Introducción
Leer y escribir es muy importante para el desenvolvimiento del ser humano en la sociedad actual, se reconocen como instrumento cultural que contribuye a la construcción y diferenciación de la identidad del educando, pues esta como memoria histórica da cuenta de la relación que existe entre la escritura, lectura y conocimiento de sí mismo, suscribe el proceso de construcción de la identidad del yo; desarrolla la autoconciencia, y amplia los procesos de intersubjetividad en relación con otros (Carpio, 2013).
Esta situación explica que por mucho tiempo la calidad de la educación en una sociedad se sustenta en el derecho y deber de enseñar a leer y escribir a las personas; pero, sobre todo, en despertar en los niños y adolescentes el interés en el aprendizaje y uso comunicativo de la escritura y la lectura, de manera que le facilite ampliar su visión del mundo, favorecer la expresión de sentimientos y emociones, vinculadas con la gran responsabilidad social de hacer uso de la lengua de manera eficaz, tanto para buscar, recoger y procesar información, como para escribir textos diversos referidos a diferentes ámbitos de la sociedad y cultura a través del tiempo.
Así, la iniciación de la lectoescritura a edades tempranas cursa desde la invitación a partipar de la aventura de leer y escribir. Como procesos que se complementan hay que tener en cuenta que la lectura de textos es uno de los mejores medios para mejorar la expresión escrita, por tanto es necesario favorecer el funcionamiento cognitivo desde la interacción entre ambos procesos (González, 2016).
Si bien el aprendizaje de la lectoescritura requiere un tratamiento específico y progresivo, que va desde la descodificación de códigos convencionales hasta su utilización en la producción de nueva informaciones, el aprendizaje de las habilidades de leer y escribir, se asocia también a la posibilidad de proporcionar a los niños experiencias, conocimientos, que van a contribuir a lo largo de su desarrollo general, pues construyen elementos claves para el desarrollo del lenguaje oral y la conciencia del lenguaje escrito, el desarrollo del vocabulario y de la grafomotricidad.
En este marco, el aprendizaje de la lectura y la escritura constituye uno de los principales retos de la educación. Es así que, en la actualidad enseñar a leer y escribir, precisa un replanteamiento de las relaciones existentes entre maestros y familiares, lo cual se asume como un elemento esencial, pues las tendencias psicopedagógicas y didácticas centrada en el niño, han dejado sentada la necesidad de que para lograr éxito en estos procesos, es preciso un ambiente contextualizado en el cual se construya s activamente nuevas ideas, conceptos y conocimientos basándose en sus estructuras mentales y experiencias propias (Farfán,2016).
Atendiendo a su naturaleza, este contenido de aprendizaje, supone el dominio de determinados recursos y técnicas propias; no obstante, existen evidencias de que el nivel de desarrollo de la lectura y la escritura en los niños están en correspondencia con la actitud positiva de los padres y familiares para contribuir al aprendizaje de sus hijos, sobretodo en la manera en que se encargan de trabajar áreas afectivo-social, sensomotriz, manipulativa, mediante actividades preparatorias (preescritura, prelectura) y mediante el ejemplo de la práctica de la lectura y escritura por los miembros de la familia.
Hoy es compartida la certeza de que el entorno en el que vive el niño, debe asegurar las influencias que permitan preservar y favorecer las actitudes y aptitudes para la lectoescritura es avalada por un sin número de investigaciones que refuerzan la idea de la que la participación de la familia, desde edades tempranas debe orientarse a desarrollar la confianza del niño en sí mismo y estimular sus capacidades y las estrategias de aprendizajes, de manera consensuada con los maestros.
Poner en claro este aspecto, contribuye a revalorizar la participación de la familia en el proceso de enseñanza aprendizaje de la lectoescritura; así, conscientes de que su papel en este proceso también dependerá de la preparación que sean capaces de gestionar las maestros en cada una de las familias de sus estudiantes, en este trabajo se sistematizan algunas ideas teóricas y se proponen acciones que pueden ser compartidas por padres y maestros para estimular el aprendizaje de la lectoescritura en los niños.
