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Conrado

 ISSN 1990-8644

        02--2019

 

Artículo original

Ética de la naturaleza en la obra martiana

Ethics of nature in the Martian work

0000-0002-5914-0070Luis Orestes Oliva Quintana1  *  , 0000-0002-5338-6723Lourdes María Brunet Brunet1  , 0000-0001-7372-0111Jorge Luis García Martínez1 

1Universidad de Cienfuegos. “Carlos Rafael Rodríguez”. Cuba. E-mail: lmbrunet@ucf.eu.cu ; jlgmartinez@ucf.edu.cu

RESUMEN

Se parte para promover entre los receptores, la lectura de la obra martiana referida al trabajo de la concepción de ética. La importancia del trabajo está en que invita a leer sobre la preocupación de José Martí por la formación ciudadana del hombre en relación con el comportamiento de este, en particular en el cuidado de la naturaleza, la que es elemento vital para la subsistencia. Se atiende para el seguimiento al trabajo, fundamentalmente la poesía martiana, aunque también se toman elementos contenidos en otras obras del Apóstol como La Edad de Oro. En citas de trabajos, se demuestra la preocupación por el cuidado de la tierra como elemento natural del que el hombre extrae el sustento. Se declara que La Edad de Oro debe ser cabecera de todo el que interviene en la educación de los jóvenes y el tratamiento que en ella se ofrece también a la naturaleza. Se refiere además la preferencia manifiesta de Martí por el elemento natural en contraposición con lo urbano. Se apoya el trabajo en una cita del discurso pronunciado en la Cumbre de Río por el Comandante en Jefe el 12 de junio de 1992 en que declara el peligro que atraviesa el hombre producto de la agresión a que se somete la naturaleza.

Palabras-clave: Hombre; ética; naturaleza; subsistencia

ABSTRACT

This work starts to promote among the recipients, the reading of the Martian work referred to the work of the conception of ethics. The importance of the work is that it invites to read about José Martí's concern for the civic education of man in relation to his behavior, particularly in the care of nature, which is a vital element for subsistence. It is attended to the follow-up to the work, fundamentally Marti's poetry, although elements contained in other works of the Apostle are also taken as the Golden Age. In work citations, the concern for the care of the earth as a natural element is shown man extracts sustenance. It is declared that the Golden Age should be the head of all who intervene in the education of young people and the treatment that is also offered to nature. It also refers Martí's manifest preference for the natural element as opposed to the urban. The work is supported by a quote from the speech delivered at the Rio Summit by the Commander in Chief on June 12, 1992, in which he declares the danger that man experiences as a result of the aggression to which he subjects nature.

Key words: Man; ethics; nature; subsistence

Introducción

En José Martí, la ética es un hecho. Su conducta se convierte en paradigma para todo el que busque respuesta a la demanda social de formar ciudadanos en correspondencia con los códigos necesarios a cada pueblo. Códigos que van hasta la capacidad de entrega a las demandas patrióticas que pueden exigir hasta la vida misma, pasando por el respeto a la naturaleza como madre y facilitadora de toda la sabia de que el hombre puede nutrirse, pero a la que debe corresponder con su conducta.

Así, la lectura del pensamiento martiano acerca del cuidado a la naturaleza, pudiera estimular a que el hombre cuidara con más esmero su espacio vital.

Si a partir de postulados como los expresados, se sigue una trayectoria del pensamiento martiano en relación con la naturaleza, se podrá encontrar un camino hacia la conservación de este elemental refugio del hombre: el medio en que este desenvolverá su existencia.

Desarrollo

Hoy la humanidad afronta una muy peligrosa amenaza: la carencia absoluta de la percepción del riesgo que emana de la irresponsabilidad ante la carrera desequilibrada que arrastra al mundo hacia una catástrofe prevenible.

