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Introducción
La problemática del desarrollo humano es asumida como un proceso que pone de manifiesto la evolución de las personas a partir de que sus potencialidades se desarrollan y consecuentemente incide en el desarrollo social por cuanto mejoran las condiciones de vida, pero para lograrlo es imprescindible un incremento de los bienes materiales y espirituales necesarios que satisfagan sus necesidades fundamentales y se refleje en la calidad de vida y además, de la garantía de un contexto en el que se respeten los derechos humanos de todos los ciudadanos.
En la medida en que la función del desarrollo humano, consistente en desarrollar las capacidades y potencialidades de los seres humanos se logra, aumentan sus facultades y puede lograrse un mayor disfrute de libertades como derecho de todos.
La concepción planteada se ha visto impactada por la pandemia generada por el virus SARS- COV-2, se experimentan afectaciones en esferas esenciales del desarrollo humano en los diversos países que componen el planeta independientemente del nivel de desarrollo socioeconómico alcanzado por ellos, lo que constituye una preocupación para el desarrollo de la sociedad contemporánea.
Las razones antes expuestas motivan este estudio con el fin de identificar las características del desarrollo humano como proceso vital de la humanidad y su riesgo en período de Covid-19.
Materiales y métodos
Según Delval (1998), “el estudio del desarrollo humano es relativamente reciente, y aunque puedan rastrearse sus orígenes desde la antigüedad, como siempre sucede, apenas cuenta con un siglo de existencia como objeto de una disciplina específica”. (p.57)
En la medida en que se aprecia mejoría integral de las circunstancias en que viven los miembros de una sociedad, a partir del desarrollo económico de ésta, se puede hablar del proceso denominado desarrollo humano.
Señala Rosales (2017), que “el desarrollo humano es un proceso inacabado y pertinente en el ciclo de vida de las personas”. (p. 66)
Desde la visión de Clark (2017), “el desarrollo humano ha enriquecido las vidas humanas, aunque lamentablemente no siempre en la misma medida y, lo que es aún peor, no todas las vidas” (p.1), por cuanto no se ha garantizado que todos los seres humanos dispongan de los bienes necesarios para satisfacer sus demandas vitales, que puedan acceder a servicios imprescindibles como son la educación y la salud, que puedan gozar de determinado grado de seguridad social, entre otros aspectos que resultan determinantes para lograr un desarrollo pleno.
De lo anterior se desprende que constituya un fin básico del desarrollo humano, generar las situaciones favorables que permitan a los individuos disponer de todas las coyunturas que generen crecimiento, como pueden ser la educación, la salud, el trabajo, y el crecimiento económico que le permitan el desarrollo de sus competencias y el logro de sus expectativas de vida.
Desde este enfoque existe una estrecha relación entre desarrollo humano y calidad de vida, porque sobrepasa los límites y enfoques económicos, significa desarrollo de destrezas y capacidades, participación en la vida social, disfrute de los derechos humanos y derecho a una vida digna. Su atención se centra en el desarrollo de los recursos humanos como tesoro fundamental de una nación, lo que explica que la Organización de las Naciones Unidas (2015), lo haya planteado como una de las metas del milenio y en la Agenda 2030: Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobada en el 2015 y se enfatice, como se refleja en sus diecisiete objetivos, en acciones que conducen al desarrollo humano y que cada gobierno deberá tener en cuenta en la materialización de sus políticas.
Como indica Padilla (2020), “el desarrollo humano traspasa las fronteras de la economía hacia otros campos como el de la psicología o incluso la medicina”. (p.2)
Esta concepción conduce a pensar que es un proceso visto como el estudio científico de las transformaciones que se operan tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, así como en la estabilidad de la personalidad donde se incluye lo conductual, a lo largo del ciclo vital humano, por estas razones hablamos de sus características y generalidades.
