(pdf)
SciELO 
SciELO 
Permalink
Introducción
Los problemas más urgentes que afectan a todo el ciclo vital, en gran medida, tienen su origen en los incorrectos procederes de atención integral desde la infancia más temprana, incluidos los educativos y de paso, adversan la formación de ciudadanos constructores de una sociedad mejor.
Si bien los inconvenientes primarios de la calidad de vida de los menores, están antecedidos de factores de naturaleza objetiva, presentes en los determinantes de salud, los espacios de juego son biológica, psicológica y socialmente indispensables para completar la integralidad del desarrollo de los niños.
La cuestión lúdica, sin embargo, sigue siendo subestimada, aun cuando la teoría se enriquece continuamente y los argumentos que acreditan su carácter ineludible aparecen hoy, desde las más diversas áreas del conocimiento.
Una revisión teórica de la última década, permite argumentar las conexiones interdisciplinarias del juego con variados rasgos caracterizadores de la globalización; en este concierto, se revela información inexacta en la atención lúdica con diverso grado de insatisfacción.
En la desafiante cualidad renovadora de la globalización, respecto a las identidades nacionales y la salud, son justificados los intentos de actualizar los presupuestos explicativos que, han venido reforzando las concepciones del juego.
Desarrollo
Sobre los problemas globales de la infancia se hace pertinente recurrir a los análisis de Welander, Lyttkens & Nilsson (2015), quienes subrayan a la nutrición como el mediador más importante en relación con la salud infantil y, desde tal perspectiva, adjudican un positivo efecto a la integración económica mundial que se ha venido produciendo en las últimas décadas.
Dichos elementos están asociados, según los autores, a mejores oportunidades de acceso al desarrollo económico, es de destacar en tal sentido, la evidente necesidad de una mayor voluntad política, a fin de coordinar mejor todos estos esfuerzos.
El acceso a novedosas tecnologías de la salud, alimentación, mejores métodos de atención integral a la infancia, entre otros, permiten comprender las contribuciones de Ortega-García…et al. (2019); estos autores argumentan cómo la disminución de la tasa de mortalidad a nivel global en menores de 5 años, ha descendido de 93 a 41 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, en el período entre 1990 y 2016.
Semejante progreso, con particularidades regionales específicas, revelan una de las mejores visualizaciones de los saltos experimentados por la salud mundial, a partir del concepto de inversión en los niños. Su valía se connota, no solo en la expresión de los datos macroeconómicos, sino en la esperanza de vida de los adultos del futuro.
Reducir o eliminar problemas de salud está ligado a los contaminantes que afectan la mejora del índice de desarrollo humano y al medio ambiente, incluidos los de naturaleza social, problemas acogidos como centro de atención de la salud medioambiental pediátrica (SMAP). En evidente contradicción con lo antes planteado por Welander… et al. (2015), los autores Ortega-García… et al. (2019), sostienen que, la formación de nuevos perfiles profesionales, estructuras de conocimiento y diseños de participación contribuye a mejorar la salud de las generaciones presentes y futuras. Todo acontece en un concierto de necesidades de liderazgos, recursos no disponibles, aun pudiendo estarlo y, sobre todo, cambios sociales orientados a la cooperación interregional.
Los problemas del subdesarrollo son consustanciales a las afectaciones del bienestar de la infancia, dado que priva tempranamente poder desplegar sus máximas potencialidades. No son menores los inconvenientes aparejados al desarrollo económico de las naciones a la calidad de vida de la ciudadanía y en particular a la calidad de vida de los niños.
Tiene una ejemplificación evidente, lo antes señalado, en los análisis de Shi (2017), quien da cuenta de las consecuencias de la urbanización en China, en medio de un irrefutable progreso. Si bien de un lado ha aportado innegables beneficios económicos y sociales, por el otro ha llevado a drásticas reducciones de tiempo y espacios para el desarrollo de juegos al aire libre.
Es de esperar, en este proceso de transformaciones, se produzcan inevitables impactos en las identidades locales, en particular, sobre el componente lúdico de la infancia, configurado a lo largo de siglos en cada comunidad pues, ahora se modifican de manera acelerada.
