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Introducción
La polisemia en torno al término rendimiento escolar está asociada a la complejidad desde el punto de vista de su conceptualización, en tanto en ocasiones se le relaciona con los términos aptitud escolar, rendimiento académico, desempeño académico o fracaso escolar.
De manera, que lo primero que creemos menester acotar es que, aunque en la bibliografía se utilizan indistintamente los términos rendimiento escolar y rendimiento académico, a decir de Lamas (2015), el segundo, convencionalmente, se ha determinado que se debe usar en poblaciones universitarias y el primero en poblaciones de educación básica regular y alternativa.
Lo segundo tiene que ver con la multiplicidad de interpretaciones que coexisten en torno al término, al respecto Navarro (2003), plantea que el análisis sobre el rendimiento escolar muestra una gran diversidad de líneas de estudio, lo que permite comprender no solo su complejidad, sino su importancia dentro del acto educativo.
Algunos investigadores asocian el rendimiento escolar a los procesos de evaluación, tal es el caso de Jiménez (2000), quien plantea que está dado por el nivel de conocimientos demostrado en un área o materia comparado con la norma de edad y nivel académico. Navarro (2003), refiere que, si se conceptualiza el término a partir de su evaluación, es necesario considerar no solamente el desempeño individual del estudiante sino la manera como es influido por el grupo de pares, el aula o el propio contexto educativo.
Otros autores definen el rendimiento escolar, considerando el nivel alcanzado por los estudiantes respecto a los objetivos planteados. Así, Reyes, Lozada, Cruz, Saavedra, Canizales & Posse (2013), lo interpretan como el progreso alcanzado por los estudiantes en función de los objetivos programáticos previstos, es decir, según los objetivos que se han planificado, qué tanto y qué tan rápido avanzan los alumnos hacia los resultados más satisfactorios posibles.
Aunque, Carbo, Dunn & Dunn, citados por Navarro (2003), han demostrado que los niños aprenden de distinta manera, y que su rendimiento escolar depende, de que se les enseñe en un estilo que corresponda a su estilo de aprendizaje.
Respecto a los rasgos distintivos que caracterizan el rendimiento escolar, Tapia & Shuir (2013), plantean que los más significativos son:
Es un proceso dinámico, que responde al proceso de aprendizaje, como tal está ligado a la capacidad y esfuerzo del estudiante.
En su aspecto estático comprende al producto del aprendizaje generado por el estudiante y expresa una conducta de aprovechamiento.
Está ligado a medidas de calidad y a juicios de valoración.
Ahora bien, con independencia de las diferentes interpretaciones que se tienen del concepto, si existe convergencia en plantear, que el rendimiento escolar condiciona el éxito o fracaso de los alumnos en el contexto de la escuela; ya que produce, en estos, efectos tanto positivos como negativos en los alumnos.
De manera que cuando se produce un desfase entre el rendimiento escolar real y el rendimiento que se espera del alumno, se habla de un rendimiento académico insatisfactorio o bajo; que es aquel que se sitúa por debajo del rendimiento esperado.
Los autores Reyes, Lozada, Cruz, Saavedra, Canizales, & Posse (2013), refieren que el bajo rendimiento escolar es la dificultad que el alumno presenta en las distintas áreas de estudio, manifestando desinterés al aprender y trayendo como consecuencia la deserción escolar o fracaso escolar, entendiendo como tal, la no consecución por parte del alumno de las metas formativas que se fijan en un determinado nivel educativo.
La búsqueda de las causas que explican el bajo rendimiento escolar ha dado lugar a numerosos estudios que abordan el tema desde diferentes perspectivas: algunos casos se visualizan los factores y causas fuera del sistema escolar, mientras en otros se considera que este fenómeno se debe a factores inherentes a la escuela o al propio estudiante.
Así, por ejemplo, el propio Navarro (2003) encuentra una vinculación significativa entre el rendimiento escolar y la motivación escolar, el autocontrol del alumno y las habilidades sociales.
