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Conrado

 ISSN 1990-8644

        30--2023

 

Artículo Original

La subversión política ideológica de EE. UU. contra Cuba desde la dimensión cultural

The ideological political subversion of the United States: against Cuba from the cultural dimension

0000-0003-3233-5510Damaris Chongo Alzugaray1  *  , 0000-0001-7793-2517Juan José Gattorno Borges2  , 0000-0002-9835-4573Erwin Guerra Domínguez2 

1Escuela Provincial del Partido Comunista de Cuba. Cienfuegos Cuba

2Universidad de Cienfuegos. “Carlos Rafael Rodríguez”. Cienfuegos. Cuba.

RESUMEN

El papel de la Universidad en la formación de las nuevas generaciones, con el fin de desarrollar sólidas convicciones político-ideológico, afrontar los desafíos y retos que representa el hecho de luchar y trabajar incasablemente para salvaguardar las conquistas del socialismo y su éxito, es necesario la profundización de la conciencia revolucionaria en los educandos y docentes, lograr que alcancen elevados conocimientos y la más amplia e integral cultura. Una de las vías de las que se valen los enemigos para llevar adelante sus planes subversivos es la cultura y con este fin desatan una despiadada guerra cultural a través de la cual buscan imponer el modelo consumista capitalista, sus patrones de vida, costumbres y valores, así como fomentar formas de desarraigo capaces de modelar el comportamiento humano y destruir paulatinamente la identidad y la cultura originaria de nuestra nación. Las nuevas tecnologías son por excelencia, el soporte empleado para estos fines a las que se suman otros más tradicionales entre los que se destacan el cine y la televisión. El presente artículo constituye un material de apoyo y complemento para la labor del docente hacia la auto preparación político-ideológico de estudiantes y profesores en la asignatura de Seguridad nacional.

Palabras-clave: Cultura; Subversión política ideológica; Guerra cultural; Hegemonía cultural; Medios de difusió

ABSTRACT

The role of the University in the formation of the new generations, in order to develop solid political-ideological convictions, to face the challenges and challenges represented by the fact of fighting and working tirelessly to safeguard the conquests of socialism and its success, it is necessary to deepen the revolutionary consciousness in the students and teachers, achieve that they reach high knowledge and the broadest and most comprehensive culture. One of the ways that enemies use to carry out their subversive plans is culture and to this end they unleash a ruthless cultural war through which they seek to impose the capitalist consumerist model, its patterns of life, customs and values, as well as promote forms of uprooting capable of modeling human behavior and gradually destroying the identity and original culture of our nation. The new technologies are par excellence, the support used for these purposes to which are added other more traditional among which film and television stand out. This article constitutes a support and complement material for the work of the teacher towards the political-ideological self-preparation of students and teachers in the subject of National Security.

Key words: Culture; Ideological political subversion; Culture war; Cultural hegemony; Media

Introducción

Para Cuba, enfrentar una guerra convencional es algo conocido. Por esto se ha preparado durante los 60 años de Revolución, incluso desde mucho antes, durante el desarrollo de la Guerra de Liberación Nacional.

En la historia de las guerras se reconoce la importancia de las ideas, tanto en el diseño de la estrategia y táctica militares, como en su realización. Con ellas se conciben acciones de engaño, sicológicas: infundir miedo; provocar ataques sobre posiciones falsas; demostrar superioridad y otras. Entre sus objetivos están, incidir en la moral y disposición combativa del adversario, así como inducir el error en la toma de decisiones.

La guerra sicológica y las actividades de influencia e información se le han dedicado interesantes estudios, que no deben ser desestimados, ni en los análisis que se realizan, ni en su propia preparación y realización; pues son de elevada significación para alcanzar la victoria.

En el artículo: “Seguridad Internacional y derechos humanos: una reflexión a partir de los aportes del cosmopolitismo crítico y el liberalismo ofensivo” (Cardinale, 2017), expone que:

En términos de defensa cada Estado tendrá la facultad de autodefensa y la capacidad de utilizar los medios que crea necesarios para defender sus intereses nacionales… Se relaciona con los postulados de la teoría realista y supone ante todo la seguridad nacional, la defensa de la integridad territorial e institucional del Estado... Tanto la amenaza como la seguridad son medidas objetivamente, en términos materiales. (p. 129)

De suma importancia son las actividades encaminadas al desarrollo de trabajo político ideológico, dentro de las instituciones docentes, para contrarrestar la subversión contra nuestro sistema socialista. Pues, constituye una parte de los entramados de preparación para las posteriores fases de implementación de la guerra no convencional que atentan contra la seguridad nacional.

Una agresión militar convencional es fácil de percibir, pero cuando ese enemigo ya se encuentra las 24 horas del día en nuestras casas, entonces enfrentarlo y darnos cuenta de que se encuentra presente como un familiar más, se hace mucho más difícil.

