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Revista Novedades en Población

 ISSN 1817-4078

        15--2020

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Envejecimiento demográfico y familia. Aproximaciones desde Holguín

Demographic aging and family. Approaches from Holguín

Juan Carlos Baster Moro1  * 

Arelis Rosalen Mora Pérez2 

1 Máster en Longevidad Satisfactoria. Especialista de II Grado en Geriatría y Gerontología. Profesor e investigador auxiliar. Universidad de Ciencias Médicas. Holguín, Cuba.

2 Máster en Estudios de Población. Ingeniera industrial. Profesora instructora. Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana. Cuba.

Resumen

El envejecimiento de la estructura por edades de la población es el resultado de la combinación de una baja fecundidad, mortalidad y las migraciones. Este comportamiento demográfico impacta en diferentes sectores de la vida social y de manera más particular en la familia, donde en la mayoría de los casos, ocurre una modificación de su estructura y de los roles de cada uno de los integrantes de la misma. Debido a la importancia de este fenómeno, en la presente investigación se realizó un acercamiento al tema de la familia en la actualidad y su envejecimiento. Además, se analizó el envejecimiento demográfico en la provincia de Holguín, demostrando que es la provincia más envejecida del oriente cubano. Por otro lado, se llegó a la conclusión de que los envejecidos deben continuar desarrollando sus actividades familiares, independientemente de su vínculo laboral, en dependencia de sus preferencias y estado de salud; que no limiten su rutina de vida, que los hagan sentirse útiles; y que la comunicación es imprescindible para que los miembros de la familia cumplan sus roles sin afectar al envejecido.

Palabras clave: familia; envejecimiento; Holguín; roles

Abstract

The population's aging of the structure for ages stems from a low fertility's combination, mortality and migrations. This demographic behavior causes impact at different sectors of social life and of more particular way in the family, where for the most part, a modification of his structure and of the roles out of every one of the members of the same happens. Due to the importance of this phenomenon, in present it investigation accomplished to the family's theme an approach as of the present moment and his aging. Besides, Holguín examined the aging of the population himself in the provinces, proving that the more province aged of the Orient is Cuban. In addition, it took place to the conclusion that the aged must continue developing his family activities, independently of his labor link, in dependence of his preferences and status of health, that they not limit his routine of life, that they make to feel useful; And that communication is essential for that members of the family obey his roles without affecting the aged.

Key words: family; aging; Holguín; roles

Introducción

Una institución fundamental de la sociedad es la familia, la cual se ha ido adaptando a los cambios ocurridos durante la evolución de la humanidad en cada etapa histórica. Varias especialidades definen a la familia acorde a sus intereses y objetivos, pero todas le otorgan la importancia que posee:

  • Constituye el espacio natural para la protección de sus miembros sin importar sexo o edad, el apoyo mutuo entre ellos, encargada de la educación y desarrollo físico y social.

  • En ella se transmiten valores, se crean nexos que permite la implantación de diversos roles que permiten al individuo desarrollarse en determinados contextos (Infantes y otros, 2017; Martínez, 2005).

A los efectos del Censo de Población y Viviendas de Cuba (CPV) de 2012 (ONEI, 2014), se consideró a la familia como grupo de dos o más personas, integrante de un mismo hogar censal (HC), emparentados entre sí hasta el cuarto grado de consanguinidad (padres, hijos, abuelos, nieto, bisnietos, hermanos, tíos, sobrinos y primos) y hasta el segundo en afinidad (cónyuge, suegros, yernos y nueras, hijastros, cuñados y consuegros). En dependencia de la cantidad de personas que residen y las relaciones existentes en un hogar censado puede existir una familia, diversas o ninguna.

Otros investigadores como Louro y otros (2007) la consideran, además de poseedora de los requisitos mencionados anteriormente de consanguinidad y parentesco, como un grupo de personas que comparten vínculos de convivencia y afecto, en el que no deben faltar los elementos que los identifican cultural y socialmente en los espacios que habita. Además, hacen hincapié en la salud familiar, la cual es fundamental para el análisis de la situación de salud de la comunidad. Para ello se tiene en cuenta la interrelación dinámica de su funcionamiento (funciones básicas y dinámica de las relaciones internas), las condiciones materiales de vida (satisfacción con los ingresos, condiciones estructurales de la vivienda, equipamiento doméstico básico y hacinamiento) y la salud de sus integrantes (predominio de la enfermedad sobre la salud o por la naturaleza del problema). Al igual que en la comunidad, que se hace necesario el conocimiento de la composición y estructura de la población, al interior de la familia deben conocerse sus características y cómo puede evolucionar.