Mucho hace que, el más universal de los cubanos, en carta a María Mantilla le declaraba: “lee la vida de las plantas, y verás que historia tan poética y tan interesante. Yo la leo, y la vuelvo a leer y siempre me parece nueva… Donde yo encuentro poesía mayor es en los libros de ciencia, en la vida del mundo, en el orden del mundo, en el fondo del mar, en la verdad y música del árbol, y su fuerza y amores, en lo alto del cielo, en sus familias de estrellas. - y en la unidad del universo que encierra tantas cosas diferentes, y es todo uno, y reposa en la luz de la noche del trabajo productivo del día. Es hermoso, asomarse a un colgadizo, y ver vivir al mundo, verlo nacer, crecer, cambiar, mejorar, y aprender en la majestad continua el gusto de la verdad, y el desdén de la riqueza y la soberbia a que se sacrifica y lo sacrifica todo, la gente inferior e inútil”. (Martí Pérez, 1982)

Es como si el Apóstol predijera todo el desorden que amenaza al planeta.

Hay un libro martiano, que debe ser de cabecera para cada maestro, pues muestra a los lectores, con independencia de edades, cómo ser mejores. En él aspira a que los niños sepan todo lo que deben saber para ser de veras hombres, porque, declara en su página inicial: “Les vamos a decir cómo está hecho el mundo: les vamos a contar todo lo que han hecho los hombres hasta ahora” (Martí Pérez, 2005)y es responsabilidad de cada uno, decirles a los niños lo que han hecho los hombres hasta ahora, todo lo bueno, pero también que sepan el peligro que corre el universo por lo que no está bien, y sobre todo, convocarlos para que ayuden a aliviar sus áreas del mal que viene de quienes irresponsablemente, alteran el orden de la vida en la tierra.

Referencia interesante en el pensamiento ético sobre la naturaleza expresa en la página “A los niños que lean La Edad de Oro” cuando escribe: “Sin las niñas no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz” (Martí Pérez, 2005). La expresión, ofrecida por un elegante símil, es elocuente, y hoy no debían los hombres pasarla por alto. No puede descuidarse el elemento natural y la luz, que es además parte elemental de la naturaleza, adquiere valor de símbolo, por el carácter que porta de poder de purificación y limpieza.

Véase el prólogo a Ismaelillo en que declara al final, como en diálogo con el niño: “Esos riachuelos han pasado por mi corazón, lleguen al tuyo” (Martí Pérez, 1988) y no es casualidad que identificara sentimientos hacia el hijo con elementos naturales pues los riachuelos, son también símbolo de la purificación por el agua. Está demostrado el empleo que hace José Martí de símbolos como recurso en su imaginería, pero entre la variedad de ellos, siente predilección por los de la naturaleza, al identificar con ellos las virtudes del hombre, al menos del que debe ser. Si no, ¿Por qué en Musa traviesa identifica a estos declarando que: “Seres hay de montaña, / Seres de valle, / Y seres de pantanos / Y lodazales”? (Martí Pérez, 1988)

O cuando en ese mismo poema, identifica la entrada del hijo a la habitación con la luz, las risas y el aire entre los que se observan dos componentes de la naturaleza. No por ser su hijo lo más significativo que se presenta en el poemario, olvida que el hombre es hijo del medio y que este es indispensable. (Marinello, 1989)

Una lectura de otro de los poemas de Ismaelillo: Valle lozano, es reflejo de la importancia que concede al medio natural. Leer los versos 5 al 12 será suficiente para identificar valores naturales que es preciso cuidar puesto que:

Dígame de qué flores / Untó el arado, / Que la tierra olorosa /Trasciende a nardos /Dígame de qué ríos / Regó este prado, /Que era un valle muy negro / Y ora es lozano”

Si las flores y los ríos, indudablemente símbolos en la concepción creadora martiana hacen agradable el trabajo y convierten en productivas unas tierras muy negras entonces se aprenderá cuánto merece la tierra que se le cuide y cuánto necesita el hombre cuidarla para perpetuar su existencia en ella.

En época mucho más reciente un eminente martiano llamó la atención del ser humano en la Cumbre conocida como de Río, celebrada en Río de Janeiro el 12 de junio de 1992 al expresar: “Una importante especie está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: “el hombre” para seguidamente afirmar: “hágase más racional la vida humana… Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa”. (Castro Ruz, 1992)

Significativamente esta declaración más directa, aunque no menos poética, confirma la indispensable necesidad que el hombre tiene de cuidar el medio para sostener su habitabilidad.

