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Conrado

versión impresa ISSN 2519-7320versión On-line ISSN 1990-8644

Conrado vol.18 no.87 Cienfuegos jul.-ago. 2022  Epub 02-Ago-2022

 

Artículo Original

Violencia en el noviazgo en estudiantes de medicina desde una mirada inclusiva

Dating violence in medical students from an inclusive perspective

Yamila Ramos Rangel1  * 
http://orcid.org/0000-0001-6749-7523

Laura Magda López Angulo1 
http://orcid.org/0000-0002-8841-7614

María Suz Pompa2 
http://orcid.org/0000-0001-5010-1780

Daniela García Ramos1 
http://orcid.org/0000-0002-4941-8585

1Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Cienfuegos, Cuba

2Universidad Central Marta Abreu de las Villas. Villa Clara, Cuba

RESUMEN

La violencia en el noviazgo como forma particular de violencia en parejas de adolescentes y jóvenes, requiere estudio e intervención, el objetivo del trabajo es caracterizar la violencia recibida, ejercida y percibida según el sexo en relaciones de noviazgo de estudiantes de Medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Se realizo un estudio descriptivo, de corte transversal a una muestra de 74 estudiantes de medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Se aplicó una versión cubana abreviada del cuestionario VREP. El artículo muestra los principales resultados: más de la mitad de la muestra vivieron situaciones de violencia en casi todas las tipologías, violencia física, sexual, psicológica social, violencia psicológica humillación coerción, violencia psicológica control celos. La violencia más padecida fue Violencia psicológica control celos. Las féminas ejercieron más Violencia psicológica control celos y Violencia psicológica humillación coerción, y los masculinos con similares porcentajes los tipos de violencia psicológica. Percibieron mejor ambos sexos la Violencia física y Violencia psicológica humillación coerción. La violencia en noviazgos de estudiantes de Medicina es un fenómeno con una presencia importante. Fue de tipo bidireccional, con escasas diferencias entre ambos sexos que actúan como receptores y perpetradores de la violencia. Los varones refirieron recibir más violencia, pero suelen ejercerla y percibirla en mayor medida.

Palabras clave: Violencia en el Noviazgo; Sexo; Estudiantes de Medicina

ABSTRACT

Dating violence as a particular form of violence in couples of adolescents and young people, requires study and intervention, the objective of the work is to characterize the violence received, exerted and perceived according to sex in dating relationships of Medicine students at the University of Medical Sciences of Cienfuegos. A descriptive, cross-sectional study was carried out on a sample of 74 medical students at the University of Medical Sciences of Cienfuegos. An abbreviated Cuban version of the VREP questionnaire was applied. The article shows the main results: more than half of the sample experienced situations of violence in almost all types, physical, sexual, social psychological violence, psychological violence humiliation coercion, psychological violence control jealousy. The most suffered violence was Psychological violence control jealousy. The females exercised more psychological violence control jealousy and psychological violence humiliation coercion, and the males with similar percentages the types of psychological violence. Physical violence and psychological violence humiliation coercion were perceived better by both sexes. Violence in courtships of medical students is a phenomenon with an important presence. It was bidirectional, with few differences between both sexes who act as recipients and perpetrators of violence. Men reported receiving more violence, but they tend to exercise it and perceive it to a greater extent.

Keywords: Dating Violence; Sex; Medicine students

Introducción

La violencia, construcción social compleja, se evidencia en actitudes, palabras, acciones, estructuras o sistemas que causan daño físico, psicológico, social y que impiden a una persona o grupo alcanzar su pleno desarrollo como seres humanos dignos.

Una forma particular de violencia que se da en las relaciones de pareja en las etapas de la adolescencia y juventud es la violencia en el noviazgo (VN). Constituye un problema complejo donde se conjugan aspectos sociales e individuales que van configurando la subjetividad de hombres y mujeres y a su vez la construcción social de la realidad que emerge. Por tanto, un principio vertebrador y punto de partida para el análisis y la intervención de este problema, es considerar que estas prácticas de violencia en diversos ámbitos y de manera particular en la violencia en el noviazgo, implican el desarrollo de un proceso y una práctica de violencia en los implicados, que se encuentra en constante construcción.

