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Conrado

versión impresa ISSN 2519-7320versión On-line ISSN 1990-8644

Conrado vol.15 no.69 Cienfuegos oct.-dic. 2019  Epub 02-Sep-2019

 

Artículo original

El desarrollo local sostenible de las comunidades: un reto para la universidad inclusiva

The local sustainable development of the communities: A challenge for the inclusive university

Dimas Hernández Gutiérrez1  * 
http://orcid.org/0000-0002-9138-9685

Oscar González Fernández1 
http://orcid.org/0000-0002-2523-8651

Abel Sarduy Quintanilla1 
http://orcid.org/0000-0001-8849-4540

1 Universidad Metropolitana. Ecuador. E-mail: oscargf64@gmail.com, abelsq@yahoo.com

RESUMEN

Partiendo de los conceptos que trae aparejado el desarrollo local sostenible en los territorios, se abordan cuáles son los retos que debe enfrentar la universidad inclusiva a través de la producción de conocimientos que se generan a través del proceso del vínculo con la sociedad, el trabajo en redes, la innovación, así como las transformaciones que se deben llevar a cabo para que su contribución sea efectiva en la inclusión social que demandan nuestros países.

Palabras clave: Desarrollo local sostenible; universidad inclusiva; vínculo con la sociedad

ABSTRACT

Based on the concepts that bring about sustainable local development in the territories, focuses on what are the challenges facing the inclusive University through the production of knowledge generated through the link process with society, networking, innovation, as well as the transformations that must be carry out in order to this contribution will be effective in social inclusion that demand our countries.

Keywords: Sustainable local development; inclusive University; link with society

Introducción

Los procesos de cambio que se vienen produciendo en las universidades y en las políticas de la educación terciaria se han acelerado fundamentalmente desde la década del 80 y han sido producto en gran medida del desarrollo de la ciencia y la innovación, pero también del impacto de la globalización neoliberal. Muchos de ellos han estado vinculados a tendencias como la internacionalización, la masificación entre otras. Paralelamente en los últimos años se ha fortalecido la conciencia de la necesidad de una mayor equidad y justicia social en el acceso, la permanencia y el egreso.

Cabe señalar que existen notables diferencias entre los países desarrollados y los llamados en desarrollo, entre los países que se benefician de la información y de los que casi no la reciben, ante todo debido a las profundas inequidades existentes. No obstante, estas realidades, todos los gobiernos están en el deber de dotar a sus pueblos de las capacidades intelectuales que les permitan vencer los desafíos de la sociedad en que viven y alcanzar un desarrollo sostenible, lo cual solo es posible con un sólido sistema educacional y una elevada inclusión social (Hernández, Benítez & Mesa, 2016).

En el trabajo se expone y tiene como objetivo caracterizar como el desarrollo de la universidad inclusiva que se pretende, implica un cambio de las ideas y la práctica de la innovación educativa, así como la creación de redes para el desarrollo sostenible de la sociedad, refrendado por los siguientes aspectos que se avalan en su exposición:

  • Una gestión de la universidad como una organización innovadora y socialmente responsable. Ello lleva implícito el desarrollo de programas de bienestar social, lucha contra la segregación, el elitismo y una educación en valores, apoyada por las organizaciones e instituciones en los territorios.

  • La formación y el aprendizaje de los estudiantes se estructura sobre la base de proyectos que trascienden con un impacto social en los territorios.

  • La investigación y la innovación de estudiantes y profesores, dirigida hacia la solución de problemas sociales y del desarrollo local con un enfoque multidisciplinar de protección al medio ambiente, con un enfoque de racionalidad en el empleo de los recursos humanos, energéticos y materiales.

Desarrollo

La producción de conocimientos a nivel local en los entornos locales y rurales plantea retos de gran interés: El primero es de naturaleza cognitiva. Con frecuencia los problemas a abordar son de carácter complejo y reclaman un abordaje multi o interdisciplinario. Problemas de alimentación, vivienda, salud, violencia familiar u otros en el nivel local, requieren la integración de varias disciplinas en la búsqueda de respuestas. En muchos casos las soluciones están en una combinación inteligente de los conocimientos existentes (Carballo Ramos & Carballo Cruz, 2012 a).