Los Estados Unidos junto a sus agencias de inteligencia han tenido más éxitos en América Latina con Marilyn Monroe que con la doctrina Monroe, pues la guerra cultural contra Cuba, es dentro de un escenario de guerra convencional bien interpretado por los cubanos, quienes somos capaces de enfrentar y derrotar cualquier intento de ocupación militar, como la aplastante derrota a los mercenarios en Playa Girón, o las victorias de los pueblos africanos donde Cuba prestó su ayuda.

Desde hace mucho tiempo EEUU se arrogó el derecho y tomarse para sí la función geopolítica de potencia imperial y gendarme mundial. El cine norteamericano, ha contribuido de manera eficaz a vender eficientemente el modo de vida norteamericano, y ha contribuido a tergiversar la historia.

No obstante, la guerra en la esfera estratégica y en la táctica- ha sufrido cambios, las transformaciones ocurridas en su preparación, organización y realización está la inclusión de nuevas esferas y dimensiones, que con anterioridad podrían ser utilizadas como complementos, pero en la actualidad han saltado a lugares y significados radicalmente diferentes.

Se aprecia con mayor claridad la importancia que le asignan a: cultura, ideas, valores, ideología, sicología y las denominadas actividades de influencia, que están dentro de los documentos normativos de la guerra no convencional. Donde no deben ser identificadas con acciones militares ni reducida a ellas. A este tipo de guerra le es imprescindible una atmósfera creciente de descontento; la cual logran con acciones, no siempre visibles, donde están presentes indistintamente: propaganda, mentira, esfuerzo sicológico y político, descrédito del gobierno, policía y autoridades militares.

El imperialismo en su afán de mantener la hegemonía cultural a nivel mundial, ejecuta una guerra cultural despiadada, sobre todo hacia aquellas naciones que se enfrentan a sus intereses. La misma no se reduce a su faceta artística y literaria, sino que abarca todos los planos del desarrollo cultural de esos países. En este empeño un papel determinante lo tiene su llamada industria cultural. La industria de medios de difusión (comunicación) en poder del capital transnacional es abrumador, sus ganancias millonarias se ponen a disposición de una producción espiritual, que garantiza de manera efectiva la hegemonía cultural imperante.

Su influencia en la renovación de ese sistema social es tal, que el poder mediático ha pasado a un segundo puesto detrás del poder económico, relegando a otros poderes formales. Lo anterior explica, por qué los polos de poder imperialista persisten en tener un recio control sobre los medios de difusión (comunicación) e invierten constantemente en su desarrollo tecnológico, que le permite un reordenamiento continuo en la distribución de contenidos y su consumo a nivel global.

Los ocho medios que integran esta llamada industria, se articulan de forma armónica en su interés común: tener elevadas ganancias económicas y mantener la hegemonía cultural del capitalismo; que, con independencia, de las afectaciones temporales que les producen los cambios acelerados del desarrollo tecnológico, la influencia de cada uno sigue siendo significativa, porque "la autonomía misma del hombre, ya sea la legítima especificidad de la esfera política, así como preguntarse si estos mismos modelos son efectivos para un diálogo político internacional con actores que no comparten los mismos racionales" (Fernández, 2018, p.37), está en función de preparar a los revolucionarios para enfrentar la hegemonía cultural del imperialismo en la actualidad.

Es una tarea de prioridad en el terreno ideológico, que comienza con conocer sus capacidades y estrategias, para trazar las posibles alternativas con la mayor efectividad para desarrollar la capacidad defensiva contra la guerra cultural, herramienta subversiva en la guerra no convencional utilizada contra Cuba.

Es por ello, que el siguiente trabajo plantea como objetivo, facilitar un material que sirva como complemento de apoyo para la labor docente en su auto preparación en la asignatura Seguridad Nacional y por ende en la disciplina, que interiorice el desarrollo de la visión política mundial que los profesores y estudiantes deben conocer por la importancia que reviste la Seguridad Nacional en el ámbito doméstico y científico.

Desarrollo

La concepción marxista de la unidad entre la producción de la vida material de la sociedad y la producción de la vida espiritual, permite comprender el alcance real e integral de la hegemonía como fenómeno, que presupone la supremacía de cualquier tipo por una clase social; es decir, que esta supremacía puede manifestarse en todos los aspectos de la actividad humana, no solo económica, sino también educativa, religiosa, artística, científica, etc. Según Acanda (2007), “El carácter hegemónico de una clase se expresa en su capacidad para estructurar el sistema objetivo de relaciones sociales en formas afines a su poder, a sus intereses y a su reproducción como clase” (p. 168)

En este sentido, la instrumentación práctica de la hegemonía, tanto por las fuerzas revolucionarias en el poder político, como por el imperialismo internacional, reconocen el valor teórico de la concepción de Antonio Gramsci, citado por: Anderson, (2002) es crucial, al plantear que:

La hegemonía es la capacidad de unificar a través de la ideología y de mantener unido un bloque social que, sin embargo, no es homogéneo, sino que está marcado por profundas contradicciones de clase. Una clase es hegemónica, dirigente y dominante, mientras con su acción política, ideológica, cultural, logra mantener junto a sí un grupo de fuerzas heterogéneas e impide que la contradicción existente entre esas fuerzas estalle, provocando una crisis en la ideología dominante y conduciendo a su rechazo, el que coincide con la crisis política de la fuerza que está en el poder.

