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Varona. Revista Científico Metodológica

versión impresa ISSN 0864-196Xversión On-line ISSN 1992-8238

Varona  no.66 supl.1 La Habana  2018

 

Artículo original

Fidel Castro y la crisis de octubre

Fidel Castro and the crisis of October

Dr. C. Alberto Rafael Rodríguez Díaz1 

M. Sc. Liliam de la C. Milián Rosales1 

M. Sc. Berquis Delgado Corrales1 

1 Departamento de Historia y Marxismo-Leninismo de la Facultad de Educación en Ciencias Sociales y Humanísticas. Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, Cuba, e-mails: albertorrd@ucpejv.edu.cu, liliamcmr@ucpejv.edu.cu, berquisdc@ucpejv.edu.cu

RESUMEN

El presente artículo da continuidad a las orientaciones para la enseñanza de la Historia, con la precisión de hechos históricos de nuestra Patria; que posibiliten la mayor preparación y el desarrollo de un enfoque profesional pedagógico en la docencia para la formación profesoral y su utilización en los programas de Historia de Cuba. La actuación de Fidel Castro, nuestro líder histórico, durante la Crisis de Octubre, a principios de la década del 60, es un modelo de actuación y fidelidad a sus principios, aspecto que junto con el hecho que no han ocupado en los estudios de pregrado y postgrado, un lugar esencial pues, en muchas ocasiones, solo se utiliza para argumentar la hostilidad de la política estadounidense contra nuestro país. Promovemos esa mirada interdisciplinaria y proponemos a los profesores un sistema de actividades que estimula el pensamiento y la reflexión en los estudiantes.

Palabras clave: convicción; autopreparación; personalidad histórica; interdisciplinariedad

ABSTRACT

The present article gives continuity to the orientations for the teaching of the History, with the precision of historical facts of our Homeland; that they facilitate the biggest preparation and the development of a pedagogic professional focus in the decencies for the formation professorial and their use in the programs of History of Cuba. Fidel's performance, our historical leader, during the Crisis of October, at the beginning of the decade of the 60, is a performance model and fidelity to his principles aspect together with the fact that you/they have not occupied in the pregradouate studies and graduate degree, an essential place, because in many occasions, alone it is used to argue the American politics's hostility against our country. We promote that interdisciplinary look and we propose the professors a system of activities that stimulates the thought and the reflection in the students.

Keywords: conviction; autopreparación; historical personality; interdisciplinariedad

INTRODUCCIÓN

La clase de Historia debe constituir un acto de profundo contenido humano, que se sustenta en la compleja concertación de una sólida preparación científica en el contenido histórico y la didáctica de la asignatura por parte del profesor. La labor del profesor es insustituible en el arte de realizar el acto pedagógico de cada clase y en la imprescindible cuota de emoción y pasión. Porque, como expresara el profesor Horacio Díaz, de la patria, de sus glorias, vicisitudes y peligros, no se puede hablar sin el corazón. Los alumnos tienen que percibir, durante todas las clases pero, en especial, en las clases de Historia de Cuba, que están junto a una persona que cree en lo que dice, porque sus conocimientos y sentimientos le han servido para evidenciar sus convicciones. De ahí que sea para todo docente, imprescindible la dedicación al estudio y la autopreparación. La Crisis de Octubre, acontecimiento histórico que vivió nuestro país a principios de la década del 60, cuando aún no se habían cumplido tres años de la Revolución triunfante, es un hecho que no ha ocupado en los estudios curriculares un lugar esencial pues, en muchas ocasiones solo se utiliza para argumentar la hostilidad de la política yanqui contra nuestro país. De ahí que el objetivo que tiene este artículo es precisamente demostrar que el conocimiento de los componentes de este período histórico es vital para la profundización de temas controversiales en el pensamiento y la acción del estadista que fue, Fidel Castro.

