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Revista Novedades en Población

 ISSN 1817-4078

        30--2020

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Relación familia-finca de productores agropecuarios en el municipio El Salvador*

Family-farm relationship of agricultural producers in the municipality of El Salvador

0000-0002-8651-2685Sucel Batista Fonseca1  ** 

1 Socióloga, Profesora Asistente. Universidad de Guantánamo, Cuba.

Resumen

Para Cuba queda claro que continúa siendo un desafío elevar la producción agropecuaria con sostenibilidad, por tanto, resulta importante el estudio de la población que lleva a cabo las transformaciones que se proyectan, especialmente las familias implicadas en los municipios donde esa actividad económica es centro de su programa de desarrollo. El presente estudio, como parte de una investigación más amplia, se propuso analizar la relación familia-finca de productores agropecuarios asociados a Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) en el municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019), provincia de Guantánamo, a través del estudio del ciclo de vida familia-finca y sus posibilidades de reemplazo familiar. Se combinaron técnicas de investigación tales como el análisis de contenido, la entrevista estructurada, apoyados en la estadística descriptiva y el análisis multivariado en SPSS Statistics 21. La relación familia-finca en el municipio El Salvador se manifiesta activa, directa y diversa. Aunque se considera alto el índice de reemplazo familiar para las unidades familiares de producción agropecuaria asociadas a las Cooperativas de Créditos y Servicios (UFPA-CCS), aún existen productores sin reemplazo familiar en este municipio, con predominio de las etapas de crecimiento y dispersión/entrega en el ciclo vital familia-finca.

Palabras-clave: agricultura familiar; ciclo de vida familia-finca; índice de reemplazo familiar; unidades familiares de producción agropecuarias; unidades familiares de producción

Abstract

For Cuba it is clear that it continues to be a challenge to raise agricultural production with sustainability, therefore, it is important to study the population that carries out the projected transformations, especially the families involved in the municipalities where that economic activity is the center of your development program. The present study, as part of a broader investigation, aimed to analyze the family-farm relationship of agricultural producers associated with Credit and Service Cooperatives (CCS) in the municipality of El Salvador (May 2018 - March 2019), Guantánamo province, through the study of the family-farm life cycle and its possibilities of family replacement. Research techniques such as content analysis, structured interview, supported by descriptive statistics and multivariate analysis in SPSS Statistics 21 were combined. The family-farm relationship in the municipality of El Salvador is active, direct and diverse. Although the family replacement rate is considered high for the UFPA-CCS, there are still producers without family replacement in this municipality, with the growth and dispersion/delivery stages prevailing in the family-farm life cycle.

Key words: family agriculture; family-farm life cycle; family replacement index; family agricultural production units; family production units

Introducción

Nunca antes el tema de la producción agropecuaria en Cuba ha sido tan debatido como en estos momentos. Periodistas, productores, políticos, académicos y la población en general apuestan por una mirada profunda a este aspecto, dado que el país necesita con urgencia sustituir las importaciones y aumentar las exportaciones en la producción de alimentos.

Si en los años sesenta, tras la promulgación de la segunda Ley de Reforma Agraria, era predominante el sector estatal en la agricultura cubana, en la actualidad resulta inverso con el auge de los productores individuales. El 80% de la tierra es propiedad del Estado, sin embargo, el 70% la gestionan las cooperativas y los campesinos. De manera general, el sector agropecuario cuenta con cerca de un millón de trabajadores (el 20% del total de cinco millones de cubanos empleados), aunque solamente aporta al producto interno bruto un 3,6%, agrupados en 878 Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), 1 520 Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y 2 466 Cooperativas de Créditos y de Servicios (CCS) (Figueredo, Izquierdo y Carmona, 17 mayo 2019). Estas últimas han evidenciado más estabilidad y productividad y, junto a los privados, cuentan con la mayor cantidad de superficie agrícola y cultivada del país (Oficina Nacional de Estadística e Información [ONEI], 2016a).

Es notable el aumento del interés internacional por las formas familiares de producción agropecuaria, desde la declaración del Año Internacional de la Agricultura Familiar por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 66/222 de 2011, posteriormente celebrado en 2014. Esta misma Asamblea proclamó el período comprendido entre 2019 y 2028 como Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar, con acciones a nivel mundial encaminadas a favorecer este tipo de producción. Y es que a nivel mundial las explotaciones familiares ocupan del 70% al 80% de las tierras agrícolas, el 85% de esas explotaciones tiene un área menor que dos hectáreas, una familia dirige más del 90% de ellas y producen alrededor del 80% de los alimentos del mundo (Maroto, 2015).

Esta intención concuerda con la Constitución de la República de Cuba, pues la misma intenta reconocer y proteger la diversidad de formas familiares, en las cuales se encuentran implícitamente las familias que poseen la condición dual de ser unidad de consumo-unidad de producción agropecuaria en sus múltiples formas. Además, en dicha Constitución se valoriza el papel de los municipios y de la ciencia para la gestión estatal particularizada, incluido el autoabastecimiento local, para lo cual también serán las CCS, sus productores y familiares las más incidentes, sobre todo en aquellos municipios que cuenten como actividad económica fundamental con la producción agropecuaria, de cuya reproducción social depende la sostenibilidad del desarrollo proyectado en los Planes de Desarrollo Integral (PDI).

Todo lo anterior se une al interés expreso en el desarrollo del sector agropecuario en Cuba y las investigaciones científicas que lo impulsen (Batista, 2019). Sin embargo, para dicha aspiración el respaldo informativo y científico cuenta con ausencias importantes, pues resultan exiguas las evidencias oficiales que den cuenta de la movilidad social, reflejada en la composición de las UFPA-CCS, pues las estadísticas disponibles no registran esos datos, lo cual dificulta su estudio.

