SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número31Migración y vida cotidiana: nueva mirada en el contexto Estados Unidos-Cuba, 2017-2019Caracterización demográfica de la provincia Guantánamo (2013-2017) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista Novedades en Población

versión On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.16 no.31 La Habana ene.-jun. 2020  Epub 30-Sep-2020

 

ARTÍCULO ORIGINAL

De la Isla al mundo: aproximaciones a la migración cubana contemporánea

From the Island to the World: approaches to contemporary Cuban migration

Marcos Antonio da Silva1  * 
http://orcid.org/0000-0003-1196-2814

1 Doctor en Estudios sobre la Integración de América Latina. Profesor de la carrera de Ciencias Sociales y del Programa de Posgrado en Sociología (PPGS). Universidad Federal de Grande Dourados (UFGD). Brasil.

Resumen

Este artículo analiza la migración internacional cubana contemporánea, discutiendo su dinámica y su impacto demográfico y económico. Con este fin, discute el actual escenario de la migración internacional, su crecimiento y relación com la globalización. Luego, analiza la migración latinoamericana reciente, presentando su dinámica, perfil y la importancia del envío de remesas a los países de la región. Finalmente, discute la migración cubana contemporánea, presentando las olas migratorias recientes y analizando su dinámica, su distribución y los impactos poblacionales (transición demográfica y envejecimiento) y económicos (remesas) que afectan a la isla caribeña.

Palabras clave: envejecimiento; globalización; migración; migración cubana; remesas

Abstract

This article analyzes contemporary Cuban international migration, discussing its dynamics and its demographic and economic impact. It discusses the current scenario of international migration, its growth and relationship with globalization. Then, it analyzes recent Latin American migration, presenting its dynamics, profile and the importance of sending remittances to the countries of the region. Finally, discusses contemporary Cuban migration, presenting recent migratory waves and analyzing their dynamics, their distribution, and the population (demographic transition and aging) and economic (remittances) impacts that affect the Caribbean island.

Keywords: aging; Cuban migration; globalization; migration; remittances

Introducción1

La migración internacional es un fenómeno constitutivo de las sociedades modernas y ha marcado, bajo diferentes formas y dimensiones, la organización social, política, económica y cultural de ellas y las relaciones internacionales contemporáneas. Además, las migraciones internacionales han adquirido, hoy en día, una importancia creciente, tanto por su aumento exponencial como por sus impactos, revelando los efectos de la globalización, “su otro rostro”, marcado por la expansión de las desigualdades y oportunidades entre el Sur y el Norte globales.

Estos elementos se pueden observar en América Latina influyendo, desde la ocupación colonial, la identidad, la dinámica socioeconómica y los desafíos que enfrenta la región y afectando las relaciones regionales, incluso con la superpotencia global. En este sentido, el agotamiento de los modelos de desarrollo y la persistente desigualdad, entre otros aspectos, contribuyen a un creciente flujo migratorio latinoamericano hacia el norte global, principalmente Estados Unidos, que proporciona el surgimiento de una amplia comunidad latina en este país e impacta a las sociedades latinoamericanas en varios aspectos, incluso a través de la remesa de divisas.

Entre los flujos migratorios latinoamericanos el caso de la migración cubana es significativo, pues, a pesar de incorporar estos elementos comunes a la región, tiene una dinámica migratoria singular en la que, además de su volumen y proximidad al vecino del Norte, se destaca un flujo relacionado con las transformaciones estructurales que han marcado la sociedad cubana desde el advenimiento y la consolidación de su Revolución, incluyendo la crisis resultante del derrocamiento soviético, lo que hace necesario investigar las causas, la dinámica y los efectos que caracterizan la migración internacional cubana al comienzo de este siglo.

Por lo tanto, este trabajo tiene como objetivo fundamental analizar la migración internacional cubana contemporánea, buscando identificar y comprender su dinámica y características principales y, finalmente, los impactos derivados de tal flujo en la sociedad cubana actual.

Siendo así, este artículo está estructurado de la siguiente manera, además de esta introducción y consideraciones finales. En la primera parte analiza los principales elementos teóricos relacionados con las migraciones internacionales contemporáneas, discutiendo algunas explicaciones sobre sus causas y efectos. Luego, discute la dinámica reciente de la migración latinoamericana, buscando delimitar sus contornos más evidentes y relacionarlo con el caso cubano. Finalmente, analiza el fenómeno migratorio cubano, para comprender su historia y, principalmente, su dinámica reciente, discutiendo sus principales características y efectos en la sociedad cubana contemporánea.

La migración internacional contemporánea: nuevos problemas, desafíos persistentes

El crecimiento exponencial de las migraciones internacionales en el mundo contemporáneo provoca una serie de desafíos para los Estados nacionales y, principalmente, para aquellos que se dedican al estudio de este tema; y ha incitado a una serie de debates, estudios y reflexiones sobre su carácter, sus causas, su dinámica y los efectos multidimensionales (sociales, demográficos, económicos, políticos, culturales, etcétera) del creciente flujo migratorio a las sociedades, ya sea que emitan o reciban migrantes internacionales.

Esto se debe a que, como mencionamos en otro trabajo (Silva y Ojima, 2018), la migración internacional es un fenómeno complejo y multidimensional, que tiene varias causas, marcadas por numerosas modalidades,2 y que tiene una naturaleza integral y relacional, que se interconecta a numerosas dimensiones de la vida social, involucrando elementos naturales, culturales, económicos, políticos y religiosos, entre otros (Castles, 2005; Patarra, 1996; Portes, 1999).

Asimismo, señalamos que la reflexión sobre este fenómeno se basa históricamente en lo que Dumont (2006) llamó factores tradicionales que impulsan la migración, además de los aspectos relacionados con los fenómenos naturales, y que se refieren a tres razones fundamentales. Primero, están los factores político-religiosos, presentes en toda la modernidad occidental, que se han convertido en una de las principales causas de expulsión o desplazamiento de contingentes de población, debido a guerras civiles o internacionales (particularmente intensas en el siglo XX y en ciertas regiones del planeta), conflictos étnicos o religiosos o el formato de los regímenes políticos, que han servido, a lo largo de la historia, como motivo de atracción o expulsión.3

En segundo lugar están los factores económicos, derivados de las crisis económicas y la escasez que generan, la ausencia o fragilidad del desarrollo económico, así como de la desigualdad social o de la falta de acceso a bienes colectivos (educación, salud, empleo, etcétera).

