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Conrado

 ISSN 1990-8644

        30--2023

 

Artículo Original

La danza como herramienta sociocultural de transformación comunitaria: una perspectiva teórica

The dancing art as sociocultural tool for community change: a theoretical perspective

0000-0002-6767-6940Nelvi González Lima1  *  , 0000-0002-7055-9534Fernando Carlos Agüero Contreras2 

1Casa de Cultura Benjamín Duarte. Cienfuegos. Cuba

2Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez”. Cienfuegos. Cuba

RESUMEN

El arte proporciona la adquisición de habilidades, la formación de capacidades y valores de alto significado para la vida social. Su capacidad expresiva ofrece opciones para evaluar críticamente al mundo circundante y desde sus contenidos y funciones favorecer la persuasión, estimulación participativa como la transformación del comportamiento. El presente trabajo tiene por objeto el estudio teórico del arte danzario como proceso sociocultural con capacidad para transformar escenarios comunitarios. El objetivo valora teórica, epistemológica y metodológicamente la potencialidad del arte danzario como herramienta de intervención sociocultural en escenarios comunitarios. La perspectiva sociocultural argumenta desde aristas interdisciplinarias, particularidades del contexto y explica posibles opciones desde la caracterización y análisis de los sujetos y sus trayectorias. Se destacan etapas principales en el desarrollo de la actividad científica, destacando la relevancia del cierre del ciclo de la investigación científico y el imperativo de la intervención sociocultural, con sus exigencias, ofreciendo como alternativa el cuasiexperimento como una vía para emprender transformación y medir sus resultados e impactos en escenaios estudiados. Se concluye que los argumentos teóricos de análisis de los procesos contextuales, los recursos metodológicos de la perspectiva sociocultural ofrecen alternativas para ajustar las expresiones artísticas con pretensiones de transformar escenarios de emprender mediciones profundas.

Palabras-clave: Arte-danzario; Transformación-comunitaria; Intervención-sociocultural; Cuasiexperimento

ABSTRACT

Art provides the acquisition of skills, the formation of abilities and values of high significance for social life. Its expressive capacity offers options to critically evaluate the surrounding world and from its contents and functions favor persuasion, participatory stimulation and behavioral transformation. The present work aims at the theoretical study of dance art as a sociocultural process with the capacity to transform community scenarios. The objective is to evaluate theoretically, epistemologically and methodologically the potential of dance art as a tool for sociocultural intervention in community scenarios. The sociocultural perspective argues, from interdisciplinary approaches, particularities of the context and explains possible options from the characterization and analysis of the subjects and their trajectories. The main stages in the development of scientific activity are highlighted, emphasizing the relevance of the closing of the scientific research cycle and the imperative of sociocultural intervention, with its demands, offering as an alternative the quasi-experiment as a way to undertake transformation and measure its results and impacts in studied scenarios. It is concluded that the theoretical arguments of analysis of the contextual processes, the methodological resources of the sociocultural perspective offer alternatives to adjust the artistic expressions with pretensions of transforming scenarios to undertake deep measurements.

Key words: Dance-art; Community-transformation; Sociocultural-intervention; Quasi-experiment

Introducción

El presente resultado constituye parte inicial de un proyecto científico relacionado con el trabajo en escenarios y localidades vulnerables de la ciudad de Cienfuegos al centro sur de Cuba, en el que se ha concebido al arte, especialmente al arte danzario, como elemento clave para desarrollar procesos de intervención sociocultural. En correspondencia con lo indicado solo se presentan argumentos teóricos en cuanto a la concepción general de estos procesos. Al mismo tiempo se despliegan ideas desde el enfoque sociocultural como base para el desarrollo de la concepción de la investigación científica orientada a la vida comunitaria, considerando las vulnerabilidades que se presentan como resultados de factores sociales diversos, entre los que se destacan las migraciones, la planeación urbana de manera espontánea, el desarrollo de contenidos de la economía informal, desde lo que proliferan comportamientos marginales, la violencia y otros contenidos articulados a tipologías de familias disfuncionales.