Aunque las olas migratorias continúen apuntando a la ciudad y el trabajo en el campo sea desvalorizado, existen unidades familiares articuladas alrededor de la actividad productiva agropecuaria y la incorporación de jóvenes a CCS es creciente, aunque aún insuficiente (Batista, 2017). Precisamente, obtener una parcela para producir, migrar hacia el campo o simplemente mantener el vínculo con la producción de alimentos fueron algunas de las estrategias de enfrentamiento a la crisis de los años noventa que adoptaron familias cubanas para garantizar su sustento poniendo en práctica estrategias para la producción.

La dinámica demográfica desempeña un papel decisivo en la reproducción social del campesinado, pues la familia adopta determinadas estrategias de reproducción social en correspondencia con las necesidades de sus miembros, y de la disponibilidad de fuerza de trabajo familiar. La posibilidad de contar con una mayor información sobre los hogares con actividades agropecuarias a nivel de municipio resulta estratégica para la planificación y aplicación de políticas de desarrollo local. Para entender el proyecto de campesinos con respecto a la actividad productiva en la finca es esencial realizar un análisis preciso de la familia con la que cuenta.

Un estudio de la diversidad social agraria del campo cubano, que permita su diferenciación también en cuanto a variables demográficas que caractericen a las familias, en manos de directivos, permitiría la detección temprana de la vulnerabilidad campesina. Especialmente en las CCS ayudaría a tomar partido en cuanto a litigios por la herencia de la tierra, identificar debilidades relativas al reemplazo, organizar actividades encaminadas a su fortalecimiento y así proyectar el desarrollo de la cooperativa.

Cabe preguntar entonces, ¿cuáles son las principales características del ciclo vital que poseen las unidades familiares de producción agropecuaria asociadas a CCS (UFPA-CCS) en municipios cubanos?, ¿cómo calcular el reemplazo familiar de dichos productores agropecuarios?

La presente investigación forma parte de un estudio más amplio y se propone analizar la relación familia-finca de productores agropecuarios asociados a CCS en el municipio El Salvador, provincia de Guantánamo, a través del estudio del ciclo de vida familia-finca (CVF-F) y sus posibilidades de reemplazo. Constituye un esfuerzo para contribuir a llenar ese vacío en torno al análisis de los procesos de diferenciación campesina que permita el diseño de políticas públicas y programas de desarrollo coherentes con la disponibilidad para el relevo generacional, lo cual facilitaría la comprensión de la dinámica interna de las unidades campesinas estudiadas.

Encuadre contextual-teórico-metodológico del estudio

Contexto y metodología

El estudio empírico tomó como punto de partida las indagaciones realizadas en Guantánamo (2014-2015), provincia más oriental de Cuba, con más del 82% de su superficie considerada montañosa, la sexta provincia con más CCS (192) en el país (ONEI, 2016a, p. 127). Específicamente se escoge al municipio El Salvador, pues cuenta con una participación destacable en la historia de las luchas del campesinado por su tierra y reconocida diversidad en cuanto a existencia de zonas del llano y de montaña. Ha sido utilizado como municipio piloto en el país, incluso en los proyectos para favorecer la agricultura.

Este municipio fue de los primeros aprobados en la provincia para la implementación de su PDI, es el que más CCS posee (30), así como asociados a ellas (2576) (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños [ANAP], 2018), y de los cuatro actualmente aprobados es el de más áreas cultivadas (ONEI, 2018a). Los objetivos propuestos en su programa de desarrollo colocan el peso fundamental en el sector agropecuario. Y es que, aunque la mayoría de sus productores utilizan fundamentalmente fuerza de trabajo familiar, aún no se incluye en su diagnóstico y proyección las dinámicas sociodemográficas de las familias, sujetos que tienen incidencia directa en esos resultados (Batista, 2017).

La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en el municipio organiza las bases productivas en cuatro zonas con características diferentes y presencia de CCS en cada una. En el llano solo cuenta con la zona de Carrera Larga (8 CCS), donde predominan los suelos de categoría agroproductiva I y II. En la montaña, los de categoría II y IV pertenecientes a las zonas de Bayate (5 CCS), Realengo 18 (8 CCS) y La Escondida (9 CCS) (figura 2). Es apreciable cómo en la zona del llano, donde hay mayor presencia de las UBPC, del cultivo de la caña y de las CPA en menor medida, también se pueden encontrar productores individuales, que están presentes en todo el territorio municipal con distintos usos de la tierra (figuras 1 y 2).

Fuente: Tomado del Programa de Desarrollo del MINAG en el municipio El Salvador (Ministerio de la Agricultura [MINAG], 2018).

Figura 1 Distribución espacial de la posesión y uso de la tierra en el municipio El Salvador, provincia de Guantánamo (2012) 

Fuente: Tomado del Programa de Desarrollo del MINAG en el municipio El Salvador (MINAG, 2018).

Figura 2 Distribución geográfica del tipo de suelo y categorías agroproductivas del suelo en el municipio El Salvador 

La presente investigación utilizó una metodología mixta de tipo descriptiva, transversal, con diseño no experimental, tuvo en cuenta los referentes teóricos (Batista, 2019), así como las posibilidades de alcance y aplicabilidad. El análisis de contenido fue aplicado a estadísticas hasta el 2018 aportadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), el Ministerio de la Agricultura (MINAG) en la provincia, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en la provincia. Todo ello con el propósito de encontrar indicios que permitieran caracterizar las familias campesinas asociadas a CCS relativas al total de bases productivas agropecuarias en la provincia, por municipios; total de asociados por municipios y bases productivas; cantidad de jóvenes asociados en CPA y CCS por sexo y perfil productivo en el municipio; total de unidades familiares de producción agropecuaria en el municipio El Salvador, sus características en cuanto a composición familiar. Además, se elaboraron mapas del municipio que permitieron una mejor ubicación de las CCS y los resultados.

