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Varona. Revista Científico Metodológica

versión impresa ISSN 0864-196Xversión On-line ISSN 1992-8238

Varona  no.70 La Habana ene.-jun. 2020  Epub 01-Jun-2020

 

En Casa

José Martí y “La verdad sobre los Estados Unidos”

José Martí and “The truth about the United States”

Edmundo de Jesús de la Torre Blanco1  * 

1 Centro de Estudios Educacionales Varona. Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, La Habana, Cuba.

RESUMEN

La multifacética obra de José Martí, por las virtudes del valioso legado contenido en ella, brinda grandes posibilidades para ejercer influencia educativa y contribuir eficazmente a la formación integral del ser humano, sobre la base de la unidad de la instrucción y la educación. De ello es un ejemplo significativo el texto “La verdad sobre los Estados Unidos”, cuyo análisis y valoración es el propósito de este artículo, asociado a los resultados del grupo que atiende al tratamiento de la obra martiana en el proyecto de investigación “La formación inicial y continua delos profesionales de la educación”, del Centro de Estudios Educacionales Varona.

Palabras claves: potencialidades; potencialidad instructiva; potencialidad educativa

ABSTRACT

The multifaceted José Martí work´s, due to the virtues of the valuable legacy it contains, offers great possibilities to exert educational influence and contribute effectively to the integral formation of the human being, based on the unit of instruction and education. This is a significant example of the text "The truth about the United States", whose analysis and evaluation is the purpose of this work, associated with the results of the group that deals with the treatment of Martian labor in the research project "Professional Training of initial and continuing education”, of the Varona Educational Studies Center.

Keywords: potentialities; instructive and educative potentialities

INTRODUCCIÓN

En 1894 José Martí escribió y publicó, en Patria, el texto “La verdad sobre los Estados Unidos”, que contiene importantes reflexiones sobre una sociedad que conoció profundamente. Aunque fueron expuestas en otro contexto histórico, el valor y la vigencia incuestionable de esas ideas condicionan la necesidad de estudiarlas y de aprovechar sus potencialidades instructivas y educativas en función de la formación integral de las nuevas generaciones de cubanos, responsabilizadas hoy con el enfrentamiento a los retos y desafíos que plantea a nuestro país la continuidad de la política hostil y agresiva de los círculos estadounidenses de poder. Ese es el propósito esencial del presente trabajo, que se vincula a uno de los resultados del grupo que atiende al fortalecimiento de la incorporación de la obra martiana en el proceso de formación integral de los estudiantes de las carreras pedagógicas, grupo que integra el proyecto de investigación “La integralidad en la formación inicial y continua de los profesionales de la educación” del Centro de Estudios Educacionales Varona.

DESARROLLO

Las potencialidades instructivas y educativas de la obra de José Martí radican en los valores cognitivos y educativos, éticos y estéticos que, como expresión de su profunda esencia humanista, caracterizan la multifacética obra del Apóstol y condicionan, desde su trascendencia, la influencia educativa del valioso legado contenido en ella y, en consecuencia, su contribución a la formación integral del ser humano sobre la base de la unidad de la instrucción y la educación.

El aprovechamiento de esas potencialidades se sustenta en la aplicación del proceder metodológico para la lectura, la comprensión, el análisis y la valoración de los textos de José Martí, cuyo primer componente es la contextualización de la obra objeto de estudio. Al contextualizar el texto que centra la atención de este artículo se pueden destacar varios elementos.

En 1894 Martí decidió completar la línea editorial del periódico Patria mediante la creación de una sección permanente denominada “Apuntes sobre los Estados Unidos”, para mostrar lo que estaba pasando en ese país. Al respecto exponía que esa sección se inauguraba “[…] para ayudar al conocimiento de la realidad política de América, y acompañar o corregir, con la fuerza serena del hecho, el encomio inconsulto -y en lo excesivo, pernicioso- de la vida política y el carácter norteamericanos […]” (Martí, 2008: 175). De ahí que la iniciara con el texto “La verdad sobre los Estados Unidos”, publicado el 23 de marzo de ese año, poco más de dos años después de haber fundado el periódico y cuando estaba inmerso en la preparación de la guerra necesaria, de contienda emancipadora que no solo debía conducir a la independencia del dominio colonial español, sino también a impedir la expansión estadounidense en la región.

