Introducción
Las prácticas deportivas grupales son una herramienta para favorecer el compartir un tiempo y un espacio de desarrollo humano junto a personas que pueden conocerse con anterioridad o no, que pueden volver a encontrarse en un futuro o no, pero que en el momento en que comparten a través de un juego deportivo, trasmiten algo particular que facilita el aprendizaje de una nueva lección para la vida del otro.
En experiencias anteriores de transformación social, se han utilizado dichas prácticas con el objetivo de identificar previamente problemáticas psicosociales para así conformar y tratar los contenidos que se tendrán presentes en el diseño de las mismas.
A partir de los significativos resultados que se obtuvieron, durante varios años, de la implementación del Programa de Transformación Psicosocial desarrollado por el Grupo de Estudios Psicosociales de la Salud del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) en colaboración con la ONG ( Organización No Gubernamental) Suiza Zunzún, suscito el deseo de compartir esta metodología, con la intención de motivar la multiplicación de experiencias similares, en diferentes comunidades del país.
Los fundamentos teóricos y categoriales básicos del programa de transformación psicosocial centrado en la práctica de deportes colectivos con niños y niñas, parten del enfoque histórico-cultural que es la concepción teórica del desarrollo psicológico infantil que sirvió de sustento a las acciones educativas que se han realizado, tienen un objetivo que implica la "educación para el desarrollo" integral, (UNICEF, 2006), categoría que se enlaza con la concepción del deporte para el desarrollo (Sport and Development International Conference, 2003), al ser el deporte la herramienta elegida para promover los cambios psicosociales propuestos. Este concepto del "deporte para el desarrollo humano", se expresa concretamente en nuestro propósito, en la utilización del deporte como medio facilitador de los procesos de transformación social.
Para abordar estas particularidades, se hace necesario realizar inicialmente, algunas precisiones, respecto a que se entiende por procesos de transformación psicosocial.
Al referirse a "psico" y "social", estamos ante un referente donde se trata de "comprender a las personas (y obviamente los problemas que se presentan como productores de malestar...), en una intersección de los espacios o dimensiones más personales de su vida (de ahí lo de psico), y aquellos en los que el registro de lo real dictamina desde (con) las exigencias (condiciones) de sus situaciones reales de existencia (de ahí lo de social). Hablamos del sujeto (individual, grupal, institucional) y sus circunstancias reales de existencia" (Calviño, 2010, p. 179). Los procesos de transformación psicosocial deben estar sujetos, a acciones psicosociales profesionales (APP), que se definen, según Calviño (2010), como:
"…un proceso de intervención a nivel personal, grupal o comunitario que busca favorecer en los participantes el restablecimiento, reforzamiento o desarrollo de su nivel óptimo de desempeño profesional. Se trata de la formación y optimización de capacidades (competencias, habilidades, disposiciones, etc.) para lograr bienestar y crecimiento personal en las condiciones reales de su vida (…) (p. 178)".
Los procesos de transformación psicosocial pueden y deben, también, generar y socializar una producción de conocimientos. En este sentido, para facilitar esta producción, pudiera ser útil seguir una secuencia lógica que comprenda tres pasos fundamentales: acción, observación y discusión reflexiva (Montero, 2010, p. 32).
Como señala Hernández (2011) una transformación implica cambios esenciales, con un alcance y un grado de estabilidad que conduzca a su irreversibilidad. Conocer y evaluar el alcance de los cambios que se logre producir con nuestras acciones es imprescindible para darse cuenta bajo qué condiciones y sobre qué procesos o sistemas puede lograrse transformación. Esto es importante puesto que si los cambios logrados no son esenciales o no perduran en el tiempo pueden ser muy fácilmente revertidos por las múltiples influencias del entorno.
