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Revista Novedades en Población

versão On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.15 no.29 La Habana jan.-jun. 2019  Epub 15-Out-2019

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Concepción de prosperidad en actores laborales y no laborales

Conception of prosperity in labor and non-labor actors

Daybel Pañellas Álvarez1  * 

Laura Arango Rodríguez2 

Amaury Armando Díaz Caballero3 

1 Doctora en Ciencias Psicológicas. Facultad de Psicología, Universidad de La Habana, Cuba.

2 Licenciada en Psicología. Facultad de Psicología, Universidad de La Habana, Cuba.

3 Facultad de Ciencias de la Computación.

RESUMEN

Los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido aplicados desde 2011 han impactado todos los espacios de nuestra vida cotidiana. Se busca la construcción de una sociedad próspera definida desde la aspiración a un desarrollo económico y social que logre la satisfacción material y espiritual de los ciudadanos, potenciándolos como seres humanos. Bajo estos presupuestos, focalizando en el sujeto, surgió la pregunta: ¿cómo conceptualizan actores laborales y no laborales la prosperidad? La teoría de las identidades sociales, la categoría percepción social y estudios realizados en Cuba sobre desigualdad y equidad social constituyeron las fuentes teóricas de referencias. Se trabajó con un diseño mixto de investigación, aplicando un cuestionario, un dibujo y una entrevista semiestructurada. Las aplicaciones tuvieron lugar en dos períodos, enero y febrero de 2018; y octubre de 2018. Los resultados muestran heterogeneidades y homogeneidades interesantes, y abren preguntas con respecto a la categoría trabajo.

Palabras clave: Actores laborales y no laborales; prosperidad; trabajo

ABSTRACT

The Guidelines of the Economic and Social Policy of the Party applied since 2011 have impacted all areas of our daily life. It seeks the construction of a prosperous society defined from the aspiration to an economic and social development that achieves the material and spiritual satisfaction of citizens, empowering them as human beings. Under these assumptions and focusing on the subject, we asked ourselves: how labor and non-labor actors conceptualize prosperity? We based our research on the theory of social identities, the category of social perception and studies carried out in Cuba on inequality and social equity. We worked with a mixed research design, applying a questionnaire, a drawing and a semi-structured interview. The applications took place in two periods: January and February 2018, and October 2018. The results show interesting heterogeneities and homogeneities, and open questions regarding the work category.

Keywords: labor and non-work actors; prosperity; work

Introducción

La visión de país soberano, independiente, socialista, democrático, próspero y sostenible es uno de los principales pilares de nuestra política y, además, se forja como objetivo a alcanzar en los documentos aprobados por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, como son la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, las bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos, y nuevas modificaciones a los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

Los cambios buscan precisamente garantizar la materialización de nuestra visión de nación y a su vez hacen clara referencia a la intención de preservar el carácter del Gobierno cubano, afianzando el desarrollo económico y elevando el nivel y calidad de vida con equidad (PCC, 2017). Desde esta postura, “la prosperidad se materializa en el progreso económico, social y cultural a nivel de colectivos, comunidades, familias e individuos. Y (…) se promueve que estos ideales sean materializados en proyectos de vida material y espiritualmente alcanzables, en correspondencia con los valores humanos que propugna nuestra sociedad” (PCC, 2017, pp. 11-12).

Nuestra propuesta de trabajo se inscribe dentro del equipo de investigación Grupos y Heterogeneidad Social de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, cuya tarea anual era explorar la percepción de bienestar y prosperidad con la que están operando diferentes actores laborales y no laborales en La Habana. Nos referiremos en este artículo solo al tema de la prosperidad.

