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Conrado

 ISSN 1990-8644

        02--2021

 

Artículo Original

Educación universitaria y sus estructuras pedagógicas, ¿o serán otras?

University education and its pedagogical structures, or not?

0000-0003-3391-0572Ned Vito Quevedo Arnaiz1  *  , 0000-0001-5757-2964Nemis García Arias1  , 0000-0003-4854-6996Fredy Pablo Cañizares Galarza1 

1Universidad Regional Autónoma de Los Andes. Ecuador

RESUMEN

La importancia de los estudios pedagógicos es indiscutibleen la universidad tecnológica actual donde se trata de estructurar al profesor y al estudiante como dos mundos diferentes. El objetivo esvalorar si la pedagogía como ciencia en la universidad es pertinente para investigar en educación sobre la formación del hombre para su profesión.El tipo de investigación se basa en un alcance exploratorio con carácter observacional y analítico basado en un estudio retrospectivo del tema investigado mediante la interpretación y comparación.El principal resultado ha sido la comparación entre la Pedagogía y la Andragogía. Se concluye que la educación del hombre como ser único, de naturaleza socio biológica desde niño a su adultez es objeto de estudio de la Pedagogía General.

Palabras-clave: Pedagogía; Andragogía; educación; estudiante universitario; formación

ABSTRACT

The importance of pedagogical studies is indisputable in today's technological university where some scholars are structuring the teacher and the student as two different worlds. The objective is to assess whether pedagogy as a science in the university is relevant to research in education on the formation of men for their profession. The type of research is based on an exploratory scope with an observational and analytical nature based on a retrospective study of the examined topic through interpretation and comparison. The main result has been the comparison between Pedagogy and Andragogy. It is concluded that the education of man as a unique human being, of a socio-biological nature from childhood to adulthood is the object of study of General Pedagogy.

Key words: Pedagogy; Andragogy; education; university student; training

Introducción

Recientemente, varios profesores en la universidad han querido establecer una división entre la Andragogía y la Pedagogía como dos ciencias totalmente desemejantes y encargadas de destinos diferentes. Con esta posición, se piensa en dos áreas educativas sin conexión: La universidad y los otros niveles de enseñanza.

En algunos textos de apariencia científica se leen comentarios sobre realidades de acciones concretas diferentes para niños y adolescentes con relación a los adultos a la hora de enseñar y aprender y con dinámicas distintas, no tanto por su edad sino por sus métodos.

Otros textos recientes se enfocan a los estudios sobre la educación del hombre como algo segmentado, que no ocurre de manera continua y por tanto se divide al individuo en dos: una etapa adulta y otra etapa antes de la adultez. Sin embargo; en las ciencias se conoce, entre otras cosas, que determinada ciencia lo es porque tiene un objeto definido y no porque se segmente dicho objeto en periodos. El proceso educativo ocurre durante toda la vida y por tanto La Educación es objeto de estudio de una sola ciencia general, la que lo ve como expresión de toda la vida.

En la escuela el niño se forma y va transformando su personalidad, pero desde esas edades tempranas se pueden comprender rasgos y comportamientos que luego favorecen o no su desarrollo educativo, pero para nada esa continuidad dentro del sistema educativo, de un tipo de enseñanza a otro, se pierde al arribar al nivel universitario. Algunos profesores ven rasgos paternalistas en la educación del estudiante universitario, que obviamente no es una característica deseada a este nivel, pero junto a algunas lagunas del conocimiento se arrastran con la persona y hay que darle solución en algún momento.

Otros docentes consideran que el profesor y el estudiante son dos mundos diferentes y como "uno es muy superior al otro" no pueden existir intercambios sociales balanceados entre ellos si no se establecen niveles con esas diferencias, más en la universidad. La educación, sin embargo, se encarga de formar y no precisamente estableciendo dependencias o diferencias.

Pero la realidad de hoy ha cambiado el aula a un espacio mucho más abierto donde los grandes salones para las élites desaparecen y el pobre rincón redecorado ha ganado su plaza en la universidad de la tecnología.