Se asume la definición de VN de (Ramos-Rangel et al., 2021a) que hace referencia a:

Un tipo particular de relación interpersonal de pareja, de naturaleza social y a la vez expresión individual, que expresa la interrelación de la subjetividad individual, en el espacio intersubjetivo y con la realidad exterior de los sujetos implicados en el vínculo amoroso, mediante comportamientos con variadas manifestaciones conductuales de naturaleza física, psicológica y sexual de severidad variable. Un miembro de la pareja, o ambos, atentan contra las libertades, la igualdad de oportunidades y el disfrute de los derechos del otro por acción u omisión, con o sin intención explícita de dañar. Se ejerce control o poder de modo explícito o sutil, se pretende dominar y cambiar al otro u otra desde sus exigencias, necesidades y expectativas, haciendo probable la aparición de daños personales, obstaculizando el desarrollo personal y empobreciendo el desarrollo personológico de ambos, de lo que no siempre es consciente el sujeto. Se impide la satisfacción de las necesidades mutuas, se dificulta el afrontamiento y solución productiva de los conflictos dentro de un proceso de dinámica continuada o actos aislados. Este tipo de violencia se caracteriza por presentarse en las etapas de la adolescencia y la juventud, en parejas de cualquier orientación sexual; donde no exista vínculo marital, dependencia económica entre los miembros de la pareja y no tengan hijos. El abuso puede ser experimentado en persona o a través de la tecnología. Además, se considera que la pareja tenga al menos un mes de duración en la relación. (p. 3-4)

Como característica distintiva de la VN, numerosas investigaciones postulan que se presenta con más frecuencia la violencia mutua, también llamada cruzada o bidireccional, es decir, las dos partes la ejercen. (Muñoz, et al.,2020; Rey, Martínez, & Gómez (2018).

Un aspecto relevante en el abordaje de la VN radica en la dificultad de los adolescentes y jóvenes para reconocer que son víctimas de maltrato, con frecuencia asumen las conductas violentas como expresiones de afecto o incluso como conductas lúdicas. Muchos jóvenes ven como normales y cotidianas expresiones de violencia, al punto de que se convierten en parte sustancial de sus modos de relación. (Muñoz, et al.,2020)

Diversas son las investigaciones realizadas en varios países del orbe sobre la violencia en las relaciones de pareja que sustentan que la VN es un problema creciente, con una relevante y preocupante prevalencia e incidencia (Rubio-Garay, et al.,2017)

Han aumentado las publicaciones de estudios del tema e intervenciones para su disminución o eliminación, existiendo suficiente evidencia empírica en el mundo y en Latinoamérica. Por solo citar ejemplos, en un estudio realizado en ocho países de Latinoamérica (Bolivia, Nicaragua, República Dominicana, Colombia, Honduras, Guatemala, El Salvador y Honduras) se señala que el 56% de los hombres y el 48% de las mujeres entre 20 y 25 años afirman conocer casos de violencia que han sufrido amigas en el último año, mostrando la prevalencia de la problemática en la población juvenil. (Ruiz & Sobrino,2018)

Estudios españoles muestran de manera mayoritaria cifras de perpetración y victimización de violencia verbal-emocional, física y psicológica superiores en mujeres, mientras que la violencia sexual es más perpetrada por hombres y más sufrida por mujeres. Por último, las conductas de control y celos aparecen de forma bidireccional en la mayoría de los casos. (Guisado & Caballero, 2021; De los Reyes, Alboniga-Mayor, & Bernarás, 2020). En Chile se constata la relevancia del problema, donde se llega al 51% en violencia psicológica y al 25% en la física. (Valdivia-Peralta, et al., 2019)

Según el sondeo realizado sobre violencia en las relaciones de pareja en jóvenes del Ministerio Social y familiar en Chile (INJUV) en el 2018 y 2019, el porcentaje de personas jóvenes que han vivido en sus relaciones actuales de pareja alguna situación de violencia según reportes es mayor en el caso de las mujeres (17,1%) que de los hombres (13,9%). Según el sexo las mujeres tienden a vivir mayor violencia psicológica (13,9%) que los hombres (10,9%) y al analizar la violencia física percibida reportan haber experimentado más violencia física que los hombres jóvenes (6,5% frente a un 5,6%). (INJUV, 2021)

Por el contrario, un estudio con jóvenes colombianos universitarios los resultados muestran que el nivel de violencia relacional y física por géneros no presentan diferencias significativas, donde independientemente del género, los adolescentes y jóvenes son susceptibles de recibir y al mismo tiempo ejercer violencia en su noviazgo de manera similar. Destacan en ambos géneros una mayor prevalencia de violencia verbal-emocional tanto cometida como sufrida en los noviazgos y que el nivel de violencia verbal-emocional cometida es mayor en las mujeres. Por los resultados obtenidos caracterizan la VN en su estudio como simétrica, o bidireccional. (Pérez-Ruíz et al.,2020)

