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EDUMECENTRO

versión On-line ISSN 2077-2874

Rev EDUMECENTRO vol.5 no.1 Santa Clara ene.-abr. 2013

 

REVISIÓN

 

La investigación histórica desde la óptica de la Historia como ciencia y como disciplina académica

 

The historical researching under the scope of history as a science and as an academic discipline

 

 

Yosbanys Roque Herrera1, Yordanka Olano Trujillo2, Yobana Betancourt Roque3, Rogelio Nieto Moreno4

1 Ingeniero Aerofotogeodesta. Máster en Educación Superior en Ciencias de la Salud. Profesor Auxiliar. Investigador Agregado. Filial de Ciencias Médicas "Lidia Doce Sánchez". Sagua La Grande. Villa Clara. Cuba. Correo Electrónico: catas@undoso.vcl.sld.cu
2 Licenciada en Enfermería. Máster en Educación Superior en Ciencias de la Salud. Asistente. Filial de Ciencias Médicas "Lidia Doce Sánchez". Sagua La Grande. Villa Clara. Cuba. Correo Electrónico: catas@undoso.vcl.sld.cucatas@undoso.vcl.sld.cu
3 Licenciada en Física y Electrónica. Asistente. Filial de Ciencias Médicas "Lidia Doce Sánchez". Sagua La Grande. Villa Clara. Cuba. Correo Electrónico: yobanabr@undoso.vcl.sld.cu
4 Licenciado en Química. Instructor. Filial de Ciencias Médicas "Lidia Doce Sánchez". Sagua La Grande. Villa Clara. Cuba. Correo Electrónico: rogelionm@undoso.vcl.sld.cu

 

 


RESUMEN

Los profesionales de la salud deben ponderar el papel de la Historia en el proceso formativo en las ciencias de la salud, porque juega un papel fundamental como fuente imprescindible para la formación ideológica y profesional de sus educandos. Se realizó la preparación de una conferencia pre evento con vistas al fórum estudiantil de Historia, los eventos municipales patriótico-militar y juvenil martiano en la Filial de Ciencias Médicas "Lidia Doce Sánchez" en el curso escolar 2010-2011; con el propósito de argumentar por qué la investigación histórica debe realizarse desde la óptica de la Historia como ciencia y como disciplina académica. La conferencia fue preparada por un grupo de profesores con una formación de base heterogénea para significar el valor de la Historia para cualquier profesional independientemente de su especialidad. La preparación de la actividad fue catalogada de excelente por un grupo de especialistas en ciencias sociales.

Palabras clave: investigación, investigación histórica, formación ideológica, conferencia.


ABSTRACT

The health professionals should ponder the role of History in the formative process of the health sciences, because it plays an important role in the ideological and professional formation of the students. A pre-event lecture was prepared in Sagua medical college, for the History forum of the students, the municipality events about José Marti by youngsters and the patriotic-military event, in the academic year 2010-2011, with the objective to state why the historical research works should be done under the scope of history as a science and as an academic discipline. The lecture was prepared by a group of professors who have a heterogeneous formation to stand out the value of History for all professionals regardless the specialty they have. The preparation of this activity was considered as excellent by a group of social sciences specialists. 

Key words: research, historical research, ideological formation, history, lecture.


 

 

INTRODUCCIÓN

La Historia es una de las ramas más importantes del conocimiento humano, base fundamental de la cultura de todo profesional, no importa cuál sea su especialidad y sobre todo, fuente imprescindible para la formación ideológica de los ciudadanos de cada país. No es posible concebir un miembro de una comunidad social sin el conocimiento preciso de su historia. Esto, indiscutiblemente, le permitirá amar sus raíces, comprender el presente y ayudar conscientemente a forjar el futuro de su país y de la humanidad.1

El término Historia procede del griego óôïñßá (léase historía, traducible por "investigación" o "información", conocimiento adquirido por investigación), del verbo óôïñåí ("investigar"). De allí pasó al latín: Historia, que en castellano antiguo evolucionó a estoria (como atestigua el título "La Estoria de España" de Alfonso X el Sabio, 1260-1284) y se reintrodujo posteriormente en el castellano como un cultismo en su forma latina original.2

El concepto Historia se encuentra sumergido actualmente en un profundo debate entre los especialistas del tema. Para algunos solamente estudia la evolución social de la humanidad, para otros (entre los que se incluye el autor) estudia, además, el componente natural de la propia evolución en general. Para los primeros, sería erróneo tratar términos como Historia geológica de la tierra y otros tantos, que aparentemente no tratan el componente social, pero que sientan las bases para una mejor dilucidación de las eternas preguntas ¿de dónde vinimos? Y ¿hacia dónde vamos?

