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Conrado

 ISSN 1990-8644

        30--2023

 

Artículo Original

Filosofía de Paulo Freire y su resignificación curricular en Colombia

Philosophy of Paulo Freire and its curricular resignification in Colombia

0000-0001-8051-0382Alirio Gerardo Figueroa1  * 

1Universidad de Nariño. Colombia

RESUMEN

En la educación en América Latina se está abriendo un significativo debate acerca de qué y cómo enseñar Filosofía. Las propuestas tienden a poner énfasis en la renovación didáctica; pero se precisa una mirada crítica a los contenidos. La reflexión del autor sobre la realidad en Colombia, de cara a toda Latinoamérica, descubre una brecha importante devenida en deuda con el filósofo, sociólogo y pedagogo brasileño Paulo Freire. En este trabajo se exponen las razones que justifican la pertinencia de incluirlo en el currículo y resignificar el estudio de la vida y obra de Freire que es, sin duda un legado de ideas y prácticas que todavía no han sido estudiadas con la profundidad requerida. El trabajo basado en la sistematización de las reflexiones del autor y su proyección investigativa en el programa Doctoral en Educación en la Universidad Metropolitana de Educación Ciencia y Tecnología de Panamá deja planteado las ideas de un proyecto mayor que deja proyectada una propuesta a seguir en el marco del currículo de la educación media colombiana.

Palabras-clave: Filosofía; Resignificacion c

ABSTRACT

In Latin American education, a significant debate is opening about what and how to teach Philosophy. The proposals tend to emphasize educational renewal; but a critical look at the contents is required. The author's reflection on the reality in Colombia, facing all of Latin America, discovers an important gap that has become indebted to the Brazilian philosopher, sociologist and pedagogue Paulo Freire. In this paper, the reasons that justify the relevance of including it in the curriculum and redefining the study of Freire's life and work are exposed, which is, without a doubt, a legacy of ideas and practices that have not yet been studied with the required depth. The work based on the systematization of the author's reflections and his investigative projection in the Doctoral program in Education at the Metropolitan University of Education, Science and Technology of Panama raises the ideas of a larger project that leaves projected a proposal to follow in the framework of the Colombian secondary education curriculum.

Key words: Fhilosophy; Curricular resignification

Introducción

La educación es sin lugar a dudas, una de las herramientas fundamentales para lograr el desarrollo de los pueblos y una tarea inaplazable en la búsqueda de la igualdad y la equidad social de las naciones, pues con ella, no solo se garantiza progreso sino una mejora sustancial en la calidad de vida de las personas. Sin embargo, aunque las agendas políticas de los distintos países reconocen la educación como un derecho impostergable y la mayoría de los programas gubernamentales propenden a que además se convierta en una educación integral y de calidad, surgen dudas y muchos interrogantes en torno a una educación oportuna para un mundo donde la globalización permite a todos los ámbitos de la sociedad y donde la tecnología y la información ocupan un lugar preponderante en la vida de las personas.

Las grandes diferencias socio económicas entre países y dentro de las mismas regiones es un punto álgido en el debate acerca de cómo concebir los criterios de una educación de calidad. Al respecto, sobre esta temática en particular, porque se reconoce que en el mundo, los niños aprenden muy poco: aun después de varios años de escuela, millones de estudiantes carecen de las competencias básicas de lectura, escritura y aritmética. La crisis del aprendizaje perjudica gravemente a los jóvenes desfavorecidos, que son los que más necesitan el impulso que una buena educación puede proporcionar. Y es que no solo no existen suficientes maestros y los que trabajan también carecen de capacitación (Rueckert, 2019) lo cual, sin dudas, limita las decisiones didácticas para implementar las orientaciones

En América Latina todas estas problemáticas se agudizan con las dificultades sociales como la violencia, pobreza, discriminación por género o raza que vive la región, a la vez que se constituyen en un círculo vicioso de causa-efecto, por ejemplo, los bajos ingresos de las familias pobres impactan la nutrición de niños, esta mala nutrición a su vez influye en el rendimiento académico del estudiante.

En el Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016, el Estado colombiano, se enfocó en garantizar el derecho a la educación en términos de calidad, permanencia y pertinencia en condiciones y estableció las vías para fortalecer el pensamiento crítico, promover el respeto por los derechos humanos, la consolidación de la paz y buscar la equidad. Desde entonces, la búsqueda de recursos para satisfacer las necesidades educativas de los estudiantes y su vinculación con la vida social del país con habilidades fortalecidas en cuanto a análisis, reflexión y aplicación del pensamiento crítico en temas cotidianos de la vida de las personas y de la nación. Este encargo se legitimó desde el año 2010 mediante el Documento No.14 Orientaciones Pedagógicas para la Filosofía en la Educación Media, al orientar el acto pedagógico en la formación del pensamiento crítico y la formación de sujetos dialógicos, críticos y hermeneutas.

Pero, pensar la enseñanza de la filosofía en la educación media, llevó al Ministerio de Educación Nacional a interrogarse sobre la necesidad en la formación de los adolescentes y jóvenes de la educación media. Los análisis al respecto implican que en estas edades requieren la presencia de la Filosofía como uno de los saberes necesarios en el proceso de formación en estas edades.