Este es un proceso que se caracteriza por ser multidimensional e interdisciplinario que como proceso completo presenta, las dimensiones siguientes:
desarrollo físico: donde se producen cambios genéticos, corporales, en los sentidos, y en el físico, lo que lleva implícito el adecuado cuidado del cuerpo, ello implica una correcta alimentación, descanso y práctica de ejercicios o deportes.
desarrollo intelectual: se producen cambios intelectuales en la forma de pensar, en el aprendizaje, la formación de juicios, recuerdos, el enfrentamiento ante solución de problemas y cambios en el lenguaje.
desarrollo social: se relaciona con las reacciones específicas de cada individuo ante el mundo que le rodea, las expresiones de sus emociones y sus relaciones con los demás, para lograrlo es necesario que se produzca un desarrollo psico-afectivo y socio-cultural adecuado y que se genere un ambiente afectivo tal en el entorno, que posibilite el desarrollo al ser humano.
desarrollo moral, es la capacidad que solo corresponde a los seres humanos y que permite establecer diferencias entre lo que se hace y lo que se debe hacer, en este sentido se aprecian cambios en la manera de emitir juicios, hacer valoraciones sobre lo justo y lo injusto y tomar decisiones atendiendo a conductas socialmente aceptadas.
Es importante tener en cuenta que los cambios cualitativos no se producen de manera simultánea, por cuanto se producen atendiendo a las especificidades de cada ser humano y a las influencias que recibe del medio circundante a partir de su interrelación con él y por supuesto de sus necesidades.
Una característica importante de las transformaciones que se producen en el ser humano, es su carácter cíclico y repetitivo, acumulativo, que refleja las peculiaridades individuales y culturales y donde la persona desarrolla su autonomía e independencia.
En este proceso se destaca la estabilidad en los cambios que se producen y que reflejan modificaciones en el orden social, físico, emocional y cognoscitivo.
No podemos perder de vista que el desarrollo es variable, se relaciona con las características de cada ser humano, cómo asimila las experiencias y aprende de ellas, del contexto que le rodea, de las transformaciones físicas que se producen en él, estos elementos son determinantes en el hecho de que la personalidad del ser humano sea única e irrepetible, aunque guarde relación con los demás como ser social que es (Tabla 1).
Tabla 1 - Resumen de las características del desarrollo.
| Proceso evolutivo |
| Mejoramiento y crecimiento |
| Puede ser personal |
| Tipos de desarrollo: económico, personal, biológico, tecnológico, social |
| Crecimiento y evolución |
| Desarrollo de habilidades creativas |
| Identifica oportunidades |
| Constante y continuo |
| Determina objetivos que deben ser alcanzables |
Cuando nos referimos a las generalidades del desarrollo humano, el punto de partida es concebir éste como el estudio del cambio y la estabilidad a lo largo de la vida y como proceso que incide en el aprendizaje constante y en el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de todos los miembros de la sociedad, desarrollo que se produce en estrecha interacción con el mundo circundante, dada la condición de ser social del hombre. En este quehacer se hace “necesario aumentar la investigación sobre la salud mental de niños y adolescentes. La disponibilidad de fondos suficientes y la formulación de políticas son también cruciales para dar prioridad a la salud mental de niños y adolescentes”. (De la Barra, et al., 2019, p.1)
En consecuencia, se presenta como otra de las generalidades del desarrollo humano, lo relacionado con el ciclo de vida de los individuos, cuya comprensión resulta una tarea compleja, por lo que se pueden encontrar diferentes enfoques en cuanto a la periodización, (León, et al., 2004; Mansilla, 2011; Universidad Internacional de Valencia, 2016), pero siempre comienza con el reconocimiento de cada etapa en la que se encuentra cada persona, concibiendo varios períodos y sus características, como:
Período prenatal, etapa que se produce en el claustro materno, en la que el embrión se desarrolla hasta que se forma atendiendo a los diferentes momentos por los que atraviesa, es decir los períodos germinal, embrionario y fetal.
Período de la infancia, abarca de cero a seis años, es un momento en el que fundamentalmente se desarrollan habilidades de carácter psicomotriz y capacidades, además del lenguaje.
Período de la niñez, se extiende de 6 a 12 años, es el momento del desarrollo donde se alcanzan habilidades emocionales y psicosociales, imprescindibles para el desarrollo futuro
Período de la adolescencia, oscila entre los 12 y 20 años, a su vez se subdivide en adolescencia temprana de 12 a 15 años y adolescencia tardía de 15 a 20 años, es un momento donde se producen importantes cambios físicos y hormonales que resultan fundamentales en el desarrollo sexual de la persona.
La adolescencia tardía es un momento de preparación del individuo para la juventud, comienzan a aparecer intereses desde el punto de vista académico y profesional.
Período de la juventud, se localiza entre los 20 y 25 años, aún no se ha alcanzado toda la madurez desde el punto de vista emocional, aunque sí se alcanza el desarrollo físico, se alcanza independencia desde el punto de vista económico y se sientan las bases para la adultez.
