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Cofin Habana

versión On-line ISSN 2073-6061

Cofin vol.11 no.1 La Habana ene.-jun. 2017

 

Artículo Original

 

El conocimiento como catalizador de la innovación social: una alternativa de desarrollo local en Cuba

 

Knowledge as Social Innovation Catalyst: An Alternative of Social Development in Cuba

 

 

Katia Franch León

Universidad de La Habana, Cuba

 

 

 

 


RESUMEN

El nuevo escenario en que se desenvuelve Cuba hoy, demanda la búsqueda de soluciones creativas y viables que garanticen el desarrollo sostenible del país. Esto conlleva un cambio paradigmático en el pensamiento sobre nuevas formas de gestión y actuación. Las alternativas que se vienen gestando promueven el uso y aprovechamiento óptimo de los conocimientos, del saber-hacer intrínsecos en las personas en pos de innovaciones sociales que respondan a las necesidades del contexto y, a gran escala, contribuyan con la sustentabilidad que requiere el nuevo modelo económico cubano. En este sentido, el presente artículo invita a reflexionar sobre cómo el conocimiento logra convertirse en un catalizador de la innovación social y potencia el desarrollo local en Cuba.

PALABRAS CLAVE: formas de gestión, innovaciones, nuevo escenario, reflexión.


ABSTRACT

The new scene where Cuba is developing today demands the searching for creative and feasible solutions that guarantee our country sustainable development. This entails a paradigmatic change in the way of thinking about the new management and performance methods. Alternatives which are being carried out, promote the ideal use and exploitation of knowledge, the use of the intrinsic knowledge and action of people in favor of social innovations that respond to the needs of the context and, at a big scale, contribute to the sustainability required by the new Cuban economic model. In this respect, this paper invites you to think about how knowledge becomes a catalyst of social innovation and promotes the local development in Cuba.

KEYWORDS: management methods, innovations, new scene, reflection.


 

 

Introducción

En todas las épocas, el conocimiento ha resultado un componente importante en la consecución del desarrollo. En los últimos años esta relación se ha tornado mucho más dependiente, al extremo de que ya se vislumbra como el recurso limitante en los procesos productivos, por delante de otros factores tradicionales. Los avances de la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas han venido impactando cada vez más en las actividades productivas (Salas et al., 2013).
En la actualidad el desarrollo reclama el fomento de las siguientes capacidades:

  • Producción de conocimiento mediante investigación, adaptación y combinación del conocimiento existente.
  • Distribución de conocimiento a través de la enseñanza, las publicaciones y la transferencia de tecnología.
  • Uso efectivo del conocimiento mediante sus aplicaciones en los más diversos ámbitos de la vida social.

Para que la producción, la distribución, y el uso efectivo del conocimiento puedan contribuir al desarrollo económico, social, político y cultural del país, deben cumplirse una serie de requerimientos (Salas et al., 2013), entre los que se encuentran:

1. Un adecuado patrimonio humano cuya formación es responsabilidad de toda la sociedad pero, en primer lugar, del sistema educativo desde la enseñanza preescolar hasta los estudios universitarios y la formación doctoral, así como la científica y tecnológica.
2. La existencia de instituciones de conocimiento sólidas: escuelas, universidades, centros de investigación.
3. La presencia de sectores productivos con interés y capacidades de absorber el conocimiento y de promover el avance tecnológico y la innovación en todas sus expresiones.
4. La existencia de gobiernos capaces de adoptar decisiones acertadas en materia de políticas educativas, científicas, tecnológicas y de innovación.

