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Conrado

Print version ISSN 2519-7320On-line version ISSN 1990-8644

Conrado vol.16 no.74 Cienfuegos May.-June 2020  Epub June 02, 2020

 

Artículo Original

Romanticismo, expresión de libertad

Romanticism, expression of freedom

Yipsi Cruz Beltrán1  * 
http://orcid.org/0000-0001-5387-640X

Fernando Rodríguez Manzaneira1 
http://orcid.org/0000-0001-7904-1662

1 Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez”. Cuba

RESUMEN

El arte en sentido general y la literatura en particular están permeados de experiencias, trasmitidas por los creadores desde sus propias vivencias, y es que la literatura refleja cosas, sociedades, momentos históricos, cosmogonías, sucesos, obsesiones, ideologías, tradiciones culturales, según el estudio esté guiado por uno u otro interés. El Romanticismo, por ejemplo, fue un movimiento cultural y político surgido a finales del siglo XVIII y desarrollado en la primera mitad del siglo XIX, marcado por el ascenso de la burguesía y de los ideales de la Revolución Francesa de igualdad, libertad y fraternidad. Este movimiento llega a España en medio de revueltas políticas entre liberales y conservadores, provocando que se bifurque en dos vertientes: el liberal, encabezado por Espronceda y el tardío, liderado por Bécquer. El romanticismo trasciende los mares y llega a Cuba, una de las colonias que todavía le quedaban a España, desarrollándose de manera muy peculiar, pues el sentir patriótico más puro se va a verter en la naturaleza patria, llegando, así, a ser objeto de expresión en poetas locales como es el caso de los autores cienfuegueros: Clotilde del Carmen Rodríguez López, Antonio José Hurtado del Valle y Adelaida Saínz. Por tanto, este trabajo tiene como objetivo realzar las figuras de estos tres escritores cienfuegueros pertenecientes al romanticismo cubano.

Palabras clave: Romanticismo; Clotilde del Carmen Rodríguez López; Antonio José Hurtado del Valle y Adelaida Saínz

ABSTRACT

Art in general and literature in particular are permeated by experiences, transmitted by their creators from their own experiences, and that is that literature reflects things: societies, historical moments, cosmogony, events, obsessions, ideologies, cultural traditions, according to The study is guided by one or another interest. Romanticism, for example, was a cultural and political movement that emerged in the late eighteenth century and developed in the first half of the nineteenth century, marked by the rise of the bourgeoisie and the ideals of the French Revolution of equality, freedom and fraternity. This movement arrives in Spain in the midst of political revolts between liberals and conservatives, causing it to fork in two ways: liberal Romanticism, headed by Espronceda and late Romanticism, led by Becquer. Romanticism transcends the seas and arrives in Cuba, one of the colonies that still had Spain left, developing in a very peculiar way, because the purest patriotic feeling will be poured into the homeland, thus becoming the object of expression in local poets as is the case of the authors of Cienfuegueros: Clotilde del Carmen Rodríguez López, Antonio José Hurtado del Valle and Adelaida Saínz. Therefore, this work aims to enhance the figures of these three writers of Cienfuegueros belonging to Cuban Romanticism.

Keywords: Romanticism; Clotilde del Carmen Rodríguez López; Antonio José Hurtado del Valle and Adelaida Saínz

Introducción

Desde que somos pequeños, se escuchan historias increíbles de amores y desamores, de encuentros y desencuentros que nos enternecen y nos hacen soñar con príncipes valientes que en su corcel vienen a rescatarnos de una bruja mala que nos tiene encerradas en un castillo; o en el caso de los varones, con princesas hermosas, indefensas, a la espera de que alguien venga por ellas y las salve; o cuando oímos una hermosa canción, o nos emocionamos con una bella historia de amor proyectada en la pantalla, entonces, la vida se llena de ilusión y lo vemos todo rosa o no, depende siempre de nuestros estados de ánimo, pero eso sí, siempre resueltos a aceptar el amor o el desamor con mucha fiereza y libertad plenas, admitiendo nuestros triunfos o fracasos.

El arte en sentido general y la literatura en particular están permeados de estas experiencias, trasmitidas por sus creadores desde sus propias vivencias, y es que la literatura refleja cosas, sociedades, momentos históricos, cosmogonías, sucesos, obsesiones, ideologías, tradiciones culturales, según el estudio esté guiado por uno u otro interés.

Para la realización de este trabajo se ha elegido uno de los movimientos artíticos más revolucionarios: el Romanticismo. Esta corriente literaria se imparte en todos los programas de Literatura de la Carrera Español-Literatura, que va desde la literatura universal hasta la literatura local.