Desarrollo
La lectura y la escritura forman parte de la vida cotidiana y acompaña al hombre a lo largo de la vida. La lectura y escritura es un complejo y hermoso aprendizaje que abre las puertas a un mundo de conocimientos con valiosos instrumentos didácticos, sobre todo si tomamos en cuenta que tanto el gesto como la palabra hablada son instrumentos que una vez emitidos cumplen su función y son solo retomados hasta que el recuerdo lo permita. Leer y escribir debe considerarse un medio para la expresión liberadora, la creación y movilización de pensamiento que permite reinterpretar y transformar el entorno continuamente, por eso se le reconoce como elementos básicos de la formación de los individuos.
Como proceso, la lectoescritura integra las habilidades referidas a la lectura y a la escritura que aunque diferentes están muy relacionadas al considerar que escribir sólo es posible si se ha aprendido a leer. Se explica así que la enseñanza y el aprendizaje de la lectoescritura, va más allá de la comprensión de los símbolos y sus combinaciones, se vincula al uso adecuado y la creación del hábito o el gusto por estas actividades.
Si bien la lectura y la escritura están estrechamente relacionada con la adquisición y producción del sentido de signos lingüísticos y gráficos, al mismo tiempo se convierten en herramientas para orientar, estructurar y guiar el aprendizaje; desarrolla la empatía, la habilidad de escuchar y la expresión de sentimientos; mejora la concentración y la reflexión; estimula la imaginación y la creatividad y se convierte en un recurso para la relajación y de entretenimiento; contribuyen también a reducir el estrés y el malestar emocional.
Así, con el tiempo, la lectoescritura, ha pasado de ser un conocimiento de unos privilegiados a un aprendizaje fundamental para la integración social, mediante la cual se accede al conocimiento, por este motivo es uno de los principales objetivos educativos en la sociedad actual, pues desempeña un papel capital en la vida de los pueblos. De acuerdo con esta idea, las batallas por la alfabetización y escolarización tan imprescindible son parte del necesario reclamo por el derecho de aprender a leer y escribir (Nemirovski, et al, 2009)
Esta condición sustenta el propósito de convertir la lectoescritura en un contenido de aprendizaje, que debe ser incorporado desde edades tempranas y desarrollado en el sistema escolar, a través de su proyección en el currículo, toda vez que, la enseñanza de este consiste en proveer actividades que estimulen el desarrollo de destrezas de codificación, descodificación e interpretación de contenido.
El aprendizaje de la lectoescritura se sustenta en la manera en que se proporciona el acceso al conocimiento como experiencia socioeducativa, pues la lectoescritura descansa en las estrategias o procedimientos que se apliquen; en el modo de controlar el proceso, dentro de un plan concebido de manera sistémica y de complejidad progresiva a partir de un objetivo fijado y de asegurar las condiciones para aprehender.
De acuerdo con esta posición, los métodos para la enseñanza de la lectura y escritura (sintéticos y analíticos) son los que llevan al tránsito del aprendizaje de las partes mínimas (el sonido, letra y sílaba) a la estructura de la palabra, al inicio del estudio del conjunto del texto, la oración, la frase, para llegar a sus unidades constitutivas. Por tanto, se precisa conocer los métodos y cómo se pueden ponerse en práctica, según las características de cada infante y del grupo, en general, las actividades de enseñanza aprendizaje.
Para lograr este propósito, al asumir una perspectiva histórico social del desarrollo, el aprendizaje dela lectoescritura deberá considerar dos aspectos claves: por un lado, el papel que tiene la interacción social como vehículo fundamental en el desarrollo psicológico del niño, pues es en la interacción social que transforma las estructuras iníciales de origen biológico (percepción, memoria, atención inmediata) en estructuras que el de orden psíquico superior. Por otro lado, es preciso reconocer que todas las personas cuentan con mecanismos y la capacidad de resolver independientemente un problema y bajo la guía de un adulto o en colaboración con sus iguales pueda hacer más y más en la medida que tiene lugar la interiorización, incorporación o apropiación de formas de conocimientos que existen en su en contexto cultural y que son garantía de su adaptación.
