cienfuegos, localizada en la isla de Cuba, da cuenta de profundas investigaciones sobre la historia social, económica y política de ese territorio con notables aportes interpretativos y documentales que expresan el acontecer de hechos y procesos verdaderos del pasado. Un recuento muy completo se puede comprobar en Edo (1943) y Martín (1998), así como en diferentes documentos y manuscritos que narran y describen momentos y aconteceres históricos trascendentales en la conformación del territorio. Sin embargo, pocas de estas investigaciones han enfatizado en los cambios que han sufrido aquellos patrones de asentamiento humano y del crecimiento de la población como componente esencial del dinamismo histórico del espacio geográfico (Rodríguez, 2007). Mucho más, cuando el poblamiento, indisolublemente ligado a la disposición geográfica y dinámica de la población en los diferentes recortes espacio-temporales continuos y concomitantes, instituye la forma en que se ha producido la asimilación económica y social de un territorio (Montes, 2007) y que pudiera presentar problemas y/o deformaciones derivando en una distribución geográfica de la población que no apoye o limite los procesos de desarrollo.

Precisamente, la carencia de aportes enriquecedores desde el correlato entre dinámica socioterritorial y cambios en el uso del espacio por parte de la población en Cienfuegos, desde el comienzo del poblamiento hasta la actualidad, es una temática de investigación que ha quedado pendiente y en donde los escasos estudios consultados reseñan momentos cronológicos que aparecen truncos o son referentes de contextos históricos puntuales, lo que ha dejado amplios vacíos en intervalos de tiempo, que remiten a comportamientos más generales presentados por la nación.

Resultó entonces atrayente el trazado de un proceso investigativo que, presentando sus resultados en el presente artículo, ha permitido responder la siguiente interrogante: ¿Cuál ha sido el patrón de poblamiento en correspondencia con las tendencias que ha presentado la dinámica demográfica en la provincia de Cienfuegos desde el mismo comienzo del poblamiento y sus cambios hasta la actualidad?

La búsqueda de repuesta ha sido un proceso arduo que ha mostrado grandes desafíos frente a la complejidad, minuciosidad e integralidad exigidas por el análisis de procesos geográficos y movimientos o formas de emplazamientos de población en los referentes espacial y temporal. Sin embargo, los resultados aquí expuestos hacen explícitos hallazgos de una relación y elementos claves necesarios para el diseño e instrumentación de futuras acciones, estrategias y políticas territoriales que continúen con el proceso de articulación entre potencialidades y fortalezas del conjunto de territorios y sus lugares habitados, que ya fuera iniciado en los años sesenta del siglo pasado por la Revolución.

Metodología

Desde una estrategia metodológica multimétodo, que imbrica corrientes cuantitativa y cualitativa, se emplean técnicas de recogida de la información como el análisis documental. Esta técnica de naturaleza cualitativa permitió un acercamiento y aprehensión de la realidad sociogeográfica y sus cambios en los últimos años como escenario donde se configuran procesos decisivos en la actualidad. Pero tal perspectiva de naturaleza interpretativa no fue exclusiva. La investigación también se hizo acompañar del empleo de indicadores y medidas propias de análisis demográfico que reflejan notablemente la importancia de la estadística descriptiva, donde la utilidad de métodos cuantitativos: descriptivo-comparativos es imprescindible. Tales técnicas son propias de la demografía, que expresándose a partir de las representaciones gráficas y tabulares permiten una comprensión abreviada y sinérgica de datos cuantitativos provenientes de diferentes fuentes orales e históricas constatadas, como también de otras como los censos levantados en el siglo XX y XXI que ofrecen información reciente y actualizada sobre la población y procesos espaciales dominantes.

Rasgos generales en el comienzo del poblamiento en Cienfuegos

Desde el comienzo del siglo XIX, los factores externos jugaron un rol organizador en el poblamiento cienfueguero. La metrópolis española, temiéndole a la experiencia que había significado la revolución de Haití, intenta fortalecer su dominio; promueve la inmigración y facilita en ello todo de tipo de ventajas. Se produce,entonces, un flujo inmigratorio cuyo origen proveniente de Lousiana y del sur de Francia se localizó fundamentalmente hacia las inmediaciones de la bahía de Jagua. Así, en el año 1822 habían inmigrado exactamente a este sitio 581 efectivos, los que en su mayoría, siendo acreedores de una caballería de tierra, iniciaban el proceso de ocupación y asimilación del espacio geográfico (Martín, 1998).

