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Conrado

versión impresa ISSN 2519-7320versión On-line ISSN 1990-8644

Conrado vol.15 no.68 Cienfuegos jul.-set. 2019  Epub 02-Sep-2019

 

Artículo original

Potencialidades formativas e identitarias de la danza colombiana

Identity and formative potentialities of Colombian dance

Aracelly Lorena Ibarra Eraso1  * 
http://orcid.org/0000-0001-5196-3286

Aracelis María Rivera Oliveros2 
http://orcid.org/0000-0001-5462-3877

1 Escuela Normal Superior de Pasto. Colombia

2 Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez”. Cuba. E-mail: amrivera@ucf.edu.cu

RESUMEN

En el artículo se analiza la danza como reflejo del progreso histórico - social de los pueblos. Con un correcto trabajo pedagógico ella puede contribuir al desarrollo integral de los niños, adolescentes y jóvenes que se forman y en el caso de la folclórica colombiana puede, además, despertar sentimientos de pertenencia, respeto y compromiso con la identidad cultural del país.

Palabras clave: Danza; danza folclórica; identidad cultural; desarrollo integral

ABSTRACT

In the article, the dance is analyzed as a reflection of the historical - social progress of the people. With a correct pedagogical work it can contribute to the integral development of the children, adolescents and young people that are formed and in the case of the Colombian folkloric, in addition, can awake feelings of belonging, respect and commitment to the cultural identity of the country.

Keywords: Dance; folklore dance; cultural identity; integral development

Introducción

La danza es un poderoso recurso de aprendizaje sobre la historia de la humanidad que nace indisolublemente ligada a la evolución del ser humano, como expresión de sus creencias, espiritualidad, costumbres y actividades fundamentales. En el tratamiento pedagógico actual ella forma parte del conjunto de disciplinas que conforman la Educación Artística.

Aun cuando el análisis bibliográfico denota acercamientos al tema desde las potencialidades de la Educación Artística, la actividad formativa desde la danza en general y de la folclórica en específico, no es suficientemente contemplada en los currículos, programas y acciones educativas como potenciadora de sentimientos y valores identitarios.

En Colombia esta situación se acrecienta en gran medida por la marcada influencia de su desarrollo político y las desiguales condiciones socio económicas, que repercuten en continuos actos de violencia, enfrentamientos étnicos, laborales, partidistas, etc. con repercusión negativa en la realidad social. Ante tales condiciones se hace necesario valorar las potencialidades que posee la danza para favorecer un cambio actitudinal desde la escuela pública que fomente el sentido de pertenencia identitario. Hacia estos elementos se dirige el artículo que se presenta.

Desarrollo

En el tema de la danza las incursiones son abundantes y sistemáticas y el estudio ha podido constatar su seguimiento desde muchas décadas atrás durante el pasado siglo, se destacan estudiosos como: Bonilla (1964); Jaramillo & Murcia (2002); Ocampo (2004); Montoya (2010); Pinedo (2011); Fuentes (2011); Cáceres Escobar (2003); entre otros.

El concepto danza proviene del francés antiguo dancier que entiende como tal “al arte donde se realiza una secuencia de movimientos corporales que se acompañan de manera rítmica y que actúan como medio de expresión y comunicación”. Enciclopedia de conceptos (s.f). Ella forma parte de las siete primeras artes reconocidas ocupando el tercer lugar y Platón la identificaba como un regalo de los dioses por ser un elemento importante en el culto religioso, en la pedagogía y en las artes bélicas. Como expresión artística, la danza surge unida a la música y así continúa manifestándose (Ocampo, 2004).

Existe una gran cantidad de autores que se han acercado a la conceptualización de la danza y sus posibles alcances, tal es el caso de Arguedas (2004), quien deja explícito la relación danza y/o baile, que: “Aunque en esencia estas dos palabras hacen referencia a una misma actividad, la utilización semántica dada a cada término en nuestra sociedad le da un claro sentido identificativo a cada uno de ellos. Sin embargo, ambas expresiones se pueden soportar sobre un mismo concepto”. (p. 7)

Escobar (2003), plantea que “de una manera amplia, se puede decir que la danza es un arte visual que se desarrolla en el tiempo y en el espacio y se asocia a la música e incluso a la palabra”.