Con el arte romántico, por ejemplo, se impuso una nueva visión del mundo y del ser humano que implicaba la supremacía de la imaginación, la fantasía, la necesidad de huir y la creatividad sobre el mundo académico. Los románticos estaban marcados por un espíritu de rebeldía que le llevaba a reclamar más la libertad frente a las normas académicas.

El Romanticismo, movimiento cultural y político surgido a finales del siglo XVIII y desarrollado en la primera mitad del siglo XIX, está marcado por el ascenso de la burguesía y de los ideales de la Revolución Francesa de igualdad, libertad y fraternidad. Este movimiento artístico rompe por completo con el racionalismo de la Ilustración y del Clasicismo. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. Esta ruptura refleja una búsqueda por una producción original, en mitos propios y no en clichés e imitaciones; rechaza el "normativismo" disciplinador de la estética y las producciones se guían fundamentalmente por la libertad creadora. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable.

El Romanticismo revalorizó la expresión de los sentimientos y la pasión, así como de la exaltación del individuo. Los románticos se inspiraban en el dolor, la soledad, la tristeza, la melancolía, en definitiva, en una profunda insatisfacción con su mundo. A la vez los románticos establecieron una actitud positiva ante la naturaleza, que les llevaría a establecer una proximidad afectiva (Fundación Wikimedia, 2019).

El Romanticismo busca la inspiración en la Edad Media y no en la época clásica, porque era en aquel tiempo donde se situaban el origen histórico de los pueblos europeos y donde buscaban sus raíces culturales y lingüísticas. Además, la creación literaria de esta época se desarrolla en un ambiente rural, campestre, el héroe medieval está muy ligado a la naturaleza, presenta valores como el sentido del honor, la honestidad y el espíritu aventurero, rasgo fundamental que también cumple el héroe romántico. Es por eso que se pone de moda la novela histórica de ambiente medieval. A esta estrecha vinculación con el historicismo se le une la relación entre el arte romántico con los movimientos nacionalistas. Este movimiento artístico tuvo fundamentales aportes en el campo de la música, la pintura y la literatura.

La literatura del Romanticismo se desarrolla a finales del siglo XVIII, cuando algunos escritores abandonan el estilo y reglas de composición de los escritores clásicos y pasan a hablar de la naturaleza, del sufrimiento amoroso en un tono personal y repleto de melancolía, la literatura fue tomada como una forma de desahogo sentimental. Esta nueva tendencia comenzó en Alemania, llegó a Inglaterra y a Francia, extendiéndose hacia otros países.

En España, sin embargo, el Romanticismo llega de forma tardía, penetrando por Andalucía y Cataluña en la primera mitad del siglo XIX, etapa de fuertes tensiones políticas. Los conservadores defienden sus privilegios, pero los liberales progresistas luchan por erradicarlos. El pensamiento católico tradicional se defiende frente a las nuevas ideas de los librepensadores y seguidores del filósofo alemán Karl Christian Friedrich Krause. La clase obrera desencadena un movimiento de protesta de signo anarquista y socialista, con huelgas y atentados.

En cuanto a los preceptos románticos, algunos lo entienden según sus necesidades e intereses, por ejemplo, respecto a la libertad política, piensan que se trata de la mera restauración de los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que habían deseado erradicar los racionalistas del XVIII; exaltan el cristianismo, el trono y la patria como máximos valores. En esta vertiente encontramos a José Zorrilla. Por otro lado, otros románticos, como ciudadanos libres, combaten todo orden establecido, en religión, arte y política. Reclaman los derechos del individuo frente a la sociedad y las leyes en el que encontramos a José de Espronceda representando el Romanticismo liberal o revolucionario (Fundación Wikimedia, 2019). En España el siglo XIX es una centuria revolucionaria en que no triunfa la revolución: un combate ininterrumpido entre las fuerzas de la libertad y las de la tiranía sin que en tan agitada y ensangrentada batalla perezcan pervivencias del feudalismo español.

Los escritores románicos españoles componen sus poemas en medio de un arrebato de sentimientos, plasmando en versos todo cuanto sienten o piensan. Según parte de la crítica literaria, en sus composiciones hay un lirismo de gran fuerza, sin embargo, conviviendo con versos vulgares y prosaicos.

Entre los temas más comunes de la lírica romántica se encuentran el YO, reflejando la propia intimidad. José de Espronceda, en su Canto a Teresa, deja una desgarradora confesión de amor y desengaño, es quien con más acierto logra poetizar sus sentimientos; el amor pasional, con entregas súbitas, totales y rápidos abandonos, además la exaltación y el hastío; la inspiración en temas históricos y legendarios; la religión, aunque frecuentemente sea a través de la rebeldía con la consiguiente exaltación del diablo; las reivindicaciones sociales (revalorización de los tipos marginales, como el mendigo); la naturaleza, que es mostrada en todas sus modalidades y variaciones; la sátira, frecuentemente ligada a sucesos históricos.