El hecho de la hegemonía presupone que se tienen en cuenta los intereses y tendencias de los grupos sobre los cuales se va a ejercer la hegemonía, y que debe darse un cierto equilibrio de compromiso -en otras palabras-, que el grupo dirigente debe hacer sacrificios de tipo económico-corporativos. Pero no hay duda de que, aunque la hegemonía es ética-política, también debe ser económica, debe basarse necesariamente en la función decisiva ejercida por el grupo dirigente en el núcleo decisivo de la actividad económica. (pp. 168-69)

Atendiendo a esta concepción, Acanda (2017) afirma “la hegemonía es la manifestación de su capacidad para encontrar formas nuevas de manejar los conflictos sociales, y de cooptar y quitarle su filo subversivo... una expresión de la lucha de clases… que constantemente se renuevan en una sociedad”. (p. 173)

Los presupuestos anteriores, facilitan comprender que, para ejercer la hegemonía en el terreno cultural, es necesario recurrir a su relación con conceptos tales como: sociedad civil, poder y dominación, sentido común y buen sentido, guerra de posiciones, revolución pasiva y otros, que se manifiestan en la superestructura de una sociedad determinada; pero a su vez, confirma la tesis de Marx & Engels (1981) de que:

Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes; o, dicho, en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone de ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. (p. 45)

Es por ello que una hegemonía cultural tiene su base en a la existencia económica, aunque no sea predominio ni exclusividad del poder económico. Su dinámica relacional demuestra en la historia social vivida hasta el momento y fundamentalmente, en el siglo XX y este principio del XXI, que la hegemonía en todas las facetas de la vida social constantemente se va redefiniendo, a partir de los vínculos que establece la clase dominante con las demás clases que conviven en su contexto.

El imperialismo, con Estados Unidos al frente, pone todo su poderío en función de mantenerse como sistema hegemónico en el mundo actual, consciente de que: “La clase dominante es hegemónica precisamente por su control de la producción cultural… punto de anclaje fundamental de la dominación”. (Acanda,2007, p. 271).

El alcance logrado en esta dominación cultural, además de su meta económica primaria, tiene un fin ideológico premeditado y bien concebido, donde son identificadas los canales o vías de influencia de la clase dominante para establecer su hegemonía, que en resumen se concentran en tres: la educación, la religión y los medios de difusión (comunicación). En el caso de estos últimos, su papel para mantener la hegemonía cultural del capitalismo transnacional es determinante.

Es evidente que el sector de la cultura artística ocupa un lugar preferencial para lograr esos fines hegemónicos, pero el fenómeno es mucho más complejo y abarcador, trasciende al concepto más amplio de cultura y se convierte en una guerra en este terreno, en un arma privilegiada por sus resultados; esta influencia intencionada, con fines de dominación hegemónica, se hace llamar en la actualidad guerra cultural. Este término, que se asume como una forma de manifestación de violencia política, es promovida por el imperialismo cultural, con la finalidad de controlar las mentes y conquistar el corazón de los sujetos, grupos y naciones, que pretende sustituir, destruir, implantar u homogenizar. Donde tiende a imponer otra, no siempre corresponde con la de su portador, sino que este pondera valores seudo culturales.

Las mega-trasnacionales culturales cuentan en estos tiempos con incontables medios tecnológicos y grupos de investigación y de mercado, que les permite lograr productos culturales que se ajustan exactamente a los intereses políticos que persiguen. Trabajan con precisión milimétrica. El producto final es un cine, una televisión, un espectáculo de masas ajustado a sus propósitos. (Capote, 2007, p. 65)

Hoy, la guerra cultural del imperialismo no se reduce al sector artístico y literario, sino que abarca toda la cultura. Además, centra su atención en subvertir la cultura política y trasciende a la cultura económica, militar, moral, científica, estética, etc. En ella se prioriza la esfera de las ideas y su componente espiritual, con el objetivo de mantener su hegemonía mundial.

Se emplea preferentemente la seducción y la fascinación o por el contrario la incertidumbre e inseguridad. Se esconde tras lo sutil y en ocasiones opta por lo burdo. Utiliza procedimientos encubiertos, pero no se reduce a ellos, por lo que también aprovecha los públicos. Se auxilia de la simplificación, la reiteración, lo unilateral llevado a lo absoluto, la exageración y el hiper-individualismo. Todo ello, como vías para modificar las relaciones de poder a su favor, o al menos hacerlas proclives a su hegemonía. (Barreiro, 2017, p. 21)

Por tanto, los medios de difusión (comunicación), en su mayoría en manos de las grandes transnacionales imperialistas, están dirigidos a estos fines como un eslabón principal. Ya en las últimas décadas del siglo xx, en pleno contexto de la guerra fría, se vislumbraba el engranaje logrado por los polos de poder capitalista, concentrando el dominio económico, tecnológico y de contenido, en el campo de la información y las comunicaciones.