De ésta manera particular la filosofía en la educación media y se resaltan tres aspectos fundamentales: el conocimiento humano, la estética y la moral, todos ellos orientados a la formación de una persona de bien, capaz de analizar, reflexionar y proponer alternativas ante los problemas que involucran a las personas y por ende a la sociedad.

La filosofía como asignatura en el currículo de la educación media propende a que el estudiante a través de su pensamiento devele por sí mismo la verdad filosófica que se esconde detrás de los dogmas, determinismos e ideologías, sean estos políticos, científicos o religiosos.

Ante la fragmentada sociedad latinoamericana es urgente un saber disciplinario que contribuya a superar las rupturas entre el sentir, pensar y hacer humano, un saber que humanice, que integre no solo la experiencia del saber sino la experiencia del sentir, que propende por la esperanza, la equidad y la libertad de los colectivos humanos, urge una filosofía que ejemplifique la coherencia entre la palabra y la acción, solo en ese sentido se puede hablar de una educación integral. Lo anterior requiere entonces una transformación de la enseñanza de la filosofía desde la perspectiva de la investigación aplicada y la innovación. (Figueroa, 2021, p. 24)

Las posibilidades de responder a este reclamo son varias: se precisa reconocer la capacidad integradora, trascendente de la filosofía frente a la vida cimentando en él posturas y compromisos éticos referentes a la existencia en general. La ruta a seguir las aporta (Álvarez & San Fabián, 2012; Rojas, 2015) al señalar que hasta el momento la enseñanza de la filosofía, se ha fundamentado en el pensamiento occidental, desconociendo el pensamiento filosófico latinoamericano cuyo valor puede reconfigurar el contenido, con un enfoque más contextual y metodológico.

En este sentido, encontrar una orientación plausible que emerge desde esta posición supone la idea de que el estudio de la filosofía de Paulo Freire, ofrece las posibilidades para facilitar y promover situaciones partiendo del conocimiento de aquellas ideas básicas que pueden ayudarle a entender la realidad social y encontrar las ideas que pueden proyectar una participación activa en la transformación social.

En este marco, el objetivo declarado de justificar la pertinencia de incluir el estudio de la vida y obra de Paulo Freire, se avala en un propósito mucho mayor la renovación de proceso de enseñanza- aprendizaje de la filosofía lo cual deja sentada como exigencia de rigor la necesidad de priorizar la lectura de sus ideas asentado su visión de la realidad y el papel del hombre en la transformación de su vida como base para entender el camino que debemos emprender en latinoamericana. Sin embargo, este primer momento de embeleso y descubrimiento le precede como segunda exigencia clave cumplir su máximo deseo cuando el propio Freire sentencia que “El mejor camino para seguirme es reinventarme”, (1999)

Materiales y métodos

Estudiar y enseñar la filosofía que emerge de la vida y obra de Paulo es una necesidad educativa que debemos saldar con las presentes y futuras generaciones. Más allá de las cátedras, eventos y casas de altos estudios que centran el interés en el estudio de sus obras, Freire es una inspiración, un ejemplo, un horizonte al que se debe mirar con clara visión de que ante los nuevos tiempos, tiene nuevos problemas y necesitan nuevas formas de solucionarlos, en América Latina hay problemas históricos que precisan entenderse y generar una concientización transformadora.

Muchos latinoamericanos estudiosos de la vida y obra de Paulo Freire estamos consciente que este fue y aun es uno de los intelectuales más orgánicos y ejemplares de nuestro tiempo, superando las referencias que lo convierten en icono, en Freire se encuentra el principal innovador pedagógico social en la segunda mitad del siglo. No solo por su obra en Educación de Adultos, sino porque su obra está conectada a la comisión de los contextos sociales y políticos que vivió a lo largo de su vida.

Tampoco se discute su contribución filosófica. Si bien Freire no acuñó términos nuevos, el carácter trans, inter y multidisciplinario, lo coloca más allá de toda etiqueta, el vínculo de Freire, con los problemas de la propia vida, no puede negarse que se le reconoce por muchos le niegan la originalidad pedagógica y el verdadero humanista, vinculado y comprometido con el movimiento emancipador en Latinoamérica, sobre todo porque -al decir Kohan (2020) “nunca dejó de preguntarse por qué vivir de esa manera y no de otra”.

En el sentido filosófico, Freire habita en la teoría e inspira otras vidas, y es ahí su trascendencia para poder ayudar a las nuevas generaciones a entender la contemporaneidad social, política y educativa para luego poder situar y desplegar con significación y sentido la participación que corresponda y resulte liberador y favorable al bien común.

Pero, Freire nos legó una concepción del mundo y de la vida, una visión del hombre y la sociedad en la que la reflexión acerca de los problemas y desafíos, componentes y retos de la educación se convierten en la piedra angular de la práctica educativa transformadora en un contexto real, histórico, económico, político, pues la capacidad humana de transformar el mundo comienza cuando las personas logran una comprensión cabal de la realidad y de su responsabilidad transformadora. Por tanto, es el conocimiento de esta realidad lo que deberá formar parte del contenido educativo y que la educación le ofrece la posibilidad al ser humano de adquirir conocimientos y comprender las razones que sustentan la enseñanza y sienta las bases para proyectar la actuación futura.

