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Revista Novedades en Población

versión On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.18 no.36 La Habana jul.-dic. 2022  Epub 15-Nov-2022

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Rutas para la comunicación desde los Observatorios Demográficos en Cuba

Routes for communication from the Demographic Observatories in Cuba

Dixie Edith Trinquete Díaz1  * 
http://orcid.org/0000-0001-6140-0874

1 Centro de Estudios Demográficos (CEDEM). Universidad de La Habana. Cuba.

Resumen

Este trabajo sistematiza algunos elementos de la propuesta teórica de la Comunicación sobre Población e identifica nexos con propuestas como la Comunicación para el Desarrollo y para el Cambio Social, respectivamente, en busca de definir algunas rutas para el trabajo de comunicación desde los Observatorios Demográficos (OD). A partir de la visión que se comparte desde el CEDEM como algoritmo para el funcionamiento de los OD, se considera imprescindible incorporar a periodistas y comunicadores a los equipos de trabajo multidisciplinarios que integran estas estructuras. El aporte desde estos perfiles profesionales, además de producir información y mensajes de bien público sobre asuntos esenciales para el desarrollo social, puede complementar el conocimiento de públicos, hábitos de consumo segmentados por edades, territorios, zonas específicas de procedencia y medios de comunicación a disposición en determinado contexto concreto.

Palabras clave: Comunicación sobre población; Observatorios Demográficos; participación; desarrollo; dinámica demográfica; cambio social

Abstract

This work systematizes some elements of the theoretical proposal of Communication on Population and identifies links with proposals such as Communication for Development and for Social Change, respectively, in search of defining some routes for communication work from the Demographic Observatories (OD). From the vision shared by CEDEM as an algorithm for the operation of ODs, it is considered essential to incorporate writers and communicators into the multidisciplinary work teams that make up these structures. The contribution from these professional profiles, in addition to producing information and messages of public good on essential issues for social development, can complement the knowledge of audiences, consumption habits segmented by age, territory, specific areas of origin and available media. in a specific context.

Keywords:  Communication on population; Demographic Observatories; participation; development; demographic dynamics; social change

Introducción

La necesidad de promover una cultura demográfica en la población del planeta es reconocida ―de forma implícita o explícita― desde la segunda mitad del siglo XX. Las preocupaciones en torno al crecimiento demográfico global impulsaron a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a convocar a la comunidad internacional a una serie de conferencias mundiales sobre población, entre las cuales, la celebrada en 1994 en El Cairo, Egipto, marcó un punto de giro en relación con muchos criterios para el análisis de la población en el contexto del desarrollo, entre ellos algunos sobre la comunicación y la educación en temas demográficos.

El mensaje esencial del Programa de Acción emanado de esta Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD), fue que los temas de población son asuntos de desarrollo (Benítez, 1999), una definición que implica la visión plena del carácter social de la ciencia demográfica, pero también una impronta en procesos asociados de educación y comunicación para el desarrollo. Esta interpretación comprende no solo los factores sociales y económicos vinculados al desarrollo, sino también los culturales, la estructura familiar, los recursos económicos y los derechos humanos.

Poco más de un cuarto de siglo después, la educación y la comunicación sobre población han evolucionado y abarcan campos de pensamiento y acción más amplios, con procesos dirigidos a capacitar a las personas para la comprensión de la naturaleza, las causas y las implicaciones de los fenómenos demográficos desde el nivel individual; pero también comunitario, nacional y global.

Así, comprenden el desarrollo de conocimientos, valores y actitudes en asuntos directamente relacionados con la población y el desarrollo, como la fecundidad, la mortalidad, las migraciones, la sexualidad, el género, la familia, el medioambiente, entre muchos otros.

La emergente teoría de la comunicación sobre población, que articula los ejes de información y educación, pero partiendo de una línea de base sostenida en la producción científica de la demografía, se va construyendo como propuesta transdisciplinar que busca impulsar la construcción de una cultura demográfica que actúe a nivel personal y tenga vigencia en el seno de toda la población (Trinquete, 2017).

Para gestar esa cultura demográfica es preciso hacer uso de la educación formal e informal, así como de la que imparten los medios de comunicación, evitando manipulaciones innecesarias y buscando la apropiación profunda del sentido de los procesos demográficos ligados a la vida cotidiana de los individuos.