Estas razones determinaron que los análisis teóricos fueran centrados en dos elementos fundamentales: la concepción de la investigación científico social orientada a cubrir fases no tradicionales, particularmente, buscando el cierre del proceso de construcción científica. Esto condujo al desarrollo de un segundo momento orientado al desarrollo de la fase de intervención sociocultural a partir del uso del arte, particularmente del arte danzario como vía para buscar modificar comportamientos, aunar esfuerzos entre actores y posibilitar la construcción de metas comunes, en torno a las cuales se puedan lograr procesos de autogestión en el desarrollo de los escenarios estudiados. Por tal motivo el objeto del presente trabajo lo representa las concepciones teóricas del arte como instrumento de intervención sociocultural a desarrollarse desde la investigación sociocultural, mientras que el objetivo ha sido la valoración de la concepción del arte danzario como instrumento de trabajo y transformación en espacios comunitarios considerando el cierre de ciclo de la investigación científico social, desarrollando un cuasiexperimento para la concreción y búsqueda de los fines planteados.

La danza, el arte y el mejoramiento humano

Hay consenso entre autores (Guerra, 2003; Márquez, 1988), que describen a la danza como el lenguaje por excelencia del movimiento corporal humano, como vía en el estudio de la articulación espacio, tiempo, como energía, intensidad para la trasmisión del mensaje desde el movimiento corporal. Otros (Vergara et al., 2021), conciben la danza como herramienta biopsicosocial, también como instrumento práctica que fortalece la identidad cultural. Por ello la danza puede llegar a ocupar un lugar importante en la vida de grupos humanos, de comunidades, propiciando y animando el cambio social (Pinedo et al., 2022). Se comparte la concepción de que enfatiza el alcance comunitario y la capacidad transformativa de esta expresión de las artes escénicas (Monterroza et al., 2019). En este sentido el arte se llega a considerar como la manifestación misma del reflejo del alma, de los sentimientos más profundos, amor, felicidad. El arte muestra siempre la esencia más profunda de la naturaleza humana. Por tanto también muestra la síntesis de todas las costumbres culturales que impulsan la creación, deviene por tanto, un medio para el estudio de la historia del hombre.

La necesidad que el hombre primitivo sintió de explicarse los fenómenos de la naturaleza y propiciarlos para su beneficio lo obligó a elaborar un complicado ritual que como conjuro mágico atrajera las potencias espirituales del bien e impugnara las del mal. La danza formó parte de esa ritualidad, la cual no fue más que un medio de comunicación creada por el ser humano rindiendo tributo a aquello que no entendía; creando una forma de lidiar con los innatos poderes de la naturaleza, imitando la forma en que comprendían el mundo que les rodeaba. La danza constituye un elemento de la cultura artística de los pueblos de singular importancia. Su nacimiento está vinculado a los primeros estadios del desarrollo del hombre, cuando aún formaba un todo junto al teatro, la música y la magia. El arte danzario contribuye a desarrollar facultades físicas, intelectuales y creativas y hace posible el desarrollo de relaciones más dinámicas y fructíferas entre los seres humanos. Exigen creatividad y reflexión. Proporciona el aprendizaje de habilidades y poder expresarse, evaluar críticamente el mundo que les rodea y participar activamente en los distintos aspectos de la existencia humana (Ávila, 2019).

Las manifestaciones artísticas según actúan como atracción, incentivo y catalizador en el proceso de transformación; contribuyendo al desarrollo de la observación, la memoria, del lenguaje, hábitos de buena conducta social, el sentido de autodisciplina, fomentando las relaciones interpersonales. Propicia un estado emocional positivo e influye en la manera de comportarse, de desenvolverse en el mundo que le rodea, desarrolla la capacidad de reaccionar físicamente frente a estímulos sonoros y visuales. Hace que el practicante disfrute del placer de crear para sí y para los demás, ayudar a tomar conciencia y reafirmar su propia potencialidad, favorece la socialización y estimula la imaginación creativa, elementos que afianza cualidades necesarias en el individuo que tributa al desarrollo sociocultural comunitario.

La danza como la pintura, la arquitectura, la música o cualquier otro producto cultural porta un contenido de naturaleza ideológica (Guerra, 2003), proceso que ha pasado, pasa y seguirá pasando con todos los procesos de la cultura como actividad suprema del hombre. La danza vive en la vitalidad efímera del instante y tiene un carácter fugaz que la hace particularmente compleja de estudiar. Conocer sus interioridades es aproximarnos a la existencia del hombre y sus historias; es el lenguaje por excelencia del movimiento corporal humano en un tiempo y espacio determinado. A esta manifestación artística se le atribuye un origen latino y germano. Viene del Latín danzare que es a su vez una forma secundaria del término danzón del alto alemán dinsar. Baile viene del latín bailare término que llegó a España primero que danza y designa la misma acción: por lo cual en castellano danzar y bailar significan lo mismo.

