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EDUMECENTRO

versão On-line ISSN 2077-2874

EDUMECENTRO vol.13 no.3 Santa Clara jul.-set. 2021  Epub 30-Set-2021

 

ARTÍCULO DE REVISIÓN

Fermín Valdés Domínguez Quintanó: activo patriota, consagrado científico y profesional de la salud

Fermín Valdés Domínguez Quintanó: active patriot, consecrated scientist and health professional

Elizabeth Leal García1  * 
http://orcid.org/0000-0003-2833-0573

Cándida Orizondo Crespo1 
http://orcid.org/0000-0003-4092-4489

Xiomara Martínez Neira1 
http://orcid.org/0000-0003-1139-1249

Nancy Rodríguez Fernández1 
http://orcid.org/0000-0001-6315-9877

1 Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. Villa Clara. Cuba.

RESUMEN

Introducción:

la historia de la Medicina constituye una fuente valiosa para la formación de valores en el proceso de formación y superación de los futuros profesionales de las ciencias médicas.

Objetivo:

profundizar en la labor patriótica y médica de Fermín Valdés Domínguez en los siglos XIX y XX.

Métodos:

se realizó una revisión bibliográfica de varios documentos históricos y artículos científicos. La búsqueda fue realizada en Google Académico desde el 2014 hasta diciembre de 2020. Se revisaron más de 15 trabajos publicados, en el que sobresale la colección facticia con recortes de casi todos los trabajos periodísticos de Fermín Valdés Domínguez publicados en la prensa cubana, y los "famosos cuadernillos manuscritos" sobre sus memorias de la guerra. La información fue procesada a través del análisis de contenido y otros métodos teóricos como el histórico-lógico, analítico-sintético, inductivo-deductivo.

Resultados:

se precisó la labor patriótica y médica de Fermín Valdés Domínguez en los siglos XIX y XX. Esta personalidad de la historia cubana como estudiante universitario y profesional de la Medicina fue capaz de conjugar su labor patriótica en las luchas por la independencia del siglo XIX con el periodismo científico y revolucionario.

Conclusiones:

a través de la revisión realizada quedó demostrado que la vida y obra de Fermín Valdés Domínguez como profesional de la salud y destacado patriota cubano es una valiosa herramienta para el trabajo educativo curricular en la educación médica.

DeSC: historia de la Medicina; rasgos de la historia de vida; educación médica

ABSTRACT

Introduction:

the history of Medicine constitutes a valuable source for the formation of values ​​in the process of formation and improvement of future professionals in the medical sciences.

Objective:

to deepen inside the patriotic and medical work of Fermín Valdés Domínguez in the 19th and 20th centuries.

Methods:

a bibliographic review of several historical documents and scientific articles was carried out. The search was carried out in Google scholar from 2014 to December 2020. More than 15 published works were reviewed, in which the factitious collection stands out with clippings of almost all the journalistic works of Fermín Valdés Domínguez published in the Cuban press, and the "famous handwritten booklets" on his memoirs of the war. The information was processed through content analysis and other theoretical methods such as historical-logical, analytical-synthetic, inductive-deductive.

Results:

the patriotic and medical work of Fermín Valdés Domínguez in the 19th and 20th centuries was specified. This personality of Cuban history as a university student and professional of Medicine was able to combine his patriotic work in the struggles for independence in the 19th century with scientific and revolutionary journalism.

Conclusions:

through the review carried out, it was shown that the life and work of Fermín Valdés Domínguez as a health professional and prominent Cuban patriot is a valuable tool for curricular educational work in medical education.

MeSH: history of medicine; life history traits; education, medical

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo aborda la personalidad del Dr. Fermín Valdés Domínguez, más conocido por la estrecha relación de amistad con José Martí pero un activo patriota y profesional de la salud, poco conocido y divulgado por la historiografía cubana. Fue amigo de José Martí desde la niñez, un hombre con muchas virtudes y contradicciones propias de la época que vivió. Lo más conocido por los cubanos de hoy fue su relación con los sucesos del 27 de noviembre de 1871.1 Para poner en justo lugar a este hombre en la historia patria es necesario incursionar en su perfil humano y labor patriótica, su vida como médico e investigador en este campo.1

Martí expresó en un discurso de homenaje dedicado a este amigo y hermano, en 1894: "Sagrado es el que, en la robustez de la vida, con amor a la cabecera de la mesa cómoda, echó la mesa atrás, y los consejos del amor cobarde, y sirvió a su pueblo, sin miedo a padecer, ni a morir".1

El conocimiento de su vida y obra es importante para la educación médica por ser un paradigma de las ciencias de la salud por sus valores e integridad patriótica y profesional demostrada en su quehacer revolucionario como estudiante de Medicina y profesional. Por tal motivo, los autores se propusieron como objetivo: profundizar en la labor patriótica y médica de Fermín Valdés Domínguez en los siglos XIX y XX.

