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Señora editora:
Uno de los principales motivos de satisfacción de editores de revistas científicas e investigadores que utilizan sus páginas para dar a conocer resultados en el quehacer científico, es retroalimentarse sobre las opiniones que merecen sus artículos dentro de la comunidad científica afín a los temas expuestos.
Existen diversas vías para obtener esta información, y una muy aceptada es la generación de polémicas, científicamente fundamentadas, con réplicas y contrarréplicas en intercambio de correspondencia entre autores y lectores.
La carta al editor, modalidad más utilizada con este fin, es considerada como un formato que estimula, promueve e impulsa la ciencia, y como actividad productora de ideas y vía para confrontarlas en el mundo académico y científico, con comunicación bidireccional entre investigadores, académicos y estudiantes.1
En la revista EDUMECENTRO es también el formato más expedito para la confrontación y el intercambio como expresan las indicaciones a los autores; sin embargo, es nuestra opinión que sus potencialidades están subutilizadas para los propósitos anteriormente referidos, y avalamos nuestro criterio con la revisión de las cartas publicadas en esta modalidad en los últimos seis años, su referencia directa o indirecta a artículos aquí publicados, y las réplicas y/o contrarréplicas generadas.
En este periodo se publicaron 42 cartas al editor (cinco en 2014, seis en 2015, ocho en 2016, nueve en 2017, nueve en 2018 y cinco en 2019) y el análisis mostró que 31 (73,8 %) no se refieren directa ni indirectamente a artículos publicados en la revista, nueve (21,4 %) lo hacen de forma directa y dos (4,8 %) de modo indirecto.
Con alusión indirecta, sin análisis del artículo referido, encontramos que Enríquez Clavero2 define Enseñanza Problémica y Aprendizaje Basado en Problemas y menciona un artículo de su propia autoría, mientras Fuentes Morales et al.3 defienden la valoración del producto científico por criterios de usuarios.
Con referencias directas escriben Martínez Rodríguez et al.4 motivados por tres secciones del primer número de 2014, extrapolando lo allí expuesto sobre trabajo metodológico, tecnologías de la información y maestría pedagógica, a la implementación de estrategias curriculares en general y de idioma inglés en particular, y luego Pérez Faure et al.5 sobre el enfoque integral de la formación de valores y utilidad del método clínico.
Cabrera Llano et al.6 citan publicación sobre rendimiento académico de estudiantes del área básica de policlínicos y exponen resultados propios en Morfofisiología, mientras desde Ciego de Ávila, Hernández García et al.7 coinciden con lo expuesto sobre implicación de estudiantes del Movimiento “Mario Muñoz Monroy” en las publicaciones científicas y proponen a las editoriales asumir su responsabilidad; y desde Argentina, Martin Palomo et al.8 en el centenario de la Reforma Universitaria de Córdoba, y a propósito de una carta al editor, reafirman la necesidad de reivindicar aquel hecho.
Finalmente en 2019, Pozo Vera et al.9 alaban una publicación sobre las Jornadas Provinciales de Residentes y felicitan a sus autoras; Ramos-Cordero et al.,10 reafirman la utilidad de las redes sociales académicas; Brungel Cintra et al.11 contrastan con artículo anterior sus opiniones sobre pertinencia del aprendizaje cooperativo, y Cabrera Chaviano et al.12 consideran el diagnóstico educativo y la entrega pedagógica como momentos definitivos del proyecto de trabajo educativo.
Concluido el análisis ratificamos que es insuficiente el número de cartas referidas a artículos de la propia revista, y en aquellas que sí los abordan no se exponen críticas o diferencias de opiniones significativas; la mayoría expresan coincidencia de criterios, alabanzas y/o felicitaciones a los autores, y nunca se publicaron réplicas o contrarréplicas, siendo en este sentido un formato subutilizado.
Consideramos oportuno encontrar formas para motivar a autores y lectores a incursionar en el uso de cartas al editor en EDUMECENTRO como espacio para el debate científico y la polémica.