He aquí una cualidad básica de la filosofía de Freire, es su capacidad para explicar que el acto educativo no es solo intraescolar, sino también social. Por tanto, la brecha no es solo de desarrollo económico sino en la manera en que se genera y aplica el conocimiento que se convierte en una fuente de explotación y superioridad de aquellos que acceden a él.

Esta situación se explica con la tendencia a generar el analfabetismo y a limitar los servicios educativos y que han sido denunciadas y están en el centro de la lucha de los movimientos marcando una realidad sedimentada en la falta de financiamiento, de resistencia al cambio y rutinización de la cultura escolar. Se trata entonces de encontrar en la educación el modo de allanar las insuficiencias de aprendizaje y en la cualificación de los docentes para asumir la importante misión: esto es, promover la conciencia del hombre y su responsabilidad ante la destrucción o salvaguarda de toda la vida del planeta.

Se asume que al tomar como referente el pensamiento de Freire, como base de estos proyectos se asume a necesidad de enseñar el amor al mundo, a los hombres y a la Tierra, pues este pedagogo consideró un pilar insoslayable develar la relación de la sociedad y educación para un mundo sustentable, así como la relación entre la educación, la conciencia, el ejercicio de ciudadanía planetaria, para el desarrollo de una eco-pedagogía en pos de la educación del futuro.

En efecto, estas son entre otras, la ideas que hace posible que Paulo Freire, llegara a convertirse en una referencia obligada dentro de la pedagogía latinoamericana y mundial, pues es su pensamiento en evolución lo que le otorga un lugar trascendental pues no hay dudas de que: “hoy, en pedagogía, se puede estar con Freire o contra Freire, pero no sin Freire” (Martínez, 2015)

Lo cierto es que el pensamiento de Freire implica un ejercicio crítico que supera toda posición centrada en valorizar el método o metodología de Freire, por otra que sin desestimarlo desentrañe la vitalidad de la concepción de la educación orientada generar la libertad como una práctica consustancial y fundamento de la Pedagogía del oprimido.

En este sentido, el ejercicio de estudiar la vida de Freire mediante su obra implica promover un cuestionamiento sobre sí y sobre el modo de vida que se comparte dentro y fuera de las prácticas socioeducativas, lo cual deja un espacio abierto a pensar una manera de vivir diferente: más comprometido con la transformación.

En él se distingue ese activismo cultural que tiene como colofón el enfoque político, crítico y concientizador de la alfabetización asumiendo en sus propias palabras que la “La lectura de mundo precede a la lectura de la palabra” sobre todo cuando se trata de las clases oprimidas: y que esto se convierte en el principal recurso para la verdadera liberación de los campesinos. Sus reflexiones acerca de la acción cultural, y la concientización en el medio rural, constituyen una fuente inagotable de ideas para entender cómo enfrentar y superar la situación actual que con los años y sobre todo en las últimas décadas se profundiza la fragmentación y la diferencia que es propia de esta época.

Sin embargo, su obra más comprometida (y reconocida), es Pedagogía del oprimido, no sólo por el impacto de la categoría oprimido y su relación con la educación sino por el modo singular, la relaciona con cierta forma de organización social, lo que le atribuye un alcance mayor para comprender la dinámica de la sociedad latinoamericana y el liderazgo trasformador que debe emerger dentro de una sociedad para transformarse. Es al decir que es un libro de denuncia que desencadena procesos de enseñar algo a alguien en el sentido más amplio posible de la palabra que involucra a los que ocupan el lugar de aprendizajes y también de los que enseñan en proceso de resistencia.

Y es que en las páginas de sus libros pueden encontrarse ideas claves para entender cuáles pueden ser las ideas que deben asumirse como propias, sobre todo, si por la intencionalidad del mensaje resultan actuales y relevantes. Y es que Paulo Freire no adopta una filosofía de la educación ya existente, sino que configura la propia; más bien su propuesta se tradujo en un proyecto y, más aún, en una práctica educativa concreta y alternativa. Tal es el caso de la proyección humanista y de dignidad que debe ser asumida como piedra angular para enfrentar la vida, sobre todo cuando recomienda: transformar las debilidades en fuerza para instaurar la justicia; rechazar el fatalismo con que se analiza y valorar la historia. Es preciso enseñar y aprender a reconocerse como seres de transformación en la medida que se adjudique el derecho a decidir y “reinventar el mundo” y la educación debe contribuir a que ello sea posible.

Hay también una lección de vida cuando entre las ideas se destaca la necesidad de aprender y ejercitar el diálogo con el mundo que nos rodea (Freire, 2006). Esto significa un diálogo consigo mismo, con los demás y con el entorno, y ahí se instaura la experiencia que se convierte en el nicho del conocimiento y la vía para aprender-enseñar.