La versificación se vio afectada con el Romanticismo. Frente a la monótona repetición neoclásica de letrillas y canciones, se proclamó el derecho de utilizar todas las variaciones métricas existentes, de aclimatar las de otras lenguas y de innovar cuando fuera preciso.

En la segunda mitad del siglo XIX los gustos literarios cambian, los temas románticos que se basaban en el gusto por lo histórico y legendario son relegados a un segundo plano y la poesía pasa a ser más sentimental e intimista. Ello viene condicionado por las influencias de la poesía alemana y el nuevo interés que suscita la poesía popular española. En ella ejerce una gran influencia la obra del poeta Heinrich Heine (Fundación Wikimedia, 2019).

La forma en la poesía de este período, pierde parte de su interés para centrar su atención a lo emotivo que puede poseer el poema. Es más personal e intimista. Se reduce la retórica y se aumenta el lirismo con el amor y la pasión por el mundo de lo bello como temas principales. Se buscan nuevas formas y nuevos ritmos. Esta poesía postromántica representa la transición del Romanticismo al Realismo. Los poetas más representativos de la Península en este período son Gustavo Adolfo Bécquer, Augusto Ferrán y Rosalía de Castro.

Mientras se desarrollaba así en la metrópoli esta corriente artística, en Cuba, colonia española, el Romanticismo se presenta de forma muy diferente, condicionado por los ideales independentistas que ya se estaban gestando en la isla, específicamente en los escritores locales. El presente trabajo pretende demostrar cómo contribuye el movimiento romántico a difundir las ideas independentistas entre la población letrada de Cienfuegos.

Desarrollo

Cuba fue uno de los países que más tardíamente logra emanciparse de España, esto significó que existiera una mayor dependencia de los patrones españoles, lo que la hace ponerse en desventaja con respecto a otros países del continente.

Desprovista de una real herencia indígena y de una tradición épica, el Romanticismo cubano comienza a desenvolverse en un contexto histórico donde se advierten incipientes aspiraciones nacionales; con las naturales particularidades dadas en los afanes patrióticos más puros, con posiciones de carácter liberal.

El movimiento romántico en Cuba se va a caracterizar por tener muy mascadas las ansias de libertad que se iban gestando ya en el corazón de los habitantes de la isla que se sentían verdaderos hijos de Cuba, trasmitiéndolas de maneras diferentes como: la libertad individual; la libertad política y social; la evasión hacia lugares históricos, la naturaleza, la vida primitiva; la vitalidad, frescura y raigambre popular; la recurrencia a la añorada libertad patria, ya sea velada o simbólica; la sensualidad, las connotaciones plásticas y ritmicidad y el carácter elegíaco de muchas de las creaciones de sus principales.

El primer romanticismo cubano, surge en la década del treinta al cuarenta del siglo XIX, vuelve su mirada amorosa hacia la naturaleza patria y logra espiritualizarla, pues al no tener una fisonomía nacional en el orden político, la naturaleza serviría para remediar las ansias de tenerla (Ruiz Beltrán, 2012). Sin embargo, se acepta que con Heredia nace el romanticismo en Cuba primero que en España y en el resto de la América hispana. Poemas como Estrella de Cuba (1823), pasando por A Emilia, Proyecto y Niágara (1824) hasta llegar a la cúspide política de Himno del desterrado, así lo confirman, porque el sentimiento de la libertad individual va progresivamente convirtiéndose en ideal político para el poeta (Obaya, Barredo & Ricardo, 1978).

Por eso a José María Heredia le corresponde el mérito de ser reconocido como el máximo exponente de esta primera mitad romántica por inmortalizar a la Patria en su lírica, dotado de un alto don poético y por su propio temperamento romántico; junto a él sobresalen Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), José Jacinto Milanés y Gertrudis Gómez de Avellaneda (Tula). Estas cuatro figuras poéticas sobresalen y llenan de manera absoluta este período. Ellos reflejaron su momento histórico a través del ansia de libertad individual que resuma en sus obras. Libertad individual que se convertía por extensión en libertad colectiva, al ser los poetas hijos de un pueblo oprimido. Es la poesía quien define la literatura cubana y en especial esta etapa. La poesía por poseer posibilidades expresivas y de extensión, juega un papel con mayor o menor facilidad en aquel momento de censura y persecución contra las ideas revolucionarias (Ruiz Beltrán, 2012).

El segundo romanticismo poético en Cuba desarrollado en los años cincuenta y sesenta decimonónico, está representado por cuatro figuras principales como: Rafael María de Mendive, Joaquín Lorenzo Luaces, Juan Clemente Zenea y Luisa Pérez de Zambrana; quienes fueron considerados los restauradores del buen gusto de la poesía cubana de mediados del siglo XIX, esta se destaca por la renovación formal y estética, así como, los temas que realzan la cubanía, cuando en esa poesía intimista se refugian en la naturaleza autóctona para expresar sus sentimientos (Ruiz Beltrán, 2012).