Ignacio Ramonet (1998), en su libro La tiranía de la comunicación, describe cómo “Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, para finales del siglo xx representaban en producción de bienes y servicios de información, el 90 % de la totalidad producida a nivel mundial… el resto no pertenece al Sur; son países desarrollados”. (p. 65)

Incluso, con la aparición de Internet, con todas sus bondades y alcance, lo que pudiera considerarse como un supuesto avance en la libertad de información, sigue siendo por la propia concentración de la información en manos de los intereses imperiales, un mecanismo de su hegemonía cultural.

Si bien las tecnologías de la comunicación han sido un factor clave en la aceleración de la globalización económica, su imagen pública está más asociada a aspectos más amigables de la globalización, como Internet, telefonía celular e internacional, TV por satélite, etc. Así, la llamada sociedad de la información ha asumido la función de embajadora de buena voluntad y buen rostro de la globalización, cuyos beneficios podrían estar al alcance de todos, si solamente si pudiera reducir la brecha digital, lo que constituye, en el mejor de los casos, una ingenuidad.

(Serrano, 2013) argumentaba que las grandes empresas:

…desarrollan métodos de presencia e influencia abrumadora sobre el contenido de Internet: a través de colaboradores pagados en foros y webs, mediante influencia en buscadores, inversiones en diseños y tecnologías que desarrollan sus proyectos en Internet. Tampoco se olvida que lo más leído en la Red en cuanto a información siguen siendo los grandes medios tradicionales, incluso son los más referenciados en las redes sociales. Según datos del Instituto Nielsen Net Ratings publicados por Le Monde citados por Ignacio Ramonet(1998), -de entre los doscientos sitios web de información online más visitados de Estados Unidos, los medios tradicionales representan un 67 % del tráfico- y -el 80 % de los enlaces que encontramos en las webs informativas, los blogs o las redes sociales norteamericanos remiten a medios de comunicación tradicionales-. (pp. 146 y 147)

En resumen, el contexto mundial en la actualidad se caracteriza por el hegemonismo y la imposición del modelo consumista capitalista, que, a través de su sistema de dominación global, no solo logra dictar las reglas en la esfera económica, sino también en las esferas de la ideología y de la cultura en general, alcanzando magnitudes nunca antes imaginadas. Su modo de producción espiritual es armónico y bien concebido a sus intereses, apoyándose en el dominio casi absoluto sobre los medios de difusión (comunicación). La concentración de la industria (mediática, cultural) en pocas manos, la variedad de los géneros propuestos y la profunda coherencia ideológica de los contenidos propicia un control intelectual, moral y social de audiencias… sometidas… a un verdadero lavado de cerebro. (Villamil, 2009).

Esto se refleja, mediante una postura de pensamiento ideológico de la sociedad, que va cambiando su modo de pensar por otro ideal y no real, administrado a través de la guerra cultural, por la vía de los medios de la informática y las comunicaciones.

Algunas reflexiones necesarias

La cultura ha sido objeto de muy variados estudios y ello se debe a la importancia que tiene en la determinación de la propia existencia de la humanidad, de los colectivos humanos, de las naciones y del individuo mismo. La cultura se ha erigido en campo de batalla particular y despliega sus potencialidades a varios ámbitos.

Al analizar, de forma comparada, los cambios operados en la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y en la diversidad de peldaños que la conforman y la hacen realidad; en todos ellos se constata un incremento de la función y lugar que se le asigna a las ideas, convicciones, sentimientos, emociones y acciones que hagan vibrar a grupos humanos.

La cultura está íntimamente vinculada a la noción de libertad, de seguridad y seguridad nacional; o sea, que en la cultura podemos evaluar cuán libre es el hombre, al respecto nuestro apóstol sentencio “Ser culto es el único modo de ser libres”, a qué altura se encuentra en relación con la naturaleza y el nivel alcanzado de conocimientos. La historia ha sido pródiga en acontecimientos que evidencian cómo los adelantos culturales obtenidos por la humanidad se han empleado de muy diversas maneras, en ocasiones para alcanzar la independencia, en otras, como trinchera segura de resistencia ante la dominación extranjera y también, como importante instrumento de agresión y dominación.

Desde el punto de vista antropológico, de manera general se entiende por cultura, las prácticas materiales y de significación, al mismo tiempo, de continua producción, reproducción y transformación de las estructuras materiales y de significación que organiza la acción humana.