¿Deben ser cuidados los ríos?, ¿Es posible que el hombre se desatienda de esta, su hábitat?, ¿Qué consecuencias le están ya acarreando sus descuidos? Es que ser ético es el comportamiento que cada hombre tiene de acuerdo con las normas de convivencia universal, pero serlo significa cumplir con esas mismas normas en el plano de su identidad nacional y proteger la geografía que marcan las líneas divisorias de sus fronteras, pero ¿Y en su localidad? ¿No tiene que cumplir con los patrones de comportamiento que sus vecinos consideran inviolables para ser dignos?

¿Qué porción de ese prado que mencionó el maestro corresponde a cada individualidad regar? Esa es la respuesta más inmediata a ofrecer, pero no puede ser de compromisos, ni de intenciones, sino de cumplimiento.

La Edad de Oro, contiene certeras reflexiones y sentencias acerca de tan importante tema. En él, Martí ofrece verdaderos patrones éticos.

En la primera página también escribe: “Les vamos a decir cómo está hecho el mundo” (Martí Pérez, 2005) ¿Y para qué un niño necesita saber cómo está hecho el mundo si no es para comportarse en él como un hombre honrado? Y cuando casi al finalizar la página escribe: “Para que cuando un niño vea una piedra de color sepa por qué tiene colores la piedra, y qué quiere decir cada color”. (Martí Pérez, 2005) Pero también para que hoy sepa, se pudiera agregar por qué puede perder los colores la piedra y las consecuencias que para el género humano tendría esta pérdida, como hoy está ocurriendo en diferentes latitudes con el cambio climático, el orificio de la capa de ozono y otras atrocidades que se cometen contra el gran hogar. Los niños y los maestros de estas generaciones necesitan aprender unos, y enseñar otros, cómo hay que cuidar el medio, sobre todo, para seguir viviendo.

Hoy no pasa de ser una consigna que “Un mundo mejor es posible” pero no es solo que sea posible, es indispensable y de ello depende la existencia.

La Edad de Oro es un texto educativo por excelencia, sobre todo en este orden de qué es la naturaleza y qué comportamiento en ella corresponde tener, por gratitud. Una pregunta es importante: ¿Han aprendido los niños, de cualquier latitud cómo se debe vivir en la tierra?

Selecciónese cualquier texto de la revista. El cuento Los dos ruiseñores puede ser un ejemplo, y de él hacer una interrogante: ¿Por qué el ruiseñor vivo supera al de metal? ¿Por qué logra que el emperador recobre la vida, cuando el pájaro de metal no pudo ni siquiera cantar? ¿Aprenden en la escuela los niños esta lección de cuidado a la naturaleza? Este cuento, ¿Es solo para entretener?, ¿Cuántas lecciones pueden derivarse de este hermoso relato?, ¿Cuántos maestros han trabajado con ese cuento para despertar en los niños el valor del cuidado a la vida de esas aves, del cuidado a la naturaleza?, no escribe José Martí ninguno de sus textos para lograr solo el placer de los lectores. Importantísimo volver a la página inicial en que declara el motivo de la publicación: “Decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres”. (Martí Pérez, 2005)

En la naturaleza encontró el Apóstol la vida del hombre. Léanse los diferentes textos en que trata el tema del campo y de la ciudad. No solo la revista para niños, en su proemio Versos sencillos expresa: “Me echó el médico al monte”(Martí Pérez, 1889) y en variados textos muestra la majestad del elemento natural sobre la ciudad, pues aunque nació en esta, declara en el primer poema ser de donde crece la palma, que se interpreta como de Cuba por ser el árbol nacional, pero no seleccionó un símbolo urbano, o el número XXIII en que declara su preferencia de morir de cara al sol, que es el símbolo más alto de su imaginería, y aunque se concuerde con Vitier (1982), en su clasificación de este “sol” como un sol ético no deja de ser el astro mayor.

Sería importante tratar los símbolos martianos en su relación con la naturaleza, y pudiera dársele seguimiento a algunos de ellos como la luz.

El diccionario enciclopédico Océano, en su versión digital del 2006 la define:

  • 1ra. Acepción: Fis. Energía radiante que un observador percibe a través de las sensaciones visuales.