La década de los años noventa del siglo xix marcaron el surgimiento de figuras y procesos determinantes en la configuración del imperialismo estadounidense: John D. Rockefeller consolidaba el primer trust moderno, la Standard Oil Company; el almirante Alfred Mahan desarrollaba su teoría de las invasiones estratégicas, que colocaba a la armada y a los marines como bastiones del dominio militar, y James Blaine promovía el panamericanismo como doctrina de dominio comercial y diplomático por medio de la primera Conferencia Internacional Americana (1889-1891), que tantas preocupaciones generó en el Apóstol.

En ese escenario la obra intelectual y política de Martí dio la pauta de lo que desde entonces se consolidaría como una tradición cultural de primer orden en la construcción de la identidad -múltiple y diversa- de nuestra América: el antiimperialismo latinoamericanista.

El segundo componente del proceder es la lectura del texto, que transita desde una lectura inicial para familiarizarse con su contenido (lectura artística o estética, en la que el lector recibe la primera impresión), a una lectura comprensiva, inteligente y reflexiva, que tiene como fin captar el sentido del texto, qué dice y con qué intención, la que puede ser realizada tantas veces como el lector considere necesario y, en el caso de la obra martiana, combinando la lectura silenciosa o impresiva y la lectura oral-expresiva. En ese tránsito es importante, en dependencia de la plataforma cultural del lector, la búsqueda del significado contextual de palabras, términos, frases, expresiones e ideas utilizadas por Martí no pocas veces con una intención especial, que es necesario conocer para comprender adecuadamente el texto. Se trata del tercer componente del proceder metodológico, que supone esclarecer igualmente el significado de las referencias geográficas e históricas que aparecen, así como el conocimiento no solo de las personalidades relevantes o importantes que Martí caracteriza, valora o menciona, sino también de las personas comunes a las que alude.

  • El vocabulario del texto objeto de análisis incluye términos como:

  • Prurito (del lat. prurītus): deseo persistente y excesivo de hacer algo de la mejor manera posible.

  • Señorío: autoridad, dignidad del señor.

  • Llaneza: modestia, sencillez, familiaridad en el trato.

  • Codicia: ambición desordenada de riquezas.

  • Vanidad: deseo de ostentar, de lucir.

  • Parricida: persona que mata a su padre, a su madre o a su cónyuge, o a cualquier persona considerada como padre.

  • Hornalla: horno grande.

  • Supina ignorancia: ignorancia que procede de la negligencia.

  • Punible: castigable, condenable.

  • Superchería: trampa, treta, astucia censurable, engaño.

  • Covachas: cuevas pequeñas, tiendas, barracas.

  • Arrellanadas: extendidas, acomodadas.

  • Paupérrimos: muy pobres.

  • Agorero: que predice males o desdichas, adivino.

  • Remilgada: exageradamente compuesta y delicada, afectada (toga remilgada: se refiere a los abogados de hablar rebuscado).

  • Enervante: que enerva o debilita (enervar: debilitar una razón o argumento).

  • Sensualidad: placer, afición a los deleites de los sentidos, que provoca o estimula el apetito sexual (sinónimo: lujuria). En el texto se utiliza para referirse a la creciente atracción que ejercen sobre algunos los placeres y los lujos presentes en la sociedad norteamericana.

  • Enclenques: enfermos, débiles.

  • Dandismo: relativo a la elegancia de los dandies (hombres vestidos a la moda). En el texto se utiliza el término para referirse a la literatura de moda.

  • Faldero: dícese del hombre aficionado a estar entre mujeres.

  • Bastardía: calidad de bastardo, dicho o hecho indigno.

  • Ingenuidad: franqueza natural, sencillez, candor, inocencia, tendencia a confiar o creer sin reflexionar.

  • Teocracia (teo: Dios; cracia: gobierno): gobierno que se considera representante de la voluntad de los dioses o de Dios.

  • Desidia: negligencia, falta de cuidado y de interés.

  • Encomio: elogio, alabanza.

  • Pernicioso: peligroso, perjudicial, con grave daño.