Mirando las relaciones de género en Cuba de la Encuesta Nacional sobre la Igualdad de Género (ENIG), realizado en las 15 provincias del país y el municipio especial, con una muestra amplia de hombres y mujeres de 15 a 75 años, representativa de la población cubana se corroboró que la mayor parte de las personas encuestadas reconocen la existencia de violencia contra la mujer en menor o mayor grado. El 26,7% han sido víctimas de alguna de las manifestaciones de violencia en sus relaciones de pareja en los últimos 12 meses. Un 22,6% declaró haber sido víctima en algún otro momento de la vida y también en los últimos 12 meses, por lo que la sufren a lo largo de la vida. La violencia es declarada más por las mujeres que los hombres, como uno de los motivos por los cuales las personas explican la ruptura con la relación de pareja anterior. La violencia que prevalece con un 25,7%, es la psicológica. (Álvarez Suárez, et al., 2018)

La VN en el contexto cubano es un tema que está cobrando importancia su estudio y abordaje. Investigaciones realizadas en país reportaron su presencia.(Díaz-Falcón & Hernández-Caro, 2021; Ramos-Rangel, et al., 2021a; López-Angulo, et al., 2015) En estas relaciones que se constituyen en la actualidad están impactando las transformaciones sociales existentes, los avances en materia de igualdad, los posicionamientos del feminismo, la ampliación de identidades de género y orientación sexual, diversificación de las relaciones no estrictamente monógamas, culturas de la transparencia y la hipersexualización, la virtualización de las relaciones de pareja Soriano-Ayala, Cala, & Dalouh (2020) y la mediatización del fenómeno de la violencia en los últimos años.

Hombres y mujeres pueden ser generadores y receptores de la violencia, en sus diferentes tipos y en diversos escenarios. Procesos y operaciones psicológicas como la minimización, justificación y naturalización entorpecen que se le reconozca. Es un hecho que la violencia está presente en adolescentes y jóvenes. Esto puede permitir que sea una puerta de entrada para los demás tipos de violencia en otras etapas de la vida.

Resulta impostergable estudiar estas relaciones abusivas que establecen adolescentes y jóvenes tanto por su relevancia social, como por las marcadas consecuencias sobre la salud, el desarrollo y la educación de los jóvenes. Porque como toda forma de violencia constituye no solo un problema social y de daño a la salud sino también una violación de los derechos humanos de quienes la viven.

En el año 2015, la Asamblea de las Naciones Unidas presentó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, en la cual fijó la igualdad de género como uno de sus 17 objetivos de desarrollo, delimitando metas e indicadores para lograrlo. Estudiar la violencia en el noviazgo resulta primordial; la literatura existente evidencia que estos comportamientos y prácticas basados en la desigualdad de género, se reproducen y aprenden en las relaciones juveniles iniciales. Su abordaje desde la evidencia empírica y adecuados supuestos teóricos pueden contribuir a la eliminación de patrones de relaciones que pueden resultar violentos y crónicos, promoviendo el desarrollo pleno de la persona y de sus vínculos amatorios, con impactos positivos en la salud y el bienestar del ser humano.

Teniendo en cuenta los antecedentes, presentados en párrafos anteriores, este estudio pretende: caracterizar la violencia recibida, ejercida y percibida según el sexo en relaciones de noviazgo de estudiantes de Medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos.

Desarrollo

Material y Métodos

Muestra y diseño del estudio

Se realizó un estudio no experimental, de corte transversal, descriptivo. La muestra estuvo compuesta por 74 sujetos, donde 52 eran mujeres (70,27%) y 22 varones (29,72%) entre 19 a 24 años. La media de edad fue de 20,12 (DT= 0,810). Fueron seleccionados de manera no probabilística, a conveniencia en la carrera de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Se estableció como restricción muestral previa a la participación: estar cursando alguno de los tres primeros años de la carrera de Medicina y participar de manera voluntaria. Se seleccionaron aquellos participantes que declararon haber tenido una relación de al menos un mes de duración en su vida. Asimismo, fueron eliminados aquellos que no cumplimentaron en su totalidad los instrumentos.

Se aplicó en grupos de clases a todos los estudiantes que dieran su consentimiento para de esta manera evitar cualquier tipo de discriminación en aquellas personas que no habían tenido pareja. La investigación se basó en la aplicación de una versión cubana abreviada del cuestionario VREP y el empleo de una ficha para el registro de datos sociodemográficos. Esta aplicación se utilizó como prueba piloto para valorar la pertinencia y validez del cuestionario modificado.

Instrumentos

Cuestionario VREP con una versión cubana reducida: tiene como objetivo medir la violencia en la pareja, tanto la violencia recibida, ejercida, como la percepción de la misma.