La práctica del deporte ofrece múltiples beneficios no solo para la salud sino también de carácter psicosocial, entre ellos: la integración social, la creación y fortalecimiento de relaciones sociales y el mejoramiento de la comunicación entre individuos y grupos. Potencia las capacidades humanas, al proveer conocimientos acerca del propio cuerpo, las relaciones humanas y el medio ambiente. Propicia el aprendizaje de valores básicos y habilidades para la vida, como, por ejemplo, cooperación, comunicación, respeto de reglas, resolución de problemas, entendimiento, liderazgo, esfuerzo, honestidad, tolerancia, disciplina, trabajo en equipo (Zas, 2014, p. 12).
Pero, es justamente el cómo utilizar el deporte lo que puede convertirlo en promotor de ciertos valores sociales éticos, del mismo modo que una incorrecta implementación puede promover valores indeseados tales como: agresividad, engaño y protagonismo exacerbado. Desde esta perspectiva, el deporte escolar debe dar prioridad a los aspectos lúdicos, recreativos y no a los competitivos, tratando no de formar campeones, sino de brindar a niños y niñas una formación deportiva para la vida y el crecimiento personal (Zas, 2014, p. 12).
Las principales potencialidades del deporte, como medio favorecedor del desarrollo humano, residen en el aporte de beneficios psicosociales, la construcción y potenciación de capacidades humanas, la enseñanza de valores básicos y habilidades para la vida social (Zas, 2014, p. 13).
Las prácticas deportivas grupales, al convertirse en una herramienta que facilita el aprendizaje de una nueva lección para la vida, se sustentan en una serie de normas derivadas de principios pedagógicos (Colectivo de autores, 2014, p. 11).
Educar de tal manera que se logren desarrollar conocimientos, hábitos, habilidades y conductas sociales adecuadas, ayudando con ello al desarrollo personal y social.
Diagnosticar las problemáticas psicosociales sobre las que se pretenda incidir; y orientar las prácticas hacia la modificación de comportamientos relacionados con dichas problemáticas (principio del carácter científico).
Adecuar las prácticas a necesidades, edades y características de la etapa de la vida (niñez, adolescencia, juventud y adultez), nivel de desarrollo (de los conocimientos, habilidades y capacidades), peculiaridades individuales y experiencia de los participantes; características de los grupos, organizaciones o comunidades; así como condiciones en que se realizan.
Organizar actividades de aprendizaje a partir de diferentes secuencias lógicas, por fases o etapas, de lo más simple a lo más complejo.
Propiciar que los participantes jueguen un papel activo bajo la guía del conductor del proceso que en lo adelante se denominará promotor, a través de un aprendizaje reflexivo, cuestionador y autocrítico.
"Las prácticas deportivas grupales pueden favorecer en general, el mejoramiento de la calidad de vida y los procesos de transformación psicosocial" (Colectivo de autores, 2014, p.9).
Las prácticas de transformación psicosocial no deben estar sometidas al caos de la improvisación. Las ciencias sociales han desarrollado suficientes encuadres teóricos y metodológicos que deben ser constantemente revisados, analizados, retomados, reconstruidos, y puestos a la disposición de todos aquellos que emprendan proyectos y programas de transformación (Colectivo de autores, 2014, p.10).
Para abordar la temática psicosocial en el ámbito del deporte la autora de esta investigación necesitó consultar varias fuentes que le facilitaran herramientas metodológicas y concepciones teórico prácticas en función de una propuesta de solución. Entre estas fuentes se destaca la obra de Sánchez Vidal, A. ,(2015); Buelga, S., et al., (2015); Gaete, V, (2015); Del Castillo, J. A. G., (2015); García del Castillo Rodríguez, J. A., et al., (2016); Vidal, A. S., (2016); Flórez, E. D., et al., (2016); Apio, J. J. R., & Rodríguez, J. M. A., (2017); Bezanilla, J. M, et al., (2018); Paiva, V., et al., (2018) y Rivas Santos, E., et al., (2018). Mediante la interpretación de estos artículos científicos se analizaron los resultados alcanzados a través de los métodos empleados y esto sirvió como puntos de referencia para transferir y aplicar metodologías de avanzada. En estas obras, se pudo determinar la dimensión psicosocial y el nivel de incidencia del tratamiento psicosocial contextualizado en la salud, el trabajo comunitario, las instituciones educativas, en el terreno empresarial; así como la presentación de un perfil psicosocial y el análisis en distintas etapas de la vida como lo es la adolescencia para incidir en los valores morales de la sociedad.
