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Conrado

versión impresa ISSN 2519-7320versión On-line ISSN 1990-8644

Conrado vol.15 no.69 Cienfuegos oct.-dic. 2019  Epub 02-Sep-2019

 

Articulo original

El rescate de la oralidad como fuente del conocimiento

The rescue of orality as a source of knowledge

Marianela Utrera Alonso1  * 
http://orcid.org/0000-0001-8289-2855

María Mercedes Consuegra Cheng1 
http://orcid.org/0000-0001-6416-8812

Jiosbel Jesús Lóriga Socorro1 
http://orcid.org/0000-0003-4859-6379

1Universidad de Cienfuegos. “Carlos Rafael Rodríguez”. Cuba. E-mail: mmconsuegra@ucf.edu.cu , jiosbellorigasocorro@ucf.edu.cu

RESUMEN

El rescate de la oralidad como fuente del conocimiento, es un tema de gran importancia en los momentos actuales pues posibilita proveer el conocimiento del pasado desde la perspectiva del presente y estar mediatizado por la memoria y las tradiciones legadas por los sucesos que han transcurrido a lo largo de la humanidad. En el trabajo se proponen algunas reflexiones teóricas para proceder a su beneficio, tomando como referente sus características y los elementos que describen el acto oral. La oralidad ha sido el tipo de comunicación más usada por los humanos, por lo tanto debe ser estudiada teniendo en cuenta los aspectos que la hacen veraz y eficaz. De esta manera se deben disponer situaciones que lleven al estudiante a apropiarse de ideas y sentimientos que posibiliten desarrollar el arte de hablar con elocuencia y así lograr una cultura general atemperada a nuestros tiempos.

Palabras clave: Oralidad; fuente del conocimiento; reflexiones; cultura general

ABSTRACT

The rescue of orality as a source of knowledge, is a subject of great importance at the present time because it makes it possible to provide knowledge of the past from the perspective of the present and be mediated by memory and traditions bequeathed by the events that have passed along of humanity. The work proposes some alternatives to proceed to their benefit as a source of knowledge because with orality the teacher is forced to approach many times to psychoanalysis and literary theory to interpret the information and thus give it an adequate methodological treatment. Orality has been the type of communication most used by humans, therefore it must be studied taking into account the aspects that make it truthful and effective. Oral expression is perceived as a natural process inherent to the human being that is acquired through social interaction; taking into account the previous statement can be defined as the skill that is acquired from children and allows to have an effective communication with people. In this way, situations must be arranged that lead the student to appropriate ideas and feelings, making it possible to develop in each class the art of speaking with eloquence and thus achieve a general culture tempered to our times.

Keywords: Orality; source of knowledge; reflection; general culture

Introducción

El uso de la fuente oral ha cobrado actualidad en las últimas décadas, la tradición oral es un saber acumulado y transmitido por generaciones, es la última expresión del proceso de renovación de la historia, en donde el recuerdo del protagonista y el punto de vista de los testigos se constituyen en una nueva fuente. Conviene destacar que la fuente oral está presente en el nacimiento de la historiografía en el mundo antiguo siendo Herodoto y Tucídides, los primeros recopiladores de testimonios orales (Acuña, 1989).

Al hablar de las fuentes orales propiamente dichas, es necesario establecer su distinción con respecto a las tradiciones orales, pues la fuente oral representa el registro de palabras de un protagonista o de un testigo presencial, es un instrumento para el estudio de la historia contemporánea, es una creación provocada por el historiador según criterios selectivos.

La fuente oral llega a adquirir existencia hasta que el historiador la crea, tiene un irremediable carácter subjetivo, tiene siempre un carácter parcial e inacabado, es decir que pueden surgir nuevas preguntas y encontrarse nuevos informantes y es de naturaleza retrospectiva. Además, obliga al historiador a acercarse muchas veces al psicoanálisis y a la teoría literaria para interpretar la información y darle un tratamiento metodológico adecuado.