MÉTODOS

Esta investigación iniciada hace más de seis años ha requerido de una revisión bibliográfica con el propósito de desarrollar un análisis de contenido de varios documentos históricos citados por otros investigadores en determinados artículos originales y literatura científica, que posibilitan sistematizar y rescatar para la historia patria y de la Medicina, una de las personalidades que aportó notablemente a su profesión y al proceso revolucionario cubano durante las luchas de independencia contra España.

La búsqueda fue realizada en Google Académico desde 2014 hasta diciembre de 2020. Las palabras claves utilizadas fueron: patriota, estudiante de Medicina, médico, investigador científico, historia de la Medicina. En la búsqueda se revisaron más de 15 trabajos publicados, se destacan aquellos que tuvieron como fuente el archivo personal de Fermín Valdés Domínguez, en el que sobresale la colección facticia con recortes de casi todos sus trabajos periodísticos publicados en la prensa cubana, así como la papelería acerca del biografiado y de otras personalidades con las que se relacionó, además, los famosos cuadernillos manuscritos sobre sus memorias de la guerra. Tras la identificación de los estudios preseleccionados, se llevó a cabo la lectura de los títulos, resúmenes y palabras clave, para comprobar su pertinencia con el estudio.

DESARROLLO

El estudiante de Medicina y los sucesos del 27 de noviembre de 1871

En trabajos que anteceden, lo más reiterado pero de obligada referencia en la vida de esta personalidad es su vínculo con el asesinato de los ocho estudiantes de Medicina, el 27 de noviembre de 1871. Sin embargo, las autoras del presente artículo consideran necesario destacar que Fermín recibió su formación médica de manera irregular en cuatro universidades, precisamente, por ser un estudiante de Medicina que puso a prueba su rebeldía y patriotismo.

Matriculó la carrera de Medicina en la Real y Literaria Universidad de La Habana en el curso de 1870-1871. El plan de estudios vigente en Cuba para dicha carrera era el de 1863 y comprendía tres etapas: la premédica o curso de ampliación, de un año; bachillerato en Medicina de cuatro; licenciatura en Medicina de dos y doctorado, en un año final. Por tanto, de haber seguido normalmente sus estudios, debió graduarse en 1877 de licenciado y en 1878 de doctor en Medicina.

En junio de 1871 aprobó las tres asignaturas del año de ampliación, que eran: Química General, Física Experimental e Historia Natural, esta última comprendía a su vez Zoología, Botánica, Mineralogía y Geología. El 19 de octubre de ese propio año matriculó las tres asignaturas del verdadero primer año de la carrera: Anatomía Descriptiva. 1er curso, Ejercicios de Disección. 1er curso y Ejercicios de Osteología.

Recién comenzado el curso, Fermín se ve envuelto en los acontecimientos que involucran a toda la clase de primer año de Medicina, al ser acusados por el Cuerpo de Voluntarios de profanar la tumba del periodista español Gonzalo de Castañón en el cementerio Espada, contiguo al edificio donde estos recibían las clases de Anatomía.

De lo que sucedió ese día existen múltiples versiones de las cuales reseñamos solo tres. La versión de Fermín fue la primera, publicada dos años después. Según el destacado patriota, a las tres de la tarde del jueves 23 de noviembre de 1871, un grupo de alumnos del primer año de Medicina y los que como oyentes y curiosos asistían a las cátedras, esperaban reunidos, la llegada del catedrático, en el anfiteatro anatómico conocido por San Dionisio. Motivaba su tardanza un examen que aquella misma tarde se hacía en la Universidad; todos supieron pronto esta razón y se dispusieron a dejar pasar aquella hora para ir luego a la Cátedra de Disección. El edificio en que existía el anfiteatro anatómico estaba a continuación del antiguo y hoy demolido camposanto de Espada.2