DESARROLLO

Después de la derrota de Playa Girón, en los cálculos de muchos funcionarios de alto nivel gubernamental en Estados Unidos, la idea de destruir a la Revolución por cualquier medio se convirtió en una obsesión y se comenzaron a intensificar las acciones encubiertas contra nuestro país. En la preparación de estos planes se tuvo en cuenta el informe presentado por la Comisión Taylor, que había sido creada para investigar las causas del fracaso de dicha operación. Las recomendaciones de ese documento sirvieron a la administración de John F. Kennedy para formular la política contra Cuba, pues este contenía un considerable número de recomendaciones de carácter ideológico, económico, diplomático y militar, donde el Pentágono llevaría una acción fundamental en su coordinación.

El presidente John F. Kennedy encargó la elaboración de un programa secreto, que recibió el nom bre cifrado de Operación Mongoose (Mangosta), cuyo propósito era, mediante acciones subversivas y diversionistas, soca var la economía nacional, promover entre la población el descontento y la hostilidad contra el nuevo gobierno cubano.

Con el fin de controlar esa operación, se creó el Grupo Especial Ampliado (GEA), integrado por altos funcionarios administrativos que re presentaban los departamentos y las agencias que interven drían en ella. A tono con las concepciones formuladas en ese informe de la Comisión Taylor, el Departamento de Estado aumentó sus acciones dirigidas a aislar a Cuba del sistema regional y lograr la complicidad de los gobiernos latinoamericanos en su cruzada anticubana. Fue así que, mediante presiones de todo tipo, se instó a la ruptura de las relaciones diplomáticas con el gobierno revolucionario y se ejerció influencia, dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA), para que adoptaran sanciones colectivas, precisamente en la VIII Reunión de Consulta de la OEA, en Punta del Este, Uruguay, el 31 de enero de 1962, cuando la Casa Blanca logró expulsar a Cuba de ese organismo.

El aumento de las acciones contra la Revolución cons tituyó una exigencia permanente de la administración estadounidense a los miembros del Grupo Especial. Esto se evi denció en los planteamientos hechos por John F. Kennedy en una reunión del grupo, efectuada el 19 de enero de 1962, expresó que la solución al proble ma de Cuba tenía prioridad para el gobierno de los EE. UU sin escatimar tiempo, dinero, esfuerzo o recursos humanos. Asimismo, hizo hinca pié en la necesidad de que la Agencia Central de Inteligen cia (CIA) en Langley, Virginia, prestara una especial atención al espionaje, pues lo consideraba como una condición imprescindible para los diversos actos de sa botaje, que posibilitarían la intervención de fuerzas militares.

Fidel en medio de esta Crisis

En 1962, la situación se hizo más amenazadora para la seguridad y la soberanía de Cuba; eran necesarias las medidas defensivas adoptadas por la Revolución Cubana: En Mayo de 1962, durante una visita que Nikita S. Jruschov realizara a Bulgaria, le surgió la idea de instalar los cohetes en Cuba […] a Washington no lo detendría el fracaso de la invasión mercenaria […] relató en aquel entonces el canciller soviético Andrei Gromiko” (Pollo, 1991: 2).

El 29 de mayo de 1962 llegó a Cuba una delegación, presidida por Rashidov, miembro suplente del Presidium del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, e integrada por el mariscal Biriuzov, jefe de las fuerzas coheteriles estratégicas, y otros altos oficiales soviéticos. La delegación tenía la misión, encomendada por la máxima figura de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Jruschov, de proponer al Comandante en Jefe Fidel Castro, la posibilidad de emplazar cohetes de alcance medio e intermedio en Cuba. Esta propuesta se analizó en el Secretariado de la Dirección Nacional del Partido, y se tomó la decisión de responder afirmativamente, pues se tenía la convicción de que esa medida sería un importante aporte internacionalista de Cuba al fortalecimiento del campo socialista, en su conjunto.

Con respecto al despliegue de los cohetes, los dirigentes soviéticos y cubanos partían de consideraciones políticas y militares diferentes, aunque no necesariamente contradictorias. El Comandante en Jefe Fidel Castro alertó acerca de la necesidad de que semejante tipo de armamento fuera trasladado a Cuba al amparo legal de un acuerdo militar bilateral y sugirió la conveniencia de hacer pública la voluntad de ambos estados, pues era algo lícito y en consonancia con las normas del derecho internacional. Se advirtió a los soviéticos que esta operación, por su envergadura, más temprano que tarde sería descubierta por los servicios especiales enemigos, los que al verse sorprendidos por la presencia en Cuba de medios nucleares, podían reaccionar de forma impredecible y, sin duda, violenta. Los soviéticos, por su parte, manifestaron que el despliegue de los cohetes solo se haría público una vez que estuvieran instalados, pues hacerlo antes determinaría el fracaso de toda la operación.