Con el fin de recoger la información necesaria para la caracterización general de las UFPA-CCS (mayo 2018-marzo 2019), se aplicaron en todas las CCS del municipio (30) varios instrumentos de recogida de información. Uno de ellos fue la entrevista estructurada al menos a un integrante de Juntas Directivas u Organizaciones de Base de la ANAP en cada CCS, que con muestreo intencional (45 entrevistas) sirvió para conocer los rasgos generales del asentamiento rural al que pertenecen la mayoría de los productores de la CCS y de las familias asociadas; ese contacto también posibilitó hacer alianzas y coordinar el trabajo para la aplicación de otros instrumentos.

Además, se creó una plantilla en forma de tabla por la cual se obtuvieron los datos de los tenedores de tierra y su unidad de producción familiar, algunos de ellos contenidos en los registros de asociados y los expedientes de los productores que maneja la CCS; otros se adquirieron en las asambleas de asociados, pues las bases productivas no están obligadas a registrarlos. En el caso de los datos ausentes en la documentación oficial de la CCS, se requirió de un operativo de recolección de la información en el terreno con colaboradores por cada una de las CCS, a través de la aplicación de entrevistas individuales estructuradas. Se trabajó con el total de tenedores que informaron los directivos de cada CCS del municipio El Salvador en el momento de aplicación de los instrumentos, en total 1 545. De ellos se pudo registrar para esta investigación el 93,7%, quedaron fuera algunos poseedores de dos CCS de la zona del Realengo 18 y un apicultor sin tierra.

Se registraron los datos por CCS según la zona en que está ubicada. El CVF-F, el tipo y tamaño de familia fueron variables construidas a partir de los datos anteriores. En el caso de la posibilidad de reemplazo familiar se obtuvo a partir de la información obtenida sobre la unidad residencial, la opinión de los colaboradores por CCS y en algunos casos teniendo en cuanta el criterio del propio productor.

Una vez obtenida esta información se procedió al análisis de los datos a través del programa estadístico SPSS Statistics 21, lo cual permitió procesar el producto general. Para una mejor presentación se recurrió al software Microsoft Office Excel 2010 en la realización de tablas y gráficos.

Encuadre conceptual del estudio, alcance y límite

En la historia de la humanidad se reconoce de las familias su papel conservador de los oficios y profesiones a los que tradicionalmente se dedica, aunando esfuerzos en colaboración, así como transmitiendo conocimientos a sus sucesores, fenómeno que puede hallarse en cualquier contexto y en las más diversas actividades. Por tanto, como concepto más abarcador entendemos a las unidades familiares de producción como el conjunto de miembros de una familia con vínculos de naturaleza afectiva, asalariados o no, que cooperan para garantizar la producción de bienes y servicios en cualquier espacio, utilizando determinados medios de producción, con una estructura interna para la división del trabajo según edad, género y/o parentesco, donde se destaca como proyecto la actividad productiva que los relaciona con su localidad de manera activa y directa. Aunque el proyecto se entiende como indicador que expresa la existencia de fines comunes, resulta importante reconocer su posible coexistencia con conflictos internos y ausencias de consensos. Este término permite la flexibilidad y amplitud necesaria para el estudio de familias que posean cualidades de interés para investigaciones diversas en cualquier espacio.

Conceptos como campesino, agricultura familiar, pequeña producción familiar, han sido motivo de debates en las ciencias sociales. Debido a la gran diversidad conceptual existente se introduce para el caso en estudio el concepto de unidades familiares de producción agropecuarias (UFPA) como el aparato conceptual equivalente y definición operacional que se ajusta a la realidad investigada, así se entiende como la unión de miembros de una familia en un contexto de producción agropecuaria que cumplen las siguientes propiedades:

  1. 1) unidades que emplean, en lo fundamental, fuerza de trabajo familiar para la producción agropecuaria;

  2. 2) pueden estar compuestas por varias unidades residenciales;

  3. 3) pueden incluir a otros familiares que colaboran con las labores agropecuarias residan o no en el campo, por su vínculo con la actividad productiva en tanto trabajo, ingreso y/o consumo;

  4. 4) puede acoger la diversidad de miembros tanto desde el género como desde las generaciones; así como diversidad de criterios, asimetrías y en ocasiones falta de consensos;

  5. 5) concebidos los familiares como los emparentados entre sí hasta el cuarto grado de consanguinidad (padres, hijos, abuelos, nietos, bisnietos, hermanos, tíos, sobrinos y primos) y hasta el segundo de afinidad (cónyuge, suegros, yernos, nueras, hijastros, cuñados y consuegros).

Aquí se tiene como unidad de análisis las que hacen coincidir físicamente la unidad de producción y la unidad doméstica, para al menos uno de sus miembros, o que estén ubicadas a menos de 1 km. Aunque la familia es inherente y subyace en las teorizaciones sobre campesinado y pequeña producción, incluso en Cuba, se destaca, en aras de separar las unidades que emplean, en lo fundamental, fuerza de trabajo familiar de las que esencialmente utilizan el trabajo asalariado.