Continúa Fermín reseñando que al salir del anfiteatro algunos compañeros vieron el carro en donde habían conducido los cadáveres destinados al estudio, subieron a él y dieron vueltas por la plaza que existía delante del osario. Estos fueron Anacleto Bermúdez, Ángel Laborde, José de Marcos Medina y Pascual Rodríguez, según ellos dijeron siempre. Y un joven de dieciséis años, de semblante risueño y agradable -Alfonso Álvarez- arrancó una flor del cementerio. Nada más tuvo lugar aquella tarde en las afueras del cementerio.3

De manera injusta fueron condenados a muerte ocho de aquellos jóvenes y se encarceló al resto de la clase. Este acontecimiento marcó la vida de los cubanos y en particular, al joven Fermín, quien no descansaría hasta denunciar el crimen, demostrar la inocencia de sus condiscípulos y rendirle el tributo que merecían como mártires de la patria. Fue condenado a seis años de prisión.

Los sucesos del 27 de noviembre, recién empezado el curso 1871-1872 y su posterior encarcelamiento hasta su final salida de Cuba el 30 de mayo de 1872, interrumpen violentamente sus estudios de Medicina. En 1872, un indulto del rey Amadeo I concedido para acallar el repudio universal que aquel crimen provocó, puso en libertad a todos los estudiantes sancionados en dicha causa. Valdés Domínguez se trasladó a España, donde se reunió con Martí y allí continuó su carrera.4

Ya en Madrid junto a Martí, en junio de ese año, realizó algo verdaderamente increíble al matricular en la Universidad Central de Madrid por la enseñanza libre, no solo las asignaturas del curso que ya tenía casi perdido, sino dos más del siguiente: Anatomía Descriptiva y Ejercicios de Disección, ambas del segundo curso. En los dos años académicos de 1872 a 1874, Valdés Domínguez cursó las asignaturas de Higiene Pública y Privada, así entró en contacto con la gran Escuela de Higienistas de Cataluña, en pleno apogeo desde años antes, que dejara su evidente huella no solo en él, sino también en José Martí.5

Durante el siguiente curso, 1875-1876, matriculó las asignaturas del año del doctorado: Historia de las Ciencias Médicas, Análisis Químicos aplicados a las ciencias médicas y Ampliación de la Histología Normal y Patológica, pero abandonó estos estudios para regresar a Cuba, el 2 de enero de 1876. No aparece en su expediente de estudios No. 14144 antiguo, de la Universidad de La Habana, que examinara las asignaturas del doctorado, ni que hiciera los ejercicios de tal grado, pero siempre apareció como doctor y no como licenciado en la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana y en la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba, a las que perteneció, así como en sus publicaciones médicas en la Revista de la Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana y Archivos de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana.6

Obtuvo el título de Licenciado en Medicina y Cirugía el 26 de noviembre de 1875 en la Universidad Central de Madrid, con lo cual se adelantó, incluso, a la fecha de terminación de estudios prevista inicialmente.5

Las autoras consideran que Fermín Valdés Domínguez estudió la carrera de Medicina de manera irregular, dadas las circunstancias históricas vividas: un joven con inquietudes revolucionarias que fue víctima de la política represiva del gobierno español en su patria durante la etapa neocolonial. Su implicación en los sucesos del 27 de noviembre conllevaron la interrupción de sus estudios universitarios, el cumplimiento de una sentencia y la profundización de su conciencia patriótica y sentimientos de justicia por sus compañeros asesinados.

El médico revolucionario

Retornó a La Habana en 1876, donde solicitó el permiso de las autoridades para ejercer su profesión, el cual se demora dos años para ser otorgado. Luego de vencer estos trámites, recibió el título el 29 de abril de 1878.

La llegada a La Habana en enero de 1887 de Fernando de Castañón, hijo del reaccionario periodista español Gonzalo de Castañón, muerto en Cayo Hueso en duelo con un cubano, fue aprovechada por Fermín Valdés Domínguez para tratar de reivindicar la inocencia de sus compañeros fusilados en 1871 y acusados de profanar la tumba de dicho personaje.6

Aquellos jóvenes aún permanecían en una fosa común en las afueras del cementerio de Colón, llevaban el baldón de la calumnia sin que se le hubiera hecho justicia. Esta era la intención de Fermín Valdés Domínguez, condiscípulo de los jóvenes mártires, juzgado él también con el resto de la clase de primer año, quien no había olvidado el agravio y se disponía a enmendar el "error político" que les costó la vida a sus hermanos:

