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INTRODUCCIÓN
La baja percepción de riesgo que presentan los adolescentes en relación con las infecciones de trasmisión sexual hace posible que se expongan constantemente a riesgos que provocan daños a la salud. Actualmente esta problemática es de gran importancia y se ha corroborado por diferentes investigaciones, desarrolladas tanto en Cuba como en otros países. Es necesario desde la escuela como institución social brindar una atención pedagógica que contribuya a su educación y, por lo tanto, tribute en este empeño.
Este planteamiento conduce a la comprensión de que la percepción de riesgo en la prevención de las infecciones de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida puede y debe ser educada, como vía de preparación para la vida de los adolescentes. En tal sentido se concibe a la educación como un fenómeno social que le posibilita al ser humano apropiarse de toda la experiencia cultural anterior, al mismo tiempo que lo prepara para vivir y desarrollarse de acuerdo con el progreso social de su tiempo.
No obstante, sin excluir ni disminuir la importancia de las influencias educativas de la sociedad, se particulariza en la educación escolarizada como un sistema de influencias conscientemente organizado, dirigido y sistematizado sobre la base de una concepción pedagógica determinada, cuyo objetivo más general es la formación multilateral y armónica del educando cuyo núcleo esencial debe estar en la formación de los valores morales, para que se integre a la sociedad en que vive y contribuya a su desarrollo y perfeccionamiento.
DESARROLLLO
El proceso de educación de la percepción de riesgo en la prevención de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida de los adolescentes es un proceso complejo y dinámico. En este se produce un sistema de influencias constantes y sistemáticas que deben abarcar las diferentes esferas del desarrollo del adolescente. Por tanto, constituyen una interrelación permanente entre la asimilación de conocimientos y el desarrollo de la personalidad de los adolescentes.
En consecuencia, plantea Fernando González Rey: “La educación no puede constituir, en ninguna de sus esferas, un proceso de acumulación de la información, pues la información que no se integra en sistemas personalizados se conserva como esencialmente reproductiva y pasivas, careciendo de valor para la regulación del comportamiento. Esta información el sujeto no la individualiza, y actúa solo ante normativas externas que orientan linealmente su comportamiento”.
Se considera que en el proceso de educación de la percepción de riesgo en la prevención de enfermedades de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida de los adolescentes se integren diversos tipos de actividades que tengan carácter instructivo, desarrollador y formativo. Existe una unidad dialéctica entre la formación y el desarrollo. En consecuencia, la educación debe considerarse en su función desarrolladora y formativa.
Por otra parte, en el proceso de formación de la personalidad hay que tener en cuenta el carácter subjetivo a partir del sistema de influencias educativas organizadas, que garantizan de una forma más sólida la formación y el desarrollo del sujeto. También resulta importante considerar que un indicador fundamental para valorar los resultados en la formación de los adolescentes es su actuación.
En el proceso de educación de la personalidad de los adolescentes tiene lugar la formación y desarrollo de cada sujeto. Este proceso ocurre en dependencia de las características individuales de cada uno de ellos. Las particularidades biológicas, psicológicas y sociales que presentan estos, que los hacen más vulnerables a contraer una infección de trasmisión sexual o el VIH, determinan la necesidad de contribuir a la educación de la percepción de riesgo en la prevención de estas infecciones.
Sobre esta base, se plantea que la educación de la percepción de riesgo en la prevención de infecciones de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida, es el proceso encaminado a que los adolescentes aprendan a valorar las probabilidades de contraer una infección de transmisión sexual y sobre esa base pongan en práctica sus conocimientos insertados en su sistema de valores y en su sistema de relaciones, puedan tomar la decisión de rechazar los comportamientos de riesgo y, además, contribuya a un comportamiento responsable que les permita desarrollar la salud sexual y reproductiva.
Los fundamentos para la educación de la percepción de riesgo en la prevención de enfermedades de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida se sustentan en el enfoque marxista leninista. En este sentido se tiene en cuenta la aplicación consecuente de las leyes y categorías fundamentales de la filosofía marxista-leninista, con un sustento en el pensamiento filosófico y educativo cubano. Por otra parte, se reconoce a la educación como una categoría histórica, social, pedagógica y psicológica, el humanismo como una concepción integral acerca del hombre y sus realizaciones, el enfoque ético-axiológico y la concepción del papel de los valores e ideales en el desarrollo del ser humano y de la sociedad.