De todos los conceptos encontrados, el autor se acoge al siguiente: la Historia es la ciencia que estudia, desde todos los ángulos, el pasado de un objeto o fenómeno determinado, con los objetivos de conocer las regularidades de su desarrollo, de aclarar cómo estas regularidades influyen en su situación actual y sobre su posible evolución futura.3

Al decir de Adys Cupull y Froilán González, asesores históricos del Museo de la Revolución, la Historia no siempre es lo que se ve. Ella tiene mucho de alma, de magia inesperada, de confrontación y análisis. Volver al pasado es la forma mejor de dibujar el futuro. Y ese es el misterio que encanta, que pone en guardia todos los sentidos, que apasiona y da continuidad a las horas sin descanso en busca de la verdad (a veces no definitiva, sí de su posibilidad cierta)...4

El DrC. Eusebio Leal Spengler, historiador de la Ciudad de La Habana, en el programa televisivo informativo "Hurón azul", transmitido el día 23 de septiembre de 2010 por el canal Cubavisión, afirmó que la forma en que se escribe la Historia tiene mucho de arte. Esta actividad requiere de aptitudes especiales para contarla de manera amena, pero científica, convirtiéndola en un producto científico agradable de consumir. En dicho programa televisivo otros especialistas coincidieron con esta opinión, y además apuntaron que el conocimiento del presente permite un análisis más exacto del pasado.

Los debates conceptuales sobre la Historia llevan a los investigadores a otra gran discusión ¿Ciencia Social o no? Para unos: sí lo es, mientras que para otros: no lo es. El autor se afilia a los primeros. La Historia ha de verse como una ciencia social que se sirve del resto de las ciencias sociales, naturales y las llamadas duras o exactas para poder alcanzar su fin. Centra su análisis en el ser humano, incluso aquella que narra acontecimientos de la naturaleza en épocas que antecedieron al hombre, porque siempre debe llegar a la trascendencia de estos para la actual situación del mundo en que vivimos.2

La investigación histórica sustentada en los postulados filosóficos histórico-dialéctico-materialistas, sobre la base del camino de lo concreto hacia lo abstracto, y luego, de lo abstracto hacia lo concreto, es la única vía para llegar a la verdad como un ente relativo y analizar de manera objetiva las evidencias sobre el objeto o fenómeno estudiado.5

La historia, además de verse como ciencia, ha de ser vista como disciplina académica que se enseña a las nuevas generaciones desde los albores de la educación. Esta tiene, entonces, una alta responsabilidad en los procesos formación personal, escolar y académica de los educandos, así como en su concepción del mundo que les rodea.El destacado investigador del Instituto de Historia de Cuba, Díaz, en una ocasión afirmó al respecto: "La Historia auténtica nunca podrá enseñarse en blanco y negro, pero los matices los brinda el conocimiento. ¡Cuánto hay que haber leído para decir en media hora una idea clara, científicamente documentada!".6

El sistema de educación cubano se ha ido orientando cada vez más a la investigación y divulgación de la Historia, de toda ella, como arma de defensa, lo que no significa que se trata de una tarea fácil, ni rutinaria; porque el primer compromiso debe estar relacionado con la búsqueda de la verdad.7

La Historia es una de las ciencias sociales de más añeja tradición en Cuba. Desde sus más tempranas manifestaciones, la historiografía se desarrolló en íntima relación con el proceso nacional; ella ha mostrado los factores que a lo largo del tiempo cohesionaron al pueblo cubano y las vicisitudes que este ha tenido que enfrentar para forjar la nación y garantizar su integridad. Con construcciones explicativas cada vez más acabadas, los historiadores cubanos han desentrañado los hitos de la evolución cubana. Sin embargo, son todavía notables los desniveles cognoscitivos de esta historia. En el plano temporal es notoria la concentración de estudios en la época colonial, particularmente en torno al siglo XIX y las luchas independentistas, sin que por ello no queden en ese marco problemas por resolver y generalizaciones que validar. Frente a esto, resulta comparativamente pobre el panorama de los estudios sobre el siglo XX e incluso de ciertos procesos en la época colonial temprana. Es todavía más evidente el desbalance espacial del relato histórico, donde resalta el protagonismo capitalino frente a la virtual ignorancia de las particularidades de los procesos históricos en muchas regiones y localidades, bases todas estas últimas de la formación y desarrollo de la nación cubana.8

A Emilio Roig de Leuchsenring, paradigma de la investigación histórica en Cuba, le deben los historiadores cubanos su día. El 19 de julio fue la fecha escogida, porque en 1935, fundó la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Para quienes, como él, se han dedicado y se dedican a investigar, escribir y enseñar sobre el devenir histórico de cada sitio del país, en pos de preservar los más auténticos valores de su patrimonio material y espiritual, sirva su ejemplo de constancia y consagración a la Historia como inspiración en su actividad científica y académica.9

Con el presente artículo el autor persigue el objetivo de argumentar por qué la investigación histórica debe realizarse desde la óptica de la Historia como ciencia y como disciplina académica.

 

DESARROLLO

¿Cómo debe ser un historiador de estos tiempos?

