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Introducción
En muchos de los países del mundo y en especial los de América Latina y El Caribe, se han implementado diversos modelos pedagógicos que han direccionado su sistema educativo, desde la escuela tradicional pasando por múltiples reformas educativas, todo ello con la finalidad de formar personas capaces de afrontar diferentes retos y situaciones que les ha planteado el contexto educativo y social; sin embargo, el enfoque de evaluación ha sido siempre el mismo, valorar los resultados y la reproducción de conocimientos, alejados de la realidad del estudiante, limitando el pensamiento y la construcción del propio aprendizaje. En la actualidad, se viene trabajando un modelo pedagógico de enfoque por competencias, que desarrolla una metodología más activa y participativa por parte del estudiante, acompañada de un sistema de evaluación con carácter formativo, que diferencia del resto de modelos pedagógicos puestos en práctica anteriormente.
La problemática relacionada a la inadecuada practica de evaluación educativa, aún se pone de manifiesto, muy a pesar de haberse implementado en las instituciones educativas un currículo por competencias, un buen sector de los docentes aún mantiene a las calificaciones numéricas por encima de los aprendizajes. La falta de interés en los docentes para incluir la evaluación formativa a la práctica docente, sería porque demanda de más tiempo, siendo necesario plantear interrogantes que problematicen y que deben poseer habilidades que creen no tenerlo (Falcón et al., 2021). Además, Cañadas & Santos-Pastor (2021), advierten que los docentes no llevan a cabo los procesos sistemáticos de la evaluación formativa en cada experiencia de aprendizaje, solo tratan de darle un enfoque alternativo a la misma. En tal sentido, se puede evidenciar que la problemática no está en el sistema evaluativo del actual modelo pedagógico descrito, sino en el desconocimiento, aplicación de instrumentos de evaluación inapropiados y la falta de disposición del docente para implementar estrategias pedagógicas de evaluación formativa; por tales motivos la mayoría de instituciones educativas, se encuentran sin poder ofrecer a los estudiantes y a sus familias una formación idónea.
Con esta investigación de revisión literaria, se pretende desarrollar un análisis teórico, cualitativo y exhaustivo sobre la evaluación formativa como proceso reflexivo y sistemático de la práctica docente, que influye directamente en el logro de competencias de los estudiantes. Las fuentes del conocimiento teórico, parten de constructos que miran a la evaluación para los aprendizajes como apoderado de la cultura integral de la persona. La importancia de la evaluación formativa, está asociado a la mejora continua de los aprendizajes, ya que se presenta como una estrategia pedagógica que permite al estudiante tomar conciencia de sus dificultades y sus fortalezas. Según (Gallardo-Fuentes et al., 2020), tanto los docentes como los estudiantes, comparten sus objetivos de aprendizaje y la evaluación formativa les permite que vayan registrando sus avances, teniendo la posibilidad que los estudiantes corrijan sus errores y los docentes mejoren su desempeño pedagógico. Siendo este sistema evaluativo más complejo, pero adecuado y decisivo para la formación completa de los estudiantes, ya que está presente durante todo el proceso educativo, desarrollando habilidades de manera conjunta, fortaleciendo el pensamiento creativo y crítico de los estudiantes y generando en el docente un proceso reflexivo y sistemático de su propia práctica.
Resulta fundamental, desarrollar esta revisión literaria relacionada a la evaluación formativa, porque permitirá que los docentes, estudiantes y las familias conozcan y comprendan que este sistema de evaluación promueve experiencias de aprendizaje activas que moviliza capacidades en los estudiantes. Es mucho más motivador, ya que elude incertidumbres debido a las apreciaciones habituales que ocasionan presión, en lugar de favorecer una cultura reflexiva (Fernandes et al., 2019). En esa misma línea Ruiz (2021) nos aclara que, la evaluación para el aprendizaje, es una dimensión de la práctica educativa del desempeño docente, que orienta una mejor enseñanza. De manera que, este modelo evaluativo acompañado de técnicas e instrumentos de evaluación, ofrece información objetiva acerca del nivel de logro en el que se encuentra el educando, y va permitir al docente tomar decisiones pertinentes sobre esos aprendizajes esperados, registrar avances y dificultades y reflexionar acerca de cómo está enseñando.
Materiales y métodos
El estudio ha empleado el método de investigación bibliográfica, como sistema de obtención de información, siguiendo un conjunto de técnicas y estrategias para localizar literatura pertinente. Además, se hizo el análisis documental minucioso, considerando los métodos analítico-sintético e interpretativo, se siguió un proceso de comunicación, de transformación y un proceso analítico - sintético, con una orientación científica e informativa, posibilitando el constructo del marco teórico para esta investigación.