Se tuvo en cuenta para la selección del cuestionario original que este es adecuado psicométricamente para dar cuenta del contructo y sus dimensiones básicas, Urbiola, Estévez, & Momeñe (2020). Del cuestionario original de 28 ítems (VREP) (Urbiola, 2014) se eliminaron 6 ítems reduciéndose a una versión con un total de 22 ítems., distribuidos en cinco escalas de violencia: violencia física (VF), violencia psicológica humillación-coerción (VPHC), violencia psicológica control-celos (VPCC), violencia psicológica social (VPSOC) y violencia sexual (VSEX), en sus tres aspectos: Recibida (VREC), Ejercida (VEJERC) y Percibida (VP) para ambos miembros. Los ítems al igual que en la versión original se evalúan mediante una escala Likert de 5 puntos.

Es un instrumento de tipo autoinforme y de fácil aplicación. Está compuesto de tres partes, una es la violencia recibida por el informante en sus relaciones de pareja; la segunda es la violencia ejercida por los participantes contra sus parejas; y la tercera, la percepción de violencia en las conductas que ha señalado como recibidas o ejercidas. Este instrumento consta de 22 situaciones de violencia, de diferentes grados, que el informante debe señalar si las ha recibido, las ha ejercido y si le parecen violentas. Para informar sobre la violencia ejercida o recibida, el informante dispone de una escala Likert de 6 posibilidades de respuesta (0 = nunca, 1 = una vez, 2 = de 2 a 5 veces, 3 = de 6 a 10 veces, 4 = de 11 a 15 veces y 5 = más de 15 veces). Por su parte, la percepción de violencia dispone de 5 alternativas de respuesta: no es violencia, poco violento, algo violento, bastante violento y muy violento.

Para contar con esta escala de medida breve, más simple y de fácil aplicación que determina la VN, en el contexto cienfueguero, se sometió a criterio de expertos la versión original de 28 ítems (VREP). (Urbiola, 2014).

Para la validación lingüística y cultural y la validez de contenido del instrumento en su versión cubana se utilizó el Método del Consenso Grupal. Se obtuvo el juicio de 11 expertos (4 Doctores en Ciencias, 7 Master en Ciencias) quienes estimaron la pertinencia del instrumento y los aspectos a modificar relacionados con la elaboración de los ítems para asegurar su pertinencia y validez en el instrumento. Se realizaron dos sesiones de trabajo grupal con los expertos que permitieron poder tomar decisiones relacionadas con la exclusión e inclusión de aquellos ítems considerados más representativos y útiles, de tal manera que se obtuviera una versión fiable y eficaz.

Como resultado del juicio de los expertos, de la versión de 28 ítems se hicieron modificaciones en el número de los ítems, se eliminaron algunos, se reenumeraron otros, y se combinaron ítems de la anterior versión en un solo ítem, para llegar a esta versión de 22 ítems. Se realizaron modificaciones a la presentación visual del instrumento.

A partir del análisis lingüístico y cultural del instrumento realizado por los expertos se variaron algunos aspectos lingüísticos para una mejor comprensión en poblaciones cienfuegueras. Como resultado, se obtuvo que este era adecuado para el contexto cubano pudiendo ser comprendido en muestras cubanas. La totalidad de los expertos emitieron este juicio.

Al realizar el análisis de la pertinencia y validez del contenido del cuestionario con la versión de 22 ítems, los jueces expertos recomendaron modificaciones a los ítems (10, 14,15,17,19,22) con el objetivo de que estos reactivos fueran mejor comprendidos por parte de encuestados, evitando sesgos en la información. Se realizaron los cambios según las recomendaciones emitidas por estos profesionales.

En esta versión para el contexto cienfueguero en Cuba, los ítems del cuestionario definitivo aplicado, según dimensiones fueron: VF:1,5,12,15,16; VSEX:6,7,10,17,20; VPHC:3,9,18,21; VPCC:8,13,19,22; VPSOC:2,4,11,14.

El cuestionario VREP versión cubana de 22 ítems que se utilizó en la prueba piloto fue resultado del criterio de expertos con preparación y experiencia para la validación de contenido del instrumento.

Análisis de datos

Esta investigación se ha auxiliado del análisis cuantitativo para la realización del análisis de los datos. Se empleó el programa estadístico IBM SPSS statistics 21. Se hizo uso de la estadística descriptiva (medidas de tendencia central como frecuencias, porcientos y media de los indicadores)

Criterios éticos

El estudio forma parte del proyecto de investigación doctoral: Afrontamiento a la violencia en el noviazgo en estudiantes de Medicina, adscrito al Programa Doctoral en Ciencias Psicológicas de la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas. Se tuvieron en cuenta los aspectos éticos y jurídicos en la obtención de la información, teniendo como base el principio de justicia social, y el respeto a las diferencias. Los sujetos participantes del estudio fueron informados de los objetivos de la investigación, del carácter anónimo de las respuestas, del uso solo con fines académicos de sus datos, y se les ofreció garantía para la protección de su privacidad. Se solicitó a los autores del cuestionario VREP original su autorización para su empleo y modificación.