Díaz (2015), es del criterio que “la danza es la expresión corporal y la combinación de movimientos armoniosos, la gimnasia se realizan en el tiempo y en espacios. Uno de los objetivos de la danza es dar buen uso del espacio que nos rodea bien sea el momento de desplazarnos o cuando permanecemos quietos en el mismo lugar”. (p. 42)

Por su parte, Escobar (2003), la identifica como “un proceso creativo, e integral que permite mostrar las posibilidades que tiene el cuerpo humano para producir arte a través del movimiento, persiguiendo objetivos diversos desde el goce personal hasta el encuentro con la historicidad, la cosmovisión y perspectivas de futuro Se debe entender que la danza no solo es una coreografía rítmica, es la aplicación de conceptos como creatividad, expresión, movimiento, investigación, disciplina, por ello se asume como parte activa en la formación integral del estudiante”. (p. 13)

Estas incursiones ven la danza como un fenómeno histórico concreto, desde su relación espacio temporal, con posibilidad de fortalecer la cultura y la identidad al reconocerse a través del otro, lo que infiere asumir el respeto por la mismidad y la otredad. A la vez dejan explícito o inferido su relación con la música y su valor estético. Elementos válidos como soportes de esta investigación.

Se asume, no obstante, por su correspondencia con el objetivo que mueve la investigación la definición ofrecida por Escobar (2003). Para esta autora a través de la danza los cuerpos pueden retorcerse, saltar, estirarse y dar vueltas, a la vez que mezcla armoniosamente estos movimientos, casi siempre, al ritmo de una música. En la danza intervienen varios factores, uno de ellos es el espacio, ocupado por los bailarines para dibujar líneas invisibles con sus pies sobre el suelo que pisan, o con las manos agitándose en el aire. También son importantes el tiempo: por eso hay bailes rápidos o lentos, como los ritmos musicales; el peso: se puede bailar con pasos ágiles o pesados, y la energía: hay danzas bruscas y entrecortadas, como también las hay fluidas y sutiles.

La danza ha acompañado al ser humano desde su surgimiento, pinturas rupestres que datan de hace muchos miles de años muestran imágenes que parecen figuras danzando y junto a él ha evolucionado formando parte de la historia de la humanidad, al respecto

El hombre primitivo danzaba desnudo, luego los talismanes, amuletos y máscaras se fueron empoderando para darles mayor fuerza a los bailarines. Las danzas eran imitaciones que identificaban al hombre con el animal que cazaba.

Los pueblos antiguos buscaron la armonía en el movimiento de su cuerpo a través de la danza y fue común entre todos utilizar los movimientos y expresiones corporales para expresar estados de ánimos, necesidades, dudas, alegría, tristeza. Los egipcios realizaban danzas ceremoniales, instauradas por sus faraones y eran representaban en forma de solista o en grupo. Los griegos, por su parte, danzaban para los dioses y creían en el poder mágico de la danza. Utilizaban la máscara para tener una amplia libertad de acción. También consideraban la danza, la poesía y la música como igual. Hacían los rituales de danza a los dioses los cuales han sido considerados como los orígenes del teatro contemporáneo occidental. También tuvieron danzas militares (pírricas) que tenían como propósito las virtudes guerreras de los soldados.

La diferencia llegó con los romanos, para quienes la danza no fue significativa en su cultura, especialmente en los primeros tiempos, el lugar que esta pudo ocupar pertenecía a los juegos en el circo. Más adelante surgió una danza parecida a lo que hoy se conoce como pantomima o mímica que consiste en la comunicación gestual utilizando los movimientos corporales.

En América la danza más que un rito constituyó forma de merecer el favor de los dioses, mientras que en África prevalecía el carácter religioso o mágico. Para la India la danza fue una de las primeras formas de expresión del arte, caracterizada hasta nuestros días por su alto grado de complejidad en el lenguaje musical y los gestos que emplean, en tanto los asiáticos la consideraban una institución privilegiada. Hacia el siglo XVI, el ballet comenzó a practicarse como una versión refinada de las danzas que se bailaban en las cortes de Francia e Italia.

En sentido general, el ser humano evolucionó y con él la danza, dejando atrás su significación mágica. En este momento se desincorpora del ser humano como un arte, más que como una diversión, acompañada de música y acrobacias, maquillaje, vestuario y máscaras, se convierte en un tipo de arte escénico que es capaz de contar una historia con movimientos en lugar de palabras. Así la danza moderna pasó a ser expresión que realiza movimientos naturales y cuenta una historia.