Sin embargo, en este sentido se resalta la preponderancia de la política, para influir en el uso de espacios abiertos en favor de las necesidades de juegos y, lo que es un tanto inusitado: cómo se puede involucrar a los niños en los diseños para la creación de mejores ciudades, orientadas a tal fin.
Llegado aquí, se entra a ratificar la trascendencia del juego para el bienestar y la formación de la infancia, condición equiparable, a los procesos de alimentación, sueño, descanso, buena vivienda, el acceso al agua potable y demás determinantes de salud.
Un análisis histórico del juego que engloba el tema de su presencia, en la formación de los profesionales de la Educación Preescolar, está conectado con temas análogos.
En su derrama analítica Obikwel & Read (2012), examinan la representación del conocimiento orientado al aprendizaje activo mediante la exploración y la interacción social en el marco constructivista del juego para el aprendizaje.
Los autores corroboran la medida en que los juegos han adoptado, de manera creciente el constructivismo, y los desafíos de tal proceder con relación a una justificada proyección, para validar la idoneidad en que suele involucrarse a los infantes.
Sin embargo, en su dimensión global, el juego es cada vez más expansivo y, sus conexiones con los procesos inteligentes que, asisten hoy a la Sociedad del Conocimiento, se hacen inevitables. La informatización creciente de la sociedad adopta en sus procederes un enfoque lúdico, con abierta orientación al consumo, pero, apoyada en el conductismo.
En contraposición, el constructivismo, deviene un procesador activo de información lúdica; cada vez son más los centros educativos que se plantean la conveniencia de asentar su proceso pedagógico en paradigmas desarrolladores, como es el caso del constructivismo.
Dichos análisis enmarcados en una concepción global y predominantemente teórica, son igualmente válidos para, remarcar el resentimiento que sufren las identidades lúdicas nacionales a partir de la adopción de formas globales de enseñanza pues, aun cuando connotan efectividad en sus resultados, no dejan de ser igualmente homogeneizadoras.
Itinerarios analíticos relacionados, son expuestos por Obikwelu & Read (2012), quienes enfatizan la existencia de un interés decreciente por los juegos educativos de práctica y una mayor aceptación por los juegos serios. Los autores señalan que tal situación es concomitante con la visión constructivista del aprendizaje.
Debe explicarse que los juegos de práctica, involucran al niño en manualidades, construcciones con objetos, rompecabezas, entre otros, en tanto en los juegos serios se asumen personajes y situaciones de la vida real.
Con relación al término de Juegos serios, los autores subrayan su evolución orientada al objetivo de describir el uso de los juegos en función de la educación, capacitación, salud y políticas públicas.
Resulta inobjetable la importancia de la habilidad de los adultos en la conducción de los juegos para asistir a la experiencia del niño. Con ello, incorporar el saber resultante del mundo del juego Schaefer…et al. (2011), la atención se centra en la actividad del alumno en lugar de la dirección del maestro.
Muchas estrategias de aprendizaje Obikwelu & Read (2012), enfatizan las habilidades cognitivas en lugar de las habilidades físicas de los infantes y, por tal concepción no son debidamente atendidos en su integración los tres componentes principales que se completan en el Modelado, Entrenamiento y Desvanecimiento, utilizado por el maestro durante el proceso formativo.
El educador modela el comportamiento al demostrar, cómo hacer una tarea, mientras explica lo realizado y, justifica la razón por la cual se procede de ese modo; en el proceso el niño observa y luego imita acciones que, le proporcionan alternativas y, en sus decursos, son susceptibles de comentarios correctivos en una espiral creciente de independencia cognoscitiva.
La eventual implicación en la identidad local, en este como en los casos anteriores, no es posible de absolutizar solo desde las inconveniencias para las tradiciones culturales, en su lugar, las comunidades se enfrentan al desafío de preservar lo reservable, en una situación de conceptos globales innovadores y convenientes para replantear el juego infantil, dados sus probados beneficios a la salud, al desarrollo y el aprendizaje de los niños.