Son diversos los criterios tomados por los autores, asumiremos la definición del bailarín (Márquez, 1988), al plantear que la danza es todo tipo de movimiento corporal independientemente a sus características propias, a sus particularidades y técnicas, mientras que el hombre exprese por medio de movimiento sus inquietudes, ideas, sentimientos y emociones, está haciendo danza. Sus connotaciones espirituales se llegan a reconocer (Nicolás et al., 2010), como el anhelo de vivir destacando el aspecto expresivo afectivo de este, concibiéndola como un medio capaz de expresar las emociones y los sentimientos mediante la sucesión de movimientos organizados que dependen de un ritmo. Considerada una necesidad interior más cercana a lo espiritual que a lo físico, se acompaña del gesto. En ese proceso la articulación espacio, tiempo, energía, intensidad hacen que el bailarín pueda trasmitir un mensaje no verbal y ser interpretado por los públicos; por ello la búsqueda constante de movimientos corporales acompasados resulta la existencia misma de la danza (Humphrey, 1972). El cuerpo dialoga, cuenta una historia desde la percepción de un imaginario individual o colectivo donde los elementos y accesorios utilizados forman parte de ella y ubican al espectador en la época y contexto.

Se destacan aportaciones de la danza en los planos espiritual - psicológicos (Vergara et al., 2021) apreciando sus contribuciones en la elevación de la autoestima en los niños y adolescentes, además, incidiendo en los aspectos sociales, generando relaciones interpersonales más afectivas, contribuyen al desarrollo motriz y aportan herramientas que estimulan la actividad mental al memorizar movimientos corporales y diseños espaciales para ser ejecutados. Enriquece también, modos y medios de comunicación. Su práctica permite conectar cuerpo-mente-alma, proporcionando bienestar al practicante y trasmitir este bienestar al espectador. Experiencias que permiten aumentar la autoconfianza y autoestima, constituyendo una herramienta biopsicosocial (Gutiérrez, 2020). Se hace referencia a la comunicación a través del cuerpo, el cual desarrolla una forma de expresión no verbal que hace descubrimientos en cuanto al conocimiento y entendimiento corporal del practicante; acompañado de los estados emocionales relacionándolos con otros individuos, logrando autonomía, empatía, favorece la participación y confianza entre sus practicantes. Crear movimiento ante un estímulo sonoro, desarrolla la capacidad de tomar decisiones de manera exitosa ante otras áreas de la vida, adquiere niveles de autorregulación, autoconciencia, habilidades sociales, infiere en la inteligencia emocional.

Con la danza la expresión corporal busca el desarrollo de la imaginación, el placer del juego, la improvisación, la espontaneidad, y la creatividad, está ligada al sujeto como expresión de sus costumbres, creencias y tradiciones, por lo que su práctica fortalece la identidad, tal como lo expone la cual está articulada al sentido de pertenencia de un determinado grupo social que comparten valores, símbolos y credos dentro de una comunidad (Silva-Rodríguez et al., 2018). Con la práctica de la danza se recurre a un lenguaje artístico que comunica vivencias y formas de vida, herencias culturales, rasgos que caracterizan a los pueblos y definen su identidad (Silva-Rodríguez et al., 2018).

Sin duda tal como lo afirman los autores estudiados, la danza es una de las formas que tiene el ser humano de explorar desde sí, donde se unen mente y cuerpo en una amalgama perfecta y ejecutan su historia en el espacio, con un tiempo determinado, con un ritmo al compás de todo lo que genere sonido motivador del movimiento. Su práctica crea una sensibilidad que logra obtener lo mejor del ser humano, al buscar en cada movimiento la trasmisión de aquello que no se ve, solo se siente con la misión de convertirlo en un producto atractivo, entendible, donde el espectador se vea reflejado, creando conexiones. Por ello los fuertes lazos con la imaginación desarrollan la creatividad y elevados códigos de la estética, necesarios en toda la esfera de la vida.