Dada la carencia en nuestro país de programas y estudios sistematizados que utilicen el deporte colectivo como instrumento facilitador de cambios psicosociales, como instrumentos de la transformación consciente y orientada, los resultados favorables que se han obtenido pueden servir de referencia para impulsar nuevos proyectos de este tipo en diferentes comunidades de Cuba.
El caso que corresponde, específicamente, es en el Consejo Popular Cuba Libre. Aunque con el triunfo revolucionario ha sido favorecido por las políticas de gobierno basadas en el principio de equidad en la Educación, la Salud y el Deporte aún persisten debilidades que afectan el correcto desarrollo de sus pobladores pues continúa siendo una comunidad en desventaja social marcada por conductas antisociales de sus ciudadanos con problemas de vivienda, hacinamiento, alteración del orden público, juegos prohibidos, ventas ilícitas; condiciones que han propiciado, en niños y adolescentes, deterioro de sus valores, caracterizados por modos de actuación desfavorables, alto grado de alcoholismo, tabaquismo, violencia intrafamiliar y social.
Atendiendo a la situación antes expuesta; a las insuficientes influencias educativas y proyectos comunitarios que garanticen cambios comportamentales en niños y adolescentes que incidan en su calidad de vida, surge la necesidad de crear nuevos propósitos que contribuyan a la transformación psicosocial de niños y adolescentes que favorezca el mejoramiento de su calidad de vida y la idea de un grupo multidisciplinario de profesionales comprometidos. Es por ello que en esta ocasión le corresponde a la Provincia de Pinar del Río, aprobado por el Gobierno Provincial en Pinar del Río con la participación de la Dirección del Inder, que desde el mes de enero del 2019 se han ido efectuando un conjunto de actividades de capacitación para llevar a cabo esta experiencia a las diferentes comunidades seleccionadas a través de la formación de multiplicadores. Al reflexionar todas estas limitaciones, la autora de este trabajo se propone como objetivo general: desarrollar un programa de transformación psicosocial mediante las prácticas deportivas grupales como instrumento facilitador de cambios en el comportamiento y la calidad de vida de niños y adolescentes entre 7 y 13 años del Consejo Popular Cuba Libre del municipio de Pinar del Río.
Materiales y métodos
Para el desarrollo del proyecto se asumió como método general el dialéctico-materialista, permitiendo el estudio de las diferentes problemáticas sociales que incidieron en la calidad de vida de niños y adolescentes entre 7 y 13 años del Consejo Popular Cuba Libre, por medio de la fundamentación e integración dialéctica entre los métodos del nivel teórico y empírico, donde la investigación acción participativa se asumió como enfoque teniendo como propósito no sólo la comprensión, interpretación y reflexión sino además la transformación de la realidad, como un proceso dialéctico de interacción teoría-práctica y práctica-teoría, entre conocimiento y acción, entre el proceso y el producto, entre el sujeto y el objeto.
Las prácticas deportivas grupales se planificaron dos veces al mes durante tres años en la circunscripción 168 calle 11 entre San Ignacio y 8 del Consejo Popular Cuba Libre en calle Pascual Martín final. La población de 894 adolescentes (de 7 a 13 años), se dirigió directamente a 16 niños y adolescentes entre 7 y 13 años, 11 del sexo masculino y cinco del sexo femenino e indirectamente a toda la población.
Estas prácticas deportivas grupales se fueron implementando progresivamente, a partir de una estrategia exploratoria diagnóstica, compuesta por un conjunto de acciones exploradoras de informaciones relevantes disponibles; caracterizadoras de peculiaridades de individuos, grupos o ámbitos con los cuales se llevan a cabo acciones de transformación; evaluadoras de actividades, procesos y resultados de dichas acciones; planificadas de manera sistemática y dinámica. Tiene como finalidad identificar necesidades, demandas, problemáticas psicosociales y determinar las temáticas psicosociales fundamentales a trabajar.