Los documentos han sido recuperados a partir de la selección de las bases de datos, para los cuales se ha considerando sus principales características (publica textos integros de revistas, recupera artículos, produce informes de uso e indicadores bibliométrico, acceso abierto, calidad científica, biblioteca digital, sistema de indización, facil de navegar, contiene artículos de revistas científicas, permite el acceso al texto completo, entre otras ) y los filtros (años de publicación, paises de publicación, idioma, tipo de fuente, autores, títulos, acceso, palabras claves, resúmes, área temática, etc) que aplican al momento de la búsqueda. De manera que ha permitido su análisis tanto de forma como de contenido.
Para el análisis y revisión sistemática sobre la evaluación formativa, se ha establecido criterios de inclusión (publicaciones con cinco años de antigüedad, los títulos deben contener algunas de las palabras claves, base de datos de acceso abierto, idioma inglés y español y que la fuente de información sean artículos de revistas dedicadas al campo de la temática, capítulos de libros, libros, tesis doctorales) y criterios de exclusión (años de publicación mayores a cinco años, títulos que no tienen relación con el estudio, publicaciones de acceso cerrado, idiomas diferentes al inglés y español, revistas dedicadas a campos diferentes de la temática, notas informativas, ponencias).
Las bases de datos, con mayor aporte de literatura para el desarrollo de esta investigación han sido: Scielo, Scopus, Dialnet, Redalyc y Ebsco Host. A partir de lo hallado en las bases de datos, se ha considerado para las referencias a 20 trabajos de alta calidad intelectual, de los cuales 2 (10%) son estudios de nivel descriptivo; 5 (25%) son libros; 2 (10%) estudios de revisión literaria; 7 (35%) son estudios de nivel cualitativo; 1 (5%) de nivel correlacional; 1 (5%) estudio de métodos mixtos, 1 (5%) estudio de revisión sistemática y 1 (5%) estudio de casos. De las 20 fuentes de investigación, 16 de ellos están producidos en idioma español y 4 en el idioma inglés. Con toda la información analizada, se ha podido precisar conclusiones respondiendo al objetivo de esta investigación, de modo tal que ayude a comprender la importancia de la evaluación formativa en el desarrollo de la práctica educativa.
La evaluación con enfoque formativo acompañado de un sistema cualitativo, es aquel que más ayuda al estudiante a reflexionar acerca de sus aprendizajes y a brindarle oportunidades para favorecer el desarrollo de sus competencias, mientras que al docente le permite reflexionar sobre su propia práctica, ya que es fundamental para la mejora de los aprendizajes; por lo tanto es el personal docente quien debe encargarse de conocer cómo y de qué manera aprenden sus estudiantes, aplicar estrategias de aprendizaje adecuadas, evaluar formativamente e intervenir de manera oportuna a fin de superar dificultades cognitivas. Además, es el docente quien debe tomar decisiones sobre la situación final de los aprendizajes y proponer actividades que orienten a mejorar el logro de competencias de manera autónoma.
Este proceso de evaluación, es muy valioso porque el estudiante puede conocer qué es lo que está aprendiendo y qué no ha logrado aún aprender, a partir de ella se debe realizar una retroalimentacion formativa, para superar las dificultades que tiene y logre de forma autónoma su aprendizaje. Asímismo, también ayuda a expresar opiniones, mirar aciertos y errores, fotalezas y las debilidades, para luego interactuar con los estudiantes a fin de abordarlos con diversas estrategias de aprendizaje. Rojas (2017), menciona que la evaluación formativa, permite retroalimentar el proceso de enseñanza y aprendizaje, asistiendo al estudiante a identificar sus fortalezas y debilidades, convirtiéndose en una evaluación más realista y acreditada para asegurar el éxito en la vida. Con la aplicación de esta evaluación, se busca que los estudiantes sigan mejorando y no quedarse simplemente en una determinación de aprobado o desaprobado; también considera la diversidad de los estudiantes, tomando importancia los estilos y ritmos de aprendizaje, de manera que todos logren superar sus dificultades y no solo se destaque a unos cuantos.