Así, el diálogo, la reflexión y la acción transformadora se convierten en la clave y el reto de la educación que se orienta a la trasformación y es en la actitud dialógica, entre la familia, la institución educativa y el barrio, que se puede afrontar la formación de los adolescentes y jóvenes comprometidos con la transformación de la realidad. Por tanto, se reafirma la idea de Freire acerca de que la educación es la vía para lograr los objetivos de la sociedad pero que esta debe ser contextualizada.

Hay una idea fundamental de Freire al abordar el problema del “ser”, en relación con el proceso de socialización y la cultura, sino que, a partir de sus características humanas, de su conciencia, de su existencia y le es posible establecer una relación que lo lleva a estar en y con el mundo, condición que es certificada por la praxis, como acción-reflexión, como trabajo que transforma no sólo el entorno natural, sino al ser humano.

Sin embargo, existe un problema que es apuntado con preocupación por Freire: las relaciones entre los propios seres humanos y la inequidad de estas, en las cuales se genera un proceso que llevan a la alienación, a la negación del propio ser, tanto de los dominadores como de los dominados. En este contexto el proceso comunicativo es entendido como la posibilidad, para que cada ser, debe ser libre y críticamente, asumiendo con responsabilidad su participación en los procesos sociales.

La importancia de que cada persona tenga la posibilidad de decidir por sí mismo, es planteada aquí como la base de la capacidad de decisión de todos. Esto sólo puede lograrse, con una educación que les permita a los seres humanos asumirse como tales, desarrollando la capacidad de los seres humanos de pensar para decidir, y sólo es posible pensar libremente si se tiene la información adecuada para decidir, cuestión que posee una dimensión histórica, política, que implica la acción y la reflexión de los hombres sobre el mundo para transformarlo. La visión de Freire no es individualista, es comunitaria y con ello, se da la humanización de todos, haciendo posible la existencia, el “ser”.

El acto de conocer, es un acto de estudio, y estudiar significa disciplina, sistematicidad, conciencia; es una relación y una lectura de la realidad que propicia que el ser humano efectivamente sea, ya que esa capacidad de conocer lo lleva a la autonomía. Esta concepción del ser humano, es su condición de ser social, y bajo esta condición, el conocimiento es un producto, por tanto, Freire explica que conocer, es siempre un proceso, que supone una situación dialógica a que es necesario construir el nosotros lo que me permite pensar en la acción transformadora que los seres humanos deben ejercer sobre la realidad” (Freire, 1999, p. 72), pues “El hombre no sólo es un ser que sabe sino un ser que sabe que sabe” (Freire, 1999, p. 87).

En este mismo orden, Freire sugiere la posibilidad de que el cambio debe ser revolucionario, toda vez que este debe ser democrático, inclusivo y de reconocimiento a la pluriculturalidad y de la diferencia que caracteriza la existencia del ser humano, desde cual permite formular la posibilidad del cambio, de la transformación de la realidad para orientarla hacia relaciones sociales cualitativamente mejores, superando las relaciones que se originan en la dicotomía que existe entre opresores/oprimidos. De acuerdo con lo anterior, es posible comprender que la vida ha de ser entendida desde bases históricas, culturales y sociales.

Sin embargo, desde el ideario filosófico de Freire el centro de la vocación humana es condición para que sea efectiva debe sustentarse en que cada persona sea libre, autónoma y en su vivencia cotidiana, aprenden a ser capaces de transformarse en un ser cualitativamente mejor. En efecto, Freire tiene una visión dialéctica del ser humano, e insiste también en que esa vocación, se construye desde una visión sociocomunitaria, histórica, amplia, en la cual el respeto a la diversidad cultural, es condición para ser reafirmar la humanización, no a negarla, crearla y recreando las condiciones espirituales y materiales a efecto de alcanzar una sociedad democrática que permita la participación de todas y todos sin exclusiones, que tenga una educación liberadora, en busca de constituirnos en mejores seres humanos.

Es posible comprender que la mayoría de los trabajos sobre la teoría de Paulo Freire se centran en los conceptos centrales, pues en su concepción modifica la praxis pedagógica-educativa-política; amplía y enriquece el espacio ideológico dentro de los procesos educativos formales e informales. La educación es la mediadora entre la concepción utópica humanista y la práctica política de los hombres en el lugar que se encuentren: en la casa, el trabajo, la escuela, en la comunidad o el club vecinal, Freire exige que este proceso debe sustentarse en la elaboración interior cuya meta sea crear unidad dentro de la diversidad y desde ella generar la responsabilidad hacia la emancipación en el transcurso de la lucha. La clave está entonces en comprender que la propia naturaleza de la educación se sustente en la pedagogía de la pregunta y de la respuesta (Freire & Macedo, 2015, p. 89)

Las ideas aquí expuestas aseguran la pertinencia de Freire en el currículo de Filosofía y más aún desde sus propias enseñanzas se vislumbra el cambio que supone enseñar a aprender Filosofía. En este caso, se precisa colocar en primer lugar la concepción de la educación como una herramienta de transformación, liberación y emancipación, cuya complejidad, exige que los propios oprimidos sean los que deben descubrir, por sí mismos, la situación objetiva en la que se hallan insertos; luego, despojarse y desasirse de las estructuras de subyugación, alojadas en la propia subjetividad del dominado bajo la forma de imágenes, discursos, mitos e inercias conceptuales, es la tarea primordial de una pedagogía liberadora.

