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El 19 de noviembre de 2020, en el Aniversario 87 del fallecimiento de Enrique José Varona, por acuerdo del Comité del Partido de la Universidad, se procedió a inaugurar el busto de este insigne pedagogo frente al Edificio Central de la Institución que se honra con su nombre, convirtiéndose en un acto de reivindicación histórica. El hecho de que al frente de nuestro Edificio Central figuren los bustos de José Martí, Enrique José Varona y Camilo Cienfuegos, simboliza la continuidad histórica del proceso revolucionario cubano, y de los rasgos de identidad que nos definen como pueblo.
Nunca debemos olvidar que el Héroe de Yaguajay, Camilo Cienfuegos, fue quien tomó el campamento de la mayor fortaleza militar de la tiranía batistiana el 2 de enero de 1959 y que también derribó, mandarria en mano, la Posta 6 del campamento para dejar, simbólicamente, el cuartel convertido en una Ciudad Escolar. La única oficina que Camilo tuvo en vida se encuentra en el tercer piso de este edifico, que luego se convirtió en su sitial histórico.
Por otra parte, la relación de Varona y nuestro Héroe Nacional, José Martí, es notoria. El 13 de marzo de 1879, Varona conoció a Martí en una velada oratoria del Liceo de Guanabacoa, en el que se exponían posiciones distintas sobre el idealismo y el realismo en el arte.
La obra política, cultural y Pedagógica de Varona es muy extensa. Valga citar solo algunos ejemplos para demostrar esta aseveración.
En lo político, el 4 de noviembre de 1868, se alzó en armas contra el poderío español, en Las Clavellinas, pero enfermó y regresó a Puerto Príncipe, hoy Camagüey, su tierra natal.
En 1884, fue elegido diputado a Cortes por Camagüey y ese mismo año, tuvo contacto personal con Martí, al pasar por Nueva York, en tránsito hacia España.
El General Antonio Maceo se entrevistó con Varona en La Habana, en 1890.
En 1895, fue representante del Club Patria ante el Cuerpo del Consejo de Nueva York.
Varona, nacido en rica cuna burguesa, evolucionó hacia posiciones independentistas, en la gesta de 1895, en que sustituyó a José Martí, tras su muerte, en la dirección del periódico Patria, en la emigración revolucionaria.
La experiencia de la República Neocolonial, en particular con la segunda intervención norteamericana, le hizo aspirar a mejorar la realidad imperante desde posiciones públicas y ocupó la Vicepresidencia del país durante el gobierno de Mario García Menocal; pero hastiado de la corrupción política y administrativa y otros males prevalecientes con los que discrepó, se apartó de la política tradicional y arribó a posiciones antiimperialistas a principios de la década de los años veinte del siglo xx.
En 1925, encabezó con su firma la carta pública de los minoristas a Machado, por la huelga de hambre que sostenía Julio Antonio Mella, y al año siguiente también su firma encabezó el Manifiesto Antiimperialista, redactado por Rubén Martínez Villena en contra de la intervención yanqui en Nicaragua.
El 30 de marzo de 1927 recibió y apoyó a los estudiantes universitarios que en manifestación acudieron a su casa para entregarle un manifiesto contra la prórroga de poderes de Gerardo Machado, y estos fueron atacados por la policía.
En lo cultural Varona también brilló con luz propia. Fue miembro de la Sociedad Popular Santa Cecilia, que era la sociedad cultural de Camagüey, en la que desarrolló múltiples actividades literarias. Realizó profundos estudios de literatura, filosofía y ciencias. Desarrolló la filosofía positivista. En sus múltiples escritos, exaltó y defendió los valores autóctonos cubanos y americanos, en contra del colonialismo español. Colaboró con numerosas revistas y en enero de 1886, dirigió la Revista Cubana, continuadora de la Revista Cuba. Fue admitido en 1878, como miembro de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba y fue su presidente entre 1879 y 1884. Fue fundador y primer director de la Academia Cubana de la Lengua.
En el campo de la pedagogía Varona realizó numerosos trabajos y tuvo una actuación destacada. Baste señalar, entre otros ejemplos, que fue traductor, profesor de idiomas en la segunda enseñanza en colegios privados, criticó la educación colonial en sus trabajos, impartió sus conferencias filosóficas de lógica, psicología y moral, las que posteriormente publicó en 1880.
El año 1900, marca un hito en la labor pedagógica de Varona: el 1 de mayo, tomó posesión de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes (Ministro de Educación) y en julio de ese año estableció un nuevo Plan de Estudio para la Enseñanza Media, por la Orden Militar 267, y por la Orden Militar 266 para la enseñanza superior. Este es el conocido Plan Varona, que es el núcleo central de su obra pedagógica junto con la creación de la Escuela de Pedagogía en la Universidad de La Habana.
El 8 de mayo de 1902, tomó posesión de la cátedra en la Universidad de La Habana, al cesar como Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Trabajó como profesor universitario de Lógica, Psicología, Ética y Sociología, hasta el 20 de mayo de 1913; en el que ocupó la Vicepresidencia de la República y cesó en este cargo en 1917.
En este año 1917, presidió la Sociedad de Estudios Pedagógicos y publicó el Poemario De mis Recuerdos y Violetas y Ortigas, obra que contiene 60 artículos escritos entre 1894 y 1906.
La radicalización político-ideológica de Varona, lo hizo convertirse, al final de su vida, en paradigma y mentor de la juventud estudiantil e intelectual cubana, que veía en él un guía por su vertical oposición a las dictaduras, y su apoyo a las causas revolucionarias y progresistas del mundo, todo esto a sus 84 años de edad.
El 19 de noviembre de 1933, falleció con la satisfacción de saber derrotada la dictadura de Gerardo Machado, contra la cual combatió.
El Dr. Raúl Roa García, nuestro eterno Canciller de la Dignidad, expresó en las horas fúnebres de Varona, en el Cementerio de Colón:
“Yo he traído a este acto la palabra del estudiantado universitario, que despide al viejo y amado Maestro, con la determinación diamantina de completar su obra superándola, ya que el magisterio es estéril si no existen discípulos dispuestos a la negación constructiva”.
Así rendimos hoy homenaje al eterno maestro, que nuestra Universidad de Ciencias Pedagógicas se honra con su nombre, pues aspiramos a graduar profesores que sean fieles exponentes de su formación integral, ya que “el magisterio es estéril si no existen discípulos dispuestos a la negación constructiva”, como nos pedía el Dr. Raúl Roa García.
Por estas y otras razones, el mejor sitio donde debe estar la figura de Varona, es frente a este Edificio, junto a los de José Martí y Camilo Cienfuegos.
¡Honremos con nuestra actuación diaria, la memoria de este insigne pedagogo cubano!