Además, otro factor tradicional está relacionado con los problemas demográficos y los cambios y desafíos que estos imponen, derivados del crecimiento o estancamiento de la población, relacionados con la capacidad de población de un territorio determinado y que fue importante para la migración europea a finales del siglo XIX y principios del XX. Finalmente, la migración internacional puede derivarse de la combinación de algunos o todos estos elementos, basados en aspectos políticos, económicos y demográficos, generando la llamada migración compuesta, que ha afectado a innumerables pueblos durante el siglo pasado.

Sin embargo, como señala Dumont (2006), en el mundo contemporáneo tales elementos fueron impulsados ​​por la aparición de una “nueva lógica migratoria” que, manteniendo estos elementos tradicionales, se inserta en el nuevo contexto global que emerge en la posguerra fría y se asocia con tres procesos fundamentales que han dado forma a las sociedades contemporáneas, bajo diferentes ritmos y aspectos: la globalización, la internacionalización y la mundialización.

Dichos procesos afectan el flujo migratorio actual al contribuir a una profundización de la integración regional, con énfasis económico, con la eliminación (total o parcial) de barreras (globalización); o haciendo posible comprimir el espacio-tiempo de los intercambios materiales, informativos y humanos; facilitando el flujo de capital, información, comunicación y personas (internacionalización) o, finalmente, impulsando el desarrollo de estrategias globalizadas por los diversos agentes económicos, que permiten la construcción de una mentalidad global (globalización), contribuyendo, de una forma u otra, a la expansión de la movilidad de la población, como puede verse en el aumento de la migración internacional en la actualidad.

Por lo tanto, estos procesos, combinados con los desplazamientos derivados del cambio climático, contribuirían a la aparición de una nueva lógica de migración, que parece caracterizarse por el aumento creciente de los flujos migratorios, tanto forzados como voluntarios, y que podrían afectar el desarrollo de las sociedades, ya sea de las que emitan o reciban migrantes, impactando, positiva o negativamente, la mayoría de las sociedades contemporáneas.4

En el mismo sentido, Patarra (2005) también señala que, en el escenario de globalización, las tendencias recientes de los movimientos migratorios internacionales han estado exigiendo una reevaluación de los paradigmas inherentes al concepto de migración, porque:

La creciente importancia de las migraciones internacionales en el contexto de la globalización, de hecho, ha sido objeto de un número significativo de contribuciones importantes, tanto teóricas como empíricas, que dan fe de su diversidad, significado e implicaciones. Una parte importante de este arsenal de contribuciones importantes es reflexionar sobre las enormes transformaciones económicas, sociales, políticas, demográficas y culturales que están teniendo lugar a nivel internacional, especialmente desde la década de 1980. Como ejes de reflexión son los cambios derivados de la proceso de reestructuración productiva, que implica nuevas modalidades de movilidad de capital y población en diferentes partes del mundo. (Patarra, 2005, p. 23)

De esta manera, la globalización corresponde a una tendencia de crecimiento mundial en el flujo migratorio y en la circulación de personas, sin importar cuánto prevalezca el flujo de capital, que es un nuevo flujo transfronterizo, motivado en gran medida por la falta de perspectiva de inserción en el mercado de trabajo.

En este sentido, se puede considerar que los movimientos migratorios internacionales son la contrapartida de la reestructuración territorial planetaria, que está intrínsecamente relacionada con la reestructuración económico-productiva a escala global (Martine, 2005). Estos elementos son importantes y parecen afectar, de manera específica y significativa, el flujo migratorio latinoamericano y cubano actual, como veremos más adelante.

En vista de esto, se vuelve importante la contribución de Castles y Miller (2009), quienes sugieren que estamos viviendo una nueva era en las migraciones internacionales en la que, además del proceso de globalización ya discutido, se combinan otras cuatro tendencias relevantes que interactúan e impulsan tales dinámicas: la aceleración del volumen de migrantes, que ha mantenido un ritmo creciente en las últimas décadas, la expansión y diversidad de las modalidades de migración internacional y la combinación de varios elementos; la expansión de la presencia femenina entre los migrantes internacionales, que provoca un proceso de feminización con profundos impactos en ciertas sociedades y se desarrolla de manera diferente según la nación; y, finalmente, la politización de los procesos migratorios con el advenimiento de los debates y la adopción de políticas nacionales, bilaterales y regionales para regular dicho proceso que adquiere una relevancia creciente en los grandes centros receptores (Estados Unidos y Europa).

Finalmente, cabe destacar que a pesar de ser un fenómeno global, la migración internacional contemporánea se ha convertido en un tema fundamental también para América Latina y, aunque ciertas peculiaridades o especificidades nacionales son notables, su creciente relevancia, asociada con los límites del desarrollo y el bienestar de la región, hace del continente un área de gran desplazamiento de población, que se ha acentuado en los últimos años, derivado de los viejos (y persistentes) desafíos asociados con los límites (y las desigualdades) del desarrollo económico y el bienestar social que persisten en la región, como veremos más adelante.

La migración latinoamericana contemporánea: dinámicas y tendencias

La migración latinoamericana, aunque tiene cierta diversidad, está relacionada con los lazos metropolitanos del pasado y el grado de desarrollo económico de cada nación, marcado por su carácter errático y excluyente, manteniendo (o profundizando) las desigualdades regionales (Bologna, 2009; Novick, 2008).

Además, cabe destacar que este proceso ha convertido a América Latina, en los últimos años, de un polo que recibe migraciones a uno que emite migrantes internacionales, con importantes impactos, en términos económicos y de población, en numerosos países de la región; incluso Cuba, que durante algunas décadas experimentó un importante flujo de población asociado, en gran medida, con el proceso revolucionario del país y los cambios estructurales que esto implicaba y, más recientemente, la profunda crisis económica resultante del fin del socialismo soviético (Ayerbe, 2004; Barros, 2006; Canales, 2009a; Martínez Pizarro y Calvelo, 2012).