Según las propuestas de la comunicación sobre población, los medios de prensa y otros espacios comunicativos como las redes sociales, o la comunicación resultante de instituciones y escenarios comunitarios diversos, resultan herramientas básicas para la construcción de tales consensos. Pero en este caso, periodistas y comunicadores deben ser preparados para el proceso de adquisición de conocimientos y luego devolverlo a otras audiencias. Aquí intervienen elementos múltiples que van desde el acceso a las fuentes de información científica vinculadas con los temas de la población, sus pericias profesionales y la formación académica, hasta los marcos teóricos utilizados para interpretar los procesos demográficos.

Y estas son, justamente, de las razones que sostienen la decisión de tomar la comunicación como uno de los ejes de trabajo imprescindibles de los Observatorios Demográficos (OD) que se están estructurando en Cuba desde mayo de 2020, a partir de una resolución interna del primer ministro, Manuel Marrero Cruz.

Estas estructuras se han constituido en todas las provincias, adscritas a los Gobiernos territoriales y bajo la coordinación y asesoramiento técnico del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), de la Universidad de La Habana. Como reconoce la instrucción gubernamental, se sostienen en la interrelación academia-gobierno, como parte de la utilización de la ciencia en función del desarrollo en el país, y buscan dotar a los territorios de recursos humanos capacitados para la atención a la situación sociodemográfica, con énfasis en la dinámica demográfica.

Desde la visión que se comparte desde CEDEM como algoritmo para el funcionamiento de los OD, se considera imprescindible incorporar periodistas y comunicadores a los equipos de trabajo multidisciplinarios que integran estas estructuras. El aporte desde estos perfiles profesionales, además de producir información y mensajes de bien público sobre asuntos esenciales para el desarrollo social, puede complementar el conocimiento de públicos, hábitos de consumo segmentados por edades, territorios, zonas específicas de procedencia y medios de comunicación a disposición en determinado contexto concreto.

Este trabajo sistematiza algunos elementos de la incipiente propuesta teórica de la Comunicación sobre Población e identifica nexos con propuestas como la Comunicación para el Desarrollo y para el Cambio Social, respectivamente, en busca de definir algunas rutas para el trabajo de comunicación desde los OD.

Desarrollo

La conformación de los OD y su actuación a nivel local es parte de la implementación la Política de Atención a la Dinámica con que Cuba cuenta actualmente, que ha ido evolucionando de diversas maneras ―desde el triunfo revolucionario de 1959, donde no era una política explícita, sino más la suma del efecto combinado de muchas políticas sociales― hasta su concreción como política de población en años más recientes.

Aja (2021) detalla que en el año 2014 fue aprobada la “Política para enfrentar los elevados niveles de envejecimiento de la población”, dirigida a implementar el Lineamiento 144 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobado en el VI Congreso del Partido, referido a “brindar particular atención al estudio e implementación de estrategias en todos los sectores de la sociedad para enfrentar los elevados niveles de envejecimiento de la población” (Partido Comunista de Cuba [PCC], 2011, lineamiento 144).

“La gran ausencia en la Política aprobada en 2014 se refiere al tema migratorio interno y externo del país y su importancia en la dinámica demográfica del país y la experiencia de los años de su aplicación así lo evidencian” (Aja, 2021, p. 336).

En ese camino, durante el año 2019 fueron aprobadas medidas adicionales para incentivar la natalidad y contribuir al adelanto de las mujeres. Posteriormente, se aprobó, también por el primer ministro de la República, la constitución de los Grupos de Atención a la Dinámica Demográfica (GADD)1 y de los ya citados OD. “Ambos representan una singular experiencia en la conducción y control de una política de población como es el caso cubano” (Aja, 2021, p. 336).

Muy recientemente, en mayo de 2022, se actualizó nuevamente la Política para la Atención a la Dinámica Demográfica, con la inclusión del tema migratorio y otras precisiones en términos de recomendaciones y medidas concretas para la acción, actualización cuya implementación está en curso en estos momentos.

Pero, ¿qué es un Observatorio Demográfico territorial en el contexto de Cuba?

Se trata de un mecanismo o instrumento territorial que recopila, procesa y visibiliza indicadores relacionados con la dinámica demográfica, desde un enfoque de la relación entre la población y el desarrollo. La información que origina el OD se basa, fundamentalmente, en los datos oficiales generados por las oficinas provinciales y municipales de estadísticas de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), el Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (INOTU), entre otros organismos e instituciones, así como por los estudios e investigaciones que realicen los grupos de estudios socios demográficos creados en cada territorio.