Una sucesión teórica igualmente relacionada con lo anterior, prevalece en las valoraciones de Petrovska, Sivevska & Cackov (2013), quienes ratifican el significado decisorio del juego para la vida del niño en edad preescolar. Al efecto establecen una escala de crecientes prioridades reconstructivas conforme a, necesidades, sentimientos, pensamientos válidos en la formación interactiva con el entorno.
Fuera atinado añadir que el juego satisface las necesidades biológicas y psicológicas, en contribución expedita al desarrollo mental, a una escala de amplia integración emocional, social y moral. Resulta inevitable un recorrido de implementación lúdica, en el trabajo educativo de las instituciones preescolares, no obstante, con plena conciencia de los avatares ligados hoy a la globalización.
Se afirma lo anterior, en tanto, las concepciones tradicionales del juego, sobre todo aquellas que son asumidas desde una perspectiva local de identidad son asediadas por los patrones impuestos por la Internet y más aún, la oferta de productos televisivos seductores para el niño, en favor del tiempo de dedicación de los padres pero en detrimento del juego desarrollador en grupos de coetáneos.
Debe tomarse en cuenta, el modo sustantivo, en que Petrovska… et al. (2013), ponderan la importancia del juego en el desarrollo mental, emocional, social y moral, aun cuando, se enfocan en determinar los juegos tradicionales comúnmente usados en jardines de infantes y, cómo estos ayudan al conocimiento de sí mismo.
Los juegos tradicionales pueden ser beneficiados, desde la experiencia hogareña y social, aún en condiciones de globalización que, caracteriza la actual sociedad del conocimiento, con toda su carga tecnológica impositiva de inevitables saberes homogeneizantes, distorsionadores, de las identidades nacionales.
Se subscriben con incuestionable fundamentación los autores antes citados, a los juegos que ofrecen la oportunidad de desempeñar roles, con ejercicio del personaje protagónico, pues permiten la autoafirmación y el auto-reconocimiento y, de otra parte, contribuyen a desarrollar cualidades como organización, cooperación dirección, entre otras.
La investigación lleva el aporte de haberse realizado en un entorno de análisis de juegos tradicionales, con un concurso sustancial a las particularidades de este tipo de lúdica portadora de valores conexos.
Justamente Kabadayi (2014), da a conocer, cómo los jingles de conteo en Turquía, consistentes a repetición de una tonadilla breve, de fácil recordación y que tiene como propósito reforzar el aprendizaje del conteo de objetos, ha sido una forma de juego tradicional que, depara contribuciones formativas y de salud, entre ellas: la desinhibición, el aumento de la motivación, los dominios kinestésico y musical, el control del estrés y la predicción reactiva ante situaciones caóticas e inesperadas.
Otras contribuciones enmarcadas en esa unión son las realizadas a los avances físicos y sociales de los dominios de los niños, el progreso de: sus capacidades físicas, motrices gruesas y finas, el mejoramiento de los dominios matemáticos, lógicos a través de procesamientos como contar, sumar y restar; se añaden los dominios visuales; por todo reconocen, los progresos que pueden alcanzarse en habilidades sociales, entre ellas, las que acompañan al desarrollo del lenguaje.
Gradualmente las referidas habilidades, demandan ser reforzadas mediante el acompañamiento de los adultos, actualizadas, pero, sobre todo, atenuar las argumentadas escaseces de tiempo para hacerlo, de manera particular por parte de los padres. Es conocida la eventual participación sustitutiva de otros familiares en tales procederes, como es el caso de hermanos mayores
Justamente en las citadas interrelaciones, pueden insertarse los resultados de Verkhoturova, Galaguzova & Sergeeva (2016), quienes elaboraron una técnica para potenciar habilidades de juego en padres de niños pequeños, al efecto, reconocen de antemano que, una condición importante para la concreción exitosa de la actividad de juego es la participación de un familiar casi adulto que actúa como socio.
Las autoras establecen que las habilidades de juego de los padres, permiten crear una situación imaginaria, posible de describir, de ser desarrollada en compañía de los niños, sin embargo, las habilidades para el juego no se adquieren espontáneamente por los padres, durante el crecimiento de sus hijos, este aspecto requiere de acompañamiento especializado para poder potenciarlo de mejor manera.