"Señor Castañón:

No en nombre de los que como yo sobrevivimos a los sucesos del 27 de noviembre de 1871, sino en memoria de mis compañeros muertos, vengo a suplicarle que tenga la bondad de darme una carta en donde conste que ha encontrado Ud. sano el cristal y sana la lápida que cubre el nicho de su señor padre, desmintiendo este hecho el estigma de profanadores que llevó a la muerte a niños inocentes”.7

La respuesta de Fernando de Castañón confirma lo que ya había dicho oralmente a Fermín cuando este se personó en el cementerio Espada con la misma petición, que no se observan ni en el cristal ni en la lápida, signos de violencia y que hacía esta declaración no para hacer de ella tema de lucha política, sino para reparar un hecho que pertenecía a la historia. Con estas declaraciones en sus manos, Fermín solicita al periódico La Lucha (19 de enero de 1887), la publicación de los testimonios de Fernando Castañón y del periodista José F. Triay en el que afirman que la tumba de Gonzalo de Castañón no había sido profanada y por consiguiente, los jóvenes eran inocentes.2

En uno de los tantos discursos que Martí pronunció en nombre de los cubanos y puertorriqueños, hay uno en homenaje a Fermín Valdés Domínguez, en el cual destaca, entre otros aspectos:

“¡Ah! Ese hombre no ha vindicado solamente a los estudiantes de Medicina, ese hombre ha vindicado a la sociedad cubana. Ese fue el singular servicio de Fermín Valdés Domínguez a su patria”.5

De acuerdo con el criterio de las autoras, el hecho de que a Fermín no le bastara con homenajear cada año a sus compañeros asesinados, sino que no cesó hasta demostrar la inocencia de ellos, habla de sus valores humanistas, su patriotismo y justicia social, entre otros.

Como político, Fermín se incorporó al trabajo del Partido Liberal Autonomista, en la Ciudad Primada, que en junio de 1889 lo elige director del Círculo Autonomista de Baracoa, cargo desde el cual organiza a los patriotas de la zona y tantea sus verdaderas aspiraciones en cuanto a la independencia plena de Cuba. “Para mis amigos autonomistas era solamente el delegado en Baracoa; pero yo no olvidaba que, ante todo -era el delegado en Baracoa del Partido Revolucionario Cubano".8

En Nueva York, Fermín escribe dos artículos para el periódico Patria que aparecieron en las ediciones del 3 y el 16 de febrero: "Mi Cuba" y "Lo que infama y lo que enaltece".6 En 1892 José Martí lo nombra delegado del Partido Revolucionario Cubano en la villa y escribe de nuevo para el mencionado periódico.5

El 3 de abril de 1894 Fermín Valdés Domínguez marcha a Cayo Hueso. Lleva el encargo de contribuir a levantar los ánimos entre los emigrados cubanos. "Al despedirme de la afectuosa y buena señora de Mantilla y de sus hijas, le dije cariñosamente a María:"- ¡Hasta que vuelva de la guerra! y Martí terminó mi frase: -“¡Si volvemos!".9 Allí había instalado una modesta consulta de médico, al tiempo que se une a los grupos revolucionarios en los preparativos para la lucha por la libertad de Cuba.

A fines de 1894 se trasladó a Tampa. Al producirse el fracaso de la Fernandina en enero de 1895, se alistó en una expedición que sale el 6 de junio de ese año de Cayo Hueso con un grupo de patriotas comandados por Carlos Roloff y Serafín Sánchez, escondidos en los manglares de aquel islote inhóspito. Es allí donde decide escribir sus notas sobre las peripecias y reflexiones que conformarían luego su "Diario de Soldado" donde recoge relevantes impresiones y apuntes sobre la Guerra del 95.5

Su dolor es inmenso al conocer la noticia de la caída en combate de su gran amigo:8 "Me impuse ese sacrificio más y esperé y aquí estoy dispuesto a todos los sacrificios: pero con el corazón despedazado. Sin Martí”.9

Finalmente, el grupo fue recogido por el vapor "James Woodal" el 8 de julio, iniciaron una larga y peligrosa travesía hasta un lugar en la costa sur de la actual provincia de Sancti Spíritus, en el que desembarcaron el 24 de julio de 1895: "Punta del Caney es el nombre del lugar en donde desembarcamos (...), la marcha del veinticinco fue para mí y para todos una de las más alegres de nuestra vida. Era una mañana en Cuba, una mañana en la patria después de tantos tristes días de angustias, de sufrimiento en la emigración".10