Con el fin de discutir los detalles de dicho acuerdo, el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Comandante Raúl Castro, viajó a Moscú. En los días del 2 al 6 de junio de 1962 y sostuvo conversaciones directas con Jruschov, y los mariscales Malinovski, y Biriuzov. Como resultado de esas conversaciones, el Ministro de Defensa de la Unión Soviética y el Ministro de las FAR de Cuba dieron inicio al cumplimiento del acuerdo militar que sería firmado y publicado cuando, en noviembre de ese año Jruschov visitara el país.

Mediante el acuerdo de la Unión Soviética se llevó a cabo la operación “Anadir” en los meses de julio a octubre; así, se desplegó en el país gran parte del armamento estratégico acordado y las correspondientes fuerzas y me dios para su protección. Los efectivos internacionalistas soviéticos en Cuba alcanzaron una cifra de alrededor de 43 000 hombres, los cuales se encontraban bajo la jefatura de un estado mayor, al mando del general de ejército Pliiev.

La Crisis

En los primeros días de agosto llegó, a La Habana, Alexander Alexeev, en calidad de nuevo embajador, y trajo consigo la propuesta de texto de acuerdo militar. El Primer Ministro, Comandante en Jefe Fidel Castro, le hizo las correcciones pertinentes al proyecto y redactó una nueva introducción, en la cual se fundamentaban los objetivos políticos -acordes con las normas del derecho internacional- que daban lugar al convenio. Se precisó, además, que el acuerdo no era solo para la defensa del territorio de Cuba, sino para la cooperación militar y la defensa mutua en tre los dos países. El proceso de dislocación de los cohetes y de las tropas soviéticas en el país se realizó con un alto grado de discreción. No obstante, la inteligencia enemiga comenzó a obtener datos del reforzamiento militar, acerca de lo cual inició una gran campaña difamatoria y de repudio a nuestro legítimo derecho.

Ante el agravamiento de la situación, la dirección política de nuestro país y, muy en especial, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, encargó al comandante Ernesto Guevara y al capitán Emilio Aragonés, viajar el 26 de agosto de 1962 a la URSS, con el objetivo de exponerle a Jruschov la necesidad indispensable de publicar el acuerdo militar y enfrentar así, resueltamente, la campaña anticubana y antisoviética que llevaban a cabo los medios de prensa y los círculos políticos estadounidenses. Aunque se recomendó que la decisión final la debieran tomar los soviéticos, pues se confiaba en su experiencia en problemas de esta índole y en que conocían mejor la correlación militar de fuerzas existentes en ese momento, Jruschov consideró que no había que apresurarse y que no era oportuno aún dar a conocer el acuerdo militar, que si la operación era descubierta, se enviaría a Cuba la Flota del Báltico.

En los Estados Unidos la furibunda propaganda adquiría mayor belicosidad y su objetivo era crear las condiciones para apoyar una agresión militar directa. La posición de Cuba fue salirle al paso a las campañas de los Estados Unidos. La posición soviética se basó en el mantenimiento del secreto y en negar el carácter estratégico del armamento que se dislocaba en Cuba. Esta actitud soviética, criticada por Fidel, constituyó un error político grave sumamente peligroso; el engaño, unido al secreto fueron dos realidades que nos hicieron mucho daño.

Todo ello permitió a Kennedy J. F., presentarse ante la opinión pública como el hombre engañado y cuando la exploración estadounidense confirmó la existencia de los cohetes de alcance medio en el territorio cubano, su gobierno utilizó dicha información para justificar, ante la opinión pública internacional y sus aliados, lo injustificable: el bloqueo militar a Cuba en octubre de ese año. Por otro lado, el conocimiento del secreto le propor cionó otra ventaja: la iniciativa en el terreno militar que dó en manos de los Estados Unidos y, por tanto, podía darse el lujo de adoptar una posición u otra.