El segundo reto en el territorio consiste en que el conocimiento que se requiere es un conocimiento integrado a la práctica; su búsqueda se genera para solucionar un problema práctico y va al encuentro de él. Buena parte del conocimiento necesario para resolver ese problema, existe y se trata más bien de transferirlo; al hacerlo, la singularidad de las circunstancias locales ha exigido de buenas dosis de creatividad. Sin embargo, en estas condiciones el aprendizaje por parte de los actores locales aparece en primer plano dentro de la actividad cognoscitiva que la práctica local demanda. Una pieza clave de esa estrategia lo constituirá continuar, sin dudas el programa de educación continua de los profesionales del territorio (Carballo Ramos & Carballo Cruz, 2012 b).

Precisamente en este escenario se aborda un tercer desafío a destacar: el nexo entre innovación y aprendizaje. Esta consideración parece acrecentar el papel de la Universidad en la estrategia de la gestión del conocimiento y la innovación en los municipios y cantones.

La complejidad asociada a lo que se ha dado en llamar el modo de producción “contexto-céntrico” de conocimiento, a través de la caracterización de lo que él llama “conocimiento relevante”, tendría una vez más en este contexto los siguientes rasgos: a) Colectivo (incorporado a las organizaciones); b) Combinatorio (fuentes y disciplinas diversas); c) Concreto (vinculado a las aplicaciones); d) Local; e) Tácito (frecuentemente no estructurado).

En efecto, esta síntesis ilumina bastante bien el tipo de conocimiento que gestionan y requieren las universidades para atender los problemas en los territorios.

También ayuda a comprender esta problemática la tipología de Lundvall (2000). Los conocimientos útiles para el desarrollo han sido resumidos por él a través de unas pocas palabras: know what, (alude al manejo de información), know how (saber cómo, más bien de carácter tecnológico, a veces tácito), know why (se refiere al conocimiento científico, codificado, frecuentemente sistemático y el know who.

Esto último es decisivo para la función que las universidades deben desplegar en este proceso. Se trata del conocimiento que los individuos y las instituciones acumulan acerca de las personas que poseen conocimientos que pueden ser útiles en un momento dado, para la solución de un determinado problema. No solo es importante tener conocimientos científicos, técnicos para resolver con la propia capacidad un problema dado, es preciso “saber quién sabe” y acudir a esa fuente. Esa capacidad es esencial para el desarrollo, además están presentes las tradiciones culturales en los territorios que con frecuencia no son reconocidos en el campo científico. En este sentido, las universidades han jugado un papel importante en la recuperación de esos saberes que son parte de la cultura que se debe continuar.

Concepción de las redes, sus actores y los sistemas de interacción estructurados

Todos los modelos contemporáneos de gestión del conocimiento y la innovación insisten en la necesidad de trabajar en redes; la clave está en las “redes de actores” (Núñez, 2010 a).

Para cumplir esta misión las universidades inclusivas, como se dijo más arriba, deben actuar dentro de redes. Es importante referirse a los componentes de esas redes. Los actores involucrados son diversos: universidades, centros de investigación, administración local, empresarios, actores políticos, organizaciones profesionales y sociales, movimientos sociales, representantes locales de los organismos, entre otros. Cada uno de esos actores tiene diferente función dentro de la red, pero todos son importantes. A las palabras claves “actor” (“actor colectivo”, podría decirse) y “red”, hay que sumar con mucho destaque la de “interacciones”.

Lo esencial no está en que existan las interacciones entre estos diferentes actores, sino en la calidad e intensidad de éstas. Las redes locales (conectadas a las regionales, nacionales e internacionales) constituyen sistemas de interacciones estructurados que involucran actores relevantes para la producción y utilización del conocimiento.

Un aspecto esencial que es generalizado en esta actividad, es que no se trata sólo del crecimiento económico y las actividades que tributen a él. Se refiere a todas aquellas necesidades cuya atención tienda a mejorar la calidad de vida del ciudadano. Entendiendo estas como necesidades educativas, de salud u otras. Precisamente es en esta perspectiva acerca de la función social del conocimiento, es en la que debe apoyarse la gestión del conocimiento en los entornos locales y rurales (Lloria Aramburu, 2004).