Sin embargo, no es hasta el año 1829,después de consolidadas muchas localidades en el país (Vascos, 1979), que se funda la sureña villa Fernandina de Jagua (Rovira, 1976). En este año la habitaban 841 personas y desde muy temprano es reconocida por sus plantaciones y la producción de caña de azúcar. Sus inmediaciones fueron consideradas las más prósperas durante el boom azucarero que tuvo lugar en la década de los cuarenta, cuando se produce un desplazamiento azucarero hacia el norte en la búsqueda de nuevas y fértiles tierras.Tan solo en el decenio de 1845-1855 la exportación crece siete veces en relación con los diez años precedentes (Lara y otros, 2004). Ello incitó la continuidad en la inversión de capitales que configuró un patrón de poblamiento inicialmente disperso en un paisaje de extenso cañaveral.

Pero a partir de este momento comenzó una verdadera expansión azucarera en Cienfuegos. En 1862 existían 85ingenios en toda la jurisdicción (Rovira, 1976), lo que denota la presencia de capitales y de población asociada, que siempre vinculados a las plantaciones y la producción del monocultivo, caracterizan la asimilación del espacio geográfico. El apogeo económico de estos años es también resultado de factores estrictamente geográficos. La introducción del ferrocarril y la infraestructura de la época creada en el puerto impulsan el crecimiento demográfico en la villa de Cienfuegos y sus espacios adyacentes. El binomio azúcar-ferrocarril promueve la atracción de población hacia las proximidades de los ingenios,provocando un movimiento fundador de múltiples núcleos (Martín, 1998). En estos años la provincia, con un total de 5 434 pobladores, producía 810 kilogramos de azúcar por habitante (Castellanos, 2001), cifra que la ubicaban como segundo espacio en la producción de azúcar en el país.

Con posterioridad la actividad económica decae durante las luchas por la independencia. Sin embargo, el azúcar había pasado a constituir el principal producto de la agricultura, la industria y la exportación cienfueguera. La organización territorial con fines administrativos de estos años permite explicar muy claramente estos procesos. Al implantarse en el año 1878 en Cuba, por consecuencia del llamado Pacto del Zanjón,el nuevo sistema municipal, el espacio de Cienfuegos se incluye dentro de la provincia de Santa Clara y queda segregado en ocho términos municipales (Martín, 1998). Desde este momento ya es posible observar notable primacía por el término de Cienfuegos con respecto al resto de núcleos impulsados por la producción de azúcar, cuando representaba el 50% del total de habitantes que poblaban la jurisdicción. Su crecimiento había sido tal, que ofrece notable mayoría sobre el resto,e incluso es superior a los que,como él, eran llamadas cabezas o cabeceras de distrito judicial en la provincia de Santa Clara (Edo, 1943). Fue entonces que,tres años más tarde, se otorgara al asentamiento Cienfuegos el título de ciudad. El progreso económico y social alcanzado, unido a su crecimiento demográfico, fue esencial para recibir tal reconocimiento. Desde el año 1878 ya refería un peso porcentual demográfico que era dominante, el cual alcanzó desde tan temprano momento la mitad de toda la población de su territorio.

De igual manera, en toda la jurisdicción continúa el incremento del número de habitantes. El conteo poblacional realizado en el año 1887 revela una reducción solo en Palmira, que decrecía en apenas 24 habitantes. El resto de los territorios muestran tasas medias anuales de crecimiento positivas, permitiendo un ascenso de 20 170 pobladores (tabla 1).

De hecho esta tendencia al incremento de la población y el avance del poblamiento fueron continuas a pesar de las condiciones devastadoras de las guerras por la independencia, cuando se comprueba por el gobierno interventor norteamericano en el último año del siglo XIX un total de 103 213 habitantes en todo el territorio. Ello es resultado de un incremento de más de 24 000 efectivos en la última década (Censo, 1899).