  • Mezquino: pobre, que carece de lo necesario; avaro, miserable, cicatero (mezquindad: avaricia).

  • Cebo: carnada, señuelo.

  • Asimismo, la referencia a los siguientes lugares:

  • Dakota: región de Estados Unidos originalmente habitada por los indios sioux y otros pueblos, en la que como resultado del proceso de expansión territorial hacia el oeste surgieron a fines del siglo xix los estados de Dakota del Norte y Dakota del Sur (1889).

  • Schenectady: localidad de Nueva York.

  • Petersburg: ciudad de La Florida.

Puede acometerse, entonces, la profundización en el análisis del texto (cuarto componente del proceder), mediante la determinación y la valoración crítica de sus ideas esenciales y, sobre esa base, su valoración integral, expresada en generalizaciones que atiendan a la significación y la trascendencia como obra específica y en su interrelación con otras obras de José Martí.

Desde el inicio de este escrito Martí plantea la necesidad de conocer la verdad de los Estados Unidos, sobre la base de una visión objetiva que atienda a las características de una sociedad que conoció profundamente: “Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad de los Estados Unidos. Ni se debe exagerar sus faltas de propósito, por el prurito de negarles toda virtud, ni se ha de esconder sus faltas, o pregonarlas como virtudes […]” (Martí, 2008: 172).

Retoma una idea expresada en el ensayo Nuestra América (1891) cuando expresa: “[…] No hay razas: no hay más que modificaciones diversas del hombre, en los detalles de hábito y forma que no les cambian lo idéntico y esencial, según las condiciones de clima e historia en que viva […]” (Martí, 2008: 172).

Apunta, por tanto, al condicionamiento natural e histórico de las características de las diversas comunidades humanas, a las que son inherentes, por igual, virtudes y defectos; de ahí que identifique, como hombres superficiales, a los que se empeñan en resaltar diferencias esenciales (variedad sustancial) en comportamientos similares de sajones y latinos: “[…] Es de hombres de prólogo y superficie -que no hayan hundido los brazos en las entrañas humanas, que no vean desde la altura imparcial hervir en igual horno las naciones, que en el huevo y tejido de todas ellas no hallen el mismo permanente duelo del desinterés constructor y el odio inicuo.- el entretenimiento de hallar variedad sustancial entre el egoísta sajón y el egoísta latino, el sajón generoso o el latino generoso, el latino burómano o el burómano sajón: de virtudes y defectos son capaces por igual latinos y sajones […]” (Martí, 2008: 172).

Reafirma que son las diferentes condiciones históricas las que determinan las peculiaridades de uno y otro pueblo, cuando señala: “[…] Lo que varía es la consecuencia peculiar de la distinta agrupación histórica: en un pueblo de ingleses y holandeses y alemanes afines, cualesquiera que sean los disturbios, mortales tal vez, que le acarree el divorcio original del señorío, y la llaneza que a un tiempo lo fundaron, y la hostilidad inevitable, y en la especie humana indígena, de la codicia y vanidad que crean las aristocracias contra el derecho y la abnegación que se les revelan, no puede producirse la confusión de hábitos políticos, y la revuelta hornalla, de los pueblos en que la necesidad del conquistador dejó viva la población natural, espantada y diversa, a quien aún cierra el paso con parricida ceguedad la casta privilegiada que engendró en ella el europeo […] ”(Martí, 2008: 172).

Destaca, entonces, como complemento de la reflexión anterior, lo que distingue a la nación del norte (Estados Unidos) de una isla del trópico (Cuba): “[…] Una nación de mocetones del Norte, hechos de siglos atrás al mar y a la nieve, y a la hombría favorecida por la perenne defensa de las libertades locales, no puede ser como una isla del trópico, fácil y sonriente, donde trabajan por su ajuste, bajo un gobierno que es como piratería política, la excrecencia famélica de un pueblo europeo, soldadesco y retrasado, los descendientes de esta tribu áspera e inculta, divididos por el odio de la docilidad acomodaticia a la virtud rebelde, y los africanos pujantes y sencillos, o envilecidos y rencorosos, que de una espantable esclavitud y una sublime guerra han entrado a la con ciudadanía con los que los compraron y los vendieron, y, gracias a los muertos de la guerra sublime, saludan hoy como a igual al que hacían ayer bailar a latigazos […]” (Martí, 2008: 172-173).

