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Revista Novedades en Población

versión On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.15 no.29 La Habana ene.-jun. 2019  Epub 15-Oct-2019

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Dinámica de la población y sus interrelaciones en Cuba y sus territorios. Recomendaciones para la acción

Dynamics of the population and its interrelations in Cuba and its territories. Recommendations for action

Antonio Aja Díaz1  *  , Wiliam Hernández Mondejar2 

1 Doctor en Ciencias Filosóficas. Sociólogo, historiador. Profesor titular. Director del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana, Cuba.

2 Máster en Estudios de Población. Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana, Cuba.

RESUMEN

El Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (CEDEM) presentó en 2009 una evaluación de la situación demográfica de la población cubana. Este artículo actualiza lo realizado desde entonces, e incluye los resultados de investigaciones, monitoreo de la situación demográfica, capacitaciones y formación de personal en estudios de población en diferentes territorios del país, realizados por el CEDEM con el apoyo del Fondo de Población de la Naciones Unidas (UNFPA) y el PNUD con PADIT, Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial, a partir del 2014. Esas acciones permitieron obtener caracterizaciones demográficas que abarcaban en los territorios la situación de la estructura y dinámica demográfica, incluyen miradas a la fecundidad, mortalidad, migraciones, recursos laborales, familia, envejecimiento demográfico y distribución espacial de la población, entre otros temas.

Palabras-clave: Cuba; diferenciación territorial; dinámica demográfica; Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (PADIT)

ABSTRACT

The Center for Demographic Studies of the University of Havana (CEDEM), in accordance with the process of updating the economic and social model of Cuba, presented in 2009 an evaluation of the demographic situation of the Cuban population, particularizing in a set of proposals for actions. This article updates what has been done since then, and includes the results of the investigations, monitoring of the demographic situation, training, sensitization and personnel training in population studies in different territories of the country, carried out by the CEDEM, with the support of the United Nations Population Fund (UNFPA) and UNDP with PADIT, Articulated Platform for Territorial Integral Development, in that case, as of 2014. These actions allowed demographic characterizations to be obtained that included in the territories the situation of the structure and demographic dynamics, include views on fertility, mortality, migration, labor resources, family, demographic aging and spatial distribution of the population, among other issues.

Key words: Articulated Platform for Integral Territorial Development (PADIT); Cuba; demographic dynamics; territorial differentiation

Introducción

El Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (CEDEM), a tenor con el proceso de actualización del modelo económico y social de Cuba, presentó en 2009 una evaluación de la situación demográfica de la población cubana, particularizando en un conjunto de propuestas de acciones.

Este artículo actualiza lo realizado desde entonces, e incluye los resultados de las investigaciones, monitoreo de la situación demográfica, capacitaciones, sensibilizaciones y formación de personal en estudios de población en diferentes territorios del país, realizados por el CEDEM con el apoyo del Fondo de Población de la Naciones Unidas (UNFPA) y el PNUD con PADIT, Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial, en ese caso, a partir del 2014. Esas acciones permitieron obtener caracterizaciones demográficas que abarcaban en los territorios la situación de la estructura y dinámica demográfica, incluyen miradas a la fecundidad, mortalidad, migraciones, recursos laborales, familia, envejecimiento demográfico y distribución espacial de la población, entre otros temas.1

Desarrollo

Dinámica demográfica de Cuba

La población cubana calculada al cierre del 2017 fue de 11 221 060 habitantes. Durante el transcurso del presente siglo, su ritmo de crecimiento anual ha tendido a la disminución, desde un nivel de 3 por mil habitantes en el 2000, hasta un 0,3% en 2009. Desde inicios de siglo los niveles de crecimiento son muy bajos, o casi estáticos, con destaque del año 2006, en que comienza el proceso de decrecimiento de la población total (−0,4%), tendencia que continúa.

Al cierre del año 2017 se produjeron 114 971 nacimientos, 10 093 menos que en el 2015. Once provincias y el municipio especial Isla de la Juventud registraron tasas negativas de crecimiento de la población (figura 1). Solo Artemisa, Mayabeque, Matanzas y Ciego de Ávila crecieron poblacionalmente, en particular por la recepción de inmigrantes del resto del país. El decrecimiento estuvo dado tanto por la pérdida de población en la relación entre nacimientos y defunciones como por los sustantivos volúmenes de migración interprovincial e internacional.

El crecimiento poblacional expresado en tasas fue diferencial en el trienio 2015-2017 entre municipios, destacando tres áreas geográficas con las tasas negativas más elevadas: toda la región oriental del país, la porción norte de la región central entre el extremo oriental de la provincia de Matanzas y el occidental de la provincia de Sancti Spíritus, así como en la porción más occidental de Cuba (Pinar del Río). El 74,4% (125) de los municipios tuvieron tasas negativas de crecimiento poblacional al cierre del 2017, con valores superiores a −5,0 por mil habitantes en el 62,2% de ellos y superiores a −10,0 por mil habitantes en 21 de los municipios (figura 2).

Fuente: Elaborada a partir de informaciones de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI, 2017).

Figura 1 Cuba. Tasas de crecimiento de la población según provincias, 2017 

El decrecimiento de la población está dado por el incremento de la brecha entre nacimientos y defunciones que desde hace varios años se produce en algunos territorios, producto, en primer lugar, de la sostenida y baja fecundidad, y, por otro lado, del incremento de las defunciones como consecuencia fundamental del aumento de la población de 60 años y más.

Un total de 57 municipios, entre el 2015 y el 2017, tuvieron más defunciones que nacimientos, por lo que su tasa de crecimiento natural fue negativa. Los 12 municipios con mayores tasas de crecimiento natural son todos del oriente del país, con valores que superan los 6,0 por mil habitantes. Sin embargo, tal comportamiento debe ser analizado con precisión, en busca de posibles comportamientos no deseados en tanto la presencia de altos indicadores de fecundidad adolescente (figura 3).

En varios municipios la relación entre nacimientos y defunciones determinaron el crecimiento o decrecimiento de la población del territorio. En términos de magnitud, sin embargo, es la migración interna la variable demográfica de mayor peso en la dinámica poblacional en 98 municipios del país, en algunos casos por las ganancias de inmigrantes y en otros por la emigración.