La necesidad de dar coherencia a la revolución independentista que se había iniciado en Cuba impulsa un proceso para elegir a los representantes del mambisado a la Asamblea Constituyente que se realizó el 13 de septiembre de 1895 en Jimaguayú, entre los que se encontraba Fermín Valdés Domínguez, elegido por Camagüey. De aquellos días en la Asamblea Constituyente de Jimaguayú, escribió:

"Si yo pudiera en pocas frases, pintar el patriotismo y la fe con que se reunieron, y el tesón con que discutieron los hombres de la Asamblea Constituyente, yo me impondría esa tarea (...) Queda en mi corazón, como en una urna santa, la alegría y la honra de haber puesto mi nombre humilde, al pie de la constitución de mi patria; de haber sido electo dos veces diputado para aquella Asamblea y que mis compañeros me confiaran la misión de llevar al ilustre Gómez, al genio de nuestra guerra, el mensaje anunciándole que había sido electo por aclamación, Generalísimo de nuestra fuerza".8

Ejerció como médico mambí, y entre otros importantes cargos ocupó las jefaturas de la Sanidad Militar del Cuarto Cuerpo de Ejército en Las Villas y del Primer Cuerpo de Ejército de Oriente, con el grado efectivo de coronel. Tuvo oportunidad de compartir con las fuerzas invasoras de Máximo Gómez y Antonio Maceo y participó en numerosos combates al paso de dichas fuerzas por su territorio.

Derrotada España y establecida ya en Cuba la ocupación norteamericana, Fermín permaneció durante un tiempo junto a Máximo Gómez en el central Narcisa, como parte de su Estado Mayor. Se estableció en Viñales como médico municipal en el año 1900, mantuvo una activa participación pública en esa localidad y en La Habana, donde permaneció al tanto de los pormenores del traslado de los restos de Capdevila para el panteón de los estudiantes fusilados el 27 de noviembre de 1871, en el cementerio de Colón.5

En 1902 en el periódico El Mundo, Fermín denunció la convivencia entre los que pelearon contra la independencia y los que lucharon por ella. Sin odio, pero con firmeza en sus palabras, en su carta queda reflejada la frustración y la amargura de este cubano quien consideró que en aquel contubernio se traicionaban los ideales de Martí y por esa razón ofrece su criterio sincero y desafiante en estos párrafos:

"Mi compañero allá y mi hermano siempre:

Enfermo, desde hace ya días, solo dejo mi rancho para atender a mi destino de médico forense, porque como no procedo de la "Junta de Defensa" tengo que andarme con cuidado en esta época de concordia típica.

La historia tiene sus páginas grandiosas y guarda -también- tristezas y cobardías y miserias que no se sabe cuándo podrán liquidarse para bien de todos: pero lo que ahora importa es que la protesta honrada se levante. Ancha y grande es la puerta de nuestra República (...): todos tienen entrada en ella (…).

Pero los manchados con la traición y la infamia: los cobardes que se vendieron por miedo o por dinero al enemigo inhumano y cruel, los denunciantes: los que vistieron con orgullo el traje del voluntario o fueron como guerrilleros a defender la bandera española y se gozaron en el asesinato (...) para esos, la ancha puerta está cerrada.

A la ley, dijo Martí, no se le niega el corazón, sino a la forma importuna de la ley. Y, además de esto, las leyes no pueden servir de bautizo salvador a los miserables. Es imposible que el que sienta aún en su mejilla la bofetada cobarde se presente sin rubor, a oponerse a la justa protesta de la madre infamada o del padre que aún tiene lágrimas para llorar al hijo asesinado.

¿Vamos, acaso, a la unión y a la concordia olvidando a nuestros héroes y a nuestros pobres? ¡Vergüenza para los enfermos del alma que así piensen!".8

El médico e investigador científico

Fermín aceptó un cargo de médico municipal en Santiago de las Vegas, con sueldo fijo pagado por el Estado, se radicó en aquel poblado a partir de 1879 donde desarrolló una encomiable labor como profesional y ganó las simpatías de los trabajadores de esa localidad.5 En 1883 regresó a La Habana y en esta nueva etapa, publicó algunos trabajos médicos.