Desde esta perspectiva del análisis, los autores consultados ven la danza como elemento que complementa integradoramente la personalidad. Lozano (2014), afirma que “la danza resulta ser un recurso valioso no sólo en el campo de la Educación Física, sino que también puede ser utilizada como complemento en todas las demás asignaturas del proceso educacional colombiano, desde la educación preescolar hasta la post - secundaria”. (p. 64)

Por lo tanto, puede ser empleada como recreación o como complemento al desarrollo de las destrezas y habilidades sicomotoras, que ayuda a la coordinación de movimientos, contribuye con el desarrollo del sentido rítmico, su marco teórico sirve como complemento al análisis de la problemática social colombiana y al estudio del proceso Histórico - cultural.

Todo ello sucede porque sin lugar a dudas, “la danza constituye un fenómeno universal que, como casi todo fenómeno cultural, fue religioso, y más estrictamente, mágico. A través de la historia la danza ha tenido un valor social, religioso y de fantasía dentro de la cultura de los pueblos”. (Bonilla, 1964, p. 33). Y es precisamente sus valores de significación social los que la llevan al campo educativo, primero como elemento general y luego como contenido de los currículos en la educación institucionalizada.

Al abordar las generalidades y especificidades de la enseñanza- aprendizaje de la danza en la educación media colombiana, es necesario explorar algunos elementos de la conceptualización de tan importante proceso en general. Sobre el tema son amplias, variadas y actualizadas las incursiones con un alto nivel de coincidencia en sus características, componentes estructurales y relaciones que se establecen entre los mismos.

Hacer emerger de la unidad de estos dos procesos, con una dinámica interna caracterizada por la comunicación y la transmisión de los contenidos, que a su vez se estructuran desde cada una de las asignaturas del currículo y que son: la enseñanza como proceso inductor del aprendizaje, a partir de la implementación de métodos y medios accesibles que posibiliten el logro de los objetivos propuestos y el aprendizaje como proceso autónomo de apropiación mediado por dos tipos factores: los que dependen del sujeto que aprende (la motivación, la participación activa, la edad y las experiencias previas) y los inherentes a las modalidades de enseñanza.

Permitió, además, establecer los rasgos que lo condicionan en una asignatura. Al respecto se asume la posición asociada a la búsqueda de la coherencia al interior del proceso de enseñanza - aprendizaje, lo cual se logra cuando se acortan las distancias, entre las interacciones que tienen lugar por parte de los que enseñan y los que aprenden, hasta conseguir que el resultado se manifieste en el modo de actuación del estudiante, lo que requiere del conocimiento de la situación actual de los estudiantes y sus expectativas, las segundas convertidas en metas y los primeros como organizadores esenciales del proceso de apropiación.

Con esta información el docente es capaz de diseñar y planificar un proceso más eficiente; donde se definan y ordenen secuencialmente los objetivos formulados y sirvan como eje de estructuración y organización del aprendizaje. Esto implica no solo trabajar por optimizar el tipo de actividad que se utiliza, sino explicar las interacciones, seleccionar los métodos, medios y recursos adecuados; estableciendo, además, una metodología para la recogida, organización y análisis de la información requerida, con el fin de evaluar las situaciones educativas.

Para el docente colombiano es cardinal desentrañar aspectos del proceso, como conocimiento previo, pues vive en un país muy permeado de violencia y en las instituciones públicas convergen adolescentes y jóvenes de diferentes contextos y grupos sociales, marginados, salidos de zonas de conflictos, de familias disfuncionales, con bajos recursos económicos, etc. elementos que incluye a la nación sudamericana como uno de los estados más desiguales e inseguro del mundo. Todo ello hace impostergable la necesidad de que, en las instituciones educativas, como parte medular para el desenvolvimiento, crecimiento y desarrollo de los educandos, los docentes sean partícipes directos de cambios positivos en los mismos, desde la estructura temática de las asignaturas que conforman el currículum.

Sin embargo, generalmente las instituciones públicas olvidan que forman parte de una relación local - universal que no deben disolver y que el estudiante, a su vez materializa esa relación desde su actividad interpersonal en la comunidad donde vive. Se requiere, por lo tanto, enriquecer sensiblemente desde la institución, valores y actitudes que enriquezcan positivamente la vida activa en la comunidad, haciendo de ésta un arte en el que se aprenda a buscar puntos de acuerdo y concesiones, empezando por propiciar el ambiente para que los estudiantes puedan reconocer y cultivar sus maneras particulares de sentir el mundo y sus propias evocaciones en acciones como leer, multiplicar, hacer ejercicios, cantar, pintar, actuar y también bailar, tema que ocupa esta investigación.