Período de la adultez abarca de los 25 a los 60 años, es el momento más extenso del desarrollo del ser humano y lleva implícito importantes transformaciones en el orden psicológico, emocional y físico. Es etapa en que se alcanza una profesión, se alcanza desarrollo en la capacidad reproductiva en la adultez joven (25 a 40 años), en tanto que entre los 40 y 50 años se habla de adultez intermedia, donde se producen determinados cambios hormonales, emocionales y físicos. La fase comprendida entre los 50 y 60 años, es conocida como adultez tardía, en ella se profundizan los cambios físicos y se producen importantes cambios vitales.
Período de la ancianidad o tercera edad (60 años en adelante). Como última etapa del desarrollo humano, se caracteriza por profundos cambios físicos y cognitivos, aparece la tendencia al aislamiento. Los hábitos de vida desarrollados en etapas anteriores son factores que pueden incidir positivamente en el tránsito por esta etapa.
Entre las generalidades del desarrollo humano, destaca la problemática del Índice de Desarrollo Humano (IDH), planteado desde 1990 por el Programa de las Naciones Unidas (PNUD) y concebido como un indicador social estadístico que se compone de tres parámetros esenciales: “esperanza de vida, la educación y el ingreso per cápita”. (Sánchez, 2016)
En el Informe sobre el Desarrollo Humano presentado en el 2010 por el (PNUD), aborda la problemática relacionada con el IPM (índice de pobreza multidimensional, este indica el estado de pobreza de las personas en los diferentes países a partir de sus especificidades con la intencionalidad de conocer cómo se posibilitan las condiciones y el clima necesario para que sus pobladores disfruten de las mejores condiciones de vida y logren determinado empoderamiento (Molina & Pascual, 2014).
El contenido a medir en cada uno de los parámetros esenciales se materializa en:
Vida larga y saludable: se mide teniendo en cuenta la esperanza de vida al nacer
Educación: se mide sobre la base de la tasa de alfabetización de adultos, la tasa de matrícula en los niveles primario, secundario y superior y los años de educación obligatoria.
Nivel de vida digno: se mide sobre la base del ingreso per cápita.
El IDH pone de manifiesto retos que la sociedad debe enfrentar en cuanto a desigualdad generada por aspectos tales como la pobreza, la diferencia de géneros, el desarrollo medioambiental, la disponibilidad de agua, el manejo de residuos, entre otros aspectos que se relacionan con la calidad de vida de las personas.
“La calidad de vida es un conjunto de factores que da bienestar a una persona, tanto en el aspecto material como en el emocional”. (Westreicher, 2020). La definición planteada revela que la relación desarrollo humano y calidad de vida, lleva implícito el alcance de un superior bienestar para todos los miembros de la sociedad, para cuyo logro es imprescindible la participación de la ciudadanía y el ejercicio de políticas de gobierno que apoyen la referida gestión ciudadana.
Resultados
Como indica Raffino (2019), existen factores que inciden en la calidad de vida y refiere entre ellos: el contexto socio-ambiental, condiciones indispensables para la vida, satisfacción personal y condiciones socio-culturales.
La mencionada autora incursiona además en los indicadores para medir la calidad de vida y entre ellos destaca:
Condiciones materiales. Riqueza, acceso al ahorro, tipo de vivienda, etc.
Trabajo. Franja laboral (formal, informal, ilegal), salario, condiciones de empleo.
Salud. Acceso a servicio médico, a medicinas, condiciones de higiene diaria.
Educación. Nivel académico formal alcanzado, acceso a la educación a todo nivel
Ocio y relaciones sociales.
Acceso al entretenimiento, cantidad de tiempo libre, nivel de integración a la sociedad, lazos afectivos.
Seguridad física y personal. De cara a las condiciones de vida, trabajo, etc.
Derechos básicos. Protección (o desamparo) de parte de las instituciones del Estado,
Entorno y medio ambiente. Condiciones geográficas de vida, entorno inmediato de desarrollo vital.
Como puede apreciarse, los referidos indicadores guardan estrecha relación con los parámetros esenciales que conforman el IDH, por ello la importancia de tenerlos en cuenta cuando de análisis de desarrollo humano se trata y más aún si pretendemos analizar el reto que enfrentan los diferentes países para revertir las afectaciones que ha sufrido la humanidad dada la incidencia de la Covid-19 en su desarrollo.