Aclara, partiendo de la similitud de condiciones, en qué pueden ser distintos sajones y latinos: “[…] En lo que se ha de ver si sajones y latinos son distintos, y en lo que únicamente se les puede comparar, es en aquello en que se les hayan rodeado condiciones comunes: y es un hecho que en los Estados del Sur de la Unión Americana, donde hubo esclavos negros, el carácter dominante es tan soberbio, tan perezoso, tan inclemente, tan desvalido, como pudiera ser, en consecuencia de la esclavitud, el de los hijos de Cuba […]” (Martí, 2008: 173).

Centra la atención en las características prevalecientes en los Estados Unidos de inicios de la década de los años noventa del siglo xix, las que destaca en las siguientes ideas:

  • “[…] Es de supina ignorancia, y de ligereza infantil y punible, hablar de los Estados Unidos, y de las conquistas reales o aparentes de una comarca suya o grupo de ellas, como de una nación total e igual, de libertad unánime y de conquistas definitivas: semejantes Estados Unidos son una ilusión, o una superchería […]” (Martí, 2008: 173).

  • “[…] De las covachas de Dakota, y la nación que por allá va alzándose, bárbara y viril, hay todo un mundo a las ciudades del Este, arrellanadas, privilegiadas, encastadas, sensuales, injustas. Hay un mundo, con sus casas de cantería y libertad señorial, del Norte de Schenectady a la estación zancuda y lúgubre del Sur de Petersburg, del pueblo limpio e interesado del Norte, a la tienda de holgazanes, sentados en el coro de barriles, de los pueblos coléricos, paupérrimos, descascarados, agrios, grises, del Sur […]” (Martí, 2008: 173).

  • “[…] Lo que ha de observar el hombre honrado es precisamente que no sólo no han podido fundirse, en tres siglos de vida común, o uno de ocupación política, los elementos de origen y tendencia diversos con que se crearon los Estados Unidos, sino que la comunidad forzosa exacerba y acentúa sus diferencias primarias, y convierte la federación innatural en un estado, áspero, de violenta conquista. Es de gente menor, y de la envidia incapaz y roedora, el picar puntos a la grandeza patente, y negarla en redondo, por uno u otro lunar, o empinársele de agorero, como quien quita una mota al Sol […]” (Martí, 2008: 173).

  • “[…] Pero no augura, sino certifica, el que observa cómo en los Estados Unidos, en vez de apretarse las causas de unión, se aflojan; en vez de resolverse los problemas de la humanidad, se reproducen; en vez de amalgamarse en la política nacional las localidades, la dividen y la enconan; en vez de robustecerse la democracia, y salvarse del odio y miseria de las monarquías, se corrompe y aminora la democracia, y renacen, amenazantes, el odio y la miseria […]” (Martí, 2008: 173-174).

Reitera, entonces, desde una posición sustentada en la ética, la necesidad de que se supiese en nuestra América la verdad de los Estados Unidos para evitar que los pueblos de la región cayesen, por distintas razones, en la inmoral condición de servidumbre a una civilización que identifica como dañada y ajena. Al respecto, expresa:

“[…] Y no cumple con su deber quien lo calla, sino quien lo dice. Ni con el deber de hombre cumple, de conocer la verdad y esparcirla; ni con el deber de buen americano, que sólo ve seguras la gloria y la paz del continente en el desarrollo franco y libre de sus distintas entidades naturales; ni con su deber de hijo de nuestra América, para que por ignorancia, o deslumbramiento, o impaciencia, no caigan los pueblos de casta española, al consejo de la toga remilgada y el interés asustadizo, en la servidumbre inmoral y enervante de una civilización dañada y ajena. Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad de los Estados Unidos […]” (Martí, 2008: 174).

Igualmente, desde la ética, precisa qué posición adoptar ante lo malo y lo bueno, con independencia de la procedencia de uno y otro:

“[…] Lo malo se ha de aborrecer, aunque sea nuestro; y aun cuando no lo sea. Lo bueno no se ha de desamar, sólo porque no sea nuestro […]” (Martí, 2008: 174).