“Las nuevas exigencias provocaron también profundos cambios al interior de las universidades. Sus antiguos códigos medievales fueron reemplazados por la estandarización y burocratización de procedimientos; sus divisiones disciplinares aparecerían cada vez más como obsoletas ante el surgimiento de nuevos modos de producción de conocimiento interdisciplinares, muchas veces vinculados con procesos de innovación productiva y tecnológica. Asimismo, el financiamiento tendió a la diversificación y organización con base en criterios de productividad y calidad, disminuyendo el aporte de libre disposición que en etapas anteriores le suministraran los Estados u otras entidades. Esto ha obligado a muchas universidades a generar nuevos ingresos, cobrando aranceles a los alumnos, vinculándose con la empresa, y vendiendo servicios”. (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2013)

Analizar un fenómeno a la luz de los cambios tecnológicos actuales y las necesidades de transformación social impone un proceso de enseñanza aprendizaje diferente, al menos desde la planificación y ejecución, que pueden parecer innecesarios, toda vez que la educación se enriquece constantemente y los marcos para su análisis siempre quedarán alejados de lo que impone la realidad; pero los autores quisieran hoy valorar si un estudio sobre las concepciones iniciales de la ciencia sobre la educación puede aportar vías de solución a los conflictos del aula en la era tecnológica, si la unidaden las ideas sobre la ciencia implican mejoras sobre la praxis actual en este caso, porque las corrientes ecológicas que hoy eliminan diferencias buscan mejorar el medio natural y las relaciones que establece con este el propio hombre.

El objetivo del trabajo es valorar si la pedagogía como ciencia en la universidad es pertinente para investigar en educación sobre la formación del hombre para su profesión.

Metodología

La investigación presenta una concepción general basada en la investigación mixta, pero sería necesario aclarar que ambas posiciones: cuantitativas y cualitativas son complementarias para el análisis de los datos obtenidos. Los métodos cuantitativos basados en la medición y cifras irrebatibles refieren un sustento positivo para el análisis y presentación de las generalizaciones. Los métodos cualitativos a su vez ofrecen la apertura a la interpretación y comparación con mayor profundidad sobre una realidad que se debe abordar para argumentar el tema pedagógico y dar respuestas sólidas a los retos educativos e investigativos actuales con razones humanas para que combatan todo tipo de separación del hombre de su entorno histórico y cultural.

El tipo de investigación se basa en un alcance exploratorio con carácter observacional y analítico basado en un estudio retrospectivo del tema investigado mediante la interpretación y comparación.El método empleado para el estudio parte del análisis teórico con los métodos teóricos del pensamiento: análisis y síntesis de la bibliografía sobre los términos referidos desde la Pedagogía y otras ciencias de la educación; la inducción y deducción para las generalizaciones que se presentan, y los métodos del nivel empírico que buscan los datos para la contrastación, junto a la observación del fenómeno educativo en la universidad.

El análisis de las fuentes fue primordial para establecer pautas en la comparación establecida y ajustarse al contexto que se vive en la universidad ecuatoriana en estos momentos, para luego poder avizorar los retos educativos que se avecinan y para los cuales hay que preparase con tiempo.

Por ello, los datos del estudio investigativo fueron resumidos por los investigadores a través de la técnica de investigación documental y el análisis de los documentos como parte de la revisión de la literatura pertinente para realizar la comparación de los datos encontrados.

Desarrollo

Ecuador es uno de los países en América que valora la importancia de una universidad para todos. Pero, es uno de los países que presenta mayor dificultad para el acceso y terminación de los estudios universitarios. Una de las causas de esta realidad se palpa en las diferencias entre la universidad pública y la privada. Otra disparidad se observa en los postulados y acciones de poder que ejercen los docentes en su “libertad de cátedra” en la universidad ante los procesos de enseñanza y aprendizaje como si se tratase de mundos diametralmente opuestos e inconexos.

Será realmente que las ideas de análisis sobre la educación se deben ver como que el alumno universitario es totalmente independiente y que una supuesta ciencia para su momento adulto hace que se le prive de atenciones que se merece. Realmente, en cualquier variante de análisis para la educación en la universidad, Andragogía o Pedagogía, el proceso educativo otorga gran atención a los procesos de aprendizaje tanto como lo hace a los de la enseñanza. Entonces, ¿dónde radica su diferencia?, ¿cómo se puede fundamentar la estructura de la educación universitaria? Y sobre todo ¿cómo se enfrentan los retos que la actualidad impone a la ciencia?

Una idea inicial o primer razonamiento que se debe tomar en cuenta para definir si es Andragogía o Pedagogía la ciencia de la educación que atiende los problemas del aprendizaje está en el tiempo. No para definir que es primero al estilo de "el huevo o la gallina" porque se sabe que la reproducción pudo ser un largo proceso, que cambió de bipartición o esporulación a otro tipo diferente. Ordenando el tiempo se puede identificar causas de las dos propuestas y los momentos que dieron lugar a su aparición.