Cultura es el conjunto de modos específicos de la actividad humana y los resultados objetivados, derivados de la misma, (fundamentalmente los avances en el progreso social y los valores creados); es decir que si estamos refiriéndonos a la actividad productiva, hablamos de una cultura productiva, si es una actividad literaria entonces sería una cultura literaria, cuando se trata de una actividad política equivaldría a la cultura política o si se trata de la actividad militar entonces sería a la cultura militar, y así sucesiva y correspondientemente; pero incluyendo otros valores y formas de actividad de los individuos en el contexto social son manifestaciones concretas de la cultura y que no se refieren a esta esfera específicamente. O sea que estamos hablando de conocimientos, costumbres, valores, habilidades, concepción del mundo y de autoconciencia que se manifiestan, se reflejan, en el comportamiento de los hombres y los bienes materiales y espirituales creados por él.García & Vásquez (2007):

Aunque, preciso es recordar que todas estas estructuras, fuera de la conciencia humana, tienden a ser reelaboradas por grupos políticos de poder global que intentan justificar las bondades capitalistas sobre el sistema socialista. En los últimos tiempos, en guerra abierta contra aquellos, a saber (Rusia y China), que pretenden redireccionar las relaciones internacionales y económicas hacia el multilateralismo.

La subversión política ideológica

La subversión, como se define en el Diccionario Terminológico Militar (2017), constituye una:

forma de agresión militar, médula de la guerra no convencional, que, junto al hostigamiento, persigue como objetivo crear una crisis de ingobernabilidad que dé al traste con la Revolución o propicie una intervención militar extranjera. Incluye la creación de redes clandestinas para desplegar agresiones ideológicas a través de medios alternativos de comunicación, promover la desobediencia civil y motines, bloqueo de las vías de comunicaciones y el transporte, sabotajes contra objetivos políticos, económicos y militares, atentados y terrorismo, todo ello con el apoyo financiero y tecnológico de potencias extranjeras y la asesoría de sus servicios especiales. (p. 158)

Esta subversión pudiera llevarse a cabo, a través de muchas esferas de la vida. La subversión política e ideológica, es definida como la labor destinada a socavar las bases ideológicas de un proceso, minar sus fundamentos doctrinales. Es un procedimiento empleado desde la antigüedad y en estos tiempos modernizados por los EEUU bajo la egida de la guerra no convencional empleando a la contrarrevolución, los servicios especiales, dirigido a sembrar simpatías por el modo de vida capitalista y las sociedades de consumo y demostrar que el sistema socialista es en sistema fallido. Dentro de sus tareas figura la estimulación de la desobediencia civil, la apatía en las masas y el pesimismo en torno al presente y futuro. Esta subversión pudiera llevarse a cabo, a través de muchas esferas de la vida.

En el presente trabajo analizaremos específicamente la subversión política e ideológica, la que es definida como la labor destinada a socavar las bases ideológicas de un proceso, minar sus fundamentos doctrinales. Es un procedimiento empleado por la contrarrevolución, el imperialismo y los servicios especiales, dirigido a sembrar dudas en la justeza de las ideas del socialismo y provocar simpatías por el modo de vida capitalista y las sociedades de consumo. Dentro de sus tareas figura la estimulación de la desobediencia civil, la apatía en las masas y el pesimismo en torno al presente y futuro. Vista esta subversión política e ideológica contra Cuba, a través de la cultura, la relacionamos con un término más amplio y abarcador como el de guerra cultural.

Guerra cultural dentro de la guerra no convencional

La hoy conocida guerra cultural, es un ingrediente consustancial de cada uno de los subsistemas de guerra política, así como de todas las dimensiones de la Seguridad Nacional: no puede haber seguridad militar, sin cultura militar; como no existe seguridad económica, sin cultura económica; seguridad política, sin cultura política.

La guerra cultural se desarrolla en todos los campos de la conciencia y actividad de individuos y naciones. Es promovida por el imperialismo, en especial Estados Unidos como potencia líder del sistema capitalista, pretende imponer el dominio humano en el terreno afectivo y cognitivo, “con la intención de imponer sus valores a determinados grupos y naciones, a través de: guerra política, guerra sicológica, guerra de cuarta generación, smartpower, golpe blando, guerra no convencional y subversión política ideológica.” (Cañedo, 2017, p.6)

La definición de guerras culturales no se agota al decir que son un tipo de enfrentamiento histórico que tuvo su marea más alta durante los tiempos de la guerra fría, ni tampoco al remitirse a un especifico de lucha ideológica que recoge como campo de batalla el de las artes, la literatura y la idiosincrasia de los pueblos, dirigidas en lo fundamental a los jóvenes.

Salles-Lima (2021), plantea que, “la hegemonía estadounidense ha influido en los procesos históricos y culturales de dominación, y en el mantenimiento del imperialismo capitalista actual como punta de lanza de su geopolítica imperial dentro de la estructura hegemónica global, validada por consenso internacional”. (p.84)

El terreno en que se desarrolla la guerra cultural es sobre todo el de los modos de vida, las conductas, las percepciones sobre la realidad, los sueños, las expectativas, los gustos, las maneras de entender la felicidad, las costumbres, los valores y todo aquello que tiene una expresión en la vida cotidiana de las personas.

El despliegue de una amplia y profunda guerra cultural, encaminada al logro del cambio de régimen, se sustenta en las experiencias de las acciones psicológicas, la subversión ideológica la estimulación de los prejuicios raciales étnicos, o sociales.