La idea de que la educación deberá desencadenar procesos de subjetivación, mediante la comunicación dialógica que involucra a los que aprenden; pero, también a los que enseñan Freire, explica la necesidad de enseñar a descodificar la subjetividad. Este es un lento proceso aprendizaje, en que en la medida que se logra, estos van quedando adheridos en la propia conciencia lo que encierra un implícito compromiso liberador que requiere de la participación activa. Es, a través de un ejercicio consciente, que se logra perder el miedo a la libertad, el miedo a la autonomía, y se puede exigir y ganar el derecho a desplegar la propia “voz”. Ese y no otro es el objetivo supremo de la educación para Freire.

En este caso, asumir a Freire en el currículo de la educación media implica concebir el proceso educativo como un modo de crear conciencias libres, mentes capaces de no asimilar de forma ingenua y acrítica todo el entramado social, ideológico y axiológico imperante. En este sentido, la educación de los adolescentes y jóvenes no solo debe producir recursos adaptativos, sino debe alumbrar sujetos capaces de enfrentarse críticamente a dicho entorno y aptos para proyectar transformaciones en él. Es desde este supuesto freudiano, que se supera la transmisión cognoscitiva. Por tanto, bajo este prisma, el educando se halla frente a una posición “problematizadora” e irrenunciable de su vocación transformadora.

En efecto, es la praxis educativa de carácter político e ideológico que Freire, destaca la genuina y responsable acción liberadora centrado en la toma de conciencia, pues Freire insiste en el hecho crucial de que enseñarle a leer y a escribir es algo más que darle un simple mecanismo comunicativo, sino concienciar para ayudarlos así a construir su propia voz en la medida que se pone en marcha la capacidad de analizar críticamente las causalidades que determinan la propia existencia para, en consecuencia, adoptar un nuevo rol protagónico y una clara noción de la propia dignidad ejercida en una verdadera praxis liberada y liberadora.

Lecciones pedagógicas para la enseñanza de la Filosofía

Los sistemas educativos que carecen o menosprecian la enseñanza de la filosofía dan pie a una educación acrítica de la realidad, con herramientas de interpretación insuficientes y poco desarrolladoras de las habilidades, capacidades y destrezas necesarias para explicar, comprender, investigar y transformar la realidad, o para llegar a acuerdos rigurosos y dignificantes que ayuden a solucionar problemas y a adaptarse de mejor forma a la realidad circundante. Enseñar filosofía desde su definición más básica, compromete el amor por la sabiduría y parecería imposible contribuir que no se puede enseñar.

En efecto, enseñar filosofía es un ejercicio complejo en que la reflexión filosófica, opta por situar la práctica en el centro, no solo se alude a la filosofía como materia, sino un ejercicio que está llamado a contextualizar, reflexionar y dar soluciones a las preocupa ciones del individuo en la actualidad.

En este marco comprender la necesidad y actualidad de la enseñanza de la filosofía es mucho más compleja. Por un lado, las redes sociales y el efecto del masivo bombardeo de la tecnología y de las nuevas ideologías, la conciencia crítica y propositiva que permite una praxis efectiva en el entramado social, desde el cual el campo propicio para transmitir conocimientos, experiencias, opiniones y crear dicha conciencia crítica. Por tanto, en la formación de la personalidad de los estudiantes, es preciso generar conciencia acerca la vida social de una comunidad. Al mismo tiempo; contribuye con la toma de conciencia ante la vida pública y política, de manera que sus reflexiones y opiniones deben tener un sustento y que se orienta hacia el bienestar de todos, alejado de la corrupción que tanto golpea a la nación (Figueroa, 2020).

La enseñanza de la filosofía parte por comprender su importancia como área fundamental, entendida como una oportunidad de formación que tiene el estudiante para comprender los diferentes matices del pensamiento, como el ser humano a través del tiempo, construye una interpretación del mundo, de lo que lo rodea, para luego, poder plantear una mirada del mundo, comprender los diferentes fenómenos sociales que se presentan y además, enseña cómo afrontarlos, llegando a formar un estudiante crítico, propositivo y dialógico.

Es por esta razón que se hace necesario, retomar el conocimiento filosófico desde la problemática que afronta una comunidad, desde los sueños de un adolescente o desde las inquietudes ante la realidad que se le presentan a una persona, es en estas dinámicas que tiene sentido la enseñanza de la filosofía. Es preciso, recordar que la filosofía (por ende, el filósofo) implica explicar el desenvolvimiento de la realidad y el hombre; de ahí que es imprescindible para construir una reflexión filosófica. (Correa, 2010)

En este marco, es preciso reconocer que la filosofía de Freire sienta las bases de un cambio necesario para entender la realidad y en particular la educación a base del crecimiento de la personalidad y al mismo tiempo considera que el diálogo es la comunidad que resitúa en su teoría la relación como cualidad que debe estar en el centro del desarrollo del ser humano. Es la capacidad dialógica, la que produce la liberación porque la opresión, es lo que limita alcanzar la sabiduría, por tanto, es el juego de preguntas y respuestas lo que hacer del diálogo, la clave del aprendizaje.