Aspectos conceptuales: del modelo interactivo al modelo contexto-céntrico y los agentes locales del conocimiento

El llamado “modelo ofertista” basado en el “modelo lineal de innovación”, según el cual las instituciones productoras de conocimiento, las universidades entre ellas, generan conocimiento a través de la investigación, lo que en su momento generará tecnologías e innovaciones, es un modelo superado en la teoría y en la práctica (Núñez, 2010 b).

Una teoría que anuncia la superación del modelo ofertista es la teoría del “modo 2” de producción de conocimientos, modelo que se opone al “modo 1” propio del mundo académico tradicional (Gibbons, 1994). El llamado “modo 2”, es resultado del estudio de los cambios operados en la relación Ciencia-Sociedad en Estados Unidos, Europa, Japón, entre otros.

El “Modo 2” toma nota de algunas mutaciones fundamentales: el conocimiento pasa a ser producido en el “contexto de su aplicación”, es decir, a diferencia de lo que sugerían los modelos ofertistas tradicionales ahora el conocimiento, en su mayoría, se produce orientado a su aplicación. La innovación aparece como clave. El nuevo modelo rompe también con la idea del monopolio cognitivo por parte de unas u otras instituciones, por ejemplo, las universidades, y asume que el conocimiento está socialmente distribuido, factor que influye en la necesidad de trabajar en redes, no solo académicas.

Desde este modelo es posible también apreciar la importancia del compromiso compartido, el papel de los valores y las intencionalidades sociales en la producción del conocimiento. La interdisciplinariedad aparece como el estilo de trabajo científico apropiado para trabajar en el contexto de aplicación. Como resultado de todo ello, los criterios de calidad del trabajo que tradicionalmente hemos llamado científico, también serán cambiados.

En ese tipo de modelo, el contexto aparece como relevante en la definición de prioridades, en la construcción de redes. A partir de ese modelo, Souza Silva, Cheaz & Calderón (2001), ha introducido el concepto de “modelo contexto-céntrico”. Con esta denominación se quiere subrayar que el contexto debe ser la clave en la construcción y orientación social del conocimiento. Pero se quiere decir algo más. La teoría del “modo2” como otras, tienen un fuerte acento económico, con énfasis claramente empresarial. Sin embargo, el contexto no son sólo las empresas y lo que se puede esperar del conocimiento, no son exclusivamente beneficios económicos. Esos beneficios, además deben alcanzar a las grandes mayorías. Por todo ello, la idea de modelo contexto-céntrico es afín al argumento que aquí se presenta.

El vínculo universidad-sociedad en la universidad inclusiva

El vínculo universidad-sociedad constituye el motor que dinamiza y recrea la realidad universitaria de manera constante y sostenible en el tiempo, evitando que la universidad se anquilose y sea una carga social, rescatando la dimensión humana que nunca debe perderse a través del estudio y profundización de la ciencia, tecnología y sociedad.

Si el conocimiento para muchos constituye un pilar fundamental para la riqueza y el poder de las naciones, y éste se transforma en un estímulo para alimentar la tendencia de considerar como una mercancía y con ello disponible a quien pague (Tristá, 2013), la universidad tiene que establecer políticas claras y definidas para controlar una realidad muy conflictiva, fundamentalmente basadas en la identidad institucional y en los valores personales e institucionales.

La responsabilidad ética y moral de la universidad, como señala Núñez, al tratar los problemas globales y dentro de ello la importancia de la ciencia y tecnología, debe incidir para recuperar y en otros casos reforzar su credibilidad y confianza ante la sociedad, a través de un efectivo y pertinente involucramiento en la búsqueda compartida de soluciones a problemas que normalmente lo sufren los más desprotegidos de la sociedad (Núñez, 2006).

Requiere con urgencia flexibilizar y adaptar su estructura, organización y sobre todo la política de gestión institucional, para responder con celeridad y eficacia a las necesidades que demanda el sector social, en las que la universidad está en capacidad y en la obligación de contribuir.

La mejor oportunidad de generar la creatividad, estimular la innovación, es la esencia misma del vínculo universidad-sociedad, cuya hélice en un extremo estaría la demanda social y un problema sin solución y en el otro extremo, la universidad, en el caso que no tenga al momento la solución, si tiene la capacidad humana instalada, fuerza motriz que podría mover dicha hélice en una complementariedad necesaria e indispensable para todos los que intervengan en este proceso.