La guerra cultural desarrollada históricamente hasta nuestros días por Washington, actuando como Áspid, no es vana, sino que se sustenta en hechos concretos y comprobados de las agencias del gobierno de Estados Unidos. Los métodos de guerra no convencional donde quiera que haya un gobierno que no convenga a los intereses de los círculos de poder en EEUU y algunos de sus aliados se convierte en blanco de las campañas subversivas.

Pero, (Guisado et al. 2021), plantean que:

…no es secreto para nadie que Cuba forma parte de la geopolítica cultural de los Estados Unidos de América. El problema esencial se declara una invasión cultural subversiva contra la Revolución Cubana como parte de la guerra no convencional. Como objetivo, Cuba desarrolla la batalla por la cultura como parte de la hostilidad que libra la Isla en el terreno de las ideas y para ello fortalece las fuerzas culturales de la nación conformadas en un frente único. Hemos resistido con éxito al imperialismo durante más de medio siglo. Estados Unidos tiene en marcha un sistema colosal de control permanente de los valores, la vida espiritual y las capacidades de las personas, que es el objetivo central en la guerra cultural que está librando a escala mundial. Ellos quieren restaurar en Cuba el capitalismo neocolonizado, para nosotros no hay opciones intermedias. Cómo principales resultados de la Guerra de Todo el Pueblo para hacer frente a la invasión cultural del imperio se realizan con la batalla de ideas y dentro de ella, la batalla por la cultura general e integral, incrementando la participación popular y enriqueciendo toda la vida cultural de la nación, erigiendo el frente único por la cultura en sólido baluarte de la defensa del socialismo cubano. En la presente investigación se utilizaron los métodos: histórico lógico, análisis bibliográfico y la observación profesional de los autores. (p.6)

Toda guerra ocasiona pérdidas y deben evitarse, pero no pueden dejar de tenerse en cuenta. En la guerra cultural, lo primero que debe asimilarse es su real dimensión, para diseñar las necesarias acciones de enfrentamiento, así como otras que son más genuinas y abarcadoras, esas que permitan alcanzar la luz a que se aspira, la dimensión humana superior y esa sociedad más justa y culta por la que luchan las fuerzas progresistas.

A la hora de evaluar los retos que enfrentamos, en ocasiones se adoptan posiciones triunfalistas, desde una visión simplista de la cultura, entendida estrictamente como arte y literatura, los desafíos fundamentales se dan en el terreno de los estilos de vida, la cultura política y los hábitos sociales.

Garnier (2022) en el libro Los problemas de seguridad del mundo, explicaba que:

Por esta razón, para un Estado, la información constituye un recurso estratégico, que se consume constantemente por todas sus estructuras y componentes, desde sus ciudadanos hasta sus más complejos sistemas de dirección; se emplea en la adopción de decisiones de todo tipo: personales, económico-financieras, políticas, militares; se incluyen las más trascendentes para la vida de la nación e incluso de todo el planeta. Por eso forma parte de su poderío nacional. El empleo masivo y constante de la desinformación, como herramienta de las oligarquías para el logro de sus intereses de dominación, a escala nacional, regional y global, constituye una amenaza a la paz y un problema de seguridad internacional y nacional, y por tanto debe tratársele como tal. (p.168)

El desafío es enorme, pero posible. Con los recursos disponibles e inteligencia se puede ganar esa colosal batalla, convicción que transmite el líder histórico de la Revolución Cubana quien expresó que las ideas verdaderamente justas y una sólida cultura general y política, que adquiere nuestro pueblo, mediante nuestro sistema educacional, defiende su identidad y lo protege de las seudoculturas que emanan de las sociedades de consumo deshumanizadas, egoístas e irresponsables. (Castro, 2003)

Ideas que en el tiempo han tenido su continuidad con la nueva generación junto a la generación histórica, cuando en el discurso de clausura del IX Congreso de la Uneac, El presidente de la República de Cuba, Díaz-Canel (2019), expresó:

Fidel supo advertir el riesgo de perder nuestra mayor fortaleza… unidad, identidad… cultura… el acceso masivo a las nuevas tecnologías, promovido por los mercaderes modernos, no para enriquecer sino para empobrecer la capacidad crítica y el pensamiento liberador… No nos interesa una sociedad, como hemos visto tantas por ahí, donde las luminarias que publicitan el progreso opacan a las estrellas en el cielo. Queremos que la decencia, la belleza, el buen gusto y la cultura del detalle se instalen en nuestras ciudades y que las mejores prácticas productivas hagan florecer nuestros campos. (p.2)

La política aprobada a partir del VII Congreso del partido ha focalizado la centralidad que en el avance de la construcción socialista posible posee el logro de procesos económicos eficientes, en lo material, político, ético, ideológico y cultural demuestran que nuestro sistema social no es un sistema fallido, sino que es perfectible.

Empleo de las tecnologías de la información y las comunicaciones en la subversión política ideológica a través de la cultura.