En este contexto espacio-temporal destaca sobremanera el caso de la cabecera de la jurisdicción, que si bien triplica su monto demográfico entre el año 1861 y 1899 hasta los 30 038 pobladores, pierde notable peso porcentual en relación con el resto de los núcleos existentes cuando apenas representa el 29% de la población total.

Así,terminado el primer siglo, el territorio de Cienfuegos ha experimentado un crecimiento demográfico finisecular, en el cual se combinaron varios factores y procesos geográficos, pero en el que se destaca el avance del poblamiento hacia espacios configurados por el despliegue de plantaciones de caña de azúcar, el emplazamiento de ingenios azucareros y las vías del ferrocarril.

La concentración y urbanización acelerada de la población. Procesos dominantes en el siglo XX

La vigésima centuria se distingue por nuevos y decisivos procesos espaciales. La apresurada concentración de la población y la creciente urbanización de estos cien años son rasgos que aún configuran la realidad social y geográfica actual. Desde el comienzo, se permite evaluar una alta ocupación demográfica del espacio, y un progreso urbano que se evidencia en las estadísticas ofrecidas por el censo levantado en el año 1931, cuando se logra un incremento aproximado en su población de 18 puntos porcentuales con respecto al censo anterior, mientras que a nivel nacional se incrementa en apenas 2,8%. En los doce años que cubren el período 1919-1931, el crecimiento de las áreas urbanas se produce con una tasa media anual de 3,1 habitantes de cada cien, en tanto la población total de la provincia refiere un incremento de apenas un 1,8% (tabla 2).

La ocupación norteamericana y el establecimiento posterior de la república mediatizada, se caracterizan por un mejoramiento de las condiciones higiénico-sanitarias y socioeconómicas que impulsan el crecimiento demográfico y urbano, donde el estímulo económico por la inversión y consolidación de capitales azucareros son atractivos para lainmigración. La industria del azúcar en 1905 contaba con una dotación de veintidós centrales activos, lo queunido a los efectos que ejerció la Primera Guerra Mundial elevando las cotizaciones de precios del azúcar, configura un escenario propicio que incita la entrada de inmigrantes que se dirigieron hacia los asentamientos más importantes. El Censo levantado en 1931 mostraba un total de 13 905 residentes que no referían a Cuba como país de nacimiento. De este volumen, el 85,2% eran nativos de España y en solo tres de las ciudades de la región: Cienfuegos, Cruces y Palmira,se había recepcionado el 35%.

Asimismo, un rasgo distintivo en la distribución espacial de habitantes resulta el despoblamiento que ya comienzan a verificar los espacios rurales. En el año 1919, con una población rural sobresaliente de 131 336 efectivos, se hallaba una distribución de 0,3 habitantes urbanos por cada rural; una proporción muy baja si se compara con la referida en Cuba por esa fecha. En el mismo año el país mostraba una relación urbano-rural de 0,8 pobladores urbanos por cada rural.

En el censo siguiente, la estadística según zonas de residencia mostraba un cambio apreciable en este indicador. Los pobladores urbanos se habían incrementado de tal forma, que doce años después representaban una relación de 1,19 veces mayor que aquellos residentes en áreas rurales. Es decir, la población urbana logra superar a la rural, situación que se mantiene hasta la actualidad.

Se marca entonces un amplio diferencial urbano-rural de 6,54% en este período. El desarrollo iniciado de las ciudades y núcleos urbanos incentivó los movimientos poblacionales rural-urbanos en busca de mejores condiciones de vida, dando lugar a reducciones absolutas de población en zonas rurales, y a una desmedida brecha en la dinámica demográfica que refieren ambos espacios (tabla 3).

