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INTRODUCCIÓN
Uno de los grandes desafíos de la educación en el siglo XXI, es que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad que les permita su pleno desarrollo, aprendizaje y participación en instituciones educativas donde se eduque en la diversidad, para ello es necesario ofrecer respuesta a las necesidades educativas, tanto de los que presentan discapacidad o problemas de aprendizaje, como de los que poseen talento académico, quienes requieren ayudas y recursos especiales, así como adaptaciones del currículum que optimicen su desarrollo para que puedan alcanzar su máximo potencial.
Sin embargo, estudios realizados por Llancavil (2016), arrojan como resultado que los alumnos con talento académico, no han encontrado en la educación regular las oportunidades que demandan para su desarrollo, pues los docentes han asumido la creencia errada de que éstos no requieren de una atención o apoyo educativo debido a que son considerados como estudiantes que no tienen necesidades académicas.
La práctica educativa ha demostrado que la atención a la diversidad hoy cobra matices diferentes … y no bastan las acciones dirigidas a dar solución a esta problemática, ya que las particularidades presentes en los alumnos comprometen no solo las condiciones en que se produce este particular proceso educativo, sino el modo de actuación docente (Martínez, 2007)).
Varias investigaciones resaltan la importancia de los profesores en la atención a estudiantes con talento académico y el requerimiento de que estos cuenten con herramientas didácticas para dar respuesta a sus necesidades (Arancibia, 2009); Arancibia, et al., 2012; (Cabrera-Murcia, 2011), igualmente se destaca la urgencia de brindar a los docentes una formación que les permita hacer frente a las exigencias que esta tarea demanda.
La experiencia práctica del autor, el resultado de investigaciones realizadas en torno a la temática, las reflexiones teóricas, así como el estudio empírico desarrollado en la etapa exploratoria de esta investigación (entrevistas a expertos en el tema, a directivos de instituciones educativas y funcionarios del Ministerio de Educaciòn Nacional en Colombia, análisis documental, grupos de discusión con docentes de la Educaciòn Básica Secundaria y las observaciones a clases), confirmaron la falta de preparación de los docentes para la atención educativa a estudiantes con talento académico, lo cual se manifiesta en:
Insuficientes conocimientos acerca de las características psicopedagógicas de los estudiantes con talento académico.
Las actividades planificadas en las diferentes asignaturas no dan respuesta a las necesidades y potencialidades de los estudiantes al no contar con una caracterización integral de los mismos, no sólo desde el punto de vista académico, sino también afectivo y motivacional.
No se ofrece atención personalizada a los estudiantes con talento académico durante la clase ni se generan situaciones de aprendizaje donde el desafío cognitivo sea su eje articulador, en ocasiones la atención que se les ofrece consiste solo en incrementar el número de tareas y actividades.
La anterior situación conduce al planteamiento del objetivo siguiente: Reflexionar en torno a la necesidad de la formación continua de los docentes para la atención educativa a estudiantes con talento académico en la Educación Básica Secundaria.
DESARROLLO
En las últimas décadas en países de América Latina y el Caribe se han realizado múltiples esfuerzos por crear y promover proyectos y programas que propicien cambios e innovaciones en la educación, mediante la formación continua de los docentes.
Los sistemas educativos, demandan un profesor cuya misión sea dar repuestas a los requerimientos de un contexto social complejo, un docente que ejerza un estilo de enseñanza eficaz, que promueva aprendizajes significativos en sus estudiantes, que respondan a sus necesidades reales y que les preparen para la vida.
En la actualidad se reconoce el proceso de formación y desarrollo profesional docente como un continuo que comienza con la formación inicial y se prolonga a lo largo de toda la vida profesional y dentro de cada uno de estos procesos intervienen elementos tales como: las instituciones y espacios orientados hacia la formación docente; el desarrollo de la teoría y la práctica pedagógica y el fortalecimiento de la investigación en el campo pedagógico y del saber específico.
Para De Lella (1999), la formación continua es el proceso permanente de adquisición, estructuración y reestructuración de conocimientos, habilidades y valores para el desarrollo y desempeño de la función docente.
Pineda, (2002); Sarramona, (2002), exponen que es “aquella formación que recibe una persona después de haber finalizado su formación inicial en una profesión, con el fin de ampliar o perfeccionar sus competencias profesionales. Por lo tanto, es la formación dirigida a los profesionales en activo que pretenden mejorar sus conocimientos, habilidades y actitudes para el desarrollo de su profesión. Este tipo de formación se da a lo largo de la vida laboral de la persona”.
Según Castro (2001), constituye “educación perenne que debe permitir al docente formar parte de la dinámica del cambio, tanto en la orientación como en el proceso educativo, para enfrentar los problemas planteados por el adelanto científico y tecnológico; y los imperativos del desarrollo económico, social y político”.