Aunque los poetas románticos cubanos siguen las líneas generales del romanticismo europeo, estos encausan su inconformidad con el medio de manera muy positiva: crisis con las circunstancias hostiles a la patria y al curso humano de la individualidad. A mediados del siglo XIX, en Cienfuegos, existe una juventud que se siente identificada en alto grado con el incipiente sentimiento nacionalista que se estaba forjando entre los criollos, sentimiento que tiene como mejor aliada a la poesía, destacándose en esta corriente artística las voces de Clotilde del Carmen Rodríguez López (1829-1881), La hija del Damují, Antonio José Hurtado del Valle (1841-1875), El hijo del Damují, y la olvidada Adelaida Saínz de la Peña (1844-1878), pertenecientes todos a la segunda etapa romántica de Cuba más intimista, revolucionaria y comprometida con los aires independentistas de la isla. Estos autores se han escogido porque ellos representan los ejemplos más fehacientes de la incipiente literatura desarrollada en la comarca cienfueguera, y porque, además constituyen un baluarte indiscutible dentro de la cultura e idiosincrasia local. De ahí que se incluya dentro de una asignatura propia del currículo denominada Literatura Local, impartida a los estudiantes de 4to año de la Carrera de Español-Literatura.

Clotilde del Carmen Rodríguez López

Clotilde del Carmen Rodríguez López, más conocida como La hija del Damují, está considerada como la primera mujer reconocida por su talento artístico en Cienfuegos. Fue poeta, dramaturga y también pedagoga, radicando su mayor mérito en la enseñanza gratuita a niños pobres de la cuidad. Aunque no nació en el seno de una familia pudiente, dominaba el inglés y francés y su casa sirvió de punto de reunión para los intelectuales de la época.

Sin su consentimiento Antonio González Curquejo publica un volumen de su poesía que recoge títulos como: La Tarde, La lluvia, A la niña Anita Buigas, remitiéndole un ramo de flores, Pensamientos, Colón y Las Casas y Noches de Cuba. Otro poemario, que se encuentra en la Biblioteca Provincial Roberto García Valdés recoge otros poemas que llevan por nombre: A orillas del río Jabacoa, Un socorro tardío, A orillas del mar, Melancolía al morir la tarde y Las nubes (Rodríguez, 2011).

Estos poemas muestran una composición desde el punto de vista estructural en versos de arte mayor, endecasílabos y en ocasiones versos alejandrinos o tetradecasílabos y versículos, evidenciado en su poema Pensamientos. En algunas de sus composiciones antes mencionadas emplea la oda o la silva si se ve desde el punto de vista de la métrica, pues se combinan endecasílabos con heptasílabos, pero no hay presencia de rima en el mayor de los casos y cuando existe solo la consonante en una estrofa en versos pares, mientras que en otras trata de utilizar cierta asonancia que nada tiene que ver con las características de la estrofa. Los temas de sus poemas se catalogan en líricos o sentimentales y civiles o históricos (Rodríguez, 2011).

El romance A orillas del Jabacoa, puede relacionarse con las corrientes criollista y siboneyista que se encontraban en auge cuando la autora escribe este poema. Dos elementos: el intento de recrear la vida precolombina y la adopción del romance, son claves para la clasificación. Este romance revela ciertas peculiaridades del modo de pensar de la época, tales como (Menéndez, 2014):

  1. La proclividad que presentan los poetas locales del siglo XIX, e incluso de principios del XX, a tomar como símbolo de Cienfuegos no el mar, sino el río.

  2. El enfoque, desde el punto de vista de la época, de situaciones y personajes históricos.

  3. El valor relativo o absoluto, que se le concede al fenómeno del progreso.

Esta composición junto Al Damují, atribuido a Ambrosio Echemendía, el poeta esclavo, son los puntos de los que emana una corriente importante de la tradición local (Menéndez, 2014).

En la primera estrofa se enuncia el propósito de hacer una rememoración del devenir histórico de la villa cuando dice: “En las floridas riberas/Que baña fiel Jabacoa, /En dulce y plácida calma/He pasado largas horas, / Pensando, Jagua querida, / En las fases de tu historia, / Y afanosa demandando/ A las cristalinas ondas/ Algún episodio hermoso, / De indiano amor una trova”. (Menéndez, 2014, p.62)

En esta estrofa la autora utiliza recursos expresivos que realzan la tranquila belleza natural de Cienfuegos como el epíteto (floridas riberas, cristalinas ondas) y la prosopopeya (dulce y plácida calma).

En la segunda estrofa, la autora hace alusión al progreso que va alcanzando la comarca cuando expresa: “Ni la caña cimbradora, / Ni el perfumado cafeto”. (Menéndez, 2014, p. 63).