Cuestionamientos múltiples guiaron el trabajo, acá reportaremos: ¿Qué es ser próspero hoy en Cuba?; ¿Serán diversas las percepciones entre trabajadores estatales y no estatales, empleados y empleadores, jóvenes y adultos, mujeres y hombres; blancos, negros y mestizos; desempleados, amas de casa, estudiantes y jubilados?; ¿Cómo evalúan su prosperidad en el pasado, en el presente y en el futuro cercano?; ¿Cuál es la vía que visualizan estos grupos para alcanzar la prosperidad? Se trabajó con cada uno de estos grupos, en tanto se contaba con resultados previos de investigación que demuestran cómo los grupos sociocupacionales generan identidad social (De Armas y Pañellas, 2018; Palay; 2016; Palay y Pañellas, 2017; Pañellas, 2012, 2016, 2017a, 2017b, 2017c, 2017d, 2017e; Pañellas y Blanco, 2017; Pañellas, Caballero y Torralba, 2015; Peña, 2017), cómo esta resulta eje diferenciador para algunos temas; y bajo la convicción teórica de que el grupo es el escenario más decisivo de influencia en el transcurso de nuestra vida, así como que la identidad social es un concepto que conecta al individuo con las estructuras y los procesos de los grupos en los cuales se encuentra, pues “pretende superar la separación entre individuo y sociedad y descubrir algún modo de relacionar los procesos psicológicos con los determinantes históricos, culturales, políticos y económicos de la conducta” (Turner, Hogg, Oakes, Reicher y Wetherell, 1987, p. 38).

Se empleó un diseño mixto de investigación mediante la aplicación de un cuestionario, un dibujo y una entrevista semiestructurada. Las aplicaciones tuvieron lugar en dos períodos: enero y febrero de 2018 (para actores laborales) y octubre de 2018 (para actores no laborales). Se trabajó con un diseño mixto de investigación, aplicando un cuestionario, un dibujo y una entrevista semiestructurada. Por esta razón, con respecto al diseño de las técnicas, es necesario aclarar que en el segundo período de aplicación se cerraron categorías para facilitar la aplicación del cuestionario, ello significa que el primer cuestionario contenía preguntas abiertas que luego fueron convertidas en preguntas de selección. De ahí los contrastes que encontrará el lector en el reporte de algunos gráficos.

En ambos casos la muestra fue no probabilística, por cuotas. Estas se caracterizan por ser dirigidas o intencionales, se corresponden con características de la investigación, suponen selección informal y un poco arbitraria. La decisión sobre la elección de los sujetos de la muestra está en las manos del investigador y buscando la proporción de ciertas variables demográficas en la población (Hernández, Fernández y Babpista, 2010). La selección de la muestra se realizó a partir de la determinación de la muestra mínima necesaria. Ello significa que se determinó para cada uno de los grupos un número mínimo en el que estuvieran representadas todas las manifestaciones posibles que podían adoptar las variables de control más importantes. Se controló en todo los casos: sexo, edad, color de la piel, grupo etario; en el caso de los actores laborales (sector estatal-no estatal; rol de empleado o empleador); en el caso del sector no estatal: jubilados, amas de casa, estudiantes y desempleados.

El acceso a los sujetos se realizó a través de la técnica de bola de nieve, que consiste en “aplicar los instrumentos a aquellas personas con un vínculo personal con el investigador, quienes, a su vez, le presentan otras personas con las que mantienen vínculos, hasta completar un tamaño adecuado de la población estudiada, en función de las características requeridas para ser incluidas en el estudio y de los criterios de inclusión en cada grupo” (Hernández, 2006). Para el procesamiento y análisis de los resultados se construyó una base de datos y se crearon tablas de categorías vs. variables sociodemográficas a través de código Python para computar la significación estadística de cada categoría frente a la variable (prueba de independencia ji-cuadrado). También se realizaron análisis de correspondencias obtenidas a partir de la herramienta en el módulo de Python scipy.stats.chi2_contingency, para conocer los resultados que fueran estadísticamente significativos, y en otros casos, se utilizaron para explicar resultados por el carácter proyectivo de dichos gráficos. De conjunto se realizó un análisis de contenido de los dibujos y discursos en las entrevistas a los sujetos.

La muestra quedó constituida por 400 sujetos: 200 actores laborales y 200 no laborales. Un primer dato interesante resultó que, en el caso de los actores no laborales, aunque identificados en cada una de las categorías, todos se dedicaban a una actividad que les propiciara ingresos y que consideraban trabajo (vender productos, realizar algunos servicios, etcétera) (figuras 1 y 2).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 1 Distribución de la muestra: actores laborales (sector y rol) y no laborales (situación actual) 

Fuente: Elaboración propia.