Según García (2009), es posible relacionar las olas migratorias latinoamericanas con las diferentes etapas del desarrollo latinoamericano, en las que destacan los modelos de exportación primaria (siglo XIX y principios del siglo XX), la sustitución de importaciones (década de 1930) y neoliberal (años 80 y 90), que afectan el flujo de población y, dependiendo del agotamiento y la profundidad de la crisis generada por tales modelos, producen grandes olas migratorias en ciertos países, tanto hacia el Norte global como hacia los vecinos regionales.

En este sentido, el último período estuvo marcado por un aumento creciente en el flujo migratorio, asociado con la crisis económica y social, y los impactos y posibilidades del transporte y la comunicación derivados del proceso de globalización. Así, García afirma que:

Con respecto a América Latina y el Caribe, según datos del censo de la División de Población de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en los últimos años el número de emigrantes de esa región ha experimentado un aumento significativo, habiendo alcanzado un total estimado de más 21 millones de personas alrededor del año 2000, 26 millones en 2005 y 30 millones en 2008. Estos migrantes representan una proporción superior al 13% de los migrantes internacionales en el mundo, un porcentaje que excede la proporción de la población de América Latina y el Caribe sobre el población mundial, que alcanza alrededor del 9%. (García, 2009, p. 16)

Considerando la extensión de este flujo migratorio, cabe destacar que, en términos generales, el mayor número de migrantes (más de un millón de personas) provenía de poblaciones de México, América Central y el Caribe, y Colombia.

Sin embargo, en relación con la población nacional total, los porcentajes más altos (entre 8% y 15%) se refieren a Cuba, El Salvador, México, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay. Además, es importante señalar que, más recientemente, ha habido flujos migratorios relevantes de países como Haití y Venezuela, relacionados con desastres naturales o la profunda crisis económica y social (García, 2009).

De cualquier modo, se puede señalar que una tendencia común en la migración internacional latinoamericana, con respecto al destino final, es que la mayoría converge hacia los Estados Unidos, alrededor del 75% de este flujo, y se puede ver en la vasta comunidad latina del país, en la que hay grandes comunidades de mexicanos, cubanos y centroamericanos (salvadoreños, nicaraguenses y guatemaltecos), además del creciente número de sudamericanos; seguido de Europa (especialmente España, que tiene importantes contingentes de argentinos, ecuatorianos, colombianos, seguidos de bolivianos, paraguayos y brasileños), Japón (en el que se destacan las comunidades brasileñas) y Canadá, además del aumento hacia los países fronterizos.

En el caso de los Estados Unidos la comunidad latina es la principal minoría del país, a pesar de su heterogeneidad, y está directamente asociada con los debates sobre migración (legal o ilegal) y la controvertida propuesta de construir un muro en la frontera mexicana de la actual administración estadounidense (Canales, 2009a; Martínez Pizarro y Calvelo, 2012).

Otro elemento importante se refiere a su creciente feminización, afectando de diferentes formas a cada país, lo que ha contribuido a superar la opinión de que las mujeres son un actor pasivo en el proceso de migración y demuestra su inserción en el mercado de trabajo global, actuando principalmente en áreas relacionadas con las cadenas de atención global para niños y ancianos u ocupando nuevas áreas, y, principalmente, impactando la dinámica demográfica y económica de numerosos países (Aja, Rodríguez, Orosa y Albizu-Campos, 2017; García, 2009).

Finalmente, otro aspecto relevante está relacionado con la importancia y la creciente cantidad de envío de dinero (remesas)5 a los miembros de la familia local, que se ha convertido en un componente fundamental de la mayor parte del trabajo de estos migrantes y que tiene un impacto considerable en las economías locales, al mejorar las condiciones de vida de los miembros de la familia y, en menor medida, impulsar las economías locales o constituir un componente significativo del PIB de algunas naciones.

Así, según Canales: “La dinámica de los niveles y tendencias de las remesas a nível mundial, y su composición por regiones y países, nos indica al menos tres grandes aspectos que caracterizan el flujo actual de remesas a escala global, a saber: rápido y sostenido crecimiento absoluto; aunque se ha reducido en la última década, aún persiste um alto nivel de concentración en un grupo selecto de países; el fenómeno se extiende a nuevos países, que se incorporan al flujo mundial de las remesas, especialmente en el caso de América Latina” (Canales, 2009b, p. 134).

Siendo así, América Latina se ha convertido, en este siglo, en la región del planeta que más remesas recibe del mundo, aunque persiste el debate sobre su dimensión efectiva6 y, principalmente, sobre sus efectos reales para el desarrollo económico local, pues para muchos investigadores estos efectos serían limitados porque su efecto principal estaría relacionado con la mejora de las condiciones de vida y el consumo familiar, no con la inversión en sectores productivos7 (Canales, 2005, 2009b; Martine, 2005; Martínez Pizarro, 2001).

Este crecimiento está asociado a dos factores. Por un lado, ocurre un aumento en el envío de remesas desde países que tienen una larga trayectoria de migración a los Estados Unidos, como México, Colombia, El Salvador y la República Dominicana y, por otro, ha habido una incorporación reciente y creciente de nuevos países latinoamericanos em el circuito mundial de envío de remesas, aunque países desarrollados también reciben volúmenes significativos de remesas, como Francia, Bélgica, España y Alemania, entre otros (Canales, 2009b).

De todos modos, en 2006, el total de remesas enviadas a América Latina, por migrantes del Norte global, alcanzó aproximadamente U$ 68 mil millones, con la siguiente distribución: México: U$ 24,25 (que sigue siendo el principal destacado de la región en términos de volumen de remesas); América del Sur: U$ 24,25; América Central: U$ 11,03 y el Caribe: U$ 8,370 (todo en miles de millones de dólares).

En este sentido, cabe destacar que México concentró alrededor del 38% del flujo de remesas, mientras que el 41% se distribuyó entre Brasil, Colombia, Guatemala, El Salvador, República Dominicana y Ecuador; otro 18% se concentró en Perú, Honduras, Haití, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Argentina; y, finalmente, Costa Rica, Paraguay, Venezuela, Panamá, Uruguay y Chile recibieron el 3% del total de las remesas enviadas a la región (Canales, 2009b).

Aunque no siempre tienen un impacto productivo en la economía de los países, tales remesas pueden ser significativos en relación al PIB o el volumen de exportaciones y, principalmente, fueron fundamentales para la supervivencia familiar en un escenario marcado, en general, por la fragilidad del desarrollo o crisis económica y social (Bologna, 2009; García, 2009).