En el último trienio perdieron población por migración interna el 68,5% de los municipios (115), mientras que en 43 de los restantes la migración interna aportó ganancias de población para estos. Como se observa en la figura 4, se mantiene La Habana como mayor receptora, así como otros municipios pertenecientes a Mayabeque, Artemisa, Matanzas y Ciego de Ávila. El oriente del país mantiene indicadores de pérdidas de población por migración, condición esta que se contrarresta con los ligeramente más elevados índices de fecundidad del país en esta región. El total de movimientos intermunicipales al cierre del 2017 alcanzó la cifra de 151 551 migrantes y 76 300 interprovinciales.

A estos movimientos de mermas de población intermunicipal e interprovincial, se suma la pérdida de población por migración internacional. Se observa una ligera reducción entre 2015 al 2017; sin embargo, todos los municipios perdieron población por efecto de salidas del país en el 2017.

Fuente: Elaborado a partir de informaciones de la ONEI.

Figura 2 Cuba. Tasas de crecimiento de la población según municipios. Trienio 2015-2017 

Fuente: Elaborado a partir de informaciones de la ONEI.

Figura 3 Cuba. Tasas de crecimiento natural de la población según municipios. Trienio 2015-2017 

Todo ello ha impactado la composición por edades de la población. La proporción de personas de 0 a 14 años de edad, como consecuencia de la reducción de la natalidad, disminuye de un nivel cercano al 40% de la población total a poco más de 17% en la actualidad, lo que representa un descenso de más de la mitad de su peso relativo. En cambio, la proporción de la población de 60 años y más ha experimentado un incremento ininterrumpido, que llegó a un nivel de 20,1% en 2017, lo que permite afirmar que la población cubana se encuentra ya en un franco y avanzado proceso de envejecimiento de su estructura por edades (figura 4).

De mantenerse el comportamiento que muestran los componentes del crecimiento de la población cubana, las tendencias antes comentadas se verán reforzadas con la aceleración del envejecimiento demográfico y el decrecimiento del número de habitantes, como pareciera ha sucedido durante el 2018.

Fuente: Barros, O. Escenarios demográficos de la población de Cuba. Período 2000-2050.

Figura 4 Estructura de la población cubana por edades y sexos. 2030 

Esta situación demográfica del país le hace asemejarse al comportamiento de otras naciones que clasifican por su desarrollo económico y social como países desarrollados. Se refiere principalmente a países de América del Norte y Europa, que mantienen bajos récords de nacimientos, alta expectativa de vida y elevados niveles de envejecimiento demográfico. Solo que son receptores de población mediante los flujos de migración internacional; estos migrantes, jóvenes y cada vez con mayor feminización, aportan relativamente al crecimiento demográfico de los países de acogida, ellos mismos y a través del comportamiento de sus patrones reproductivos. De ahí que, en más de un caso, la migración sea vista y tratada como un mal necesario por las políticas inmigratorias, selectivas y cargadas de racismo y xenofobia. En resumen, en esas sociedades, la variable migración con un saldo positivo incide favorablemente en el comportamiento demográfico.

No es el caso de Cuba, que pierde sistemáticamente población joven, en plena capacidad productiva y reproductiva, al mantener saldos migratorios internacionales negativos, en un complejo escenario económico y social, agravado por la persistencia del bloqueo económico y financiero que le aplica los Estados Unidos a la Isla (figuras 5 y 6).

Fuente: Elaborado a partir de informaciones de la ONEI.

Figura 5 Cuba. Tasas de saldo migratorio internacional. Trienio 2015-2017 

Fuente: Elaborado a partir de informaciones de la ONEI.

Figura 6 Cuba. Evolución de la población total. 2005-2030 

La fecundidad

Los niveles de la fecundidad en Cuba se mantienen en valores bajos, solo con oscilaciones coyunturales. La evolución de este indicador demográfico continúa dando cuenta de que hace ya 40 años las mujeres cubanas no están teniendo una hija que las reemplace en su rol reproductor (valor menor que 1). En el año 1999 la población femenina del país tuvo como promedio 0,80 hijas por mujer, en tanto diez años después, dicho valor es de 0,82; ya había alcanzado su nivel más bajo en el año 2006 con 0,67 hijas por mujer. La Habana mostró los menores valores del país (0,71), mientras que los más altos correspondieron a tres provincias orientales: Guantánamo (0,93), seguido de Santiago de Cuba y Holguín (0,91).

En el 2017 la tasa global de fecundidad (TGF) fue de 1,61 hijos por mujer y la tasa bruta de reproducción (TBR) de 0,77 hijas por mujer, lo cual significa una tendencia a la disminución en el período 2015-2017. La provincia de Guantánamo es la única que ha estado cerca del nivel de reemplazo (figura 7). Sin embargo, todo apunta a que este indicador es el resultado de una alta presencia de la fecundidad adolescente, es decir, mujeres, niñas para ser más preciso, embarazadas en edades muy tempranas, con el consiguiente efecto negativo en el orden biológico y social.

Fuente: Elaborado a partir de Informaciones de la ONEI.

Figura 7 Territorios seleccionados. Tasa global de fecundidad (hijos por mujer) y tasa bruta de reproducción (hijas por mujer) 2015-2017 

En lo relativo al comportamiento según edades: en los años ochenta predominó una estructura joven, siendo importante el peso de las adolescentes. En tanto en los años noventa y en lo que va de este siglo, comenzó a ser valioso el aporte de las mujeres mayores de 30 años. No obstante, la estructura de la fecundidad de las cubanas continúa siendo de cúspide temprana,2 aunque se aprecia un descenso en las tasas de las mujeres de 20-34 años (Figura 8). En los últimos años vuelve a notarse ligeramente una recuperación del aporte de las más jóvenes a la fecundidad, delimitándose nuevamente como una fecundidad temprana, en la que destaca de manera recurrente el papel de las adolescentes, con predominio en las provincias orientales del país.

Fuente: Elaborado por los autores a partir de informaciones de la ONEI.