La evaluación formativa, valida la práctica de sus conocimientos y las decisiones que toma el estudiante para enfrentar retos que se le presentan. Esto conlleva a observar y analizar las evidencias (tangibles o intangibles) de manera que se pueda valorar, para asumir decisiones pertinentes, mediante la retroalimentación de los aprendizajes (Ministerio de Educación del Perú, 2019). Con la retroalimentación formativa como estrategia de la práctica docente, se puede superar aquellos aprendizajes que son dificiles de lograr, fortaleciendo las competencias del estudiante.
Existen otros enfoques que sustentan la evaluación formativa, según lo señalan (Bizarro et al., 2019), la evaluación de desempeños (observación de competencias), evaluación autentica (realización de tareas reales), evaluación para el aprendizaje (Cómo aprenden los estudiantes), la corriente francófona (autoevaluación, heteroevaluación y coevaluación) y la evaluación de desarrollo (monitoreo del avance de los aprendizajes). La descripción de las características de estos enfoques, ayudan al docente a realizar una evaluación centrada en la mejora de los aprendizajes del estudiante. Con estos enfoques de evaluación formativa, se cortan los pensamientos donde el profesor entrega conocimientos y los estudiantes reciben, sino que se trata ya de un proceso de aprendizaje continuo y reflexivo, donde la información obtenida sirve para tomar decisiones oportunas para los aprendizajes (Agencia de Calidad de la Educación, 2017).
Una definición conceptual de evaluación, le da el Ministerio de Educación del Perú (MINEDU, 2016) “Evaluar es un proceso sistemático en el que se recoge y valora información relevante acerca del nivel de desarrollo de las competencias en cada estudiante, con el fin de mejorar oportunamente su aprendizaje o mejorar los procesos de enseñanza” (p.32). De esta definición, nos queda claro que es una actividad compleja para el docente, pero significativa para movilizar capacidades en el estudiante, a partir del propósito de aprendizaje que debe plantearse en cada experiencia de aprendizaje. En ese sentido, el rol de planificar le corresponde íntegramente al docente, por lo que debe cambiar su actitud de elaborar exámenes, revisión de cuadernos, prácticas calificadas, entre otras, por buscar que los estudiantes alcancen los propósitos de aprendizaje establecidos (Neciosup, 2021). Los procesos de planificación, mediación y evaluación siempre deben proceder de manera conjunta, en ese marco, es importante orientar a los educandos para que desarrollen aprendizajes con relación a las competencias y capacidades de cada área curricular, alcanzar los estándares de acuerdo al nivel esperado y/o los desempeños del grado de estudios; además de abordar actividades ya sean planificadas o no, en función de los enfoques transversales del currículo para direccionar los aprendizajes, de tal manera que es fundamental la planificación flexible y centrada en el propósito de aprendizaje, para que se genere información y se use para tomar decisiones en el momento indicado, así apoyar al estudiante en su progreso.
Para Abella et al. (2020), el estudiante es el principal encargado de asumir su propio camino, en busca de lograr aprendizajes de mayor complejidad. Este fin, ayuda que los educandos tengan aprendizajes más autónomos, que sumen confianza a sus propios retos y sean capaces de expresar cuánto saben y qué les falta por aprender. También es sustancial para el estudiante y su familia, porque va permitirle informarse acerca del nivel de logro alcanzado en sus aprendizajes, y al docente le servirá para analizar las evidencias y valorarlo. Según, Asiú et al. (2021), el docente debe cumplir con los procesos reflexivos, sistemático, organizativo y retroalimentador, permitiendo que la interacción con sus estudiantes, sea una oportunidad de mejora para los aprendizajes. La actuación del docente para este tipo de evaluación es preponderante, básicamente partiendo por incentivar el dialogo reflexivo, desarrollar políticas educativas que busquen fortalecer las competencias y capacidades del estudiante, diagnosticar el nivel de desempeño que se ha logrado con respecto a las competencias, acompañar, mediar y retroalimentar los aprendizajes en todo momento durante el proceso de enseñanza y aprendizaje, preparar material educativo, implementar estrategias pedagógicas que movilicen capacidades, atención diferenciada y grupal de acuerdo a las necesidades e intereses de los aprendizajes en el estudiante, recoger y valorar evidencias (producciones y/ o actuaciones) para mediar oportunamente y decidir cómo y qué actividades desarrollar para llegar a la meta.
La retroalimentación como parte esencial del proceso de evaluación formativa, ofrece información importante de los logros, progresos y las dificultades que tienen los estudiantes en sus aprendizajes, con relación a los criterios de evaluación establecidos, según Santos & Alves (2020), ayuda al estudiante a desarrollar un aprendizaje autónomo, haciendo uso de sus procesos reflexivos y cognitivos; al docente, le permite analizar los productos de aprendizaje, valorarlo y buscar estrategias pedagógicas que guíen hacia la mejora de los aprendizajes en los desempeños que más dificultades presentan. También permite reajustar el proceso de aprendizaje, generando oportunidades para el logro de competencias.