Desarrollo

Transformación comunitaria, Arte y enfoque sociocultural

La comunidad según (Pineda et al., 2018) es el centro del proceso de transformación social, donde se generan identidades individuales y colectivas que refuerza las capacidades de sus actores en función del mejoramiento humano y de la calidad de vida. Este proceso requiere del conocimiento de las expresiones de la cultura popular tradicional que identifican la localidad, sus estilos de vida, patrimonio histórico cultural tangible e intangible existente, así como, los gustos y preferencias de la población para elaborar un conjunto de actividades, medios y técnicas que propicien la conservación de los elementos autóctonos, al tiempo que posibiliten el despliegue de la transformación social.

Por ello en la definición de la comunidad los elementos contextuales, estructurales y funcionales resultan esenciales. Implica además reconocer a los asentamientos humanos, como escenarios que dan ampara a una a varias o a ninguna comunidad, con independencia de que se ubiquen en un espacio geográficamente localizado, regido por organizaciones e instituciones de carácter político, social, económico (Causse, 2009) y cultural. Estas estructuras y funciones en un espacio determinado conforman un grupo, un barrio, una ciudad, con arraigos históricos, intereses compartidos, costumbres, hábitos, normas, símbolos, códigos que articulan o no de forma armónica, ante las exigencias de la vida cotidiana. Su desarrollo depende de la existencia de una estructura potencial capaz de ejercer la función de cooperación y coordinación entre sus miembros. Las necesidades objetivas son compartidas, existen actividades e intereses comunes y pueden cooperar formal e informalmente para la solución de los problemas existentes (Leal, 2019). Se explica así que un escenario barrial pueda actuar o no, como comunidad dependiendo de la coherencia, empatía, articulación de interés y liderazgos que se posean. Sucede incluso que en ocasiones solo intervienen como comunidad antes emergencias sanitarias, climatológicas amenazas o desastres. El arte puede intervenir en estos procesos en el logro de la coherencia, motivación y en la identificación de metas precisas y comunes a las grandes mayorías.

Existen puntos múltiples de encuentros entre el arte y el desarrollo social sostenible lo que plantea la necesidad de su desarrollo a nivel de los asentamientos humanos y comunidades, como factor de cohesión, integración y participación social. El fomento del arte a nivel de grupos e individuos, toma importancia estratégica, en tanto contribuye al desarrollo comunitario, potenciando hábitos, costumbres y tradiciones identitarias en armonía con un desarrollo sostenible. El arte tiene un invaluable valor en la transformación del individuo que trasciende a la comunidad, como parte de las modificaciones, favorece el empoderamiento individual y grupal, realiza contribuciones, ayuda a reflexionar, razonar, conocerse a sí mismo; reforzando las capacidades creativas donde pueden reflejar sus vivencias y estilos de vidas.

Para el ámbito local adquiere especial significación en el proceso de transformación, por ser un espacio de proximidad social (Polanco et al., 2020), donde los procesos de desarrollo son más palpables para individuos, grupos y comunidades. Son mayores las oportunidades de adaptar el modelo a sus características, o sea, a sus necesidades, expectativas, instituciones e historia; y de ese modo, definir consensuadamente la clase de bienestar a la que se quiere acceder. Ello se encuentra estrechamente vinculado a la cultura entendida como forma integral de vida.

Estas razones explican que la gestión del trabajo comunitario requiere (Leal, 2019), trabajar sistemáticamente y en busca de generar la participación protagónica de los actores sociales que hacen vida en las comunidades porque de ellos depende su desarrollo. Para que la toma de decisiones de los actores sociales dentro de la comunidad sea participativa se hace necesario utilizar el pensamiento crítico como herramienta de educación popular, que conduzca al alcance de alternativas que contribuyan a la interacción ciudadana con elevados niveles comunicativos desde la gestión comunitaria (Gutiérrez, 2020). La comunicación es la búsqueda del entendimiento común, participación, de modo que la identidad personal solo es pensable y realizable en el marco de una comunidad.

El proceso de gestión sociocultural comunitario requiere un enfoque multidisciplinario, intersectorial e inclusivo, si logra coherencia ética entre sus actores, líderes y facilitadores a partir de un posicionamiento ético consecuente. Ello sería básico para lograr también el compromiso, la identidad y la defensa de los valores más elementales del escenario de convivencia y sobre esta base únicamente, empezar a transformar progresivamente las problemáticas sociales, incluidos los problemas medioambientales, de trabajo preventivo, desplegando una cultura sana. La participación colectiva desde la promoción, animación, capacitación y formación de los sujetos que intervienen es vital; para un mejor control de las actividades que se proyecten y alcanzar su esplendor a través de los diversos proyectos que se generan en pos de una transformación equitativa y sostenible desde el arte.