Es por eso que continuaron los preparativos bélicos para la agresión directa. Se concentraron fuerzas militares en zonas cercanas a Cuba, bajo la cobertura del ejercicio Phibriglex 1/62, anunciado de forma inusual para realizarse en la zona del Caribe, durante la segunda quincena de octubre y que partía de un ejercicio en el que se efectuaría un “supuesto ataque a la República de Vieques con miras de derrocar al dictador de allí, el Primer Ministro Ortsac” (una gran coincidencia el nombre de este Primer Ministro, pues es Castro al revés)

A las 19:00 horas del 22 de octubre de 1962, J. F. Kennedy se dirigió a su país y a todo el mundo, por medio de la radio y la televisión, para informar de la decisión de llevar a cabo el bloqueo naval alrededor de Cuba, el cual denominó “cuarentena”, con el marcado propósito de encubrir el carácter guerrerista de esa medida.

Durante el bloqueo naval a nuestro país, entre los días 22 y 29 de octubre, cuatro embarcaciones que se dirigían hacia Cuba fueron detenidas en aguas internacionales, en cumplimiento de esa decisión; ellos fueron Volkerfreundschat de la República Democrática Alemana, Marucia, del Líbano, Sirius, de Grecia y Bukarest, de la Unión Soviética

Desde el Pentágono -en horas de la mañana del 22-, la Junta de Jefes y Estados Mayores envió una directiva a la flota del Atlántico relacionada con las operaciones del bloqueo. Al mediodía, comenzaron a desconcentrarse los bombardeos B-47 del Comando Aéreo Estratégico (SAC), con sus cargas nucleares, en 33 aeropuertos civiles estadounidenses. Ese mismo día, se ordenó mantener el 25 % de los B-52 de guardia en el aire con el armamento nuclear, situación que continuó por espacio de 15 días. El día 22 se efectuó la evacuación de todo el personal civil de la base. También se decretó el estado de máxima alerta para las tropas situadas en Europa occi dental y en el Lejano Oriente, así como las de sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Los submarinos con cohetes Polaris ocuparon sus posiciones operativas, para intimidar a la URSS y a los demás países socialistas.

Al planear la cuarentena, el gobierno estadounidense intentó darle a sus acciones agresivas cierta legalidad. Con ese objetivo, convocó de inmediato al Órgano Consultivo de la Organización de Estados Americanos, el cual se reunió el 23 de octubre, y el representante de Estados Unidos -invocando el Tratado de Río- propuso que Cuba fuera declarada nación agresora y exigió, contra ella, fuertes sanciones. Bajo presión de los Estados Unidos, en la OEA se aprobó una resolución de apoyo a las acciones decretadas por la Casa Blanca y se recomendó, a este país, adoptar medidas individuales o colectivas, que contemplaran el uso de la fuerza, para impedir que a Cuba llegaran, desde China y la URSS, los suministros militares Asimismo, se acordó apelar a la Junta Interamericana de Defensa para tomar medidas a escala continental, e instruyó a su embajador en la Organización de Naciones Unidas (ONU), Adlay Stevenson, de cómo actuar en el debate diplomático ante soviéticos y cubanos.

La nación en pie de guerra

El Comandante en Jefe Fidel Castro ordenó, a las 15:30 horas del día 22, poner las FAR en alerta de combate, y a las 17:35 horas decretó el estado de alarma de combate para todo el país. AI llamado de la Revolución y de Fidel, el pueblo responde con valentía, firmeza y dignidad. La movilización alcanzó la cifra de los 400 000 combatientes armados, entre efectivos permanentes, de la reserva de las FAR, así como de la defensa popular. El país se preparó para enfrentar y resistir el bloqueo militar total, golpes aéreos masivos y la invasión. Todos los recursos de la nación se pusieron a disposición de la defensa de la patria amenazada.

Las unidades de la defensa antiaérea se habían situa do para proteger los principales objetivos políticos, militares y socioeconómicos, en coordinación con el mando militar soviético en Cuba. En horas de la noche del 23, mediante la radio y la televisión, con la palabra firme del Comandante en Jefe Fidel Castro, Cuba respondió al agresivo discurso del mandatario estadounidense. Fidel denunció la política agresiva del gobierno de Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución, analizó también los planteamientos hechos por J. F. Kennedy y evaluó la declaración de este, no digna de un estadista, sino de un pirata.