En cualquier caso, su importancia también está relacionada con el tamaño de la economía de algunas naciones y el grado de desarrollo y diversificación, lo que indica que en economías pequeñas o poco diversificadas su relevancia se amplifica y el volumen de remesas representa una parte significativa del PIB, como señala Canales:

En concreto, en el 2007 las remesas representaron casi el 33% del PIB en Haití, el 21% en Honduras y cerca del 18% en El Salvador y Nicaragua. Asimismo, en un nivel algo menor, pero igualmente importante, se ubican Guatemala (12,3%) y República Dominicana (7,6%), a los que se agregan los países andinos como Bolivia (8%), Ecuador (6,7%) y muy recientemente, Paraguay (5,9%). Finalmente, en los casos de Cuba y Perú, aunque la importancia de las remesas es algo menor, no deja de ser significativo que ellas representen cerca del 3% del PIB en cada uno. (Canales, 2009b, p. 141)

Además, cabe señalar que, como informa Canales (2009b), la relación entre remesas y desarrollo local es más un discurso de celebración de algunos gobiernos y organizaciones internacionales que busca reforzar el papel del mercado, que un análisis efectivo de sus impactos reales. Así, tales remesas revelan el fracaso de las políticas neoliberales que se están aplicando en la región y que continúan profundizando las desigualdades, socavando las oportunidades y la acción estatal y aumentando la pobreza, no de su papel prometedor.

En resumen, la migración internacional latinoamericana ha sido impulsada, en las últimas décadas, tanto por procesos relacionados con la globalización como por la persistente crisis económica y social en la región, asociada con el modelo de desarrollo nacional.

De esta manera, la región se ha convertido en un importante centro emisor de migrantes que se dirigen preferentemente a los Estados Unidos y Europa, donde constituyen importantes comunidades latinas y promueven impactos económicos y sociales, tanto en estos lugares como en sus países de origen. De estos elementos podemos comprender la dinámica migratoria cubana contemporánea, que será discutida a continuación.

Migración internacional cubana contemporánea: historia, dinámica e impactos

Cuba comparte muchos de los elementos que caracterizan la migración latinoamericana y tiene una historia marcada por intensos flujos de población, impulsados por su condición geográfica y por los diferentes contextos políticos y económicos que han marcado la historia reciente de la isla caribeña (Hernández y Foladori, 2013; Rodríguez Chávez, 1996; Urrutia, 1997).

De esta manera, el país fue, a lo largo del tempo, un polo receptor y emisor de flujos de población, destacando el primer aspecto en el período colonial y principios del siglo XX y el segundo más recientemente, pues según Barros:

La persistente caída de la fecundidad crea una perspectiva de disminución del tamaño de la población a lo largo de las décadas. Junto a este hecho, se observa un movimento migratorio internacional intenso en el país, que contribuye para que realmente la migración sea un factor determinante de la dinámica poblacional observada. Así, a partir de la década del 30 del pasado siglo, Cuba se confrma como país emisor de población, con saldos negativos que persisten, situación que la coloca dentro del contexto general, principalmente de América Latina, en un lugar importante dentro de los estudios de migración internacional. (Barros, 2006, p. 40)

De todos modos, como señalan Aja, Rodríguez, Orosa y Albizu-Campos (2017), Cuba, a pesar del trato excepcional brindado por Estados Unidos, comparte las tendencias migratorias globales y latinoamericanas en varios aspectos: énfasis en la dimensión económica y su impacto en las estrategias de desarrollo y crecimiento nacional, el aumento creciente de la migración centroamericana y caribeña, la tendencia a la circularidad, la feminización y la presencia juvenil, la fuga de mano de obra calificada, la creciente selectividad de políticas y acciones, y la relación entre esto y las contradicciones del actual proceso de globalización.

Además, es posible verificar que la reciente dinámica migratoria cubana tiene una singularidad asociada, desde mediados del siglo pasado, al surgimiento y consolidación de la Revolución cubana y las transformaciones estructurales que ocurrieron en el país, así como a la crisis económica resultante del fin del socialismo soviético a finales del siglo pasado (Ayerbe, 2004; Urrutia, 1997). En este sentido, al llevar a cabo una serie de transformaciones profundas y orientar al país hacia un proceso de construcción de una sociedad socialista, en el contexto de la Guerra Fría, estos elementos determinaron el flujo migratorio contemporáneo del país, en el que al menos se destacan tres olas significativas.

La primera está relacionada con los momentos iniciales de los profundos cambios, económicos y sociales, generados por la revolución y la instalación del régimen socialista, que ocurrieron en los años 60 y se extendieron hasta el comienzo de la década siguiente. En este período, los emigrantes tenían motivaciones de clase y políticas y estaban compuestos principalmente por miembros de la clase alta y media, así como por colaboradores del régimen de Batista y opositores a la Revolución. Así, a pesar de su diversidad, se puede señalar, como factores fundamentales para la migración, el desacuerdo u oposición al proceso revolucionario, el anticomunismo presente en la mayoría de estos sectores, los efectos de las medidas y los cambios realizados por el régimen naciente o el deseo de reunir la familia.

Esta ola estuvo marcada por un número significativo de desplazamientos de población, lo cual generó trastornos familiares que tardaron décadas en recuperarse y, fundamentalmente, tuvieron un fuerte impacto económico y social, ya que este flujo estaba compuesto por un número expresivo de profesionales calificados que, en ciertas áreas, solo fueron reemplazados en las siguientes décadas.

La segunda ola migratoria ocurrió en la década de 1980, principalmente entre 1981 y 1982, derivada de la llamada Crisis del Mariel, en relación con la ocupación de la embajada peruana y la apertura de dicho puerto para que los cubanos abandonaran el país, provocando un nuevo flujo de población. En este momento la migración se relacionaba, principalmente, con motivaciones de naturaleza política e ideológica, generadas por la consolidación y las características del socialismo cubano, y señalaba la dificultad de mantener una oposición al gobierno o un proyecto de reunificación familiar, buscando reanudar los lazos familiares con los que habían emigrado en el período anterior.