Lo planteado por los autores antes referidos, muestra que los asentamientos humanos, las comunidades, al constituir el principal espacio con dinámica propia, puede encontrar en el arte una vía eficaz para potenciar las fortalezas y estimular la cohesión social, las búsqueda de metas comunes que faciliten el desarrollo en correspondencia con las metas de la sostenibilidad y los planes de desarrollo territorial. El ámbito comunitario como espacio de participación colectiva despliega las potencialidades individuales y colectivas, si se logran gestar habilidades creativas, vinculas al arte, que estimulen la voluntad pública como base para dar solución a problemáticas existentes. De esta manera los pobladores de un escenario comunitarios se pueden convertir en protagonistas del proceso sociocultural para intencional el cambio, y lograr mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Metodología

Aportaciones teórico-metodológicas del enfoque sociocultural

Sin embargo sería errado concebir la acción del arte por el arte, en tanto en correspondencia con lo planteado resulta un imperativo la necesidad de identificar los elementos que definen la realidad actual en la comunidad y detectar sus problemáticas arrojadas desde el diagnóstico sociocultural comunitario (Silva-Rodríguez et al., 2018). Este proceso exige una perspectiva teórica sociocultural para dar coherencia al análisis y posibilitar el enfoque interdisciplinario, como la dialéctica entre las partes y el todo. El diagnóstico sociocultural es un proceso sistemático, flexible y dinámico de conocimientos, a partir de la investigación de la realidad, buscando detectar, caracterizar e interpretar las necesidades y potencialidades locales.

La importancia de realizar el diagnóstico desde la dimensión participativa, utilizando el conocimiento práctico y teórico para que la comunidad se convierta en protagonistas de su desarrollo, asumiendo prácticas transformadoras, permite a los ciudadanos enfrentar el cambio de su realidad desde la reflexión individual, potenciando su nivel y capacidad de organización. El papel del arte en general y del arte danzario en particular puede intervenir en cada fase del proceso del trabajo desde el diagnóstica hasta la búsqueda de alternativas y los empeños de transformación social y cultural de los escenarios de estudios. La experiencia muestra sin embargo que todavía no se aprovechan las potencialidades individuales desde el arte como partícipe activo, con su caudal potencial e innovador de ideas que emergen desde la creación artística. Los códigos estéticos que van intrínseco en cada obra es un incentivo movilizador de públicos, escenario donde se estimulan las buenas prácticas, la conciencia social, el sentido de pertenencia. Las manifestaciones artísticas se pueden convertir en ente modificador, educador y difusor de la cultura popular tradicional, de sus mejores tradiciones, valores y por tanto intervenir como un factor fortificador de la identidad. Ello depende especialmente de las maneras en que se conduzcan estos procesos de creación, el liderazgo que porten y su articulación coherente con las políticas culturales.

El desarrollo social en la comunidad está asociado a la cultura en su más amplia dimensión. Las expresiones artísticas practicadas por los diversos grupos generacionales forjan la identidad y crean estados de confort emocional que posibilitan espacios para incidir de forma planificada e inducir conocimientos para el mejoramiento de prácticas y estilos de vida. El conocimiento y estudio de los procesos socioculturales que se aportan desde el diagnóstico participativo se hacen necesarios para identificar problemáticas en las cuales trabajar, utilizando fortalezas y oportunidades. La comunidad se concibe como un escenario generador de acciones para la formación de conciencia social, sentido de pertenecía, responsabilidad ante las problemáticas; donde el arte danzario, en particular, por sus aportes se convierte en mediador del cambio, con un enfoque intersectorial, multidisciplinario, inclusivo, de participación, sostenibilidad, viabilidad para elevar la calidad de vida de sus moradores. Por tal motivo la perspectiva sociocultural aporta a nivel teórico y epistemológico elementos esenciales para la concreción de estrategias metodológicas que posibiliten diagnosticar, medir y evaluar incluso la efectividad es de las acciones emprendidas desde el arte.

Desde el punto de vista sociocultural el trabajo en asentamientos humanos, barriadas, comunidades o en estructuras de la gestión política gubernamental, consejo popular, distritos o municipio requiere epistemológicamente la asunción de cuatro principios esenciales para lograr la coherencia, romper la espontaneidad y fortalecer la participación y el liderazgo grupal e individual. En primera instancia la dialéctica de lo general, con lo particular y lo singular, el enfoque histórico-lógico, la relación teoría-práctica y la perspectiva de la ciencia y la política, sustentado en una ética consistente.