En la vida familiar su estructura permite que se realicen las funciones necesarias en virtud del cumplimiento de objetivos que se persigan. Estas funciones o roles familiares deben ser definidos y controlados para satisfacer las necesidades del núcleo familiar (Clavijo, 2011). Los mismos se van aprendiendo a través de modelos disponibles de la familia y personas cercanas.

En la actualidad hay una marcada tendencia, fundamentalmente en los países desarrollados, al envejecimiento de la población que se evidencia con el incremento de la proporción de personas de 60 años y más respecto al total de la población. Este fenómeno se denomina como envejecimiento demográfico. Si la población envejece los miembros de las familias también envejecen, lo que lleva en ocasiones a la reestructuración de la familia y de los roles de cada uno de sus miembros. En muchos casos, familias nucleares pueden pasar a ser extendidas o compuestas si los adultos mayores se unen, o pasan a vivir con los adultos mayores otros miembros de la familia, puede ocurrir además que se unan varios adultos mayores para el apoyo mutuo.

La transición demográfica cubana, el paso de altas tasas de mortalidad y fecundidad a bajas tasas, ha sido más rápida que en los países europeos, donde inició esta teoría. El mantenimiento de las bajas tasas de fecundidad y mortalidad, así como los procesos migratorios que se desarrollan, cada vez en mayores proporciones y en edades jóvenes y reproductivas, ha llevado al envejecimiento de la población.

En Cuba la población de 60 años y más para el 2017 representó el 20,1% (2 251 930 habitantes) del total de habitantes. Se determinó que las provincias más envejecidas son Villa Clara, con un 23,4%; La Habana, con un 21,3%; y Sancti Spíritus, con 21,2%. En el caso de la región oriental, la provincia de Holguín es la que mayor proporción de adultos mayores posee, y es la tercera con mayor cantidad de personas en el país (ONEI, 2018). Si se analiza el índice de envejecimiento demográfico cubano significa que uno de cada cinco cubanos tiene más de 60 años.

La tendencia al aumento de los adultos mayores continúa para el futuro. Lo que reporta que disminuyan la cantidad de hogares con niños y adolescente menores de 15 años y aumente las familias con adultos mayores, que a medida que aumente el grado de envejecimiento de la sociedad las cifras aumentarán. Garantizar el bienestar físico y emocional de este grupo poblacional es función de la sociedad, pero en la familia se deposita una responsabilidad que es insustituible, la calidad de las relaciones intergeneracionales que se producen a su interno son expresión de las manifestaciones de su estructura y funcionamiento (CEPDE, 2014).

El país conoce la importancia de crear las condiciones para que los envejecidos y sus familias tengan una mejor calidad de vida y sean acompañados en este proceso que requiere la interacción de todos los factores sociales. Los académicos acompañan a los políticos a través de sus investigaciones y propuestas. El conocimiento general de los indicadores de envejecimiento es fundamental; en el caso cubano, conocer cada territorio, debido a las heterogeneidades que presentan tanto a nivel provincial como municipal, es fundamental. Por tales motivos se crean las capacidades en los territorios para estudiar la población a nivel de las distintas divisiones político-administrativas, mayores y menores, como parte del trabajo del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana.

En la provincia de Holguín existe un equipo de trabajo encargado de dar a conocer la situación demográfica de la provincia y sus municipios a las máximas autoridades. Asesorados científica y metodológicamente por el Centro de Estudios Demográficos, el trabajo es organizado por una red de variables, en la cual el componente envejecimiento es clave. Por lo tanto, se escoge la provincia nororiental para acercarse al tema.

Con los aspectos señalados con anterioridad, surgen interrogantes como cuáles son las características que distinguen a las familias envejecidas y cuál es el comportamiento del envejecimiento demográfico en Holguín y su influencia en la familia holguinera. Para dar respuesta se realiza un acercamiento a los temas de familia, su estructura y roles, y se caracteriza el envejecimiento demográfico en la provincia de Holguín para el 2017.