Al mismo tiempo, reconocer el acceso y poder del ser humano a crear y sufrir su realidad, es lo que humaniza la vida de toda persona solo porque es como resolver sus problemas, sino que, es en su relación con otros lo que estimula la capacidad de crear para todos. Este acto creativo, tiene lugar en la medida que se impulsa la vinculación afectiva, por razones de fraternidad y solidaridad que es en definitiva o que sustenta la felicidad.

En este sentido, es preciso dejar planteada las ideas que resultan determinantes en este proyecto. Se apela a una selección que, recreada desde la interpretación del autor, ha dejado planteada de forma secuenciada, algunas lecciones básicas para enseñar que son esenciales sobre todo para la Filosofía.

  • La ubicación factual del contenido de enseñanza como premisa de todo acto educativo

  • La educación tiene un propósito transformador dual: individual en el sujeto y en las estructuras sociales

  • La interacción como posibilidad de expresión y liberación de las personas,

  • La clase se convierte en un reencuentro aleccionador consigo mismo. En la medida que pueda leer su propia realidad entender las críticas y dialogar con ellas y el contenido de resignificar.

  • Es preciso enseñar con sentido a quien aprende, problematizando valorando el saber de los estudiantes, enseña a aprender la razón de ser.

  • La relevancia del ser ético como contenido de la educación y esto significa pasión, y respeto a las opiniones contrarias estimulando el derecho y el deber de “pelear” por las ideas, por los sueños.

  • Superar la neutralidad docente y el carácter directivo, lo que significa aceptar y estimular el discurso contrario al docente y, a la vez, sin ocultar o mentir respecto al propio pensamiento

  • Convertir el aula, la escuela en un escenario en el que se logran testimoniar los sueños de quienes comparten ese espacio al tiempo que se confrontan, entendiendo mejor estos en la medida que se convierte el profesor en un mediador del proceso educativo.

  • La educación consiste en combatir los obstáculos que opera el sentido contrario desarrollo de otro la liberación gradual por medio de la educación es la que genera optimismo de la transformación pues es la cultura el discurso elaboró en la interrelación comunidad que puede conducir al cambio

  • El aprendizaje debe ser asumido como una actitud polémica y critica del pensamiento precedente y del presente. Es en ese proceso que la toma de conciencia se entiende como oportunidad para superar los obstáculos que limitan la satisfacción de las necesidades propias del individuo y de la comunidad-

  • Los hombres se educan en comunidad, y el mundo es el mediador, lo que significa en diálogo, comunión, mediados por el mundo, o que significa que el valor de los saberes se devela en la práctica dialógica de la actividad colaborativa con otros.

  • La concientización es el ejercicio de ubicar los límites que es lo que permite esclarecer y cambiar pues ellos nos permiten asumir una apropiación crítica de la realidad para trazase el proyecto y ver el camino para trazar las expectativas que acreditan e impulsan la acción transformadora.

  • La enseñanza verdadera es posible cuando e que enseña conocen el contenido de lo que enseñan, y en la medida en que sus alumnos se lo apropian, también son capaz, aprender actual descontrol y de la violencia en las escuelas, que alzó a los estudiantes.

  • La gran tensión del educador es lograr mantenerse dentro, de la exigencia del sistema educativo, y al mismo tiempo, estar afuera, encontrar la continuidad y reinventar el presente sin la limitación de estrechas teorías que fueron buenas -y que incluso siguen siendo buenas-sin dejar de dar sentido a la idea de que educar para transformar

Desde esa concepción de la filosofía se asocia a un modo de pensar la vida o a una forma de ejercer el pensamiento en la propia vida que se afirma adentro y también afuera de las prácticas educativas. Ese ejercicio parte de la propia vida desde un cuestionamiento sobre sí y sobre el modo de vida que se comparte dentro y fuera de las prácticas educativas (Correa, 2012). De esa manera, se abren las posibilidades para nuevas formas de vida. En este sentido, la filosofía como posibilidad de la vida educativa no es solo aprender o de enseñar teorías, contenidos, ideas, sino, afirmar determinado modo de vida, poniéndolo en cuestión, abriendo su sentido allí donde la vida se hace presente en sus diferentes formas y en la ausencia de jerarquías que ese principio permite afirmar en las prácticas educativas (Kohan, 2020).

Es el amor, quien potencia la conexión entre las vidas que se encuentran en el acto educativo, y es que Freire entiende el amor como una especie de energía conectiva entre las personas y el mundo. Amor es confianza en valorar la posibilidad del mundo para nacer siempre otra vez, a partir de la diferencia y de la identidad (Badiou & Truong, 2012).