Colaboró en el periódico "El Liberal de Colón", donde aparece su artículo "El primer beso y los primeros dolores" (mayo, 1884) en el que hace gala de sus conocimientos clínicos de higiene y epidemiología pediátrica: "Misión de consuelo es la medicina; nadie como la madre sabe apreciar lo que esta le brinda, y es esto así porque en ellos ven asegurado algo que estiman más que a sus vidas: la de sus hijos. A ellas pues dedico los pobres esfuerzos de mi escasa inteligencia."

Luego reseñó las enfermedades más comunes entre los niños y su tratamiento preventivo según cuadro clínico, con un lenguaje apropiado para las personas a quien va dirigido. Otros trabajos suyos sobre temas pediátricos fueron: "La madre y el médico", "Un caso de tétano infantil" y "El cuarto del niño enfermo", entre otros.

El primer trabajo científico que se conoce del doctor Fermín Valdés Domínguez se titula "Causas de algunas de las enfermedades de los obreros elaboradores del tabaco", que apareció en la revista Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana, tomo 2, páginas 470-476, de 1885. Estos artículos son considerados por los especialistas cubanos como precursores de los estudios sobre higiene del trabajo en Cuba.5

El artículo "Causas de algunas de las enfermedades de los obreros elaboradores del tabaco" lo inició Valdés Domínguez con palabras que dicen mucho de sus grandes preocupaciones sociales: "No se esconden para el médico los dolores y las miserias que sufren nuestros nobles obreros, esos hijos del trabajo que son los mantenedores del progreso y bienestar de los pueblos que viven triste vida de penas físicas y morales y mueren como héroes cambiando sus débiles cuerpos por un pedazo de pan con que alimentar a sus pobres hijos".

Describe después la acción del tabaco sobre los fumadores, sus síntomas generales: faringitis y amigdalitis crónicas, cáncer de los labios, la lengua y el estómago, este último por la costumbre de mascar tabaco. Se pregunta: “¿Podrá dudarse de que una atmósfera saturada por las emanaciones de las hojas del tabaco por la maceración para ser torcidas, sea la causa de profundos trastornos en el organismo de los que tienen que trabajar durante todo el día bajo su venenosa acción?".

Nombra entre otras afecciones, a la que llamó Paul Tolly nicotismo agudo; al referirse a la tabacosis y otras neumoconiosis lo hace con opiniones del Maestro de Barcelona y continuador de Monlau en la Escuela Catalana, el profesor Rafael Rodríguez Méndez.

Algo muy importante además, es que citó la memoria que veinticinco años antes había presentado el doctor Joaquín Muñoz Díaz, ante la Real Sociedad Económica de La Habana, en la que pedía la sustitución de las mesas que entonces se usaban y que seguían en uso para la elaboración del tabaco porque predisponían a posiciones viciosas en los obreros, que los llevaba a la adquisición de afecciones pulmonares; y terminó su artículo proponiendo, como el doctor Muñoz, modificaciones a dichas mesas que ayuden a solucionar tal problema.4

El 8 de julio de 1886 presentó su trabajo de ingreso como miembro titular de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana "Contribución al estudio de la etiología de la tuberculosis" que aparece en el libro 3ro. de actas de la Sociedad, folio 29. En dicho trabajo, Valdés Domínguez abundó sobre los planteamientos hechos en el artículo anterior y trató de probar que la posición forzada que son obligados a adoptar los obreros tabacaleros es una de las causas predisponentes más importantes de la tuberculosis pulmonar. Enfatizó sobre todo en la actitud viciosa que toma el cuerpo, que a largo plazo produce semiatrofia de ciertos músculos torácicos por inmovilidad y como consecuencia, compresión pulmonar. Incluyó cuatro de sus observaciones clínicas y propuso la modificación de las mesas de trabajo.

El 2 de septiembre de 1886 aparece un nuevo trabajo de Fermín dirigido esta vez a exponer el resultado del tratamiento del tétano infantil: "Tétanos infantil. Curación. Apuntes para una observación clínica", en el que expone los alentadores resultados obtenidos en la curación de una enfermedad, por lo general mortal, en niños recién nacidos y provocada por la infección del ombligo.

Como se puede apreciar, el trabajo médico del doctor Fermín Valdés Domínguez se dirige a desarrollar una cultura de la higiene como premisa para una buena salud, principios que aplica tanto en el tratamiento pediátrico como a la higiene del trabajo, basado en sus conocimientos y los estudios de los higienistas catalanes precursores de esta rama de la salud humana.