Pero tal comportamiento en el movimiento demográfico según zonas de residencia sería solo por este período intercensal. En adelante, dicho diferencial se reduce y se hace aproximadamente nulo, que se asocia con el cambio de signo en el ritmo de crecimiento rural. Todo ello a partir de tasas de crecimiento positivas que indican un lento incremento de 0,6% y, sobretodo, en una contracción de la tasa de crecimiento urbano hasta un valor similar. El estancamiento motivado por la depresión económica mundial de los años treinta ejerce su influencia negativa en las cotizaciones del azúcar en el mercado y, por tanto, en la economía cienfueguera, con efectos reductores en la dinámica demográfica. El escenario depresivo gestado en estos años impacta drásticamente el renglón, el cual se contrae en 1935 a 152 364 toneladas métricas de azúcar (Memorias inéditas del Censo de 1931). Este valor es apenas la mitad de la producción total diez años antes. La crisis en la industria azucarera, como reflejo de la crisis del capitalismo mundial, tuvo marcada influencia en esta disminución del ritmo de crecimiento urbano.

Ya en el período intercensal 1943-1953 el espacio urbano comienza una ligera recuperación demográfica, mientras las áreas rurales presentan un ritmo aún más bajo en su crecimiento que no supera el 0,4%. La población rural en 1953 se había incrementado en poco más de 10 000 personas. En este año la relación urbano-rural indicaba un valor de 1,2 pobladores urbanos por cada habitante rural.

Así, el poblamiento en la primera mitad del siglo XX, que obedecía al desarrollo de la producción azucarera, se conformaba distorsionadamente, y su expresión espacial determinaba el crecimiento de muy pocos asentamientos de forma espontánea y desproporcionada. La población que habita en localidades superiores a las 1 000 personas, evidencia que entre los censos levantados en el año 1919 y 1953 solo existe una diferencia de cinco núcleos, mientras que en el período censal siguiente se incrementan a 14 asentamientos. Sin embargo, el intervalo de tiempo que media entre los años 1943 y 1953 se diferencia de los anteriores cuando se produce un significativo ascenso del rango poblacional de cinco localidades en la que sobresale Cienfuegos, que ya en este último año superaba los 57 000 residentes. Además, Cruces sobrepasaba los 10 000 habitantes y Aguada, Palmira y Lajas excedían las 5 000 personas. Estas cinco localidades agrupaban el 39% de la población cienfueguera, al tiempo que la ubicada en asentamientos superiores a los mil habitantes concentraba la mitad de la población total y se localizaba en apenas 16 localidades. Es decir, terminados los primeros cincuenta años ya existe una tendencia de la población de residir en ciudades y núcleos urbanos. Así, se lograba el 55% en el grado de urbanización, valor ligeramente superado por Cuba y que por esa fecha situaba a la Isla como uno de los países con más alto nivel de urbanización en América Latina y el Caribe (Albizu-Campos, 2003).

La segunda mitad del siglo XX: Cambios radicales en la distribución de la población

A finales de los años cincuenta se abre una nueva etapa en la distribución de la población, que tuvo su máximo exponente en las profundas transformaciones sociales y geográficas iniciadas por el proceso revolucionario en sus inicios. El vertiginoso crecimiento de la población total a partir del año 1953 se verifica cuando en el año 2002 casi se duplica.

Las zonas urbanas experimentan un crecimiento vertiginoso y sostenido, que representa en igual período de tiempo el triple del incremento percibido en la primera mitad del siglo. Con un ascenso de 198 891 residentes se alcanza un grado de urbanización del 81% en el año 2002, peso porcentual que sitúa a la provincia como uno de los territorios cubanos más urbanizados de principios de siglo XXI.

Es así como a partir de este año se experimenta dicho proceso a una mayor velocidad que los dos intervalos censales precedentes, de manera que incluso se logran, después de 1970, tasas medias anuales de crecimiento que superan el valor nacional. La provincia ve incrementarse su tasa urbana en más de 1% con respecto al intervalo anterior, al situarsepor encima de los dos habitantes de cada cien. Luego, entre el año 1981 y el 2002, se halla un ligero descenso hasta el 1,47%.