Se entiende entonces que los métodos de enseñanza-aprendizaje de lectoescritura no son solo herramienta para los maestros; la familia también debe conocer las formas en que puede ayudar y contribuir al aprendizaje de la lectura y la escritura. Por tanto, la intervención pedagógica del maestro no se limita a organizar los espacios y los recursos para que los niños puedan aprender a leer y escribir, sino que debe propiciar que su actividad educativa se complemente con la intervención de la familia.
Si se asume que la familia como primer grupo donde el ser humano nace y se desarrolla se puede comprender su contribución al proceso de enseñanza aprendizaje en general, y de la lectoescritura en particular. Por un lado, durante los primeros años de vida, la influencia en de familia se vincula transmitir a sus hijos los modos de actuar con los objetos, formas de relación con las personas, valores, normas de comportamiento social, que reflejan mucho de lo que ellos mismos le otorgan relevancia y pertinencia. Pero, por otro, durante la etapa escolar, los padres y toda la familia constituyen el soporte básico en la educación de sus hijos y su apoyo es fundamental para asegurar el éxito del proceso de enseñanza aprendizaje. Esta condición explica la necesidad de que la familia y los maestros se complementen y favorezcan las condiciones para que el niño aprenda de forma dinámica y progresiva (Palomeque, 2019).
Desde el nacimiento, las prácticas de vida cotidiana la familia contribuye a crear las bases para el aprendizaje de la lectoescritura. Por lo general, se involucran actividades asociadas a las narraciones orales, el contacto con diferentes textos, la participación en diferentes actividades, como comprar textos escolares, acompañar y revisar tareas aunque no se comprenda su contenido, llevar las cuentas del hogar en la vida cotidiana). Sin embargo, a medida que el niño atraviesa los diferentes ciclos de vida, aprender a leer y a escribir constituye una de las actividades que más desean y resultan básicas para el desarrollo integral de su personalidad.
Aproximadamente entre los 2 a 5 años, los niños intentan relacionarse con estas actividades, expresan su deseo y si es bien conducido puede ser el momento oportuno para iniciar el aprendizaje de los fonemas desarrollando la habilidad para pensar y manipular segmentos sonoros, pues la conciencia fonológica favorece la adquisición de la lectoescritura, evitando muchos trastornos de aprendizaje (Guarneros & Vega, 2014).
Entre 6 a 8 años; con la entrada a la escuela los niños aprenden a leer y escribir y se fortalecen las motivaciones asociadas con la experiencia lectora y de comunicación que para entonces, es esencial en su desarrollo. Más tarde entre 9 a 12 años al ampliar la comprensión y creaciones escritas y se refuerza la idea de que este es un proceso significativo en sus vidas y en su experiencia educativa.
Pero, aprender a leer y escribir es un proceso que demanda el acompañamiento y ejercitación desde la infancia hasta la juventud; este es un proceso complejo que debe empezar desde los primeros años y que requiere de la atención de los maestros como de la familia si se desea lograr buenos resultados, para ello se debe tener en cuenta ambos deben comprender la naturaleza de la tarea que el aprendiz enfrenta, seleccionar las estrategias que seguirán para complementarse y asumir los recursos que utilizaran para emprender cada uno su responsabilidad.
En este caso, la familia debe vincularse a la enseñanza del conocimiento fonológico en edades tempranas, pues cundo lo hacen mejora el rendimiento en lectura en la etapa de infantil y de primaria. Esta práctica se consigue mediante ejercicios y juegos sobre la secuencia de sonidos que forman las palabras, practicando distintas tareas, asociadas a jugar con rimas; contar sílabas separar y aislar sílabas o fonemas; distinguir cuales son iguales y cuáles no; añadir, omitir, invertir sílabas o fonemas entre otros
Una vez que el niño ya está en el colegio y comienza a leer, la familia debe reforzar los conocimientos que va adquiriendo en el espacio escolar, favoreciendo vivencias asociadas a la importancia de la lectura, la gestión de información y la producción de textos lo cual, deberá reforzarse en la adolescencia donde la responsabilidad fundamental de familiares y maestros, está en despertar el interés sobre temas que realmente lo apasione, acercarlo a la lectura y a la construcción creativa de textos escritos que reflejen las habilidades en la interpretación y comprensión de la información
En este marco, maestros y familiares deberá comprender que en el aprendizaje de la lectura el estudiante en requiere de un adecuado desarrollo de la percepción visual, auditiva; el ejercicio de la memoria, el análisis y síntesis, mientras que para el aprendizaje de la escritura es necesario desarrollo de motricidad fina, orientación y organización espacial, así como una adecuada regulación tónico -postural. Por tanto, la enseñanza y el aprendizaje de la lectoescritura descansan en la manera en que articulan, o se integran las influencias que tendrán lugar en la escuela y en la familia, incluso en esta última antes del ingreso al ciclo escolar (Meléndez, et al., 2013; Lawrence, 2016)
Para Sánchez (2009); y Campos (2011), la lectura y escritura como habilidades fundamentales que se adquieren con el paso del tiempo, a partir de una influencia permanente en el que se deben proporcionar a los niños y niñas varias oportunidades para incentivarlos por el aprendizaje de estos proceso en un ambiente apropiado en el que interviene la familia quienes juegan un papel importante y crucial al proporcionar las herramientas necesarias que le servirán a lo largo de su vida.