El conocimiento permite desarrollar capacidades profesionales y de investigación, lo cual propicia la formulación de preguntas y respuestas en diversos ámbitos: economía, salud, cultura, educación, agricultura, turismo, sociedad, medio ambiente, cambio climático, prevención contra riesgos y desastres, entre otros. Por otro lado, permite entender y comprender el medio natural y social de un país, su geografía, sus recursos naturales, los asentamientos poblacionales, los flujos demográficos, las vulnerabilidades de ciertas comunidades y grupos humanos, entre otros aspectos que constituyen recursos esenciales para formular e impulsar estrategias de desarrollo.
Otra de las funciones importantes del conocimiento, resaltada por Salas et al. (2013), es la de mantener una actitud receptiva, crítica y selectiva, respecto a la producción cultural, científica y tecnológica que hoy circula a nivel global. Asimismo, se destaca la posibilidad de crear sectores económicos fuertemente afianzados en el conocimiento, como vía para resolver problemas nacionales y a la vez contribuir en la inserción ventajosa en el mercado internacional con productos de alto valor agregado que superen la clásica dependencia de las materias primas. Esto solo es viable si el país dispone, en esos sectores, de capacidades de ciencia, tecnología e innovación verdaderamente relevantes.
Para lograr este desarrollo, cabe destacar el rol que deben asumir las universidades y los centros de investigación en la generación de conocimientos oportunos y prácticos que contribuyan a la resolución de los problemas locales. Por otro lado, se necesita que estas instituciones aporten el capital humano necesario para generar las innovaciones que la estructura productiva local requiere, con el propósito de ampliar la gama productiva y posibilitar la inserción de las empresas locales en nuevos mercados dentro del sistema económico. De esta forma, las universidades tienen como función social la producción del conocimiento en el proceso enseñanza-aprendizaje, y la formación de los recursos humanos que se requieren para el desarrollo del país.
Una de las tendencias de la globalización se orienta a desdibujar las fronteras de los hasta entonces "estados nacionales". Debido a esto, se plantea que el flujo de la información provisto por el desarrollo tecnológico puede favorecer que la educación priorice la formación de una conciencia planetaria, desde una perspectiva en la que el mundo se conciba como un espacio donde se reconocen los derechos, deberes y responsabilidades compartidas. Un mundo en el que cada individuo asuma el papel principal de salvaguardar el futuro de las nuevas generaciones, a través de la promoción local y global de los valores, patrones de conducta social, y el desarrollo de las habilidades que hagan posible enfrentar la injusticia, la desigualdad social y el deterioro ambiental. En este marco, se espera que la educación sea proclive a la valoración de la diversidad cultural, a la voluntad de hacer del mundo un lugar equitativo y sustentable y, por tanto, tienda a promover la capacidad de comprender a cabalidad que las acciones locales tienen una repercusión y proyección global o mundial (Pérez, Pérez y Salazar, 2010).
Como expresión de estas acciones locales, aparece la innovación social, entendida como un proceso complejo construido desde el entramado social y mediado por una multiplicidad de dimensiones económicas, políticas, sociales y culturales que en su interacción devienen facilitadores o, en algunos casos, frenos a la solución de una demanda práctica concreta (Montalvo y Figaredo, s/f). Estas innovaciones son enriquecidas a través del "conocimiento productivo" que resulta de la aplicación de conocimiento generativo(1) en los procesos productivos. Este tipo de conocimiento se concreta en los procesos, en los procedimientos, en la tecnología, y en los productos o resultados y, por ello, es de carácter explícito y tiene valor de uso.
Tomando en cuenta lo anterior, el artículo va orientado a presentar cómo el conocimiento, a partir de su propia concepción, se convierte en un catalizador de la innovación (independientemente de su tipología). Se analiza a partir de un enfoque social y como una alternativa para el desarrollo local en Cuba.
Aspectos teóricos referentes al conocimiento, la innovación social y el desarrollo local
Tras la presentación realizada, es necesario hacer alusión a las opiniones de diversos autores, tanto nacionales como internacionales, acerca del conocimiento, de la innovación social y del desarrollo local.
Sin pretender hacer una exposición exhaustiva sobre la conceptualización y particularidades de los temas de este estudio, se analizan algunas definiciones en los cuadros 1, 2 y 3.

El análisis de estas definiciones permite demostrar el objetivo de este artículo, una vez que se evidencia cómo el conocimiento, a partir de su propia concepción (elementos clave en sus definiciones), se convierte en un catalizador de la innovación en su máxima expresión (figura 1).
Si se analizan los elementos clave que recogen estas definiciones, se puede observar que la información permite tener una noción, conocer una parte de algún universo dentro de la ciencia. Esto, sumado a la capacidad, la razón, la perspicacia, la inteligencia, el aprendizaje y la experiencia de las personas, activa el pensamiento humano y desarrolla un modelo mental en el que surge la idea. Todo ello se enmarca en lo que los propios autores definen como proceso virtual. De ahí se sientan las bases para la acción de innovar (el tipo de innovación variará en dependencia de su naturaleza) que a nivel empresarial se traduce en productos/servicios, resolución de problemas, nuevos aprendizajes, y crea la ventaja competitiva. Por otro lado, a nivel social, crea valores, nuevos aprendizajes, y contribuye a la solución de problemas.