El término tenedor de tierra se refiere a los productores propietarios o usufructuarios de tierra, en este caso asociados a CCS, convivan o no en la finca, tengan o no su UFPA, excluidas las áreas de uso colectivo. En el presente estudio se registró solo un tenedor de tierra por cada finca, por tanto, en el caso de las fincas con más de un propietario, se asumió uno, pues esa persona en el análisis realizado cumplió el rol de ego respecto a los demás.

La codificación de tipos de UFPA, conocidos como tipos de familia, recogió ocho tipos abordados por varios autores (Espinar, Carrasco, Martínez y García-Mina, 2003; ONEI, 2014b, p. 57; Rodríguez y Luengo, 2003) e incluyó otra categoría para los casos en las que no se reporten familiares en la finca, a saber: hogar unipersonal (finca donde viva una persona); nuclear con hijos (matrimonio o unión de hecho con uno o más hijos); monoparental (uno de los cónyuges con sus hijos); matrimonio o unión de hecho (una pareja); extensa (incluye los anteriores siempre que existan otros familiares); reconstruida con hijos propios e hijastros (pareja que conviva con al menos un hijo propio de su unión y un hijastro); reconstruida con hijastros (pareja que conviva con al menos un hijastro); compuesta (incluye los tipos anteriores siempre que exista al menos una persona sin relaciones de parentesco). Se incorporó en la clasificación a las fincas sin familiares” para incluir a aquellas en las que no viva ningún familiar, incluido el tenedor.

Para el análisis del tamaño de la familia que vive en la finca se utilizaron cuatro categorías: familias pequeñas (1 a 3 miembros), familias medianas (4 a 6 miembros), familias grandes (7 y más miembros) (Louro, 2014, p. 537), y se incluyó “no vive familia”. En cuanto al tipo de producto solo se registró un tipo de producto agropecuario por cada finca, el principal.

La clasificación del CVF-F de las UFPA-CCS se construyó (tabla 1) con el propósito de combinar las etapas tradicionales, los tipos de familias existentes en la actualidad y su relación con la finca, como proceso flexible que no necesariamente se cumple, está basado fundamentalmente en la edad del tenedor de tierra y de su descendencia (incluidos hijastros y adopciones siempre que convivan en la finca), con la intención de incluir alternativas diferentes al tipo nuclear. Como UFPA se analiza a todos los miembros de la familia que convivan en la finca, aunque en residencias separadas, se incluyen a los familiares que colaboran con este trabajo, aunque no residan allí, pues se refiere a la transformación de la disponibilidad de fuerza de trabajo familiar para las labores en la finca. En los casos marcados como finca sin familiares y hogares unipersonales el CVF-F se construyó según la edad del poseedor, y por la referencia relativa a la mano de obra familiar.

Tabla 1 Descripción de las etapas del CVF-F utilizadas 

Etapa Definición y posibles situaciones Inicia Termina
I. Inicio Finca que acoge la unión de dos personas sin hijos (matrimonio o unión de hecho, dos hermanos, pareja homosexual, tenedor y padres exceptuando las fincas que fueron heredadas). Cuando se inicia la convivencia en la finca (tenedor menor de 60 años de edad y 10 en la finca). Cuando llega el primer descendiente o persona de menor edad dependiente económicamente (menor de 18 años).
II. Demanda Finca que acoge la unión de dos personas que tienen a su cargo la descendencia. Cuando llega el primer descendiente o persona de menor edad dependiente económicamente (menor de 18 años). Cuando al menos un descendiente o personas de menor edad alcanza los 18 años y colabora con las labores en la finca.
III. Crecimiento Finca que acoge una unión de dos personas que reciben apoyo de la descendencia en/para las labores del campo. Cuando todos los descendientes o personas de menor edad alcanzan los 18 años y colaboran con las labores en la finca Tenedor mayor de 60 años de edad, conviva o no en la finca, con descendencia mayor de 18 años que no colabore en la finca.
IV. Dispersión/Entrega Finca que acoge a una unidad residencial con adultos mayores, emisora de miembros a otro lugar; o tenencia que acoge a la familia o la unión de personas que quedan a cargo, pues el tenedor de avanzada edad no convive en la finca; tenedor de avanzada edad que no tuvo hijos y/o no cuenta con la cooperación familiar para los trabajos en la finca. Tenedor mayor de 60 años de edad, conviva o no en la finca, con descendencia mayor de 18 años que no colabore en la finca. Muerte del tenedor.

Fuente: Elaboración de la autora para el presente estudio.

En este punto sería importante adelantarnos a saber, al menos tentativamente, las posibilidades de los tenedores, o sea, los poseedores legales de la tierra asociados a CCS que en la actualidad se consideran con reemplazo familiar. En aras de arrojar luz en esa dirección se calculó el índice de reemplazo familiar para tenedores de tierra asociados a CCS en el municipio El Salvador (IRFTT-CCS-M) y no para la familia en general, entendido como el porcentaje de productores que potencialmente poseen miembros de la familia como reemplazo para la continuidad de la actividad productiva, es inédito para este sujeto y tiene como referencia el índice de reemplazo de la población en edad potencialmente activa: porcentaje de la población de 15 a 24 años sobre la de 55 a 64 años (Población de 15 a 24 años/Población de 55 a 64 años) *100 (Atlas Sociocomercial de la Comunitat Valenciana, 2009).

El posible reemplazo familiar es un miembro de su familia que continúe la actividad productiva como probabilidad de ocurrencia en el futuro. Se calculó teniendo en cuenta tanto indicadores cualitativos, como la opinión de los entrevistados; así como cuantitativos, como la cantidad de hijos y demás familiares por edad que viven en la finca, excluida la ascendencia del tenedor, aunque labore en la finca. En el caso de los cónyuges se consideran siempre que el poseedor no tenga hijos en la finca o como mano de obra. Se incluye a otros familiares siempre que sean menores que el tenedor y vivan en la finca.