Por su parte, el gobierno de la URSS, en horas de la mañana del 23, después de escuchar el informe del Ministro de Defensa, Mariscal Malinovski, en relación con las acciones agresivas de Estados Unidos., decidió poner urgentemente en completa disposición combativa a las fuerzas armadas soviéticas. Ese mismo día, dio a conocer una declaración que condenaba el establecimiento del bloqueo naval, y la intercepción y el registro de buques con destino a Cuba, así como previno al gobierno de los Estados Unidos de realizar las medidas declaradas por el presidente J. F. Kennedy. En los países miembros del Tratado de Varsovia se tomaron iguales medidas.

Todas las personas honradas del planeta alzaron su voz, para llamar a la cordura a las partes involucradas en el conflicto y evitar el desencadenamiento de una guerra mundial. En la esfera diplomática se desarrolló un extraordinario esfuerzo para tratar de evitar la guerra nuclear y resolver el diferendo por medio de negociaciones.

Fidel y el derribo del U-2

El presidente J. F. Kennedy, ordenó, el día 26, aumentar hasta 12 veces al día las incursiones aéreas a baja altura. El incremento de los vuelos rasantes hizo más tensa la situación. En la noche de aquel 26 de octubre, después de adoptar todas las medidas y aplicar los más mínimos detalles del plan de la defensa, Fidel decidió dirigirse a la sede de la embajada soviética en La Habana para, desde allí, enviar un mensaje al líder soviético. Pero lo que no conocía Fidel, ni nadie en Cuba, era que desde el día 25 de octubre, Jruschov y Kennedy llevaban a cabo un intercambio de correspondencia secreta para la búsqueda de un arreglo entre ambas superpotencias.

Dado el peligro que esto significaba para la defensa del país, el Comandante en Jefe ordenó, a par tir del día 27, abrir fuego contra todo avión enemigo en vuelo a baja altura. Las unidades cumplieron la orden. Ese día, sobre las 10:00 horas, un U-2 fue ubicado por los medios de radiolocalización soviético. Inmediatamente, el mando de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS), acatando la orden de Fidel, trasmitió las indicaciones pertinentes al jefe de la defensa antiaérea de la región oriental, General Mayor Georgui. A. Voronkov, y como consecuencia, fue derribado el avión espía U-2 en la zona de Banes, donde pereció su piloto Rudolph Anderson.

Cuando el pueblo conoció la noticia del derribo del avión espía yanqui, lo consideró como una victoria que reafirmaba su disposición de defender la libertad y la independencia de la patria; esto representó una firme respuesta al imperialismo que, hasta entonces, estaba acostumbrado a violar la soberanía de los estados latinoamericanos sin tener respuesta oportuna.

Como resultado de las conversaciones secretas en tre la URSS y Estados Unidos., el 28 de octubre, Moscú le comunicó a Washington que se habían impartido las órdenes pertinentes para interrumpir la construcción de los emplazamientos coheteriles, desmantelar las instalaciones y regresar a la URSS las armas nucleares desplegadas en Cuba, y se aceptaba, además, que la ONU verificara el desmantelamiento de los cohetes. Este paso fue dado sin tener en cuenta la posición del gobierno de Cuba y, por supuesto, sin disponer de su conformidad. Nada justificaba dicha actitud. Pero, más injustificable e indignante fue conocer, por medio de la radio y de los despachos de las agencias internacionales la decisión soviética, al respecto Fidel expresó: “[…] Hubo dos errores. Un error fue hablar de los cohetes de Turquía, era absolutamente incorrecto cambiar los cohetes de Cuba por los de Turquía; eso era una cosa inmoral y, por lo tanto, inaceptable. Segundo, era incorrecto decidir la retirada de los cohetes sin discutirlo con nosotros previamente […]” (Castro, 1988: 80).