En el caso de Cuba, los resultados de la innovación (independientemente de su tipología) tienen un impacto directo en la sociedad, pues constituyen una concepción arraigada a lo largo de la historia en cada una de las empresas estatales del país, y en la actualidad se intenta transferir esa cultura a los sectores privados que emergen mediante los preceptos de la responsabilidad social y el impuesto fiscal, cuyos fines no son otros que el mejoramiento y la calidad de vida de la población cubana. No obstante, cabe preguntarse qué se entiende por innovación social.
Para responder esta interrogante, se toman como referencia los apuntes que realiza la Dra. Mónica Edwards en su blog sobre el tema. La autora presenta diferentes posturas sobre esta cuestión, a medida que introduce la suya. También, de forma breve y sintética, comenta sobre los orígenes(2) y las principales corrientes(3) que asumen la paternidad de la innovación social (Edwards, 2012 ).
Para complementar el trabajo realizado por Edwards, se han incorporado en el artículo las visiones de dos autores cubanos con el objetivo de contextualizar el tema. (cuadro 2)

Como se puede observar, solo se presentan algunas posturas sobre el tema; sin dudas, falta una serie de autores por referir (Edwards, 2012). Lo interesante es subrayar los elementos esenciales que sustentan estas posturas, lo cual conduce a un análisis más profundo de los aspectos que señala Edwards:

1. Las finalidades y propósitos de cada tipo de innovación (valores, tipo de beneficio que se genera).
2. Los sectores y agentes que participan en el proceso (público, privado, tercer sector, cuarto sector).
3. Las fuentes de conocimiento.
4. El contexto.
5. Las características inherentes al propio proceso.
6. Las competencias puestas en juego.
7. El tipo de participación en cuanto a la gobernanza.

Según la autora, las definiciones referidas coinciden en varios aspectos pero aún no se llega a un consenso acerca del papel que desempeña la tecnología en la innovación social.
Sin embargo, cabe destacar que, en una de las posturas caribeñas, aparecen alusiones al uso de las tecnologías en este nuevo proceso. Lo esencial en el concepto de Montalvo y Figaredo (s/f) es que el empleo económico y socialmente útil del conocimiento y las tecnologías, en respuesta a problemáticas de un escenario socio-económico determinado, constituye la base de esas innovaciones. Un caso concreto en Cuba es la preocupación por la formación profesional en el campo de la gestión, tanto en el sector público como en el privado. Esto se deriva de una necesidad práctica a partir del propio desarrollo del contexto. Por tanto, se aboga por crear redes de conocimiento que permitan sistematizar toda la experiencia acumulada sobre el tema, en un modelo de innovación social, y aplicarlo a un proceso eficaz de desarrollo local. (cuadro 3)

Como puede apreciarse, existen elementos comunes en cada una de estas definiciones que enmarcan el desarrollo local como un proceso, una estrategia, o un enfoque de desarrollo, que debe contar con todos los actores necesarios, una estructura social, un crecimiento cultural, recursos humanos preparados, habilidades empresariales, recursos naturales y capacidades productivas.
Por otro lado, debe primar la motivación, los principios morales, la conciencia social, el dinamismo y el aprovechamiento eficiente de recursos, en aras de lograr mejoras en los niveles y calidad de vida de la comunidad, la creación de empleo y, en su máxima expresión, el crecimiento económico, político y social del país. Todo esto tiene como base el conocimiento y la innovación social que, en este caso, median como enlaces y detonantes del desarrollo esperado (figura 2).

Según García et al. (2013), para llevar a la práctica el desarrollo económico local, se requiere implementar políticas que reconstituyan un tejido local activo, en el que los proyectos se apoyen unos con otros de forma solidaria y donde pueda regularse el equilibrio social y económico a nivel general, y a su vez respetar a los individuos y colectividades, la armonía del empleo, y la vida cultural y social de cada comunidad.
En Cuba, la praxis ha demostrado que aún existen obstáculos que frenan muchas de las iniciativas. Entre los que señalan García et al. (2013) se encuentran:

  • Carencia de un modelo de desarrollo local que sirva de instrumento metodológico para el mayor avance de las iniciativas locales en marcha y de las que pudieran incorporarse más adelante.
  • Insuficientes iniciativas en los territorios para acometer la elaboración de proyectos locales debidamente sustentados por estudios de mercado, análisis de factibilidad y evaluación económica.
  • Falta de integración de los diferentes sectores enclavados en los municipios.