Figura 8 Territorios seleccionados. Tasas específicas de fecundidad 2015-2017 

Las causas de la baja fecundidad en Cuba son múltiples y se presentan mediante un complejo fenómeno de factores objetivos y subjetivos. Se destacan algunos elementos condicionantes como son los altos niveles de escolaridad y de incorporación laboral y social de las mujeres, que van trasladándose generacionalmente, en estrecha conexión con dificultades y situaciones económicas en general, dentro de las que sobresale el limitado acceso a la vivienda y las expectativas de mejoras de la calidad de vida cotidiana.

Es importante seguir apostando por que la pareja, la mujer cubana, tengan los hijos que desean, a la vez que reconocer lo difícil de modificar este comportamiento, que combina factores en el orden objetivo y subjetivo. Invertir en solucionar los problemas de infertilidad de la pareja, mejorar las condiciones de la vida cotidiana, incidir en modificar favorablemente la percepción de futuro y su relación con la planificación de la reproducción familiar, son aspectos claves, pero que no necesariamente implican el aumento de los nacimientos, tal y como viene sucediendo en el país en el último lustro.

Una desarticulación propia del proceso reproductivo cubano lo es el recurrente uso de las interrupciones de embarazos, que parecería incongruente con altos niveles en la utilización de la anticoncepción. Ello se explica mediante un evidente conocimiento formal y no real de los métodos anticonceptivos, así como elevada discontinuidad e interrupción en su empleo. Pese a que la información, en términos generales, sobre los métodos está disponible, no parece aún encontrar canales de interacción social eficientes para que llegue a las mujeres y hombres, y se pueda erigir en instrumento para una adecuada planificación familiar. Es notable, además, que en ambos casos el uso de la anticoncepción y la realización de interrupciones de embarazos parezcan constituir un patrimonio femenino al ser decisión casi exclusiva de las mujeres, mientras que sus parejas asumen, por lo general, un rol pasivo.

La fecundidad adolescente presenta oscilaciones en cuanto a sus tasas, sin embargo, el peso de la fecundidad adolescente va en aumento en el período. Las provincias orientales presentan resistencia al descenso de la fecundidad en las mujeres de este grupo de edad y valores por encima de la media nacional en el trienio. Sancti Spíritus, al inicio del período de análisis, sobrepasó la media nacional al igual que las provincias del oriente. El valor más elevado de la fecundidad adolescente se registró en Granma en el año 2015 con 71,5 nacidos vivos por cada mil mujeres de 15-19 años, donde se incluyen las menores de 15 años.3 Holguín y Granma se destacan con un mayor peso de la fecundidad adolescente en el trienio. Para el 2017 sobrepasan el 19,0% Holguín, Las Tunas y Granma. Destacan los municipios de Gibara, Rafael Freyre, Calixto García, Cacocum y Urbano Noris, en Holguín; y Manatí, Puerto Padre, Jesús Menéndez, Majibacoa, Jobabo y Colombia, en Las Tunas, que desde finales de la década del ochenta del pasado siglo han mantenido elevada su fecundidad adolescente (figura 9).

El CEDEM ha realizado investigaciones puntuales sobre fecundidad adolescente en municipios como Guamá, en Santiago de Cuba; Río Cauto y Campechuela, en Granma; y El Salvador en Guantánamo, cuyos resultados han sido evaluados y entregados a las autoridades de los territorios. En estos casos, resaltan alarmantes situaciones en el orden social, de violaciones de los derechos reproductivos de las mujeres y de los derechos de las adolescentes, donde intervienen acciones disfuncionales en el orden de las relaciones intrafamiliares y conductas inadmisibles de familiares, incluyendo lamentablemente a padres y madres de las adolescentes, que incluso exigen tratamiento jurídico en ocasiones.

La situación de la fecundidad adolescente es de vital importancia en todos los municipios, más en aquellos donde el indicador se mantiene elevado. No se puede apostar por un incremento de la fecundidad, sustentado sobre la base del aumento de la fecundidad adolescente que trae consigo otras problemáticas como deserción escolar, bajo peso al nacer, desarticulación de la situación social del desarrollo, entre otros. De ahí la importancia de saber dar la lectura correcta a cada indicador demográfico tanto a nivel de país como local, este es un caso típico. El enfrentamiento al fenómeno de la fecundidad adolescente no puede dejarse principalmente al Programa de Atención Materno-Infantil (PAMI), que sin dudas juega un papel fundamental. Se refiere a un problema de múltiples causas, que debe asumirse con una perspectiva multisectorial, en la que tiene responsabilidad el sector educacional, la familia, el sector jurídico, salud pública, cultura, los medios de comunicación, las autoridades, el Gobierno, las organizaciones de masas y políticas, entre otros.

Fuente: Elaborado por los autores a partir de informaciones de la ONEI.

Figura 9 Territorios seleccionados. Peso de la fecundidad adolescente. 2015-2017 

La mortalidad

El nivel actual de la mortalidad en Cuba es bajo, aunque con ligeras oscilaciones. No obstante, las tasas brutas de mortalidad del país han venido en ascenso, como consecuencia del incremento de la población de 60 años y más. Esta característica es típica de sociedades donde ha culminado la primera transición demográfica.4 Al cierre del 2017 la tasa bruta de mortalidad del país fue de 9,5 por mil habitantes, con un incremento de 0,6 por mil habitantes respecto al 2015. Este patrón se refleja en La Habana, Villa Clara y Sancti Spíritus, tres de las provincias más envejecidas del país.

Según las diez primeras causas de muerte en el país se observa que se mantienen los tumores malignos y las enfermedades del corazón como las principales causas en todas las edades en las once provincias estudiadas. Destacan las provincias de Holguín, Granma y Santiago de Cuba por cifras ligeramente superiores al resto en la mortalidad por accidentes. Este indicador es preciso no solo a escala nacional, también a nivel de cada territorio, y trazar acciones que posibiliten su disminución (tabla 1).

Tabla1.  Territorios seleccionados. Tasas ajustadas de mortalidad. Diez primeras causas de muerte. 2017 (por 100 mil) 

Fuente: Elaborada a partir de informaciones del MINSAP.