Resultados

Todos los encuestados refirieron que habían tenido relaciones de noviazgo en su vida, esta podía haber sido de al menos un mes de duración.

Tabla 1 - Distribución resultados Violencia Recibida del cuestionario VREP por sexos 

Tipos de Violencias Muchachas N:52. Presencia Frec (%) Muchachos N:22. Presencia Frec (%) Total N:74. Presencia Frec (%)
Violencia Física 26 (50 %) 15(68,2%) 41(55,40%)
Violencia Sexual 34 (65,4%) 13 (59,1%) 47(63,51%)
Violencia Psicológica Social 25 (48,1 %) 13 (59,1 %) 38(51,35%)
Violencia Psicológica Humillación-coerción 22 (42,3 %) 14 (63,6%) 36(48.64%)
Violencia Psicológica Control-celos 39(75%) 19 (86,4%) 58(78.37%)

Fuente: elaboración propia

Los porcentajes mostraron (Tabla 1) que más de la mitad de la muestra han vivido situaciones de violencia en casi todas sus tipologías, a excepción de la violencia psicológica humillación-coerción que solo se aproximó. Los participantes del sexo masculino reportaron mayores frecuencias de violencia recibida en todas las tipologías, excepto en la sexual, que fue menor al sexo femenino. En ambos sexos la violencia psicológica control -celos fue la más padecida. En las féminas la menos vivida fue la violencia psicológica Humillación-coerción y en los masculinos la violencia psicológica social y la violencia sexual.

Tabla 2 -Distribución resultados Violencia ejercida del cuestionario VREP por sexos 

Tipos de Violencias Muchachas N:52 Presencia Frec (%) Muchachos N:22 Presencia Frec (%) Total N:74 Presencia Frec (%)
Violencia Física 28(53,8%) 13(59,09%) 41(55.40%)
Violencia Sexual 23(44,2%) 15(68,2%) 38(51.35%)
Violencia Psicológica Social 19(36,5 %) 16(72,7 %) 35(47.29%)
Violencia Psicológica Humillación-coerción 38(73,1%) 16(72,7 %) 54(72.97%)
Violencia Psicológica Control-celos 42(80,8%) 16(72,7%) 58(78.37%)

Fuente: elaboración propia

Los resultados (Tabla 2) apuntaron a que la violencia más ejercida por quienes han mantenido al menos una relación de noviazgo es la Violencia Psicológica Control-celos, seguida de la violencia psicológica humillación-coerción. Las violencias que menos señalan los participantes son la violencia psicológica social y la violencia sexual. Las féminas admiten ejercer más violencia psicológica control-celos, seguida de la violencia psicológica humillación-coerción y los masculinos con similares porcentajes todos los tipos de violencia psicológica. Las puntuaciones más bajas para ellas fueron en la violencia psicológica social y para ellos en la violencia física.

Tabla 3 - Distribución resultados Violencia percibida del cuestionario VREP por sexos 

Tipos de Violencias percibidas Muchachas N: 52 Frec (%) Muchachos N :22 Frec (%) Total N: 74 Frec (%)
Si No Si No Si No
VF 45(86.53) 7(31.81) 22(100) - 67(90.54) 7(9.45)
VSEX 38(73.07) 14(26.92) 4(18.18) 8(81.81) 56(75.67) 18(24.32)
VPSOC 34(65.38) 18(34.61) 22 (100) - 56(75.67) 18(24.32)
VPHC 41(78.84) 11(21.15) 22 (100) - 63(85.13) 11(14.86)
VPCC 33(63.46) 19(36.53) 19(86.36) 3(13.63) 52(70.27) 2(29.72)

Fuente: elaboración propia

Las violencias que mejor perciben ambos sexos (tabla 3) son la violencia física y la violencia psicológica humillación-coerción y la que menos reconocen es la violencia control- celos. Los varones detectan más la violencia que las mujeres. Esta violencia percibida por los varones es mayor en la violencia física, violencia psicológica social y violencia psicológica humillación-coerción. La violencia sexual es la que menos detectan los varones y la violencia control- celos la que menos perciben las mujeres.