La simple solución de que se retiraran los proyectiles, porque Estados Unidos dan su palabra de que no van a agredir fue incongruente con todos los pasos que se dieron y es incongruente con una situación en nuestro país que debió ser superada. Porque bastaba con que Jruschov hubiese dicho que estábamos de acuerdo en retirar los proyectiles si se daban garantías satisfactorias de no agresión para Cuba, y se hubiese firmado un acuerdo, al respecto

En defensa de los principios

En una declaración pública, el mismo día 28, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro comunicó la posición de la Revolución, basada en cinco puntos que posibilitarían el logro de una verdadera paz, frente a las agresiones de los Estados Unidos. En la misma se expresó claramente qué no existían las ga rantías de que hablara el mandatario estadounidense, que existirían si, además de la eliminación del bloqueo naval que él proponía, se adoptaban las siguientes medidas:

  • Primero: Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económicas que ejercen los Estados Unidos en todas las partes del mundo contra nuestro país.

  • Segundo: Cesen todas las actividades subversivas, lanzamientos y desembarcos de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, infiltración de espías y saboteadores, acciones todas que se llevan a cabo desde territorio de los Estados Unidos y de algunos países cómplices.

  • Tercero: Cesen los ataques piratas que se llevan a cabo desde bases existentes en Estados Unidos y Puerto Rico.

  • Cuarto: Cesen todas las violaciones de nuestro espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra nor teamericanos.

  • Quinto: Retirada de la base naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos.

Las demandas de Cuba eran absolutamente justas y se fundamentaban en derechos indiscutibles; el cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económica, constituían una necesidad, pues esos elementos fueron ingredientes que agravaron la situación que desembocó en la crisis. La posición de principios de Cuba quedaba bien definida. Eran cinco puntos bien sencillos y sobre bases decorosas. Los gobernantes yanquis no quisieron oír hablar de los cinco puntos, los consideraron como un programa inalcanzable en aquel momento; al mismo tiempo, exigieron la inspección del territorio cubano, como forma de verificación del com promiso soviético.

Al no permitir la inspección, Fidel tuvo en cuenta aspectos jurídicos y éticos. En primer lugar, que el país no estaba dispuesto a sacrificar ningún principio de su soberanía, máxime si quienes lo exigían, los Estados Unidos, habían violado innumerables derechos y pretendían inmiscuirse en nuestros asuntos internos; precisamente la inspección convalidaba la pretensión de decidir qué tipo de armas Cuba tenía derecho a poseer. En segundo lugar, se trataba de exigencias desde posiciones de fuerza, a las cuales no se cedería jamás. Estos criterios fueron expuestos por Fidel Castro al, por entonces, Secretario General de la ONU, señor Thant, cuando este visitó a Cuba los días 30 y 31 de octubre, para negociar con la dirección de nuestro país el des enlace de la crisis.

El 31 de octubre, en cumplimiento del compromiso contraído por la Unión Soviética, se inició la retirada de los proyectiles, a la cual no se le puso ningún tipo de obstáculo por el gobierno cubano. En lo que respecta a la verificación de esta, entre las partes, se llegó al acuerdo de realizar estas, en aguas internacionales, por medio de las fuerzas aeronavales estadounidenses, que supervisaron los cohetes colocados en la cubierta de los barcos y vigiló el desplazamiento de dichos buques hasta sus puertos de origen.

En la culminación de la crisis, una importante función lo desempeñó el viaje a La Habana, el 1 de noviembre, del Primer Vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS, Anastas I. Mikoyán. En el intercambio de opiniones entre él y Fidel, se analiza ron profundamente los aspectos discrepantes, en cuan to a las posiciones de ambos gobiernos, surgidos al calor de los acontecimientos, y se acordaron puntos de vista con el propósito de la solución de la crisis.

En esta compleja lucha en el ámbito internacional, el gobierno revolucionario cubano mantuvo intransigente su posición de principios, en defensa de la soberanía y la independencia del país y, a la par, supo tener la suficiente cordura y flexibilidad para impedir que los imperialistas tuvieran argumentos que justificaran una agresión militar, y planteó soluciones dignas; sin embargo, los EE. UU., se negaron, en todo momento, a discutir con Cuba.