Acompañan a esta situación sostenidos niveles bajos de mortalidad infantil, 4,8 por cada mil nacidos vivos en 2009, mientras que en el 2017 fue de 4,.0 por 1 000 nacidos vivos, como resultado de la estrategia y voluntad política de la Revolución. Por encima de este valor medio están las provincias de La Habana (4,4), Villa Clara (4,6), Cienfuegos (4,4), Las Tunas (4,2), Granma (4,7) y Guantánamo (4,7).

Dentro de la mortalidad, la materna presenta un foco de atención en el país por el incremento de su razón a 38,3 muertes maternas por 100 mil nacidos vivos en el 2017 (44 defunciones), de 33,4 en el 2012. Los valores más elevados fueron en Cienfuegos, Santiago de Cuba y Guantánamo. Tomando en cuenta los importantes logros en dicha materia en el país, la esperanza de vida femenina aún no alcanza el nivel que cabría esperar, lo que debe ser atendido pertinentemente (tabla 2).

Tabla 2 Territorios seleccionados. Razón de mortalidad materna, 2012-2017 (por 100 mil nacidos vivos) 

Fuente: Anuarios Estadísticos de Salud, 2012-2017. MINSAP.5

La esperanza de vida al nacer es un indicador que en Cuba se ha mantenido en ascenso. Las últimas cifras oficiales publicadas por la ONEI dan cuenta de una esperanza de vida aproximada de 78,5 años para ambos sexos. Dentro de las provincias incluidas en PADIT, los mayores valores corresponden a Las Tunas y Holguín, ambas con 79,8 años de esperanza de vida al nacer; y el menor valor corresponde a La Habana, con 77,4 años (tabla 3).5 Por otro lado, estudios realizados en el CEDEM demuestran que este indicador está exhibiendo un comportamiento en el diferencial por sexos menor que el observado en otros países, es decir, la brecha en la esperanza de vida entre hombres y mujeres es menor en Cuba. El color de la piel es otro diferencial estudiado que constituye un marcador, donde el hecho de no ser blanco impone al parecer una carga adicional de riesgo frente a la muerte.

Tabla 3 Territorios seleccionados. Esperanza de vida al nacer, 2001-2003, 2005-2007, 2011-2013 

Fuente: Anuario Demográfico de Cuba, 2017. ONEI.

Las migraciones

La migración resulta el tercer componente de la dinámica demográfica e interviene directamente en la composición por edades de la población y en el saldo total de esta, e incluso en su composición según hombres y mujeres. Es reconocido el predominio de la población joven en los protagonistas de las migraciones, a lo cual se une la creciente feminización de los flujos migratorios.

Cuba presenta una intensa movilidad espacial de su población, ya sea la migración interna como la internacional, lo que incide en la estructura y dinámica de su población.

Los procesos migratorios internos entre provincias del país reflejan, en el año 2017, como principales corrientes de migrantes aquellas que se originan en las provincias orientales, hacia el centro y sobre todo occidente del país. Cerca del 65% de todos los municipios de Cuba tienen saldos migratorios negativos (figura 10). Las desigualdades en los niveles de desarrollo económico y social, las tradiciones culturales e incluso condiciones ambientales adversas, se encuentran entre los determinantes fundamentales de este comportamiento que se refuerza en las provincias orientales.

Las once provincias estudiadas7 están bien diferenciadas en cuanto a su posición como receptoras y emisoras de migrantes interprovinciales y así mismo en su intercambio intermunicipal. Son receptoras con ganancias de población por migración: La Habana, Artemisa, Cienfuegos y Sancti Spíritus al cierre del 2017. Mientras que las restantes (Pinar del Río, Villa Clara, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo) perdieron población por migración interna. Las principales corrientes de migrantes internos se continúan produciendo de las provincias orientales al occidente, en particular a La Habana, Artemisa y Matanzas, así como a otras como Ciego de Ávila y Camagüey. Hacia las provincias occidentales emigran fundamentalmente hombres.

Fuente: Elaborada por los autores a partir de informaciones de la ONEI.

Figura 10 Cuba. Tasas saldo migratorio intermunicipal. Trienio 2015-2017 

En lo relativo a la migración internacional, desde 1930 el saldo migratorio ha sido negativo y se ha fortalecido a partir de 1959, cuando han emigrado hasta la fecha más de 1 500 000 cubanos. En los últimos quince años emigraron de Cuba hacia diferentes destinos cerca de 500 000 personas,8 la cifra varía entre años. Las proyecciones de población migrante apuntan a que continuará siendo la tendencia a mediano plazo, con saldos migratorios negativos anuales entre 40 y 44 mil personas.

Aunque favorecida por un entorno internacional que la trata de manera excepcional ―especialmente en el caso de Estados Unidos―, la emigración constituye un fenómeno básicamente endógeno y endémico de la sociedad cubana; puede tener variaciones en su comportamiento, patrones y tendencias. Desde el punto de vista económico, esta situación se condiciona por la contradicción existente entre el desarrollo de un alto potencial profesional humano ―objetivo esencial del socialismo― y la falta de condiciones requeridas para absorberlo a plenitud y satisfacer las necesidades y expectativas de esos sectores profesionales, como consecuencia del nivel de desarrollo existente en el país. Bajo estas circunstancias, la emigración cubana actual responde a problemas estructurales de la economía y de cierta manera disminuye sus tensiones, aunque a su vez puede tener efectos dañinos para su desenvolvimiento, en tanto involucra a los sectores más productivos de la población, dadas las capacidades que tienen y los grupos etarios a que pertenecen.

En la actualidad los migrantes internacionales cubanos traspasan las fronteras no solo en busca de contextos sociopolíticos diferentes y mejoras económicas (como en la segunda mitad del siglo XX), sino que a estas se suman otras expectativas de realización personal y proyectos de vida, que complejizan los factores motivacionales del fenómeno migratorio y obligan a la profundización de los estudios y acciones sobre esta problemática. Los migrantes más recientes y los potenciales responden a patrones migratorios y de inserción cada vez más cercanos al comportamiento migratorio regional y global, con una tendencia a los desplazamientos temporales, la incorporación al mercado laboral en los sectores de los servicios, la construcción y el comercio, y hacia grandes ciudades de Estados Unidos fundamentalmente, con preferencia en el sur de la Florida; pero también de Europa y otras regiones, incluida América Latina (sobre todo algunos países de Sur y Centroamérica).