Existen elementos muy importantes que deben ser considerados para que la retroalimentación formativa influya positivamente en el aprendizaje del estudiante, como por ejemplo ser parte integral del desarrollo de la enseñanza y de la evaluación, fomentar un ambiente positivo para estimular el diálogo e interacción del personal docente con el educando, separar un tiempo para que sea dedicado íntegramente a desarrollar la retroalimentación formativa, comunicar oportunamente al estudiante sus fortalezas y debilidades orientando en la corrección de errores y superar próximos trabajos, estar guiados por los criterios de evaluación y los estándares de aprendizaje.
El acercamiento entre el docente y el estudiante, es fundamental para establecer confianza e intercambiar opiniones, y responder a preguntas que orienten la reflexión, acerca de sus avances y dificultades de aprendizaje. El acompañamiento docente, permite al estudiante tomar conciencia del nivel de logro en el que se encuentra y recibir orientaciones para fortalecer sus capacidades (Medina & Mollo, 2021). Para Espinoza (2021) la retroalimentación, es un proceso centrado en la información, producto de la evaluación de las actividades de aprendizaje del estudiante, contribuye a la mejora de resultados y reestructura el sistema del conocimiento para el logro de aprendizajes significativos. Dentro del ciclo de evaluación formativa, se encuentra el ciclo de la retroalimentación, donde se comienza a recolectar evidencias, interpretarlo, identificar la brecha de aprendizaje, retroalimentar a los estudiantes, adaptar la enseñanza y cubrir aquellos vacíos de aprendizaje. El ciclo completo de la evaluación formativa, responde a preguntas clave como: ¿Hacia dónde vamos? ¿Dónde estamos? y ¿Cómo seguimos avanzando? (MINEDU, 2019). La retroalimentación, para Anijovich (2019), es formativa cuando coopera con reformar el desarrollo del pensamiento, motiva los aprendizajes, permite la participación en el desarrollo de los aprendizaje, une las evidencias, criterios y expectativas de logro y mientras favorezca las prácticas reflexivas del personal docente. Además, que esta debe ser oportuna, frecuente, coherente, claro, ser registrado, crítica y constructiva.
A partir de la evaluación diagnóstica que realiza el docente, surge la necesidad de buscar información, con la finalidad de dilucidar algunas acciones razonables frente a incógnitas que nos presentan los resultados; para ello es importante reunirse con otros docentes que tengan las mismas o parecidas experiencias, de tal manera que se generen espacios de diálogo y toma de decisiones. Sería recomendable, seleccionar materiales y recursos educativos que sean contextualizados a la realidad y tome en cuenta los estilos de aprendizaje del estudiante, las competencias y capacidades tanto del grado como del área; tomar situaciones problemáticas de la misma realidad del estudiante, para que sea más dinámica la experiencia, de modo que se fomente el juicio crítico y creativo, sin descuidar sus emociones; también es importante que el docente elabore, implemente y aplique un plan de mejora para los aprendizajes, dando prioridad a los aspectos que más dificulten el aprendizaje del estudiante.
El Ministerio de Educación (2018), sugiere algunas recomendaciones para dar una buena retroalimentación, entre ellas: estimular el logro, buscar las causas de las dificultades que tienen los estudiantes, guiar para que encuentre las respuestas adecuadas y organizar la retroalimentación según los resultados de las evaluaciones. También advierte qué retroalimentar, no es solo resaltar los errores, descalificar por su bajo rendimiento, dar la estrategia o la respuesta al problema imposibilitando el pensamiento y el descubrimiento, enaltecer a la persona y no al proceso de aprendizaje, retroalimentar a todo el grupo en general sin considerar los diferentes estilos y ritmos de aprendizaje. La retroalimentación se puede hacer ya sea oral o escrita, ambas maneras son muy importantes y son indispensables de acuerdo a la situación.
El resultado de la retroalimentación al estudiante, va depender mucho de cómo el docente la realiza, de tal forma que este debe considerar a la retroalimentación por descubrimiento o reflexión como el proceso más idóneo para que el estudiante vea al error como una oportunidad de aprendizaje. Sin embargo; también es necesario que conozca en qué consiste los otros tipos de retroalimentación como: incorrecta, descriptiva y elemental; a fin de garantizar la evaluación para los aprendizajes con aquella que oriente al estudiante a descubrir cómo mejorar su desempeño.