Lara, et al. (2003), conciben la formación continua del docente, como un “proceso permanente de adquisición, estructuración y reestructuración de conocimientos, habilidades, valores y modos de actuación para el desempeño de la función pedagógica y la asumen como un proceso continuo, que se lleva a cabo a lo largo de toda la práctica docente, la que se convierte en eje formativo estructurante”.
Addine & García, (2004), por su parte la definen como “un conjunto de procesos de formación, que le posibilitan al graduado de los centros pedagógicos la adquisición y perfeccionamiento continuo de los conocimientos, habilidades básicas y especializadas, así como los valores ético profesionales requeridos para un mejor desempeño de sus responsabilidades y funciones como docentes con vista a su desarrollo general e integral”.
De las definiciones anteriores emergen aspectos importantes tales como:
La formación continua de los docentes, constituye un proceso permanente de actualización y perfeccionamiento de los conocimientos, habilidades y valores profesionales.
Conduce a un mejor desempeño de las funciones educativas, así como una formación integral.
Considera el autor de este trabajo que la formación continua deberá ser organizada de modo tal que los docentes participen en actividades formativas, reflexionen sobre las prácticas pedagógicas, trabajen en equipos colaborativos y puedan realizar actividades tales como, preparación de clases y de materiales e instrumentos evaluativos, toda vez que “la acción reflexiva permite el análisis de lo que se está haciendo, evaluar el horizonte de posibilidades en el cual se actúa, deduciendo o infiriendo acciones alternativas para el cambio. Constituye una forma de análisis de la práctica que posibilita reinterpretarla y encontrar mejores vía”.(Addine & García, 2012).
Los análisis teóricos realizados por el autor han develado que en América Latina y el Caribe existe un creciente consenso en torno a la incidencia de la formación continua de los docentes para el logro de aprendizajes de calidad, sin embargo, según informe de la Oficina Regional de Educación para América Latina y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2013), entre los aspectos críticos relacionados con la formación continua de los docentes que merecen ser atentamente revisados se encuentran: escasa relevancia y articulación de la formación continua; bajo impacto de las acciones emprendidas; falta de regulación de la oferta, así como poca consideración de la realidad de las escuelas y del aprendizaje colaborativo.
Se coincide con Addine & García (2012), en que, en la medida que el proceso de formación continua sea capaz de convertir el autoperfeccionamiento en una tarea consustancial al modo de actuación de los maestros y profesores y este sea incorporado a una nueva cultura institucional, caracterizada por su dinamismo en la solución de problemas, será más eficiente dicha formación, llegarán a interiorizar dicho modelo de actuación desde el proceso mismo de reflexión-investigación-reflexión.
Formación continua de los docentes para la atención educativa a estudiantes con talento académico
La formación continua de los profesores para dar respuesta adecuada a las demandas constantes que surgen de la integración escolar es un hecho evidente constatado en los estudios realizados por diversos investigadores. Sin embargo, en lo que no hay acuerdo es en la forma de cómo plantearla, qué metas y qué objetivos ha de cumplir y en cómo debe desarrollarse y evaluarse (Castellanos, 2015).
En este marco, el profesorado necesita de nuevos conocimientos y habilidades, de un cambio de actitud y una asunción de los valores educativos inclusivos para desempeñarse en un nuevo rol, lo cual requiere procesos de capacitación, pero también de una práctica educativa reflexiva y en equipo (Yaradola, 2007). Esta formación debe reconocer claramente el valor de los conocimientos y experiencias que poseen los docentes y las escuelas, y promover procesos de investigación-acción como mecanismos de conocimiento de la propia práctica.
La transformación de las instituciones educativas hacia la inclusión del talento representa un desafío y, la formación de profesionales de la educación es una de las tareas primordiales para lograr este propósito, toda vez que educar a estudiantes con talento requiere formar profesores que cuenten con los conocimientos y habilidades que les permita brindarles una educación de calidad, acorde a sus necesidades (Cabrera, 2011).
La atención a estudiantes con necesidades educativas especiales en general y con talento académico en particular, requiere un proceso de cambio institucional, personal y social, a nivel disciplinar y metodológico organizativo, ello exige que la formación continua de los docentes surja de la propia práctica, del análisis de situaciones concretas desde una posición teórica, mediada además por una vinculación entre teoría y práctica, redundando en beneficio de la profesionalidad de los docentes y en el de los propios estudiantes.