La práctica deportiva grupal fue diseñada de manera que transitó por cuatro momentos o fases fundamentales:
Fase preparatoria-organizativa, que comprende:
Aseguramiento de agua potable y merienda (en la medida de lo posible).
Delimitación del área o terreno donde la actividad tendrá lugar.
Preparación de todo cuanto sea necesario utilizar en la actividad deportiva: pelotas, banderolas, banderines, camisetas, etc.
Fase inicial, introductoria, que tiene como propósito:
Integración de los participantes. Por ejemplo, mediante un ritual del saludo o bienvenida.
Explicación de los objetivos y las tareas de la actividad.
Realización de ejercicios de calentamiento y caldeamiento. Con ello, se evitan lesiones, se incrementa la atención y se estimula el trabajo en equipo.
Se pueden emplear: saltos, carreras, bailes rítmicos, juegos (modernos y tradicionales), etc.
Ejemplos:
Una persona hizo una demostración de un movimiento y el resto trató de imitarla, por ejemplo, haciendo movimientos con las piernas y con los brazos. Se colocaron todos los jugadores en forma de círculo y se comienza con un baile rítmico: batiendo palmas. Posteriormente, y de forma progresiva, añadir nuevos elementos. El ritmo debe mantenerse simple, con muchas repeticiones. Todos los jugadores corren y se entremezclan de forma desordenada, cuidando no molestarse o dañarse entre sí. Después, se les indica hacerlo en pares o en grupos de tres personas.
Fase central o núcleo de la sesión:
El objetivo es contribuir a la socialización de los participantes mediante diferentes actividades, juegos deportivos, tradicionales, didácticos, etc.; y estimular la formación de valores, comportamientos saludables y un mayor bienestar.
Fase final:
Es un momento para la relajación, la recuperación, el debate, la evaluación y el cierre de la actividad. Realizar ejercicios que posibiliten relajarse y compartir juntos. Ejemplos de cómo pueden hacerse:
Inventar juegos estáticos en pares o en grupos de tres personas. Hacer una demostración para el resto. Mover el cuerpo de cierta forma, y el resto lo imitará. Hacer uno de los participantes una representación utilizando la mímica. El resto tiene que tratar de adivinar la palabra que corresponde a lo que se está representando, y posteriormente tratar de nombrar la actividad. Repetir un ejercicio conocido que sea del agrado de los participantes.
Agrupar a los participantes y conversar, debatir sobre lo acontecido en la actividad, a modo de retroalimentación positiva, constructiva y estimulante. Los aspectos positivos siempre deben tener más peso que las críticas negativas. Promover la motivación que haga que los jugadores quieran participar nuevamente. Darles las gracias a los participantes, demostrando el promotor cuán complacido se siente de haber compartido con ellos. Realizar algún ritual de despedida que marque el fin de la actividad. Contar y recoger todo el equipamiento utilizado.
Los métodos utilizados fueron la observación, entrevista, cuestionario, talleres y materiales científicos.
Observación de práctica deportiva grupal
Es el método por excelencia para registrar hechos importantes que acontecen durante todo el proceso de transformación psicosocial. La posibilidad que tiene de realizarse en los ambientes en que transcurren las actividades, permitió acompañar acciones exploratorias iniciales, evaluativas y de monitoreo en la comunidad. La misma se efectuó directa (se entró en contacto inmediato con lo que se deseó observar, ya sea como testigo de lo que ocurre o participando); e indirectamente (se trabajó con informaciones que proporcionaron padres, maestros, líderes comunitarios u otros que observaron al grupo). Para facilitar el registro de lo observado, se utilizaron medios auxiliares, como guías y dispositivos fotográficos o de grabación de audio y/o video. En este caso, es imprescindible contar con el consenso de individuos o grupos involucrados.