¿Qué apareció primero y sobre qué base? El padre de la pedagogía, Immanuel Kant, nació en Königsberg, Alemania- hoy Rusia, en abril de 1724 y creó el término para referir la cualidad que tiene el hombre de ser educado a diferencia de los animales. El creador del término Andragogía, Alexander Kapp, también alemán que nació en 1799, aunque introdujo su idea un siglo después en 1833 para referir que el adulto puede involucrarse también en su aprendizaje a partir de su propia experiencia.

Si se busca detenidamente sobre el origen de los términos, como en otras ciencias, estas aparecen relacionadas a consideraciones a partir de lo que ofrecen el latín y el griego. El latín remite al conocimiento con la palabra ciencia y por tanto cualquiera que se le atribuya dicha categoría debe tener un aparato categorial amplio basado en el conocimiento definido en ella. Del griego vienen Pedagogía de paidos (niño) y Andragogía de andros (hombre varón). La primera hace extensión en su acepción actual a otras etapas de la vida, la segunda como educación de adultos quiere hacer la inclusión de la fémina, peroel incluir ambos sexos hace más natural el nombre antropagogía.

Desde el origen se puede acertar que como términos pedagogía es mucho más incluyente que andragogía. La educación la contenía porque comenzaba con el niño en la antigua Grecia, pero no se detenía con la adolescencia, en ocasiones el discípulo permanecía junto a su tutor hasta bien entrada en la edad madura como el caso de Sócrates con Euclides y Platón. Pero otros empezaron en la edad adulta, como Jenofonte y Alcibíades con el mismo tutor: Sócrates. No es casualidad que este pedagogo atendiera la formación en varias edades.

Por otro lado, es un error con esa explicación sobre los conceptos, decir que tradicionalmente se le atribuía a la Pedagogía la forma científica o no de enseñar niños y que actualmente incluye a los adolescentes, porque desde que surgió el término, la educación más institucional solo alcanzaba hasta la juventud, pero las universidades no abundaban como para atender una educación masiva y por mucho más tiempo. Con el cambio moderno, la Pedagogía ha aportado sus métodos y principios como ciencia a la Universidad.

Ante la comparación entre una y otra mediante el tiempo, la Pedagogía sale victoriosa. También desde el punto de vista de la fundamentación de ambos ciencias porque es la Pedagogía la encargada de hacer conexiones muy fuertes con otras ciencias afines; y es de su aparato categorial que se nutre la Andragogía, no existen palabras científicas que tipifiquen algo diferente entre la educación en un niño y en un adulto. Solo queda como segundo recurso de razonamiento valorar los postulados de los defensores de la Andragogía para evaluar cuanta profundidad puede tener como para poder valerse ellos solos sin conexión científica pedagógica.

Si la Andragogía no es capaz de deslindarse de la Pedagogía es porque indiscutiblemente está incluida en ella o tiene un grado de dependencia elevado. A simple vista los términos no son propios y su aparato se basa fundamentalmente en dividir al ser humano en dos, en ambos casos se estaría en presencia solo de una llamada ʺsub cienciaʺ dependiente de otra.

Las ideas expuestas por el teórico de la Andragogía en el siglo XX, Malcom Knowles, que después han tratado de entender como verdad absoluta de estudiantes que rebasan los 18 años, parten de seis supuestos relacionados con la motivación en el aprendizaje de los adultos, para tratar de diferenciar el objeto de estudio de la Andragogía de la Pedagogía, y que varios autores (Merriam, et al., 2007) proyectan como atributos propios de la educación de adultos cuando mencionan a:

  1. Necesidad de saber. Los adultos necesitan conocer la razón por la que se aprende algo.

  2. Autoconcepto del individuo. Los adultos necesitan ser responsables por sus decisiones en términos de educación, e involucrarse en la planeación y evaluación de su instrucción con autonomía.

  3. Experiencia previa. (incluyendo el error) Provee la base para las actividades de aprendizaje porque la experiencia del adulto es su principal base.

  4. Prontitud en aprender. Los adultos están más interesados en temas de aprendizaje que tienen relevancia inmediata con sus trabajos o con su vida personal.

  5. Orientación para el aprendizaje. El aprendizaje de adultos está centrado en la problemática de la situación inmediata, más que en los usos futuros de los contenidos. Su orientación está centrado en la tarea o problema.

  6. Motivación para aprender. Los adultos responden mejor a motivadores internos que a motivadores externos (Chan, 2010).

Veamos cada uno de estos supuestos por separados en comparación con los niños y jóvenes no adultos aún. Primero, la necesidad de saber no es privativa del adulto porque el niño necesita aprender la razón de las cosas desde su edad temprana entre 2 a 4 años (Vygotsky & Souberman, 2012) cuando comienza a conocer el mundo mediante su pregunta clásica al adulto ¿por qué?, pero con su crecimiento esta necesidad se satisface con la lectura, el intercambio con otros y la tecnología.