La tercera y actual ola surge de la década de 1990, debido a la crisis económica cubana y sus efectos, causados ​​por el fin del bloque soviético, y alcanza su punto máximo con la Crisis de los Balseros, en 1994, en que un número significativo de cubanos intentaron llegar a los Estados Unidos utilizando balsas y medios de transporte precarios. Este flujo eventualmente llevó a la firma de un acuerdo migratorio entre las dos naciones, en vigor hasta hace poco, caracterizado por la política de “pies secos, pies mojados” y un estatus diferente para los migrantes cubanos que se ajustan a esta política, obligando al gobierno estadounidense a revisar su política de “puertas abiertas” para los refugiados cubanos, que ha estado vigente desde la década de 1960 (Aja, 1998).

En esta etapa, las referencias de clase, políticas o ideológicas no se hacen explícitas, sino, principalmente, el deseo de encontrar nuevas oportunidades para mejorar las condiciones económicas. En este sentido, se trata de afirmar los intereses económicos para superar las dificultades impuestas por la crisis y el Período Especial o, también, para llevar a cabo una reunificación familiar que proporcionara esto. Tal perspectiva es señalada por Urrutia Barroso al afirmar que: “La interpretación de identificar a la emigración cubana como un exilio político y el intento de generalizar tal condición a las diferentes oleadas que se han producido desde 1959 hasta la década de 1990, es un análisis simplista que evade el complejo espectro económico, social y familiar que caracteriza a este fenómeno” (Urrutia, 1997, p. 53).

En cualquier caso, este proceso terminó llevando a una normalización relativa de las relaciones con los Estados Unidos en esta área, ya en los años 90, como se vio en el establecimiento de acuerdos de migración para la eliminación de salidas ilegales por mar, con el gobierno estadounidense comprometiéndose a proporcionar 20 000 visas anualmente a quienes desean ingresar legalmente al país, a partir de 1995.

Ante esto, el flujo migratorio cubano, en este período, como lo señaló Aja (1998), se desarrolló de la siguiente manera (tabla 1):

Tabla 1 Flujo de emigrantes cubanos por etapas 

ETAPAS TOTAL DE EMIGRANTES
1959-1960 520 604
1970-1979 158 153
1980-1989 215 640
1990-1997 164 298
TOTAL 1 033 776

Fuente: Aja (1998).

Siendo así, es posible verificar que, como otras comunidades latinoamericanas, el volumen total de migrantes cubanos es muy significativo en comparación con la población del país (aproximadamente 11 millones de habitantes) y que, además, este impacto se vuelve más relevante cuando se asocia con ciertos grupos de edad, regiones de la Isla o sectores profesionales, lo cual genera un importante efecto demográfico, económico y social.

Finalmente, es importante señalar que, si tal flujo fue significativo y ya era alto en ese período, esa dinámica se mantuvo constante y creciendo en este nuevo siglo, a medida que la superación de la crisis económica fue limitada y las medidas adoptadas por el régimen ―primero bajo la lógica del Período Especial en Tiempos de Paz y, más recientemente, bajo el lema de Actualización del Modelo― no tuvieron los efectos económicos deseados; y la recuperación del país, aunque ocurrió, continuó desarrollándose lenta y erráticamente,8 dependiendo de los lazos externos que varían según las circunstancias de los socios comerciales externos.

A esto debemos agregar la ejecución del acuerdo de migración con los Estados Unidos, además de otros elementos del contexto regional e internacional que refuerzan dicho flujo migratorio, ampliando su volumen, dimensión y efectos.

Por lo tanto, actualmente, la migración cubana, como lo señalaron Aja, Rodríguez, Orosa y Albizu-Campos (2017), se distribuye de la siguiente manera (tabla 2):

Tabla 2 Migrantes cubanos por países 

PAÍS MIGRANTES CUBANOS
EUA 1 155 000
ESPAÑA 74 000
ITALIA 30 000
VENEZUELA 30 000
CANADÁ 26 000
MÉXICO 20 000
ALEMANIA 20 000
ECUADOR (+-) 15 000
COSTA RICA (+-) 15 000
REPÚBLICA DOMINICANA (+-) 15 000
TOTAL (GENERAL) 2 432 000

Fuente: Aja, Rodríguez, Orosa y Albizu-Campos (2017).

Nuevamente, además del importante volumen total de migrantes en relación con la población del país, es posible verificar que la mayoría absoluta de los migrantes cubanos se concentra en los Estados Unidos, algo que puede explicarse por la proximidad, por los lazos históricos entre los países y por la relación tensa, pero intensa, entre los gobiernos después de la Revolución cubana, que dieron un estatus diferente al migrante cubano, acentuado en los últimos años y regulado por acuerdos migratorios, desde los años 90, que permitieron un flujo constante hacia el país, hasta hoy.

De todos modos, se puede observar que este flujo hacia los Estados Unidos es compartido por otros países latinoamericanos y que la comunidad latina en ese país está creciendo y tiene otras nacionalidades que son significativas, en términos de volumen y actuacción, como mexicanos, colombianos, puertorriqueños y salvadoreños, entre otros.

Además, es importante observar la presencia en España, que, aunque es más pequeña que en Estados Unidos, indica un contingente prominente de cubanos, impulsado por los lazos culturales y la facilidad de lenguaje, además de las oportunidades económicas y los lazos familiares. Finalmente, es necesario considerar la dimensión regional, pues América Latina es una región atractiva para los cubanos, que supera los 130 000 migrantes, en la que se destacan México, Ecuador, Costa Rica y la República Dominicana.9

En cualquier caso, el gran centro que recibe la migración cubana es Estados Unidos, lo que está determinado por numerosos factores como la proximidad, los lazos históricos y familiares, la existencia de acuerdos o políticas migratorias, el poder del atractivo del país y el diferente estatus que ocupa el migrante cubano, entre otros. Estos elementos terminaron contribuyendo a la formación de la mayor comunidad cubana en el exterior, que ha tenido un peso significativo en la política estadounidense y, paradójicamente, ha obstaculizado los procesos de acercamiento diplomático entre países en el período reciente.

En este sentido, se puede observar que el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas, iniciado por Barack Obama ―quien había contribuido al desarrollo de acuerdos y la revisión de algunos aspectos de la política migratoria, impulsando un flujo constante de migraciones y un aumento en los viajes y el envío de fondos desde Estados Unidos―, se encuentra actualmente en revisión. Esto se asocia a las nuevas directrices que la administración Trump está implementando, en términos de política general de migración, que están conduciendo a un escenario de incertidumbre y probablemente una disminución de la migración cubana legal, así como ilegal, a los Estados Unidos.