La conceptualización del OD parte de que todo cambio en la dinámica y estructura de la población tiene impactos en la economía, la salud, la educación, el mercado laboral, la participación electoral, la familia, entre otros ámbitos; a la vez que la dinámica y estructura de la población recibe el impacto de los cambios que se producen en estos.

La observación de los fenómenos relacionados con la dinámica demográfica debe tener en cuenta que su comportamiento no ocurre de manera homogénea; a la vez que sus manifestaciones, cuando se producen, son de larga data. Es decir, las interrelaciones entre la población y el desarrollo deben observarse a partir de estos presupuestos y desde una perspectiva territorial, contextual y atendiendo a los diferenciales por grupos o estratos sociales.

Incorporar el enfoque de la relación población-desarrollo a las estrategias económicas y sociales demanda, en particular, el abordaje desde los ámbitos territoriales y locales, unido al fortalecimiento de las capacidades gubernamentales, institucionales, comunicacionales y académicas de los diferentes niveles, con el fin de comprender e intentar transformar la situación y ampliar su competencia en el trazado de políticas.

El diseño e implementación de políticas, programas, planes y proyectos que hoy se tienen ―y/o cualquier iniciativa que incorpore las dinámicas de la población― debe mantener una articulación con otras políticas, programas, planes y proyectos económicos y sociales del territorio, donde confluyen todos y emerge la necesaria interrelación e integralidad de su aplicación en función de esa relación población-desarrollo. No existe aún, en la medida necesaria, la cultura de tener en cuenta las características de la población como componente de las estrategias de desarrollo territorial y local y como premisa previa al proceso de su elaboración (Aja, 2021).

En este sentido, para instrumentar la comunicación sobre población se debe partir de un conocimiento eficaz de las audiencias, de la opinión pública, con la investigación de los mecanismos mediante los cuales el cambio institucional y cultural afecta al comportamiento demográfico a nivel individual, y cómo este cambio es procesado por el individuo en su desarrollo (Trinquete, 2017).

Poner esta información en función de los OD, como práctica sistemática, no es para nada una tarea sencilla. ¿Cómo llevar esos aprendizajes a la práctica cotidiana de periodistas y comunicadores? ¿Cómo incorporarlos a coberturas de temas más específicos de la agenda de la población cubana, en contextos particulares?

Una mirada al contexto comunicativo

Estudios diversos realizados en medios de presa cubanos durante la última década2 refieren, mayoritariamente, un tratamiento homogéneo de la población cubana, tanto en relación con su distribución geográfica, como en sus diferencias por edad y sexo (Bello, 2016; Leyva, 2016; Matos, 2015; Pedroso, 2020; Trinquete, 2011, 2017 y 2021).

Sin embargo, especialistas en demografía han demostrado que el impacto de la fecundidad, la migración y la mortalidad en una población solo puede ser explicado cuando se evalúa de manera integral, lo que implica el análisis de su devenir histórico-social y del contexto concreto en el que cada población vivió y al que se adaptó.

La prensa y otros espacios de comunicación ofrecen tratamientos desarticulados de la dinámica demográfica, por ejemplo, cuando no relacionan entre sí las tres variables fundamentales: fecundidad, mortalidad y migraciones; o el vínculo de estas con otras como el estado conyugal, las familias y los recursos laborales, por solo citar algunas. El análisis de la coyuntura demográfica del país muchas veces queda reducido a la situación de la fecundidad y el envejecimiento demográfico.

La baja fecundidad suele ser abordada de manera aislada, focalizada en las mujeres y no en las parejas o familias, y directamente relacionada, apenas, con la situación económica, a pesar de que investigaciones diversas confirman que tanto sus causas como sus impactos son múltiples y de mayor complejidad.

La prensa prácticamente no aborda las tendencias de la mortalidad y la morbilidad diferenciadas por sexo, edad, color de la piel, región geográfica, por solo citar algunos elementos que constituyen diferenciales importantes. Igualmente, el tratamiento del envejecimiento suele inclinarse hacia una visión homogénea y estereotipada. Solo el seguimiento a la mortalidad infantil ocupa espacios mediáticos y se trata de una cobertura puntual, de año en año, cuando se actualiza la estadística. La mortalidad materna, por ejemplo, se encuentra prácticamente ausente de los escenarios informativos (Trinquete, 2021).