En cuanto a la calidad relativa a la probabilidad del reemplazo, se puede distinguir entre posible reemplazo familiar pasivo, como aquellos familiares menores de 18 o los que aún no se incorporan a esta actividad porque vivan o trabajen en otro lugar; y posible reemplazo familiar activo, entendido como los miembros que en edad laboral colaboran con la actividad productiva frecuentemente. El programa estadístico SPSS Statistics 21 sirvió para calcular la cantidad de tenedores de tierra con posible reemplazo familiar y su porcentaje, corroborado de la siguiente manera:

Donde:

TPRF

Tenedores de tierra con posible reemplazo familiar

Ʃ TT

Total de tenedores de tierra en el municipio

Resultados y discusión

Las estadísticas en Cuba sobre las UFPA-CCS, las características generales de las CCS y sus asentamientos rurales en el municipio El Salvador

A nivel mundial se lleva a cabo un gran esfuerzo para perfeccionar las estadísticas agropecuarias; dada la disminución inoportuna en su disponibilidad y la ausencia de indicadores de importancia, se pretende llenar ese vacío a través de la Estrategia Global para el Mejoramiento de las Estadísticas Agropecuarias y Rurales de la FAO (FAO, 2010), y otros, como el Programa Mundial del Censo Agropecuario 2020 (FAO, 2016), puesto que el desarrollo agropecuario es vital para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio (CEPAL, 2016). Hacen referencia a conceptos como explotaciones agropecuarias y hogares distintos de familia con indicadores variados y más profundos que rebasan los intereses del presente estudio.

En la búsqueda de los datos sobre las UFPA en el municipio El Salvador se revisaron las estadísticas aportadas por la ONEI, el MINAG y la ANAP en la provincia de Guantánamo.

Los datos disponibles sobre el último Censo de Población y Viviendas realizado en el 2012 reflejan aspectos centrales relacionados con los hogares rurales en general sin discriminar a los hogares que se dedican a esta actividad (ONEI, 2014b). En el caso de los anuarios estadísticos relacionados con este tema se puede encontrar la población residente y la densidad de población según zona. En la zona rural solo se distinguen los consejos populares, cantidad de cooperativas, distribución de tierra según formas de tenencia, características de la superficie e indicadores sobre las producciones físicas en la provincia (ONEI, 2018a).

Entre los datos aportados por la ONEI más relacionados con este sector en periodos intercensales se encuentran los Balances de uso y tenencia de la tierra, los cuales aportan información sobre la superficie y los cultivos, y el total de tenedores (ONEI, 2013, 2014a, 2015, 2016b, 2017b), similar al Panorama del uso de la tierra (ONEI, 2018b), y el Anuario Estadístico sobre agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, en los cuales se encuentra la cantidad de tenedores de tierra por provincias, sin distinguir asociación; en el caso de las CCS solo incluye las de uso colectivo de CCS que poseen áreas (ONEI, 2017a, pp. 11-12).

En el 2018 el MINAG realizó un trabajo masivo finca a finca por el cual se actualizó el balance de la tierra, el cual buscaba detalles relacionados con las áreas y la producción. Figuran en la caracterización del territorio por cooperativa la cantidad de socios y de tenedores integrados. En el resumen del balance de fuerza de trabajo por programas de la cooperativa se aportan datos sobre la fuerza de trabajo por tipo de cooperativa y programas en número de existentes, necesarios y déficit.

El Programa de Desarrollo del MINAG en el municipio El Salvador refleja el balance de la fuerza de trabajo calificada entre trabajadores y cooperativistas, resumidas por programas, nivel educacional y años, donde el 70% pertenece al sector cooperativo, sin especificar tipo de base productiva. Muestra la situación de la fuerza de trabajo por programas con un bosquejo general entre el sector estatal y cooperativo campesino, según el cual este sector cuenta con la fuerza de trabajo necesaria, pues su déficit es muy bajo, sin incluir a los familiares no asociados, y se proyecta un incremento hasta el 2030. Entre las medidas destinadas con este fin se omiten las encaminadas al tratamiento de la familia del productor (MINAG, 2018).

En cuanto al movimiento de la Agricultura urbana, suburbana y familiar se trabaja con modalidades de la agricultura familiar con carácter urbano, extendiéndose ahora no solo a la ciudad y asentamientos poblacionales sino también a la población en general; se conoce la cantidad de organopónicos, semiprotegidos, huertos, patios y parcelas, pero no la cantidad de familias ni su asociación a las diferentes bases productivas (Ministerio de Agricultura [MINAG], 2014). Este criterio estadístico inclina a pensar el concepto de agricultura familiar en ese caso como propio de espacios más urbanizados.

Sin embargo, dentro de los indicadores para la realización de los programas de desarrollo de cada CCS a cargo de la Empresa de Proyectos e Ingeniería (ENPA)1 podemos encontrar un mayor acercamiento a la problemática que nos ocupa para realizar el diagnóstico detallado, pues incluyen la realización de actividades con los familiares, la incorporación de grupos familiares a la cooperativa y a estudios agropecuarios, los beneficios sociales a familiares, mejorar la atención a ellos, y el aumento de la calidad de vida de los asociados y sus familias (MINAG, 2017, pp. 112-116).