Luego, el valor educativo del amor tiene un doble sentido, de relacionarse para recrear y reconfigurar el mundo compartido, exige avivar la vida educativa con atención sin modelos a imitar. Paulo Freire, señala también una posibilidad nueva de abrir un espacio para los que están afuera y condiciona de una vida educadora. Una posición, una preferencia, con seriedad y con rigor, pero también con pasión, estimulando y respetando al mismo tiempo el derecho al discurso contrario, es la mejor forma de enseñar. Villalobos (2015).

Luego, enseñar filosofía desde la concepción pedagógica de Freire justifica y sintetiza que la filosofía debe enseñarse en el vínculo directo con la situación que viven los estudiantes y ofrecerle la oportunidad de encontrar en esta asignatura las herramientas para aceptar con esperanza, su compromiso, su emprendimiento en lograr sus sueños y su responsabilidad en hacerlo posible en pensamiento y acción transformadora.

Lo cierto es que, si bien se reconoce que el pensamiento de Freire puede calificarse de complejo, estudiar la vida y obra de Freire en el curso de Filosofía en la Educación Media puede generar diferentes posturas e incluso extremas (aceptación, adhesiones, rechazos, aperturas); pero, más allá de las interpretaciones, muy diferentes y hasta opuestas, de su pensamiento será notable su enfoque “humanista y culturalista”, el lugar que le concede a la concientización en transformación social. En cualquier caso, se defiende la idea de que las propuestas orientadas a este propósito se cursen desde alternativas que se correspondan a cada contexto, realidades y enfoques; pero, que se incluya en su contribución y vigencia.

La propuesta

En este sentido la sistematización de las ideas de Freire permite concretar su inserción en el currículo renovando y resignificado, su estudio en función del contenido y el método, porque lo que hace esencial compartir con Vargas (2012), para enseñar filosofía desde la cual es posible estimular el cuestionamiento, la problematización, el discernimiento, conceptualización y argumentación de los graves problemas de nuestro entorno en particular.

Desde el primer aspecto se refuerza la idea de que se incluyan en el currículo los diferentes términos que Freire utiliza de manera recurrente (y que se insertan sin sentido en el discurso político ideológico), es posible ampliar la significación del mensaje y entender el sentido de su uso en el análisis de la realidad con un mayor nivel de conciencia. En este caso, por solo citar ejemplos, estarían los términos como alfabetización, concientización, educación de adultos, educación popular, educador- educando, educación bancaria, círculo de cultura, diálogo, codificación y descodificación, unidad teoría-práctica, acción-reflexión-acción, investigación participativa, problematización, crítica, pensamiento dialéctico, transformación de la realidad, pedagogía del oprimido, cultura del silencio, invasión y liberación cultural entre otros, que conformarían el contenido de la enseñanza de la filosofía.

Un segundo aspecto del contenido es el reconocimiento del método (o de la metodología) en principio la importancia del diálogo como un aspecto esencial del encuadre filosófico, sociológico e ideológico en el que la concientización, pensamiento crítico, unidad teoría-práctica, transformación social, proyecto de liberación, se consideran clave de la educación popular, para la transformación.

En este caso el conocido método Paulo Freire, (método psicosocial o método reflexivo-crítico), supone implantar una relación horizontal y la igualdad plena entre educadores y educandos; lo cual concreta la idea de convertir la educación en concientización y está en la herramienta para la liberación de los oprimidos. En este orden la utilización de la sistematización de la praxis, puede ser apropiada para comprender las culturas, la dinámica comunitaria, es también validada, en el análisis de las políticas, de las teorías y en la ruta crítica que permite construir nuevos conocimientos. Luego, la ejercitación en clases de estos métodos, después de conocer sus esencialidades resulta un arma para la autogestión y para la transformación social.

Desde el segundo aspecto de la propuesta curricular deberá encontrar los puntos de contacto entre el método de enseñanza de la Filosofía clásica y la enseñanza en la actualidad. Sin dudas, Freire como parte de las fuentes de la filosofía latinoamericana, resignifica la relevancia que se le otorga al diálogo y a la reflexión que emerge de la pregunta que descontruye el pensamiento y que hace florecer la interpretación como hipótesis, que son sometidas a múltiples discusiones hasta encontrar en su esencia la respuesta que se ajusta a la manera en que el entorno, se muestra ante nuestros ojos con sus causas, consecuencias y relaciones entre factores que influyen en él.

Se podrá retomar la lectura gradual de los textos clásicos; pero, esta tarea que puede generar complejas dificultades al entendimiento, manera en que se secuencia mediante la cual se parte de la problematización de la realidad, la intencionalidad de lecturas de fragmentos, ya sea de fuentes secundarias de autores reconocidos descubran la esencia y la grandeza del pensamiento de Freire y su vigencia.

La investigación, la contratación del pensamiento freudiano con el pensamiento filosófico clásico, la secuencia de imágenes que van configurando el modo de ver el problema y la búsqueda de soluciones, mediante la educación -concientización puede ayudar a los jóvenes a llenar de sentido actividades prácticas de transformación comunitarias.