Figura 2 Distribución de la muestra según sus datos sociodemográficos 

Hallazgos

¿Qué es la prosperidad?

Para el procesamiento de la información relativa a las asociaciones se construyeron categorías que unificaran las respuestas de los sujetos.1 Estas quedaron conformadas como se muestra en la tabla 1.

Tabla 1 Conceptualización de categorías conformadas 

Categoría Definición Color
Economía Favorable Tener un salario favorable que permita satisfacer las necesidades básicas. Poder adquisitivo medio-alto.
Satisfacción Personal Sentirse bien anímicamente. Cuando se logra realizar actividades que brindan tranquilidad y armonía.
Éxito Profesional Ser reconocido en la esfera laboral, sentirse feliz con su profesión y con los resultados de su trabajo. Superación profesional sistemática.
Avance-Cambio Desarrollo socioeconómico y político del país, en aras de una mejor sostenibilidad.
Condiciones materiales óptimas Alcance de condiciones materiales como: vivienda, transporte, comida para una mejor calidad de vida.
Salud Buen estado físico y mental de la persona que le permite ser funcional ante la sociedad.
Condiciones sociales favorables Logro de condiciones favorables en el entorno social que favorezcan a todos como: buen transporte público, mercados abastecidos, medio ambiente limpio, etc.
Realización Familiar Sentirse bien en la realización de actividades familiares, disfrutar del tiempo en familia. Se refiere a todo aquello que refuerce la importancia de la familia.
Seguridad y Estabilidad Logro de una permanencia en cuanto a economía, trabajo y seguridad social.
No Respuesta No se refieren argumentos.

Fuente: Elaboración propia.

La prosperidad es entendida por todos los actores laborales como un estado o condición estrechamente vinculado a la esfera económica o material. El logro de una economía favorable es el porcentaje que alcanza mayores valores. Esto se corrobora en muchos resultados de la fase cualitativa donde el dinero y las buenas condiciones materiales producto de una economía favorable son el eje central de sus discursos.

Encontramos frases menos elaboradas como “dinero” (obrero, sector estatal, 45 años); “mejora económica” (dirigente, sector estatal, 50 años); y otras más elaboradas como: “Que en nuestra sociedad pueda existir desarrollo, economía y avances en todas las esferas” (intelectual, sector estatal, 35 años); “Alcanzar cierta facilidad económica y estabilidad material” (dependiente de restaurante, sector no estatal, 26 años); “Tener buena economía para conseguir lo que se desee (…), cuando se mantiene un nivel cultural-económico-familiar que permite lograr mejores dividendos” (cuentapropista, sector no estatal, 40 años).

Como se aprecia, existen distintos énfasis en el tema de la economía. Independientemente de la presencia de una visión individualista, se expresa el interjuego entre lo social y lo individual. Hay discursos que abogan por una mejora económica a nivel de país puesto que lo reconocen como la estrategia para poder alcanzar una mejor economía a nivel individual.

Vivienda y transporte constituyen íconos que suponen esa optimización de la vida y del poder adquisitivo. Esto se refuerza en la fase cualitativa de la investigación donde encontramos las siguientes representaciones (figura 3):

Figura 3 Concepciones asociadas a prosperidad 

En un segundo lugar de frecuencia de aparición, se encuentra la satisfacción personal. Los sujetos refieren: “uno es próspero cuando tiene bienes materiales y espirituales que garantizan calidad de vida y felicidad” (académico, sector estatal, 60 años); “Balance de la satisfacción desde las necesidades materiales como espirituales” (intelectual-científico, sector estatal, 37 años). Esto se corrobora con las expresiones anímicas de los sujetos en la fase cualitativa (figura 4).

Figura 4 Concepciones asociadas a prosperidad (expresiones anímicas) 

A pesar de que la temática económica también emerge en los actores no laborales, destaca que sus primeras asociaciones en torno a la prosperidad están vinculadas a dos categorías fundamentales: familia y salud.

En múltiples ocasiones destacan la realización en el área familiar como el factor protector para sentirse prósperos. Esto se corrobora en frases como: “Mantener un hogar armónico y dar buena crianza a mis hijos, ayudarlos en todo lo que pueda” (ama de casa, 36 años); “Ayudar a mis hijos y esforzarme por mantener mi familia unida” (sin ocupación actual, 29 años); “Pasar tiempo de calidad con mi familia que equilibro con el trabajo y estudio” (estudiante que trabaja, 20 años); “Que mi familia esté bien y mantener buenas relaciones” (jubilado, 70 años).

La salud es entendida como el logro de un buen estado físico y mental de la persona. La mayoría de los actores no laborales hacen referencia al autocuidado que ejercen para mantenerse funcionales en la sociedad. Frases como: “hacer ejercicios y comer saludable” (jubilada, 68 años); “Ejercitar mi cuerpo, leer y oír mucho para tener una mejor vida cada día” (sin trabajo actual, 50 años), entre otras, sobresalen en los discursos de estos sujetos.

Como se aprecia, la salud y su vinculación con la familia son las principales representaciones que se establecen dentro de la comunidad de personas que se encuentran en la esfera no laboral del país. Esto se sustenta en las siguientes representaciones (figura 5).

Figura 5 Concepciones asociadas a prosperidad (salud y familia)  

Otras respuestas frecuentes dadas por los sujetos ―tanto en actores laborales como no laborales― fueron el éxito profesional y la necesidad de avance y desarrollo a nivel de país. Resultado particularmente interesante en el caso de los actores no laborales. Frases como: “Sentirme bien con lo que hago” (jubilado, 72 años); “Para ser próspero tengo que esforzarme en el trabajo y el estudio para adquirir más conocimientos que me ayuden a evolucionar” (estudiante que trabaja, 19 años); “Es batallar y luchar con el día a día, en lo que se pueda para obtener mayores logros” (sin ocupación actual, 43 años); “Trabajar y luchar” (ama de casa, 44 años), se vuelven parte del discurso de estas personas que se reportan como no activos laboralmente. En una misma línea, los actores laborales refieren: “la prosperidad implica desarrollo profesional, material, espiritual y un desenvolvimiento”, “la mejora continua de las condiciones de vida propia y de los que me rodean con un entorno limpio, mercados abastecidos y con la oportunidad de conseguir las cosas elementales” ―referidas por estilistas y masajistas, sector no estatal, entre los 40-45 años.

Prosperidad: ¿dónde se ubican?

Una vez definida su percepción en torno a la temática, se pidió a los sujetos realizar una evaluación de su prosperidad pasada, actual y futura. La figura 6 muestra esta percepción con una temporalidad de 5 años en cada uno.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 6 Evaluación temporal de bienestar y prosperidad 

Hace 5 años la media de las personas califica de regular su prosperidad debido a que identificaban en su mayoría la existencia de limitantes económicas, pero también limitantes personales vinculadas a la esfera de salud y familiar. Esto se manifiesta en discursos como: “Factores externos impedían mi satisfacción plena” (académico, sector estatal, 32 años); “Regular. Como obrero tengo muy poco salario” (obrero, sector estatal, 60 años); “Tenía dificultades económicas y preocupaciones familiares” (obrero, sector estatal, 54 años); “Hace 5 años acababa de graduarme y el futuro no lo veía muy claro” (mecánico, sector no estatal, 29 años); “Tenía solvencia económica, trabajaba en lo que me gustaba pero mi salud no era la mejor” (científica de la salud, sector estatal, 55 años); “Aún no tenía el estilo de vida que quería” (académico, sector estatal, 37 años); “Las condiciones sociales de mi entorno no me permitían desarrollarme profesionalmente” (artista, trabaja en ambos sectores, 29 años); “Estaba en desigualdad económica y social” (estudiante que trabaja, 21 años); “Tenía problemas familiares que me preocupaban” (jubilado, 61 años); “Quería dejar los estudios por problemas en casa y trataba de alcanzar metas y no lo lograba” (sin ocupación actual, 21 años); “Las condiciones no eran óptimas” (ama de casa, 47 años); “No me sentía bien conmigo mismo” (sin ocupación actual, 48 años).

En la actualidad el discurso se modifica hacia un alcance de ciertos logros, de ahí que la media de las personas califique su prosperidad actual con el calificativo de bien. Esto significa que las personas han encontrado mecanismos para alcanzar diversas metas. Por ejemplo: “Con la madurez entran en juego otros intereses” (académico, sector estatal, 32 años); “Tengo mejor solvencia económica y estabilidad familiar” (obrero, sector estatal, 54 años); “Bien, pero considero que me faltan condiciones para llegar a más” (cuentapropista, 48 años); “Trabajo privado y ahora mi actual empleo me ha ayudado a prosperar económicamente” (estilista, 42 años, sector no estatal); “Me desempeño bien en mi carrera y mi familia crece armónicamente” (científico, sector estatal, 22 años); “Llevo trabajando tres años en el mismo lugar, me va bien y tengo objetivos más claros” (mecánico, sector no estatal, 29 años); “Conservo lo positivo y una mejora en mi salud” (científica de la salud, sector estatal, 55 años); “Me he superado y cambiado en aspectos de mi vida” (académico, sector estatal, 37 años); “Estoy feliz y cómodo en mi vida laboral” (dependiente en restaurante, sector no estatal, 26 años); “Gozo de buena salud, tengo mi propia familia y me encuentro trabajando en lo que me gusta” (estudiante que trabaja, 27 años); “Actualmente estoy en el camino para lograr mis objetivos… voy luchando” (sin ocupación, 25 años); “Me siento útil” (jubilado, 89 años); “Trabajo para alcanzar mis objetivos, me cuido” (ama de casa, 58 años).

Dentro de 5 años se aprecia un optimismo por parte de la mayoría de los actores laborales, quienes sitúan su evaluación en la categoría de excelente. Aparecen discursos que reflejan la esperanza en los proyectos futuros: “Porque espero que no empeoren las condiciones actuales” (académico, sector estatal, 60 años); “Siempre hay que pensar que se puede mejorar” (obrero, sector estatal, 60 años); “Mucho mejor porque seguiré creciendo profesionalmente para contribuir al bienestar psicológico y social de mi sociedad” (científico, sector estatal, 22 años); “Pensando en positivo, en 5 años espero tener resuelto aspectos que hoy en día no tengo” (mecánico, sector no estatal, 29 años); “Tengo fe, y supongo que con mi esfuerzo mi estado cambie” (académico, sector estatal, 32 años); “Excelente, porque el optimismo siempre debe colmar la vida” (científica de la salud, sector estatal, 55 años); “Solo espero que todo esté mejor y que seamos capaces de entender verdaderamente lo que deseamos para prosperar y que eso se tenga en cuenta” (artista, trabaja en ambos sectores, 29 años); “Mis hijos habrán terminado sus estudios, serán más independientes y espero que la economía del país mejore” (sin ocupación actual, 56 años); “Espero tener un trabajo estable y que me guste para mejorar mi posición” (sin ocupación actual, 30 años); “Espero tener un trabajo con el que pueda sustentar a mi familia y darnos gustos” (estudiante que trabaja, 22 años); “Espero que el futuro mejore, disfrutar mis nietos” (jubilada, 80 años); “Espero que mi familia esté unida, con buena salud, y lograr nuevas metas” (ama de casa, 40 años).

Pero, ¿quiénes son esos que se perciben cada vez mejor? Al profundizar en estos datos, se halla que son los cuentapropistas e intelectuales los que perciben un incremento en su prosperidad a medida que pasan los años. A partir de estos datos nos es posible construir perfiles de argumentos para describir esta percepción de mejoría en los sujetos. En lo relativo al sector no estatal, aquellos que se identifican como cuentapropistas experimentan su prosperidad con la entrada al sector, lo que se relaciona directamente con el aumento en los ingresos económicos. Sin embargo, los intelectuales también experimentan esta cualidad de mejora pero desde argumentos que dan mayor relevancia a la realización profesional y personal; estrechamente vinculados con la satisfacción personal, segunda categoría de relevancia que define la prosperidad en la muestra general.

A pesar de que existe este perfil optimista, encontramos un número de personas portadoras de incertidumbre y desconfianza futura. Este porciento en su mayoría es expresado por adultos mayores que alegan: “Voy a estar más vieja, con más problemas y menos energía” (intelectual, 60 años, sector estatal); “Mi salud puede flaquear… ya soy viejo” (dirigente, 70 años, sector estatal), etcétera; y adultos medios que tienen un vago conocimiento de las políticas socioeconómicas, por tanto refieren discursos cualitativos como: “No sé, es como una utopía. Las esperanzas de mejoras son muy pocas” (cuidadora, sector no estatal, 38 años); “Quisiera decir que fuese excelente pero debido a condiciones conocidas por todos, no sé cómo estaré de aquí a 5 años” (cuentapropista, 48 años); “Todo es muy incierto” (contratista, sector no estatal, 57 años); “No sé qué decir, tal vez no esté viva” (jubilada, 94 años); “No sé qué me espera” (sin ocupación actual, 53 años), etcétera.

Prosperidad: ¿cuáles son las estrategias para alcanzarla?

Para el procesamiento de la información relativa a este ejercicio de asociaciones, se construyeron categorías que unificaran las respuestas de los sujetos.1 Estas quedaron conformadas como se muestra en la tabla 2.

Tabla 2 Conceptualización de categorías conformadas 

Fuente: Elaboración propia

En todos los casos coinciden en colocar al trabajo como la estrategia que más utilizan para alcanzar la prosperidad. Como se aprecia en la figura 7, el trabajo se posiciona en primer lugar.

Las personas refieren el trabajo como la vía más eficaz para prosperar tanto individual como grupalmente. Sus parlamentos en los cuestionarios lo demuestran. “Trabajar, estudiar, poder transmitir mis conocimientos a próximas generaciones para que también contribuyan al sector” (científico, sector estatal, 22 años); “Trabajar y sacrificarme mucho, ser optimista, teniendo claro que con el optimismo solamente no se llega a prosperidad” (académico, sector estatal, 32 años); “Trabajar, ser honesta y esforzarme por ser mejor profesional cada día para ayudar a los demás” (científica de la salud, sector estatal, 55 años); “Prepararme en mi trabajo” (académico, sector estatal, 37 años); “Trabajar constantemente para lograr las metas propuestas” (artista, trabaja en ambos sectores, 29 años); “Luchar” (sin ocupación actual, 25 años); “Trabajo por cuenta propia y lucho por ayudar a mi familia” (jubilado, 67 años); “Hago todo lo posible por cumplir mis metas con el fin de superarme y convertirme en un buen profesional. Avanzar así en mi vida laboral y personal” (estudiante que trabaja, 23 años); etcétera.

En el caso de los actores no laborales, resulta importante el lugar de la realización personal, destacado con frases como: “Apoyo a mis hijos para que se gradúen de la universidad y colaboro con el avance de la economía familiar” (ama de casa, 49 años); “Cuido a mis nietos para que mi hija pueda trabajar sin interrupciones. Cuido de la familia” (jubilado, 66 años); “Trato de sentirme bien conmigo misma, con mi familia y lograr metas” (estudiante que trabaja, 19 años).

Importante resulta también el autocontrol. Planes familiares y personales son expresados en frases como: “No perder los valores manteniendo mi educación, instruyéndome, trabajando a diario y tratar de no perder la fe” (académico, sector estatal, 57 años), “Ser perseverante y tener organización y claridad de metas; y disposición para alcanzarlas” (estilista, 42 años, sector no estatal); “Organizar la vida en casa para facilitar a mis hijos el trabajar fuera” (ama de casa, 42 años); “Trazarme metas y esforzarme para alcanzarlas” (estudiante que trabaja, 25 años).

Prosperidad: ¿viene o se alcanza?

Una vez identificada la vía para acceder a la prosperidad, se concibió conveniente conocer cómo logran alcanzar dicha prosperidad (figura 7).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 7 Locus de control 

Los sujetos identifican factores internos que inciden directamente en el logro de la prosperidad, de ahí que alcance un 43,50% y un 61,70%. “De mí. La prosperidad que quiero está en trabajar las cosas hasta que las consiga. Solo está en esforzarse, trabajar, ponerse plazos y alcanzarlos” (artista, sector no estatal, 25 años), “De mí, y del par gobierno-sociedad” (académico, sector estatal, 32 años), “De mí, no puedo esperar por las políticas” (académico, sector estatal, 37 años); “Todos los días me reafirman que depende de mí y de mi esfuerzo, y de mi empeño, alcanzar la prosperidad” (artista, trabaja en ambos sectores, 29 años); “De mí y de mi perseverancia” (científico, sector estatal, 22 años). “De mí y de mi familia” (sin ocupación actual, 50 años); “De mí y mis capacidades” (ama de casa, 51 años). Esta información nos refleja además, que a pesar de que existe una consciencia por parte de los sujetos de su papel en el logro de la prosperidad, también su proactividad se debe a que no reconocen ninguna red externa que sirva de apoyo para alcanzar sus metas previstas.

También alcanzó un alto porcentaje la combinación del plano interno y externo. Esto hace alusión a la identificación de agentes externos que facilitan el logro de un desarrollo próspero y que se complementan con el carácter individual del asunto. Aquí identificamos todos los discursos que establecen una conexión e interrelación entre individuo-sociedad. Por ejemplo: “Mi esfuerzo (…) aunque también se puede tomar en cuenta los esfuerzos del país para mejorar las cosas” (obrero, sector estatal, 60 años); “Del trabajo de todos” (dirigente, sector estatal, 70 años); “De mí, y del par gobierno-sociedad” (académico, sector estatal, 32 años); “Depende de mis capacidades y de que el Estado facilite nuevas vías de inserción” (sin ocupación actual, 48 años); “Depende de mí y de mi entorno social” (jubilado, 85 años); “Depende mí, del territorio, del sector en el que esté” (estudiante que trabaja, 22 años).

Aquella minoría que se identifica con la asunción de un papel pasivo, que delega la responsabilidad a lo externo, lo aportan cuentapropistas e intelectuales que han sufrido limitaciones en su accionar cotidiano con discursos como: “Depende de otros factores porque siempre hay nuevas medidas que te frenan” (dependiente, sector no estatal, 30 años); “De otros porque por más que quiera avanzar siempre me encuentro con un obstáculo” (intelectual, sector estatal, 34 años) y dirigentes que se relacionan con el discurso de “Aunque soy jefe, tengo que pedir permiso a otros” (dirigente, sector estatal, 60 años); “Del medio sociopolítico y económico en el que vivimos” (ama de casa, 45 años); “De mi esposo” (jubilada, 70 años); “Del Estado” (sin ocupación actual, 35 años).

Prosperidad: ¿Qué variables la heterogeneizan?

Para conocer si las variables controladas heterogeneizaban las respuestas en torno a la concepción de prosperidad, se realizaron pruebas de estadísticas de correlación, identificando como diferencias significativas para una p(0.2. A partir de su procesamiento encontramos que para los actores laborales no heterogeneiza ninguna variable, en tanto para los actores laborales el sexo es la única variable significativa (figura 8).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 8 Análisis de correspondencia de prosperidad según sexo 

Resulta muy interesante, no obstante, la distribución cualitativa que tiene lugar al interno de cada categoría y que mostramos, pues el gráfico habla más que mil palabras. Los gráficos colocados a la derecha responden a los actores laborales, mientras que los situados a la izquierda responden a los actores no laborales.

En los actores laborales, en el sector estatal el binomio economía favorable y satisfacción personal son las cualidades que más sobresalen. Sin embargo, para el sector no estatal giran en torno al avance-desarrollo-cambio vinculado con un éxito profesional y quizás, hasta con la seguridad y estabilidad. Esto podría relacionarse con el hecho de mantener los negocios emprendidos y desarrollarlos a partir de los cambios deseados y que se prevean. Por otra parte, en los actores no laborales, se aprecian de forma muy clara las concepciones claves de prosperidad para cada grupo. Las amas de casa califican la prosperidad como la realización familiar ―visión coherente con el rol de género tradicional―; los jubilados la asocian a salud; los estudiantes que trabajan, a un éxito profesional y una satisfacción personal; y los que actualmente están sin ocupación, a una economía favorable (figura 9).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 9 Análisis de correspondencia de prosperidad según sector y situación identificada 

Tanto en los actores laborales como en los no laborales observamos que los sujetos femeninos de la muestra asocian la prosperidad con la familia, la salud y condiciones de vida óptimas, en tanto el sexo masculino la concibe ligada al logro de una economía favorable, el éxito profesional y la satisfacción personal, acompañada de seguridad y estabilidad (figura 10).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 10 Análisis de correspondencia de prosperidad según sexo 

En los actores laborales, aunque la condición de economía favorable se encuentra equidistante de ambos grupos, para los sujetos de color de la piel blanco se aprecia que su prosperidad está vinculada a la satisfacción personal ―entiéndase “ser feliz”, “sentirme bien conmigo mismo”, etcétera― y las condiciones sociales favorables, lo que engloba todo lo referente al trasporte, a un entorno limpio y abastecido de recursos que le provea comodidades, entre otros factores. Por otra parte, tanto para los sujetos de color de la piel negra como mestiza, alcanzar condiciones de vida óptima (casa, carro, etcétera) y la realización familiar son las condiciones más importantes para su prosperidad. Mientras, en los actores no laborales, muestran mayor diversificación. Los sujetos de color de la piel blanco asocian la prosperidad al logro de una economía favorable, la satisfacción personal y al éxito profesional. Mientras, tanto los sujetos de color de la piel negra como mestiza, se acercan más a criterios de condiciones sociales como materiales óptimas (figura 11 y 12).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 11 Análisis de correspondencia de prosperidad según color de la piel 

Fuente: Elaboración propia.

Figura 12 Análisis de correspondencia de prosperidad según grupo etario 

En este caso, quedan diversificados los resultados por grupos, pero no coinciden en ambos actores.

En actores laborales, los jóvenes, que abarcan el rango etario de 18-35 años, conciben su prosperidad en relación con poder alcanzar una economía favorable, que lleve a un desarrollo profesional y, a su vez, destacan el hecho de conservar buena salud para la consecución de dichas metas. El grupo de adultos medios vincula su prosperidad a la satisfacción personal y a la percepción de avance, de cambio y desarrollo a nivel social. Por último, los adultos mayores se identifican con las categorías de estabilidad-seguridad y realización familiar, lo cual está estrechamente relacionado con la noción de trascendencia. Por otra parte, los actores no laborales reflejan cómo los jóvenes continúan inclinándose hacia el éxito profesional y la satisfacción personal, mientras que los adultos medios asocian la prosperidad a una economía favorable que permita la satisfacción de sus necesidades personales y familiares. Por último, los adultos mayores reproducen las categorías de seguridad y estabilidad.

Conclusiones

Se ofrecen conclusiones muy sintéticas dado el desafío del espacio. Sirvan para abrir debate e invitar a nuevas investigaciones.

  1. 1. La percepción del concepto de prosperidad en los actores laborales gira en torno a tres líneas temáticas fundamentales:

    1. El logro de una economía favorable.

    2. Alcanzar buena salud, una realización familiar y una satisfacción personal.

    3. El logro de avance y cambio que se refleje en un desarrollo político, económico y social.

  2. 2. La principal estrategia utilizada tanto por los actores laborales como no laborales es el trabajo. Asociado a esta estrategia se reconoce un movimiento hacia la individualidad en el alcance de dicha prosperidad donde el sujeto es el motor fundamental.

  3. 3. La mayoría de los actores laborales ―en especial los intelectuales y cuentapropistas― y los no laborales evalúan su prosperidad favorablemente y desde el optimismo. No obstante, el discurso de desconfianza e incertidumbre continúa presente.

  4. 4. Las mayores diferencias significativas estadísticamente encontradas en relación con la concepción de prosperidad están dadas solamente en los actores laborales, por la variable sexo. No obstante, las demás variables reflejan a lo interno diferencias cualitativas en torno a la percepción de la concepción de prosperidad.

Referencias bibliográficas

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Las categorías fueron conformadas a partir del criterio de expertos.

Recibido: 10 de Enero de 2019; Aprobado: 20 de Febrero de 2019

*Autor para la correspondencia: daybel77@psico.uh.cu

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