Entrevista y cuestionario
Son técnicas útiles para obtener información relevante sobre características y problemáticas del grupo sobre el cual están orientadas las acciones de transformación y de los ámbitos en los cuales esta tiene lugar. La entrevista es una conversación que sostiene una persona con otra (u otras) con un propósito determinado. Mientras que el cuestionario es un conjunto de preguntas sobre uno o varios temas que se ofrecen preferentemente de forma escrita.
En ambas técnicas, las preguntas fueron cerradas y abiertas. Sin embargo, estas últimas resultaron más convenientes dado que ofrecieron la posibilidad de reflexionar, profundizar y ampliar sobre el tema en cuestión, en lugar de brindar posibles respuestas determinadas a priori, como en el caso de las primeras.
Los cuestionarios utilizados fueron "Cuestionario sobre algunos hábitos y Cuestionario de satisfacción con la vida".
Durante el proceso de aplicación se realizaron observaciones e intervenciones oportunas. Aunque niños y niñas acogen este tipo de tareas con entusiasmo (según se pudo constatar en la experiencia) se presentaron algunas situaciones, tales como: Respuestas incompletas u omitidas: en este caso se estimuló el completamiento, sin obligar o insistir demasiado y sin hacer comentarios que sugirieran respuestas. Hubo preocupaciones por la ortografía: cuando preguntaron con duda sobre cómo se escribía alguna palabra, se les dio la ayuda para que no se sintieran inseguros y pudieron continuarla tarea sin dificultad. También algunos manifestaron que no deseaban continuar porque estaban cansado, por lo se pospuso para otro día las técnicas que faltaron por aplicar. La mayoría de los niños expresaron su deseo de no fajarse con sus amiguitos y que los niños jueguen con todos los demás porque los niños no se fajan.
Talleres exploratorio-diagnósticos
Son una de las principales herramientas utilizadas. Están dirigidos no solo a obtener información para el diagnóstico (inicial y final) e identificar necesidades de capacitación durante el proceso de formación, sino a construir acciones de manera participativa, teniendo lugar diferentes momentos: uno inicial de encuadre del encuentro (en que se precisaron y concertaron los objetivos, tiempo de duración y normas de funcionamiento grupal) y caldeamiento de los participantes (para animar, desinhibir e integrarlos); un segundo momento en que se realizaron actividades, bajo la guía de coordinadores encaminados a cumplir los objetivos propuestos; y otro de cierre para recuperar aspectos claves tratados, evaluar el cumplimiento de las expectativas, estimular el sentido de trabajo grupal y relajar a los participantes. Durante el desarrollo del taller se trabajó en pequeños subgrupos y se fueron alternando con devoluciones en plenaria. Los talleres se condujeron a través de técnicas participativas de la Educación Popular empleadas para caldear a los participantes; provocar la reflexión y el análisis de los contenidos objeto de debate y/o recursos psicodramáticos (juego de roles, psicodrama pedagógico y sociodrama) utilizados para dramatizar escenas sobre situaciones sociales y visualizar el rol que desempeñaba cada cual en ellas. Las respuestas más frecuentes de los niños fueron relativas a actitudes de rechazo hacia hábitos nocivos, expresadas en términos de, por ejemplo: "Que mi papá deje de fumar", "Que nadie de mi familia tome más". Emergieron respuestas en las que se identifica la comunidad con conductas hostiles, de enemistad y peligrosidad.
Materiales científicos
Publicaciones sobre la temática psicosocial objeto de transformación, informes o sistematizaciones de experiencias de transformación similares o previas, así como documentos y registros producidos con cierta finalidad por los participantes, tales como: actas de reuniones, relatorías de talleres e imágenes en fotos y videos; que ayudaron a entender experiencias, vivencias o situaciones acontecidas.
Cualquiera que sea el método, técnica o recurso que se emplee, constituye una exigencia para el coordinador prepararse debidamente para el manejo de estos, desarrollando habilidades, conocimientos, capacidades y actitudes necesarios para el diagnóstico, la evaluación, la facilitación, la planificación, entre otros.