  • 2da. Acepción: cualquiera de las radiaciones del espectro solar.

  • 3ra. Acepción. Fig. Modelo de persona o cosa capaz de ilustrar.

En cualquiera de estas acepciones, puede acercar el término a la circunstancia de la comprensión, pero es preciso seguir el tratamiento que da al vocablo para tomar partido sobre su significación. Este es uno de los símbolos de altura. Y según Shulman (1960), “es símbolo polar de transición, opuesto por su posición de altura y por lo positivo entonces con fango; y de idealismo fijo, que son los más importantes porque significan que se ha alcanzado la máxima aspiración de perfección y de pureza posible. Representan un idealismo alcanzado entonces. Es ya un prototipo de perfección. Es una forma simbólica constante que denota belleza espiritual”.

El símbolo luz deja en el lector la imagen clara de lo que está en el alcance de su visión. Sin ella no se logra la vida. Tendría que atenderse a lo que representa. El hombre requiere de su iluminación para todos los procesos. No es el azar lo que lleva a Martí a emplear la luz como símbolo de tanta validez.

¿Por qué no puede vivir la tierra sin luz? Es una singular interrogante, pues que en la tierra impere el sentido del equilibrio, de la perfección, está determinado por la luminiscencia. Es esta la condición de vida del hombre en su medio.

En Musa traviesa (Martí Pérez, 1988), declara a la luz, madre, con la que se hace radiante la oscura vida. Más adelante en el propio poema después que expresa la función ética del hombre con una larga imagen del sacrificio y de la ofrenda de este en que es capaz de abrirse el pecho y vaciar su sangre y hasta morir, la luz les hace ver la realidad del mundo y la fragilidad, momento en que reitera el descenso del hombre en la escala desde el monte hasta el lodazal.

De Ismaelillo es Hijo del alma, en que después de declarar que sus penas, ocultas en las sombras encuentran al hijo alzado fiero para cerrarle el paso:

Tus alas blancas! / Ondas de luz y flores / Trae la mañana, / Y tú en las luminosas ondas cabalgas. / No es, no es la luz del día / La que me llama, / Sino tus manecitas / En mi almohada”.

Esta lectura nos ofrece la luz, todo un símbolo, puesto que es la existencia del hijo, quien posee la capacidad de atenuar sus penas, pero sigue siendo este símbolo de la naturaleza el socorro de él ahora, pero por extensión puede ser del hombre para aliviar sus penas que puede traducirse en mucho más.

En Tábanos fieros, hace referencia a la luz mediante una exhortación contenida en una imagen, a combatir fuertemente y “no a la lumbre del sol suave” / sino “bajo el brillo de los cortantes Hierros.” en esta estrofa, expone una visión onírica del mundo en que los árboles van con las raíces al aire, mostrando un cuadro apocalíptico de la naturaleza, que más adelante se arregla.

Tórtola blanca comienza refiriendo una imagen de un día opaco en que “El aire está espeso, / La alfombra manchada, / Las luces ardientes, Revuelta la sala;

Por último, Rosilla nueva presenta a su hijo como un guerrero fúlgido que logra vencer obstáculos. Este fúlgido es producto de la luz, no mencionada, sugerida. Esa luz sigue siendo la purificadora de cuanto estorbe el camino del hombre, porque es el elemento que favorece los cambios beneficiosos a la tierra.

En Los dos príncipes, a la muerte del hijo del pastor, la pastora pregunta: “¿Por qué tiene luz el sol?” pues la tristeza, precisa que la naturaleza la sienta de la misma forma que los perros, los caballos y hasta “el laurel del patio grande”

Compromete Martí la luz con el estado anímico de las personas, lo que la humaniza, al ser los hombres, los únicos capaces de sentir de esta forma.

En Los zapaticos de rosa es singular el tratamiento que ofrece a este símbolo, pues la niña enferma, llora en un cuarto oscuro, que es ausencia total de luz, por lo que asocia la iluminación con los estados de salud, lo que queda reforzado al exponer que trae a la niña “al aire puro, a ver el sol” como búsqueda de remedio. Pero toda iluminación es belleza, elegancia.