Se ha considerado la concepción sobre el carácter educable del hombre y el papel que les corresponde a los educadores en este sentido. Por tanto, se reconoce que la baja percepción de riesgo en la prevención de infecciones de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida de los adolescentes puede ser diagnosticada. Se concreta en las interrelaciones que establecen los adolescentes entre sí y con los familiares, profesores, directivos y otras personas, tanto dentro como fuera de la institución escolar, donde se revelan sus contradicciones internas. Se puede modificar y por medio de la actuación de la comunidad educativa se puede contribuir a su educación.
El carácter humanista se evidencia en que tiene como objeto de trabajo a los adolescentes para contribuir a la educación de la percepción de riesgo en la prevención de estas infecciones. En tanto se pretende transformar y educar la personalidad de estos a partir de sus propias cualidades personales e influir de manera significativa en el mejoramiento humano.
Por otra parte, la educación debe tener un enfoque ético axiológico, pues debe estar dirigida a la formación de valores y de normas que permitan la formación integral de la personalidad y en consecuencia garanticen niveles superiores en las relaciones que se establecen en la sociedad. En tal sentido la educación de la percepción de riesgo se integra a este enfoque, pues se considera a la percepción de riesgo como la valoración que tiene los adolescentes sobre las probabilidades de contraer una infección de trasmisión sexual o el virus de inmunodeficiencia humana-sida, es decir, el reflejo subjetivo en la conciencia de los adolescentes de la significación que tiene para ellos los daños que provocan estas infecciones para su organismo y para su sistema de relaciones. Todo lo cual contribuye a manifestar una sexualidad responsable.
El encargo social asignado a la escuela secundaria básica para la formación integral de los adolescentes, resulta de gran utilidad e importancia en su contribución a la educación de la percepción de riesgo en la prevención de infecciones de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida, dado en lo fundamental por la dimensión de este aspecto en el cumplimiento de los objetivos formativos en este nivel de educación.
En la educación de los adolescentes este propósito adquiere una connotación mayor, ya que poseen características biológicas, psicológicas y sociales en su desarrollo que los hacen más vulnerables a contraer estas infecciones. Un elemento importante lo constituye el contexto sociocultural en que se desenvuelven y donde la comunidad educativa desempeña un papel determinante.
El proceso de educación de la percepción de riesgo en la prevención de las infecciones de trasmisión sexual y del virus de inmunodeficiencia humana-sida sigue los postulados del enfoque histórico-cultural de Vigotski (1896-1934) y sus seguidores, que sustenta el carácter socio-histórico del psiquismo humano. De ahí que consideramos los aportes relacionados con el carácter dinámico de la psiquis humana, el carácter mediatizado de los procesos psíquicos, los estadios del desarrollo, la relación de la educación y el desarrollo y la unidad entre lo cognitivo y lo afectivo.
En relación con el carácter dinámico de la psiquis se parte de considerarla una propiedad del ser humano como ser material, pero a la vez un producto social, resultado del desarrollo histórico de la humanidad. En el desarrollo individual de la psiquis de los adolescentes el trabajo pedagógico desempeña un papel determinante, pues en él se crean las condiciones específicas para la educación de la percepción de riesgo. En tal sentido se tiene en cuenta el carácter social, es decir, responde a las características individuales y necesidades de este grupo.
El carácter mediatizado de los procesos psíquicos se evidencia al satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje que presentan los adolescentes. A partir de esto se implementa un proceso de aprendizaje donde está implícita la actividad y la comunicación como instrumentos mediadores de la actividad psíquica en el proceso de educación de la percepción de riesgo.
En un primer momento los procesos psíquicos tienen un carácter interindividual o interpsiciológico, es decir, se dan en el sistema de relaciones sociales, de comunicación que los adolescentes establecen con la comunidad educativa. También por los instrumentos socioculturales que utilizan. En un segundo momento estas funciones psíquicas son interiorizadas, es decir, adquieren un carácter intraindividual o intrapsicológico y pasan a formar parte de su actividad individual.
Se asume la educación de la percepción de riesgo en la prevención de las infecciones de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida como un proceso que tiene un doble carácter: en lo individual y en lo social, donde la actividad y la comunicación entre los adolescentes es un elemento de significativa importancia, de ahí que siempre sea dependiente del contexto social en que tenga lugar.
La situación social del desarrollo es otro concepto abordado en la obra de Vigotski que permite analizar la particular correlación entre educación y desarrollo. Esto significa que en cada adolescente, según sus experiencias, la situación social del desarrollo es diferente, es propia de cada individuo en particular. En este proceso se tiene en cuenta el respeto a la individualidad del adolescente. Es evidente la concepción vigotskiana acerca de que la educación y la enseñanza conducen y guían el desarrollo, esto se expresa de forma clara en los conceptos zona de desarrollo próximo y zona de desarrollo actual. En este caso la zona de desarrollo actual coincide con el nivel de conocimientos y habilidades que presentan los adolescentes, lo que permite valorar su percepción de riesgo en la prevención de infecciones de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida.