Tal escenario puede cambiar la dinámica creciente y constante que prevaleció en el período reciente, como lo señalaron Aja, Rodríguez, Orosa y Albizu-Campos (2017) y se puede ver en la figura 1.

Figura 1 Admisión de inmigrantes cubanos en Estados Unidos 

Por lo tanto, se puede considerar que la profundización (o no) del proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos será fundamental para la dinámica migratoria cubana en los próximos años, ya que puede afectar el mantenimiento y el crecimiento del flujo migratorio o conducir a su mayor diversificación hacia otras regiones como América Latina o Europa. Además, la normalización afecta la economía cubana, influye sobre su crecimiento y, lo que es importante, el envío de remesas desde los Estados Unidos, como analizaremos a continuación.

Siendo así, se puede afirmar que la migración internacional cubana, debido a su volumen e importancia, produce una serie multidimensional de efectos y desafíos para la sociedad cubana contemporánea, que afectan diferentes áreas que van de la economía a la demografía, de la política a la sociedad, de la cultura hasta las relaciones familiares (entre otras); y que tienen impactos en el crecimiento y el desarrollo económico, en la dinámica de la población, en el mercado laboral y en la gestión de las políticas públicas, por nombrar las más relevantes.

Dada su amplitud y variedad, buscamos discutir, aunque brevemente, los dos impactos más significativos que están relacionados con la dinámica demográfica (y el proceso de envejecimiento de la población cubana) y la importancia del envio de remesas a la economía cubana, incluida la familiar.

Con respecto al primer aspecto, cabe señalar que Cuba experimentó una transición demográfica durante la segunda mitad del siglo pasado, determinada por factores institucionales y sociales, marcados por una reducción en la mortalidad y la fertilidad. Esto ha llevado al país a la condición de una sociedad demográficamente madura, distinta de la mayoría de los países latinoamericanos, lo cual implica nuevos desafíos en términos de población, que se ven reforzados por el flujo migratorio actual.

De esta forma, el resultado final de esta transición fue la disminución del crecimiento de la población cubana y un proceso, acelerado por la ola migratoria, de envejecimiento de la población, que afecta a numerosas dimensiones de la sociedad cubana, como el desarrollo de políticas públicas, el mercado laboral y la dinámica poblacional regional (Hernández y Foladori, 2013).

Esta tendencia, que se acentuó en el período reciente por el volumen y el perfil de la ola migratoria actual, ha afectado la dinámica demográfica del país, haciendo evidente que: “Desde hace varios años, Cuba manifiesta una erosión de la población, determinada por su régimen demográfico y su emigración. (...) En menos de dos generaciones, el país pasa de ser, demográficamente hablando, un país atrasado y de población joven a ser un país desarrollado y de población vieja” (Hernández y Foladori, 2013, p. 135).

En este sentido, se puede verificar que la migración internacional cubana, manteniendo su ritmo y perfil actuales, profundizará la disminución de la población del país, que ya viene ocurriendo desde 2012 y, lo que es muy importante, contribuirá a la expansión del índice de envejecimiento, que, según algunas previsiones, puede llegar al 30% de la población en los próximos años, lo que causaría significativos efectos económicos y sociales (Albizu-Campos, 2015; Hernández y Foladori, 2013).

Además, este proceso afecta la dinámica de la población de las provincias cubanas, impactando su perfil y el desarrollo local, pues como señala Morejón Seijas: “En Cuba, donde los niveles de mortalidad y fecundidad en el contexto territorial son bastante homogéneos y previsibles, la migración se ha convertido en la variable demográfca capaz de explicar las desigualdades territoriales de crecimiento y la distribución espacial desigual de la población” (Morejón, 2007, p. 26).10

El segundo impacto relevante del flujo migratorio cubano actual, compartido por otros países latinoamericanos, se refiere al envío de remesas a los residentes en la Isla y su importancia y efectos en la economía familiar y local. Cabe señalar que tales efectos aumentan cuando se considera la importancia del acceso a la moneda extranjera para acceder a ciertos bienes, como su tamaño en relación con el tamaño y el perfil de la economía cubana (Bologna, 2009; Canales, 2009b; Comisión Económica para América Latina [CEPAL], 2010; Fresneda y Delgado, 2013).

En el caso cubano, esta práctica comenzó en la década de 1990, debido a la crisis y las reformas económicas que permitieron la posesión de divisas y de la legalización de la propiedad de divisas (dólares sobre todo), en 1993, que impulsaron las remesas de familiares residentes en el exterior, las cuales aumentaron a lo largo de esa década. Eso contribuyó al mejoramiento de las condiciones económicas de numerosas famílias y al acceso a bienes de consumo duraderos o de uso cotidiano, lo que ciertamente afectó el proceso de recuperación económica de la Isla.

Así, el envío de remesas se ha convertido en un componente importante de la economía cubana y ha mantenido un crecimiento constante, desde entonces, proveniente, en su mayoría, de Estados Unidos.

En este sentido, la CEPAL (2010) señaló, a pesar de la dificultad de medir los envíos informales, que en 1999 el total de remesas enviadas al país alcanzó los U$ 700 millones y que en 2010 este monto había alcanzado alrededor de U$ 2 000 millones, convirtiéndose en un pilar importante en la estrategia estatal para financiar el consumo social y las inversiones que necesitaba la economía cubana.

Dicho crecimiento fue constante y permitió que esta actividad se convirtiera, en la actualidad, en la segunda fuente de divisas de la Isla y parte importante del PIB cubano, impactando en la dinámica económica. Su incidencia ocurre tanto a nivel estatal como familiar, lo que permite a aquellos que reciben remesas un aumento significativo en el poder adquisitivo, en comparación con aquellos que solo tienen acceso a la moneda nacional.

Es posible señalar que su volumen e importancia han aumentado, convirtiéndose en la segunda fuente de recursos económicos del país, como señala Mesa-Lago: “Después de la venta de servicios profesionales al extranjero, la mayor fuente de divisas de Cuba son las remesas; el gobierno no publica cifras sobre su valor, pero las estimaciones indican que aumentaron 143% entre 2008 y 2017 (de 1 447 millones a 3 515 millones de dólares); ninguna otra fuente de divisas puede compararse a este salto” (Mesa-Lago, 2019, p. 18).