Segundo, los adultos necesitan ser responsables por sus decisiones educativas, pero esa responsabilidad va de la mano del docente que indica el camino porque nunca es el adulto iletrado quien presenta sus propuestas de la nada. Igualmente, hay que hacer responsable al niño y al adolescente de sus decisiones educativas, que en las primeras etapas son mucho más fáciles para el docente porque el juego constituye su principal actividad y en el juego se deja guiar, pero en la medida que el estudio y las relaciones sociales van constituyéndose en prioritarias en su vida, ya toma decisiones acertadas o no, pero propias como individuo que pertenece a uno o varios grupos sociales.

Tercero, la experiencia previa constituye la base de todo proceso de aprendizaje de conocimiento. Nuevamente, se puede afirmar que tanto un niño, como un joven, como un adulto necesitan motivarse para aprender y uno de los principios que manifiesta la Pedagogía General es tratar los contenidos de lo general a lo particular y de lo conocido a lo desconocido.

Cuarto, los adultos están más interesados en temas de aprendizaje que tienen relevancia inmediata con sus trabajos o con su vida personal porque, como se expresa en el tercer punto, sus motivaciones por el nuevo conocimiento van de lo conocido a lo desconocido. Pero los niños y adolescentes también aprenden sobre lo que es importante en sus vidas y que constituyen centro de atención en sus actividades cotidianas como preparación para esa vida futura laboral, aunque claro no será para ellos el trabajo dicha actividad inmediata.

Quinto, el aprendizaje de adultos está centrado en la problemática de su situación, más que en los contenidos siempre y cuando se trate de un adulto que no ha recibido instrucción durante su vida y comienza la escuela en edad adulta donde es imperioso que la escuela logre vinculación con su problemática y los contenidos deben ajustarse a partir de esta para tener éxito. También el niño se centra en su problemática del juego y sus insipientes relaciones entre pares, pero como no tiene una problemática social desarrollada que le presione sus faenas con la familia y colectivo laboral, puede disfrutar de una gradación científica de los contenidos de acuerdo con su edad. Cuando crece, continua inmerso en sus relaciones sociales y los contenidos educativos les amplían su saber.

Por último, la motivación para aprender se quiere diferenciar como que responde al propio adulto, pero lo real es que responde a cualquier ser humano. Los individuos se motivan en la actividad. Las motivaciones dependen de las percepciones que tiene el sujeto de sí mismo en el proceso de enseñanza aprendizaje y cuáles son las metas generales que se trace para aprender (Bandura, 1977; Weinert & Kluwe, 1987; Zimmennan & Schunk, 1989).

Knowles citado en Hartree (1984), por tanto, no logra deslindar la Andragogía de todo el sistema descrito en Pedagogía para la educación del hombre como ser viviente en la sociedad. Fue quien introdujo la teoría de la Andragogía como el arte y la ciencia de ayudar a los adultos a aprender, pero otros han empleado sus ideas para acrecentar las diferencias normales del desarrollo y la falta de atención educativa. En su afán de hacer valer su teoría para toda persona adulta, sus posiciones se ubican en concordancia con la segregación y diferenciación de esos adultos de otros sujetos solo por la edad.

Se debe recordar que en sus inicios esta teoría basada en el aprendizaje del iletrado incluía cinco pilares para su aprendizaje: hacer saber a los adultos por qué es importante que aprendan, mostrarles a los adultos como manejarse con la información, relacionar el tema de su aprendizaje a sus experiencias, el adulto no aprende hasta que se motive a hacerlo y para recibir ayudas necesita superar sus inhibiciones, comportamientos y creencias sobre el aprendizaje.

Por tanto quienes han buscado que la Andragogía crezca al nivel de ciencia enfatizan en la importancia de las características específicas y las necesidades e intereses de los adultos que se disponen a comenzar estudios o culminar los que abandonaron alguna vez, similar a como aprenden los niños por primera vez, en una etapa de descubrimiento, pero que a diferencia de los pequeños sus vidas tienen otros objetivos priorizados que complejizan sus estudios, no se trata de adultos que transitaron por una educación normal para cuando arriben a determinada edad pasar a ser atendidos de una ciencia a otra. Los sustentos teóricos basados en la edad no se fundamentan con claridad y los principios, definiciones, proposiciones y teorías de la Andragogía necesitan de una revisión sobre su pertinencia y motivaciones para definir su objeto de estudio como algo diferente al de la Pedagogía.