La danza, sin lugar a dudas tiene fundamentación pedagógica. Por medio de ella se desarrollan habilidades perceptivo - motoras, a través de la adquisición de conocimientos y control corporal y un mejoramiento en la atención y la memoria, sin olvidar la importancia de la creatividad en los elementos coreográficos, ayudando a crecer y aumentar las posibilidades expresivas y de comunicación, lo que favorece la interacción entre un grupo de personas y el medio que le rodea, como expresión de socialización del individuo.

Para Piaget (1978), “mediante la actividad corporal el niño piensa, aprende, crea y afronta los problemas” (p.8); criterio válido para entender que desde la danza se ayuda al estudiante a desarrollar su cultura, en particular, e integral, en general, al darle herramientas para conocer, interactuar y desenvolverse en su entorno. Ella es también; validación de mensajes, cuyo rol incide en escenarios de formación general, tal como lo destacan Jaramillo & Murcia (2002), y se desarrolla vinculada a las áreas de las artes y la educación física y su práctica se realiza a partir del tratamiento de habilidades, destrezas, motricidad, lúdica, coordinación, percepción, creatividad, memoria, expresión y comunicación. Todo lo que fomenta lo artístico desde la construcción de creaciones propias y el reconocimiento de las de los otros en un proceso abierto de socialización del estudiante y que incluye la realidad de la que es parte. Criterios que son compartidos por esta autora y tomados como sustento de la investigación.

A través del movimiento rítmico se mejora la capacidad de socialización del estudiante, así como su autoestima Arguedas (2004). En este sentido la expresión corporal le ayuda en el proceso creativo, desarrolla la libre expresión y su comunicación; a partir del reconocimiento de su cuerpo, manejo de espacios, diferentes materiales y el fortalecimiento de su auto - confianza.

La posibilidad de trabajar educativamente desde el proceso de enseñanza - aprendizaje de la danza en Colombia tiene antecedentes en las incursiones desde la Institución de Educación Media “Manuela Beltran” de la ciudad de Cartagena, apuntando al reconocimiento de espacios y en respuesta a la ausencia de una real articulación entre modelo pedagógico, proyectos transversales y Proyecto Educativo Institucional. Desde su alcance tuvo en cuenta necesidades de la comunidad, entre las que destacan problemas de mortandad estudiantil, violencia, amenazas y otros que crecían de manera acelerada; además de la falta de compromiso de los padres y del resto de la comunidad educativa con dicho proceso formativo, como solución se propone exteriorizar capacidades y talentos existentes, convirtiéndose en una práctica que permitió a dicha institución la optimización continua de la calidad educativa y entendiendo la diversidad como la individualidad y ´particularidad de cada uno. Sin embargo, pudo más el tiempo que la acción educativa y con la salida del docente se perdió lo logrado.

Delors (1997), existe una conexión instintiva entre lo sonoro y el movimiento corporal, de tal manera que las impresiones musicales despiertan imágenes motrices y la música no se percibe sólo con el oído, sino con todo el cuerpo (Cinestesia). El cuerpo se convierte así en un gran oído interior, hasta el punto de que cualquier hecho musical, sea de carácter rítmico, melódico, armónico, dinámico o formal, puede ser representado con hechos corporales. Cuando se forma a través de la cinestesia, el cuerpo interioriza lo que pasa a su alrededor a través de sus sentidos. Generalmente lo que se aprende con el cuerpo no se olvida, es el caso del niño que aprende a montar en cicla, este acto de aprendizaje no se olvida nunca quedando grabado en su memoria corporal por siempre.

El movimiento corporal necesita del espacio. Se entiende aquí por espacio el entorno en el que nos desenvolvemos. El tipo de espacio que nos interesa es el relacionado con la persona, espacio abarcado por el desplazamiento corporal, descentralizando a la persona de su yo, ayudándole a tomar conciencia de su lugar en relación con los demás y a utilizar el espacio de forma diferente, en definitiva, el espacio en el que se realiza el movimiento rítmico y la danza. El ritmo: forma, espacio y tiempos de sonido; es la sucesión de movimientos en forma natural, se refiere a diseños corporales, a través del sonido que es la música que acompaña la acción.