Con estos recursos expresivos, Clotilde del Carmen muestra el avance, desde el punto de vista agrario, pues, ya existían en la comarca grandes plantaciones de caña en las zonas del actual batey Pepito Tey y del Central 14 de Julio y grandes extensiones de tierra sembradas de café en el lomerío del Escambray, hay que tener en cuenta que Cienfuegos, última villa fundada en Cuba, contaba por ese entonces, 23 años aproximadamente.

La escritora utiliza adjetivos precisos (cimbradora y perfumado) para dar características propias de estos cultivos, utiliza la sinestesia como recurso expresivo, lo que demuestra su conocimiento sobre ellos. La autora refleja en estos versos una característica romántica: la evocación a la naturaleza. Otro elemento sobresaliente de este romance es cuando menciona la edad precolombina como la época más bella, considerándola un regreso a lo originario y virgen, en oposición a ese llamado desarrollo mencionado en la primera parte del párrafo cuando alude a las cañas y al café. En estos versos se refleja una de las características románticas: los temas históricos y legendarios.

Se aprecia también en la estrofa, al final, la idea de la colonización a los idílicos, pero pecadores aborígenes cuando expresa: “Y vi llegar a tus playas / En las naves españolas /De la sacrosanta cruz / La imagen consoladora”. (Menéndez, 2014, p.64)

Más adelante menciona en el poema a dos figuras, que para Clotilde son objeto de predilección: Cristóbal Colón: “Del suelo privilegiado / Que cual escogida joya / el ínclito genovés / Añadió a la real corona” (Menéndez, 2014) donde vuelve a mencionar la naturaleza cuando metafóricamente la compara a la isla en todo su esplendor de flora y fauna con una joya y Fray Bartolomé de Las Casas: “Y elevarse hasta el cielo / Bajo una ceiba frondosa, / ante un pueblo prosternado, / La sacratísima hostia, / Y escuché al Padre Las Casas, / Que con voz grave y sonora, / A los indios explicaba/ Nuestra religión católica” (Menéndez, 2014, p. 64). La autora muestra una imagen del Padre Las Casas mientras está santificando la hostia en la eucaristía, y más adelante continúa: “Dios es un ser infinito, / Artífice de la obra/ Del universo, creado/ A una frase de su boca” (Menéndez, 2014, p. 64). Estas palabras mencionadas por el Padre Las Casas demuestran la ideología altamente relevante que ya se estaba forjando en la personalidad de esta mujer cienfueguera. La poetisa menciona al Artífice de la creación del universo, refiriéndose al Gran Arquitecto venerado por los masones como el gran creador del mundo, de ahí el símbolo masónico que los identifica: el globo terráqueo y la escuadra.

Pese a todos los indiscutibles valores mencionados, La hija del Damují presenta uno que es incuestionable que se considera el mayor aporte que hizo a su terruño natal y fue la confección de la bandera que enarbolaría Germán Barrio Howar, quien fuera luego Teniente Coronel del Estado Mayor del General Adolfo Fernández- Cavada y que representaría a los mambises cienfuegueros cuando se unieron al Ejército Libertador después del llamado del 7 de febrero de 1869, demostrando su gran patriotismo e independentismo. Esta muestra los colores de la bandera francesa y enarbola las ideas de libertad, igualdad y fraternidad que profesaba la Revolución en Francia de 1789. Por tanto, se trata de una elección subversiva, que plasma la asunción de un ideal republicano ajeno por completo a la retrógrada reverencia a las viejas monarquías (Rodríguez, 2011).

Antonio Hurtado del Valle

Otra expresión romántica en la comarca cienfueguera y que también pertenece a la segunda generación de poetas románticos en Cuba la conforma el poeta Antonio Hurtado del Valle. Este pasa su niñez bajo el influjo de la prosperidad y adelanto comercial que se estaba suscitando en Cienfuegos a partir del año 1849 en que se comienzan a sentir en la localidad ideas y actos libertarios.

Desde muy temprana edad ocupa el cargo de redactor principal del primer periódico editado en imprenta que tuvo la ciudad titulado Hoja Económica, a los 20 años se hace cargo de la dirección del periódico El Fomento, órgano oficial de la jurisdicción, tres años más tarde, o sea, en el año 1864 se ocupa de la redacción de asuntos políticos en el mismo periódico de tendencias liberales, marcando una nueva pauta en el periodismo local, hasta el momento desconocida; en ese mismo año publica en Guanabacoa un tomo de poesías y en 1865, en Cienfuegos otro tomo con el título de Producciones. En 1867 comienza a publicar El Comercio, de tendencias también liberales, haciéndose más radical cuando estalla la guerra en 1868. (gacetadejagua.wordpress.com premios y distinciones antonio hurtado del valle, 2019)