Todos estos elementos guardan relación con el alto grado de centralización en la toma de decisiones que ha caracterizado al modelo económico vigente. Esta situación empieza a revertirse desde la proyección del nuevo modelo, donde se aboga por elevar el protagonismo de los municipios, particularmente en la toma de decisiones económicas nacionales. Sin embargo, para logralo, se hace imprescindible que cada territorio disponga de una estrategia de desarrollo económico y social propia, que tome recursos naturales, económicos y de la realidad sociocultural específica, de modo que los respectivos gobiernos participen de manera fundamentada en la elaboración de los planes nacionales a largo, mediano y corto plazo.
Lo anterior argumenta la necesidad de cambiar el papel que hasta ahora han desempeñado los órganos de gobierno en los territorios, con el propósito de que se eleve su protagonismo en la búsqueda de soluciones a favor de las comunidades a su cargo.
El estudio realizado permitió conectar la tríada conocimiento, innovación social y desarrollo local , y descubrir que en el contexto cubano esta experiencia ya cobra vida. Para ampliar la información se pueden consultar los casos que se listan a continuación:

1. La gestión cultural del patrimonio: un modelo de innovación social en el Centro Histórico (Vega y Alonso, 2012).
2. Redes de cooperación entre actores locales con centros docentes e instituciones científicas del país (Boffill, 2009).
3. Innovaciones agropecuarias (Martín, 2009).

Consideraciones finales

A modo de consideraciones finales se presentan, como recomendaciones para construir un modelo económico evolutivo y sostenible basado en el conocimiento, la innovación y los valores, las directrices propuestas por el Dr. Eduardo Bueno en su conferencia magistral impartida en La Habana, en el marco del Congreso Internacional IBERGECYT 2010.
Según Bueno (2010) los agentes sociales principales del sistema de innovación deben comprender que:

1. El conocimiento es el recurso y la capacidad esencial para la creación de valor. En consecuencia, deben aprender a dirigir los procesos de i+d con eficiencia, basada en un "buen gobierno del conocimiento organizativo".
2. Los sujetos de conocimiento (personas y organizaciones) tienen el protagonismo económico en la nueva sociedad.
3. El nuevo modelo económico para ser evolutivo y sostenible se debe basar en los intangibles, en el valor del capital intelectual, y en una nueva "forma de hacer las cosas" que llamamos transferencia e innovación.
4. En definitiva, el nuevo modelo demanda una "acción de innovar" con enfoque abierto e interdisciplinar, a partir de la recuperación de valores y asumiendo la complejidad de su proceso.

 

 

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Recibido: 7/6/2016
Aceptado: 15/7/2016

 

 

 

 

Katia Franch León. Universidad de La Habana, Cuba. Correo electrónico: kfl@ceted.uh.cu

 

NOTAS ACLARATORIAS

1. Es el proceso y resultado de la creación del nuevo conocimiento durante la solución de problemas o la identificación de nuevas propuestas o alternativas para nuevas oportunidades (Wikström y Norman, 1994).
2. Se afirma que la innovación social surgió junto al management en la década de los 60 con exponentes como Peter Drucker, y que actualmente se está expandiendo a través de una proliferación de acciones y propuestas que surgen de la sociedad para cambiar el mundo (o al menos intentar cambiarlo un poco) (Edwards, 2012 ).
3. Las principales corrientes que asumen su paternidad provienen del ámbito de la economía y la sociología, siendo los principales referentes Joseph Schumpeter, Max Weber y William Ogburn. Para otros, la innovación social ya estaba presente en la figura de los emprendedores sociales, es decir, de los mismísimos activistas de las grandes revoluciones sociales, como aquella que propugnaba por la liberté, égalité y fraternité, también con el objetivo de transformar el mundo. Por otra parte, la innovación social se asocia a la difusión de numerosos inventos sociales como la implementación del voto femenino, la instauración de la Corte Penal Internacional o la red Facebook, que han provocado, en mayor o menor medida, importantes cambios en las relaciones humanas y las prácticas sociales.

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