Una de las funciones del organizador de la junta directiva de la CCS y los organizadores de las organizaciones de base de la ANAP es precisamente mantener actualizado el registro de asociados. Dentro de los datos que por norma se deben incluir en el registro de asociados no aparece la composición de la familia que acompaña al tenedor en las labores de la finca si no están asociados a la base productiva, ni la posibilidad de reemplazo. En relación con el tema se exponen datos de todos los asociados, tales como sexo, número de carnet de identidad (por el cual se pude calcular la edad del poseedor), composición de los asociados (incluido el tipo de tenencia) y el área de la finca (ANAP, 2016).

Ante los insuficientes referentes estadísticos requeridos, se intentó crear fuentes alternativas para la obtención de la información. La falta de transportación, el mal estado de viales, fueron motivos para un mayor esfuerzo y tiempo en aras de lograr el dato más fidedigno, lo cual dificulta la actualización expedita en esta materia de las agendas públicas que intervienen en el desarrollo. El espacio de las asambleas de socios en las CCS fue uno de los escogidos para obtener la información, pero la organización de los días de las mismas en el municipio tampoco favoreció la recolecta en menor tiempo de la información pues son agrupadas en un mismo día varias asambleas.

Se realizaron entrevistas semiestructuradas al menos a un integrante de la junta directiva, organización de base o técnicos integrales de todas las CCS, en general con promedio de 13 años vinculados a la CCS, en busca de las características principales del entorno que rodea a estas UFPA en cuanto a servicios y acceso a instituciones. En la zona de Carrera Larga (en el llano 11 entrevistas), primera en cuanto a cantidad de tenedores agrupados en 8 CCS, se obtuvo que entre las líneas de producción fundamentales se encuentran los cultivos varios, el café y la ganadería.

Los entrevistados consideran que alrededor del 83% (como promedio para la zona) de los tenedores viven donde producen. Las otras tres zonas pertenecen al Plan Turquino, ellas son: la zona de Bayate con 5 CCS (6 entrevistas); la zona de Realengo 18 con 8 CCS, la segunda zona con más poseedores del municipio (13 entrevistas); y la zona de La Escondida con 9 CCS (15 entrevistas). En la zona de Bayate destaca como línea de producción fundamental el café sobre los cultivos varios y la ganadería, considerando al 90% como promedio de los tenedores que viven donde producen. En la zona cafetalera del Realengo 18, aunque en menor medida, también se dedican a los cultivos varios, con el 92% como promedio de los poseedores que viven allí. En la zona cafetalera de La Escondida, según los entrevistados, vive en la finca el 96% de los productores, como promedio de la zona.

Dos aspectos fueron comunes para los 45 entrevistados: consideran que la actividad de producción agropecuaria que realizan los tenedores es su principal fuente de ingresos, y que para ello utilizan fuerza de trabajo fundamentalmente familiar.

Las opiniones son variadas en cuanto a las características de los asentamientos rurales a los cuales pertenecen la mayoría de los poseedores asociados a cada cooperativa (figura 3).

Fuente: Elaborada por la autora a partir de las entrevistas a representantes de CCS.

Figura 3 Resumen de las opiniones de los representantes de las CCS entrevistados en el municipio El Salvador, por zonas (2018) 

En general, se manifiestan nada satisfechos en cuanto a los viales y el transporte en las zonas del Plan Turquino, y es que los viales están en mal estado, situación que empeora cuando llueve, afectando también la prestación de los servicios de salud. El cierre de escuelas y centros de salud agravó esta situación, pues ahora deben trasladarse a largas distancias para acudir a ellas. Las zonas de La Escondida y Realengo 18 muestran mayor insatisfacción en cuanto a la mayoría de los aspectos. Es contrastante con la opinión que al respecto tienen los representantes de Carrera Larga y en menor medida los de Bayate. Los medios de comunicación masiva a los que más se accede son la radio y la televisión, en cambio la prensa es la menos utilizada, incluyendo la destinada a este sector en el territorio (suplemento Lomerío), pues no llega a la mayoría de estos asentamientos, y en los que aparece, exceptuando la cabecera municipal, va atrasado.

Los productores se han buscado vías alternativas para comunicarse, entre ellas el uso de servicios telefónicos comunitarios y, a falta de ellos, de la telefonía celular. Sin dudas las condiciones de la zona de Carrera Larga son las mejores, ello explica su primacía en cuanto a cantidad de tenedores, sin embargo, llama la atención cómo, siendo la zona del Realengo 18 una de las menos favorecidas, se mantiene como la segunda, por encima de Bayate, con más productores.

De acuerdo con la información general obtenida se pudo constatar lo afirmado por especialistas y representantes de CCS en el municipio, que la mayoría (en este caso el 87,8%) de las UFPA-CCS solo se dedican a la producción agropecuaria en su finca, el resto cuenta con al menos un miembro que practica actividades complementarias en instituciones de la agricultura, el sector de educación o de la salud, entre otros.

El CVF-F y el IRF TT-CCS en el municipio El Salvador

Los hallazgos encontrados relacionados con la concepción del CVF-F que aquí se presenta, destacan la etapa de crecimiento y dispersión/entrega en ese orden en el municipio El Salvador, sobre todo en las zonas de montaña, aunque con similar resultado para las cuatro zonas, a diferencia de los tenedores que se inician (figura 4). Entre ellos los usufructuarios de tierras en la etapa de crecimiento, o sea, que reciben apoyo de su descendencia, cuentan con el número más alto (tabla 2).

Fuente: Elaborada por la autora a partir de información obtenida procesada en SPSS versión 21 sobre mapa realizado para esta investigación en el Centro de Gestión Integrada de Proyectos y del Riesgo de Desastres para el Desarrollo Sostenible, Región Este-Oriental de Cuba, Universidad de Guantánamo, 2019.