Funda El Damují, semanario de corta duración; colabora en El Siglo de la Habana; en El Correo de Trinidad; en El Central de Villa Clara; en la revista habanera Cuba Literaria dirigida por Fornaris y en La Aurora de Madrid. (gacetadejagua.wordpress.com premios y distinciones antonio hurtado del valle, 2019)

Siendo corresponsal de El Siglo de la Habana conoce a Manuel Castro Marín, quien en su folleto Antonio Hurtado del Valle, publicado en 1888 en Sancti Spíritus comunica una serie de datos acerca del escritor que recoge luego Cintio Vitier en Flor oculta de poesía cubana, de las cuales se extrae lo que sigue:

Castro Marín relata su encuentro y amistad con Hurtado del Valle en Cienfuegos, las reuniones en la casa de Manuel Pruna Santa Cruz y el surgimiento de las Conferencias Literarias, de los que fueron miembros Jacobo Domínguez Santi, Enrique Edo, Carlos Genaro Valdés, Gregorio Suárez, Eugenio Ledón, Modesto Martín Martínez y otros. Luis Martínez Casado, director de El Telégrafo, denunció estas actividades al Gobernador, secundándole Pérez de Gaviria, corresponsal de La Prensa de La Habana, Ferrer de Couto en El cronista de Nueva York. Hurtado del Valle, a la sazón corresponsal de El siglo, “se vengaba dignamente de los enemigos de las Conferencias, evidenciando su torpe conducta y sus torcidas intenciones”. (Menéndez, 2014, p. 67)

Estas palabras expresan el sentir del poeta, del periodista; se evidencia la sutileza encendida por el amor patrio de no poder expresarse libremente como cubano contra aquel enemigo que oprimía sin ningún decoro a todo el que pensara en libertad plena para Cuba.

Al comenzar la lucha armada en Las Villas, lo abandona todo y se dirige con sus utensilios de periodista: papel, pluma, tinta y una imprenta manual hacia el Escambray. Federico Fernández - Cavada, quien fuera electo por sus compañeros para liderar las tropas villareñas- lo designa director del primer periódico clandestino que tuvo el Ejército Libertador titulado La Estrella de Jagua, cumpliendo cabalmente su función de periodista. Ganó los grados de Comandante por su participación activa en la lucha; fue diputado por Las Villas a la cámara de Guáimaro donde realiza una excelente labor; luego Salvador Cisneros Betancourt, presidente de la República en Armas lo nombró sub-secretario del interior. En 1874 compone en la manigua el himno titulado A Las Villas cuando se toma la determinación del inicio de la campaña de la invasión encabezada por Máximo Gómez, que pretendía recuperar el territorio perdido por la insurrección de la zona y luego continuar avanzando hasta llegar a Occidente para incorporarla a la lucha (Caro, 2011).

Este himno sirve de referencia luego, para la composición de otro himno también exaltado y patriótico como El Himno Invasor compuesto por el también poeta Enrique Loynaz del Castillo en 1895 (Menéndez, 2014).

Reneé Méndez Capote en sus recordados Relatos heroicos, afirmó que Enrique Loynaz fue capaz de componer su extraordinaria marcha de guerra porque fue acuñado por su madre con los viejos cantos de la Guerra Grande, refiriéndose al episodio de la composición del Himno Invasor (Menéndez, 2014).

Los versos que compone para la invasión son exaltados, con gran sentido de la métrica, con refinado, pero fuerte gusto estético, constatando la exaltación del yo colectivo, ese yo que encierra las ansias de libertad, ese yo comprometido con la causa independentista, ese que arenga, que llama, que incita, que enaltece evidenciando la libertad de expresión como característica romántica, todo en él es una alocución a todos para que la invasión cumpla su objetivo fundamental, llevar la guerra a toda la isla, que esta se involucre toda para aniquilar al opresor español cuando expresa:

“Los generosos pueblos de Oriente/ de sus guerreros mandan la flor, / y con vosotros marcha el valiente/ camagüeyano batallador”. (Piedra, 2006)

El poema presenta una rima consonante demostrando la ritmicidad y la métrica precisa, características esenciales del Romanticismo en Cuba, además muestra connotaciones plásticas que le proporciona la exactitud de la forma, constatando ese amor hacia la naturaleza patria cuando resalta en sus versos el hermoso paisaje cubano: “Hay unos valles verdes, hermosos, / donde las cañas de oro se dan”. (Piedra, 2006)

El autor utiliza recursos expresivos como la metáfora (de sus guerreros mandan la flor, cañas de oro) y la adjetivación (verdes, hermosos) para enfatizar el dolor del yo colectivo por la patria bella pero subyugada, el comprometimiento de los hijos ilustres de Cuba, el valor que demuestran en el campo de batalla, el sufrimiento por aquellos que todavía padecen la amargura de la esclavitud más que demostrar belleza y dominio del lenguaje.