La oralidad, expresión de la palabra hablada es la forma más natural, elemental y original de producción del lenguaje humano. Es independiente de cualquier otro sistema: existe por sí misma, sin necesidad de apoyarse en otros elementos. Esta característica la diferencia de la escritura, estructura secundaria y artificial que no existiría si, previamente, no hubiera algún tipo de expresión oral. El lenguaje ha sido el elemento básico que ha facilitado la comunicación, que es su función fundamental. Es un hecho social que permite la adquisición de costumbres, creencias e historias propias y comunitarias, la relación con otras personas y grupos y la transmisión de experiencias y saberes. Tal comunicación comprendida como intercambio de contenidos y experiencias, genera relaciones sociales, y, a través de ellas, configura sociedades humanas con identidades y culturas propias, basadas precisamente en el conocimiento compartido.

Este último punto es de una importancia crucial para el ser humano: a través de la palabra hablada se enseña y se transmite la cultura. De hecho, el ser humano aprende su lenguaje del mismo modo y al mismo tiempo que aprende su cultura, y la construcción de ambos elementos se realiza en forma de diálogo: uno genera al otro y viceversa. Los rasgos culturales más importantes (idioma inclusive) conforman la identidad de un individuo y de un pueblo, ese conjunto de características que delinean la personalidad y que hacen de un grupo humano una entidad única y especial.

Desarrollo

Los primeros estudios de historia oral que se emprendieron estaban relacionados directamente con la preocupación por lo popular que nace en el contexto del cuestionamiento del status, es decir de las formas clásicas de producción de conocimientos.

La primera noticia escrita sobre narración oral proviene de la colección de papiros egipcios que se conoce con el nombre de Cuentos de los magos que data del año 4000 ac y escribían sus primeras historias que luego eran contadas en tabletas de arcilla. Podría decirse de los primeros contadores que coleccionaban leyendas con la misma avaricia que sus reyes amontonaban piedras y metales preciosos.

Papiro, que proviene del latín papȳrus, y este del griego πάπυρος, es el nombre que recibe el soporte de escritura elaborado a partir de una planta acuática, también llamada papiro, muy común en el río Nilo, en Egipto, y en algunos lugares de la cuenca mediterránea, una hierba palustre de la familia de las ciperáceas, el Cyperus papȳrus. El papiro fue ampliamente utilizado por los escribas de la civilización egipcia, y hoy día se conservan disímiles de estos que han subsistido a través de los años y los siglos.

El primer papiro fue encontrado en la tumba de un funcionario en Saqqara, que data del 3035 A.N.E. Sin dudas este descubrimiento tecnológico tuvo gran influencia social, pues el surgimiento del papiro promovió a su vez el nuevo desarrollo del lenguaje.

El lenguaje ejerce una acción coercitiva sobre los individuos, pues modela claramente su forma de pensar y, por ende, las maneras de entender el mundo y sus acontecimientos, de expresarlos, de reaccionar ante ellos y actuar en consecuencia. Muchas ideas, creencias, reflexiones y tradiciones no podrían ser manifestadas sino en el contexto lingüístico que las vio nacer, y muchas realidades no podrían ser comprendidas sin las palabras inimitables que las designan. De tal punto surge la importancia de conservar los diferentes idiomas del planeta, y la alarma ante la creciente y masiva desaparición de aquellas que no ostentan la etiqueta de dominantes o mayoritarias.

Muchas lenguas han carecido y aún carecen de sistemas de codificación escrita, lo que convierte a la oralidad en su único mecanismo de supervivencia y perpetuación. Son estos idiomas los que más sufren por las presiones de las lenguas escritas y sus medios masivos de difusión, y los que más rápido tienden a desaparecer en el silencio y en el olvido. Con ellos se pierden, además de sonidos y vocabularios únicos, las culturas y las identidades que sostienen. En el marco de este fenómeno particular, la oralidad cobra entonces un valor agregado: la de ser vehículo de acervos culturales completos, muchos de ellos en vías de extinción (Pérez, 2013).