Para que el docente obtenga la información y realice una retroalimentación reflexiva, es fundamental que se apropie de técnicas e instrumentos de evaluación que le permita valorar las evidencias, y tomar decisiones oportunas. En ese sentido Nuñez (2017), señala que los instrumentos de evaluación, admiten el conocimiento acerca del grado de avance que se viene logrando en determinadas habilidades, obedeciendo a un propósito de evaluación de acuerdo a la forma, contenido y habilidades que se requiera evaluar. Existen muchas técnicas de evaluación como: la observación, exposiciones, dinámicas grupales, juego de roles, resolución de problemas, entrevistas, entre otros y los instrumentos como medios de obtención de la información: rúbricas de aprendizaje, portafolio, diarios de aprendizaje, escalas, lista de cotejo, registro anecdótico, fichas metacognitivas, cuestionarios, organizadores gráficos, chats, blogs, mapas conceptuales, trabajos de investigación, pruebas estructuradas, semiestructuradas entre otras. Las herramientas para el recojo de las evidencias pueden ser impresas, orales o digitales, lo importante que permita contrastar los aprendizajes, realizar la retroalimentación reflexiva al estudiante, retroalimentar la práctica pedagógica del docente y emitir conclusiones descriptivas sobre el desempeño del estudiante con respecto a la competencia trabajada.
La rúbrica, es uno de los instrumentos con mayor uso en todos los niveles del ámbito educativo, ya que permite hacer efectiva una evaluación que mejore los aprendizajes del estudiante. Es un cuadro de doble entrada, donde se indican las variables y dimensiones que van a evaluarse, también los niveles de logro y los indicadores por cada nivel; favoreciendo los procesos de autorregulación y autoeficacia (Fraile et al., 2017, citado por Kweksilber & Trías, 2020). Con el uso de las rúbricas de evaluación, se obtiene información valiosa para el docente acerca del desarrollo de la experiencia de aprendizaje, a partir de la cual realiza el análisis e identifica los logros y dificultades que vienen teniendo los estudiantes, tanto a nivel individual como grupal, pero también, es una herramienta que le permite al propio docente descubrir sus fortalezas y debilidades, generando espacios para el pensamiento reflexivo de su práctica pedagógica.
Conclusiones
De acuerdo al análisis e interpretación de la información recabada durante la investigación bibliográfica, se puede inferir que la evaluación formativa como elemento fundamental en el marco curricular del enfoque por competencias, es un proceso sistemático que ayuda a recoger información valiosa para el docente que le facilite reflexionar sobre su propia práctica, mientras que al estudiante y su familia les posibilita tomar conciencia de las dificultades y los progresos de sus aprendizajes.
El docente, asume un rol principal para implementar la evaluación formativa en todo el proceso educativo, parte de la planificación flexible y centrada en el propósito de aprendizaje, con el fin de obtener información y tomar decisiones oportunas para orientar al estudiante a desarrollar aprendizajes relacionados con las competencias, capacidades, estándares y desempeños; todo ello en función de los enfoques transversales del currículo.
La interacción entre el docente y el estudiante, en el marco de la evaluación formativa es sustancial, ya que permite establecer un acercamiento que genera una buena relación entre ellos, e intercambiar juicios que garantice respuestas a preguntas reflexivas sobre sus avances y dificultades de aprendizaje. También ayuda al estudiante a tomar conciencia del nivel de aprendizaje en el que se encuentra, y recibir orientaciones para consolidar sus competencias.
La retroalimentación reflexiva, se presenta como estrategia pedagógica del proceso central de la evaluación formativa, de tal manera que se puede ofrecer al estudiante información destacable acerca de sus logros, avances y dificultades de aprendizaje. También ayuda al estudiante a desarrollar un aprendizaje autónomo, y al docente le permite realizar un amplio análisis de las evidencias, valorarlo, y finalmente buscar estrategias didácticas, que orienten a mejorar aquellos aspectos que más dificulten los aprendizajes de los estudiantes.
Las técnicas y los instrumentos de evaluación formativa, como medios de obtención de la información; facilitan el conocimiento del grado de avance del logro de competencias del estudiante, permiten contrastar los aprendizajes y realizar la retroalimentación reflexiva; asimismo, ayudan al docente a descubrir las fortalezas y debilidades de su propia práctica pedagógica.