El objeto de estudio de la Pedagogía es la educación de todos los seres humanos, o sea educación en el sentido general, que le han atribuido diversas legislaciones internacionales, como lo referido en documentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco), la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y los propios de cada país (como las leyes generales o nacionales sobre educación). También es posible encontrar la palabra «formación» como objeto de estudio de la Pedagogía, siendo «educación» y «formación» vocablos sinónimos en tal contexto (existe un debate que indica que son términos diferentes, pero no para definir el objeto de estudio).

La Pedagogía estudia a la educación como fenómeno complejo y multifactorial, lo que indica que existen conocimientos provenientes de otras ciencias y disciplinas que le pueden ayudar a comprender lo que es la educación; ejemplos de ello son la historia, la sociología, la psicología y la política, entre otras. En este contexto, la educación tiene como propósito incorporar a los sujetos a una sociedad determinada que posee pautas culturales propias y características; es decir, la educación es una acción que lleva implícita la intencionalidad del mejoramiento social progresivo que permita que el ser humano desarrolle todas sus potencialidades. Para el mejor conocimiento de la configuración de la Pedagogía y su relación con la educación, se debe ampliar el estudio de la Pedagogía a las ideas de Immanuel Kant y Durheim.

Kant (2003), propuso la creación de una disciplina científica, teórica y práctica, basada en principios, la experimentación y reflexiones sobre prácticas educativas concretas, a partir de su planteamiento que sólo el hombre puede ser educado. Si un hombre no fuera educado, hipotéticamente, tan solo desarrollaría su animalidad como ha sucedido con los niños criados por lobos en la India. Este postulado indica que aquellos que han llegado a la adultez sin manifestarse solo por instinto han sido atendidos por la sociedad porque en las relaciones sociales han desarrollado la parte racional de la educación del hombre, aunque sin instrucción formal.

Durkheim (2020), por su parte, indicó que la Pedagogía era indispensable para la implementación de reglas metodológicas para educar que contribuyan a definir el carácter científico del conocimiento sobre el arte de enseñar y aprender. Define la educación como la acción que ejercen las generaciones adultas sobre las jóvenes para que estas puedan cumplir el papel que de ellas exigirá la sociedad. Pero se debe observar con mucha atención que en sus planteamientos la acción educativa no está reñida con la autorregulación que realiza el propio estudiante en su proceso de desarrollo y por tanto el arte de enseñar y aprender no debe ser valorado tan ásperamente como ʺarte y ciencia de enseñar niñosʺ y ʺarte y ciencia de ayudar a los adultos para aprender (Knowles, 1980) como si los niños no necesitaran ayudas porque se les enseña, o que solo los adultos aprenden. Porque esas palabras están dichas por Knowles sin valorar qué es enseñar y qué es aprender, al menos sin abarcar todo el peso semántico que tienen esas categorías de enseñanza y aprendizaje en sus frases célebres.

Es indudable que no se puede hablar de enseñanza y aprendizaje por separados en la educación moderna, sobre todo en la universidad. Por aprendizaje se entiende la ʺapropiación individual de los contenidos y formas de conocer, hacer, convivir y ser, construidos en la experiencia socio histórica, en el cual se producen, como resultado de la actividad del individuo y de la interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y crecer como personalidad” (Castellanos, et al., 2001). Mientras que por enseñanza se reconoce a una forma de dar a conocer, hacer, convivir y ser, construidos en la experiencia socio histórica con ʺla participación activa en los procesos de educación, tanto de estudiantes como de profesoradoʺ (González & García, 2012). O sea, son dos caras de la misma moneda que se complementan y se unen en un objetivo común: la educación.

Tres principios sirven de base a la división que se hace entre Pedagogía y Andragogía. Estos son la participación, la horizontalidad y la flexibilidad. No existen más explicaciones o adjetivos en esos principios, los tres se dan por sentado que pertenecen a los adultos. Un análisis más de cerca de estos tres principios explica que:

La participación se requiere, ya que el estudiante adulto no es visto como un mero receptor, sino que es capaz de interactuar con sus compañeros, intercambiando experiencias que ayuden a la mejor asimilación del conocimiento. Es decir, el estudiante participante puede tomar decisiones en conjunto con otros estudiantes participantes y actuar con estos en la ejecución de un trabajo o de una tarea asignada (Torres, et al., 2000).

La horizontalidad se manifiesta cuando el facilitador y el estudiante tienen características cualitativas similares (adultez y experiencia). La diferencia la ponen las características cuantitativas (diferente desarrollo de la conducta observable) (Torres et al, 2000).