En la unidad de lo cognitivo y lo afectivo se reconoce el carácter integral del psiquismo humano. Para esto se tiene en cuenta cómo se complementan los aspectos cognoscitivos y afectivos durante el desarrollo de la personalidad y su expresión en la conducta. Se considera esencial la atención a la unidad dialéctica de lo cognitivo, lo afectivo y lo conductual. Esta unidad y relación dialéctica es un elemento clave en la educación de la percepción de riesgo que contribuirá a una sexualidad responsable.
La educación de la percepción de riesgo en la prevención de infecciones de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida se sustenta, además, en el legado teórico y práctico sobre el proceso educativo que está contenido en las ideas pedagógicas de grandes pensadores cubanos que han permitido determinar el fin que la educación cubana persigue y sus principios, que expresan la idea de lograr el desarrollo integral de la personalidad. Entre los pedagogos se encuentran José Martí, Enrique José Varona, entre otros.
En este sentido se asumen los aspectos relacionados con la educación y la enseñanza como conductoras del desarrollo y el papel del medio en este sentido para contribuir a la educación de la percepción de riesgo. Corresponde entonces al profesor la misión de dirigir el desarrollo de cada adolescente, teniendo en cuenta sus características individuales y sus necesidades y así contribuir, con el resto de las figuras de la comunidad educativa, a la educación de la percepción de riesgo en la prevención de estas infecciones. La interrelación dinámica de la comunidad educativa en la escuela secundaria básica potencia el desarrollo de los adolescentes, expresado en una percepción de riesgo adecuada que contribuya a una sexualidad responsable.
Otro fundamento que tuvo en cuenta en el proceso de educación de la percepción de riesgo en la prevención de infecciones de trasmisión sexual-virus de inmunodeficiencia humana-sida, fue la concepción asumida en Cuba desde finales del siglo xx sobre la educación sexual con un enfoque alternativo y participativo. Se concibe a partir de la identificación de las necesidades básicas de aprendizaje y se propicia la participación e implicación de toda la comunidad educativa en la educación de la percepción de riesgo. Además, se contextualizan las particularidades de la escuela secundaria básica como un escenario fundamental para provocar las transformaciones que se esperan.
En este proceso se deben propiciar influencias educativas que contribuyan a postergar el inicio de las relaciones coitales. En este sentido se deben potenciar cualidades que los distingan en el establecimiento de relaciones de pareja basadas en el respeto y que les permita vivir su sexualidad de forma sana y feliz.
Es por ello que las influencias educativas deben constituir un sistema que abarque las diversas potencialidades y vías que ofrece la concepción curricular vigente en el modelo de escuela secundaria básica. Esto exige la coordinación e interrelación de las vías curricular, extracurricular y la educación familiar en la secundaria básica. Lo que evidencia que los adolescentes requieren de programas especiales que atiendan sus necesidades de salud y muy en particular, los relacionados consu conducta sexual y reproductiva. Para lograr efectividad en estos se deben conocer, desde la perspectiva del adolescente, las percepciones sobre su vida sexual y reproductiva, así como educarlos para que asuman comportamientos responsables, sustentados en fuertes vínculos con la pareja, con su familia y la comunidad.
Un rol importante lo desempeña la vida en grupos afines donde la educación de pares puede contribuir y estar presente no solamente en las actividades docentes, sino también en la gama de actividades que desarrolla. Dadas las particularidades de los adolescentes es muy importante la comunicación con sus coetáneos y las presiones del grupo juegan un papel significativo, este aspecto debe ser aprovechado por los docentes de forma óptima.
Esto se logrará en la medida en que las acciones que se desarrollen en la escuela por las vías curricular, extracurricular y la educación familiar, garanticen la formación de conocimientos, actitudes, valores y modos de comportamientos que les permita aprender a decidir por sí mismos, reconocer qué es lo factible y positivo, no solo para él, sino también para sus compañeros.
CONCLUSIONES
La sistematización realizada demuestra que para potenciar la percepción de riesgo es vital la educación en los adolescentes, que le permita desde su accionar a partir de la educación que han recibido el que puedan asumir comportamientos responsables y saludables.
La humanidad exige adolescentes que desde su educación puedan enfrentar los desafíos en relación con la protección y cuidado de los seres humanos para lo cual es vital tener percepción de riesgo y la educación debe tributar en este empeño.