En general, la presencia de estos temas en la agenda de los medios es aún reducida y fragmentada y se aborda más desde géneros informativos y mucho menos desde el periodismo en profundidad. Las ya citadas investigaciones académicas realizadas en el país entre 2011 y 2020 han constatado en los medios de comunicación trabas múltiples que tributan a esta realidad y se derivan de rutinas productivas mal estructuradas y excesivamente centralizadas; déficit en las políticas de especialización al interior del sector; difícil acceso de los periodistas a la información científica sobre demografía, por insuficiente preparación y entrenamiento, entre otras causas; y poca sistematicidad en la relación con las fuentes de información y de producción científica oficiales, institucionales o académicas (Bello, 2016; Leyva, 2016; Matos, 2015; Pedroso, 2020; Trinquete, 2011, 2017 y 2021).

Esta lista de asuntos impacta directamente en la eficacia de los productos comunicativos vinculados con las dinámicas demográficas.

En busca de un algoritmo de trabajo desde la comunicación sobre población

Hoy no basta con tener acceso a las estadísticas demográficas y los análisis del comportamiento de las dinámicas poblacionales. Incluso, no es suficiente socializar información de calidad. Se necesitan estrategias para amplificar su alcance y fomentar entrecruzamientos entre los diferentes actores del tejido social. En otras palabras, la información pierde relevancia si no se comunica, y comunicarla implica interactuar con las mediaciones económicas, políticas y culturales que maximizan o desfavorecen el impacto de los mensajes (Garcés y Del Pino, 2016).

En este caso, los paradigmas teóricos de la Comunicación para el Desarrollo y para el Cambio Social se posicionan como herramienta esencial de trabajo en tanto reconocen, no solamente la pluralidad de voces presentes en una sociedad, sino que busca que sean estas las que gestionen su propio alcance, volumen y modulación (Rodríguez, 2021).

Nacida en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a fines del siglo XX, la Comunicación para el Desarrollo (CPD) es una expresión de las mismas preocupaciones que llevaron a la adopción de un Plan de Acción en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo, en 1994, centrado en la preocupación por las personas. Nace de la certeza de que hace falta construir “otro desarrollo” más inclusivo, basado en procesos horizontales y de participación popular, con lo cual la comunicación toma especial relevancia: “la CPD fue entendida como un proceso recíproco en el que las comunidades podían participar como agentes clave de su propio desarrollo” (PNUD, 2011, p. 2).

Desde entonces, se da cada vez más prioridad a los métodos de comunicación horizontales y multidireccionales, que utilizan una combinación de canales y resaltan la importancia del diálogo para facilitar confianza y entendimiento mutuo, amplifican la voz de las personas y les permiten identificar formas de solventar problemas para mejorar su bienestar.

Para Rodríguez (2021, p. 148), la Comunicación para el Cambio Social se caracteriza por “comunicar respetando y divulgando identidades, haciendo expresa la otredad y la diversidad”. En este sentido, fundamenta la participación comunitaria y reconoce las particularidades culturales ―y por supuesto sociodemográficas― de los territorios donde opera. Esto se convierte en una fortaleza, pues en la exploración de la diversidad cultural están elementos propios de su legitimación como alternativa comunicativa.

El diálogo es otro elemento fundamental de la Comunicación para el Cambio Social, e implica procesos colectivos para identificar y reconocerlos problemas, las inquietudes; pero a su vez las potencialidades y la búsqueda de soluciones desde las poblaciones directamente involucradas (Rodríguez, 2021).

En síntesis, se trata de avanzar hacia un paradigma comunicativo que parta del conocimiento de las dinámicas demográficas, socioeconómicas, pero también de las de consumo cultural, entre otras, de las poblaciones involucradas; lo cual favorece el saber comunitario y los consensos colectivos para la construcción de políticas públicas.

Desde esa perspectiva, ¿cuáles serían, entonces, principios básicos de una ruta de trabajo para integrar la comunicación y la educación sobre población a los Observatorios Demográficos?

  • Capacitación: Periodistas, comunicadores y otros actores comunitarios que manejan la comunicación deben capacitarse en la comprensión de las dinámicas demográficas y los desafíos diversos que de ellas se derivan.

  • Investigación: Se debe estudiar comunicación y observar el periodismo que se hace sobre la dinámica demográfica, pero también los espacios emisores desde donde se construyen, para poder identificar mediaciones que frenan o potencian los procesos comunicativos.

  • Articulación: Se deben propiciar desde los OD alianzas entre los medios de comunicación y las diversas fuentes de investigación e información sobre la Demografía y sus determinantes. Propiciar un diálogo de saberes entre la ciencia demográfica, las políticas públicas y aquello que conocen, piensan y sienten los públicos.