La flexibilidad es para entender las características de los adultos, quienes, con una tradición educativa - formativa llena de experiencias previas y responsabilidades familiares o económicas, presentan aciertos y desaciertos de aprendizaje acordes con sus aptitudes y destrezas.

Hay que explicar que esos principios esbozados no son principios, al menos a lo que se conoce que es uno: los postulados esenciales que permiten el desarrollo de los estudios científicos o la práctica de un arte, y las reglas más importantes que determinan el modo de pensar y de actuar, porque la participación, la horizontalidad y la flexibilidad no son exclusivas de los adultos.

Lo que aquí si aparecen algunas palabras que están conectadas con las campañas de alfabetización de adultos que no han aprendido a leer y escribir en etapas anteriores de su vida y que necesitan una consideración diferente, por ello se emplean términos como: participante, facilitador, experiencias, destrezas, y otros similares que provienen de la Pedagogía, pero que describen muy bien ese contexto. Cabe recordar que Knowles (1980), evitó emplear directamente las palabras profesor, docente, alumno y estudiante para aceptar la relación entre lo cognitivo y lo afectivo de Rogers en la interacción social y el aprendizaje significativo.

La participación del estudiante adulto no puede ser vista como la de un receptor porque ya en la actualidad esa no es la práctica de las escuelas más avanzadas desde la edad kindergarten, porque todo ser humano debe entenderse con sus posibilidades activas, dinámicas y prácticas para desarrollar su educación.

Además, todo estudiante es capaz de interactuar con sus compañeros, con sus iguales y aprender de ellos mediante el intercambio de experiencias y buscar nuevas experiencias con el uso de la tecnología (Sáez-López & Ruiz-Ruiz, 2012). De este modo, todo estudiante puede tomar decisiones en grupos y actuar coordinado en la ejecución de una tarea asignada o trabajo de investigación.

La horizontalidad se vuelve necesaria cuando la práctica de poder se ha convertido en una forma de subyugar a un grupo de individuos ante la imposición de uno o varios que ejecutan dicho poder. Pero en la universidad, esta cualidad se refleja como diálogo y mediante la estructura de participación igualitaria, porque muchos de los cursos se han transformado desde ante la pandemia en esa necesaria interacción.

Visto en el aula de un profesor tradicionalista, inspirado por el conductismo, que hace valer su posición ante el resto puede aparecer, pero que cuando se trata de un adulto que es un iletrado, pero gana un sustento y mantiene su familia, esas prácticas de imposición no funcionan. Tampoco funcionan esas formas edulcoradas de creer, o hacer creer a otros, que hay igualdad entre un docente y un alumno adulto, o entre un facilitador y un iletrado solo por la palabra de participante. Nada más perverso que esa idea de igualdad para mantenerlos sentados en las aulas a todo costo, porque participantes son todos los que participan de algo y ese mismo iletrado lo corrobora, puesto que hasta el presente ha participado de una educación para convivir en sociedad y tiene experiencias. Los estudiantes adultos, universitarios o no, además, son diversos por procedencia cultural, clase social, idioma y desarrollo cognitivo entre ellos, sin perder su colaboración necesaria.

En todo proceso educativo hay verticalidad y hay horizontalidad. Por un lado, hay relaciones de subordinación entre el profesor y el alumno o entre el responsable del grupo y los miembros. También hay horizontalidad cuando el profesor se convierte en un amigo que facilita el aprendizaje y ayuda a alcanzar la zona de desarrollo próximo del estudiante o cuando entre los estudiantes hay colaboración e intenciones comunes para alcanzar un objetivo.

La horizontalidad es un crecimiento conjunto, es la búsqueda del diálogo y la toma de decisiones mediante acciones participativas e inclusivas, aunque en ellas no se puede desmeritar el papel del líder. La autoridad en el aula no está reñida con la horizontalidad, tampoco los métodos más democráticos. Pero para lograrla hay que confiar en las posibilidades de los estudiantes, especialmente cuando trabajan en grupos.

La verticalidad se ve como la imposibilidad del diálogo real y la búsqueda, necesariamente colectiva, de la verdad. Esta forma de organización tiene una determinante común en ejercer el poder contra los otros a quienes se dirigen. El uso y abuso de esta forma de organización en el aula proviene de posiciones conductistas, tradicionalistas y de las carencias de conocimientos pedagógicos más revolucionarios. El trato para con el estudiante, y en ocasiones otros docentes, se debe al menosprecio a las personas, el creerse con la verdad absoluta y el confundir a los seres humanos con las cosas u objetos. Los defensores del poder vertical jerarquizan y segregan a los estudiantes y esa no es la concepción pedagógica actual.