Retomando ideas expresadas en el ensayo Nuestra América, critica -identificándola como aspiración irracional, nula y cobarde, de gente segundona e ineficaz- la de copiar modelos ajenos, en este caso, el de la sociedad norteamericana, no ajustados a las condiciones propias del país. Así lo expresa:

“[…] Pero es aspiración irracional y nula, cobarde aspiración de gente segundona e ineficaz, la de llegar a la firmeza de un pueblo extraño por vías distintas de las que llevaron a la seguridad y al orden al pueblo envidiado: -por el esfuerzo propio, y por la adaptación de la libertad humana a las formas requeridas por la constitución peculiar del país […]” (Martí, 2008: 174).

Expone, con sólidos argumentos, las diferentes causas o razones que condicionan esa aspiración, el excesivo amor o admiración hacia Estados Unidos, al que identifica con el término yanquimanía. Destaca, al respecto, cuatro razones esenciales:

  • El deseo de progresar rápidamente, imitando el modelo norteamericano y desconociendo las condiciones propias:

“[…] En unos es el excesivo amor al Norte la expresión, explicable e imprudente, de un deseo de progreso tan vivaz y fogoso que no ve que las ideas, como los árboles, han de venir de larga raíz, y ser de suelo afín, para que prendan y prosperen, y que al recién nacido no se le da la sazón de la madurez porque se le cuelguen al rostro blando los bigotes y patillas de la edad mayor: monstruos se crean así, y no pueblos: hay que vivir de sí, y sudar la calentura […]”(Martí, 2008: 174).

  • La valoración de las supuestas virtudes de la sociedad estadounidense a partir de un conocimiento superficial de sus características, lo que no permite penetrar en las desigualdades y miserias de la que llama república autoritaria y codiciosa:

“[…] En otros, la yanquimanía es inocente fruto de uno u otro saltito de placer, como quien juzga de las entrañas de una casa, y de las almas que en ella ruegan o fallecen, por la sonrisa y lujo del salón de recibir, o por la champaña y el clavel de la mesa del convite:-padézcase; carézcase; trabájese; ámese, y, en vano; estúdiese, con el valor y libertad de sí; vélese, con los pobres; llórese, con los miserables; ódiese, la brutalidad de la riqueza; vívase, en el palacio y en la ciudadela, en el salón de la escuela y en los zaguanes, en el palco del teatro, de jaspes y oro, y en los bastidores, fríos y desnudos: y así se podrá opinar, con asomos de razón, sobre la república autoritaria y codiciosa, y la sensualidad creciente, de los Estados Unidos […] ” (Martí, 2008: 174).

  • El desdén hacia lo nativo, hacía lo propio, el deseo de comportarse como extranjeros en su propia tierra:

“[…] En otros, póstumos enclenques del dandismo literario del Segundo Imperio, o escépticos postizos bajo cuya máscara de indiferencia suele latir un corazón de oro, la moda es el desdén, y más, de lo nativo; y no les parece que haya elegancia mayor que la de beberle al extranjero los pantalones y las ideas, e ir por el mundo erguidos, como el faldero acariciado el pompón de la cola […]” (Martí, 2008: 174-175).

  • El deseo de encubrir el origen mestizo y humilde, identificando los rasgos estadounidenses como algo propio y natural:

“[…] En otros es como sutil aristocracia, con la que, amando en público lo rubio como propio y natural, intentan encubrir el origen que tienen por mestizo y humilde, sin ver que fue siempre entre hombres señal de bastardía el andar tildando de ella a los demás, y no hay denuncia más segura del pecado de una mujer que el alardear de desprecio a las pecadoras […]” (Martí, 2008: 175).

A los portadores de estas actitudes son los que Martí llama sietemesinos en el ensayo Nuestra América. Destaca entonces que, con independencia de la causa de esa yanquimanía, es conveniente y urgente el conocimiento en nuestra América de toda la verdad americana, tanto de lo sajón como de lo latino, a fin de evitar que la excesiva fe en la virtud ajena y la desconfianza inmotivada hacia lo propio debilitara a los pueblos de la región:

“[…] Sea la causa cualquiera, -impaciencia de la libertad o miedo de ella, pereza moral o aristocracia risible, idealismo político o ingenuidad recién llegada, -es cierto que conviene, y aun urge, poner delante de nuestra América la verdad toda americana, de lo sajón como de lo latino, a fin de que la fe excesiva de la virtud ajena no nos debilite, en nuestra época de fundación, con la desconfianza inmotivada y funesta de lo propio […]” (Martí, 2008: 175).