Además del flujo migratorio, el proceso de restablecimiento de los lazos diplomáticos y la normalización de las relaciones con Estados Unidos, desarrollada desde 2014, contribuyó al crecimiento de las remesas de divisas, llegando a US $ 3 500 millones, lo que lo convierten en una de las principales fuentes del crecimiento económico en el país. Sin embargo, con el mandato de D. Trump, la reciente revisión de dicho proceso y el endurecimiento de las sanciones económicas, tanto el flujo de migrantes, ya mencionado, como el envío de remesas, tienden a verse afectados, lo que impacta, por supuesto, la frágil economía cubana.

En resumen, es posible señalar que el escenario migratorio cubano desarrolla una dinámica multidimensional, que combina elementos de la realidad local, regional e internacional en relación con los flujos de población y, aunque comparte una buena parte de las características de las migraciones latinoamericanas (volumen, perfil, dinámica, destino preferido e importancia del envío de remesas), tiene elementos específicos relacionados con su cercanía y su relación con los Estados Unidos y a la dinámica de su sistema político-económico. Por lo tanto, la normalización (o no) de estas relaciones y el éxito efectivo de la actualización del proyecto económico y social representado por la Revolución cubana serán decisivas para el flujo migratorio cubano en los próximos años.

Consideraciones finales

Este trabajo buscó analizar la migración cubana contemporánea, presentando una visión general de su dinámica, sus principales características e impactos, insertada en el contexto global y latinoamericano.

Por lo tanto, señalamos que esta sigue las tendencias mundiales contemporáneas, derivadas de la globalización, con el aumento creciente de los desplazamientos de población y las migraciones Sur-Norte, causadas por la expansión de la desigualdad y la búsqueda de nuevas oportunidades.

Además, comparte algunos elementos de la dinâmica migratoria latinoamericana, relacionados con su crecimiento y relevancia; algunos rasgos generales, su destino preferencial (Estados Unidos) y la importancia del envío de remesas a sus países de origen.

A pesar de eso, tiene sus especificidades vinculadas, en gran medida, con su historia reciente, asociada a la Revolución, que influyó en las recientes olas migratorias y su relación con los Estados Unidos (de conflicto y acercamiento) que, debido a su proximidad y estatus privilegiado, terminó concentrando a la mayoría absoluta de los migrantes cubanos, lo cual impacta, en la actualidad, la política de los Estados Unidos hacia la Isla. A eso se puede agregar su profundo impacto en la demografía cubana, al ampliar el proceso de envejecimiento de la población y la importancia del envío de remesas en la sociedad cubana.

Finalmente, se puede señalar que el análisis de esos elementos fundamentales de la migración cubana contemporánea (volumen, perfil, impactos demográficos y económicos) nos llevan a una comprensión más profunda de la sociedad cubana actual y sus desafíos, muchos compartidos por toda nuestra América.

Referencias bibliográficas

Aja, A. (1998). La emigración en la Revolución cubana. Migración y Comunidad Cubana en el exterior. Análisis de Conyuntura, AUNA, (10). [ Links ]

Aja, A., Rodríguez, M.O., Orosa, R. y Albizu-Campos, J.C. (2017). La migración internacional de cubanos: escenarios actuales. Novedades en Población, 13(26), 40-57. http://www.novpob.uh.cuLinks ]

Albizu-Campos, J.C. (2015). Cuba. Escenarios demográficos hacia 2030. Novedades en Población, 11(21), 1-25. http://www.novpob.uh.cuLinks ]

Ayerbe, L. (2004). A Revolução Cubana. Unesp. [ Links ]

Baeninger, R. (2014). Migrações Internacionais no século 21: desafios para uma agenda de pesquisa. Trabajo presentado en el VI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Población. Lima, Perú. [ Links ]

Barros, O. (2006). Escenarios demográfcos de la población cubana (2000-2050). Editorial de Ciencias Sociales. [ Links ]

Bologna, E. (org.). (2009). Temáticas migratorias actuales en América Latina: remesas, políticas y emigración. Serie Investigaciones, (7). ALAP, Río de Janeiro. [ Links ]

Canales, A. (2005). Migración, remesas y desarrollo en America Latina: Mitos y Realidades. Congreso Argentino de Estudios sobre Políticas Internacionales Migratorias y de Asilo. Buenos Aires, Argentina. [ Links ]

_______. (2009a). Panorama actual de la migración internacional en América Latina. Revista Latinoamericana de Población, 3(4-5), 65-91. http://revistarelap.comLinks ]

_______. (2009b). Remesas y desarrollo en América Latina: más mitos que realidades. Migraciones, 25, 125-153. https://revistas.comillas.edu/index.php/revistamigracionesLinks ]

Castles, S. (2005). Globalização, Transnacionalismo e Novos Fluxos Migratórios. Ediciones Fim de Século. [ Links ]

Castles, S. y Miller, M. (2009). The age of migration. International population movements in the modern world. 4ta. ed. Palgrave Macmillen. [ Links ]

Comisión Económica para América Latina (CEPAL). (2010). Cuba: Evolución económica durante 2010 y perspectivas para 2011. CEPAL, Santiago de Chile. [ Links ]

Dumont, G. (2006). Les nouvelles logiques migratoires au XXIe siècle. Outre-Terre, 4(17), 15-25. https://www.cairn.info/revue-outre-terreLinks ]

Fresneda, E.J., y Delgado, R. (2013). Migración y desarrollo en Cuba: socialismo, subdesarrollo productivo y globalización neoliberal.Migración y desarrollo,11 (20), 155-185. http://migracionydesarrollo.org/Links ]

García, R. (2009). Migrações Internacionais e Desenvolvimento na América Latina: avanços e desafios. Revista Internacional de Movilidad Humana, 33, 11-35. http://remhu.csem.org.brLinks ]

Hernández, J. y Foladori, G. (2013). La dinámica poblacional en el socialismo cubano. Revista Latinoamericana de Población, 7(12), 133-158. http://revistarelap.comLinks ]

Martine, G. (2005). A globalização inacabada: migrações internacionais e pobreza no século XXI. São Paulo em Perspectiva, 19(3), 3-22. http://www.scielo.br/revistas/sppLinks ]