Continúa el incremento de la migración de carácter temporal, dependiendo de factores de mayor o menor apoyo a la inserción en los lugares de destino; así como de la consolidación de un estatus migratorio en los países ―tanto emisores como receptores― que permite la movilidad y más aún la circularidad de la migración. Ello se refuerza con los cambios en la política y regulaciones migratorias vigentes, ya que a partir de la puesta en vigor del Decreto Ley 302,9 prácticamente toda la emigración posterior a enero de 2013 asume un carácter “temporal”, en la medida en que no pierde sus derechos en el país y puede regresar cuando así lo desee, si cumple con las normas establecidas al efecto, lo cual se ajusta a la práctica internacional respecto a los derechos de los migrantes.

El escenario migratorio cubano seguirá conformándose por diversas dinámicas, a partir de la existencia de amplias redes sociales, donde se articula el retorno, definitivo o no, como una práctica a la que se acogen una parte de los migrantes, que debe crecer de forma sostenida pero discreta, dependiendo de factores endógenos y exógenos, el predominio de la temporalidad y posteriores salidas en no pocos casos, a la vez que se afianza la tendencia a la circularidad de la migración, como resultado de la puesta en vigor del referido Decreto Ley No. 302.

Preocupación especial revisten las consecuencias negativas que se derivan de la migración de parte de los profesionales para el desarrollo socioeconómico del país. Y no solo de los profesionales, también de los jóvenes cubanos que residen por períodos prolongados o definitivamente en el exterior, restando efectivos a la población económicamente activa al tratarse de personas en edad laboral y reproductiva, que constituyen la fuerza necesaria fundamental para acometer los planes de desarrollo económico y social. Se impone repensar cómo utilizar ese potencial cultural (talento) de los emigrados en función del desarrollo socioeconómico de Cuba. Evaluar la adopción de una política proactiva en las instituciones científicas y universidades del país, que acorde a las necesidades y posibilidades de cada caso, permita la circulación, el retorno temporal y en general el aprovechamiento de las potencialidades de aquellos profesionales que han pasado a la emigración y están dispuestos a aportar a las instituciones donde se formaron y trabajaron. La experiencia internacional en este orden debe ser analizada.

El envejecimiento demográfico

El envejecimiento de la población, entendido por el aumento de la proporción de la población de 60 años y más con respecto al total, constituye un proceso irreversible. Se produce de forma paulatina y en él intervienen la fecundidad, la mortalidad y las migraciones, variables que en acción combinada en el tiempo determinan el crecimiento y la estructura por edades de la población, de suma importancia en particular para la estrategia y el desarrollo económico y social de un país.

La definición de envejecimiento desde el punto de vista demográfico se relaciona con el aumento en la proporción de personas de 60 y más años de edad, con relación al resto de la población. Se define como la inversión de la pirámide de edades, debido a que este proceso no es solamente un aumento de la proporción de ancianos, sino también una disminución de la proporción de niños y jóvenes entre 0 y 14 años.

En el caso de Cuba, al encontrarse la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo ―menos de una hija por mujer― desde 1978, la población de 0 a 14 años ha ido disminuyendo con respecto al total. Al unísono se ha registrado una disminución en los niveles de mortalidad, lo que ha producido un aumento en la proporción de personas de 60 años y más que desde el punto de vista cuantitativo ha tenido una significación importante en el proceso de envejecimiento. A pesar de la relativa homogeneidad territorial que presentan las variables del crecimiento poblacional, especialmente la fecundidad y la mortalidad, existen diferenciales que determinan un desigual crecimiento y estructura por sexo y edades, lo que se traduce en diferentes grados de envejecimiento a ese nivel.

El país ha transitado desde un 11,3% de personas de 60 años y más en 1985 hasta un 20,1% en el 2017, lo que indica su ubicación en el grupo III de envejecimiento (>15 %).10 Así, en el término de 32 años el envejecimiento se ha incrementado en 8,8 puntos porcentuales. Desde el punto de vista territorial todas las provincias del país se encuentran en el grupo III con valores por encima de 15%, siendo Guantánamo y la Isla de la Juventud los territorios menos envejecidos, con valores de 17,3 y 17,6 respectivamente; y Plaza de la Revolución el más envejecido con el 27,6%. Villa Clara es la provincia más envejecida del país, con un 23,4% de su población que tiene 60 años y más, seguida por La Habana y Sancti Spíritus (tabla 4).

En la actualidad la población de personas mayores está conformada por 2 251 930, cifra mayor a la de la población adolescente entre 10 y 19 años; sin embargo, como tendencia la primera seguirá incrementándose ininterrumpidamente, mientras que la población joven y dentro de ella la adolescente tenderá al decrecimiento. Según las proyecciones oficiales se espera que en el 2030 se encuentre por encima de los 60 años el 31% de la población.

Estos niveles alcanzados, si bien constituyen logros en materia de población, en el caso de Cuba representa la presencia de sectores importantes de su población que acumulan significativos niveles de educación, profesionalidad y experiencia, que según los sectores productivos, de servicios y científico-técnico representan una oportunidad. A su vez, devienen un reto de gran alcance en materia de seguridad social, sostenibilidad económica, sectores productivos claves y el desarrollo social, con desafíos en particular en los sectores de salud, los servicios, también para el sector de la ciencia y la tecnología en el país. Se abren serios desafíos para las relaciones familiares, intergeneracionales, los procesos de cuidado de la población, la igualdad de género, entre otros aspectos sociales vinculados al envejecimiento de la población.

Tabla 4 Territorios seleccionados. Proceso de envejecimiento 2017 

Fuente: El Envejecimiento de la Población. Cuba y sus territorios. ONEI, 2017.