La palabra hablada ha sido desde siempre el medio más importante de transferencia de información y de contacto personal, tanto en culturas tradicionales como en contextos urbanos modernos. De su práctica continuada depende la supervivencia de lazos sociales, estructuras emocionales y miles de recuerdos que cimientan la propia vida de muchos seres humanos. Es por ello que el estudiante en formación al terminar la carrera debe: dominar la lengua materna como soporte básico de la comunicación, que se manifieste en la comprensión de lo que lee o escucha; en hablar correctamente y en escribir con buena ortografía, caligrafía y redacción, que le permita servir como modelo lingüístico en su quehacer profesional.

Toda clase debe ser escenario de buena expresión y comunicación para que el estudiante pueda hacer suyo estos códigos orales y así ser transmisor de conocimientos más acabados y completos como muestra de una cultura general, de un lenguaje más claro y preciso, elementos que enriquecen sus palabras. Para ello es imprescindible tener en cuenta las características de la oralidad las cuales se presentan a continuación:

La oralidad se caracteriza por:

  1. Su complejidad gramatical. Contrariamente a lo que piensa mucha gente, la lengua hablada es, en su totalidad, más compleja que la lengua escrita en su gramática; la conversación informal y espontánea es, gramaticalmente, la más compleja de todas. Su estructura es totalmente densa e intrincada, y esto la dota de una riqueza inigualable (Halliday, 1985).

  2. Su espontaneidad e inmediatez. La expresión oral se improvisa y se planifica mientras se emite, y no está sujeta a una revisión previa. La construcción de un texto escrito es totalmente diferente, pues puede planearse cuidadosamente antes de que el receptor acceda a sus contenidos.

  3. Su inestabilidad. No suele quedar registro de lo hablado, excepto en la memoria del oyente que suele adaptar lo escuchado a sus propios esquemas y en algún ocasional registro. Es por ello que la escritura es el soporte de la memoria, mientras que la oralidad se transmite por recursos mnemotécnicos que le garantizan una trascendencia, ciertamente restringida e inestable. De hecho, la escritura nace por la dificultad que significa para la memoria la retención de grandes segmentos textuales.

  4. Su dependencia del oyente. El lector del texto escrito tiene una tremenda autonomía con respecto al emisor (el autor): un texto puede ser escrito y leído con largos intervalos temporales entre ambos momentos. En el caso de la oralidad, es necesaria la presencia de emisor y receptor en el mismo acto de comunicación; los contenidos se van construyendo a medida que el emisor habla, modificándose incluso (en estructura, calidad e intención) de acuerdo a las reacciones del oyente.

  5. Su riqueza. En la expresión oral están presentes estrategias de carácter suprasegmental, es decir, elementos que, más allá de la lengua, enriquecen y complementan lo que el hablante dice: actos, gestos, sonidos, silencios, vacilaciones. Hay, además, toda una carga emotiva, ambiental, psicológica, temporal, íntimamente vinculada al momento de expresión oral y a los que participan en él. Por último, a través de la oralidad se expresan particularidades dialectales y personales (edad, sexo, ideologías, sentimientos, carácter) del hablante y del oyente. Todos estos elementos suelen perderse en la codificación escrita, a no ser que se describan minuciosamente.

  6. Su dinamismo. La lengua oral cambia continuamente por acción grupal, respondiendo a las necesidades de la sociedad hablante y a sus realidades sociales, intelectuales, espirituales e históricas.

  7. Su formulareidad. El discurso oral se basa en fórmulas. En efecto, es necesario repetir ciertas fórmulas o segmentos del habla para poder ayudar a la memoria, algo que salta a la vista en la publicidad radial y televisiva.