Debe ser un investigador activo, un docente consagrado y un intelectual honesto comprometido con la búsqueda de la verdad. El historiador es un intelectual con una alta responsabilidad social, su labor tiene gran influencia sobre la forma en que interpreta el pasado y el presente por los miembros de la sociedad en su radio de acción, lo cual  no significa que no tenga un compromiso político y esto no simplifica su tarea.

"…gran parte de los escritos históricos más interesantes de Cuba no se deben a historiadores, sino a periodistas, médicos, químicos e ingenieros."

Un historiador tiene el concepto de que toda labor amplia de investigación es siempre un trabajo colectivo donde se resumen los aportes de experiencias sicológicas, económicas, tecnológicas, etc. Ese historiador nuevo, además de sus profundas lecturas de documentos y libros antiguos, sabrá del trabajo productivo, no como disciplina impuesta sino por la belleza creadora de la producción.

El nuevo historiador, aunque se especialice en una sola dirección, en una región y en un solo período, mantendrá siempre vivo el interés universal. Y que eso que los eruditos de hoy llaman dispersión será visto como lo que realmente es: espíritu universal y creador.

A continuación se exponen unas últimas características de formación intelectual y moral. Quien no maneje e interprete las cifras, quien sea inepto para las matemáticas, jamás será historiador. Quien sea incapaz de comprender la belleza extraordinaria del fabuloso mundo intelectual que hay detrás de un híbrido del maíz, una maquinaria o un nuevo alimento para el ganado, jamás será historiador. Quien no sienta la alegría infinita de estar aquí en este mundo revuelto y cambiante, peligroso y bello, doloroso y sangriento como un parto, pero como él creador de nueva vida, está incapacitado para escribir Historia. Y, por supuesto,  quien, sobre todas las pequeñas rencillas personales no sienta su deber moral de entregarlo todo por la Revolución.

La historia como arma de la clase dominante

¿Acaso la Historia no ha sido un arma para la clase dominante a lo largo del tiempo? La respuesta a esta pregunta puede encontrarse al analizar los escritos de clásicos historiadores burgueses como Maquiavelo, Savigny, Toynbee… La historiografía burguesa intenta convencer a los historiadores de que premisas tales como: "…que los hechos recientes no pueden ser analizados correctamente por el historiador, es necesario que el tiempo los decante, calme las pasiones y fije los valores; que no se puede juzgar el pasado con criterios del presente; y que el historiador ha de ser un hombre desapasionado…" Nada más lejos de la verdad.10

Díaz diría al respecto: "La enseñanza de la Historia es una síntesis de ciencia, arte y pasión: ciencia, como base de cuán actualizado ha de estar el profesor respecto a los resultados de la investigación histórica; arte, en la manera de decir, de dialogar. Siempre he dicho que la verdad, cuando va por los caminos de la belleza, es más verdad, se entiende mejor. Muchas veces se ha dicho que Historia que no cuenta es como un canto que no canta. La Historia —si quiere ser como la vida— tiene que ser polícroma, polivalente, politonal, basada en el estudio de la conflictividad, y ha de enseñar a tomar posición ante los problemas de una época. Creo en el papel de la memoria histórica en la forja de los pueblos, como temo las nefastas consecuencias que pudiera traer la desmemoria, con la que cuentan los enemigos de la nación cubana".

Si importante es narrar con emoción, igual lo es que el alumno ejercite su criterio. La Historia cumple su misión si contribuye al ejercicio del pensar, a formar mejores personas, a que su contenido llegue al corazón y la inteligencia. Por lo tanto, el diálogo, la polémica, el contrapunteo de opiniones es decisivo en la clase. La Historia no se puede enseñar para que se repita, sino para que el educando piense.

"La enseñanza debe ser como la vida misma, compleja, polémica, polícroma…, por supuesto, sin que ello implique renuncia a los principios en los cuales creemos".6

Al decir de Franco, paradigma y maestro de historiadores, cuando le preguntaron por qué la Historia era tan aburrida: "La Historia real —respondió-—, ese apasionante suceder diario, creado, jamás es aburrido: quienes somos definitivamente aburridos, somos los historiadores."

"Claro que para la burguesía gobernante el peligro de que los historiadores investiguen y denuncien la realidad del presente y  dejen plasmado en una obra científica el relato exacto de una situación conocida no sólo a través de los documentos sino también por el posible testimonio vivo de los actores del hecho. Y el trabajo con fuentes vivientes —de alguna forma hemos de llamarles— implica la utilización de ciertas técnicas de investigación que enriquecen el instrumental historiográfico y abren un mundo extraordinario para ahondar y comprender el pasado. Pero estas modernas técnicas tampoco son enseñadas a los historiadores, y la burguesía las reserva para el análisis de sus mercados y la venta de sus productos."