En un contexto de atención a las grandes masas analfabetas, es un planteamiento noble reconocer que los adultos son personas con experiencias y que conocen, y buscar un equilibrio con el docente que estimule a estudiar y aprender, pero nunca sus conocimientos son equiparables a esas personas que toda su vida han estudiado y se han graduado en varios niveles educativos. También, siempre quedará el gusto amargo que el analfabetismo es un mal social que pudo ser atendido antes para que el adulto aprendiera con gusto, y no con tantas prioridades y responsabilidades. En un mundo de desatenciones es darle lo básico y alentarlo para que continúe su sacrificio por varios años hasta ver el límite en que se educa.

Por ello, esa flexibilidad que erigen como principio, debe ser para entender que la persona aprende no importa su edad, pero debe ser atendida según sus intereses y necesidades; que, en el caso de los adultos, sus conocimientos previos y obligaciones familiares o económicas, necesitan ser adaptados y tomados en cuenta para el éxito en el aprendizaje. Pero también todos los involucrados en la educación de la sociedad deben partir de expresar esa flexibilidad como vía para encontrar formas de atención a tiempo que permitan a todos los hombres, sea cual sea la etapa en que se encuentra, desarrollarse y estar a tono con la vida actual y el uso de la tecnología.

El último razonamiento posible para valorar si amerita la Andragogía un espacio similar a la Pedagogía es considerar, que después de los siglos de avances en esta ciencia su desarrollo ha sido insuficiente para abarcar todo lo que se hace en educación del hombre como ser único irrepetible e indivisible.

Si se analizan otras ciencias, por ejemplo, la Psicología analiza al hombre, pero en su Psiquismo, no obstante, es la ciencia madre de donde se derivan las Psicologías Evolutiva, Cognitiva, de la Personalidad, Infantil, del Adolescente, etc. Con la Pedagogía sucede igual, sus ciencias particulares se denominan Pedagogía infantil, Pedagogía del adolescente, Pedagogía del adulto (o Andragogía si se quiere) y otras. Por esta vía, siempre ha estado incluida dentro de la Pedagogía, no es su homóloga porque el hombre es uno solo.

No obstante, algunos revisionistas del siglo XX han querido olvidar que la Pedagogía desde Comenio tenía un carácter universal y por tanto no debía ocuparse de la etapa del niño solamente. Otros plantearon que la Universidad Latinoamericana era una escuela primaria de alto nivel, lo cual o es alguna exageración hipercrítica o una falta de visión de quienes dirigen esas universidades mencionadas porque hay ejes de trabajo, estructuras, niveles de atención administrativa y docente que no admiten comparación.

Otra postura que tampoco rebasa ningún análisis profundo sería tratar de equiparar, y en ocasiones los métodos tradicionalistas de algunos docentes y administrativos lo afirman, el modo de trabajar en una pedagogía de la diversidad que atienda según los niveles de conocimiento que tenga cada alumno y según sus posibilidades y limitantes. Por ello de alguna forma hacen hincapié que el niño y el universitario están en las mismas estructuras por culpa de la Pedagogía y sus posiciones rígidas. Posiciones que son asumidas solo por aquellos que no operan con el cambio y que se enquistan bajo formas retrógradas.

Por esa causa, los defensores de una Andragogía para el adulto no ven a la Pedagogía como la madre de otras pedagogías que en particular atienden las diferencias de edades y de condiciones físicas o psíquicas de los alumnos. Defienden que la “antropogogía es la ciencia y arte de instruir y educar permanentemente al hombre en cualquier periodo de su desarrollo psicobiológico en función de su vida cultural, ergológica y social”. (Adam, 1977)

Este término a su vez fue cambiada por “Antropagogía”, en un intento por redefinir lo ya definido y así incluir la total división del hombre en varios durante su vida: la Pedagogía para los niños y la adolescencia, y la Andragogía para los adultos. Y hay quienes han llegado a establecer una tercera la Hebegogía para los adolescentes puesto que la diosa Heba representaba la juventud (Castillo, 2016) y con esa fuente de riqueza griega se le pone nombre a lo que ya tiene.

La ciencia moderna, como su gran reto, debe ocuparse del contenido actual no cambiando el orden establecido sino buscando el justo lugar a las ideas del momento que se vive. La pedagogía existe como ciencia general que atiende la educación y a ella se le agregan para enriquecerlas otras pedagogías, como una red que abarca todo el universo educable.