A la guerra cultural se le suman hoy, las potencialidades indiscutibles de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, y el actual potencial de los grandes medios de comunicación masiva, que yacen en manos de representantes del imperialismo mundial, junto a otras manifestaciones de agresión directa caracterizadas por: la asignación de becas de estudio en los Estados Unidos a jóvenes universitarios cubanos, el desarrollo de cursos para formar líderes opositores en las instalaciones de la hoy embajada estadounidense, el otorgamiento de consideraciones especiales a los emigrantes cubanos que llegaban a los Estados Unidos, opción que no tiene el resto de los emigrantes latinoamericanos que a ese país arriban y la promoción de valores y modelos culturales norteamericanos entre nuestra juventud, a través de variadas plataformas de comunicación y herramientas de la ciberguerra, junto a la acción del bloqueo económico.

Según Feldman (2022) en su artículo “Ciberespacio y descendencia: la constitución subjetiva como cuestión de espacio y tiempo”, explicaba que:

…el enfoque postestructuralista en el marco de una sociología del inconsciente, es la constitución de la subjetividad política mediada por las tecnologías digitales… que recupera supuestos fundacionales de las ciencias sociales y el psicoanálisis para cuestionar la noción actual, según la cual los medios digitales, por sí mismos, producirían nuevas subjetividades y el análisis sociológico para determinar las referencias espacio-temporales de los individuos y permitir la descendencia, una condición de constitución subjetiva… los medios digitales condensan las características de su tiempo (primacía de la categoría espacial, instantaneidad, concurrencia, inmanencia, fragmentación, ausencia de profundidad), así como mantienen la potencialidad de trascenderlo. (p. 155)

Esto se argumenta con la intención de identificar que la guerra cultural, dentro de la guerra no convencional, tiene presente la guerra psicológica, diseñada por estructuras de inteligencia y de poderes desde los Estados Unidos hacia el mundo.

Con mucho cinismo, y al margen de las leyes del bloqueo, el gobierno de Estados Unidos apuesta por utilizar estas tecnologías para promover la subversión en Cuba, facilitando su acceso a los sectores que apuestan por el derrocamiento de la Revolución cubana. El abastecimiento de equipos de telecomunicaciones sofisticados a miembros de la contrarrevolución interna, tales como BGAN, teléfonos satelitales, celulares de última generación, equipos de filmaciones, PC y laptops, programas de encriptación de comunicaciones, entre otros recursos, además de los financieros y el asesoramiento a los disidentes para que aprendan a utilizar estos equipos, ha sido una constante en los planes de la administración estadounidense. Además de que el uso del ciberespacio para promover la contrarrevolución cubana es ampliamente debatido y planificado por las distintas agencias e instituciones norteamericanas.

La USAID, ha sido denunciada por ser una fachada más del aparato de inteligencia de Estados Unidos y dedicarse a la desestabilización detrás de la pantalla del desarrollo. La utilización de empresas fantasmas de terceros países, el desvío de dinero, la contratación de mercenarios tecnológicos disfrazados de empresarios, tanto fuera como dentro de Cuba; el montaje de operaciones secretas que violan las leyes de Estados Unidos, las normas internacionales de telecomunicaciones, e incluso el uso de fondos clandestinos sin que siquiera sea informado el Congreso del país norteño, parecen ser denominadores comunes de estas operaciones. ZunZuneo no fue el único proyecto que utilizó esta engañosa treta, que muchas veces involucra a empresas fantasmas ubicadas en terceros países, desde donde se redireccionan los mensajes de texto hacia Cuba. Los programas pueden tener diversos nombres y provenir de múltiples fuentes, desde la propia USAID, el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (IND) o la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), pero todos tienen desde hace años, un fin común: tratar infructuosamente de dividir al pueblo cubano y derrocar la Revolución.

Similar a lo que hicieron con el proyecto anterior, Piramideo promovió la creación de una red de amigos, ofreciéndoles la posibilidad de que una persona envíe a los miembros de su pirámide un SMS masivo por el valor de un solo mensaje. Esta estrategia, destinada también a restarle recursos a Cuba, busca además crear una especie de canal de comunicación entre grupúsculos contrarrevolucionario.

Incluso han pretendido engañar al sector cuentapropista y a los artistas cubanos, ofreciéndoles la plataforma gratuitamente o a precios más bajos que los oficiales, para que a través de ella promocionen su obra o sus servicios. Piramideo, que se ha nutrido de fondos de dudosa procedencia, como los de la USAID y la OCB, violan los basamentos jurídicos y constitucionales del gobierno cubano sobre las telecomunicaciones y el ciberespacio.

El objetivo primordial, por supuesto, siempre han sido los más jóvenes, a los cuales seducen con la posibilidad de intercambiar mediante estas conexiones diversos materiales, como música, películas, tener conversaciones e incluso jugar en línea. No obstante, Conmotion tuvo un objetivo más oculto: ir creando una malla de usuarios, a los cuales suministrarles tecnología e información para en un momento dado, ganada cierta credibilidad, desinformarlos sobre la situación del país o convocarlos a manifestarse en contra de alguna supuesta injusticia. Se trata, como mismo sucedió con el Zunzuneo, de otro proyecto destinado a crear confusión, sembrar el pesimismo y el desánimo, aprovechando para ello las carencias que en materia de comunicaciones aún tiene el país, provocadas, precisamente, por el bloqueo de Estados Unidos.