Solo desde los principios histórico-dialéctico-materialistas se puede llegar al análisis exhaustivo del pasado, bajo las importantes premisas: que el punto de partida debe ser el conocimiento profundo del presente, que deben emplearse los métodos de investigación específicos para la investigación histórica auxiliándose del resto de las ciencias, y que las fuentes deben ser bien verificadas antes de dar por cierta la verdad encontrada.10

El mayor peligro para la Historia está dado hoy por la resurrección del seudomaterialismo histórico como forma de oportunismo intelectual que puede confundir fácilmente a las masas, sobre todo a las nuevas generaciones. Verdades parciales o medias mentiras tuercen hechos y tergiversan la trascendencia de determinadas personalidades en beneficio de la clase social con el poder político o de otros sectores de poder. En este mundo globalizado, donde los importantes medios de difusión de la información están, mayoritariamente en manos y al servicio de los poderosos, es común que la Historia sea contada para su propio provecho.

Cuba, resultante del proceso de integración de una pluralidad étnica

En el caso de Cuba, con una realidad sociodemográfica resultante del proceso de integración de una pluralidad étnica, y carente además de una raíz cultural autóctona (como la constituida por las civilizaciones aborígenes en otras regiones del continente americano), la identidad se ha perfilado en gran medida en medio de la propia construcción de la nación, gestada primero en el creciente y cada vez más cruento enfrentamiento a la metrópoli española, y consolidada más tarde en las luchas contra el dominio neocolonial de los Estados Unidos. La cultura nacional, y la nación misma, son resultado de un complicado proceso plurisecular que involucra desde los imperativos económicos que han modelado el territorio y delineado sus paisajes, hasta las cada vez más ricas y variadas expresiones de la sensibilidad cubana o los avances de un pensamiento propio, cuyas propuestas encauzaron el desarrollo del país mediante vastas transformaciones sociales y un constante batallar político. Una de las dimensiones fundamentales de la identidad cultural cubana es su historicidad, lo que hace del conocimiento de la evolución nacional un medio fundamental para la más sólida e integral formación del ciudadano. El sostenimiento de la independencia y la preservación de una sociedad justa y equitativa dependen, por tanto, en buena medida de la profundización de la conciencia nacional del pueblo, de su capacidad para evaluar y asimilar críticamente la experiencia histórica cubana y del resto de la humanidad.

Son frecuentes los vacíos en el conocimiento del entorno más inmediato de la gente, tanto más sensible, por cuanto el conocimiento de las tradiciones y las manifestaciones más cotidianas de la cultura poseen una importancia cardinal en el desarrollo de la identidad, tanto a la escala individual como colectiva. Directamente conectado con esto último existen otros desniveles notables en los estudios históricos sobre la familia, la ciencia y la técnica, así como de las diversas instituciones y organizaciones de la sociedad civil o no, entre otras.

Es por ello altamente recomendable la formulación de un programa integrado por investigaciones históricas, que permita coordinar los esfuerzos de múltiples de instituciones a lo largo de todo el país y asignar los recursos en correspondencia con las prioridades económicas sociales y cognoscitivas en el terreno de la Historia de Cuba, programa que ha sido una vieja aspiración, solo ahora ha comenzado a materializarse.

Para que ese esfuerzo de coordinación rinda los frutos deseados, resulta indispensable dotar a la investigación histórica de los aseguramientos materiales y técnicos indispensables que faciliten el acceso a las fuentes y a la información más actualizada; así como que proporcione los medios más modernos y apropiados para el desarrollo del trabajo investigativo y la comunicación más efectiva así como la más amplia divulgación de sus resultados.

En este último sentido, particular importancia cobra la necesidad de garantizar la más rápida introducción de los resultados de la investigación en los diferentes niveles de la enseñanza de la Historia de Cuba.8

Hay un aspecto importante para la Historia regional y local, y es la estrecha interrelación existente entre ésta y la nacional o general; si es cierto que para conocer realmente la Historia de la nación cubana es preciso estudiar y profundizar en las particularidades regionales y en la Historia de las localidades, a su vez, cuando enfrentamos el estudio de alguna región, zona o ciudad, tenemos que tener en cuenta que ésta forma parte del contexto nacional, el cual influye en su comportamiento; es decir, que no está aislada, y necesariamente hay que tener en cuenta esta relación entre lo singular y lo general, entre el todo y sus partes. Sobre esta relación ha planteado Le Riverend:11

"[...] lo general se debe buscar y encontrar (o no encontrar) a través de lo particular y a la inversa. En faltando esta recíproca fecundación, ni la Historia general de una sociedad es tal, ni la provincial y local puede aspirar a sobrepasar los límites de lo episódico, se agota en sí misma."12

Métodos de la investigación histórica

El método fundamental de la investigación histórica es el analítico-sintético. Es indispensable que en el estudio de las cuestiones históricas se analicen los sucesos descomponiéndolos en todas sus partes para conocer sus posibles raíces económicas, sociales, políticas, religiosas o etnográficas, y partiendo de este análisis llevar a cabo la síntesis que reconstruya y explique el hecho histórico.

