Sr. Editor:
Con sumo interés leí la publicación en el último número de esta revista del artículo «Paro cardiorrespiratorio hospitalario: un desafío en la actualidad»1, y concuerdo plenamente con sus autores; de hecho, en meses pasados, publiqué un editorial en relación con el tema de la reanimación cardiopulmonar y cerebral en la gestante2.
Considero que es necesario emitir mis consideraciones acerca de un hecho médico de dominio público3 y ampliar algunos de los aspectos, en especial, cuando se trata de una paciente gestante.
Este suceso atañe transversalmente a todo quien lo presencie4. Cuando ocurre una parada cardiorrespiratoria (PCR), el inicio de las maniobras en forma precoz, oportuna y eficiente puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, en ocasiones de dos vidas, si la paciente es gestante y se encuentra a término.
Resulta lastimoso observar como la reanimación es contemplada intrahospitalariamente por médicos que esperan por el más experto, la mayoría de las veces el anestesiólogo, y no se realiza ninguna maniobra hasta su arribo, que en muchas ocasiones se encuentra distante del lugar de ocurrencia.
Sin duda, constituye un hecho que la baja incidencia de la PCR no permite mantener un nivel de entrenamiento de las destrezas requeridas para una correcta RCP (reanimación cardiopulmonar), lo que lleva a la pérdida de estas, si alguna vez se adquirieron. En la gestante, a la que se adiciona la posibilidad de la cesárea perimortem, la PCR está rodeada de un acto de osadía, pues requiere un alto nivel de decisión por el imperativo de tener que realizar la mencionada cesárea en el lugar de ocurrencia y en el tiempo previsto; o sea, al quinto minuto del comienzo de la PCR.
Se hace necesario entonces, que la enseñanza de la RCP sea contemplada como una competencia que se entrene y evalúe periódicamente. Los anestesiólogos-reanimadores deben ser quienes lideren los grupos dedicados al tema, al mismo tiempo que se debe demostrar un elevado dominio de la competencia en reanimación toda vez que sea requerido, con actualización, habilidad y destrezas.
El liderazgo tiene que ser ganado, los buenos líderes crean una cultura que se centra en «lo que está bien», no en «quién» está en lo correcto5.
En el Hospital Provincial Docente Ginecobstétrico Ana Betancourt de Mora de Camagüey, Cuba, hemos establecido un sistema de adiestramiento que se repite varias ocasiones al año y se evalúan los resultados obtenidos. Considero que es una competencia que, aunque infrecuente, es extremadamente significativa como para no ponerle nuestro mayor empeño.