Para primer caso ello implica considerar impactos a nivel de grupos y estratos sociales de los procesos globales, con sus influjos positivos y negativos. Supone reconocer el papel de las tecnologías de la información y las comunicaciones, las dificultades que genera a los genuinos procesos de aprendizajes, con la infoxicación, sin desdeñar que junto a la sociedad de la información comulga la sociedad de la desinformación y consiguientemente la necesidad de enfrentar los influjos de la seudocultura que por esa y otras muchas vías socializa a nivel de grupos de iguales, vecindarios y familias. Tampoco serán ajenos a estos procesos la confrontación que en los planos ideológicos y políticos se libra en el mundo entre el neoliberalismo, sus expresiones más sutiles y todos los ideales progresistas, incluido el socialismo, y de manera muy especial la confrontación ideológica que significa para el proyecto político cubano su confrontación con la cúpula reaccionaria del gobierno norteamericano y la guerra psíquica o de cuarta generación que se impone. Este posicionamiento exigirá desde la perspectiva sociocultural rigor científico, profundidad teórica, coherencia científica, ética y enfoque crítico.

El segundo principio reconocido para esta investigación lo constituye el histórico-lógico, que posee de igual manera muchas aristas. En primer lugar no se debe olvidar que todo cuanto se hace en los planos ideo político desde el exterior, con múltiples anclajes en el plano interno de la nación, se enfoca a la fragmentación de la unidad nacional como elemento estratégico de primer orden. Para escenarios específicos de trabajo y acción sociocultural se requiere indagar en la trayectoria de los espacios, tradiciones familiares y trayectorias de oficios, las migraciones, la movilidad social, como las vicisitudes de la economía formal e informal, incluidas las dinámicas sociales, posicionamientos políticos de sus grupos, líderes, tendencias ideológicas, sistemas de creencias y expresiones esenciales de la cultura popular tradicional.

Los dos principios enunciados y explicados en sus significados esenciales anteriormente, se articulan con el tercero que hace referencia a la relación teoría práctica. Sin embargo, resulta importante emprender algunas precisiones sobre sus connotaciones científicas. En primera instancia toda herramienta de transformación comunitaria o social precisa del ya referido adentramiento en la trayectoria de los grupos humanos, de sus escenarios como de las metas e imperativos a que se habrán de enfrentar. El arte colocado en la perspectiva de transformación social desde lo sociocultural requiere superar la concepción del arte como simple espectáculo, como una estadística que busca satisfacer intereses gubernamentales, formales, pero nunca solucionar problemáticas concretas. Para ello resulta esencial adentrarse en la biografía cultural de los grupos, como base para llegar a las fibras profundas de la existencia humana, la sensibilidad, los valores, los sistemas de creencias y buscar la reacción activa ante las expresiones artísticas, como recursos que instan a la crítica, a la movilización, a la visualización de ópticas de vida, aunque humildes, sencillas, pletóricas en la riqueza espiritual y los sistemas de valores.

Toda expresión artística posee connotaciones ideológicas y políticas, con lo cual el cuarto principio epistemológico adquiere especial significación siempre que se busca desde la perspectiva sociocultural emprender determinadas transformaciones sociales. Este enfoque al generar desde el trabajo sociocultural comunitario, produce una conexión directa con enfoques teóricos a nivel comunitario y consiguientemente con la política. Significa esto que para subvertir la espontaneidad en la práctica sociocultural que se genera desde el arte como herramienta de transformación, ya sea, la danza, el teatro, la música, etc., tendrá imprescindiblemente que articularse a las políticas culturales en los escenarios locales comunitarios. Para que tal proceso transcurra adecuadamente se requiere cumplir con las actividades indagatorias de naturaleza científicas descritas previamente y que análisis requeridos se realicen con la validez y confiabilidad que la práctica científica exige.

Una de las fragilidades que se presentan en el despliegue y concreción de las políticas culturales cruzan por deficiencias que en esta dirección se observan. Se pueden enumerar como limitaciones en la aplicación y desarrollo de las políticas culturales en escenarios comunitarios, asentamientos humanos, barrios, consejos populares, las que se enumeran seguidamente:

  1. Desarticulación entre la concreción de las políticas, las manifestaciones artísticas culturales y los gustos y preferencia de los auditorios.