El método analítico es el heurístico, palabra que proviene del término griego heurisko que quiere decir yo busco, descubro, y que es el método que se usa para encontrar lo nuevo, lo que se desconoce. En Historia sería el manejo de las fuentes escritas y orales principalmente, aunque para el estudio de la prehistoria habría que recurrir a otras ciencias auxiliares de las que se hablará más adelante.

El método de síntesis es el hermenéutico, palabra que proviene del término griego hermeneuo, que quiere decir yo explico y que consiste en el arte y teoría de la interpretación, que tiene como fin aclarar el sentido del texto partiendo de sus bases objetivas (significaciones gramaticales de los vocablos y sus variaciones históricamente condicionadas) y subjetivas (propósitos de los autores).

La investigación histórica también es deductiva-inductiva. Deducción, palabra que proviene del latín deductio, que quiere decir sacar consecuencias de un principio, proposición o supuesto, se emplea para nombrar al método de razonamiento que lleva a la conclusión de lo general a lo particular.

Inducción, término que procede del latín inductio, que quiere decir mover a uno, persuadir, instigar, nombra al método de razonamiento que asegura la posibilidad de pasar de los hechos singulares a las proposiciones generales, o sea de lo particular a lo general. Aunque la Historia general de un país no es exactamente la suma de sus historias locales, es muy importante conocer los hechos particulares para alcanzar las conclusiones más reales en los resultados de la investigación histórica.

Por lo tanto, el método de investigación histórica debe ir de lo general a lo particular, pero debe ser completado de lo particular a lo general. Entre los principales submétodos de investigación histórica se encuentran el cronológico, el geográfico y el etnográfico.
 
El cronológico es el más importante. Cronología proviene del nombre griego Cronos, que es el Dios del Tiempo, por lo tanto el conocimiento del desarrollo de los hechos por orden sucesivo de fechas es imprescindible en toda investigación histórica. A partir de ella se facilita extraordinariamente la interpretación histórica.

El submétodo geográfico es el que trata los sucesos por orden de pueblos. No es posible escribir la Historia de un país o una región si no se tiene un conocimiento acabado de su geografía.

Y por último, el submétodo etnográfico que relaciona los hechos históricos por razas, nacionalidades, religiones, manifestaciones culturales y otras.

Otras ciencias, auxiliares de la Historia

La arqueología, como ciencia, investiga los monumentos no solo en sus valores intrínsecos sino también en su evolución en el tiempo e incluye artes como la arquitectura, la pintura, la escultura y la epigrafía, esta última comprende el estudio de las inscripciones.

La paleografía, que estudia las escrituras antiguas. Para un historiador cubano es muy importante el conocimiento de la gramática del castellano antiguo y el latín.

La epistemología o gnoseología, que comprende el estudio de la teoría del conocimiento, muy utilizada por los historiadores ingleses y norteamericanos.

La numismática, que estudia las monedas y medallas antiguas y modernas.

La diplomática, que estudia los diplomas y documentos oficiales.

La sigilografía o esfragística, que estudia los cuños de instituciones o personas y los signos de los escribanos.

La heráldica, que investiga los escudos de países, provincias, municipios y principalmente de familias.

La genealogía, que estudia las familias.

La iconografía, que estudia las fotografías.

La filatelia que estudia los sellos de correo.

La antropología o estudio del hombre, constituida por numerosas ramas como la antropología general, física, comparada, arqueológica, social, médica y otras, todas de gran valor para la Historia en general y para la Historia de la medicina en particular.

Fuentes históricas

Los escritos o documentos son un ejemplo típico de fuentes históricas por muchos autores quienes coinciden en la idea de que la Historia comienza con la escritura.

Entre las formas más comunes de reseñar la Historia se encuentran la crónica,en la cual se expone lo ocurrido en un gobierno o región limitada por un observador activo o pasivo en los hechos que narra.

Las efemérides en que se relata la historia por días.

Las memorias, en que se narran los hechos históricos por alguien que actuó de algún modo en determinados sucesos.

Pero la forma más usada por el historiador al escribir el informe final de su investigación es el ensayo, donde se exponen los hechos estudiados con el mayor rigor metodológico de búsqueda e interpretación.

Los archivos históricos

Por otra parte, un documento aislado nunca permitiría conocer determinada Historia, pero el conjunto de ellos, como los tiene un Archivo, es el que posibilita reconstruir los procesos históricos. No sólo conservan la memoria histórica de los pueblos, sino que constituyen importantes difusores de los hechos.