Los análisis teóricos realizados, así como la práctica desarrollada por el investigador, ha permitido corroborar que históricamente han sido los estudiantes con alguna discapacidad, quienes han atraído la atención por parte de los sistemas educativos y hacia quienes se han dirigido las acciones destinadas a evitar su exclusión, sin embargo en menor medida se han considerado las necesidades educativas especiales de aquellos estudiantes con talento académico, quienes requieren igualmente de una atención adecuada para que alcancen su máximo potencial. Tal como señalan Blanco, Ríos & Benavides (2004), si éstos no reciben una oportuna atención educativa, también pueden presentar dificultades de aprendizaje, de participación o alteraciones en el comportamiento.
Se coincide con (Borges, et al., 2009) en que “una atención integral requiere de un sistema de acciones correctamente estructurado para que pueda alcanzar diferentes áreas de intervención e influir en el desarrollo de la personalidad de cada uno de los educandos desde la perspectiva de la personalidad. La atención educativa pasa por el perfeccionamiento de los procesos de diagnóstico, caracterización, dirección del proceso educativo, así como orientación y educación familiar”.
En Colombia, según declara el informe “La institución educativa promulga hoy una atención educativa más humanizada y de calidad, que responda por la dignificación de la persona, fundamentada en la diferencia e individualidad de los sujetos, como condición para lograr el desarrollo integral del ser (República de Colombia. Ministerio de Educación Nacional, 2006).
Los estudios realizados por los autores del presente artículo han revelado que, en los estudiantes con talento académico, la atención educativa asume diversas formas, dependiendo de las especificidades del sistema educativo en cada país.
Según Castellanos (2007), la intervención educativa para el desarrollo del talento puede comprenderse como un proceso intencional que debe abarcar el diseño, planificación, ejecución, seguimiento y evaluación de un sistema de acciones y/o estrategias de diferente índole dirigidas en particular a instrumentar en la práctica pedagógica una atención diferenciada que propicie el desarrollo del talento de cada estudiante.
La noción de necesidades educativas especiales asociadas a la condición de talentoso se sustenta en la peculiaridad de este grupo de personas, en la expresión de sus características en las esferas cognitiva, afectiva y psicosocial de la personalidad y en las regularidades de su desarrollo.
Se coincide con Castellanos (2007), en que, el contexto escolar adquiere una dimensión desarrolladora y estimulante en la medida en que pueda brindar a los estudiantes un sistema de actividades diferenciadas desafiantes, que den respuesta a la diversidad, y a la vez, a la focalización de sus intereses y necesidades en el área cognitiva, motivacional y psicosocial.
La autora antes citada destaca que entre los principios generales por los que debe regirse la intervención educativa en el área del talento se encuentran; el empoderamiento del profesorado y perfeccionamiento de su desempeño profesional, toda vez quese concibe la intervención educativa como un espacio abierto idóneo para la formación permanente y el aprendizaje desarrollador de los profesionales en pos del crecimiento del sistema conceptual, procedimental y actitudinal en que descansa la auto-transformación y perfeccionamiento de su actuación profesional.
Análisis teóricos realizados por Ferrándiz, Prieto, Fernández, Soto, Ferrrando & Badía, (2010), le han permitido aseverar que, en la mayoría de los textos se pone de manifiesto, en forma legal, lo que en el ámbito de la comunidad educativa se viene entendiendo como una carencia significativa: identificar y valorar las necesidades educativas específicas de los alumnos con altas habilidades, así como garantizar una respuesta educativa integral con las medidas educativas necesarias.
En la actualidad existe consenso en la necesidad de identificar a las personas con talento para su desarrollo consecuente y para que no se desaprovechen sus potencialidades. Aunque el individuo al nacer trae consigo una serie de predisposiciones aptas para ser desarrolladas, estas no constituyen la garantía total para que se exprese como talento; son las condiciones sociales de vida y educación las que propician su conformación total. El reconocimiento, apoyo y estímulo son fundamentales para el éxito, en lo que desempeña un papel importante el trabajo educativo de la escuela y la familia, a partir del análisis de la interacción que se establece entre el talento y los diferentes contextos en los que se desarrolla (Conill, 2013).
Las valoraciones realizadas por el autor de este trabajo le han permitido aseverar que, para ofrecer una adecuada atención educativa a los estudiantes con talento académico, los docentes de la Educación Básica Secundaria deberán:
Trasformar los estilos de enseñanza‐aprendizaje, así como sus actitudes lo cual se debe concretar en: sensibilidad, aceptación y empatía hacia los estudiantes.
Promover la creación y mantenimiento de un clima emocional afectivo favorable en el aprendizaje de los estudiantes con talento académico.
Tener disposición para la formación y actualización científica, así como el trabajo en equipos con otros profesores y especialistas.
Ser flexible en la organización de las actividades que se desarrollan en la institución educativa.
Poseer dominio de las características psicopedagógicas de los estudiantes con talento académico de tal modo que les permita identificarlos y caracterizarlos determinando potencialidades y necesidades específicas.