Discusión

En la juventud adquiere gran significación la pareja a partir de su selección. En la medida que transcurren los años esta tiende a ser más estable. Es en la pareja, el espacio social donde los jóvenes, confluyen y desarrollan la mayoría de las actividades sociales que despliegan. Los datos hallados en la investigación que se discute, donde la totalidad de los participantes afirmaron haber vivido experiencias de noviazgos de al menos un mes en sus vidas apoyan lo planteado. Estos resultados son similares a los encontrados por Urbiola (2014) en una muestra de estudiantes españoles de 13 a 30 años donde el 63,13% refiere experiencias de noviazgos. Destaca el estudio que casi la totalidad de los jóvenes en la medida que aumenta la franja de edad habían tenido novia o novio. Otros estudios demuestran que en la medida que aumentan las edades tanto muchachas como muchachos aumentan las experiencias de pareja desde el 25% en la adolescencia inicial, hasta aproximadamente el 75% en la adolescencia tardía (Menesini, & Nocentini 2008)

Esta etapa del desarrollo plena de potencialidades, en la que el desarrollo psicológico alcanzado propicia la autorregulación del comportamiento y su autodeterminación, requiere que los agentes educativos aprovechen estas particularidades para de manera consciente establecer influencias educativas adecuadas en torno al amor y las relaciones de pareja que se despliegan.

En relación a la violencia en el noviazgo los resultados del estudio confirmaron que es una realidad su presencia en los estudiantes investigados de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Se pudo evidenciar que no solo la sufren, sino que la ejercen ambos sexos. Los datos reflejaron que un porcentaje no desdeñable de participantes en este estudio han recibido y/o ejercido, al menos un comportamiento violento, en sus relaciones de pareja. La violencia física, psicológica y sexual fue registrada. Estos resultados son coincidentes con los reportes de investigaciones que muestran suficiente evidencia de que la VN constituye un problema extensamente difundido en países de Latinoamérica y del resto del mundo (Rubio-Garay, et al., 2017; Guisado & Caballero, 2021; Urbiola, Estévez, & Momeñe, 2020; Urbiola, 2014; Valdivia-Peralta, et al., 2019) y en Cuba (Díaz-Falcón & Hernández-Caro, 2021) no escapa a ello.

Con respecto a la violencia recibida según el sexo los resultados obtenidos reflejan una realidad que otros investigadores han reportado: los varones fueron los que manifestaron recibir más violencia física y psicológica que las muchachas y menos violencia sexual (Valdivia-Peralta, et al., 2019; Urbiola, 2014) No obstante, la literatura publicada muestra al respecto, investigaciones que contradicen estos resultados, unos afirman que es el sexo femenino quienes más la padecen (INJUV, 2018) en cambio otros acotan que no hay diferencias entre ambos sexos. Si bien para algunos autores existen patrones de violencia diferenciados por género” donde las mujeres se muestran más vulnerables y con porcentajes más altos de ser víctimas de violencia en el noviazgo, otros se decantan a favor de la simetría de género en este tipo de violencia de pareja, reconociendo que hombres y mujeres se ven implicados en comportamientos abusivos (INJUV, 2018; Pérez-Ruíz et al., 2020)

En el análisis de estos resultados es útil tener en cuenta lo planteado por Urbiola (2014) cuando refiere que a la hora de interpretar estos datos conviene tener presente que la literatura recoge como una de las características de la VN, su bidireccionalidad, ambos reciben y ejercen violencia (aspecto este que también se constató en el estudio que se discute). Tener en cuenta que el instrumento de medida utilizado en esta investigación no busca explorar manifestaciones graves de la violencia y sus resultados, por tanto deben ser tomados con cautela a la hora de ser comparados con otras investigaciones que pretendan ese objetivo. Además, en la literatura sobre este tema existen algunos estudios que al investigar la violencia recibida solamente se dirigen a las mujeres, se utilizan diversos cuestionarios, muchos contienen el sesgo de género; por lo que sus datos no son representativos de ambos sexos; y se emplean distintas definiciones. (p. 303)

Hasta la fecha no existe un consenso respecto al papel del género sobre la violencia en el noviazgo, más allá de afirmar la bidireccionalidad del fenómeno. Resulta un requerimiento resolver problemas teórico- metodológicos a la hora de investigar el fenómeno y discutir sus resultados.

Al analizar la experiencia de victimización los incitadores más frecuentes para que esta se proyecte se encontraron para ambos sexos en la violencia psicológica control -celos. De esta manera la preponderancia en la investigación de los comportamientos celosos y de control que integran este tipo de violencia psicológica coinciden con los estudios que señalan su preminencia. (Guisado & Caballero, 2021)

Estudios españoles muestran que las conductas de control y celos aparecen de forma bidireccional en la mayoría de los casos (Guisado & Caballero, 2021; De los Reyes, et al., 2020) Se asevera que la victimización de los celos y el control ha aumentado en gran medida en los últimos años en ambos géneros, frente a otras dimensiones que se mantienen más estables o descienden. (Marcos & Isidro de Pedro, 2019). Investigadores infieren que este ascenso puede estar asociado al empleo de las redes sociales, que pudiesen propiciar el ciberacoso, la violencia silenciosa, cibercontrol y celos (De los Reyes, et al., 2020)

En un estudio realizado con anterioridad en la Universidad donde se efectuó esta investigación, con instrumentos de medida y muestras diferentes, expresiones conductuales; como los celos, el control en la forma de vestirse, y revisar el celular de la pareja, no fueron declaradas como violencia. Coincidiendo con otras indagaciones en las que los jóvenes consideran estos comportamientos como normales en las relaciones de pareja. (Ramos-Rangel, et al., 2021b) Se hace evidente la necesidad de trabajar por desmontar estas creencias.