Los recursos laborales

El país posee numerosos y valiosos recursos laborales, los que se encuentran hoy impactados por procesos demográficos y socioeconómicos que atentan contra sus fortalezas, como son el decrecimiento perspectivo y el envejecimiento de la fuerza de trabajo. Algo menos de un 60% de la población conforma los recursos laborales; es decir, alrededor de unos 7 millones de personas. De ellos poco más de 5 millones se encuentran vinculados a la economía, con una edad promedio de 40 años, que será de 44 en el 2025. En las edades económicamente activas, se encuentra el monto de población más importante, lo que constituye, como ya se refería, una oportunidad relativa.

Sin embargo, ello cambiará en el corto plazo. De hecho, la población laboralmente activa disminuirá de forma sostenida a partir de 2018. Paralelamente, resulta altamente ventajoso el hecho de que esta fuerza laboral tiene un nivel reconocido de calificación y/o capacitación. Pero las migraciones, tanto internas como externas, impactan su distribución ramal y territorial, así como su cantidad y calidad. Las primeras, a resultas de la existencia de espacios económicos ventajosos (como el mixto, el privado o por cuenta propia, y el estatal reanimado que atraen fuerza de trabajo) y de otros desventajosos (estatal no reanimado, con el efecto contrario). Las externas, porque afectan sobre todo el segmento más joven y el mejor calificado de los recursos laborales.

El grupo de trabajadores de 60 años y más duplica en su ritmo de crecimiento al de la fuerza laboral en general y crece, sobre todo, en las categorías de administrativos, trabajadores de los servicios y dirigentes; también, algo menos, entre los técnicos. Pero, lejos de ser una carga, debe estar claro que, si hoy son un componente importante en lo cuantitativo y esencial en lo cualitativo de nuestros recursos laborales, más lo serán, por su cultura de trabajo, en todo el curso futuro de la actualización del modelo económico.

La relación población-medioambiente

En Cuba se priorizan recursos para disminuir los efectos del cambio climático y por ello se implementan acciones para su mitigación y adaptación. No obstante, aún son insuficientes las investigaciones y las acciones sobre la importancia de la vulnerabilidad sociodemográfica como parte de la adaptación al cambio climático y su relación con las penetraciones del mar, los ciclones tropicales, la salud, la pérdida de biodiversidad, la salinización de las tierras y en consecuencia la seguridad alimentaria. Estas son las principales problemáticas en la dinámica población-ambiente.

Los ciclones tropicales afectan la totalidad del territorio nacional con mayor probabilidad de afectaciones en localidades ubicadas junto o en la proximidad de las costas, las que esperan recibir el mayor impacto, tanto en las condiciones actuales como a más largo plazo, pues se conjugan en ellas la incidencia de la surgencia, el oleaje y el ascenso del nivel medio del mar esperado por el efecto del cambio climático. En este orden aparece la relevancia del cumplimiento de la Tarea Vida, aprobada por el Gobierno cubano para enfrentar esta difícil situación actual y sobre todo perspectiva, situando a la población en el centro del proceso.

Distribución espacial de la población

La apropiación del espacio cubano y su reflejo en la distribución espacial de la población está caracterizada por heterogeneidades importantes, manifestándose mayores densidades de población hacia el centro y occidente del país. En el país existe un elevado grado de urbanización, poco más de 75% de su población se encuentra residiendo en zonas urbanas, con un alto nivel de concentración, que respondió a las necesidades de desarrollo de un momento histórico y que hoy constituye un desafío para la seguridad alimentaria y el poblamiento de la franja de base. La dispersión es más evidente hacia las provincias orientales, donde los asentamientos de pequeño tamaño (principalmente rurales) se tornan numerosos.

Los asentamientos de menor categoría en tamaño y población dispersa (franja de base) decrecen. Sin embargo, según estadísticas recientes, los asentamientos rurales mayores de 200 habitantes aumentan su crecimiento mientras los urbanos de base disminuyen su participación. Es en la población rural dispersa y en concentraciones de población pequeñas donde se están produciendo las mayores pérdidas de efectivos, posiblemente hacia los rurales mayores y los urbanos de base. Las pérdidas de población en los niveles más bajos del sistema de asentamientos humanos de Cuba (SAH) coinciden con aquellos territorios con mayores niveles de población rural.

Se observa una gran movilidad, en lo referido a los traslados cotidianos por razones de estudio y trabajo, en los asentamientos de menor tamaño, básicamente en los costeros, en los que poseen función político-administrativa y en enclaves económicos (tradicionales o emergentes), inferida a partir de los altos valores de empleo en sectores terciarios y secundarios en los asentamientos más pequeños. La actividad azucarera, con una importante influencia en la conformación de los actuales patrones de poblamiento y del sistema de asentamientos, ha sufrido transformaciones importantes, lo que, unido a los cambios en el modelo de desarrollo, ha desarticulado la concepción original del SAH de Cuba. La urgencia del tema se evidencia cuando se observa la actual estructura de la población de las zonas rurales en el país, altamente envejecidas y despobladas.

Impactos principales de la situación demográfica del país y principales grupos vulnerables

La situación que se presenta de la estructura y dinámica demográfica de Cuba impacta, entre otros ámbitos, en:

  • La familia

  • Los recursos laborales

  • El sistema de salud

  • La seguridad social

  • La seguridad nacional

  • El sistema de ciencia, tecnología e innovación. Proceso de envejecimiento y la descapitalización.

  • El proceso actualización del modelo de desarrollo económico y social tanto a escala macro, como territorial y local.

Los principales grupos vulnerables ante la situación demográfica del país son:

  • Adultos mayores. Hombres y mujeres.

    • Diferencias por edades: 60/70 y >80.

    • Diferencias por sectores productivos y de servicios.

  • Mujeres: jóvenes, adultas y adultas mayores.

  • Familias (nucleares o extendidas) con población adulta mayor.

  • Sectores productivos decisivos, industriales y agropecuarios, impactados por la migración y el envejecimiento de sus efectivos.

  • Sectores de la ciencia y de la tecnología impactados por la migración y el envejecimiento de sus efectivos.

  • Población de color de la piel mestiza y negra.

  • Población residente en zonas impactadas de hecho o en potencia por los cambios del medioambiente.

  • Grupos sociales menos favorecidos por la creciente estratificación social.

  • Grupos impactados por las crecientes diferencias entre las zonas urbanas y rurales y al interior de estas.