Ofrecer seguimiento a las acciones diseñadas. La evaluación y actualización de la caracterización inicial le imprime el carácter de proceso que posibilitan la satisfacción de las necesidades identificadas y la generación de otras nuevas.
Conocer estrategias y prácticas exitosas para un óptimo desarrollo del talento en los estudiantes lo cual incluye recursos, apoyos y ayudas requeridas, así como el diseño de adaptaciones curriculares para atender las demandas individuales de los alumnos.
Mantener un vínculo estrecho con la familia y la comunidad donde se desenvuelven los estudiantes, ello implica conocer y orientar a la familia, así como coordinar con profesionales e instituciones de la comunidad (centros de investigación, bibliotecas, universidades etc.) para desarrollar de manera óptima el talento en los estudiantes.
Sin dudas, los docentes deben contar con la preparación necesaria para transformar las condiciones en que tiene lugar el proceso educativo, así como buscar los métodos, procedimientos, medios y estilos de trabajo que se correspondan con las características y posibilidades de los estudiantes con talento académico. Además, deben estar en condiciones de descubrir oportunamente las ventajas y potencialidades de cada uno de ellos, qué pueden hacer por sí solos y qué tipo de apoyo necesitan, para trazar las estrategias educativas que garanticen el máximo desarrollo posible de cada uno.
En efecto, una de las vías para promover el desarrollo de la profesionalización de los docentes y mejorar el desempeño, es el aprendizaje entre pares o iguales donde un grupo de profesores comparte sus vivencias a través del intercambio de las mismas en un trabajo colectivo de resolución de problemas sobre sus propias prácticas. Desde esta perspectiva, se concibe al profesor como un agente dinámico que parte de su propia práctica para enriquecerla con el intercambio.
Así pues, el proceso de formación continua debe basarse en el trabajo colaborativo, en la reflexión crítica sobre la propia práctica de la escuela, y estar dirigido hacia las comunidades más que hacia los maestros de forma individual.
La colaboración entre el profesorado, a la que se debe aspirar se concreta en el trabajo en equipos, identificando problemas, encontrando soluciones en conjunto y poniéndolas en práctica por la mayoría. Este necesita de interdependencia, asumir responsabilidad de forma compartida, compromiso y una mejora colectiva que permite tener docentes más seguros y una enseñanza de calidad.
Hoy resultan más pertinentes las modalidades formativas en grupo, sobre todo aquellas que se realizan por un número importante de profesores que laboran en el mismo centro. Todos los especialistas en formación del profesorado corroboran que, además del autoaprendizaje, la formación en grupo y en el mismo centro es la mejor modalidad formativa, ya que permite una mejor detección de las necesidades formativas, y por ello pueden ser mejor abordadas.
El intercambio entre colegas es un estímulo importante para la práctica reflexiva. La colaboración facilita la utilización de la reflexión como una estrategia de desarrollo profesional, que favorece el conocimiento e interiorización del modo de actuación profesional, lo que constituye un momento fundamental en el autodesarrollo e impulsa la implicación y el compromiso en los procesos de cambio y conllevan a nuevos estadios de perfeccionamiento progresivo, lo que deviene en enriquecedora experiencia profesional (Addine & García, 2012).
El trabajo colaborativo además tiene como objetivo coparticipar y hacer dialogar a los docentes en torno al sentido de utilidad de los conocimientos, habilidades y actitudes derivadas de los saberes, experiencias y vivencias de la práctica profesional pedagógica, y en consecuencia estimular la innovación educativa en la medida que, provenido del intercambio profesional los maestros seleccionan, organizan y se valen de formas o maneras nuevas de hacer o utilizar algo que produce mejoras sustanciales en relación con la atención educativa a los estudiantes con talento académico.
CONCLUSIONES
Las reflexiones y valoraciones realizadas a partir de la revisión bibliográfica, el análisis documental y la práctica educativa del autor de este trabajo, permiten apreciar la brecha existente entre las aspiraciones y exigencias de la atención educativa a los estudiantes con talento académico y la preparación pedagógica de los docentes para asumirla.
En la actualidad se revela el ascenso a posiciones más optimistas en cuanto a la atención a la diversidad de estudiantes con talento académico en ambientes regulares de aprendizaje, donde la formación continua delos docentes constituye el eslabón fundamental para el logro de mejores resultados en la atención educativa a dichos estudiantes y su verdadera inclusión educativa.
En la formación continua de los docentes de la Educación Básica Secundaria para la atención educativa a estudiantes con talento académico deben ser aprovechadas las posibilidades que ofrece el aprendizaje colaborativo, toda vez quepermite la construcción social del conocimiento a partir de la interacción con otros miembros de su grupo, entre otras ventajas.