Por otra parte, la identificación de diferencias de género en la violencia sexual donde las mujeres la padecen más y los hombres la ejercen en mayor cuantía está en línea con diversos investigadores. (Rubio-Garay, et al., 2017). Pone de manifiesto que la violencia sexual sigue siendo el espacio en el que pervive una desigualdad de género más marcada en las relaciones de adolescentes y jóvenes siendo superior la violencia sexual sufrida por las mujeres. (Guisado & Caballero, 2021) De esta manera se pudiese estar avalando a quienes sostienen que es el ámbito sexual en el que se perpetúan los privilegios masculinos, sobre el mito del deseo y libertad masculina y sobre una cultura de la violación que normaliza el abuso sexual como forma de reforzar la masculinidad normativa. Datos que también pudiesen avalar lo planteado son los obtenidos en la Encuesta Nacional de igualdad de Género. Cuba 2018 (Álvarez, et al., 2018) donde el 48% de los hombres está de acuerdo en que la mujer debe siempre complacer sexualmente a su pareja y un 38% de mujeres comparte este criterio.

Comportamientos explorados en el presente estudio que se discute como obligar a besar a la pareja, aunque no lo deseara, intentar mantener relaciones sexuales de forma insistente y molesta, pero sin el uso de la violencia física, tocarle sexualmente, aunque no tenga deseos parecen ser percibidas como conductas normales en las relaciones afectivas de pareja por lo que son naturalizadas y no identificadas como violencia. Se infiere que incluso al asumirlos como parte de los roles que se espera se ejerzan en el interior del vínculo de pareja pueden ser menos recordados en sus experiencias. En muchos casos no asocian estas conductas con expresiones de violencia sexual dejando para su reconocimiento prácticamente la que tiene que ver con el uso de la fuerza que lleva a la violación. Asumen desde la cultura que con estas acciones no maltratan ni están siendo maltratados.

Se infiere que pueden estar incidiendo patrones machistas de comportamientos aprendidos en cuanto a los roles a desempeñar en sus prácticas de pareja. La educación sexista para ambos sexos marcan diferencias en la identidad genérica, en los roles y estereotipos de géneros, así como en los atributos y contenidos constituyentes de la subjetividad. Tienen su expresión en las valoraciones cognitivas, en las percepciones y significaciones de los acontecimientos y en las emociones y comportamientos que generan los eventos, como este de la VN.

La mayor parte de la investigación sobre la violencia en las relaciones de pareja giró en torno a la agresión física y después de más de una década de investigación, se ha confirmado que la violencia psicológica en cualquiera de sus formas es mucho más frecuente en la población joven.

En la perpetración de la violencia psicológica en cualquiera de sus expresiones es necesario tener en cuenta que estos tipos de violencias son difíciles de detectar porque son comportamientos que pasan desapercibidos, se confunden con muestras de amor, se ejercen de maneras sutiles. Si se les preguntara de manera abierta sobre formas de violentar psicológicamente a su pareja, muchas de las conductas que están contenidas en el cuestionario aplicado no serían referidas por ellos.

Un área de gran interés para la prevención de la violencia en las relaciones de noviazgo es la que enseña a detectar las situaciones de violencia y percibirlas como tal. Contrario a lo esperado en el estudio, son los varones quienes percibieron como violencia en mayor proporción muchas de las situaciones presentadas en el cuestionario aplicado. Esto concuerda con estudios internacionales Macarena, Moreno, & García-Baamonde (2009) donde los hombres perciben más las situaciones de violencia y nacionales, (López-Angulo, et al., 2015); donde se testifica que los hombres, en el contexto cubano perciben la violencia psicológica en mayores frecuencias relativas.