Es evidente que al hablar de oralidad nos enfrentamos a un fenómeno complejo. Esta complejidad queda reflejada en esta breve descripción:

  • El hablante tiene que controlar lo que acaba de decir.

  • Determinar si concuerda con sus intenciones.

  • Al mismo tiempo que enuncia la expresión en curso, la controla y plantea simultáneamente su siguiente enunciado para ajustarlo al patrón general de lo que quiere decir mientras vigila, además, no sólo su propia actuación, sino su recepción por parte del oyente.

  • No posee un registro permanente de lo que ha dicho antes, y sólo en circunstancias especiales puede tener notas que le recuerden lo que va a decir a continuación.

  • La respiración debe ser: lenta, profunda y diafragmática.

  • Pronunciar la r varias veces al día, trabalenguas.

  • Impostar la voz, educarla

Es muy importante que el orador en cada uno de estos pasos realice un uso adecuado de las distintas tonalidades y matices de la voz, la expresión del rostro, distinga lo esencial de lo que no es tan esencial para realzar el papel educativo que tiene la palabra a partir del trabajo con las fuentes orales.

Al hablar de las fuentes orales propiamente dichas, es necesario establecer su distinción con respecto a las tradiciones orales, pues la fuente oral representa el registro de palabras de un protagonista o de un testigo presencial, es un instrumento para el estudio de la historia contemporánea, es una creación provocada por el historiador según criterios selectivos (Brown, 1993).

A pesar de la importancia del lenguaje hablado, la escritura ha tenido siempre un status más importante. De hecho, se considera prehistoria con todos los valores connotativos asociados al término a aquel periodo de la evolución humana en el que no se manejaban las herramientas y destrezas de la codificación escrita. Quizás se considere a la escritura como un paso evolutivo que ha llevado al desarrollo socio-económico y político de muchas civilizaciones, y, por ende, sus etapas anteriores parezcan inferiores. La transmisión oral queda, pues, rodeada de prejuicios e ideas como secundario, imperfecto e incompleto (Halliday, 1985).

En las sociedades latinoamericanas, hay grandes brechas entre quienes conocen y quieren la lengua escrita, y entre quienes la desconocen o la conocen y usan poco. Éstos últimos terminan considerando su oralidad como algo defectuoso, antigramatical, deformado, impropio y deficiente de una manera u otra (Kress, 1979).

El uso fundamental de las fuentes de historia oral continúa siendo la historia escrita o la preparación de historias en documentales para diversos medios de comunicación de masas mediante el empleo de imágenes visuales y sonoras; así como, exposiciones y análisis escritos con miras a hacer llegar a los lectores u oyentes y espectadores actuales y futuros, los hechos y la importancia del pasado. Con estos fines concretos se reúne y almacena en los archivos, una gran cantidad de historia oral; sin embargo, debido a la popularidad del término y a lo conveniente que resultan su técnica y equipos, la historia oral se está aplicando, en muchos países, en formas que quizás los historiadores jamás soñaron.

Se utiliza como técnica para mejorar las perspectivas de ciudadanos de edad avanzada, desalentados y de salud endeble que de no ser porque constituyen fuentes de memoria sobre el pasado, se sentirían inútiles para la sociedad. En el otro extremo de la escala generacional, se utiliza como técnica docente para ayudar a los discípulos a conocer acerca de sus familiares y de la comunidad, se emplea también para reunir y conservar cuentos populares, folklore y habilidades artesanales que de otra forma podrían perderse en medio de los acelerados avances que registra la tecnología; además, para obtener descripciones altamente impresionistas de acontecimientos recientes, lugares, pueblos y otros fenómenos mediante el hábil entrelazamiento de testimonios personales citados textualmente con una narración explicativa.