La gravedad de la crisis y las soluciones satisfizo los intereses imperialistas que, en un momento determinado, creyeron conveniente no seguir en su escalada, lo cual propició la eliminación de las tensiones y el retorno a la normalidad. El 20 de noviembre, J. F. Kennedy, dio órdenes al Pentágono de poner fin al bloqueo naval. De igual forma, en la URSS y demás países socialistas, miembros del Tratado de Varsovia, se declaró el paso de sus fuerzas armadas a las condiciones de tiem po de paz. En Cuba, dos días después, se tomaron medidas similares. El desenlace de la crisis no tuvo lugar sobre la base de los cinco puntos planteados por Cuba. La solución pudo haberse encontrado sin dejarle al imperialismo las manos libres para continuar su política de hostilidad contra la Revolución.

La Crisis de Octubre o como también se le conoce, Crisis del Caribe, Crisis de los Cohetes o Crisis de los Misiles, confirmó fehacientemente la idea planteada por Fidel Castro, respecto a que la defensa de la Revolución depende de la disposición y el patriotismo de sus hijos de combatir hasta la última gota de sangre, pues es indispensable pensar más en su fuerza propia que en la ayuda exterior que podamos recibir. Asimismo, al reafirmar las posiciones soberanas de Cuba, dejó bien claro que, frente a las amenazas, agresiones y actos de todo tipo del impe rialismo, nunca se renunciará al derecho de poseer las armas que estimemos convenientes para asegurar la defensa del país. Ante la radio y la TV cubanas, el Comandante en Jefe, al reflexionar sobre nuestro pueblo, expresó: “[…] Poseemos proyectiles morales de largo alcance que no se pueden desmantelar y no serán desmantelados jamás. Esa es nuestra más poderosa arma estratégica, de defensa estratégica, de ofensiva estratégica […]” (Portuondo y Ramírez, 2005: 72).

Su repercusión en la docencia

En primer lugar, señalar nuevamente que la autopreparación que realice el docente es fundamental y, para ello, debe agenciarse de la bibliografía más completa acerca del tema en cuestión, por lo que le proponemos algunos textos donde se aborda y, por supuesto, los del Comandante en Jefe.

El pensamiento expresado es guía imprescindible para la concepción de la historia como fuente de educación en valores, como forja de convicciones patrióticas y antimperialistas, así como de la comprensión de la fusión de los ideales de independencia nacional con los de la revolución social en el decurso de la historia del proceso revolucionario cubano. Las ideas contenidas en estos materiales trazan pautas del proceso histórico cubano; su conocimiento es fundamental para la preparación y el desarrollo de las clases de Historia de Cuba. Fidel nos ha enseñado que la historia es instrumento y vehículo de y para la Revolución; su pensamiento es componente imprescindible para proporcionar, a nuestros maestros, un enfoque del proceso revolucionario cubano, lo que no constituye un esquema rígido para su aplicación.

Pero, además de estas actividades, se sugieren la utilización de mapas, cuando sea necesario; la elaboración de artículos y presentaciones digitales referidos al tema leído, por parte de los estudiantes, la participación en paneles o mesas redondas que aborden un tema determinado, así como creación o inserción en páginas web, blogs o sitios especializados. Como se sabe, los programas de Historia de Cuba establecen la vinculación con la historia local, por lo que sería de buen provecho que lo presentado en este tema, acerca de la “Crisis de Octubre”, se estudien en todos los lugares donde hubo incidencia de este, ya que “[…] en el proceso de formación del cuadro del mundo cobra particular importancia el trabajo con las categorías tiempo y espacio que no son privativas de los estudios históricos aunque si esenciales […]” (Lolo et al., 2010: 10).

El estudio del pensamiento de Fidel tiene el objetivo de propiciar que los estudiantes vinculen el estudio de hechos y personalidades fundamentales de nuestra historia, que les sirvan para consolidar lo estudiado en los niveles precedentes. Este es portador de una acentuada intencionalidad de educación patriótica; de ahí, la esmerada autopreparación que reclaman de cada profesor.