  2. Falta de integralidad de las acciones culturales por no corresponder a las necesidades más perentorias de los grupos humanos a los que se dirigen.

  3. Desconexión de las políticas con las necesidades ambientales, económicas y sociales

  4. Ausencia de una perspectiva para la educación de públicos

  5. Falta de evaluación de las actividades emprendidas

  6. Superficialidades en las mediciones de las actividades y sus resultados en los diferentes públicos.

  7. Déficits teóricos para valorar el comportamiento, desarrollo y las especificidades que deben asumir para su aplicación.

Estos escollos requieren desde la perspectiva de la metodología a desarrollar para los estudios y transformaciones requeridas, la asunción de enfoques múltiples donde se concreten los paradigmas empírico analítico, el interpretativo y la investigación acción, participativa. El Gráfico 1 que se presenta seguidamente destaca en correspondencia con los principios antes mencionados la estructura básica del modelo de investigación y las connotaciones que toma la perspectiva sociocultural en el proceso.

Gráf. 1 - Modelo de construcción científica e intervención sociocultural 

Se destacan en primer lugar la multiplicidad de paradigmas, lo cual da idea de las riquezas, variedad de opciones, pero al mismo tiempo se imponen un alto rigor teórico -metodológico en la investigación. En ello se clarifican las posibilidades de análisis cuantitativo, cualitativos y el despliegue imprescindible de la perspectiva sociocrítica. En relación con las fases identificadas, se colocan cuatro momentos o etapas principales, en las que, a la fase inicial o primera, combinando los paradigmas empírico-analítico y cualitativo, se adentran en esencias profundas del escenario de estudios. Tal como se infiere del diagrama se produce una interrelación profunda entre estas dos primeras fases, donde concreta y exige la mayor capacidad de los investigadores para el tratamiento adecuado a las aristas más diversas que emergen del campo y se logra la coherencia en los empeños científicos. Esta perspectiva se mueve más allá de la tradicional manera de ver el alcance de la investigación científica social (Galarza, 2020).

El momento de discusión teórica y de conclusiones, deviene como de los más complejos del proceso, pues se requiere de capacidad para articular los componentes factuales del trabajo de campo, con las experiencias constatadas en la literatura y las concepciones teóricas que han sustentado el trabajo emprendido, lo que exige toda la maduración teórica del investigador o del grupo de estos. La trascendencia del momento se explica porque de ello dependen las aportaciones que se logren, especialmente porque se verifican o rechazan las hipótesis y esencialmente porque del enfoque crítico asumido dependerán las aportaciones, connotaciones y aportes de la investigación científica emprendida. La añadidura del cierre del ciclo en ese instante, concede mayor trascendencia aun al proceso porque de la claridad, rigor y profundidad alcanzada dependerá la capacidad para definir el objeto de la intervención sociocultural, la adecuación de la expresión cultural o conjunto de ellas, que se escoja, para ajustarla a las exigencias de la transformación que se pretenda asumir y definir la estrategia a seguir en este proceso.

Todo lo anterior significa que dependiendo de las maneras y calidades con que se cierren las fases dos y tres de la investigación científica, particularmente, de cómo se geste desde la discusión y análisis de los resultados y de sus conclusiones, dependerá el proceso a seguir donde se incluye como parte del proceso, la construcción de objetivos prefijados y la determinación de las herramientas y metodologías para el despliegue de recursos socioculturales, asociados con multiplicidad de opciones culturales (poesía, décima, danza, teatro, cine o la lectura entre otros, o la combinación de algunos de estos). Por otra parte, como se aprecia desde la derecha del diagrama la posibilidad de las perspectiva multi-paradigmáticas acrecienta la hondura de los análisis combinando los paradigmas empírico - analítico, con el cualitativo- hermenéutico, hasta producir un cierre del ciclo de investigación, con el paradigma sociocrítico y con metodologías quasi experimentales verificando los efectos que la intervención referida de carácter sociocultural ha producido en los grupos humanos, instituciones organizaciones o procesos a los que se dirigió.