Vuelve Martí a la comparación entre los Estados Unidos y Nuestra América para destacar lo siguiente:

“[…] En una sola guerra, en la de Secesión, que fue más para disputarse entre Norte y Sur el predominio en la república que para abolir la esclavitud, perdieron los Estados Unidos, hijos de la práctica republicana de tres siglos en un país de elementos menos hostiles que otro alguno, más hombres que los que en tiempo igual, y con igual número de habitantes, han perdido juntas todas las repúblicas españolas de América, en la obra naturalmente lenta, y de México a Chile vencedora, de poner a flor del mundo nuevo, sin más empuje que el apostolado retórico de una gloriosa minoría y el instinto popular, los pueblos remotos, de núcleos distantes y de razas adversas, donde dejó el mando de España toda la rabia e hipocresía de la teocracia, y la desidia y el recelo de una prolongada servidumbre […]” (Martí, 2008: 175).

“[…] Y es de justicia, y de legítima ciencia social, reconocer que, en relación con las facilidades del uno y los obstáculos del otro, el carácter norteamericano ha descendido desde la independencia, y es hoy menos humano y viril, mientras que el hispanoamericano, a todas luces, es superior hoy, a pesar de sus confusiones y fatigas, a lo que era cuando empezó a surgir de la masa revuelta de clérigos logreros, imperitos ideólogos, e ignorantes o silvestres indios […]” (Martí, 2008: 175).

A partir del análisis realizado, al explicar por qué el 23 de marzo de 1894 se inauguraba en Patria una sección permanente de “Apuntes sobre los Estados Unidos”, Martí destaca que, en esa sección, se publicarían:

“[…] estrictamente traducidos de los primeros diarios del país, y sin comentario ni mudanza de la redacción,… aquellos sucesos por donde se revelen […] aquellas calidades de constitución que por su constancia y autoridad, demuestren las dos verdades útiles a nuestra América: el carácter crudo, desigual y decadente de los Estados Unidos-y la existencia, en ellos continua, de todas las violencias, discordias, inmoralidades y desórdenes de que se culpa a los pueblos hispanoamericanos” (Martí, 2008: 175-176).

Nótese que en esta última idea denuncia lo que ha constituido hasta hoy una práctica sistemática de los gobiernos estadounidenses en su empeño de mantener su hegemonía en la región.

El análisis y la valoración de las ideas esenciales de este texto permiten evidenciar su importancia como ejemplo ilustrativo de las potencialidades de la obra martiana para la formación integral del ser humano. Así, desde lo instructivo, es un texto idóneo para comprender, desde la profunda visión de Martí, las reales diferencias existentes entre la América sajona y la América latina, así como los rasgos esenciales de la sociedad estadounidense de fines del siglo xix, cuya verdad llama a conocer para contrarrestar el excesivo deslumbramiento y admiración hacia los Estados Unidos, hacia la vida política y el carácter norteamericanos (las diferentes manifestaciones de yanquimanía a las que hace referencia, precisando sus causas). De igual modo, para evitar que los pueblos de la región cayesen en la servidumbre a una civilización que identifica como dañada y ajena, como república autoritaria y codiciosa, como país crudo, desigual y decadente, portador de violencias, discordias, inmoralidades y desórdenes, de los que ya entonces se culpaba a los pueblos hispanoamericanos. Insiste, como hizo en el ensayo Nuestra América, en la necesidad de conocer lo que ocurría en ese país, para no caer bajo su dominio.

Por otra parte, el texto reafirma la importancia de lograr el progreso de nuestra América, teniendo en cuenta las peculiaridades de la región y sus raíces, confiando en los propios esfuerzos y en las virtudes de sus pueblos, no copiando modelos ajenos que no se ajustan a su realidad.