En contraste, los momentos marcados entres los años 1970 y 1981, y 1981-2002, la población rural decrece en oposición a la dinámica percibida en el período 1953-1970. La provincia de Cienfuegos muestra -2,5% durante la década de los setenta, y ello representa comparativamente pérdidas de más de un habitante anual que en el conjunto de áreas rurales cubanas. En el último período intercensal, aunque se contrae dicho decrecimiento, que es incluso en Cienfuegos de -0,95 habitantes anuales por cada cien que poblaban la provincia, continúan localizándose en este territorio mayores pérdidas rurales que aquellas referidas para Cuba (figura 1).

Es lógico esperar, entonces, que la provincia presente un diferencial rural-urbano insuperable por el territorio cubano en los últimos treinta y dos años. Durante los dos intervalos censales recientes, la diferencia en Cienfuegos sobrepasaba el 5% y 2% respectivamente, mientras que las estimaciones hechas para Cuba mostraban valores inferiores en iguales períodos. Ello indica que las brechas en la dinámica demográfica entre ambas zonas son más agudas en la provincia de Cienfuegos y aunque se han reducido hacia el último período, las diferencias en la velocidad de crecimiento urbano-rural persisten aún. Es decir, continúan en avance las desproporciones poblacionales entre ambos espacios y ello se manifiesta con más intensidad en Cienfuegos que en el conjunto de zonas rurales-urbanas cubanas.

De hecho, es manifiesta la tendencia de la población a residir en asentamientos urbanos, al tiempo que estos asentamientos ganan importancia. En el año 1970 el 57% de la población de la provincia con un monto de 167 531 efectivos, habitaba en núcleos de más de 1 000 habitantes, que para entonces ocupaban solo el 3,2% del conjunto de localidades. Dichas localidades incrementan su peso porcentual, de manera que ocupan en el año 2002 un 12% dentro del conjunto, las que a su vez, con 320 576 habitantes, concentran más del 80% de la población total en la provincia. De esta forma, la ganancia relativa en población es casi cuatro veces el avance relativo en núcleos poblacionales (tabla 4).

Dentro de los núcleos urbanos, destaca sobremanera la ciudad de Cienfuegos como un espacio geográfico muy atractivo por la fuerza de una localización en la bahía, que si bien otrora permitía la comercialización de los capitales azucareros, la consolidación y fortalecimiento continuos de un puerto desde los primeros años del siglo, instituyó una lógica espacial de enclave exportador que atrajo y promovió el emplazamiento de actividades económicas más dinamizadoras del territorio.

Así, experimentó una dinámica productiva que ha repercutido de forma muy directa en su crecimiento demográfico. Desde los primeros años de la revolución es seleccionada para desconcentrar la inversión industrial polarizadora de la capital y recibe durante la década de los setenta la asignación de recursos y capital industrial. Con un monto de 80 758 personas en el año 1970, refiere un incremento de 22 767 residentes con respecto al censo anterior.

Luego, al levantarse el Censo de 1981 la ciudad alcanzaba el 31,9% de la población provincial, incrementándose 21 habitantes por mil. Esta tendencia ha sido continua. Los impulsos provocados por la industria han repercutido de forma muy directa en su crecimiento demográfico, incluso en los años de la crisis económica cubana, adonde la población, reconociéndola como el espacio urbano de mayor y más atractiva oferta de empleo y servicios, ha dirigido sus desplazamientos migratorios (Rodríguez, 2007). En los 21 años que cubre el período intercensal 1981-2002, se refiere un ritmo de incremento de 14 habitantes por mil, lo que implica en el Censo levantado en el año 2002 un aumento de 39 943 efectivos.

Otro proceso definidor de este período es aportado por el fortalecimiento y consolidación en cuanto al desempeño demográfico de un conjunto de centros o cabeceras de municipios. Durante la década de los años sesenta se produce un sostenido crecimiento de su población, localizándose en todas, excepto en Abreus, altas tasas medias anuales de incremento, que incluso en algunas llegan a alcanzar y superar el valor de 25 habitantes por mil como nivel de crecimiento urbano de la provincia. Tal es el caso de Rodas, Aguada de Pasajeros y Cumanayagua, que presentan valores de 25,9; 31,4 y 42,0 habitantes por mil, respectivamente (tabla 5).

Ello es indicativo de una fuerte movilidad hacia estas localidades capitales de municipios, cuya categoría político-administrativa las ha dotado de servicios superiores de educación, salud, financieros y en otros órdenes sociales.