Los programas de investigación de pregrado y con mayor énfasis el posgrado, deben contar con la apertura y apoyo institucional y del sector externo a la universidad, con el conocimiento y sensibilidad de la incidencia e impacto de lo que actualmente significa la ciencia y la tecnología para la sociedad, de manera tal que este aparente y divulgado “beneficio para todos” en la realidad sea la clase opresora y dominante de la sociedad, que se aprovecha de la ignorancia y desconocimiento de muchos, he ahí la presencia orientadora y cuestionadora de una verdadera universidad inclusiva.

Vissuri H. aporta sustantivamente al estudio de Ciencia, Tecnología y Sociedad, al motivar y demostrar la importancia e incidencia del contexto para generar ciencia y conocimiento, esta realidad en nuestros países debe ser potenciada y empujada con fuerza desde la universidad, para construir el ambiente e infraestructura propicia para el pensamiento colegiado, en red, cooperativo, en el cual la cooperación y participación inter y transdiciplinaria, profundiza sistemáticamente el conocimiento y estimula de mejor manera, posibles alternativas de solución a las necesidades sociales (Vissuri, 2007).

La universidad inclusiva debe constituirse en la guardiana celosa del devenir histórico, actual y proyectivo de la emergencia ciencia-tecnología- sociedad, a través de un pensamiento reflexivo-comprensivo que permita interpretar adecuadamente la incidencia e impacto de este proceso, en la sociedad actual (Figaredo, 2009).

Conclusiones

El acceso al desarrollo es un problema no resuelto hoy por la humanidad que ha puesto en peligro su propia existencia por el deseo desmedido de acumular riquezas en algunos países en detrimento del desarrollo de otros.

El desarrollo regional y local es una aspiración consustancial a la historia del hombre desde las comunidades primitivas, pero contradictoriamente el mismo conjunto de conocimientos y riquezas desarrolladas produjo desigualdades entre ellas al interior de cada país.

Para lograr un desarrollo coherente con las necesidades de nuestros países deben priorizarse el acceso al conocimiento mediante el perfeccionamiento de los procesos de vinculación e investigación en la universidad, creando las condiciones mínimas para acceder a este y al concepto de la universidad inclusiva.

La innovación es hoy el motor de las economías y llega a través de las políticas nacionales y regionales para asegurar convertir el conocimiento en productos, tecnologías y formas de organización que tiendan a generar desarrollo y nuevos emprendimientos.

Para tener un crecimiento armónico en un país las políticas nacionales deben permitir a sus regiones y localidades desarrollar su potencial, evitando la concentración de sus economías sólo en algunas de ellas, ya que se crean desequilibrios que conducen al empobrecimiento y el éxodo de los recursos humanos.

El aprendizaje de todos los actores, así como el posgrado, resultan esencial en este propósito y por igual los resultados e impactos deben ser evaluados acorde a un grupo de indicadores concertados.

La aplicación de la gestión del conocimiento en los procesos de desarrollo local, es un proceso de inclusión social, y su empleo está condicionado por las características propias de cada lugar en correspondencia con las condiciones y el accionar de los actores sociales que intervienen en su aplicación.

Esta gestión implica en lo local, conectar conocimientos y tecnologías con necesidades sociales. A su vez la innovación propicia dar soluciones creativas apoyadas en el conocimiento de los problemas económicos y sociales. La innovación supone interacciones entre actores colectivos, redes y flujos de conocimientos.

Su contribución es significativa por el carácter estratégico del conocimiento relevante en contextos específicos, pero sólo es viable si se crean sinergias efectivas entre los actores involucrados y se articulan redes sociales que unan a instituciones y personas en correspondencia con los intereses locales expresados en las estrategias programas y proyectos de los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD).

El trabajo de las redes que se originen en la Universidad Inclusiva y la investigación asociada a ellos, permitirá construir un marco conceptual, modelos y metodologías que respaldan el rol de la universidad como agente del conocimiento y la innovación para el desarrollo local en función del apoyo en la transformación de las políticas de educación superior con consecuencias para las políticas territoriales de desarrollo económico y social (Núñez, Alcázar & Proenza, 2017). Sus resultados tienen potencialidades para enriquecer las políticas de ciencia, tecnología e innovación, orientándolas hacia el desarrollo local.

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Recibido: 04 de Enero de 2019; Aprobado: 27 de Mayo de 2019

*Autor para correspondencia. E-mail: dimasng1948@gmail.com

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