Esta revista, es elocuente en el mensaje contenido en la luz.

En Versos libres la luz alcanza también esa categoría superior. Desde el mismo prólogo en atrevido símil declara: “el verso ha de ser como una espada reluciente,… y al envainarla en el sol se rompe en alas”, (Martí Pérez, 1991). Visto como una imagen luminosa el verso ha de ser luz también. A lo que la investigadora del Centro de Estudios Martianos Caridad Atencio en su estudio de este poemario, retrata magistralmente cuando califica tal imagen:

“Es además una imagen cegadora de tan brillante, y a un tiempo irradiadora aún más allá de la percepción visual. Con lo que alude a la capacidad de proyección o expansión de la poesía, a su cualidad irradiante e insufladora - lo fulgurante que conduce a la belleza... Esa “espada reluciente” como el verso, es un elemento punzante y luminoso”. (Atencio, 2005, p.12)

La visión de Caridad Atencio (2005) sobre esta imagen, corrobora la capacidad de este elemento natural de llegar hasta la belleza, uno de los tres aspectos que unido a la patria y a la mujer, fue brújula en el pensamiento martiano.

En Pollice verso, se aferra Martí a presentar esa imagen del presidio, como un cesto de llamas y estas son portadoras de luz, tan segura es la reflexión que seguidamente afirma que “a su lumbre / el porvenir de mi nación preveo” y en la penúltima estrofa del mismo poema, refiriéndose a la esclavitud, declara en una elegante paradoja: “Ni el sol da luz” como para no comprometer este símbolo con tan desagradable acontecer.

Banquete de tiranos, también de Versos libres, presenta la fuerza inmensa de la luz para toda limpieza moral, pues hablando de los viles que “aman a los tiranos” y “diligentes cerebro y corazón de hombres devoran” cuando “Hunden la mano ensangrentada en el manjar del mártir muerto, surge una luz que les aterra” y reaparece la luz al lado del bien y enemiga de lo feo del hombre.

En el poema # 2 de la citada colección, la última estrofa asocia la muerte con la falta de luz, al menos si se asocia con el cansancio que puede significar la falta de compromiso o de dedicación al deber que a un hombre le imprime su condición.

Ya en el verso XXIII, reclama la luz para su muerte al considerarse bueno, pues son los traidores los que mueren en lo oscuro. Entonces la luz sigue siendo el natural elemento en que se desenvuelve toda verdad del hombre.

Es la naturaleza reservorio de la luz y quien la produce es en el imaginario martiano, de lo más caro, pero de lo más bello que al hombre acompaña.

En su poema Hierro escribe en la quinta estrofa: “La tierra ha de ser luz y todo vivo / Debe en torno de sí dar lumbre de astro”. (Martí Pérez, 1991)

En estos versos, se autorretrata, pues su conducta es la de quien lleva luz en torno de sí, lo cual está demostrado en toda su trayectoria.

Conclusiones

La conducta martiana acerca del cuidado a la naturaleza, resulta un modelo de actuación, pues en ella se puede leer una advertencia temprana de los peligros que se ciernen sobre este inmenso, pero vulnerable espacio en que puede el hombre mejorar considerablemente su hábitat, o contrariamente, destruirlo.

La voluntad martiana sobre la importancia del cuidado de este medio, se manifiesta desde que concibe al pequeño niño, que buscaba las mariposas para darles un beso, y si no se alcanza una coincidencia con ello, búsquese entonces el concepto y la significación del beso y se podrá entonces comprender con mayor juicio, el deber de los hombres para con su medio.

Referencias bibliográficas

Atencio, C. (2005). Circulaciones al libro póstumo. Santiago de Cuba: Oriente. [ Links ]

Castro, F. (1992). Por un mundo de paz, justicia y dignidad. Oficina de publicaciones del Consejo de Estado. La Habana. Discurso en la Cumbre de Río. [ Links ]

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Vitier, C. (1982). Temas martianos. Segunda serie. La Habana: Letras cubanas. [ Links ]

Recibido: 23 de Enero de 2019; Aprobado: 18 de Abril de 2019

*Autor para correspondencia. E-mail: loliva@ucf.edu.cu

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