En la sesión solemne del 14 de octubre de 1886 presentó Valdés Domínguez su último trabajo ante la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana, a la que, sin embargo, siguió perteneciendo hasta el 20 de agosto de 1899. Este estudio titulado "Enfermedades de origen bacteriano” publicado en la revista Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana tiene mucha importancia pues se sitúa entre los primeros trabajos sobre bacteriología en Cuba.

En su investigación defiende la teoría bacteriana del origen de enfermedades infecciosas en contra de los que creían que los fenómenos químicos de la fermentación eran la causa de estas epidemias, se coloca entre los precursores de estas ideas en Cuba.

En Baracoa, desde hacía varios años, había una plaga que afectaba a los cocoteros de la región, causando graves perjuicios a una de las mayores producciones de esta localidad. Se desconocía a ciencia cierta qué provocaba la enfermedad, por lo que en agosto de 1890 se trasladó a la zona el doctor Carlos de la Torre y Huerta, dispuesto a encontrar la causa del mal; para emprender las investigaciones contó con la ayuda de Fermín Valdés Domínguez y entre ambos encontraron que la plaga era producida por un insecto hemíptero de la familia de los cóccidos (cochinillas o guaguas).

Dos años después presentaba su informe final la comisión con el título de "Historia del uredo cocoivoro" en que se daba como causante de la plaga a este hongo del género uredíneo o roya. Este resultado científico tuvo una gran repercusión en los medios científicos de la isla, dados el valor económico de las nueces de coco de Baracoa; el doctor Carlos de la Torre reconoció en la prensa habanera el protagonismo de Fermín, en dicho hallazgo.3

En octubre de 1891, el gobierno municipal de Baracoa lo nombró subdelegado de Medicina y Cirugía, cargo que ratifica el prestigio ganado entre los pobladores del lugar. También fue nombrado médico de la compañía norteamericana de seguro "La Equitativa" en la comarca (23 de junio de 1892), según consta en el Leg. 3. Exp.5. del Museo Casa Natal de José Martí.

Consultando ese documento también se pudo conocer que por su labor profesional en la ciudad primada de Cuba, el Ayuntamiento le extendió título de mérito, en el que se hacía constar: "… las más satisfactorias muestras de estimación y muy especialmente por los relevantes y humanitarios servicios que ha prestado en esta jurisdicción exponiendo su propia vida en diferentes ocasiones por asistir a los enfermos y practicar reconocimientos y autopsias judiciales en épocas de abundantes lluvias, atravesando con su cabalgadura ríos a nado y caminos intransitables por llenar su deber y salvar la vida de los enfermos que reclamaban su asistencia".

La obra científica de Valdés Domínguez lo destacó como hombre de ciencia. Terminada la guerra continuó ejerciendo su profesión, pobre y honestamente, como lo había hecho siempre, en el apartado pueblo de Viñales, provincia de Pinar del Río.

CONCLUSIONES

Fermín Valdés Domínguez fue un joven de pensamiento político revolucionario que se pronunció contra los desmanes del colonialismo español con acciones comprometedoras y la denuncia pública en periódicos de la época. Como estudiante universitario y profesional de la Medicina fue capaz de conjugar su labor patriótica en las luchas por la independencia del siglo XIX, con el periodismo científico y revolucionario. Realizó numerosas publicaciones científicas y políticas en diferentes medios de la prensa de la época. El conocimiento de su lucha por la independencia de Cuba y su pensamiento científico como médico aportan a la historia patria y de manera especial, a la historia de las ciencias médicas. Su quehacer patriótico, científico y profesional constituye una valiosa fuente de conocimiento para la formación de valores en los profesionales de la salud a través de la educación médica.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 13 de Mayo de 2021; Aprobado: 17 de Mayo de 2021

*Autor para la correspondencia. Correo electrónico: elizabethl@infomed.sld.cu

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Conceptualización: Elizabeth Leal García

Análisis formal: Elizabeth Leal García, Xiomara Martínez Neira, Cándida Orizondo Crespo.

Investigación: Elizabeth Leal García, Nancy Rodríguez Fernández, Xiomara Martínez Neira.

Metodología: Elizabeth Leal García, Cándida Orizondo Crespo

Redacción: Elizabeth Leal García

Revisión: Elizabeth Leal García, Cándida Orizondo Crespo, Xiomara Martínez Neira

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