Por otra parte, debe tenerse muy claro que en los programas, el tema de la Crisis de Octubre se aborda poco y es necesario para lograr el aprendizaje de esos contenidos. La docencia de Historia en las facultades pedagógicas del país y en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona deberá caracterizarse por un enfoque profesional pedagógico para que con el magisterio del ejemplo, enseñar cómo trabaja un profesor de la asignatura. Es necesario tener en cuenta “[…] es conocer los textos en que Fidel Castro aborda los temas, cuáles son, qué características tienen, en qué circunstancias fueron elaborados, si se trata de un discurso, una comparecencia radiotelevisiva, un documento o una entrevista […] esto permite el análisis y la utilización más objetiva del texto en cuestión y tomar la decisión más acertada acerca de cómo utilizarlo […]” (Echevarría, 2012: 19).

Recomendamos a los docentes que tengan presente, algunas de las etapas para el trabajo con los conceptos militares, propuestas por el autor, como, por ejemplo: “Lograr la profundización de los conocimientos históricos a partir de la derivación de lo universal a lo particular […] Propiciar la confección de actividades docentes intraclases y extraclases, donde se estimulen los sentimientos de responsabilidad y patriotismo, en función de una educación en valores. Aplicación de los contenidos estudiados a proyectos de actividades de contenido diferenciador. Evaluación de todo el proceso, para arribar a conclusiones sobre la efectividad en las clases de Historia de Cuba (Rodríguez, A. 2010: 40-41).

Con vistas a promover una mirada interdisciplinaria, les proponemos a los profesores que elaboren un sistema de actividades que estimulen el pensamiento y la reflexión en los estudiantes y así evaluarlo dentro de la clase y fuera de esta, como, por ejemplo:

  • A tu juicio, ¿por qué es necesario conocer la estructura militar de que disponían las fuerzas contendientes en el momento de la Crisis de Octubre, en 1962, apenas con un poco más de tres años del triunfo de la Revolución? ¿Cómo valoras la posición de Fidel en relación con la Crisis de Octubre?

  • Después de leer el artículo dedicado a la Crisis de Octubre, ¿qué actitud asumieron los dirigentes político-militares del país, en esta situación extrema? ¿Eran consecuentes con su prédica? ¿Qué harías tú, de estallar una guerra en tu Patria, y te encontraras fuera de ella? ¿Por qué?

  • ¿Qué opinión te formarías si conocieras que un enemigo poderoso pretende imponernos sus decisiones utilizando su descomunal fuerza militar en el ámbito nuclear? ¿Por qué?

  • ¿Por qué afirmamos que los momentos vividos en Octubre de 1962 forman parte de los ejemplos de las tradiciones combativas de nuestro pueblo? Después de escuchar algunos de estos comentarios: ¿Modificarías en algo el tuyo? ¿Por qué? ¿Cómo lo reestructurarías si lo modificas?

  • Elabora un artículo para destacar las vivencias que sobre ese hecho histórico tienen algunas personas que convivieron esos días de 1962 y lo titulas: “¿Crisis o reafirmación de la Dignidad?”

  • Cuando leíste la carta de despedida del “Che” Guevara, habrás observado que él valoró la actitud de Fidel cuando expresó: “[…] en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe pocas veces brilló más alto un estadista […]” (Díaz, 2009: 420).

  • ¿Qué criterios tuvo en cuenta el Che para realizar esas aseveraciones? ¿Qué opinión nos ofrecerías tú?

CONCLUSIONES

Más de cinco décadas después, no obstante la terminación de la Guerra Fría, y la Crisis de Octubre, la esencia de la idea de destruirnos se conserva en las mentes de la ultraderecha estadounidense; tampoco ha variado el carácter pro-anexionista y vendepatria de los grupos que, desde dentro, pretenden destruir nuestra Revolución, no obstante, la Revolución sigue en pie, renovada en sus fuerzas e inspiradas en la doctrina militar de la Guerra de todo el Pueblo, y en su filosofía de lucha, porque esta es condición nacida de su esencia popular, base de sus victorias y por lo que enriquecer el sistema de clases y de otras actividades curriculares de los profesores, es realmente imperativo, de manera tal, que tributen a la formación humanista de los estudiantes y las nuevas generaciones.

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Recibido: Noviembre de 2017; Aprobado: Abril de 2018

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