Importancia de la visión territorial y local de estos procesos.

La evaluación de la situación demográfica del país incluye reconocer la importancia de la visión territorial y local de estos procesos, para lo cual es preciso:

  • Diferenciar entre lo territorial y lo local. La viabilidad de cada uno de sus enfoques.

  • Tomar en consideración la creciente diferenciación económica, social y poblacional en todo el país.

  • Reconocer a la población como objeto y sujeto del desarrollo.

  • Desarrollar convenientemente los procesos de descentralización.

  • Utilizar la riqueza, oportunidad y fortaleza que significa el capital humano a nivel territorial y local.

  • Evaluar las diferencias entre los territorios del oriente, centro y occidente del país.

  • Considerar el envejecimiento y la descapitalización de las zonas rurales.

  • Tomar en consideración los impactos provocados por la sistemática migración interna e internacional.

  • Reconocer la importancia, en términos de la dinámica poblacional, de la capacitación, educación, investigación y experimentación.

Conclusiones

Se expresan en las siguientes recomendaciones para la acción

El comportamiento y tendencia demográfica son la resultante de un conjunto de procesos y determinantes de carácter socioeconómico y cultural; Cuba resulta un en ejemplo de ello. En este sentido, la estrategia a seguir debe resultar definitivamente un diseño coherente, en el cual se incluya a la población, tomando en cuenta las modificaciones que sufrirá. Continúa siendo imprescindible el diseño y ejecución de una política integral de población, que la reconozca en tanto objeto y sujeto del desarrollo en los trazados estratégicos en materia de su estructura, tamaño, composición, ubicación y movilidad, y que articule políticas diferenciadas según las necesidades y especificidades de los territorios, sectores o ramas de la economía y tipos de familias.

Para el caso de Cuba se continúa registrando que los eventos sociales y económicos impactan con relativa celeridad a las variables demográficas. Ello hace que sea aún más importante tomar en cuenta de manera activa a la población, incorporando, entre otras, acciones que vayan dirigidas a:

  • Crear un Observatorio Demográfico Nacional que se ocupe de informar y asesorar a los órganos de decisión en materia de política integral de población.

  • Continuar perfeccionando las estrategias educativas, de salud y de planificación familiar, de modo que las parejas accedan de manera efectiva al alcance de sus ideales reproductivos.

  • Avanzar en el diseño e implementación de acciones con enfoque multisectorial para atender las causas del aumento diferenciado de los riesgos de muerte por sexo, edades, color de piel, y su reflejo en grupos socioclasistas.

  • Continuar perfeccionando el diseño e integración de las políticas de salud, priorizando en mayor grado a los grupos vulnerables, diferenciadas social y territorialmente.

  • Diseñar e implementar una política de migraciones internas que comprenda acciones en los lugares de origen y destino sobre la base de las demandas del desarrollo económico y social del país.

  • Desarrollar el perfeccionamiento de la política migratoria y la política de Cuba hacia la emigración externa. Evaluar (mediante procesos de investigación científica) las consecuencias e impactos que estos elementos medulares de la nación cubana tienen a nivel social, individual y familiar.

  • Perfeccionar las acciones que propicien que la dinámica de la migración internacional se mueva desde una emigración cada vez menos definitiva hacia una temporal e incluso circular, que incorpore el retorno y la utilización por el país de todo el potencial académico, científico, intelectual y en general profesional de los cubanos emigrados.

  • Mejorar el diseño e implementación de una política, con expresión nacional y en función de las circunstancias territoriales, para la atención integral al proceso de envejecimiento de la población, tomando en cuenta la dispensarización de servicios y el aprovechamiento de las potencialidades económicas y culturales del grupo.

  • Crear una entidad gubernamental para la atención integral al adulto mayor.

  • Continuar creando servicios de toda índole para personas de más de 60 años y/o implementar la atención preferencial en los existentes, incluyendo la diferenciación en cuanto al costo de muchos de ellos.

  • Fomentar las especialidades geriátricas y gerontológicas.

  • Continuar perfeccionando el sistema nacional de educación, fortaleciendo la actividad cultural a nivel de toda la sociedad; así como revalorizar el protagonismo de la familia, con el propósito de contar con ciudadanos más educados, sensibles y cultos, lo cual redunde decisivamente en la calidad de la vida cotidiana y las relaciones interpersonales.

  • Desarrollar acciones educativas y de capacitación, mediante una estrategia de comunicación y la utilización de los diferentes medios de comunicación, con vistas a la sensibilización de toda la sociedad con el envejecimiento para aprender a convivir diferentes generaciones, en armonía y respeto mutuo.

  • Transformar el sistema de relaciones sociales de trabajo que prevalece en el entorno laboral privilegiando las mayores competencias y los mejores desempeños y aprovechando las potencialidades de los recursos laborales.

  • Atender preferentemente las condiciones de trabajo, tanto físicas como económicas, que afectan los procesos decisivos de cada actividad.

  • Evaluar sistemáticamente el nivel de envejecimiento de los claustros universitarios y de las instituciones científicas del país, estableciendo una estrategia dirigida en lo posible a evitar su descapitalización.

  • Lograr niveles crecientes de protagonismo de los colectivos laborales en la dirección de sus procesos de trabajo, de modo que los diferentes grupos sociales en él representados puedan hacer valer sus intereses e influir de manera directa en el diseño y ejecución de cualquier estrategia de desarrollo particular.

  • Proteger de forma directa a los grupos de población más vulnerables, y contribuir a una mejor distribución de la población que tome en cuenta los riesgos en las zonas costeras inundables asociadas a penetraciones del mar y en zonas de protección de las costas, en particular las más sensibles (playas y manglares).

  • Organizar acciones, desde una adecuada política ambiental, que contribuyan al incremento sostenido de la producción agrícola en la búsqueda de la seguridad alimentaria.

  • Potenciar la educación en la relación población-ambiente para contribuir a la convivencia armónica y mutuamente sostenible entre el hombre y su entorno. Dichas acciones deben ser particularizadas atendiendo a los territorios y situación ambiental en cada caso.