Los recursos para volver al pasado y documentar un lugar particular son casi ilimitados. La documentación puede consistir en un reconocimiento del sitio, historias orales, y registros creados por las oficinas del gobierno, empresas, instituciones, individuos y organizaciones, reconocimientos de la tierra, registros de censo efectuados, directorios de la ciudad, registros del departamento de agua, correspondencia, fotos, folletos de compañías de bienes, todos ellos proveen valiosa información sobre los cambios en el vecindario. Los investigadores tendrán que consultar algunos de esos recursos para recolectar toda la información existente.13

La información oral

Si bien la revisión de documentos se considera uno de los métodos fundamentales del nivel empírico para la investigación histórica, es un hecho conocido que desde sus primeros tiempos, el conocimiento histórico se nutrió, tanto de declaraciones orales de testigos y participantes en los eventos del pasado, como del testimonio de los propios historiadores. Muchos de los datos utilizados por Herodoto y Tucídides en sus obras, tuvieron esa procedencia. También los historiadores de épocas posteriores emplearon en diverso grado y con mayor o menor acierto, la información proporcionada por testigos o protagonistas de acontecimientos importantes o particularidades de la vida cotidiana. De manera similar, y mediante su saber indirecto, los depositarios de conocimientos históricos transmitidos de una generación a otra, permitieron a etnólogos, antropólogos y seguidores de Clío, conservar el legado cognoscitivo comunicado mediante la tradición oral.

La primera revolución científico-técnica, influyó contradictoriamente sobre el empleo de la información oral en el campo de la Historia. El desarrollo de una orientación positiva en la ciencia del siglo XIX, estimuló los esfuerzos por lograr un tratamiento científico en la aplicación de la crítica a la Historia documental, como vía idónea para dotar al conocimiento histórico de un nivel de cientificidad comparable al de las ciencias naturales. De esta forma se estableció cierta contraposición del conocimiento histórico basado en documentos, respecto al subjetivismo atribuido a la crónica y al testimonio. En las pautas y principios defendidos por el positivismo de finales del siglo XIX y principios del XX, y con relación al examen del pasado "sin parcialidad alguna", se desdeñó el anecdotario de los cronistas, sin embargo, no se descartó el testimonio más cercano a los hechos, cuando éste llegaba de una personalidad relevante.

Durante los últimos treinta años, una verdadera revolución en los medios de comunicación social, ha sido muy favorable para el empleo sistematizado de la información oral. El surgimiento y perfeccionamiento de los medios técnicos de reproducción y conservación de los sonidos ha desempeñado un papel relevante en este proceso.

La definición del "testimonio" como resultado de la elaboración intelectual reconocido, aceptado y debidamente prestigiado, le otorga una cierta especificidad genérica que abarca simultáneamente las esferas de la creación literaria y la investigación histórica (las confunde y diferencia al mismo tiempo) quedando rotos los marcos artificiales que las separan en el plano académico.

Las diferencias reales que manifiestan las obras que tienen como base común el testimonio oral, no dependen exactamente de cuál haya sido la esfera profesional habitual de su creador, sino del aprovechamiento heurístico y el tratamiento formal aplicado al testimonio de base. Para la investigación histórica, el componente oral (testimonio) es, sobre todo, una fuente. Por consiguiente, su validez debe ser probada y su contenido contrastado, empleándose, siempre que sea posible, la información de otras fuentes. La información oral también puede tener una función complementaria, al aplicarse para la comprobación de datos de procedencia bibliográfica, documental, o de otro tipo.

Es frecuente para el historiador, que aquellos elementos de subjetividad presentes en la declaración oral (puntos de vista, mentalidad, lenguaje, etc.) se consideren elementos distorsionantes con respecto a la realidad objetiva. Por consiguiente, deben ser neutralizados mediante la acción de los procedimientos de la crítica para alcanzar la exactitud a que se debe aspirar permanentemente.

A diferencia del enfoque del testimonio exclusivamente como fuente de información sobre el pasado (lo que es propio del trabajo del historiador) la visión o tratamiento puramente literarios del testimonio oral, tiende a la subordinación de valores científicos tales como la veracidad, la exactitud, la sinceridad, etc. En su calidad de reflejo objetivo de la realidad, el testimonio oral se trasforma, mediante una elaboración literaria (en el orden estructural, dramático o sintáctico) para superar su estado primario y hacerlo ganar en posibilidades de empleo y de comunicación al transformar el lenguaje popular y dotarlo de una forma artística superior.

A estas diferencias en el tratamiento de la información oral por parte de la Historia y la literatura, se añade el hecho de que los historiadores hayan utilizado sistemáticamente el testimonio oral entre sus fuentes. Unas veces incorporando los datos suministrados por él a la investigación, otras, integrando textualmente al discurso lo expresado en las declaraciones; pero en todos los casos ha formado parte de su complejo de fuentes que se caracteriza por su diversidad formal.

Por estas razones, las obras resultantes de la investigación histórica, rara vez son clasificadas genéricamente como "obras de testimonio" aunque en ellas pueda prevalecer este tipo de fuente.