Esta perspectiva de la investigación sociocultural coloca al proceso de la construcción científica en el camino del pensamiento complejo al asumir la heterogeneidad de los procesos, la interacción y el azar como totalidad sistémica. Implica la asunción del sujeto en una dimensión histórico temporal, lo que reconoce la multiplicidad de saberes, pero distingue el rol del contexto en la determinación y configuración de la subjetividad humana. Semejante compostura concede especial significado al diálogo de saberes, como parte del cual, las contradicciones, e incluso la irreconciabilidad de los intereses que presenten, no exime, ni inhibe las contradicciones, pero se despliega el diálogo. En estas circunstancias el arte danzario puede intervenir como elemento de persuasión, motivación y animación y en la búsqueda de las transformaciones. El Gráfico 2 que se presenta seguidamente explica las interrelaciones que se ofrecen en las variables para el desarrollo de una intervención sociocultural desde el cuasi-experimento.

Gráf. 2 - La intervención sociocultural desde el cuasi experimento 

Como se muestra en el diagrama anterior la concepción metodológica derivada de la perspectiva sociocultural ofrece alternativas múltiples para los procesos de intervención. En el caso referido anteriormente se asume el cuasi experimento como elemento que permite cerrar el ciclo de la investigación científica, verificando impactos tanto a nivel de los actores artísticos-autores, que procedente del propio escenario de estudio se involucran, como en los diversos grupos, (actores sociales) especialmente podrían ser los identificados como los más vulnerables. La opción de medir complejiza el proceso de la actividad científica, exigiendo mucho más de los investigadores, pero se busca con ello romper por una parte la linealidad del discurso en cuanto a la comunicación de un resultado científico acabado mientras que por otra se distingue el hecho de que se busca el efecto real en las transformaciones de los sujetos. Mucha relevancia en este proceso se requiere para que la participación comunitaria se despliegue de manera ascendente y esto garantice la sostenibilidad del proceso en el tiempo. Variadas metodologías ofrecen alternativas para abordajes muy diversos, lo que muestra la riqueza de posibilidades. Las más diversas vulnerabilidades se pueden enfrentar, (Cálix-Vallecillo, 2020), incluida los aprendizajes basados en proyectos (Vallecillo, 2020), la improvisación danzaría (Valverde-Esteve, 2021), los que ofrecen contribuciones al desarrollo de la mirada crítica (Muñoz, 2020). Este proceso se tiene que articular como parte del desarrollo de las políticas culturales que, a nivel de localidades, asentamientos humanos y en comunidades se desarrollen. De igual manera la coherencia ética en todo el proceso de interacción con los escenarios de estudio y donde se busque emprender las intervenciones transformadoras que resultan esenciales.

Conclusiones

El estudio realizado ha permitido valorar los aportes de la danza como instrumento de transformación en escenarios comunitarios. A partir de los referentes teóricos que sustenta la investigación se ha verificado que el proceso de conversión del arte en herramienta para la transformación comunitaria cruza por un riguroso proceso en el desarrollo de la investigación científica en el que el cierre del ciclo deviene esencial estableciendo los elementos que corroboran los aportes de la práctica del arte danzario en la formación y transformación del individuo, tributando a la transformación social. La intervención comunitaria como se refleja en la literatura tiene la potencialidad para la modificación en estilos de vidas y prácticas coherentes para la prevención de salud y conservación del medio ambiente, así como el fortalecimiento de expresiones artísticas que forman parte la identidad.

Los referentes bibliográficos utilizados tienen puntos en contactos con los resultados del estudio realizados, donde se describe a la danza como el lenguaje por excelencia del movimiento corporal humano, articulando espacio, tiempo, energía, intensidad en la trasmisión del mensaje desde el movimiento corporal, como herramienta biopsicosocial que desarrolla capacidades para elevar la autoestima, la autoconfianza en sus practicantes, facultades físicas, intelectuales y creativas; actuando como atracción, incentivo y catalizador en el proceso de transformación. Contribuye al desarrollo de la observación, la memoria, del lenguaje, hábitos de buena conducta social, el sentido de autodisciplina, fomenta las relaciones interpersonales. Su práctica y apreciación fortalece la identidad cultural, siendo la comunidad centro del proceso de transformación social. La danza se manifiesta como un ente modificador mediador del cambio. Los aportes de la danza como instrumento para la transformación comunitaria, requiere de la ciencia y de su articulación adecuada con el despliegue de las políticas culturales en cualquier escenario sociocultural.

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Recibido: 07 de Marzo de 2023; Aprobado: 18 de Abril de 2023

*Autor para correspondencia. E-mail: lembranza1996@gmail.com

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Los autores participaron en el diseño y redacción del trabajo, y análisis de los documentos.

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