Figura 4 Distribución espacial por zonas del CVF-F-UFPA-CCS en el municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019) 

Tabla 2 CVF-F según tipo de tenencia de la tierra en el municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019) 

Es notable cómo en este municipio prevalecen los pequeños productores, no solo en cuanto al área de la finca; diríamos que también en cuanto a la cantidad de miembros que la ocupan. Mientras que las familias grandes, con más posibilidades de aprovechamiento de su fuerza de trabajo interna, no manejan áreas mayores (figura 5).

Fuente: Elaborada por la autora a partir de datos obtenidos procesados en SPSS versión 21.

Figura 5 Porcentaje de la relación entre el tamaño de la finca y el tamaño de la UFPA-CCS en el municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019) 

Los datos encontrados en cada CCS coinciden con la información que se deriva de los mapas mostrados anteriormente, pues el café destaca entre las líneas de producción con más presencia en el municipio, sobre todo en el predominio de familias extensas, también para renglones como los cultivos varios y ganadería, acompañando a estos dos últimos el tipo nuclear con hijos (figura 6). El 10,1% de ellas son fincas sin familiares, el resto se distribuyen en los ocho tipos de familia estudiados de la siguiente forma: el 14,8% son hogares unipersonales, el 20% nucleares con hijos, el 5,3% monoparentales, el 31,6% extensos, el 13,8% son matrimonios o uniones de hecho, el 2,1% son reconstruidas con hijos propios e hijastros, el 1,9% reconstruidas con hijastros, y el 0,4% son compuestas. Se aprecia un predominio de las familias extensas y nucleares con hijos; entre las primeras destacan en cuanto a la cantidad las familias medianas, sin embargo, en las segundas lo hacen familias pequeñas. Por otro lado, es bajo el número de familias compuestas y reconstruidas solo con hijastros, constituidas en familias pequeñas y medianas también.

Fuente: Elaborada por la autora a partir de datos obtenidos procesados en SPSS versión 21.

Figura 6 Porcentaje sobre el tipo de producciones físicas según tipo de UFPA-CCS en el municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019) 

En este municipio también predominan los tenedores del sexo masculino, sobre todo entre 51 y 60 años de edad, lo cual se replica en cuanto al sexo en los posibles reemplazos, agrupados fundamentalmente de 21 a 30 y de 41 a 50 años de edad, aunque también fueron considerados los familiares menores de 20 años en una cifra a tomar en cuenta (figura 7). En la zona de Carrera Larga predominan los poseedores del 41 a 50 años que tienen su reemplazo en familiares de 11 a 20 años de edad; sin embargo, en la zona de Bayate al rango de 41 a 50 años le corresponden relevos de 21 a 30 con predomino para esta zona de los tenedores de 51 a 60 años con sucesión de 41 a 50 años de edad.

En cambio, los productores del Realengo 18, de 51 a 60 años, cuentan con sustitución de 21 a 30 años y los de 61 a 70 con reemplazo de 41 a 50 años. En La Escondida prevalecen los tenedores de 51 a 60 con reemplazo de 21 a 30 años de edad. Así, se distinguen las zonas de Bayate y Realengo 18 con el reemplazo más envejecido, más probabilidades de quedarse, pero menor periodo de vida laboral; y la zona de Carrera Larga con el más joven y menores probabilidades de mantenerse, más fortaleza y tiempo de vida.

Fuente: Elaborada por la autora en SPSS versión 21 a partir de los datos obtenidos.

Figura 7 Pirámide de población para tenedores de tierra y su reemplazo familiar según sexo y edad en el municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019) 

De manera que el IRFTT-CCS en el municipio El Salvador (82%) aún ostenta un valor considerable, sin embargo, puede ser mejorado. En todas las zonas se aprecia que la responsabilidad por el reemplazo familiar recae en los hijos del tenedor de tierra (56%), seguido por el cónyuge (13,3%). Si prescindimos de los cónyuges como reemplazo descendería el índice a 68,7%, aun así, sería más de la mitad, y continúa sin llegar al total.

En el municipio se aprecian variadas opciones de reemplazo familiar, pues se tiene en cuenta a casi todos los parientes con al menos una mención, por este orden los siguientes: hijos, cónyuges, hermanos, nietos, hijastros, sobrinos, primos, yerno o nuera, cuñado, nieto del cónyuge. Aunque las mujeres tienen menor presencia como tenedoras de tierra, la vulnerabilidad de los hombres sin reemplazo es mucho mayor, puesto que por lo general las mujeres suelen encontrar respaldo para estas actividades (figura 8).

Fuente: Elaborada por la autora a partir de datos obtenidos procesados en SPSS versión 21.

Figura 8 Tenedores incluidos según sexo y posibilidad de reemplazo familiar en el municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019) 

En general, para todos los ciclos en las diferentes zonas, es mayor el número de tenedores con reemplazo familiar sobre los que no lo tienen. Especial atención hay que tomar en la zona de Bayate, pues los números apuntan a los productores que están en la etapa de dispersión/entrega y actualmente no cuentan con reemplazo familiar (tabla 3).

Tabla 3 Relación entre posibilidades de reemplazo y etapa del CVF-F por zonas del municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019) 

Más del 27% de los tenedores asociados a CCS se han mantenido allí por más de 40 años, valor superado por los poseedores que tienen menos de 10 años (31,9 %) debido a la incorporación de nuevos usufructuarios (tabla 4). La zona más favorecida (Carrera Larga) es la que cuenta con mayores números de tenedores que permanecen sobre todo en el primer y sexto rango. Allí se corresponden los mayores niveles de satisfacción con la permanencia de productores. En cuanto a las otras tres zonas, el Realengo 18, una de las más insatisfechas, manifiesta mayor cantidad de tenedores (6,4%) con más de 51 años en la finca y que tienen reemplazo.