Martínez Pizarro, J. (2001). El mapa migratorio internacional de América Latina y el Caribe: patrones, perfiles, repercusiones e incertidumbres. CEPAL, Santiago de Chile. [ Links ]

Martínez Pizarro, J. y Calvelo, L. (2012). La migración internacional en los censos de 2010 en los países de América Latina y Caribe. Revista Interdisciplinar de Movilidad Humana, 39, 9-27. http://remhu.csem.org.brLinks ]

Mesa-Lago, C. (2019). El “enfriamento” de la economía cubana. Nueva Sociedad, (279), 11-27. https://www.nuso.orgLinks ]

Morejón, B. (2007). Características diferenciales de los migrantes internos en Cuba. Novedades en Población, 3(6), 25-45. http://www.novpob.uh.cuLinks ]

Novick, S. (2008). Las migraciones en América Latina: políticas, culturas y estrategias. CLACSO. [ Links ]

Patarra, N. (1996). Migrações internacionais: uma nova questão demográfica. Revista Brasileira de Estudos de População, 13(1), 108-125. https://rebep.org.br/revistaLinks ]

_______. (2005). Migrações internacionais de e para o Brasil contemporâneo. São Paulo em Perspectiva, 19 (3), 23-33. http://www.scielo.br/revistas/sppLinks ]

Portes, A. (1999). Migrações internacionais: Origens, tipos e modos de incorporação. Celta Editora. [ Links ]

Rodríguez Chávez, E. (1996). Emigración cubana actual. Editorial de Ciencias Sociales. [ Links ]

Rodríguez, D.C., Turra, C., De Oliveira, G.M., y Wajnman, S. (2013). Efeitos da migração sobre o crescimento populacional de longo prazo das províncias cubanas. Revista Brasileira de Estudos da População, 30(2), 429-444. https://rebep.org.br/revistaLinks ]

Silva, M.A. y Ojima, R. (2018). Entre o sertão e o mar: migrações internacionais contemporâneas no Nordeste brasileiro. Novedades en Población, 14(28), 1-12. http://www.novpob.uh.cuLinks ]

Urrutia, L. (1997). Aproximación a un análisis del proceso migratorio cubano.Papers, (52), 49-56. https://www.raco.cat/index.php/PapersLinks ]

Una versión de este trabajo fue presentada en el X Seminario Nacional de Sociología y Política (UFPR) y en el XXXII Congreso de ALAS (Perú).

2 Como señala Baeninger: “Por lo tanto, las modalidades de la inmigración internacional contemporánea traen al debate las dimensiones transnacionales (Apadurrai, 1996; Glick-Schiller, 2007), los territorios circulatorios (Tarrius, 2001), el movimiento de personas (Castles y Mille, 2009), la circulación de cerebros (De Hass, 2010), el reasentamiento de inmigrantes refugiados, las modalidades migratorias y la movilidad de la población que no están presentes en las nociones clásicas de integración y orden correspondientes al estado-nación (Wimmer y Glick-Schiller, 2003)” (Baeninger, 2014, p. 3).

3 Como apunta Dumont: “Les facteurs politiques à l’origine de migrations, qui ont exercé des effets tout au long de l’histoire de l’humanité, continueront d’exister demain, parce que les situations et décisions politiques sont susceptibles de créer des effets de répulsion ou d’attirance” (Dumont, 2006, p. 17).

4 En ese sentido, Dumont señala que: “Mais, qu’elles soient volontaires ou contraintes, les migrations du XXIesiècle se singularisent par un contexte spécifique en raison des processus de globalisation, d’internationalisation et de mondialisation, auxquels pourraient s’ajouter les effets des changements climatiques. Les pays, les organisations régionales comme l’Union européenne, les organismes internationaux, doivent prendre en compte ces réalités pour prévenir les migrations forcées et permettre que les migrations volontaires s’inscrivent dans une logique d’échange et de partenariat utile au développement” (Dumont, 2006, p. 25).

5 Sobre eso García Zamora apunta que: “Para la División de Población de la CEPAL tres temas centrales han surgido sobre las remesas: los aspectos conceptuales y metodológicos para medirlos, sus efectos económicos y sociales, los factores determinantes y las motivaciones de quienes envían dichos recursos” (García, 2009, p. 23).

6 Como señala Canales: “A nivel mundial, en 1985 las remesas representaron un flujo de casi 40.000 millones de dólares, cifra que se incrementó a poco más de 75.000 en 1990, superó en 1996 la barrera de los 100.000 millones de dólares, para alcanzar en el 2005 un flujo de más de 230.000 millones de dólares, y se estima que en el 2006 hayan rebasado los 250.000 millones de dólares” (Canales, 2009b, p. 135).

7 En ese sentido, Canales afirma que: “Las remesas fluyen de trabajadores precarios y vulnerables a sus familias que viven en condiciones de pobreza y contextos de marginación social. Por lo tanto, no es difícil que, por un lado, las remesas estén fundamentalmente orientadas a financiar el consumo familiar, contribuyendo a mantener un nivel de vida mínimo y, al mismo tiempo, no fluyan en el volumen necesario para promover un verdadero proceso de movilidad social” (Canales, 2005, p. 29).

8 En ese sentido, es importante el trabajo de Fresneda y Delgado (2013) tratando de relacionar la migración cubana con los problemas estructurales, de lo que llaman “subdesarollo productivo socialista”, indicando que la migración y la exportación de servicios contribuyen a superar dichos límites.

9 A partir de todo eso, se puede concluir, como señalan Aja, Rodríguez, Orosa y Albizu-Campos (2017, p. 48), que: “En resumen, se reportan cubanos en 129 países aproximadamente; el 98% se concentra en 20 naciones: Estados Unidos, España, Venezuela, México, República Dominicana, Costa Rica, Ecuador, Alemania, Italia, Canadá, Colombia, Nicaragua, Francia, Chile, Argentina, Suecia, Suiza, Rusia, Panamá y Brasil”.

10 Para un análisis más profundizado se puede consultar, también, Rodríguez, Turra, De Oliveira y Wajnman (2013).

Recibido: 02 de Febrero de 2020; Aprobado: 24 de Abril de 2020; : 29 de Junio de 2020

* Autor para la correspondencia: marcossilva@ufgd.edu.br

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons