SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número72La psicología positiva como recurso en la atención del adulto mayorGestión de conflictos y mediación escolar en alumnos de la licenciatura en ciencias de la educación como herramientas para el desarrollo de una cultura de la paz índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Conrado

versión On-line ISSN 1990-8644

Conrado vol.16 no.72 Cienfuegos ene.-feb. 2020  Epub 02-Feb-2020

 

Artículo original

Los estudios culturales y el problema de la identidad latinoamericana

Cultural studies and the Latin American identity problem

0000-0002-3093-7991Andrés Santiago Galarza Schoenfeld1  *  , 0000-0002-6628-9586Patricia Josefa López Mero1  , 0000-0002-9964-8362Bryan Abdón Mendoza Muñoz1 

1 Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí. Ecuador

RESUMEN

El problema de la identidad latinoamericana es uno de los temas actuales más controvertido abordado por los Estudios Culturales. Este artículo tiene el propósito de lograr una aproximación teórica a tan argüido asunto. El estudio fue sistematizado a través de los métodos científicos de investigación, hermenéutico, análisis de contenido y analítico-sintético. Los Estudios Culturales tienen ante sí el reto de lograr la comprensión y explicación de la singularidad de los pueblos latinoamericanos desde su diversidad, asumiendo un posicionamiento social y político, que permita contribuir a clarificar, forjar y consolidar una única forma de pensamiento identitario para alcanzar el auto reconocimiento y la autonomía, alejados de las prácticas academicistas, fetichistas, folkloristas y mercantilistas.

Palabras-clave: Problema; identidad latinoamericana; Estudios Culturales

ABSTRACT

The problem of Latin American identity is one of the most controversial current issues addressed by Cultural Studies. This article is intended to achieve a theoretical approach to such an arduous issue. The study was systematized through scientific research methods, hermeneutics, content analysis and analytical-synthetic. Cultural Studies have before them the challenge of achieving the understanding and explanation of the uniqueness of the Latin American peoples from their diversity, assuming a social and political positioning, which allows to contribute to clarify, forge and consolidate a unique form of identity thinking to achieve the Self recognition and autonomy, away from academic, fetishist, folklorist and mercantilist practices.

Key words: Problem; Latin American identity; Cultural Studies

Introducción

Los Estudios Culturales surgieron en Inglaterra, posteriormente fueron trasladados hacia los Estados Unidos y finalmente adquirieron una fuerte presencia entre las Ciencias Sociales Latinoamericanas durante las dos últimas décadas. La versión latinoamericana de los Estudios Culturales ejemplificada en autores como Martín (1989); Ortiz (1997); y García (1997), ha hegemonizado espacios tales como la comunicología, la teoría literaria, la antropología urbana e incluso la reflexión teórica sobre problemáticas tales como la modernidad/posmodernidad.

Los Estudios Culturales se caracterizan por tratar una amplia gama temática que es aceptada dentro del espacio de las Ciencias Sociales, pues “se han producido, desde el punto de vista de la modalidad de acercamiento a los temas, considerables modificaciones en relación con los criterios de abordaje anteriormente aceptados” (Follari, 2002, p.51), evidenciando cambios en la estipulación del objeto de análisis (aparición de nuevas temáticas como relevantes, esfumamiento de otras dentro de la agenda establecida), como en los principios epistémicos que orientan el acercamiento (búsqueda de abandonar las divisiones entre disciplinas científicas, cuestionamiento a la mirada epistemológica moderna) e incluso en las tomas de posición ideológica (cierta propensión a la conciliación con las actuales tendencias en el campo del mercado y del consumo).

La presencia de los Estudios Culturales en el campo académico tuvo su origen en su rotunda contradicción de la retórica sobre lo popular-masivo y su rechazo a la institucionalización universitaria. Sin embargo, esa tendencia hacia lo extra-universitario fue invertida, la discursividad contraacadémica fue vertida en el interior de la academia, a la cual han contribuido en muy variados campos de producción. La práctica de los Estudios Culturales parece rendirse a la academización y la mercantilización fetichizada de los productos culturales, cuyo error según Gruner (1998), “ha sido dejar de lado una tarea intelectual importantísima, la política”. (p. 22)

Sobre la significación de los Estudios Culturales relativos a la identidad latinoamericana existen posturas encontradas, contraposición que de alguna manera se origina en la mirada epistémica e ideológica, contaminadas o no, que se tenga de la génesis de la configuración del pueblo latinoamericano y por el propio carácter controvertido de la identidad latinoamericana como objeto de estudio, dado los intereses económicos, políticos, y culturales que lo envuelven. Este artículo pretende una aproximación teórica a tan argüido asunto.

Metodología

Este estudio descriptivo de tipo revisión bibliográfica se fundamenta en los métodos científicos de investigación, hermenéutico, análisis de contenido y analítico-sintético (Espinoza & Toscano, 2015). Con el uso de la hermenéutica y el análisis de contenido se logró el estudio, cotejo e interpretación del significado de los textos localizados en el discurso escrito en artículos científicos, ensayos, tesis de grado, libros y otros materiales de corte científico relativos al tema; a los que se tuvo acceso mediante las tecnologías de la información y las comunicaciones, localizados y recuperados en repositorios académicos.

El análisis y síntesis facilitó la descomposición de los textos para su mejor examen, según las categorías del estudio (identidad, identidad latinoamericana y estudios culturales) posteriormente resumidos, lo que sirvió de fuente referencial en la construcción escrita del discurso y el arribo a conclusiones.

Desarrollo

Antes de adentrarnos en el análisis reflexivo que nos convoca, es importante lograr un acercamiento al concepto de identidad latinoamericana y a los procesos de construcción.

Acercamiento epistémico en torno al concepto de identidad Latinoamericana

El término identidad proviene del lartín “identĭtas” derivado del vocablo “idem” que significa “lo mismo”; por lo que al referirnos a la identidad, estamos aludiendo al conjunto de atributos, rasgos y características que hacen singular a un sujeto o grupo, distinguiéndolos de los demás.

Para Domínguez & Fernández (2018), “la identidad constituye además un sistema de símbolos y de valores que permite afrontar diferentes situaciones cotidianas. Reacciona como un tamiz que ayuda a decodificarlas, a comprenderlas para que después funcione”. (p. 252)

Esta perspectiva axiológica de la identidad fundamenta las respuestas y reacción de un sujeto o grupo frente a una situación determinada, dado que su comportamiento conductual responde al sistema de valores, sentimientos y modos de pensar; de esta forma, la identidad direcciona las acciones del individuo o comunidad hacia la defensa de sus necesidades y prioridades.

Por otra parte, la identidad está dada por las ideas que cada individuo o grupo tiene sobre sí mismo, y por la percepción que los demás tienen sobre los atributos del otro; asi se conforma la identida a partir del imaginario colectivo.

De esta manera y siguiendo a Ramos (2003), “la identidad latinoamericana es la representación continental de nosotros mismo en permanente construcción-desconstrucción, es la cosmovisión compartida, síntesis asimétricas de civilizaciones diferentes y las diversas prácticas y acciones vividas y en curso, en función de intereses y desafíos comunes y diversos”. (p. 21)

La identidad latinoamericana nace de la propia diversidad de sus pueblos, de donde emergen valores compartidos que los hacen únicos, los que se han ido fomentando a través de los diferentes períodos evolutivos de la historia de vida de estos pueblos; lo que hace de la identidad un constructo en constante proceso de evolución (Acebo, 2007).

El proceso de construcción de la identidad latinoamericana

Según Yépez (2015), poder entender el fenómeno del proceso de construcción de la identidad latinoamericana es fundamental para la comprensión de las particularidades de las culturas que conforman esta región del planeta, que la hacen diferente del resto del mundo, y así alcanzar el conocimiento del fundamento del contexto contemporáneo de su realidad e identidad.

El entendimiento de la identidad latinoamericana parte del conocimiento de qué es Latinoamérica, no desde una perspectiva geográfica sino desde la construcción de la llamada “civilización” o más bien desde la descontrucción de su primogenia población poseedora de su propia historia, costumbres, tradiciones y un pretérito nombre ya olvidado. La actual civilización, que puebla nuestros territorios nace del choque entre civilizaciones con diferentes culturas e histórias, suceso que absorvió la semilla de lo que sería hoy en día nuestra verdadera identidad.

Con la invasión de los europeos se inicia una era de violencia y destrucción de la identidad originaria, que fue formada durante milenios en esta región; el modo de vida del nativo (llamado incorrectamente como indio) no se correspondía con los parámetros sociales, culturales y económicos de los conquistadores europeos, surgiendo así un proceso ideológico culturalmente complejo que ha desenvocado en lo que somos actualmente (Yépez, 2015).

En tal sentido, Mires (1992), precisa que todos aquellos seres humanos “diferentes” al europeo, bajo el pretexto del progreso fueron tratados como incivilizados, reducidos a factores secundarios o marginados, en tanto, eran considerados especies subhumanas.

El descubrimiento y conquista de las nuevas tierras fue visto como un hecho divino, así encontramos lo expresado por Cortés (2003): “El cómo traíamos la bandera de la cruz y puñábamos por nuestra fe y por servicio de vuestra sacra majestad en su muy real ventura, nos dio Dios tanta victoria, que les matábamos mucha gente sin que los nuestros recibieran daño”. (p.46)

Evidentemente para el europeo de aquel entonces una civilización que no fuera como la de ellos era una barbarie y los nativos entes infrahumanos, muchos consideraron que no eran seres humanos, no tenían almas.

En tal sentido, Larraín (2003), apunta que “en cualquier encuentro asimétrico y conflictivo entre dos culturas, sea porque una invade y coloniza la otra, sea porque a través de medios extensivos de comunicación y comercio, entran en relación estrecha, surge la problemática de la identidad cultural”. (p. 6)

Es justamente esa visión europea discriminatoria, hegemónica, distorcionada y de anulación, es uno de los principales obstáculos que actualmente presentan los Estudios Culturales; recordemos que la historia en esa etapa fue escrita por las mentes europeas de ese entonces. Es aún una tarea no terminada el estudio profundo de los antecedentes de nuestra identidad, desde una perspectiva multidisciplinar donde no estarán excluidas la historia, la antropología y la sociología.

Más adelante, en el siglo XVI se inicia el proceso de ideología colonial, de dependencia lo que ha formado parte desde entonces de la construcción y evolución de la identidad latinoamericana. Este patrón dependiente ha llegado hasta los tiempos actuales; según Yépez (2015), esta conducta se evidencia “en los altos niveles de dependencia económica y tecnológica hacia los “países industrializados” como parte de un sistema de vida al cual nos acostumbramos de modo natural, ya que sin mayores cuestionamientos aceptamos, interiorizamos, mentalizamos y nos identificamos con el hecho de que somos los subdesarrollados”. (p. 49)

Este imaginario colectivo construido durante siglos, desde la llegada de los españoles y la colonización, y luego con las aportaciones de la culturas llegadas con los negros esclavos desde África, se ha arraigado como una identidad equívoca de lo que realmente podemos ser. Es tanta esta dependencia que “hemos interiorizado de tal modo el sistema creando una orientación cognoscitiva rígida y negativa que conduce al individuo a rechazar nuevas formas de conocimiento o ser indiferente ante ellas” (Montero, 2004, p.13), conformándose así un proceso brutal de alienación, dominación y adoctrinamiento ideológico del modo “superior” de vida occidental, provocando el fenómeno de la desculturización y transculturización.

Esta dependencia sólo ha traído al pueblo latinoamericano, a saber, pobreza, niveles de vida miserables, analfabetismo, inseguridad social, corrupción, ingobernabilidad política y una “conciencia colectiva alienada que acepta y asume su rol” (Yépez, 2015, p. 50).

Por otro lado, la identidad latinoamericana constuida desde lo propio y lo incluido; así como la persistencia de una mirada direccionada más a lo individual que a lo común de los pueblos del continente contribuye a distorsionar la posibilidad de consolidar una identidad continental en Latinoamérica (Rodríguez, 2017).

Sin embargo, la heterogeneidad de los pueblos latinoamericanos no impide referirse a ellos de forma unitaria, pues dentro de esta policromía de culturas existen elementos comunes que lo caracterizan, tanto biológicos, antropológicos e ideológicos, como históricos. Desde esta perspectiva podemos entonces intentar dar respuesta a la pregunta tantas veces hecha, ¿qué es ser latinoamericano?

La respuesta es que no somos europeos, ni indígenas, ni africanos, somos una pluralidad que desea ser vista más alla de sus singularidades; somos un híbrido como resultado del mestizaje de razas e ideologías, que lucha por hacer emerger los principios de nuestras poblaciones ancestrales.

Al decir del intelectual latinoamericano Martí (1994), “interrumpida por la conquista la obra natural y majestuosa de la civilización americana, se creó con el advenimiento de los europeos un pueblo extraño, no español porque la savia nueva rechaza el cuerpo viejo; no indígena, porque se ha sufrido la injerencia de una civilización desbastadora, dos palabras que siendo un antagonismo, constituyen un proceso; se creó un pueblo mestizo en la forma, que con la reconquista de su libertad, desenvuelve y restaura su alma propia. Es una verdad extraordinaria: el gran espíritu universal tiene una faz particular en cada continente. Así nosotros, con el raquitismo de un infante mal herido en la cuna tenemos toda la fogosidad generosa, inquietud valiente de una raza original, fiera y artística”. (p. 13)

En resumen, Latinoamérica es resultado del colonialismo brutal, las luchas de resistencia y la mezcla entre los conquistados y conquistadores que originaron una gran diversidad de actores sociales y, por supuesto, productos históricos que podemos agrupar en naciones, pueblos o etnias; con similitud histórica en sus procesos (invasión y colonización) y su consecuente dependencia económica y política con respecto a Europa (Díaz, 2017). Donde el problema de la identidad latinoamericana es sobre todo el problema de las “identidades” que viven en Latinoamérica, las cuales deben ser vistas como un proceso nunca terminado, que se encuentra en continua transformación y cuyo reto consiste en alcanzar el auto reconocimiento y la autonomía. El compromiso de los Estudios Culturales y de los que vivimos en esta región del mundo es clarificar, forjar y consolidar una única forma de pensamiento identitario (Rodríguez, 2017).

Los Estudios Culturales en América Latina

Los trabajos latinoamericanos sobre Estudios Culturales, refieren a una unidad de análisis específica, sobre una mirada sociocultural centrada en nuestro continente, es decir que los puntos de vista teóricos e ideológicos, deben ser comprendidos en relación con las condiciones de las sociedades latinoamericanas, cuyas características son enunciadas por Follari (2002), “modernizaciones truncas, urbanizaciones establecidas sobre culturas indígenas que fueron sometidas y aniquiladas militarmente, peso histórico de la Iglesia Católica en lo ideológico e institucional, imposibilidad de integración social de grandes sectores de la población, fuerte inestabilidad de gobiernos y Estados”. (p. 52)

Entonces, es posible hallar algunos signos de singularidad en los Estudios Culturales latinoamericanos, a pesar de que no se puede atribuir una originalidad de esos estudios en nuestro continente, pues no se sostiene la suposición implícita de un producto local sin influencias previas, es decir, a sostener la idea que hubieran sido autogenerados desde la praxis intelectual hecha en nuestros propios países.

Sin embargo, Follari (2002), cuestiona radicalmente los presupuestos de los Estudios Culturales latinoamericanos como una teoría comunicológica latinoamericana y al valor cognitivo que puede atribuírseles. Asimismo, considera que los Estudios Culturales presentan una contradicción intrínseca en la postulación de originalidad que guarda con el contenido propuesto, al pretender la latinoamericanización de estos estudios. Uno de sus temas fundamentales por sus consecuencias políticas y sociales es la no-naturalidad de las identidades, pues se construyen en el campo de las significaciones y no responden a esencia natural o transhistórica alguna.

Es así que, la identidad colectiva y su esencialismo se han puesto en debate; la identidad se hace, cambia, se construye y desconstruye permanentemente. “Los estudios culturales vivieron a reforzar esta posición, la identidad no es nunca pura ni natural, se construye y modifica permanentemente en la interacción de los sujetos con los otros y con el mundo, y por tanto es una torpeza pretender políticas conservativas, de la supuesta originalidad de las culturas indígenas o nacionales” (Follari, 2002, p. 53). Este mismo autor considera que la identidad latinoamericana, su territorialidad, y la producción que se pueda hacer sobre ella, no aportan mucho a los Estudios Culturales a pesar de ser uno de sus pilares fundamentales.

Estos temas atraviesan muchos de los trabajos latinoamericanos, alimentando nacionalismos e indigenismos que aparecen en la arena teórica o social, como respuestas a la mixtura permanente o como reacción a la urbanización y modernización en América Latina. Gruner (1998), utiliza el término fetichización de los particularismos para explicar la suplantación de la noción de ideología para el análisis de la cultura por términos como universalismo y esencialismo. Las particularidades se oponen a alguna forma de universalidad, esencial o históricamente construida, y el pensamiento crítico las interroga en sus tensiones con la universalidad, refiriéndose a la cultura en la era de la globalización. Los Estudios Culturales se han caracterizado por forzar todo el tiempo la emergencia de particularismos y alteridades que después no sabemos cómo definir.

La idea de afirmar que los estudios sobre cultura en Latinoamérica deban considerarse latinoamericanos, y no responder a la influencia de modalidades científicas que se dieron en otras latitudes, produce una prioridad latinoamericana que en el campo de lo epistemológico resulta irrelevante, el valor de una teoría nada tiene que ver con la marca de origen de dicha teoría, incluso, “la generalidad explicativa que hace al discurso científico permite aplicar tendencias conceptuales y categorías teóricas a casos disímiles, haciendo las precisiones que cada vez resulten necesarias”. (Follari, 2002, p.54)

Si bien la forma latinoamericana de los Estudios Culturales no es originaria ni autogenerada, ha permitido una etapa de autoreflexividad y legitimación, la mirada sobre los cambios en la propuesta de los Estudios Culturales, en la propia práctica, en sus procesos y productos permite dar cuenta de sus transformaciones, vigencias, desarrollos y decisiones temáticas y epistémicas.

Por su parte, Gruner (1998) defiende la observación etnográfica característica de los Estudios Culturales actuales, pues “tiene su razón de ser en la profundidad de las transformaciones sociales, ideológicas e incluso subjetivas: la desdiferenciación o la problematización de las identidades que las ciencias sociales imaginaban como preconstituidas y sólidas (la nación, la clase, la adscripción político-ideológica), y la emergencia teórico discursiva y académica, porque en la realidad existieron siempre, de identidades y por lo tanto de problemáticas más blandas y en permanente redefinición (el género, la etnicidad, la elección sexual, el multiculturalismo, etc.) que obligan a multiplicar y ablandar asimismo, las estrategias de la así llamada deconstrucción de los dispositivos de discurso unitarios y totalizadores que pretendían dar cuenta de las identidades antiguas”. (p.31)

La idea de que las identidades no son firmes, univocas y excluyentes, sino también cambiantes y permanentemente reconformadas, que había sido trabajada por García (1997), al reflexionar sobre la modernización y su relación con las culturas que ingresan a ella de manera indirecta, sobre las relaciones entre lo masivo y lo popular, y la configuración desde el Estado, de las modalidades de ambos tipos de cultura y sobre las intersecciones de lo político en relación con lo cotidiano, se encuentra en Gruner (1998), de manera particular bajo la forma de identidades múltiples configuradas por la coexistencia desigual y combinada de esas posiciones identitarias relativamente autónomas y con limites imprecisos, la del ciudadano, la del consumidor, la de la elección sexual, religiosa o estética.

A pesar de la precariedad conceptual de las nociones sobre la identidad, como el fruto de una particular experiencia histórica, el territorio, la lengua, la nación, revelan su peso decisivo en la configuración del imaginario latinoamericano y una fuerte presencia política, mostrando la construcción estatal de la identidad y de los acervos populares y masivos.

Por su parte, García (1997), tras desarrollar un minucioso examen de las inconsistencias en la producción de los Estudios Culturales, rescata algunas de sus contribuciones, entre ellas: la necesidad imperiosa de construir un saber válido interculturalmente; al ofrecer versiones más sofisticadas de la multiculturalidad y las diferencias, de la desterritorialización y la reterritorialización. Los Estudios Culturales, permiten trabajar la información sobre la inconmensurabilidad ideológica entre las sociedades, y sobre la americanización y la latinización, propone una improbable valorización de los Estudios Culturales que analizan las injusticias en las políticas de representación, pero en vez de enfrentarlas mediante el separatismo de la acción afirmativa, ubican las demandas insatisfechas como parte de la necesaria reforma del Estado-nación.

Jameson & Zizek (1998), no están exentos de realizar valiosos aportes críticos sobre los estudios culturales, en el caso de Zizek, sus ataques al multiculturalismo como asunto incluido en la esfera de la oficialización de los gobiernos capitalistas y las agendas de organismos internacionales no dejan de resultar de interés, en el caso de Jameson, asume el cruce de las identidades como temática preferencial de los Estudios Culturales, refiriéndose a la tensión entre una política de reivindicación de las clases explotadas, y la de la defensa de la pluralidad multicultural, cuestiona además las identidades grupales, mostrando que no debiera hipostasiarse éstas, pues se las presenta como bloque unívoco contra otras identidades, ocultando que dentro de cada grupo existen diferencias y matices.

En este sentido Follari (2004), expresa que “las políticas de la diferencia sostenidas desde los estudios culturales debieran insistir en este fenómeno para evitar convertir a cada identidad grupal en una manada agresiva contra todas las demás”. (p. 96)

Finalmente, Jameson & Zizek (1998), dejan notar la cuestión de la internacionalización de los estudios culturales, a la vez que la forma en que éstos estudian la internacionalización cultural y el tema de la nación. Advierte que la transnacionalización de la empresa de los Estudios Culturales, no deja de estar fuertemente permeada por el poder de la academia estadounidense, que el tema de la nación, no puede ser simplemente despachado como si no existiera, y en todo caso que los Estudios Culturales pueden ser una promesa para reflexionar desde las nuevas situaciones, si es que no ceden a sus tendencias más populistas y al abandono de toda teoría estructural en nombre de la inmediatez y de lo cotidiano.

En la globalización económica, tecnológica y comunicacional, la referencia al Estado como configurador de las identidades masivas va perdiendo pertinencia y surgen nuevas modalidades de tal construcción, que han sido objeto preferencial de los estudios latinoamericanos. La cuestión de la tendencial caída de la identidad nacional y su progresivo remplazo por un hibrido transnacional es uno de los puntos más analizados por los Estudios Culturales, es un proceso no fácil de conceptualizar y que ha abierto barreras al mutuo conocimiento y reconocimiento entre diferentes poblaciones y sus respectivos territorios, a la vez que un común repertorio de hábitos, criterios de moda y de consumo, gustos y preferencias.

Según Moraña (2004), si el populismo constitutivo de los Estudios Culturales, termina reduciendo los antagonismos a mera diferencia haciendo de esta la nueva identidad de la posmodernidad, “el carácter revulsivo de prácticas sociales y discursos antihegemónicos tiende a quedar absorbido y naturalizado en microanálisis que no remitan a parámetros teóricos o a programas político-ideológicos mayores y que pueden correr el peligro de agotarse en su propia dinámica culturalista”. (p. 110)

El aporte de Moraña (2004), es advertir sobre los peligros que acechan a los Estudios Culturales en cuanto a su pérdida de relación con los marcos estructurales, y a su despolitización creciente. Mientras el Estado ha perdido centralidad simbólica y decisión política, la identidad del sujeto se convierte en un acople de influencias descentradas, que ya no se reconoce en la nacionalidad como espacio fundamental de engarce, ya no se constituye simplemente por interacción, sino en relación con la significatividad que esta alcance, es decir, por el valor que en plano de lo simbólico adquiere aquel con quien se establece la relación, más allá de las fronteras nacionales, tal como lo plantea Ortiz (1997), “este libro parte de una premisa: la existencia de procesos globales que trascienden los grupos, las clases sociales y las naciones”. (p. 18)

Finalmente, la cuestión de lo regional y lo local está muy presente en los estudios culturales, ello en detrimento de la referencia a la identidad nacional, la cual aparece vaciada, “de manera que hablar de identidad regional implica hablar no solo de costumbres y dialectos, de ritmos y artesanías, sino también de marginación social, de explotación económica y de exclusión de las decisiones políticas” (Martín, 1989, p.91). García (1997), hace muchas referencias a la americanización cultural, expresiones de rechazo a lo neoliberal y apelaciones a atacar la desigualdad y no solo atender a la diferencia.

Como se aprecia existe diversidad de criterios sobre la postura de los Estudios Culturales en relación con la identidad latinoamericana, tema que precisa de la continuidad de un proceso crítico de debate y reflexión desde perspectivas alejadas de todo tipo de intereses económicos y políticos hegemónicos.

Conclusiones

La identidad latinoamericana es un constructo de la representación continental de los pueblos que lo habitan en constante construcción-desconstrucción, que emerge de los valores compartidos desde la diversidad de éstos.

El problema de la identidad latinoamericana está dado en su propia génesis como resultado del choque entre culturas diversas y en las “identidades” que viven en Latinoamérica forjadas desde el imaginario colectivo de alienación, dominación y adoctrinamiento ideológico del modo superior de vida occidental, provocando el fenómeno de la desculturización y transculturización.

El reto principal de los Estudios Culturales es la compresión y explicación de la singularidad de los pueblos latinoamericanos desde su diversidad, atributos que no sólo son referidos a las costumbres, tradiciones y lenguas, sino también de marginación social, de explotación económica, de dependencia y de exclusión de las decisiones políticas, para así contribuir a clarificar, forjar y consolidar una única forma de pensamiento identitario para lograr alcanzar el auto reconocimiento y la autonomía, alejados de las prácticas academicistas, fetichistas, folkloristas y mercantiles, como lo manifestan Espinoza, Herrera & Castellano (2019).

Referencias bibliográficas

Acebo, R. M. (2007). La Formación del valor identidad latinoamericana desde el proceso de enseñanza aprendizaje de la Historia de América en la Educación Secundaria Básica. (Tesis doctoral). Universidad de Las Tunas. [ Links ]

Cortés, H. (2003). Cartas de relación de la conquista de México. Editorial Dastin. [ Links ]

Díaz, V. (2017). El pensamiento decolonial: una apuesta hacia los saberes ancestrales para la construcción de la identidad latinoamericana. Actualidades Pedagógicas, 70, 125-145. https://ciencia.lasalle.edu.co/cgi/viewcontent.cgi?article=1332&context=apLinks ]

Domínguez, M., & Fernández, R. (2018). Reflexiones teóricas en relación con la identidad latinoamericana y el pensamiento de José Martí. Un acercamiento inicial. Revista Didasc@lia: Didáctica y Educación. 9(5), 251-260. http://revistas.ult.edu.cu/index.php/didascalia/issue/view/49Links ]

Espinoza, E., & Toscano, D. (2015). Metodología de investigación educativa y técnica. Editorial Utmach. [ Links ]

Espinoza-Freire, E., Herrera-Montero, L. & Castellano-Gil, J. (2019). La dimensión intercultural en la formación docente en Ecuador. Psychology, Society, & Education, 11(3), 341-154. http://ojs.ual.es/ojs/index.php/psye/article/view/2253Links ]

Follari, R. (2002). Los estudios culturales: descriptiva fecunda y abdicación epistemológica” en Teorías débiles (para una crítica de la deconstrucción y de los estudios culturales. Ediciones Homo Sapiens. [ Links ]

Follari, R. (2004). Expansión de los estudios culturales y su constitución en objeto de estudio, en La Proliferación de los Signos. La teoría social en tiempos de globalización. Ediciones Homo Sapiens. [ Links ]

García, N. (1997). Los estudios culturales: elaboración intelectual del intercambio América Latina-Estados Unidos.Papeles de Montevideo, 2. [ Links ]

Gruner, E. (1998). El retorno de la teoría crítica de la cultura: Una introducción alegórica a Jameson y Zizek. En, F., Jameson y S., Zizek, Estudios Culturales: reflexiones sobre el multiculturalismo. (pp. 11-64). Paidós. [ Links ]

Jameson, F., & Zizek, S. (1998). Estudios Culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo. Paidós. [ Links ]

Larraín, J. (2003). La identidad latinoamericana, teoría e historia. CEPAL. [ Links ]

Martí, P. J. (1994). Nuestra América. En, Cuadernos Martianos III. Pueblo y Educación. [ Links ]

Martín, J. (1989). Identidad, comunicación y modernidad en América Latina. Contratexto, (4), 31-56. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7019601Links ]

Mires, F. (1992). El discurso de la indianidad. La cuestión indígena en América Latina. Ediciones Abya-Yala / DEI. [ Links ]

Montero, M. (2004). Ideología, alienación e identidad nacional: una aproximación psicosocial al ser venezolano. Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca. [ Links ]

Moraña, M. (2004). Nuevas perspectivas desde/sobre América Latina. En, R., Follari, Expansión de los estudios culturales y su constitución en objeto de estudio, en La Proliferación de los Signos. La teoría social en tiempos de globalización . Ediciones Homo Sapiens. [ Links ]

Ortiz, R. (1997). Mundialización y Cultura. Alianza Editorial. [ Links ]

Ramos, V. H. (2003). La identidad Latinoamericana. Una aproximación conceptual. Universidad de Los Andes. [ Links ]

Rodríguez, M. P. (2017). Cultura e identidad en latinoamérica: influjo de un pensamiento híbrido. Dissertare, 2(1), 109-118. https://revistas.ucla.edu.ve/index.php/dissertare/citationstylelanguage/get/harvard-cite-them-right?submissionId=1105Links ]

Yépez, S. (2015). Acerca de la Identidad Latinoamericana. Repertorio Americano. Segunda Nueva Época, 25, 39-61. https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/repertorio/article/view/9250Links ]

Recibido: 23 de Noviembre de 2019; Aprobado: 19 de Enero de 2020

*Autor para correspondencia. E-mail: andres.galarza@uleam.edu.ec

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Los autores han participado en la redacción del trabajo y análisis de los documentos.

Creative Commons License