Sin embargo, aunque se utilicen fuentes diversas en la investigación destinada a la elaboración de una obra literaria basada en el testimonio individual o colectivo, su utilización al máximo, su recreación y predominio, le permite mantener la pureza conceptual. Al mismo tiempo, el tratamiento literario favorece el rescate de la comunicación del sistema de valores implícitos en las declaraciones, del reflejo sensible de la realidad captado por el testimoniante, la mentalidad, etc., cuestiones que quizás, con demasiada frecuencia, suelen desdeñarse como elemento de valor para la reconstrucción objetiva del pasado.

La Historia es una ciencia totalizadora que comprende el conocimiento del pasado como un todo, por lo que requiere el concurso de diversos tipos de fuentes que favorezcan el esclarecimiento de los procesos que conforman su objetivo de estudio. Entre las fuentes de que dispone la investigación histórica, es la información oral, la dotada de mayor capacidad para reflejar, de modo más directo, espontáneo, sencillo y a la vez masivo, las particularidades de la conciencia social, del sistema de valores, convicciones y normas de conducta correspondientes a una época, grupo social o étnico determinado. Estos aspectos conforman el reflejo de la realidad en que viven los hombres y son, de manera más o menos directa, quienes rigen sus hábitos y conducta social. Cuando el reflejo del pensamiento del hombre acerca de la realidad con la que se relaciona estrechamente queda plasmada en inquietudes, valoraciones, sentimientos, actitudes y descripciones que, además, pueden ser captadas a escala masiva, debe considerarse que la información comunicada oralmente ha alcanzado la plenitud de sus posibilidades como fuente de información.

En el sentido expresado, la historia oral puede considerarse como una actividad capaz de ampliar el marco de posibilidades informativas del testimonio en un rango importante, tanto por la masividad de los informes, como por la amplitud de aspectos y puntos de vista que puede aprehender.

Generalmente se considera la historia oral como la actividad dirigida al rescate del testimonio del hombre común en contraposición al testimonio único de la personalidad relevante, y a la historia académica o auspiciada por la clase dominante y los poderes públicos. Al mismo tiempo, la Historia oral propone el conocimiento sobre la participación de las masas en el quehacer histórico; la conformación de sus valores, sentimientos y motivaciones, incluyendo para ello la incorporación al discurso histórico del lenguaje popular.

Otras fuentes históricas

Otras fuentes históricas surgen como resultado de un sistema de relaciones sociales, cuyas características refleja de algún modo. El historiador debe ser capaz de desentrañar las peculiaridades del sistema de relaciones en que tuvo origen la fuente, los datos precisos y particulares de este acontecer. En este sentido, constituye una regla de trabajo profesional, establecer los nexos existentes entre los hechos, de velar el sistema de relaciones sociales prevalecientes y captar su reflejo elaborado en la conciencia del testimoniante. Las declaraciones orales, al igual que toda fuente histórica, expresan versiones parciales que deben ser ampliadas, complementadas, contrastadas y evaluadas, como se hace generalmente, en la práctica investigativa. El éxito de la utilización de testimonios depende de su correcta ubicación en el contexto económico, político, social y cultural en que se origina, y también en las  condiciones en que se desenvuelve en el momento de la declaración.

Como un elemento diferencial respecto a las fuentes escritas, la variabilidad de la información conservada en la memoria no depende de la acción del clima, o de los agentes biológicos externos sobre la composición material de la fuente. El hombre está sujeto a todo tipo de influencias modificadoras que pueden afectar la memoria; de carácter interno como las biológicas, o externo, como las lecturas, influencias, presiones sociales, etc. En ocasiones, hasta el conjunto de circunstancias concretas que rodean la eventual relación entre el entrevistador y el declarante, pueden modificar el testimonio e influir en el recuerdo. Por otra parte, las fuentes primarias _documentos constituyen un producto derivado de los hechos que le dieron origen y por tanto su reflejo contemporáneo.14

En el campo de la salud

Uno de los grandes escollos a que se enfrentan quienes investigan en el campo de la historia de la salud es la escasa disponibilidad de fuentes de información para realizar su trabajo, y el principal problema no es la existencia, sino la localización y el acceso. En este momento, se abre un abanico infinito de posibilidades de obtención de datos y documentos si se aprovecha adecuadamente la tecnología de la información y la comunicación que la era digital coloca ante nosotros.15 El investigador histórico está precisado a dominar estos nuevos recursos, considerando siempre que la avalancha de información que proviene de las redes debe ser analizada minuciosamente con un ojo crítico y conocedor.

La evaluación crítica de las fuentes de procedencia oral o escrita y los objetivos de alcanzar síntesis y generalizaciones esclarecedoras, servirán de premisas constantes para la superación del marco empírico que caracteriza el trabajo directo con las fuentes y la continuidad del conocimiento histórico en Cuba.