Relacionar la danza folclórica con la identidad cultural supone el análisis de anteriores incursiones que contribuyan al esclarecimiento de ambas categorías. Se considera oportuno iniciar con la conceptualización de las mismas bajo el precepto que estudiadas desde el contexto de la cultura arrojan resultados diferentes y aun cuando los fines de su utilización sean similares teje relaciones de identidad tanto personal como local, desde la visión micro y macro. (Cáceres, 2014)

Durante el estudio se constató con beneplácito que el tema de la danza folclórica preocupa y ocupa a múltiples investigadores y didactas tanto en Colombia como internacionalmente. Resultaron significativas para esta investigación las realizadas por: Escobar (2003); Ocampo (2004); Múnera (2012), entre otros

A decir de Barrera (1999), el término folclore fue creado por el arqueólogo inglés Jhon Thomms, la formo con las voces inglesas folk (pueblo, gente, raza y lore (saber ciencia). Por tanto, es una tradición popular típica, empírica y viva del pueblo, es una ciencia que investiga los valores tradicionales que han penetrado profundamente en el alma popular. Por lo tanto, la danza y el folclor son fundamentales ya que ayudan a desenvolverse en un entorno diferente de igual forma a respetar las costumbres de las demás personas, fortaleciendo el esquema corporal a través de la Creatividad y la Lúdica.

El folclor colombiano es una expresión cultural comprendida por la unión y fusión de muchos ritmos, culturas y tendencias. Lo que se expresa su gran diversidad cultural y la múltiple y variada presencialidad de ella en cada región.

La danza folclórica no es una enseñanza mecánica, está dirigida al goce del conocimiento del esquema corporal en los estudiantes, desarrollando estrategias, acordes con su edad; es un lenguaje corporal teniendo un significado expresivo de liberación de los jóvenes en sus capacidades de organizarse en grupos para producir una presentación de sus expresiones comunicativas.

Múnera (2012), de una manera más atrevida y de aproximación a la danza folclórica colombiana la ve como un vals más lento, derivada de la habanera cubana y la considera una transformación de la antigua contradanza que al igual que el pasillo y que otros ritmos colombianos posee varias divisiones dentro del mismo, como es el caso la danza vocal y la instrumental; pero que todas forman parte de la identidad cultural de la nación, elemento que amerita un detenimiento analítico.

El estudio teórico de la identidad cultural revela la amplitud cosmovisiva de su esencia y lo profundamente polémico que resulta su contenido. Las tendencias transitan desde el sobredimensionamiento de determinados componentes del proceso, pasando por la definición y conceptualización de la rica variedad de sus esencias, hasta imposturas que se orientan por el nihilismo existencial del fenómeno, conducente a considerar innecesarias las definiciones y formulaciones teóricas en torno al concepto.

Existe entre los autores trabajados la coincidencia de resaltar la amplitud y profundidad del proceso de formación de la identidad y su relación con la cultura, los niveles de resolución e implicación del fenómeno cultural identitario en el orden personal, grupal, local, nacional, supranacional, etc.; la comunicación que se establece con sujetos de otra, o de una misma cultura a través de sus identidades, la identidad cultural como el recurso que identifica una cultura y la distingue de otras y viceversa.

Todas estas miradas fueron importantes para entender y organizar el camino a seguir. Se asume, la posición de Ortiz (1981), quien establece direcciones precisas para el análisis concreto del fenómeno percibido en su dinámica como “proceso activo de creación y reconstrucción permanente, garante de la inclusión de las diferencias frente a la unidad de rasgos y valores de identidad, cuya singularidad se expresa en las particularidades nacionales y locales en su relación con el devenir histórico nacional, regional y global”. Lo que apunta hacia la percepción de la identidad como un proceso de interacción entre lo macro y lo micro en el ámbito socio - histórico, necesarios en la salida de la propuesta que ocupa esta investigación.

Como un caso muy singular, se tuvo en cuenta el análisis del más universal de los cubanos, Martí (1975), quien no da una definición tácita, pero sí realiza una asunción teórico - práctica que rebasa su tiempo y que la expresa como “comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanza” (p. 95), entre los que se alza como principal amor y concepto superior la patria. Conocer a Martí y su visión identitaria, permite entender por qué un cubano se queda firme, esté donde esté al escuchar su himno nacional, por qué se emociona frente a su bandera e incluso “peca de chovinismo optimista” al hablar con cualquier extranjero sobre sus símbolos, sus atributos nacionales, sus paisajes, sus comidas, su música…en fin de la identidad, que transpira, aún sin proponérselo, porque es parte de su idiosincrasia.