La historia oral es utilizada también por las comunidades, tanto geográfica y étnica como económicas, para establecer o ampliar un relato grabado del pasado de la localidad en un estilo muy similar a la búsqueda de tradiciones orales que se efectúan para formar el núcleo de los archivos. Los sindicatos, las empresas comerciales, las iglesias y universidades, los archivos oficiales, las colecciones de manuscritos y las bibliotecas, todos han tenido en cuenta la historia oral y muchos de ellos han experimentado con esta técnica complementaria de las fuentes escritas (Moss, 1986).

La tradición oral, al igual que la historia oral tiene una variedad de usos, a pesar de que pueden existir intensas controversias en cuanto a su validez, confiabilidad, autenticidad y utilidad; no obstante, debe considerarse como una de las fuentes básicas para escribir la historia. Como ocurre con la historia oral, actualmente se utiliza para ampliar los relatos grabados de la identidad y el pasado de las comunidades, así como para otros objetivos como los documentos fílmicos, las conferencias ilustradas, autobiografías, memorias, testimonios orales brindan a las clases mayor belleza y creatividad lo que posibilita que el estudiante se apropie mejor del contenido. Acuña Ortega, V. H. (1989).

Conviene no perder de vista que, ningún conjunto de documentos escritos puede reflejar plenamente todas las facetas de la sociedad, siempre quedarán determinados aspectos sin documentar, en consecuencia, la tradición oral es útil para llenar las brechas que han de existir en el registro de documentos escritos.

La participación en la historia y la tradición orales puede también reportar beneficios para las actividades archivísticas tradicionales pues los materiales relativos a la historia y la tradición orales pueden llegar a un centro de archivos junto con documentos personales de los entrevistados, como es el caso de las fotografías. Al tiempo que los historiadores orales exploran el país en busca de tradiciones orales, encuentran también documentos valiosos que pueden entonces terminar en los archivos.

Los archivistas, por lo tanto, deberán estar involucrados en el acceso a la historia oral, primero, porque una buena historia oral no sólo complementa los registros textuales sino que es esencial para entender los documentos que los archivistas han custodiado tradicionalmente; además la naturaleza de la documentación moderna, demanda la historia oral, como un componente de la investigación histórica. Segundo, los archivistas están obligados a tener un programa para permitir el acceso a un formato especial y tercero, la historia oral es un nuevo campo para investigadores neófitos que no se debe descuidar (Bruemmer, 1991).

Conclusiones

El estudio de la oralidad como fuente del conocimiento posibilita apropiarse de fuentes básicas que ayuden al aumento de saberes, fortalece el lenguaje, la buena dicción y la correcta preparación del estudiante para su desempeño como profesional. Por otra parte, posibilita apropiarse de fuentes básicas que ayuden al dominio del contenido a través de relatos grabados, y de la historia de las comunidades, así como los documentos fílmicos, conferencias ilustradas, autobiografías, memorias y testimonios orales que brindan a las clases una mejor perfección y preparación

Referencias bibliográficas

Acuña Ortega, V. H. (1989). La historia oral, las historias de vida y las Ciencias Sociales. San José: EDUCA. [ Links ]

Brown, G. (1993). Análisis del discurso. Madrid: Visor. [ Links ]

Bruemmer, B. H. (1991). Access to oral history: a national agenda. The American Archivist, 54(4), 494-501. Recuperado de https://americanarchivist.org/doi/abs/10.17723/aarc.54.4.h5828x76p28l53v4 Links ]

Halliday, M. (1985). Spoken and written language. Oxford: University Press. [ Links ]

Kress, G. (1979). Los valores sociales del habla y la escritura. En, R. Fowler, et al., Lenguaje y control. México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Moss, W. (1986). Los archivos, la historia y la tradición orales: un estudio del RAMP. Programa General de Información y UNISIST. París: UNESCO. [ Links ]

Pérez Bello, T. (2013). Fonética y Fonología. La Habana: Pueblo y Educación. [ Links ]

Recibido: 19 de Enero de 2019; Aprobado: 25 de Mayo de 2019

*Autor para correspondencia. E-mail: mutrera@ucf.edu.cu

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