Otros estudios, sostienen que el rendimiento escolar está influenciado por diferentes factores: alumno, profesor, objetivos, contenidos, metodología, recursos didácticos, sistema de evaluación, infraestructura, mobiliario, hogar, familia, sociedad, etc. y que éstos influyen para el logro de los objetivos programados (Linar, citado en Guillén, 2012).
En consonancia con lo anterior, pero con mayor amplitud conceptual, Ruiz (2002), sostiene que el rendimiento escolar es un: “fenómeno vigente, porque es el parámetro por el cual se puede determinar la calidad y la cantidad de los aprendizajes de los alumnos y además, porque es de carácter social, ya que no abarca solamente a los alumnos, sino a toda la situación docente y a su contexto”. (p.52)
El bajo rendimiento escolar posee un carácter procesal, no ocurre por generación espontánea, es multifactorial por lo que está en dependencia de diversos factores. Dentro de los factores que afectan al rendimiento de los alumnos, y que por tanto este puede ser bajo, están aspectos ligados a características personales, sociales, escolares y familiares.
Sin embargo, la familia es una variable fundamental a tener en cuenta cuando se analiza el bajo rendimiento escolar. Si bien, es innegable esta constituye uno de los factores de mayor incidencia en la educación de la personalidad de los niños, adolescentes y jóvenes.
Cada familia tiene un modo de vida determinado, que depende de sus condiciones de vida, de sus actividades sociales, y de las relaciones sociales de sus miembros. El clima familiar que puede ayudar a optimizar la educación y por consiguiente a elevar el rendimiento escolar, es el irradia afecto, seguridad, respeto, que negocia normas de convivencia, propicia la participación y el fomento de la autonomía, así como la comunicación.
Vale significar que, estudios consideran que la comunicación con los padres es uno de los factores que más influye en el rendimiento de los estudiantes (Casassus, 2000).
En cambio, el modelo de relaciones familiares caracterizado por la falta de diálogo, la debilidad estructural o la rigidez constituye una de las causas reales de bajo rendimiento escolar y su consecuente fracaso escolar, además de trastornos psicopatológicos en niños, adolescentes y jóvenes.
Estudios demuestran que existe una relación directa entre el modelo de relaciones familiares y el bajo rendimiento escolar.
La investigación “Autoestima, Funcionalidad Familiar y Rendimiento Escolar en Adolescentes” desarrollada por Saldaña Gutiérrez, Camacho Calderón & Martínez Martínez (2004), arrojó que:
El adolescente proveniente de una familia disfuncional y con una autoestima baja manifiesta un rendimiento escolar bajo.
La disfuncionalidad familiar es un factor de riesgo para el desarrollo de la autoestima con repercusiones en el ámbito escolar.
La adolescencia es una etapa crítica del desarrollo del individuo en el ámbito escolar.
A lo dicho hasta aquí nos importa enfatizar en las repercusiones que de diversa índole tiene el bajo rendimiento escolar que en síntesis pudieran aludir: afectan a la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes, a su comportamiento ulterior, autoestima en tanto provoca pérdida de confianza en sí mismo, y en sus posibilidades intelectuales, otras motivan el abandono de los estudios. La familia se ve también afectada por los resultados escolares; a su vez, el abandono prematuro de la escuela, al que frecuentemente dan lugar los bajos rendimientos, es una de las causas que concurren en el analfabetismo, la delincuencia, la drogadicción, el embarazo precoz e irresponsable; cuestiones que también afectan a la sociedad en su conjunto.
La familia puede proporcionar a la escuela información sobre sí mismas y sobre sus hijos, que puede estar asociada, por ejemplo, a los bajos rendimientos académicos de sus hijos, a deseos de estos de abandonar el sistema educativo, a problemas comportamentales. Informar, además, acerca de las motivaciones de sus hijos, frustraciones, esfuerzo en el estudio, expectativas educativas, desarrollo físico, disponibilidad de recursos económicos y educativos en el hogar, situación laboral de los progenitores, clima convivencial, entre otros.