  • Integración: La comunicación no es un resultado o una salida. Se trata de un componente que se debe integrar a todas las fases de trabajo de los Observatorios, pues también puede ser un instrumento para identificar problemáticas sociodemográficas en territorios y comunidades.

Partiendo de estos elementos, ¿qué comunicación necesita implementarse desde los OD? Para que la atención a la dinámica demográfica tenga éxito, los desafíos que de ella se derivan necesitan ser comprendidos, compartidos. Ello implica adaptarse a cambios, innovar soluciones, aterrizar en el diseño, la implementación y el monitoreo de políticas y planes de desarrollo. Desafíos de esa magnitud requieren procesos de comunicación también innovadores y participativos. Se trata, como ya se anticipaba en este texto, de buscar herramientas más cercanas a los postulados de Comunicación para el Desarrollo y la Comunicación para el Cambio Social (figura 1) y más alejadas de las rutinas comunicativas y periodísticas que hoy se repiten en la cotidianidad de los medios.

Fuente: Elaboración propia a partir deTrinquete y Leyva (2020).

Figura 1 Algunos aportes desde la Comunicación para el Desarrollo y la Comunicación para el Cambio Social, a las estrategias de comunicación que necesitan los Observatorios Demográficos. 

Para ello, es importante apostar por formatos de comunicación horizontales y multidireccionales, sostenidos desde una multiplicidad de canales y donde el diálogo resulta vital para facilitar confianza y entendimiento. Este proceso incluye la identificación de puntos de entrada para intervenciones que promuevan estos cambios en un sentido concreto y medible, mediante la combinación de estrategias de cambio conductual y social.

Ello implica la restructuración de mediaciones múltiples que atraviesan la comunicación sobre temas de población en el país ―algo a lo que pueden contribuir particularmente los OD― (figura 2) y apostar por construir un proceso comunicativo más dinámico, integral y sistemático (figura 3), que parte de la comprensión de los nexos múltiples entre la comunicación y la demografía: los metodológicos, referidos a la articulación consecuente de los diferentes momentos del proceso (construcción de agendas y mensajes, conocimiento de audiencias, etcétera), y la comprensión de que en el proceso comunicativo cubano existen diversas mediaciones que por tener un signo positivo merecen mantenerse, mientras otras, de actuación retardante, deben reformarse (Trinquete, 2017). Además, se deben articular estudios de otros espacios de información que se abren camino, cada vez con mayor velocidad, en los entornos comunicativos digitales (figura 4).

Fuente: Elaboración propia a partir deTrinquete (2017) yTrinquete y Leyva (2020).

Figura 2 ¿Qué debe cambiar en la comunicación y cómo pueden ayudar los Observatorios Demográficos? 

Fuente: Elaboración propia a partir deTrinquete (2017, 2021) yTrinquete y Leyva (2020).

Figura 3 ¿Cómo deben ser los procesos periodísticos y comunicativos desde los Observatorios Demográficos? 

Fuente: Elaboración propia a partir deTrinquete (2017,2021) yTrinquete y Leyva (2020).

Figura 4 Tres componentes básicos para la comunicación integrada a la labor de los Observatorios Demográficos 

Conclusiones

A modo de resumen, podemos identificar algunas generalizaciones que apuntan a la construcción de una ruta para integrar la comunicación al ejercicio de los Observatorios Demográficos y posicionar, a su vez, a estas estructuras como un espacio desde donde se contribuya a un mejor periodismo ciudadano y comunicación pública en temas de población:

  • La comunicación debe partir de una base informativa. O sea, debe estar sostenida en la generación y diseminación de información confiable, basada en datos y evidencias, transparente, accesible. Poder manejar ―y analizar― en los medios de comunicación datos desagregados por género, zona de residencia, color de la piel o grupos de población, entre otros indicadores, es una necesidad y un desafío.

  • La comunicación debe ser participativa y dinamizar flujos de información y procesos participativos que son puestos al servicio de la lógica del bien común. Debe ser incluyente, no dejar a nadie atrás, transverzalizar enfoques de género y de derechos.

  • La educación es un derecho y, a la vez, sigue siendo central en la construcción de derechos, de inclusión social. El aprendizaje activo y crítico en la adquisición de conocimientos y habilidades, creencias y hábitos es importante para una participación activa.

  • La comunicación sobre población debe ser transformadora y poner el foco en las personas, medidas, políticas y planes transformadores en el ámbito sociodemográfico, con énfasis en las dinámicas demográficas.

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Recibido: 08 de Septiembre de 2022; Aprobado: 08 de Octubre de 2022

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