Aproximaciones sobre el tema

En las últimas décadas, tanto organizaciones como expertos en el tema del envejecimiento demográfico, se han dado a la tarea de determinar las implicaciones que tienen para la familia, la sociedad, las políticas públicas, la salud, la economía, y como la creación de redes de apoyo ayuda a balancear las posibles consecuencias de no atender adecuadamente este proceso.

Las Naciones Unidas también consideran que el envejecimiento de la población está a punto de convertirse en una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI, con consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad, así como para la estructura familiar y los lazos intergeneracionales (Organización de Naciones Unidas [ONU], 2018). A su vez la Dra. Margaret Chan, ex-directora general de la Organización Mundial de Salud (OMS) durante el 2015 expresó sobre el envejecimiento: “Esto tiene profundas consecuencias para la salud y para los sistemas de salud, su personal y su presupuesto” (OMS, 2015).

Se considera que la familia cubana ha envejecido en la misma medida que ha envejecido la sociedad, ha disminuido la fecundidad, se ha reducido el número de sus integrantes, y aumentan los de 60 y más años, alcanzando incluso edades muy seniles, cayendo en la categoría de “viejos viejos”, personas de 75 años y más e incluso centenarios, fenómeno considerado “el envejecimiento dentro del envejecimiento” (CEPDE, 2014) y hay predominio de seniles del sexo femenino, lo que se denomina feminización del envejecimiento.

Un adulto mayor laboralmente activo puede continuar desempeñando roles productivos dentro de su familia hasta edades muy avanzadas si su salud se lo permite, contribuir al normal funcionamiento de su hogar, puede mantener su vida social y preferencias cuando los demás integrantes respetan su integridad, en sentido contrario tenemos grupos familiares que sobrecargan el rol de un adulto mayor, limitando su cotidianidad, lo que algunos denominan superabuelos.

La palabra jubilación proviene de júbilo. Para muchas personas constituye un período de satisfacción y logro de aspiraciones que las obligaciones laborales y familiares les privaron de obtener; sin embargo, para otras, provoca nuevas responsabilidades rutinarias y agotadoras que no les corresponden y que limitan el contacto social necesario. Otros sujetos interrumpen la vida laboral para evitar las responsabilidades y los horarios. En la primera etapa se sienten liberados y felices, pero la ruptura de sus costumbres sin ser sustituidas por otras agradables y útiles, los lleva al aburrimiento y hasta la depresión. Se entregan al cuidado de los nietos y encomiendas domésticas con poca retribución espiritual, dejando a un lado los gustos personales, lo cual les hace percibirse inútiles y marginados en la familia (Rodríguez, 2010).

El rol de la mujer se recarga en ocasiones mucho más porque sobre ella recae el cuidado y atención de los ancianos, dependientes o no del resto de la familia. Como se ha explicitado en disímiles investigaciones, son las mujeres las que abandonan el centro laboral para la atención a los seniles, además de la carga doméstica habitual.

La Encuesta Nacional de Envejecimiento Poblacional 2010 mostró que el 79,1% de la población adulta mayor no trabaja, en tanto el 20,9% realiza alguna actividad laboral y dentro de ellos están los insertados con posterioridad a la jubilación, clasificados como “jubilados que trabajan‟, y es mayor la proporción de los adultos mayores que “no trabajan‟ en el grupo de 75 y más, que alcanza al 92,0%.

En Cuba se trabaja para crear las condiciones para un envejecimiento activo, que las personas mayores de 60 años se sientan útiles y puedan contribuir a la sociedad, siempre y cuando se encuentren con capacidades físicas y mentales para continuar aportando. La experiencia de estas personas es favorable para los espacios laborales y para las familias, sobre todo para el diálogo de las generaciones que conviven en estos espacios.

La morbilidad por enfermedades crónicas no transmisibles en estas edades aumenta. Se ha identificado que el 82,2% de los ancianos padece de alguna enfermedad (ONEI, 2011). Una característica de estas enfermedades a estas edades es la descompensación con facilidad si no se tienen los cuidados necesarios, así puede aparecer entonces la fragilidad (Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas [CNICM], 2017), la discapacidad y la dependencia. Unido a ello pueden manifestarse otras complicaciones, acompañando el envejecimiento fisiológico que limita la realización de las actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria. La dependencia impone la intervención de cuidadores formales o no, o la solicitud de cuidados institucionales.

Guzmán y Huenchuan (2005) consideran que el papel que pueda cumplir el Estado en la oferta de cuidado en la vejez se realiza en paralelo con la inversión en otros grupos poblacionales y ―al existir una oferta segmentada de servicios sociales― se suele plantear que las necesidades de las personas mayores compiten por los recursos que deberían estar destinados a los niños.

La institucionalización en un hogar de ancianos o centro geriátrico puede ser uno de los acontecimientos más significativos en la vida de una persona anciana y de su familia. Ello trae consigo una crisis familiar, ante la cual no siempre la familia y el individuo están preparados para un afrontamiento adecuado. Por ello, resulta vital que los profesionales que trabajan en tales instituciones (enfermeras, geriatras, trabajadores sociales, psicólogos, entre otros) conozcan las necesidades de la familia y los retos a los que esta se enfrenta durante la institucionalización, a fin de brindar apoyo en esta etapa de transición (CNICM, 2018).

Se confía en que la tradición familística perdure y la práctica del cuidado siga siendo parte de las relaciones de afecto que existen al interior de la familia, pero es importante recordar que esta opción puede constituirse en una carga emocional y económica para aquellas familias de bajos ingresos que necesitan apoyo para continuar atendiendo a sus mayores (Guzmán y Huenchuan, 2005). Al cierre del año 2017 en Cuba funcionaban 150 hogares de ancianos y 287 casas de abuelos, con un total de 11 156 adultos mayores que residen o permanecieron seminternos en estos centros (Ministerio de Salud Pública [MINSAP], 2018).

En la Encuesta Nacional de Migración de Cuba, publicada en 2018, se explicita que, al comparar la población que tiene familiares en el exterior y la que no los tiene, se revelan diferencias tales como mayor proporción de personas con 60 años y más de edad entre las personas con familiares en el exterior a diferencia de la población que no los tiene, a causa de que los primeros forman parte de hogares más envejecidos que quedaron tras la marcha de los integrantes que tomaron la decisión de migrar al exterior (ONEI, 2018).

Un reto importante para Cuba es la capacitación a los integrantes familiares en funciones de cuidadores y acompañarlos en esas tareas, evitando el llamado síndrome de sobrecarga del cuidador. Debe reforzarse el apoyo a aquellas familias en las cuales sus ancianos padecen de demencia senil, Alzheimer, entre otras enfermedades, en las que el cuidado debe multiplicarse y el desgaste del cuidador es mayor. Los roles familiares pasan a ser fundamentales, la atención y comprensión tanto del anciano como de su cuidador son elementos básicos para el resto de la familia.

La familia debe ser la encargada principal de velar por la salud de sus miembros. A su vez es la que debe establecer las responsabilidades para que cada persona cuide su salud y la de sus convivientes. En el caso de las familias en las que vive un adulto mayor o varios, sean pequeñas o no, el establecimiento de roles concretos y acorde a las características de los miembros de la estructura familiar facilita que en los momentos difíciles no se derrumbe la familia, y en el caso necesario, los cuidados se realicen sin contratiempos. Las relaciones del adulto mayor con la familia cambian, porque suelen convivir con sus nietos e hijos, primero en pareja y luego en el rol de viudos/as. Esto a su vez provoca movimientos en las familias, el traslado de viviendas y el cambio de roles de las personas; no se quiere que los más experimentados hagan crisis en los nuevos espacios, sino que se inserten y muestren lo que son capaces de hacer a las nuevas generaciones, y el proceso inverso es necesario también.

No se está en muchos casos, por ninguna de las partes (familia y ancianos), preparados para desempeñar funcionalmente roles de padres, abuelos y pérdida de la pareja, y cuando el anciano no puede “rendir” también puede ser no comprendido, abandonado e incluso maltratado porque va perdiendo su resolutividad, estatus, y en no pocos casos no es bien cuidado.

La comunicación familiar es importante en el hogar; así como los más jóvenes deben comprender a los de la tercera edad, estos últimos deben comprender a su descendencia. Los adultos mayores deben advertir también que no poseen las mismas características físicas de años antes y que trabajos de esfuerzo físico pueden traer futuras complicaciones para su vida y la de los familiares. Por supuesto, las conversaciones con estos no deben ser impositivas sino de diálogo por parte de los más jóvenes. Los niños y adolescentes miembros del núcleo familiar y la comunidad necesitan ser educados y formados desde edades tempranas en el respeto, solidaridad y responsabilidad con los mayores. La escuela debe fortalecer los valores de los pequeños desde la primera enseñanza hasta la universitaria.

En las comunidades debe aprovecharse la intervención del médico y enfermera de la familia, de los trabajadores sociales y el resto de los miembros de los grupos de trabajo comunitario, para sensibilizar a las familias con o sin adultos mayores, y así lograr un acompañamiento al proceso de envejecimiento y a los envejecientes.

El cumplimiento de la función económica de la institución familia es otro aspecto a considerar. Algunos miembros modifican el empleo formal hacia el informal para poder mantenerse en casa la mayor parte del tiempo brindando cuidados gerontológicos, además que los ingresos de jubilados y/o pensionados no cubren en muchos casos sus necesidades más básicas y deben ser ayudados por otro familiar. Se ha estimado que solo aproximadamente el 4,0% de los adultos mayores que viven en familia no reciben ningún tipo de ayuda de sus familiares corresidentes, en tanto cerca del 13,0% de estos adultos no brinda ningún tipo de ayuda a sus corresidentes (ONEI, 2011).

Aunque se conoce que los adultos mayores que están pensionados reciben ingresos que no satisfacen sus necesidades, cuando habitan con otros familiares deben ser comprendidos y debe brindárseles ayuda financiera. En el caso de que el adulto mayor tenga interés y, como se manifestó con anterioridad, capacidades, no debe negársele si desea reincorporarse al trabajo, formal o informal.

Holguín: la más envejecida del oriente del país

Holguín es la tercera provincia con mayor cantidad de personas con más de un millón de habitantes, antecedida por La Habana y Santiago de Cuba. El año 2017 cerró con 1 030 024 holguineros que residían en la provincia. Presenta indicadores demográficos en correspondencia con los de Cuba. Baja tasa global de fecundidad con 1,7 hijos por mujer, y 0,8 hijas por mujer es su tasa bruta de reproducción, por más de 40 años no se garantiza el reemplazo de la población; la mortalidad general es de 8,9 defunciones por cada mil habitantes, la mortalidad infantil es de 3,3 defunciones en menores de un año por cada mil nacidos vivos; la entrada y salida de efectivos del territorio conduce a que sea emisor de población con una tasa de saldo migratorio total de -5,4 migrantes por cada mil habitantes. La tasa media anual de crecimiento de -4,2 por mil habitantes, es decir, decrece su población.

Debido a la combinación y evolución de los factores antes expuestos, para el 2017 el 19,9% de los holguineros poseía más de 60 años. Este índice de envejecimiento le otorga el octavo lugar compartido con Cienfuegos entre las provincias más envejecidas del país. En la región oriental1 la provincia es la que posee mayor porcentaje de personas de 60 años y más, aunque ninguna de estas provincias sobrepasa la media nacional de 20,1%. Respecto al año anterior, aumentó en 0,4% el índice de envejecimiento (figura 1).

Fuente: Elaboración propia a partir de ONEI (2018). El Envejecimiento de la Población. Cuba y sus territorios 2017.

Figura 1 Cuba. Índice de envejecimiento demográfico. 2017 

En los análisis demográficos se trabaja generalmente con indicadores, pero en los temas de envejecimiento se hace necesario tener en cuenta los valores absolutos para el trazado de estrategias sociales para atender a los adultos mayores, como es el caso de la Ciudad de los Parques. En valores absolutos es la segunda provincia con mayor cantidad de adultos mayores residentes al cierre de 2017, con 204 831 personas; solo superado por La Habana, que posee 454 190 ancianos. A nivel municipal, la cabecera provincial, Holguín, es el segundo con mayor número de adultos mayores en el país, con 72 140, solo superado por el municipio Santiago de Cuba, que poseía 99 608 personas mayores. Al aumentar la edad la provincia de Holguín se mantiene entre las primeras del país con mayor cantidad de personas de 75 y más años (62 290), ocupa el segundo lugar, solo antecedida por la capital, La Habana (145 183). El orden cuando los adultos mayores poseen más de 85 años varía, siendo La Habana, seguida de Villa Clara y luego de Holguín, con 37 236, 16 906 y 16 534 ancianos respectivamente. El Censo de Población y Viviendas 2012 contabilizó que en la provincia existían 432 centenarios, solo superado este valor absoluto por La Habana, con 674 personas de 100 y más años.

Según la Oficina de Estadísticas e Información radicada en Holguín, luego de la división político-administrativa que posibilitó la creación de la provincia en 1976, se ha transitado desde un 9,4% de personas de 60 años y más en 1985 hasta un 19,9% en el 2017. Lo que lleva a un aumento de 10,5% en 32 años (ONEI Holguín, 2018). La población de 60 años y más tuvo una tasa de crecimiento intercensal entre 2002-2012 de r=0,028 en la provincia o un incremento de 2,76% (Hernández, 2016). La evolución de la proporción de niños y adolescentes de 0-14 años y de los mayores de 60 años puede apreciarse en la figura 2. A partir del año 2013 comienza el aumento de la proporción de personas ancianas y la disminución de la de niños y adolescentes menores de 15 años, cuando el porcentaje de los adultos mayores es de 18,2% y la de los más pequeños de 17,9%.

Fuente: Elaboración propia a partir de MINSAP (1985), ONEI (2014, 2018); ONEI Holguín (2018).

Figura 2 Holguín. Evolución de la proporción de personas de 0-14 años y 60 años y más. Años seleccionados 

Durante el Censo de Población y Viviendas de 1981 se determina la edad media de los habitantes en la provincia que era de 27,3 años, y la edad mediana 22 años. En el 2017 la edad media de los holguineros aumentó en 12,7 años y la edad mediana en alrededor de 20 años, con un valor de 19,6 años, para valores de 40,0 años y 41,6 años, respectivamente. En el caso de la edad mediana el 50,0% de los holguineros tiene 41,6 años y más, casi duplica su valor, lo que evidencia el envejecimiento de la población nororiental.

La esperanza de vida al nacer en la provincia es la segunda más alta del país, con un valor de 79,80 años, solo antecedida por Las Tunas (79,83 años) y supera a la de Cuba en 1,35 años. La evolución de la esperanza de vida al nacer en la provincia puede apreciarse en la tabla 1. Desde el período 1969-1971 hasta el último período estimado, 2011-2013, la esperanza de vida al nacimiento de los holguineros ha aumentado en 8,57 años, el período de 1982-1983 aportó el mayor ascenso en la esperanza de vida con 2,53 años respecto al período anterior. Los hombres aumentaron en 6,19 años y las mujeres en 7,68 años a partir de su estimación en 1977-1978. La diferencia entre hombres y mujeres es de 3,5 años como promedio, es menor en el primer período con 2,46 años y mayor en el 2011-2013 con 3,95 años. Se evidencia un comportamiento similar al de Cuba, que presenta diferencias entre hombres y mujeres alrededor de los 4 años, y lo convierte en una característica diferencial de la esperanza de vida de Cuba respecto a otros países.

Tabla 1 Holguín. Esperanza de vida al nacer en años para la provincia según períodos estimados 

Fuente: ONEI Holguín (2018).

El comportamiento de los municipios de Holguín a nivel nacional presenta algunos aspectos de interés. Moa, tierra niquelífera, es el cuarto municipio más joven del país y el de menor proporción de adultos mayores en la provincia, con un valor de 14,8% de índice de envejecimiento.2 Gibara, la Villa Blanca de los Cangrejos, se encontraba entre los 25 municipios más envejecidos con un 22,7%, lo que lo reafirma como el de mayor proporción en la provincia. De los 14 municipios holguineros, 13 poseen valores por encima de 18,2% de personas de 60 años y más, y 6 están por encima del 20%, es decir, en estos municipios uno de cada cinco holguineros posee 60 años y más (figura 3).