Hoy están en edad adulta algunos jóvenes que nacieron con la tecnología y son universitarios reconocidos como nativos digitales, que son más competentes en las condiciones de aprendizaje actuales que otros estudiantes y que muchos profesores que han quedado relegados de su entorno por el dominio de las tecnologías. Ese grupo no es igual al adulto que tiene experiencia en la actividad laboral, pero que ha sido iletrado hasta el momento que se le enseña y aprende a leer y escribir, y para el cual parece aún coincidir los postulados que con nobleza quieren ayudarlos a insertarse en la sociedad desde la Andragogía, pero no para los nativos digitales que han tenido un sistema educativo en su desarrollo. La atención pedagógica marca una gran diferencia en la forma en que se debe trabajar con el adulto y el momento de la pandemia lo ha demostrado por su adaptabilidad a este momento y al uso de herramientas.

El hombre es un ser educable durante su vida, lo cual quiere decir que estará en condiciones de continuar sus aprendizajes por mucho tiempo, más allá de su formación directa en un aula de educación formal. Para la educación de un profesional que ha alcanzado títulos de maestría y doctorado, se va a echar a un lado toda su atención primaria y secundaria, solo porque ya pasa de los 18 años y se le va a comparar con otros adultos que no han asistido a la escuela.

Además, los niños talentosos o genios que hoy asisten a aulas universitarias cómo serían tratados. No se puede pensar en una ciencia que aspire a segregar individuos por edad, u otra razón que parezca suficiente para hacer creer que la esencia de la educación va a ser diferente en una etapa u otra de la vida.

La Andragogía es necesaria para aquellos que fueron desatendidos e ignorados toda su vida, porque es indiscutiblemente una rama de la Pedagogía General y, esos adultos que comienzan a vivir como niños el inicio de la escuela en otras condiciones, necesitan un infinito amor para avanzar.

Pero, también se hace necesario una rama pedagógica que atienda a universitarios en momentos en que la tecnología ha cambiado el trabajo en grupo por trabajo en redes, el aula en ciudad y ocasionalmente más allá, porque tiene un alcance más amplio donde prima el intercambio, la inteligencia colectiva, la búsqueda de la información y propiedad compartida, la creación de sistemas organizados y consenso colegiado en la toma de decisiones.

Esta generación de jóvenes adultos se separa ya de esa otra generación de adultos catedráticos, autocráticos, y burocráticos de mentalidad conservadora que quiere perpetrarse en su poder porque ha sido formadora de esos jóvenes talentos que transforman el mundo universitario de hoy.

Los jóvenes adultos que llegaron a la universidad lo hacen con la tecnología a sus pies, la dominan y la usan para su aprendizaje. Gozan de un poder enorme que proviene de la información a la que acceden constantemente.

Su experiencia es de otro tipo, es digital y es global, pero es también el legado de sus primeros maestros y los que siguieron hasta dotarlos de unas herramientas transformadoras de ellos mismos y de su entorno común en internet u otros ambientes similares. No se puede por tanto decir que su educación no es pedagógica porque deben tener prioridad científica.

Conclusiones

El estudio sobre si la ciencia pedagógica aporta vías de solución a los conflictos educativos hoy lleva a enfatizar que la educabilidad del hombre con un enfoque ecológico promueve las relaciones entre el medio natural y el hombre como ser único, de naturaleza socio biológica desde niño a su adultez.

El fenómeno de la educación del hombre transcurre desde que nace hasta que muere y ese es el objeto de la Pedagogía General. Es natural entonces que una sola ciencia se encargue de dicho objeto de estudio, aunque por cada etapa importante de la vida puede existir una ciencia particular que tipifique sus especificidades.

Sobre cuál ciencia es general: la Pedagogía o la Andragogía, el factor tiempo identifica el momento y causas de como surgieron ambas propuestas. Desde la comparación histórica es la Pedagogía General quien aventaja en evidencias la supremacía entre ellas.

Desde los postulados de los defensores de la Andragogía se puede afirmar que su aparato categorial no existe sin su conexión con la ciencia pedagógica.

Por último, desde las transformaciones que ocurren en la educación del hombre desde el recorrido de su infancia hasta la universidad se puede afirmar que existen necesidades de atención cada vez más crecientes, y a su vez vías que desbordan la rigidez de las etapas de la vida para aprender en redes, para la conexión del hombre con su medio, con otros medios virtuales y con otros hombres en diferentes estadios de crecimiento y adquisición del conocimiento.

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Received: May 02, 2021; Accepted: June 27, 2021

*Autor para correspondencia. E-mail: us.nedquevedo@uniandes.edu.ec

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Los autores participaron en la redacción del trabajo y análisis de los documentos.

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