Señalan las autoras que existe una contradicción entre la necesidad de desarrollar las actividades de juego de los niños a una edad temprana y la falta de preparación de un número significativo de padres para cumplir con esto, añaden que en un 80% de la muestra estudiada se carece de conocimiento adecuado para jugar con los hijos a un nivel creativo.
Otro trabajo encontrado en esta revisión lo aporta Gabdulkhakov (2016), quien analiza la preparación de los maestros rusos para trabajar con niños mediante el juego, asunto que es declarado como un problema de actualidad nacional pero que, no se ha estudiado suficientemente. Tal situación ha estado precedida de un estereotipo profesional, en el cual, el educador ha sido signado por el rigor y la exactitud, acompañado de abuso infantil en forma de castigo, incluso físicamente.
Con el nuevo estándar de educación preescolar que se implementa desde 2013 en ese país, señala el autor, el uso de los juegos como actividad fundamental para con los niños, ha venido demandando de los docentes, mayores niveles de dedicación, diligencia y empatía, entre otros factores que han contribuido al desarrollo cognitivo de los niños de manera evidente.
No obstante, se hace notar la existencia de desacuerdos entre las escuelas y las guarderías, respecto a los requisitos del juego en el aprendizaje, incluidas sus implicaciones en el nivel de desarrollo cognitivo de los niños, de modo que estos últimos tienen que adaptarse a las exigencias previstas en las instalaciones.
Un ejemplo radica en el hecho de que, un juego didáctico, se desarrolle bajo el estricto control de un maestro, sin embargo, el niño pierde su libertad, pero también en ese ejercicio profesional el docente se ve limitado al despliegue de su creatividad y experiencia.
Se justifica, a la sazón, analizar las argumentadas diferencias dadas entre la edad preescolar en Rusia y el resto de Europa; en el primer caso la edad oscila entre los 6 y 7 años, mientras en Europa occidental es de cinco, tal desencuentro también se evidencia entre el sistema de escuelas y guarderías en el interior de Rusia, lo que hace notar las diferencias de intensidad de los juegos y sus inevitables significados para con la salud.
Basado en la relación del niño con los objetos de su medio, es igualmente conexo el trabajo de Moreno Lucas (2017), quien ratifica a la Educación Infantil, como una etapa cuya identidad, se pondera en su carácter holístico.
Con respecto a dicha perspectiva los niños acceden a un aprendizaje conectado a su desarrollo general, pero, con demandas significativas y, para ello se requiere contar con materiales que permitan concretar las metodologías que, serán utilizadas.
Desde esta mirada sistémica, se requiere acudir a una definición del concepto juguete; según el autor, es cualquier objeto que entra en contacto con el niño y porta un significado lúdico y, por tanto, satisface sus necesidades de curiosidad, exploración e investigación, se añade el supuesto de contribuir al descubrimiento interactivo con el exterior, esa garantía teórica entra en conexión con las cada vez más estandarizadas aspiraciones globales de adquisición de estos artefactos.
Las comunidades por su parte, han tenido formas particulares de concebir juguetes y con ello han incorporado a sus identidades atributos lúdicos que, hoy inevitablemente se están modificando, con marcada tendencia global a potenciar el autodescubrimiento infantil.
El auto descubrimiento de las capacidades de control por parte del niño, en un ámbito de adaptación a situaciones que, surgen en ese momento, estimulan el desarrollo de la independencia y el conocimiento propio sobre las posibilidades de medirse a sí mismo en interacción con las demandas del mundo exterior.
Graduado a ese análisis Early… et al. (2018), explican cómo a través de la escala de Calificación del Ambiente de la Primera Infancia - Tercera Edición (ECERS-3) se ponderan las herramientas de observación más utilizadas para evaluar la calidad de las aulas de edad preescolar
La utilidad del instrumento radica, en el hecho de que los resultados facilitan, medir el servicio de un preescolar de calidad, en atención a diferentes factores correlacionados entre sí, lo que redunda en la aportación de herramientas confiables y válidas para evaluar con mayor certeza el desarrollo de la niñez.