Tabla 4 Años de los tenedores asociados a CCS en la finca por zona y posible reemplazo familiar en el municipio El Salvador (mayo 2018-marzo 2019) 

Consideraciones finales

El estudio del CVF-F y el índice de reemplazo familiar sirvieron para incluir las variables tiempo y composición familiar al estudio del campesinado en un municipio cubano. La relación familia-finca en el municipio El Salvador es activa y directa, expresada en variadas formas. Aunque se considera alto el índice de reemplazo familiar para las UFPA-CCS, aún existen productores que han perdido o no tienen posibilidades de preparar y delegar en su relevo. Esta situación demanda una planificación de la asistencia educativa y de salud dirigidas a fortalecerse en zonas donde el reemplazo es menor de 20 años para la formación de un reemplazo con calidad, y donde este es mayor de 40 años potenciar también la atención de salud.

Igualmente se requiere que los actores locales, decisores que influyen en este sector, velen por que se realice con calidad el proceso perteneciente a la última fase de CVF-F relativo a la entrega y continuidad, así como la fase de crecimiento permita formar los relevos que se necesitan, con acciones para su conservación y así incentivar el inicio de otros CVF-F con éxito. Un estudio más abarcador sobre el índice del reemplazo familiar debería analizar la sustitución de todos los miembros de la familia y no solo la del tenedor de tierra como ego; así como también podría aplicarse en unidades familiares de producción cuentapropistas.

En aras de resguardar la agricultura familiar y su distinción en relación con la empresa capitalista se requiere construir “espacios protegidos” (Paz, 2017, p. 59). En este término el autor integra ideas de varios autores que pueden ser aplicables al caso cubano, para lograrlo es necesaria una política agraria orientada a la promoción de estos espacios protegidos, la cual estaría acorde con la vocación política e intencionalidad por parte del Estado de promover la participación de manera equitativa e inclusiva, complementación y respeto hacia la naturaleza, acompañada por investigaciones científicas relacionadas con la agricultura familiar. Se incluye la solución de problemas de acceso a servicios de salud, educación, calidad de los viales y el transporte, así como la protección y creación continua de las mentalidades de productores que esa actividad supone.

El respaldo informativo y científico para la aspiración de desarrollo cuenta con ausencias importantes, oscila entre las brechas en las estadísticas y el olvido de la diferenciación existente en las zonas rurales.

De la evaluación de necesidades de información surgen algunas recomendaciones para mejorar las estadísticas vinculadas a los tenedores de tierra y su familia. En censos de población y viviendas se podría identificar estos indicadores por tipo de base productiva (CCS, CPA, UBPC) que permita respaldar estudios de ese tipo. Es importante la integración de los datos en un sistema estadístico nacional que los unifique, pues poseer instrumentos censales distintos nos alejaría del objetivo, sin embargo, como el periodo intercensal (10 años) es muy largo, considero que las instituciones u organizaciones que trabajan con este sector pudieran incluir indicadores de este tipo a sus estadísticas.

La ANAP pudiera tomar en cuenta esos datos en su trabajo con las CPA y las CCS. Las UBPC pueden ser monitoreadas en este sentido por el MINAG, específicamente por el departamento de agricultura familiar, que no solo recoja los datos de la agricultura urbana, sino también de montaña que sea producida por familias. Otra alternativa pudiera ser la aplicación de una encuesta nacional para tenedores de tierra donde se incluyan variables con mayor profundidad relativas a la existencia de las UFPA en los municipios.

Aunque en general este sector da muestras de relativa permanencia, hay que tener presente que estos datos serán parte de la historia demográfica de un municipio en corto tiempo debido a la movilidad social que también este grupo experimenta. Por tanto, es necesaria una sistematización que supere lo alcanzado para este trabajo, tanto como en la incorporación de otros indicadores, incluso de corte cualitativo, como estudiar unidades familiares de producción de otro tipo de base productiva y los campesinos individuales que no se encuentran asociados.

Los hallazgos encontrados apoyan la necesidad de profundizar la investigación de las interrelaciones entre factores demográficos y socioeconómicos asociados a la producción agropecuaria. Resulta importante profundizar en temáticas como las estrategias de reproducción social de las UFPA, así como hacer estudios comparativos entre municipios, estudios longitudinales ―incluso entre unidades familiares de producción en contextos urbanos dedicadas a otra actividad, entre ellas incluir al sector cuentapropista y su tendencia al aumento en la actualidad―, y explorar las causas de los cambios con enfoque multidisciplinario.

Por otra parte, interesaría saber el destino de los campesinos y familiares una vez abandonada definitivamente la producción, cuáles son las actividades laborales a las que se dedican, cómo desarrollan el proceso de reconversión cultural para llevar a cabo otras actividades. Incluir otras variables para tipificaciones, como: acumulación de capital, los elementos simbólicos pertenecientes a la intersubjetividad campesina, autodefinición de los propios actores con estudios que permitan una caracterización más participativa.

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* Agradezco a la Dra. C. María Eugenia Espronceda Amor, a la Dra. C. Niurka Pérez Rojas y a la Dra. C. Cristina Savón Leyva por las revisiones realizadas a este artículo.

Ver la guía metodológica para la elaboración del programa de desarrollo de cooperativas CCS.

Received: October 20, 2019; Accepted: January 15, 2020; pub: June 29, 2020

** Autor para la correspondencia: sucelbf@cug.co.cu

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