No se puede perder de vista que los veintidós meses transcurridos desde que se declaró la Covid-19, han constituido un gran desafío para el mundo contemporáneo porque la inmovilidad que ha producido ha generado un profundo debilitamiento en las economías de los diferentes países, se ha producido una ralentización de la economía que consecuentemente ha afectado a todas las esferas de la vida social.
La crisis experimentada en la esfera de salud producida por el contagio masivo que ha impactado negativamente en los sistemas sanitarios, se pone de manifiesto en los 236,8 millones de infectados en el mundo hasta el 7 de octubre de 2021 y aproximadamente 4,8 millones de fallecidos, según indica Orús (2021).
La educación es otra de las esferas sociales que ha sufrido los embates de la pandemia, el confinamiento a que se han visto obligados los ciudadanos, ha obligado también a este sector a buscar alternativas para no detener los procesos de enseñanza-aprendizaje en todos los niveles educativos, lo que indudablemente ha generado situaciones de estrés en estudiantes y docentes provocando afectaciones en los procesos de aprendizaje, siendo más marcado en aquellos estratos poblacionales que les ha resultado difícil enfrentar la nueva modalidad por falta de recursos tecnológicos entre otros aspectos, brecha que ha sido identificada por la UNESCO a partir de entender la desigualdad existente.
Los gobiernos se han visto obligados a buscar alternativas para equilibrar la salud y la economía por constituir estos aspectos, factores decisivos en el bienestar de los ciudadanos, en lograr una vida digna, no obstante, los efectos de la crisis se aprecian en el aumento del desempleo, del nivel de pobreza, los riesgos en los sistemas de salud colapsados y de educación, dadas las brechas creadas. Se han creado estrategia en función de disminuir las consecuencias que ha tenido el período pandémico sobre la salud física y mental de niños/as y adolescentes, entre los países que tuvieron esa visión se encuentran, como analizan González, et al. (2021), a pesar de las diferencias en las curvas de contagio, Chile, Perú y Colombia. En ellos “se crearon canales de comunicación y respuesta para la denuncia de problemas de riesgo psicosocial, así como redes de apoyo”. (p.4)
Esta realidad plantea frenos al desarrollo humano y por tanto impone retos a enfrentar en todos los países para disminuir el declive que se avizora y la elevación del nivel de pobreza sobre todo en las clases sociales más desprotegidas. Será necesario cambiar las miradas hacia la humanidad, la economía y las relaciones sociales, con un enfoque donde las acciones comprometidas y creativas de todos participantes constituyan punto de partida.
En las condiciones actuales es evidente:
Un retroceso en el desarrollo humano de todos los países en los próximos años y que la misión ha pasado de ser compleja a titánica. Por lo tanto, para contrarrestar las consecuencia de esta pandemia en el corto y largo plazo es necesario acudir a la disciplina, la construcción de soluciones innovadoras, la adopción de nuevos estilos de vida (saludables y de cuidado colectivo), el teletrabajo, la educación a distancia y de calidad (articulación docentes-padres-estudiantes), la estructuración de un nuevo mapa de prioridades por sectores, la cooperación internacional y demás medidas que nos permitan adaptarnos a los cambios sin descuidar el desarrollo humano de los más vulnerables (Vaca, 2020).
Conclusiones
El desarrollo humano es visto como la transformación que proporciona alternativas para todos los ciudadanos de un país o área geográfica en esferas como la educación, el trabajo, la cultura, la salud, la recreación, los bienes materiales, todo lo cual se enfoca hacia el crecimiento del bienestar pleno de las personas.
La calidad de vida se relaciona con aspectos de carácter socio-económicos y políticos que inciden en la vida humana, de ahí su estrecha relación con el desarrollo humano.
El mundo contemporáneo se enfrenta a una pandemia que ha tenido efectos negativos en educación, salud e ingresos o lo que es igual en todas las dimensiones del IDH, lo que permite afirmar que se aprecia retroceso en estas esferas de la vida social en gran parte de los países del mundo, independientemente de la región en que estén ubicados o del nivel de desarrollo alcanzado, aunque los efectos mayores se aprecian en los países pobres, por contar con menos recursos para enfrentar los efectos socio-económicos; pero sin dudas el impacto negativo se produce en el desarrollo humano a nivel mundial.