Para confirmar la veracidad del método y comprobar sus habilidades básicas para asumir el liderazgo que le corresponde a nivel social, es preciso seguir la ruta de Freire para ser un intelectual de su época, la socialización, la comunicación de las ideas, la participación directa en la obra transformadora, el liderazgo inspirador que puede alcanzar a pequeña escala en sus familias, en su barrio, en su comunidad; de manera individual o en pequeños grupos, e incluso desde las redes sociales en las que la filosofía de Freire sea, como él proponía, ¨reinventada¨ y es así que no solo cumpliremos con salvaguardar su legado, sino que le devolveremos a la lucha por un mundo mejor.

En este proceso le es consustancia la mediación, tan importante para el aprendizaje, generalmente este corresponde al papel relevante del docente, ya que en él recae la responsabilidad de llevar la dinámica de la clase, pasando de ser un emisor de conocimiento a un ser dinámico, capaz de comprender las necesidades del estudiante guiándolos en el ruta del conocimiento filosófico, interrogándoles para llevarlos a proponer y sobre todo capaz de llegar a construir con ellos los escenarios necesarios para que el conocimiento filosófico se pueda dar.

Pero, ante esta posición es inminente orientar la actividad en función de una reflexión sobre lo que espera con el estudio de la filosofía, para luego conocer a sus estudiantes y determinar si lo que él plantea es posible de darse o necesariamente debe en el camino adaptarse a las circunstancias que se le presenten. En este caso, debe comprender que cada estudiante es un universo con múltiples diferencias; pero, también es posible identificar similitudes que pueden despertar el deseo de conocer y ver como ese conocimiento puede ser muy pertinente para comprender su contexto y sus problemas.

Desde esta postura orientar en la clase de filosofía es estar pendiente de los pequeños detalles que se pueden generar, y que se producen muchas veces por centrar el interés en la programación. De lo que se trata entonces es llevar al estudiante al cuestionamiento, al proponerle las herramientas conceptuales para discutir y para actuar conforme a postulados filosóficos.

En efecto, es el cuestionamiento permanente lo que hacen que la evaluación transcurra como parte del proceso de enseñanza- aprendizaje, manera que supere la idea de que la evaluación es un elemento de poder y autoridad en manos del docente, lo cual permite comprender la oportunidad que tiene el docente y el estudiante en el proceso educativo, de comprender la manera de observar cómo va la clase, cómo van cumpliéndose los objetivos de la planificación y que mejoras se pueden adelantar en medio del proceso para potenciar los resultados esperados e instaurarla como una estrategia que permita por medio de diversos instrumentos analizar el proceso educativo.

En este punto, la enseñanza del pensamiento filosófico, involucra despertar en el estudiante la condición humana de la sensibilidad ante la alegría y lo mismo ante el dolor, para comprender su realidad, mediada por tantas circunstancias que muchas veces se vuelve incomprensible desde el conocimiento formal, sobre todo, a través los espacios de debate para mostrar su opinión ante el mundo. Por tanto, resignificar el estudio de filosofía de Paulo Freire en el currículo de cualquier nación latinoamericana y en particular en Colombia no es solo pertinente sino una responsabilidad impostergable.

Conclusiones

Partiendo de la importancia que tiene el desarrollo del pensamiento es un parte esencial de la formación integral de la persona; en este marco, enseñar filosofía implica trascender las estructuras biológicas, fisiológicas y psicológicas para analizar con más profundidad, los valores, la concientización, la alteridad, el sentido de la vida y la libertad que no deja de ser un aspecto básico en la actualidad, aun cuando el vertiginoso avance de la tecnología, las comunicaciones y la ciencia, deben ser abordados para hallar respuestas a los desafíos de una sociedad cada vez más compleja.

Luego, enseñar filosofía supone desarrollar procesos de concientización que deben encarnarse en la práctica para un desarrollo del pensamiento integral, encuentra como una vía fundamental la solución a los problemas que la sociedad actual presenta. Este debe ser el compromiso impostergable dentro de la educación.

Incluir las teorías de Freire en la enseñanza de la filosofía de la educación de los adolescentes y jóvenes, es necesario enseñar para enseñar a tomar conciencia de nuestras posibilidades y limitaciones para transformar y comprender la acción las emociones, acompañar el proceso de conocimiento y aprendizaje. La enseñanza de la filosofía tiene este reto formativo, enseñar filosofía, es, antes que nada, enseñar una actitud frente a la realidad, frente a las cosas y el profesor de filosofía tiene que ser en todo momento, consecuente con esta manera de orientar el pensamiento.

Luego, filosofía, solo puede enseñarse desde una postura crítica, frente a la realidad, se pueden crear procesos innovadores en el desarrollo del pensamiento, que contemplen la totalidad de la persona. Luego, enseñar la filosofía en la práctica educativa debe ser coherente con la vida.

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Recibido: 02 de Febrero de 2023; Aprobado: 27 de Marzo de 2023

*Autor para correspondencia E-mail: gerfigueroag@gmail.com

El autor declara no tener conflictos de intereses.

El autor participó en el diseño y redacción del trabajo, y análisis de los documentos.

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