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Conrado

versión impresa ISSN 2519-7320versión On-line ISSN 1990-8644

Conrado vol.16 no.76 Cienfuegos sept.-oct. 2020  Epub 02-Oct-2020

 

Artículo original

Promover la lectura de la edad de oro

To promote the reading of the golden age

Luis Orestes Oliva Quintana1  * 
http://orcid.org/0000-0002-5914-0070

Lourdes María Brunet Brunet1 
http://orcid.org/0000-0002-5338-6723

Yipsi Cruz Beltrán1 
http://orcid.org/0000-0001-5387-640X

1 Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez”. Cuba

RESUMEN

La Edad de Oro fue una revista creada por José Martí para que los niños americanos tuvieran la posibilidad de leer temas que le movieran el pensamiento y la creatividad. En las obras que integran los números de la revista, el apóstol, habla sobre el hombre en toda su dimensión, sin importar raza o procedencia social. El presente trabajo explica cómo el estudio de La Edad de Oro contribuye a la formación integral del alumno universitario.

Palabras clave: José Martí; La Edad de Oro; promoción de lectura

ABSTRACT

The Golden Age was a magazine created by José Martí so that the American Continent children had the possibility to read topics that moved their thinking and creativity. In the articles that make up the issues of the magazine, the apostle talks about man in all its dimension, regardless of race or social origin. The present work explains how the study of The Golden Age contributes to the integral formation of the university student.

Keywords: José Martí; The Golden Age; reading promotion

Introducción

“Para los niños es este libro, y para las niñas, por supuesto” (Martí, 1889) porque esta obra, de inacabada maestría en el arte de educar, será completada por los docentes que, en sus aulas, la extiendan como recurso didáctico, tanto desde lo académico, como desde lo epistemológico.

Es que “una universidad en la que se lea; una universidad donde profesores y estudiantes comparten libros y lecturas es y será siempre una universidad en la que sus estudiantes se preparan para ejercer mejor la civilidad; para participar y cimentar desde sus lecturas una sociedad más justa y equitativa”. (Montaño Calcines & Abello Cruz, 2015)

La cita que antecede en párrafo, es elemento necesariamente indispensable de reflexión para atender desde su mensaje, la formación no solo de profesionales competentes, sino también en ellos mismos, de ciudadanos sensibles, educados y cultos, importantísima forma de lograr un ser social.

Desarrollo

Ya declara Martí, (1889), en la página “A los niños que lean La Edad de Oro”: “un niño puede hacerse hermoso aunque sea feo; un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso” y La Edad de Oro puede ayudar a que los niños sean hermosos desde esta óptica que declara el Maestro en su página inicial, pero para ello, es menester que los docentes trabajen con dedicación el contenido de esta revista, y no se trata de que se realicen espectáculos con ella, sino de que se ajuste una adecuada labor en que los textos que contiene, sean conscientemente interiorizados por los estudiantes en formación, así como aprehendan cómo llevar estos mensajes a sus futuros alumnos.

“Este periódico se publica... para decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres” (Martí, 1889) y esto que deben saber los niños, es un espacio que la escuela cubana debe prepararles, y hacerlo con cientificidad y con amor. Ahí se encuentra un reto que deben considerar los docentes: cómo personificar la enseñanza contenida en esta revista.

Le corresponde a la escuela de hoy resolver que los niños sepan “como se vivía antes, y se vive hoy... y lo que se sabe del cielo, y de lo hondo del mar y de la tierra” (Martí, 1889) como resultó aspiración del creador de la publicación, porque al ser martiana la educación en Cuba, La Edad de Oro ha de ocupar un espacio trascendente en los programas, pero sobre todo en el accionar del docente y para ello, este tiene que prepararse en la Universidad, sin importar qué asignatura luego impartirá.