Sin embargo, el período censal siguiente muestra una ralentización en la velocidad de crecimiento para cada uno de estos asentamientos, donde en todos los casos se había producido un intenso proceso de concentración de la población rural dispersa, de manera que algunas alcanzaban en el 2002 más de la mitad de la población que comprende su municipio (Aguada de Pasajeros, 51,26%; Lajas, 51,47% y Cruces, 62,13%). En términos de ordenamiento territorial, ello es uno los de retos más acuciantes (Rodríguez, 2007) y es, de hecho, otra característica distintiva del poblamiento de su época.

Sin embargo, un movimiento en sentido inverso experimenta la dinámica demográfica en los asentamientos rurales. Un irreversible proceso de despoblamiento que se fue intensificando en el espacio rural, ha resultado una pérdida de poco más de 30 000 pobladores entre el año 1970 y 1981. Ello representó una contracción en el peso relativo del 13%. El abandono rural y el desplazamiento hacia localidades concentradas, como se ha comentado, obedecen a la política del ordenamiento territorial en todo el país, que estuvo encaminada a la concentración de la población rural dispersa. Entre los asentamientos concentrados y dispersos se producen procesos inversos. Al tiempo que la población rural concentrada aumenta un 5% en su peso porcentual, los habitantes dispersos se reducen cuantiosamente a más de la mitad de su monto en el año 1970, lo que representa una pérdida de 49 366 residentes. Por su parte, en el período intercensal entre los años 1981 y 2002 se produce una continuidad en las tendencias con una contracción de habitantes de casi un 10% en el peso relativo, comprobándose un total de 74 604 habitantes en el año 2002. Los mayores decrementos se localizan en la población dispersa con una pérdida de 33 959 efectivos, lo que representa una contracción del 6% en el peso porcentual de la estructura rural. Fue menos significativa la reducción del porcentaje de población rural concentrada, la cual pasó de un 16,8% en 1981 a un 13,5% en el año 2002. Ahora bien, todos estos cambios operados en el espacio rural desatan un cambio en la tendencia intercensal anterior de la dinámica demográfica. Así, se distingue el conjunto concentrado con un lento ritmo decreciente, situándose sobre valores negativos de –1,5 habitantes por mil (tabla 6).

Son justamente los menores de 200 habitantes los que conducen dicho cambio de movimiento. Todos refieren altas tasas medias anuales decrecientes que incluso se hacen mayores en aquellos asentamientos cuyo rango de población es menor. La reducción continua de población en asentamientos menores motivó el decrecimiento paulatino de los mismos hasta dispersarse en el territorio.

El período que media entre los últimos momentos censales (2002 y 2012): Cambios en el espacio rural y procesos espaciales del siglo XXI

El poblamiento de la época actual ha estado marcado exclusivamente por una continuidad de las tendencias demográficas experimentadas durante la segunda mitad del siglo anterior. El movimiento de la población desde una cota de 0,2% marca una velocidad muy ralentizada en el ritmo medio anual de crecimiento poblacional, permitiéndose un ínfimo incremento de 9 052 habitantes en los últimos diez años censales. Tal comportamiento contrasta con la dinámica demográfica verificada en el país, que en el mismo lapso hace palpable la disminución demográfica en términos absolutos. El conteo de población para todo el país realizado en el año 2012 refiere una pérdida de 10 418 pobladores con respecto a los montantes comprobados diez años anteriores.

A este escenario sociodemográfico se ha de adicionar la inercia de los condicionamientos adversos de finales del siglo XX en Cuba, cuando el desmonte y desactivación de más de la mitad de la base económica agroazucarera histórica en el territorio impactó notablemente los espacios agroproductivos dedicados al cultivo histórico de la caña de azúcar. A partir de la zafra del año 2000, comenzó el cierre de la agroindustria Pepito Tey, y otras como Marta Abreu, Primero de Mayo, Ramón Balboa, Espartaco, Mal Tiempo y Guillermo Moncada, fueron centrales azucareros que oficializaron su desactivación paulatina en los años siguientes. No es, entonces, aleatoria la pérdida cuantitativa de áreas cañeras. Entre el año 1989 y el 2003 las plantaciones de caña de azúcar han reducido su superficie en más de 60 079 hectáreas, proceso que ha continuado hasta la actualidad y que ha implicado cambios significativos en una dinámica que es solo conducida por la población rural dispersa. De esta forma, la población se distribuye predominantemente en los espacios urbanos, nivel elevado y estabilizado sobre cotas de 81% y continúa la concentración de la población rural dispersa como único movimiento demográfico que caracteriza la época actual (tabla 7).