Lamentablemente, los autores de los libros de medicina, abrumados por la avalancha de información técnica y biomédica, ceden cada vez más el espacio de las referencias históricas. Sin valorar profundamente quizás que las respuestas puramente técnicas resultan insuficientes por sí solas para entender la complejidad de los seres humanos.16 Los profesionales de las ciencias de la salud deben conocer sobre los acontecimientos y las personalidades relacionadas con estas, así como el contexto histórico en que se desarrollaron para lograr una real formación integral y profesional, además de proporcionarle herramientas invaluables para la mejor comprensión de su ciencia.17

El Profesor Mamianetti de la Universidad de Buenos Aires ha observado preocupado cómo muchos docentes del ciclo clínico-quirúrgico, no todos, desde hace algunos años fueron dejando de impartir conceptos relevantes de la Historia de la medicina a sus alumnos.16 Los docentes de las especialidades médicas, al practicar la enseñanza de la evolución de ellas, no solo están haciendo conocer su pasado, sino que están actualizando a sus educandos al respecto y abriendo el diapasón de sus mentes hacia la creación de nuevas invenciones, soluciones etc., porque los están situando sobre los hombros de los grandes hombres que los precedieron y que marcaron pautas en el desarrollo de su especialidad.18-24

La formación de pregrado del profesional de la salud en Cuba concibe la disciplina de Historia de Cuba dentro de las asignaturas de formación general. Esta disciplina tiene diferentes particularidades en dependencia de la carrera que se estudia en cuanto a organización y duración, pero en cada una de ellas se vinculan los temas generales de la Historia local y nacional a la Historia de la salud distinguiendo los referentes al perfil de cada carrera. Los profesores de esta disciplina tienen la tarea de revertir los criterios de algunos acerca de la inutilidad de estos conocimientos, a través de una visión práctica y aplicativa de la Historia a la vida personal y profesional de los estudiantes con una contribución significativa en el desarrollo de los principios y valores que la sociedad exige de ellos.25-27

La investigación histórica contribuye continuamente a la actualización, desarrollo y síntesis de los materiales docentes requeridos para la mejor enseñanza de la Historia en salud.28,29 En el sistema de salud cubano existen muchas sociedades científicas, cátedras multidisciplinarias, espacios de divulgación en diferentes medios, etc., con una fuerte interrelación entre ellos, que se dedican a la promoción de la investigación histórica en salud. Estas participan activamente en la organización y apoyo de jornadas científicas sobre la historia en salud, en el pregrado y posgrado, desde los niveles municipales hasta los nacionales e internacionales, haciendo valer la importancia vital del conocimiento sobre todo aquello que ha traído hasta el momento que se vive y las posibles perspectivas futuras.30-33

Afortunadamente, son cada día más los profesionales de las ciencias de la salud o vinculados a ellas en todo el territorio nacional cubano, que dedican tiempo y talento a la enseñanza y la investigación de su Historia, haciendo valer su papel imprescindible en la formación y desarrollo de las nuevas y viejas generaciones de cubanos que se dedican a la noble tarea de elevar los niveles de salubridad en su sociedad.

 

CONCLUSIONES

La ciencia histórica no solamente constituye por sí sola una disciplina académica, de ella no se puede prescindir para la enseñanza de ninguna otra ciencia, por ser cualquiera de estas, fruto de la acción consciente del hombre, y por tanto, contar cada una de ellas con su propia historia sin dejar de ser un componente de la historia universal.

Ningún profesional que se respete, en cualquier rama del saber, puede estar alejado de la historia, ya sea como componente de una cultura universal o de su propia formación como especialista. Cada miembro de la sociedad constituye un historiador en potencia. Todos somos testigos del momento histórico que nos corresponde vivir, basta con contarlo desde una perspectiva muy personal a las generaciones que preceden, como con los que antecedieron, para que todos nos convirtamos en historiadores de nuestra propia existencia.

La Historia es una ciencia que no ha de ser vista en blanco y negro, ella ha de verse con todos sus matices. La búsqueda de la verdad histórica estará siempre determinada tanto por el trasfondo del mismo hecho o fenómeno estudiado como por el del investigador que lo estudia. No podrá crearse una mentalidad creativa, crítica, abierta y analítica en los educandos, por parte de los académicos de la Historia, si no se forma en ellos un espíritu cuestionador establecido sobre bases científicas.

La Historia tiene dos funciones principales: por una parte, la de ciencia que estudia un aspecto esencial de la sociedad; y por otra, la de disciplina académica que nutre de los conocimientos sobre su objeto de estudio a las diferentes generaciones. La investigación histórica debe estar diseñada para dar salida a sus dos funciones principales ¿Qué sería entonces una investigación que no cumple ninguna función? una pérdida de tiempo y recursos, un proceso sin utilidad alguna, que no sirve de nada a la sociedad.

 

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Recibido: 6 de junio de 2012
Aprobado: 10 de agosto de 2012

 

 

Yosbanys Roque Herrera. Filial de Ciencias Médicas "Lidia Doce Sánchez". Villa Clara. Cuba. Correo Electrónico: catas@undoso.vcl.sld.cu

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