De lo que se trata es que familia y profesorado reflexionen juntos sobre las necesidades de cooperación entre ambos en diversas áreas; de modo que juntos puedan encauzar actividades que optimicen las interacciones cotidianas que tienen lugar en ambos contextos en beneficio del rendimiento escolar de los estudiantes.
Materiales y métodos
Este trabajo forma parte de las líneas de estudio del proyecto de investigación "El rendimiento escolar en grupos vulnerables del cantón Milagro”. Cuyo principal objetivo está en investigar las causas sociales, pedagógicas, psicológicas y de salud que provocan el bajo rendimiento en los estudiantes que acuden a las instituciones educativas de sectores vulnerables del cantón Milagro, de la provincia Guayas de la República de Ecuador.
De manera particular este trabajo se centra en dilucidar aquellos factores socio psicopedagógicos que tienen una incidencia directa en el bajo rendimiento de los escolares de la “Unidad Educativa Paulino Milán Herrera”.
Para el estudio se trabajó con una muestra probabilística conformada por 52 estudiantes a los cuales se les aplicó una encuesta teniendo en cuenta las siguientes dimensiones, subdimensiones e indicadores:
Personas conviven el alumno, considerando el grado de consanguineidad que tenga con él: “En casa vivo con”: mamá; papá; tío/a y abuelito/a.
Actitud ante el reconocimiento de los problemas de aprendizaje: “Tener problemas de aprendizaje provoca en mi”: desconfianza; enojo y tristeza; aislamiento de mis compañeros; deseos de no continuar estudiando.
Causas que inciden en el bajo rendimiento escolar: “La causa de mi problema escolar es porque”: soy pobre; mis padres no tienen trabajo; somos muchos hermanos; mis padres se separaron; no conozco mis verdaderos padres; uno de mis padres se fue a trabajar a otro país.
Preocupación de los padres por el problema de aprendizaje escolar de su hijo: “En casa, mis representantes me han llevado donde un especialista para que valore mi problema de aprendizaje escolar”: si o no.
Causas que inciden en el agravamiento del bajo rendimiento escolar: “Se ha agravado mi problema escolar por”: la poca comunicación que tengo en casa con quienes vivo; el castigo físico que me proporciona en casa; los insultos que me dicen en casa; las burlas y agresiones de mis compañeros; el trato que recibo en la escuela; mis padres discuten mucho; nadie me enseña en casa; mi padre/s es alcohólico; no entiendo lo que me explican en clase.
Nivel de satisfacción al realizar las tareas escolares: “Las tareas y demás actividades escolares las realizo con gusto”: si; no.
Relaciones afectivo- motivacionales- comunicativas: “Sentimiento cuando hay bajo rendimiento”: dolores de cabeza, dolor de estómago; miedo a ser criticado o rechazado por los demás; miedo de relacionarme con los demás niños o niñas; poca concentración en mis estudios.
Motivación ante la realización de los deberes escolares: “Procuro llevar mis tareas”: ordenada; desordenada; poco ordenada; no me interesa.
Los indicadores determinados, orientaron la elaboración de los instrumentos correspondientes, o sea las encuestas, que se aplicaron en la “Unidad Educativa Paulino Milán Herrera”.
Resultados y discusión
El procesamiento de los datos se realizó por dimensión, se determinaron las subdimensiones más afectadas y las más logradas atendiendo a los resultados por indicadores.
1. Personas conviven el alumno, considerando el grado de consanguineidad que tenga con él.
Como se observa en la tabla de los 52 encuestados, la mayor cantidad de niños tiene a su mamá y papá viviendo con ellos; a estos le siguen los que conviven con el abuelo (a), cabe recalcar que dentro de estos resultados se incluyen los casos en donde los niños viven con ambos padres u otra persona más o, por otra parte, puede ser sólo 1 miembro familiar.