Resultados y discusión
El análisis de los resultados obtenidos, a través de las técnicas aplicadas, permite dar respuesta a los objetivos planteados por la investigación, en la que, una vez realizada la triangulación de la información, se expone la integración de los resultados.
El nivel de interpretación de la información tiene lugar, fundamentalmente, a nivel grupal, permitiendo conocer sucesos o vivencias que estén presentes o acontezcan en la mayoría de las situaciones o personas.
Actualmente se está trabajando en la estrategia exploratoria diagnóstica. Los resultados que han ido arrojando estas acciones son los siguientes.
La autenticidad y espontaneidad característica de la infancia hicieron de los talleres exploratorio-diagnósticos un espacio de disfrute por excelencia. No obstante, es importante también atender a algunas cuestiones. Más que ofrecer resistencias a la tarea, algunos escolares intentaron llamar la atención hacia ellos, por ejemplo, levantándose constantemente, queriendo tener siempre el protagonismo individual, etc., además irrumpieron manifestaciones de violencia en situaciones de dramatización en el taller antes mencionado. También durante el cierre surgieron comentarios acerca del desinterés de algunos en participar.
En las respuestas que dieron los niños, se expresan motivaciones sociales orientadas a sí mismo y hacia los otros en cuanto a las relaciones interpersonales entre y con coetáneos, hacia la recreación, deseos que expresan responsabilidad, deber, buen comportamiento con amigos o compañeros de escuela. Además, se advierten contenidos que evidencian deber familiar, rechazo a manifestaciones de violencia, actitudes de rechazo hacia hábitos nocivo, ello constituyó una evidencia de cambios favorables en el modo en que se estructuran comportamientos relacionados con el consumo de alcohol y tabaco. Emergió un número mayor de respuestas en las que se identifica la comunidad como un espacio en el que tienen lugar comportamientos socialmente inadecuados. Esto puede ser interpretado como un mayor reconocimiento de este tipo de comportamientos, como expresión de la potenciación de actitudes y percepciones favorables hacia áreas de la vida vinculadas al desarrollo moral y social.
Se apreció una tendencia de incremento de experiencias placenteras asociadas a las relaciones interpersonales positivas como expresión de cambios en la dimensión subjetiva de la calidad de vida, niños y niñas expresaron su satisfacción en el contacto a través del juego o diversión, las muestras de afecto o actitudes solidarias.
En los talleres que se realizaron con adultos también se manifestaron comportamientos que afectaron el desenvolvimiento de la actividad, como llegadas tarde, intentos de desviar la atención a otros temas, cuchicheos, etc., la mayoría de ellos expresaron el deseo de que hubiera un mayor vínculo con ellos mismos y con la comunidad; manifestaron la aspiración de que otras circunscripciones se beneficiaran también de las acciones de transformación.
A ello, se une la percepción de cambios, atribuidos a tales acciones, por parte de padres, en términos de: "mejor comunicación", "mayor sociabilidad", "menos agresividad" y "más interés en la escuela".
De forma conclusiva, se plantea que las prácticas deportivas grupales que se implementaran en niños y niñas, como instrumento facilitador de transformación psicosocial, será una experiencia que propiciará una serie de cambios favorables y fundamentales.
Estas prácticas favorecerán una mayor identificación y rechazo de comportamientos inadecuados principalmente de naturaleza violenta, mejores habilidades de comunicación, en término de mayor sociabilidad y el desarrollo de valores morales, como honestidad; colectividad y responsabilidad; el interés hacia el estudio y los resultados docentes; la adquisición de conocimientos con un mayor nivel de elaboración y el desarrollo de actitudes más proactivas y habilidades sociales con relación a los hábitos nocivos.
Algunos de los cambios más notables será una mayor correspondencia entre la preferencia por la práctica deportiva y su realización durante el tiempo libre del grupo de niños y niñas, propiciando con ello un mejoramiento de la calidad de vida de este grupo.