Fuente: Elaboración propia a partir de ONEI Holguín (2018). El Envejecimiento de la Población holguinera. Año 2017.

Figura 3 Holguín. Índice de envejecimiento demográfico. 2017 

El análisis de diferenciales como la zona de residencia y sexo resultan de interés para apreciar el comportamiento de los adultos mayores. El 66,6% de los adultos mayores residen en el área urbana y el 33,4% en la rural. El 52,1% de los adultos mayores son del sexo femenino, evidenciando la sobrevivencia femenina en las últimas edades. En el caso de las zonas urbanas la población adulta mayor femenina es superior en un 9,5% que la masculina al poseer valores de 54,7%. En los espacios rurales se invierte la proporción, son mayores los porcentajes de adultos mayores del sexo masculino, que alcanza un 53,0% y las mujeres 47,0%. En los campos cubanos predominan las labores agropecuarias, ejercidas fundamentalmente por hombres (figura 4).

Fuente: Elaboración propia a partir de ONEI Holguín (2018). El Envejecimiento de la Población holguinera. Año 2017.

Figura 4 Holguín. Porcentaje de población de 60 años y más por zona de residencia. 2017 

Lo planteado anteriormente se aprecia además si se tiene en cuenta la relación de masculinidad, que en los adultos mayores holguineros es de 918 hombres por cada mil mujeres adultas mayores. Los municipios Rafael Freyre, Cacocum, Cueto, Frank País y Sagua de Tánamo, municipios agrícolas, poseen más de mil hombres por cada mil mujeres mayores de 60 años, con valores de 1 007, 1 042, 1 005, 1 037 y 1 030, respectivamente. En la capital provincial Holguín, es donde existían menor cantidad de personas mayores, 820 hombres por cada mil mujeres en ese rango etario.

La relación de dependencia de la provincia es de 581 personas dependientes de 0-14 años y 60 años y más por cada mil personas de 15-59 años. Resulta interesante que el 54,0% de dicha dependencia es sostenida por los mayores de 60 años, con 314 adultos mayores por cada mil mayores de 15 y menores de 60 años. Los municipios Gibara y Báguano son los que tendrán mayor relación de dependencia, con 618 efectivos adultos mayores y niños y adolescentes por cada mil personas de 15-59 años; sin embargo, los gibareños mayores de 60 años representan el 59,5% de la dependencia, y es de 368 la dependencia de estos respecto a los que se encuentran entre los 15 y 59 años de edad. Los municipios Cacocum y Moa, con 574 y 515 personas dependientes por cada mil que no lo son, son los territorios en los que la dependencia será mayor de los más jóvenes, pues van a presentar valores relativos por encima del 50%. En el resto de las divisiones administrativas menores la relación de dependencia está mantenida por los ancianos.

La relación entre adultos mayores y niños-adolescentes es de 1 179 adultos mayores por cada mil de los más bisoños en la provincia. Los adultos mayores serán menos por cada mil personas menores de 15 años solo en Cacocum y Moa, con 997 y 776 adultos mayores por cada mil menores de 15 años. Los máximos valores están en Gibara y Banes, con más de 1 400 adultos mayores. En el área rural de Gibara se alcanzará el valor de 1 821 adultos mayores por cada mil menores de 15 años, que continúa reafirmando a este municipio como el más envejecido y que requiere atención especializada.

Durante el CPV 2012, en Holguín existían 369 725 viviendas particulares y de ellas el 362 129 eran hogares. De ellos el 36,9% de los hogares holguineros tienen adultos mayores, el 65,3% de estos hogares se encuentran en las zonas urbanas y el 34,7% en las rurales. En el 65,7% de los hogares con adultos mayores, existe al menos una persona mayor, en el 32,0% conviven dos adultos mayores. El 40,2% de los hogares de una persona está compuesto por personas mayores de 60 años, lo que representa el 7,4% del total de hogares. En los espacios rurales alrededor del 37% de los hogares van a tener más de dos adultos mayores (figura 5).

Fuente: Elaboración propia a partir de ONEI Holguín (2014). Tabla II.14.