Desde lo educativo, el texto propicia, desde los conocimientos que su estudio aporta, el acercamiento afectivo a nuestro Héroe Nacional y, sobre esa base, la identificación con el antimperialismo latinoamericanista de José Martí, expresión de la esencia humanista de su pensamiento, sustentada en las sólidas posiciones éticas desde las cuales fundamenta sus ideas.

La caracterización de la sociedad estadounidense y el llamado que hace Martí a que se conociera la verdad de los Estados Unidos trascienden el contexto histórico en que este texto fue publicado, no solo porque hoy son más profundas las desigualdades, las violencias, las discordias, las inmoralidades y los desórdenes de la sociedad estadounidense, sino también porque en su condición de imperio decadente que no ha dejado de ser una república autoritaria y codiciosa, trata de recuperar su hegemonía en la región con el apoyo de las oligarquías nativas que tradicionalmente han respondido a sus intereses.

Como el ensayo Nuestra América, las ideas contenidas en este texto tienen gran valor como movilizadoras de la conciencia patriótica, latinoamericanista y antimperialista de las nuevas generaciones, sobre todo en función de la necesaria unidad frente a los peligros y las amenazas que hoy se ciernen sobre nuestra región, en el contexto de la ofensiva reaccionaria promovida por el gobierno estadounidense, que revitaliza la doctrina Monroe con el apoyo de la derecha neoliberal.

Desde la eticidad de la visión martiana de la yanquimanía y sus causas es posible promover la reflexión y el debate en torno a las razones que condicionan, en el contexto actual la excesiva admiración de grupos de adolescentes y jóvenes hacia el modo de vida norteamericano y su deseo de emigrar hacia ese país. Sobre esa base se pueden potenciar el respeto y el amor por lo autóctono, como sustento de la conciencia patriótica de las nuevas generaciones.

CONCLUSIONES

La verdad sobre los Estados Unidos es uno de los textos que revelan la profunda visión de nuestro Héroe Nacional sobre el naciente imperialismo estadounidense, cuyas ambiciones hegemónicas conoció tempranamente y condicionaron sus esfuerzos por alertar a los pueblos de nuestra América para evitar que sus intenciones se materializaran. Se inscribe, por tanto, en la línea antimperialista latinoamericanista que, de manera más o menos explícita, se refleja en otros textos martianos, entre ellos las Crónicas sobre la Primera Conferencia Internacional Americana (1889-1891), el prólogo a los Versos Sencillos (1891), el ensayo Nuestra América (1891), las Bases del Partido Revolucionario Cubano (1892), El tercer año del Partido Revolucionario Cubano (1894), El Partido Revolucionario Cubano a Cuba o Manifiesto de Montecristi (1895) y la conocida carta inconclusa a Manuel Mercado (1895), en la que revela claramente la esencia de su proyecto revolucionario emancipador.

La verdad sobre los Estados Unidos constituye otro ejemplo ilustrativo de los valores cognitivos, educativos, éticos y estéticos que caracterizan la multifacética obra del Apóstol, en tanto posibilita no solo el conocimiento de significativas ideas de su pensamiento político revolucionario, sino también el acercamiento afectivo-emocional a las extraordinarias virtudes que son reflejo de la profunda esencia humanista de esa obra y condicionan su influencia en la formación integral del ser humano y, especialmente, de las nuevas generaciones de cubanos.

BIBLIOGRAFÍA

Martí, J. (1993). Obras Completas. Tomo 28. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. [ Links ]

Martí, J. (2008). La verdad sobre los Estados Unidos. En: Vitier, C. Cuadernos Martianos III. Preuniversitario. La Habana: Editorial Pueblo y Educación. [ Links ]

Torre, E. de La. (2017). El estudio de los textos de José Martí. Un proceder metodológico. Revista VARONA (electrónica) edición especial. [ Links ]

Recibido: 21 de Marzo de 2019; Aprobado: 30 de Mayo de 2019

* e-mail: edmundojdltb@ucpejv.edu.cu

El autor declara que este manuscrito es original, no contiene elementos clasificados ni restringidos para su divulgación ni para la institución en la que se realizó y no han sido publicados con anterioridad, ni están siendo sometidos a la valoración de otra editorial.

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