Se advierte entonces el consenso en que cuando los padres son calificados como excelentes lectores les compran libros de interés a los niños y leer regularmente, son capaces de estimular en sus hijos, el gusto por la lectoescritura, entablar un diálogo, sobre este proceso y asegurarles que el aprender a leer y escribir de forma correcta es un proceso largo, que necesita la adquisición de múltiples habilidades para evaluar, analizar y profundizar la funcionalidad de las diferentes técnicas y recursos que favorecerán un avance significativo. Pero, es en la práctica que se incrementa el interés de los niños por la lectoescritura hasta lograr asimilarlo como un proceso intelectual de carácter natural y cotidiano, que con el tiempo va a conocer su utilidad.
Por tanto, el necesario entendimiento y colaboración entre padres y maestros en el proceso de enseñanza aprendizaje de la lectoescritura se convierte en un aspecto clave. El apoyo familiar y las características del maestro influyen significativamente en el dominio de la lengua escrita y en consecuencia reconocen que las diferencias en la manera en que unas familias y otras se preocupan y ocupan de este tema así se aprecian el nivel de desarrollo de sus hijos en la lectoescritura. Sin embargo, para que los padres se involucren en el aprendizaje de la lectoescritura, es necesario tener en cuenta sus expectativas, creencias y preparación que estos tienen acerca de estos procesos y su responsabilidad en el mismo; pues, de esto dependerá la manera en que se implican en sus tareas y utilizan las mejores estrategias.
Y en efecto, existe un amplio consenso en que la familia juega un papel importante para alcanzar el desarrollo de las objetivos de enseñanza y aprendizaje de la lectoescritura que se prefijan en las diferentes etapas de la escolarización, asumiendo roles y metas a partir del apoyo moral, físico y emocional de las personas que lo rodean, dándole confianza para que se implique en estas actividades, inculcándole el deseo, los valores que ayudarán a construir las bases para desarrollar con autonomía tanto la lectura como la responsabilidad por comunicar de manera oral o escrita sus conocimientos, valores, por sus propios medios.
Al respecto, se afirma que la familia deberá asegurar las condiciones para que este proceso se realice de forma exitosa. Las consideraciones de Zagalia (2015), permiten identificar que se debería:
Crear en su hogar un ambiente abierto a múltiples experiencias culturales que servirán de estímulo al aprendizaje de la lectura y escritura. En este sentido, se alude a la posibilidad de que la familia, desde edades tempranas, debe permitir que los niños, se sientan seguros y capaces de alcanzar estos objetivos.
Utilizar estrategias lúdicas mediante ejercicios y juegos con rimas, contar sílabas o fonemas; separar y aislar sílabas o fonemas, identificar la posición de los fonemas, distinguir cuales son iguales y cuales no; añadir, omitir, invertir sílabas o fonemas.
Realizar las actividades que vinculen a niños, con visitas a la biblioteca, concursos de cuentos y de lecturas, la construcción de cuentos, lectura de imágenes, participación en encuentros literarios permiten fortalecer la lectoescritura.