Otro ejemplo de su poemario exaltado por los ideales patrios lo constituyen los versos dedicados al mayor general Ignacio Agramonte cuando fuera asesinado por los españoles en el Camagüey: “Muerto estaba, / y le temieron/ y temblando y pavorosos/ en llamas le sumergieron: / así sus restos gloriosos/ a cenizas redujeron”. (Caro, 2011)

A propósito de su obra literaria el crítico José Manuel Carbonell expresó: “El poeta fue en la composición revolucionaria exaltado y soberbio, más en lo hondo de su ser gemía la nota doliente”.

En otras de sus composiciones, A las olas, el poeta muestra en forma de glosa cómo se refugia en la naturaleza, demostrando su amor por lo natural. El poeta se cobija en el paisaje marino para darnos ese tono de cansancio, de dejadez, de fin. Presenta un yo lírico afligido, triste, abatido, mustio cuando expresa: “En ansia febril y loca ∕ se estará el mundo agitando ∕ mientras yo sobre esta roca ∕ donde el mar casi me toca ∕ la orilla estoy contemplando. ∕ Las olas veo llegar, ∕ las siento a mis pies bullir, ∕ llegan la arena a tocar ∕ y las veo luego huir∕ por la llanura al mar∕ Yo amo aquese rumor lento ∕ que percibo en blanda calma, ∕ porque acalla mi lamento, ∕ porque en el lama lo siento: ∕ mas ¿qué decís a mi alma?”. (Menéndez, 2014)

Toda esa soberbia, hidalguía, quehacer político y amor patrio le valió al poeta cienfueguero para que nuestro José Martí lo llamara: el pulcro y tierno Hurtado y lo incluyera en el volumen prologado por él Los poetas de la guerra y que publicara Patria en 1893 (Martí, 1983).

Los versos de El hijo del Damují, fallecido en las cercanías de la sabana camagüeyana en un campamento mambí, el 7 de junio de 1875, fueron muy populares dentro de las tropas insurgentes, formando parte de la literatura de campaña con la que los mambises amenizaban las charlas (Guanaroca del Sur).

Adelaida Saínz de la Peña

Otra de las figuras representativas del Romanticismo en Cienfuegos fue la poetisa Adelaida Saínz de la Peña que no por ser la que menos implicación tuvo con la causa libertaria deja de expresar en sus versos su amor por la independencia de Cuba.

Esta mujer vivió solo 34 años, pero dejó en su quehacer literario obras escritas en verso y prosa. Nació tres años después que El hijo del Damují, por lo que prácticamente son contemporáneos.

Las obras de Adelaida nunca fueron íntegramente publicadas, ya que, según las memorias de Enrique Edo, Rousseau y Díaz de Villegas, esta las publicó en vida en periódicos tanto de la villa como de otras localidades del país.

La producción literaria de la escritora se resume en la sección biográfica del libro de Rousseau y Díaz de Villegas:

Entre sus numerosas poesías, escritas sin el propósito de que fueran publicadas, pues su natural modestia le hacía creer que sus trabajos no merecían los honores de la publicidad, se pueden mencionar como las mejores las siguientes: A las cubanas, Cristóbal Colón, Cuba, A la luna, La esperanza, A un sinsonte, A un clavel marchito, La esperanza mía, Luchas del corazón, A una mariposa, La infancia, El indio de Maniabón, A mi hermana Lola, Al retrato de mi hermana Lola, Entusiasmo y algunas décimas. Parece ser que su género favorito y en que más se distinguió fueron los Cuentos familiares, de poca extensión, mereciendo especialmente mención los titulados La casita blanca, Brisas de honor, Beso de las flores, Mañanas de abril, El secreto de Guarina, Jagua y Enemigos de una flor”. (Menéndez, 2014, p. 76)

De toda esta producción literaria que Adelaida legó solo sobrevivieron tres obras: el soneto Cristóbal Colón, y los poemas en décimas A mi madre y A un sinsonte.

Las décimas tituladas A mi madre constituyen una elegía, elemento imprescindible de la poesía cubana. Este poema parece ser de los primeros que escribió, pues, no aparece en el libro de Rousseau y Díaz de Villegas, sino en Memoria histórica de la villa de Cienfuegos y su jurisdicción de Enrique Edo (Menéndez, 2014).

El poema constituye un canto a la madre, a esa mujer que da la vida a otro ser, que lo cuidad, lo ama, lo defiende; este es un canto de amor, añoranza y mucha tristeza. Según palabras de la autora, se puede inferir que no pudo disfrutarla mucho tiempo, por lo que se deduce que es un poema autobiográfico. Desde el punto de vista formal está bien escrito, con una métrica bien cuidada y utiliza un lenguaje elegante, propio de la elegía, así como los recursos empleados dan la sensación de angustia, desolación que siente la autora por la pérdida de su madre.