Las autoras infieren que la identificación de comportamientos violentos es mayor en los hombres porque en su proceso de sociabilización incorporaron una identidad genérica que los coloca en una posición de superioridad, de tener el control; les es más contradictorio aceptar que la mujer utilice mecanismos de resolutividad en los conflictos menos tradicionales. A diferencia de las mujeres que históricamente han asumido otros modos de afrontamiento transmitidos por la cultura patriarcal que empañan la real percepción del evento, y la tendencia es a invisibilizarlo, justificarlo, cotidianizarlo y naturalizarlo. (López-Angulo, et al., 2015)

En estos resultados pudieran estar influyendo los niveles de sensibilización a la violencia que poseen los universitarios estudiados, puede que las mujeres minimicen la violencia recibida, valoren estas conductas como naturales o normales dentro de la relación y le resten importancia, mientras que los hombres tiendan a estar más pendientes para reconocer como violencia situaciones vividas, aunque lleguen a ser los que más la ejerzan.

Un dato de interés que requiere profundización en estudios posteriores, resultó ser el hecho de que, en muchas de las escalas del cuestionario, los universitarios percibieron las situaciones presentadas como comportamientos no violentos o de poco o algo de violencia.

Aspecto este que pudiese estar relacionado con un bajo conocimiento del fenómeno o una subvaloración de estos comportamientos y la aceptación de los mismos en los vínculos, considerándolos como interacciones propias o inevitables en una relación de pareja.

La frecuencia de futuros profesionales de la salud que no son capaces de detectar situaciones de violencia vivenciadas en sus relaciones, comprobadas en este estudio, nos alerta acerca de la necesidad de buscar alternativas de respuestas institucionales para dar a conocer este problema de salud, prevenir, ofrecer atención psicológica, acompañamiento, consejería a la comunidad universitaria que lo requiera, así como brindar programas, estrategias académicas curricular y extracurriculares dirigidas a la sensibilización en el tema y a la instauración de políticas institucionales amparadas en la legislación para un tratamiento integral efectivo a quienes son afectados por la violencia en sus relaciones de noviazgo. (Ramos-Rangel, et al.,2021b)

La violencia en la pareja es relacional y dinámica. No se puede reducir a la división víctima-victimario, sería una mirada parcial de la realidad al colocar roles fijos, inamovibles, que impiden una comprensión adecuada de las interacciones.

Aunque socialmente en muchas sociedades y dentro de ellas la cubana, se ha estado trabajando por la igualdad y equidad entre los sexos, ocurren fenómenos donde la transformación de los roles de género puede que estén facilitando actitudes antes impensables en las mujeres, como el sometimiento y el control de la pareja.

Una actitud de tolerancia cero a la violencia es fundamental, donde se legitime que la violencia contra la mujer ocurre, es una realidad constatada pero no se niegue que el hombre también puede ser maltratado. Prestar atención a las relaciones de las parejas jóvenes que parecen ser más igualitarias, pero no exentas de violencia es una alternativa ineludible para contribuir a su erradicación.

Especial atención cobran estos futuros médicos, que son recursos humanos imprescindibles para el combate de este flagelo. Muchos de ellos, serán los médicos que más cercanos estén a la comunidad en el nivel de atención primaria de la salud; requieren por tanto una vida libre de violencia y dominio del tema.

Se sabe que al ser la violencia un fenómeno complejo no hay soluciones baladíes para su erradicación, en ella intervienen múltiples factores. Recordar que toda forma de violencia (donde está incluida la violencia en el noviazgo) es una respuesta socialmente aprendida, históricamente determinada, que no constituye un rasgo connatural del ser humano, por tanto, es posible prevenirla. La generación de acciones que impulsen la reflexión, la sensibilización y la promoción de noviazgos donde no haya cabida para la violencia es primordial. Las Universidades son espacios propicios para este accionar y sus recursos humanos claves para convertirse en agentes de cambio.

Conclusiones

Resulta preocupante que en varones y mujeres que estudian Medicina la violencia en sus relaciones de noviazgos es un fenómeno con una presencia importante, estas pautas de interacción abusivas pueden extenderse a la edad adulta con sus perjudiciales consecuencias. La violencia constatada en estas parejas jóvenes es de tipo bidireccional, con escasas diferencias entre ambos sexos que actúan como receptores y perpetradores de la violencia. Los jóvenes refieren recibir más violencia y también suelen ejercerla y percibirla en mayor medida.

Se deriva la necesidad de continuar las investigaciones y desarrollar intervenciones dirigidos a la población universitaria, desde un planteamiento holístico, orientados a la mirada bidireccional de la violencia en las parejas de jóvenes; que favorezca su sensibilización, los prepare para detectar, analizar y eliminar los comportamientos abusivos en sus relaciones. Se recomienda estimular la participación del profesorado, como agente educativo de primer orden en la detección, intervención, asesoramiento y acompañamiento al estudiantado y sus familias.

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Recibido: 08 de Mayo de 2022; Aprobado: 27 de Junio de 2022

*Autor para correspondencia. E-mail: yamila.ramos@infomed.sld.cu

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Los autores participaron en el diseño y redacción del trabajo, y análisis de los documentos.

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