Y es que La Edad de Oro, que no es su almohada de piedras, ni tampoco la de rosas, ocupó un espacio en su vida de líder y de luchador revolucionario, para enseñar a los niños americanos “Todo lo que debían saber para ser de veras hombres”

En consideración de Aguirre (1971): "hay en ella todo un código moral, todo un cuerpo de conducta elaborado por Martí para los niños al tamaño y a la medida de su propia ejemplaridad humana". Entonces es convocatoria permanente, que ese código tenga espacio en cada clase, o más bien, en todo momento con niños y jóvenes, de lo cual la Universidad debe ocuparse.

Herrera (2014), refiriéndose al tema, considera a José Martí junto al colombiano Rafael Pombo, como uno de los dos escritores de fines del siglo XIX en América que sobresalen con creaciones de auténtico rango literario y califica a La Edad de Oro como una revista excepcional, y en párrafo seguido expone que “La Edad de Oro, como ha señalado con insistencia la crítica, constituye una transgresión superadora del didactismo moralizante, el sentimentalismo y la ñoñería predominantes en las letras para la infancia en lengua española a fines del pasado siglo (xx). En un diálogo de amigo con el niño, Martí habla de los más diversos y complejos problemas éticos, políticos, artísticos, científicos, históricos y sociales, empleando con impar maestría estilística los más variados géneros y formas genéricas: poesía, cuento (versiones de clásicos y originales) crónica de actualidad, artículo histórico, artículo de divulgación científica… Una esencial riqueza humanística, un ardiente espíritu latinoamericanista y libertario recorre estas páginas repletas de imágenes henchidas de luz y color”. (pp. 38-39)

Consideraciones al respecto permiten concordar con el citado investigador, en que es excepcional la publicación (que lo sigue siendo por la vigencia que encierra) y sobre todo por la fina pedagogía que en sus páginas se aprecia. Por esa transgresión superadora del didactismo moralizante, el sentimentalismo y la ñoñería predominantes.

Debe en las aulas de la isla, enseñarse la didáctica de la revista, emprender ese diálogo creador con el niño, que identifica Herrera (2014), y así se enriquecerá la educación desde todas sus posibles consideraciones, desde la ética, hasta la de la información, no menos importante para defender las conquistas de la sociedad que resulta necesario defender.

Ese “diálogo de amigo con el niño”, no es didáctica común en las aulas, y la necesidad de paradigma del maestro, recorre la pedagogía que demanda ser martiana, porque precisamente es Martí un excepcional Maestro en el tratamiento de los más diversos temas que con inigualable destreza, acomoda en lo educativo desde lo instructivo.

Es que el hombre de La Edad de oro se propone trabajar por la formación de un ser humano mejor. Aspiración de que no podrá desatenderse la sociedad actual, puesto que en ella marcha la posibilidad de la formación de verdaderos ciudadanos, de hombres dignos, con valores patrióticos y humanos.

En carta a Manuel Mercado antes de la publicación de la revista declara Martí: “Entro en esta empresa con mucha fe, y como cosa seria y útil a la que la humildad de la forma no quita cierta importancia de pensamiento… y ya que lo echo a cuestas, que no es poco peso, ha de ser para que ayude a lo que yo quisiera ayudar, que es a llenar nuestras tierras de hombres originales, criados para ser felices en la tierra en que viven, y vivir conforme a ella… A nuestros niños los hemos de criar para hombres de su tiempo y hombres de América”. (Martí, 1993)

¿Qué revisar y cómo hacerlo, para que el empeño pedagógico de hoy pueda cumplir con este objetivo declarado en la carta citada de que a los niños se críen (eduquen) para ser felices en nuestras tierras... como hombres de su tiempo y hombres de América?

La actualidad genera situaciones complejas para que los docentes desde su quehacer educativo, logren la encomienda, pero nada podrá constituir una barrera, al menos infranqueable, para que la Universidad no penetre, mediante sus egresados, en la tentación que se genera desde ofertas absolutamente materiales y encauce el rumbo de las actuales generaciones.