“¡Oh cuanta dulzura tiene ∕ De madre el nombre querido! ∕ ¡Tan dulce! Y para mí ha sido ∕ Borrado para que pene. ∕ Mi Dios, castigo perenne ∕ Dale, si existir pudiera, ∕ a todo el que maldijera ∕ al ser que le dio la vida… ∕ ¡madre, mi madre querida, ∕ Si yo un momento te viera! ∕ Mil veces, ¡oh madre mía, ∕ Soñé llena de delicias ∕ que tus maternas caricias ∕ Cada instante recibía; ∕ que a tu lado yo vivía ∕ Gozando de tu bondad ∕ Mas después la realidad ∕ ¡Virgen de los cielos pura! ∕ Con su cáliz de amargura ∕ Me reveló mi orfandad ∕ ¡que gloria más venturosa ∕ Puede un hijo ambicionar ∕ Que a su lado contemplar ∕ A una madre cariñosa! ∕ Siempre amable y bondadosa ∕ Consuela nuestra aflicción ∕ Con su angelical pasión ∕ Que paz y bien solo encierra ∕ Pues la madre es en la tierra ∕ El ángel de salvación”. (Menéndez, 2014, p. 76-77)

A un sinsonte, poema en décima de la propia poetisa demuestra los sentimientos abolicionistas de la autora. Esto se corrobora con lo expresado por Mayra Hernández Menéndez en su estudio de la décima escrita por mujeres en Cuba cuando dice: “Las espinelas de Adelaida Saínz de la Peña recrean el tema de la naturaleza, como las que dedica A un sinsonte, donde, no obstante, simbólicamente, nos ofrece un canto a la libertad, quizá (o seguro) bajo la influencia de la corriente criollista y, en particular, de El Cucalambé”. (Menéndez, 2014, p. 78)

El yo lírico en el poema es un sinsonte, negro pájaro que habita en nuestros campos que presenta colores sobrios entre el gris y el negro, por lo que este constituye un símbolo. Como cualquier ave, le gusta vivir libremente para disfrutar su libertad como le plazca, así mismo les pasa a los hombres oprimidos. La autora utiliza de fondo, como contraste, la idílica naturaleza cubana para enfatizar el sentir del ave sonora: la tristeza, expresado en los recuerdos que la prisión le trae del hermoso paisaje silvestre.

“Pobre pájaro, que ausente ∕ De tus prados y tu nido ∕ Te quejas entristecido ∕ Del hado crudo, inclemente… Ya no miras las palomas ∕ En los árboles copados, ∕ Ni tus montes encumbrados ∕ Ni tus pintorescas lomas; ∕ Ya no aspiras los aromas ∕ De las selváticas flores; ∕ ya no escuchas los rumores ∕ Del claro y precioso río, ∕ Ni oyes en el bosque umbrío ∕ Trinar a los ruiseñores”. (Menéndez, 2014, p. 78)

Adelaida minimiza la subjetividad, subrayando solo su simpatía con el sufrimiento del pájaro que no pierde, en ningún momento, el papel protagónico en el poema. “En oír tu dulce canto ∕ Mi pecho no se complace ∕ Pues sé que tu canto nace ∕ Entre congojas y llant”. (Menéndez, 2014, p. 78)

Al final del poema, Adelaida le da un cierre definitivo, claro y explícito cuando escribe: “Ya no entonas con agrado ∕ Tus plácidas cantinelas; ∕ Solo amarguras y penas ∕ Tu sencillo pecho siente ∕ Como el hombre que inocente ∕ gime entre duras cadenas”. (Menéndez, 2014, p. 79)

La autora con mucha vehemencia expone su ideología en estos versos rechazando el sometimiento y la opresión de unos pocos para con un pueblo entero, solo por el hecho de creer que este les pertenece.

Conclusiones

Se puede concluir que las expresiones líricas cienfuegueras reflejan las ideas morales, filosóficas, estéticas e ideológicas del tiempo que les tocó vivir.

En sus composiciones existe una gran exaltación del yo, un gusto y refugio por la naturaleza, un amor desmedido por la patria y la libertad, así como, los símbolos que identifican la ciudad.

El conocimiento e integración de la literatura local como asignatura propia hace posible que el estudiante se identifique con las tradiciones, ideología e intransigencia revolucionaria locales, pues, estas forman parte de su formación cívica y profesional.

Referencias biblográficas

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Recibido: 08 de Febrero de 2020; Aprobado: 20 de Marzo de 2020

*Autor para correspondencia. E-mail: ycbeltran@ucf.edu.cu

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Los autores han participado en la redacción del trabajo y análisis de los documentos.

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