Figura 5 Holguín. Porcentaje de hogares con personas de 60 años y más por zona de residencia. CPV 2012 

En la provincia existen 8 hogares de ancianos y 22 casas de abuelos, que no satisfacen la demanda de adultos mayores; recordemos los elevados valores absolutos de personas de la tercera edad mencionados con anterioridad. Los adultos mayores de hoy no se comportan de la misma manera que hace 10, 20 o 30 años atrás. Se aproxima lo que investigadores en temas de población califican como el boom de las jubilaciones consecuencia de la entrada en el grupo de 60 años y más de las personas nacidas en la década del 60.

La familia holguinera se encuentra en proceso de envejecimiento, ya existen más adultos mayores que niños y adolescentes menores de 15 años desde hace cuatro años. Por municipios se aprecian diferencias, así como por zonas de residencia y por sexo. A medida que aumenta la edad se aprecia la superioridad numérica de la población femenina (figura 6).

Fuente: Elaboración propia a partir de ONEI Holguín (2018).

Figura 6 Holguín. Porcentaje de población de 60 años y más por sexo. 2017 

La estructura de la familia en este espacio se comportará de la misma manera que en el país, cambios en su estructura debido al envejecimiento no deben dificultar la esencia del espacio familiar, que debe estar caracterizado por la comprensión y ayuda mutua. Constituye todo un reto para los miembros de las familias que la armonía y dinámica familiar continúen. La mujer holguinera debe tener el apoyo de todos los integrantes del núcleo familiar, para que no se sobrecargue. Los ancianos y ancianas holguineros necesitan la atención de sus familiares, y es preciso que fluya la comunicación tanto vertical, entre generaciones; y horizontal, entre adultos mayores.

A modo de conclusión

  • Cada sociedad debe prepararse con antelación con medidas, políticas y programas apropiados para facilitar el ajuste a los cambios demográficos relacionados con el envejecimiento. En el caso de Cuba se aprecia que el proceso tiene características muy específicas, sobre todo por la profundidad y la rapidez en que se presenta, situaciones que no se habían visto hasta ahora en ningún país del mundo. Por ello, para enfrentar los retos que se asocian a este complejo proceso, el país debe diseñar programas a corto, mediano y largo plazo que resulten propios, creativos, integradores, viables y sustentables en las condiciones del modelo de desarrollo económico-social y político que impera, tal y como lo contempla el Lineamiento No.119 de la Política Económica y Social, aprobado por el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba.

  • En el eje estratégico: Desarrollo humano, equidad y justicia social de las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, en sus objetivos específicos se tienen en cuenta el fortalecimiento del papel de la familia como célula fundamental de la sociedad y la protección de la población de la tercera edad, el aprovechamiento de sus conocimientos para su inserción en las actividades económicas, entre otros.

  • El envejecimiento demográfico continuará impactando también en la estructura y funcionamiento familiar, el afrontamiento a la crisis que se genera dependerá de los recursos internos y preparación de cada familia, de sus fortalezas, la búsqueda de apoyo familiar y de la corresponsabilidad que asuma con el Estado.

  • Los mensajes comunicativos que se emitan deben ser amigables con el envejecido, el envejeciente y la familia. Deben ser confeccionados a partir de la interacción de profesionales que, interesados en el tema del envejecimiento, aporten desde sus conocimientos a que sean atendidos de una manera afable, pues para atender al envejecimiento, el cual no constituye un problema, deben crearse las condiciones para acompañar a los adultos mayores.

  • El análisis del proceso de envejecimiento debe realizarse partiendo de las características demográficas, sociales y económicas que posee cada municipio o provincia, pues el comportamiento de las mismas no es igualitario a lo largo y ancho de la nación.

  • Es necesario que todas las políticas públicas consideren la atención a las familias con miembros seniles, unido a los servicios de calidad de salud y otros sectores. La corresponsabilidad estatal y familiar es un reto y se hace imprescindible para garantizar calidad de vida a este grupo poblacional y un envejecimiento activo. Para esto es necesario involucrar de forma razonable los aportes que los adultos mayores puedan hacer, desempeñando roles útiles y a la vez placenteros.

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La región oriental está comprendida por las provincias de Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.

2 En Cuba solo cinco municipios estaban por debajo del 15,0% en el 2017.

Received: August 15, 2019; Accepted: September 25, 2019

*Autor para la correspondencia: juancarlosbm@infomed.sld.cu

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