En enero de 2018, el Departamento de Estado emitió una Nota de Prensa en la que informa de la creación de un Grupo Especial para la Internet en Cuba, compuesto por representantes de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, con el objetivo de promover el flujo de información libre y no regulada en Cuba. No es la primera vez que Estados Unidos conforma una entidad especial para trazar estrategias de penetración y desestabilización en el espacio público digital cubano. El 14 de febrero de 2006, la Secretaria de Estado de la administración Bush, Condoleezza Rice, creó el Grupo de Trabajo para la Libertad Global de la Red con el objetivo de maximizar la libertad de expresión y el libre flujo de información e ideas, a partir del uso de la Internet. Dicha organización multi agencias, subordinada al Departamento de Estado, tenía la misión de supervisar especialmente a China, Irán y Cuba.

Con la llegada del gobierno Obama, el Poder Inteligente y la Diplomacia Pública pasaron a ser instrumentos esenciales de la política imperial de Estados Unidos en las relaciones internacionales. Se apostaba a la influencia cultural e ideológica del poderoso Estado-Nación para conquistar la mente y los corazones de la sociedad civil internacional; se apelaba a herramientas ideológicas, culturales, simbólicas e informacionales, a través del control de los medios y espacios de comunicación y de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, para la conformación de estados y matrices de opinión favorables a los intereses hegemónicos.

Poco de poder suave o inteligente se vio en la administración Trump y en el mandato de Biden se ha visto implicito, no ha cambiado; pero sea duro, blando, hábil o coercitivo el poder que ejerce el imperio, no hay dudas que la batalla por el control del espacio público digital es elemento central de sus proyecciones geoestratégicas. Cuba no puede faltar en esos planes de dominación de mentes y corazones a través de las redes y los símbolos. Se ha de esperar en adelante, nuevos y sofisticados programas y nuevos y atractivos medios en nuestro espacio público digital, bien financiados y claramente dirigidos a bombardear, imponer, dominar y controlar a través de símbolos e ideas con empaque imperial.

Según un estudio de España. Instituto Español de Estudios Estratégicos (2018):

…la posverdad abandona cualquier escrúpulo con respecto a los hechos para poder así suscitar una reacción emocional. Se buscan emociones poderosas como el temor, la rabia, la hostilidad. “Decir que la posverdad y las fake news o noticias falsas son gran parte de la esencia de la comunicación y de las relaciones sociales de nuestros días quizá sea una de las pocas verdades absolutas que nos queden en pie. (p.197)

Es pura desinformación, que utilizan verdades a medias para agredir desde el ciberespacio a sus víctimas. Utilizando tanto la guerra cultural, como la de la información, la informática y la psicológica, en función de intereses geopolíticos.

Antonio Guterres (2020), en un comunicado expresó:

En la lucha mundial contra la mortífera pandemia de la enfermedad por coronavirus… nos enfrentamos también a otra epidemia: una peligrosa epidemia de desinformación… Es un momento para la ciencia y la solidaridad. Sin embargo, se propaga una desinfodemia. Proliferan dañinos consejos de salud y elixires fraudulentos. Las falsedades saturan las ondas. Insólitas teorías de la conspiración infestan internet. El odio se está volviendo viral, estigmatizando y difamando a personas y grupos. El mundo debe unirse contra esta enfermedad también. (p. 3)

Conclusiones

El gobierno de los Estados Unidos ha jugado durante toda la historia de la Revolución cubana el papel protagónico en la subversión político ideológica contra Cuba y en la guerra cultural, utilizando para ello vías y métodos cada vez más sofisticados y modernos, pero con el mismo objetivo desde que se materializó el triunfo en 1959. En este tema se ponen de manifiesto esas vías y métodos de subversión y guerra cultural, los cuales de una u otra manera han causado efectos nocivos en varias generaciones de cubanos, fundamentalmente a partir de la década de los 90.

Las nuevas tecnologías de las comunicaciones y la informática juegan un papel esencial en este sentido y están en manos de las grandes empresas transnacionales, fundamentalmente norteamericanas. La guerra cultural que libramos hoy a tono con nuestros principios e ideología, constituye en estos momentos el pilar más significativo para lograr el modelo de desarrollo que pretendemos construir y, por tanto, tenemos que trabajar en función de que nuestros medios divulguen dentro y fuera del contexto nacional, nuestra cultura, tradiciones, costumbres e ideología, esas que caracterizan a nuestro pueblo, comprometido con la obra de la Revolución.

El profundo conocimiento de las diversas dimensiones de la seguridad, en todas sus aristas, se convierte en una necesidad imperiosa no solo para los estudiosos de la materia sino, principalmente, para aquellos cuya función es instruir y garantizar su defensa.

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Received: March 02, 2023; Accepted: April 07, 2023

*Autor para correspondencia E-mail: damarischongo@gmail.com

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Los autores participaron en el diseño y redacción del trabajo, y análisis de los documentos.

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