  • Rediseñar la actual organización del Sistema de Asentamientos Humanos con especial atención a los servicios, tanto en centros regionales como locales, para incidir en la reducción de las desventajas en algunos espacios y territorios.

  • Focalizar acciones en las áreas con mayores niveles de ruralidad e implementar medidas ―dirigidas hacia la vivienda, las tierras, los servicios básicos― que ayuden a fijar a la población rural, en particular la joven, a dichos territorios.

  • Replantear los criterios de clasificación de lo rural y lo urbano en Cuba, así como tomar en cuenta las consecuencias, en términos de beneficios o desventajas, que conlleva la pertenencia a estos grupos.

Acciones e investigaciones en las que el CEDEM puede aportar e intervenir

  • Contribuir a la capacitación de profesionales, decisores municipales y provinciales, comunicadores sociales y otros actores locales en temas relacionados con la dinámica demográfica en la relación población-desarrollo, para facilitar la comprensión y atención del comportamiento de su población, a partir de una correcta interpretación de sus indicadores.

  • Realizar una investigación sobre el proceso migratorio interno en el país, tomando como base los resultados de la reciente Encuesta Nacional de Migraciones, realizada por la ONEI, que articule la perspectiva del lugar de origen y destino de la población migrante y permita aportar información y análisis sobre el ciclo del migrante cubano, el éxodo desde las provincias orientales hacia el occidente del país, la relación entre la migración, las fuentes de empleo y recursos laborales, así como entre migración-marginalidad y la migración internacional, con la presencia del retorno y la circularidad migratoria. Vincular la mirada desde el origen (determinadas zonas de las provincias orientales) y el destino de la población migrante, así como estudiar el ciclo del migrante cubano.

  • Apoyar en el análisis de los procesos migratorios de cara al rediseño del Plan de Reordenamiento Territorial.

  • Indagar acerca de la relación entre la migración, las fuentes de empleo y recursos laborales, así como entre migración y marginalidad.

  • Estudiar las heterogeneidades que se presentan a nivel local partiendo de la importancia de caracterizar demográficamente cada municipio, e incluso asentamiento cuando se requiera.

  • Trabajar en el análisis de las variables demográficas y problemáticas sociales, teniendo en cuenta diferenciales tales como: edad, sexo, color de la piel, zonas de residencia, escolaridad, ocupación, entre otros.

  • Profundizar en el tema de la fecundidad adolescente (en particular en la región oriental y algunos municipios del país con altas tasas), la utilización del aborto y la incidencia de las ITS en esta etapa.

  • Estudiar el proceso de toma de decisiones en torno a la reproducción con inclusión de una perspectiva de género y derechos.

  • Desarrollar un sistema de capacitación continua a profesionales de salud, educación y los medios de comunicación en los territorios que permita aplicar un enfoque integrador en la educación y atención a las necesidades específicas de la población en el área de la sexualidad.

2 Es de cúspide temprana cuando las que más aportan están en el grupo de edad de 20-24 años.

3 A la tasa de las mujeres de 15 a 19 se suman los nacimientos de menores de 14 años, por lo que es importante el análisis, separando a las menores de 15. Investigaciones del CEDEM muestran que han tenido valores con ligeros aumentos en los últimos años.

4 La transición demográfica consiste esencialmente en el paso de niveles de natalidad y fecundidad altos sin control, a niveles bajos controlados, a través de un período intermedio dentro del cual el descenso de la mortalidad antecede al de la natalidad, generando un crecimiento rápido de población.

5 El contenido de la tabla llama a reflexionar sobre la forma de cálculo de este indicador demográfico (razón de mortalidad materna), en tanto imposibilita el análisis de la oscilación en el indicador que se expresa por 100 mil nacidos vivos, cuando no se produce esta cantidad de eventos. Esto estaría explicando los cambios bruscos en el indicador de un año a otro.

7 Se refiere al proyecto Dinámica de la Población y sus Interrelaciones, que realiza el CEDEM con el UNFPA y el PNUD, mediante PADIT.

8 Cálculo realizado por el CEDEM a partir de evaluar las cifras oficiales de cubanos emigrados y por salidas temporales y definitivas, antes y con posterioridad al Decreto Ley 302.

9 Modificativo de la Ley No. 1312, “Ley de Migración”, del 20 de septiembre de 1976.

0 La ONEI adoptó para Cuba y sus territorios una tipología similar a la elaborada por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-División de Población de CEPAL, para clasificar a los países de la región. Los grupos se establecen de acuerdo a intervalos que indican el grado de envejecimiento: grupo de envejecimiento I (GEI): menos del 10,0% de la población de 60 años y más respecto al total. Grupo de envejecimiento II (GEII): entre el 10,0 y el 15,0% de la población de 60 años y más respecto al total. Grupo de envejecimiento III (GEIII): mayor del 15,0 por ciento de la población de 60 años y más respecto al total.

Para la confección de este trabajo fueron utilizados resultados de investigación de los profesores e investigadores del CEDEM: Dra. Grisell Rodríguez Gómez; Dr. Antonio Aja Díaz, Dr. Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira; Dra. Sonia Catasús Cervera; Dr. José Luis Martín Romero; Dr. Lorenzo Herrera León; Dr. Gilberto Javier Cabrera Trimiño; Dr. Arnoldo Oliveros Blet; Dr. Rafael Araujo González; Dra. Matilde Molina Cintras; Dra. Daylin Rodríguez Javiqué; MS.C. María Ofelia Rodríguez Soriano; MS.C William Hernández Mondejar; MS.C Marbelis Orbea; Lic. Darnelis Delisle; MS.C Arelis Mora; Lic. Gabriela Dujarric y Lic. Maydeé Vázquez. Se utilizaron las fuentes de los datos basadas en información secundaria procedentes de fuentes oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) y sus delegaciones territoriales en diferentes provincias, publicadas en los registros de estadísticas continuas entre los años 2012 y 2017, en los Censos de Población y Viviendas 2002 y 2012 y en los Anuarios Estadísticos de Salud.

6 El último período publicado oficialmente es el 2011-2013.

Recibido: 15 de Enero de 2019; Aprobado: 02 de Marzo de 2019

*Autor para la correspondencia: aja@cedem.uh.cu

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