El total representa las veces que fueron seleccionados cada una de las alternativas, el porcentaje, el valor con base a la cantidad de respuestas y el porcentaje de casos se calcula con base en el número de encuestados.
2. Actitud ante el reconocimiento de los problemas de aprendizaje.
Los datos revelan que el 71% de los estudiantes que admiten tener problemas de aprendizaje, la mayor cantidad (48,5%) sienten enojo y tristeza, seguido de un sentimiento de desconfianza (30,9%).
Causas que inciden en el bajo rendimiento escolar:
En esta tabla se puede observar que las principales causas de problemas de aprendizaje según los encuestados es la cantidad de hermanos que conviven con el estudiante (55,4%), seguido de la separación de los padres (45,5%), mientras que la pobreza y el no conocer a los padres fueron escogidas en sólo una ocasión.
Preocupación de los padres por el problema de aprendizaje escolar de su hijo:
Se observa que 13 (25%) de los 52 estudiantes acuden con un especialista para tratar sus problemas de aprendizaje mientras que la mayoría, el 75%, no acuden.
Causas que inciden en el agravamiento del bajo rendimiento escolar:
La tabla muestra, que no existe una causa principal por el que se sientan con problemas escolares, pero se puede ver que los mayores porcentajes están en la falta de comunicación (38,5%) y las burlas y agresiones (35,9%), aunque las respuestas se encuentran generalmente dispersas.
Nivel de satisfacción al realizar las tareas escolares:
Solo 5 de los 52 encuestados no realiza sus actividades con gusto, o sea la mayoría (86,5) sí; así como también se observa que solo dos estudiantes prefinieron no responder el enunciado.
Relaciones afectivo- motivacionales- comunicativas:
De los estudiantes que respondieron acerca de lo que sienten cuando tienen bajo rendimiento, se observa que el mayor porcentaje presenta dolores de cabeza o de estómago (60,0%), seguido dela poca concentración en los estudios (42,2%).
Motivación ante la realización de los deberes escolares:
Finalmente, se observa que un muy alto porcentaje de estudiantes, se considera ordenado al realizar las tareas (92,3%) y a solo un estudiante no le interesa la forma en la que lleva la realización de sus deberes, por lo que hay que tenerlo en consideración para futuras evaluaciones.
Conclusiones
Al estudio del rendimiento escolar se le ha dedicado especial atención en las últimas décadas; si bien aun cuando constituye un término polisémico al que se le adjudica una heterogeneidad de interpretaciones que ha generado una gran controversia en la investigación educativa, existe convergencia en plantear que sigue siendo necesaria su elucidación teórica, previa a la posibilidad real de actuar de manera coherente y consciente en la práctica para prevenirlo, combatirlo o reducirlo.
De manera general se corrobora la idea que existen una relación directamente proporcional entre determinados factores socio psicopedagógicos y el bajo rendimiento de los escolares de la “Unidad Educativa Paulino Milán Herrera”.
La mayoría de los estudiantes de bajo rendimiento de la “Unidad Educativa Paulino Milán Herrera” encuestados son conscientes de ello y tal situación les causa enojo y tristeza, asimismo reconocen como causa de peso en su bajo rendimiento al gran número hermanos y que dentro de las agravantes a su problema está, la falta de comunicación en el contexto familiar y las burlas y agresiones de sus compañeros. Sin embargo, admiten que la pobreza y el no conocer a los padres no son determinantes en sus problemas de aprendizaje.
El estudio advierte que existe una desatención en la mayoría de los padres en cuanto al problema de aprendizaje escolar de su hijo; aun y cuando estos mantienen un alto nivel de satisfacción al realizar, y de manera ordenada, las tareas escolares.