Desde esta perspectiva los autores expresan sus dudas, respecto a cuáles son las construcciones de calidad de aula que, se halla más cercanamente alineada con los resultados de los niños, cómo medir mejor dichos resultados, cómo la calidad de la clase se mantiene estable a lo largo del año escolar, y qué tan confiables deben ser los recolectores de datos para vincular las observaciones al crecimiento de los niños.
Dichas valoraciones corroboraron una favorable combinación de apoyo estadístico y de utilidad teórica respecto a la interacción entre: Aprendizaje Oportunidades, Motricidad gruesa, Interacciones con los maestros y Actividades de matemáticas.
Con relación a lo señalado por Hoffman… et al. (2019), se describe la importancia de la capacitación del profesorado para mejorar la actividad física en niños pequeños (WE PLAY), que fue diseñada para ayudar a los educadores de la primera infancia a promover la actividad física durante la edad preescolar.
Los autores describen la intervención (WE PLAY) y sus fundamentos en constructos a partir de teorías del comportamiento de salud y un marco científico de implementación. El (URP-I) es una encuesta dirigida a los maestros y validada con 6 sub escalas, son ellas: aceptabilidad, comprensión, viabilidad, colaboración entre la familia y la escuela, clima de sistemas y soporte de sistemas.
La investigación futura con el programa de capacitación WE PLAY es importante, dada la escasez de intervenciones dirigidas por maestros en el cuidado infantil, de este modo se facilita la identificación de estrategias posibles de ser realizadas, por los maestros de preescolar, los autores sostienen que la implementación por parte de los expertos no es viable ni sostenible.
Beneficios adicionales de la capacitación en línea proponen en la investigación, dadas sus posibilidades para afrontar los problemas asociados con la rotación de maestros, pues dichos profesionales son capacitados en la medida en que se contratan y, añaden también los autores, sus dudas respecto al nivel de fidelidad que se hubiese alcanzado de no utilizarse, como se hizo, las horas de trabajo para completar su capacitación.
Se conoce de antemano que, como regla, no es frecuente la comprensión de los administrativos, respecto a la pertinencia de invertir tiempo laboral, en función de actividades de capacitación, aunque a la postre ese tiempo, se revierta, como es el caso, en favor del desempeño profesional.
Los autores atribuyen los altos niveles de aceptabilidad y viabilidad del programa a la atención concedida a las barreras estructurales y personales de implementación. Uno de los trabajos más contributivo a este marco de amplias relaciones analizados, hasta aquí, es aportado por, Anglès-Virgili & Vendrell-Mañós (2018), en cuya investigación se analiza el empleo de los instrumentos de cribado en salud mental infantil en los ámbitos pediátrico y escolar, ambos de cualidad heterogénea, pero, a la vez insuficiente.
Al respecto se subraya la gran diferencia de uso de los instrumentos en uno y otro caso, de paso se reconoce la falta de seguimiento después de la derivación del niño a los servicios de salud mental como contextos idóneos para la prevención.
Limitaciones del estudio
Al tratarse de una investigación teórica inicial, queda pendiente la revisión bibliográfica ampliada que permita alcanzar conclusiones más determinantes, respecto a las temáticas revisadas.
Conflictos de intereses
No se reconocen conflictos de intereses.
Conclusiones
Existe un evidente avance en los indicadores globales de nutrición, salud, disminución de la mortalidad e inversión social en la infancia, no obstante, estos progresos están demandados de liderazgos, recursos y cambios socioeconómicos dependientes de una voluntad política que favorezca la mayor cooperación interregional.
Los factores de naturaleza ambiental, en su conjunto están incidiendo de manera significativa en una concepción más integral de los espacios y condiciones lúdicas imprescindibles para el buen desarrollo de las generaciones futuras.
Los cambios globales que impactan hoy a las diferentes esferas de la vida social, en particular los relacionados con las tecnologías, se hacen sentir en la concepción del juego infantil, lo cual hace requerir de un examen integrado de sus tendencias en la actual Sociedad del conocimiento.
Los desafíos que los procesos de globalización comportan respecto a las tradiciones lúdicas, como parte de la identidad cultural de las naciones, demanda de una continuidad indagatoria, ya que, tales aspectos, no son profundizados en la presente revisión.