La reducción de habitantes dispersos en el peso porcentual alcanza casi 2 puntos porcentuales en una estructura demográfica según niveles de población con categoría urbana y concentrada. La fuerza que han ejercido los procesos geográficos del período revolucionario parecieran perpetuarse como tendencia de una dinámica regional marcada por el inmovilismo geográfico, el deterioro de las condiciones de vida en los espacios rurales y el consecuente decrecimiento de la población dispersa, que a su vez refiere un estatus de fragilidad social determinado por la pérdida de sus empleos agrícolas y la carencia de infraestructura total en la dotación in situ de infraestructura de servicios sociales, lo cual los ha obligado al trazado de estrategias migratorias hacia asentamientos concentrados.

Conclusiones

La discusión del poblamiento, dinámica demográfica y asimilación socioespacial de la provincia de Cienfuegos transita por un análisis totalizador, sintético y holístico que identifica una trilogía de factores geográficos: bahía, actividad productiva del azúcar y urbanización; determinantes próximos en la configuración de un patrón de asentamiento cada vez más concentrado y una tendencia al crecimiento de su población a lo largo de su conformación territorial.

Inicialmente, la fuerza locacional de las mejores tierras y luego la introducción del ferrocarril hizo de las zonas centro y sur de la provincia áreas concentradoras de capital y habitantes, imponiendo ventajas comparativas en los asentamientos de Cruces, Lajas y Palmira con respecto a otros núcleos. Aunque siempre distantes en su número de habitantes con respecto a Cienfuegos, que desde el propio siglo XIX se imponía como ciudad de mayor primacía y ya reflejaba los primeros signos de una hipertrofia en la distribución de la población que no ha podido detenerse y es dominante en la actualidad.

La acumulación de disparidades de población por localidades ha sido prolongada y persistente con un marcado carácter secular, por lo que se han creado claras desproporciones que se reproducen e incluso se agravan cuando se acelera el ritmo de crecimiento de asentamientos de mayor tamaño y con funciones político-administrativas. Esto conduce a un agudo proceso de concentración de habitantes en un número reducido de componentes urbanos, donde destaca la polarización de la ciudad capital y las cabeceras municipales versus aquellos núcleos rurales que, sin posibilidades de acceso a la inversión y afectaciones frente a procesos recientes de cambios del uso de suelo, se han caracterizado por el decremento poblacional.

Es entonces inaplazable la toma de decisiones. Se precisa de la articulación de estrategias y medidas coherentes para encauzar el desarrollo de un poblamiento que se oriente hacia una mayor igualdad geográfica. En ello deben jugar un rol más activo las prácticas ordenadoras y de planificación territorial como instrumentos correctores de estas formas injustas y desproporcionadas en la relación población-espacio geográfico.

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*Licenciado en Geografía, Máster en Demografía. Especialista en Estadística y Demografía. Instituto de Estadísticas y Censos (INEC). Coordinación 8, Guayaquil. Ecuador. E-mail: reynierico@gmail.com

**Ingeniera agrónoma, Profesora Auxiliar de la Universidad Carlos Rafael Rodríguez de Cienfuegos, Cuba. Máster en Agroecología y Agricultura Sostenible. Especialista en Ordenamiento Territorial. Dirección Provincial de Planificación Física. Cienfuegos. E-mail: xmoreno@ucf.edu.cu

***Doctor en Ciencias Geográficas, Máster en Población y Desarrollo. Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), Universidad de La Habana, Cuba. E-mail: sanmarful@cedem.uh.cu

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