Ejercitar el vocabulario visual básico, mediante el conocimiento del alfabeto, la toma de conciencia de sonidos iniciales y finales de las palabras, el aprendizaje de las formas de las letras y las regularidades de la escritura en cuanto a proporción y tamaño de las letras, alineación, inclinación, espaciamiento
Desarrollar la inteligencia cognitiva, realizando actividades que los hagan ser libres de pensar y sin límites de demostrar sus habilidades y destrezas que han adquirido durante su educación, como la base fundamental para su formación.
Enseñar a los niños a relajarse y a disfrutar de la tranquilidad mientras se disfrutan de narraciones, canciones, juegos.
Ejercitar en el hogar la diagramación, memorización de reglas ortográficas y de las estructuras gramaticales, junto a otros ejercicios vinculados con la lectura diaria en forma silenciosa y en voz alta palabras, frases, oraciones y textos simples con los fonografemas (letras y vocales, aprendidas) que permitan facilita la velocidad y comprensión de lo leído y la transcribir(copiar) palabras, frases y oraciones, fijándose en respetar la separación adecuada de las palabras, escribir correctamente los grafemas (letras), considerando la organización espacial.
Ampliar las motivaciones para aprender a leer implicándolos en la selección de un buen libro y comunicar de manera oral y escrita sus aprendizajes, sentimientos y emociones.
Utilizar refuerzos positivos que susciten el interés y faciliten la autonomía personal y el aprendizaje cooperativo en la enseñanza de la lectura y la escritura de manera gradual y atractiva, ayudarlos a perfeccionar sus trabajos.
Favorecer los procesos de revisión de lo que ha hecho bien y corregir la actitud que afecte estos procesos.
Promocionar los productos de su actividad y asumir nuevas metas para fortalecer y el emprendimiento en esta área.
Así maestros y familiares con independencia del método que se aplique en el sistema escolar, pueden contribuir al aprendizaje de la lectoescritura, pero los maestros deberán asumir la responsabilidad que tienen en estimular la participación de la familia en este proceso, por tanto, deberán ayudarles a comprender cuál es su tarea y como realizarla para que sus hijos tengan éxito en el aprendizaje de la lectoescritura. Las reuniones e intercambios con los padres y familiares; la elaboración de cartillas o guías de ejercicios para aprender a leer y escribir, la socialización de experiencias en este proceso, la comunicación de los logros y la corrección de las actitudes que los padres asumen ante las actividades de enseñanza aprendizaje de la lectoescritura es una premisa para el éxito en este proceso. Nemirovsky, M…. et al. (2009).
Conclusiones
Leer y escribir resultan procesos esenciales en la vida de las personas por eso se reconoce como un contenido de aprendizaje que influye en el desarrollo integral del ser humano. La lectura desarrolla el lenguaje, estimular el desarrollo cognitivo, la imaginación, la creatividad, y la escritura se convierte una herramienta esencial para comunicar las emociones, sentimientos y conocimientos que se han adquirido. Sin embargo, la enseñanza de ambos procesos debe hacerse de manera complementaria y esta condición precisamente constituye un reto a lo largo de la vida
Si se reconoce que el aprendizaje de la lectoescritura está vinculado al tránsito por los diferentes ciclos de la vida escolar, existen suficientes estudios que aseguran que su iniciación resulta una actividad compartida entre la familia y los maestros. Los primeros deberán crear las bases para el aprendizaje y complementar el trabajo que los maestros realizan durante el ciclo escolar.
La complementariedad que debe existir entre maestros y familiares en la enseñanza de la lectoescritura se sustenta también en el dominio de los métodos y actividades que pueden resultar condicionantes del aprendizaje. En edades tempranas la familia deberá crear un ambiente propicio y estimular la relación con la lectura y la escritura, a partir de su práctica a habitual y dela visita a bibliotecas, librerías, despertando el interés por el libro, la lectura y el conocimiento en general; al entrar a la escuela la familia deberá contribuir con estrategias lúdicas al dominio de habilidades básicas de la lectura y la escritura que desarrolla el maestro en el aula, pues solo con la ejercitación se logrará el éxito en el aprendizaje.
En cualquier caso, la participación de la familia en el proceso de enseñanza aprendizaje de la lectoescritura dependerá de sus expectativas y creencias acerca de su contribución en este proceso; pero también de la preparación que reciba y posea para asegurar el éxito de sus hijos en estos procesos.