La Edad de Oro, será texto de consulta entonces de padres, maestros y de cuantos concurran en la gestión de educar, para hacer hombres que no renieguen de sus tierras. Lograr “hombres que se quieran bien y que pinten todo lo hermoso del mundo” (Martí, 1889)

Es que, según el pensamiento martiano, necesario en la educación cubana: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida”. (Martí, 1997)

Y de la obra humana que nos ha antecedido, es imprescindible considerar el legado educativo del Apóstol cubano, para retomar posiciones, ideas, reflexiones, de las que aprendan los estudiantes en la formación inicial, y puedan operar desde ella conceptos como libertad, héroe, patria, nación, identidad, decoro, amor, patriotismo, utilidad, virtud, etc. y sean portadores, no de discursos solamente, sino de conductas cercanas a la ejemplaridad, en cada espacio en que se desenvuelvan y por tanto generen educación patriótica, cívica, entre aquellos que les conocen, que les escuchan y sobre todo, entre quienes les ven comportarse.

Resulta ineludible atender y más que ello buscar respuestas, no en la tinta de un texto, sino en el accionar diario, a las interrogantes que propone Carrillo Alonso (1999): ¿Cómo responde la Universidad, entonces al reclamo ético de los nuevos tiempos? ¿En qué medida la obra martiana constituye un llamado a la defensa de nuestra identidad? ¿Cómo articular, en las funciones y direcciones de la Educación Superior, el legado martiano de educar?

La Edad de Oro, debe ser convertida entonces por los docentes, en bibliografía que resulte un llamado a la defensa de nuestra identidad; pero en cada Universidad se requiere lograr la coherencia entre los textos seleccionados para encaminar esta gestión y las condiciones sociales del estudiantado, así como otras de carácter tanto objetivo como subjetivo.

En cada espacio se adecuará el trabajo, considerando que no puede quedar en lecturas y repeticiones de juicios en busca de una evaluación, sino que se debe trabajar conscientemente para atemperarse a las particularidades. Un diagnóstico certero es imprescindible. Personajes de la revista, actitudes de estos, consideraciones de variada índole, tienen que ser armonizadas para que se produzca una intención martiana en el centro universitario y pueda considerar un problema a resolver en este sentido.

“El hombre de La Edad de oro se propone trabajar por la formación de un ser humano mejor. Superior por la dirección de sus sentimientos, por su forma de interrelación social y por su conocimiento de los adelantos de la ciencia y la tecnología que posibilitan mejorar las condiciones de su vida material”. (Toledo, 1999)

Pero el hombre de La Edad de Oro, dejó suficientes elementos en esta revista para que hoy la escuela cubana, y ella desde la Universidad, materialicen la formación de valores ciudadanos mediante una pedagogía martiana, que contemple el accionar por encima de la oratoria. En esta revista, considera Toledo (1999), se aspira al hombre superior en lo sentimental, o sea, que busca la formación de condiciones humanistas, el ciudadano que anteponga la conciencia a toda otra razón de su conducta.

En los personajes de la obra se encontrarán modelos conductuales para exponer. Desde ese viajero que, al llegar a Caracas, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se llegaba a la estatua de Bolívar, que constituye una lección de respeto a los héroes de la América nuestra.

Sería interesante investigar cuántos docentes universitarios de todas las materias, en especial de las humanidades, tienen en su accionar académico, el legado de La Edad de Oro, y si lo trabajan con sistematicidad. Y en los casos afirmativos, las interrogantes ¿Cómo lo hacen? Y ¿Qué repercusión tiene en el aula?

La primera pregunta deberá resolverla cada docente con el acertado diagnóstico de sus alumnos y sobre tal base, las actividades a desarrollar en cada grupo o con cada estudiante, estarán marcadas por sus habilidades como maestro y por el grado de impacto que tenga el trabajo entre sus alumnos.