La identidad como expresión no es el resultado de la suma empírica de datos, que recoge costumbres, tradiciones etc., es más bien un proyecto evolutivo de la nacionalidad, que se mueve alrededor de las utopías racionales, ideales y perspectivas de un colectivo humano variado y diverso.

La identidad cultural en el contexto de América Latina está dada, en primer lugar, por la impronta de la conquista y colonización europeas, y la ancestral cultura de resistencia que estos hechos históricos de violencia generaron en los pueblos autóctonos, y en los pueblos nuevos surgidos en el seno del aquellas sociedades colonizadas, por el hecho de que las naciones se formaron por una mezcla de razas y etnias (Europa, África y las poblaciones indígenas autóctonas) que le otorgó un perfil cultural propio.

De esas mezclas históricas surgió una manera de ser, de sentir, de pensar, de amar, etc. que define el carácter social y cultural del latinoamericano, a diferencia del norteamericano y el europeo y que evidencian sus diferencias en lengua, religión, costumbres y sus maneras de manifestarlas¸ pero que se relacionaban entre sí con las demás poblaciones de América hispana.

Colombia, es una nación multiétnica y pluricultural conformada por la presencia del indígena, el español y el africano. Su mezcla racial y cultural le asigna al país, un lugar especial, tri-hibridas, especialmente la mestiza. La primera casta histórico-cultural es la indígena o aborigen la que se mantiene vigente; aunque en menor cantidad, producto de la colonia y él desplazamiento de otros pueblos descendientes de los asiáticos y oceánicos que desarrollaron su propia cultura.

Entre los siglos XVII Y XVIII, finalizando la colonización española la etnia colombiana fue penetrada por el negro africano, producto de la esclavitud y la trata negrera. La mayor representación de esta raza se asentó en la región Caribe y Pacífica, Valles del Magdalena, Cauca, y regiones diversas de las mismas haciendas. Sus costumbres socio, religiosas y sociales fueron extrapoladas a través de su propio folclor, aportando un importante legado de saberes de sus diferentes culturas, las que se integraron a las ya existen en el país. Todo este proceso de interacción y mestizaje propicia el surgimiento de la Identidad histórico - cultural colombiana, sustentada fundamentalmente en la tradición danzaría.

Conclusiones

En cada rincón de Colombia se baila. El baile es una afirmación que habla de un pueblo que a través de su cuerpo y movimiento, encuentra medio de expresión para trascender la muerte y doblegarla, un lugar para resistir avatares y denunciarlos, una manera de vivir en rebeldía. En cada lugar y región donde se desarrolla la danza, se definen y construyen los espacios como excusa para rencontrarse con las raíces, con los ancestros y desde el impulso original del movimiento, con la necesidad de comunicarse y relacionarse.

La danza en Colombia juega un papel primordial, desde el nacimiento de las comunidades ilustra su existencia, en la cotidianidad de sus prácticas y muestra la posibilidad de construir un discurso diferente sobre el respeto por el cuerpo y la vida, las relaciones humanas y de trabajo y define una ética de existencia mediante la cual se funden valores capaces de retar la crisis actual de la sociedad.

El ejercicio de la danza puede y debe convertirse en espacio para reflejar la práctica festiva en sí, que suscita alegría o admiración, pero también para divulgar su ancestral condición identitaria e de idiosincrasia, que impulsada su capacidad de agenciar transformaciones culturales; sociales e históricas como aporte al desarrollo integral, desde una educación que construya en tejido social y posicione la nueva ética del cuerpo, entramando disciplina, conocimientos y habilidades, en una política por y para la vida.

En su tratamiento se debe tener en cuenta, también, las condiciones que impone el complicado conflicto social que vive el país y que provoca situaciones como la continua migración interna, donde adolescentes y jóvenes son obligados, junto a sus familias, a abandonar sus casas, sus barrios, sus pueblos o ciudades y desarraigados de sus contextos terminan en otro, en muchas ocasiones ajeno a sus intereses, aspiraciones y a ellos mismos, atentando contra sus costumbres e identidades, momento cuando la escuela debe cumplir su encargo socio educativo de desarrollarles integralmente, oportunidad invaluable que la danza folclórica tiene de rescatar esos sentimientos de arraigo identitarios dañados por las circunstancias y el mal proceder social y educativo, durante años.

Referencias bibliográficas

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Recibido: 04 de Enero de 2019; Aprobado: 17 de Abril de 2019

*Autor para correspondencia. E-mail: aracelly.ibarra@escuelanormalpasto.edu.co

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