La respuesta a la última interrogante, debe hallarse en una labor de comprobación constante que se realice por todos los que tienen la custodia de la formación de docentes universitarios. Comprobación que no puede quedar en lo académico, sino tener en cuenta lo actitudinal, buscar la parte humana de los receptores y cómo esta puede alimentarse desde el trabajo con los juicios expuestos por Martí en su revista.

La primera página titulada “A los niños que lean La Edad de Oro”, debe ser un elemento de atención y tener seguimiento en el contacto con los estudiantes, así como constituir objetivos de la labor diaria, puesto que, en ese artículo, se muestran en gran medida, los intereses de la revista. Es que allí se declara: “Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros” (Martí, 1889) virtudes esperadas por un sistema educacional que invierte en la formación de las nuevas generaciones, recursos humanos y materiales con altos costos.

Eso sería ser maestro entonces en la escuela cubana, una escuela por naturaleza, por historia y por necesidad, martiana. Así pagaría cada docente desde que se inicia en esta profesión, la deuda que adquiere con la sociedad, con el legado de los próceres, con los niños y jóvenes que se educan (o no) en los espacios académicos de ahora, en fin, con Martí.

"Su obra para niños, no podía ser ni una mera joya formal para alivio y distracción, ni producto de fortuito acierto, sino creación nacida de claro y amplio proyecto de educación y enseñanza". (Almendros, 1972)

No pretende comentarios la anterior cita; pero el proyecto claro y amplio declarado, es el que se requiere en el aula de hoy. Eso se logra, solo si se es capaz de infundir en la educación que se hace, la tenacidad, la consagración, el empeño que se demanda y no estará regido por dictámenes ni orientaciones superiores, sino por lo maestro que sea cada uno en su espacio, que no será solo el aula, y es que:

"Hay en ella (en la revista) todo un código moral, todo un cuerpo de conducta elaborado por Martí para los niños al tamaño y a la medida de su propia ejemplaridad humana". (Aguirre, 1971)

Conclusiones

La revista, entre otros elementos de interés, presenta 258 personajes portadores de conductas - imitables o no - por los receptores, y es labor que requiere preparación a los estudiantes en formación para que logren en sus aulas posteriormente, la intención propuesta por el Apóstol.

De la ejemplaridad humana de Martí habla la ilustre profesora, pero de la ejemplaridad humana de los maestros en nuestras aulas, hablarán los niños y jóvenes de ahora, sin ella, será muy difícil todo empeño.

Referencias bibliográficas

Aguirre, M. (1971). La Edad de Oro y las ideas martianas sobre educación. Pueblo y Educación. [ Links ]

Almendros, H. (1972). A propósito de La Edad de Oro. Instituto Cubano del Libro. [ Links ]

Carrillo Alonso, N. (1999) La recepción del legado martiano en el proceso de formación de los estudiantes universitarios de carreras no humanísticas. (Tesis de Maestría). Universidad Hermanos Saíz. [ Links ]

Herrera, R. L. (2014). Panorama de la literatura infantil y juvenil Documento en soporte digital. Universidad de Sancti Spíritus “José Martí Pérez”. [ Links ]

Martí Pérez, J. (1889). La Edad de Oro. Pueblo y Educación. [ Links ]

Martí Pérez, J. (1993). Epistolario. Tomo II. Ciencias Sociales. [ Links ]

Martí Pérez, J. (1997). Obras Completas. Tomo 11. Ciencias Sociales. [ Links ]

Montaño Calcines, J. R., & Abello Cruz, A. M. (2015). Leer y escribir: ¡tarea de todos! Pueblo y Educación [ Links ]

Toledo, J. (1999). Edición Crítica de La Edad de Oro . Artículo en CD. Centro de Estudios Martianos. [ Links ]

Recibido: 17 de Septiembre de 2020; Aprobado: 20 de Octubre de 2020

*Autor para correspondencia. E-mail: loliva@ucf.edu.cu

Los autores declaran la no existencia de conflictos de intereses.

Los autores participaron de forma igualitaria en la concepción y elaboración del artículo.

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