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Cuban Journal of Agricultural Science

versión On-line ISSN 2079-3480

Cuban J. Agric. Sci. vol.53 no.1 Mayabeque ene.-mar. 2019  Epub 20-Ene-2019

 

Artículo Especial

El Buen Vivir rural y la construcción colectiva de Proyectos de Vida Comunitarios

José de Souza Silva1  * 

1Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária - Embrapa Campina Grande-PB, Brasil.

Resumen

Instituciones de innovación están en una encrucijada histórica. Dada la crisis civilizatoria condicionando el colapso del “desarrollo”, o esas instituciones siguen reproduciendo la “innovación para el desarrollo”, en detrimento de la vida humana y no humana, o cons-truyen modos de innovación comprometidos con el Buen Vivir de los Pueblos, un emer-gente paradigma alternativo al paradigma de desarrollo. Para instituciones aspirado con-tribuir a la construcción del Buen Vivir rural -comunidades rurales felices con modos de vida sostenibles- el artículo aporta: (a) un marco conceptual sobre la vulnerabilidad-sostenibilidad de los modos de vida rurales en América Latina, (b) preguntas descoloni-zadoras del pensamiento reproductor del paradigma de desarrollo; (c) premisas emanci-padoras para inspirar mujeres y hombres queriendo construir el Buen Vivir rural en Amé-rica Latina; y (d) un camino metodológico para la construcción colectiva de Proyectos de Vida Comunitarios incorporando ‘semillas del Buen Vivir’ rural. La conclusión es una invitación ética para la construcción del ‘día después del desarrollo’.

Palabras-clave: Crisis civilizatoria; Innovación para el desarrollo; Agricultura familiar; Modos de vida rurales; Innovación para el Buen Vivir

Introducción

El futuro de los Pueblos del mundo es incierto. El futuro de su felicidad y de la sosteni-bilidad de sus modos de vida está condicionado por turbulencias creadas por cambios en las relaciones de producción y poder, modos de vida y cultura, dominantes en el industrialismo. Entre rupturas y emergencias paradigmáticas, propias de un cambio de época (Foster 2013 y Silva 2018), la humanidad asiste al ocaso del paradigma de desarrollo concebido en el Norte (Sachs 1996) y al alborear del paradigma del Buen Vivir que emerge desde el Sur (Acosta 2015) un desafío al mandato de instituciones de innovación. Instituciones de innovación están en una encrucijada histórica. Dada la crisis civilizatoria condicionando el colapso del desarrollo, o esas instituciones siguen reproduciendo la “innovación para el desarrollo”, en detrimento de la vida humana y no humana, o construyen modos de innovación comprometidos con el Buen Vivir de los Pueblos, un emergente paradigma alternativo al paradigma de desarrollo. Para instituciones aspirando contribuir a la construcción del Buen Vivir rural -comunidades rurales felices con modos de vida sostenibles- aportamos: (a) un marco conceptual sobre la vulnerabilidad-sostenibilidad de los modos de vida rurales en América Latina, (b) preguntas descolonizadoras del pensamiento reproductor del paradigma de desarrollo; (c) premisas emancipadoras para inspirar mujeres y hombres queriendo construir el Buen Vivir rural en América Latina; y (d) un camino metodológico para la construcción colectiva de Proyectos de Vida Comunitarios incorporando semillas del Buen Vivir. La conclusión es una invitación ética para la construcción del ‘día después del desarrollo’.

La vulnerabilidad-sostenibilidad de los modos de vida rurales

¿Por qué una comunidad rural necesitaría revisar su modo de vida? El modo de vida moderno impuesto por el modus operandi de la sociedad industrial capitalista ordenó el mundo para el progreso, a partir del siglo XIX, y lo reordenó para el desarrollo, después de la Segunda Guerra Mundial (Silva 2017). En nombre del progreso, en la colonización, y del desarrollo, en la globalización, ese modo de vida hegemónico prometió prosperidad, felicidad y paz para todos los pueblos que adoptaran las innovaciones científicas, tecnológicas, sociales, culturales, políticas, económicas, institucionales, de Occidente (Goldsmith 1996). Ese modo de vida condicionó la naturaleza y la dinámica de los modos de vida de Pueblos de distintas geografías, religiones e ideologías. Sin cumplir las promesas de la civilización occidental, el modo de vida capitalista -patriarcal, racial, genocida, etnocida, epistemicida, ecocida- de los “desarrollados” no es capaz de asegurar la sostenibilidad de la vida en la Tierra (Ornelas 2017). Por eso, estamos vulnerables -del ciudadano al Planeta- y amenazados de extinción.

Todo está en crisis (Silva 2018). La civilización occidental y su sociedad industrial capitalista, instituciones modernas, paradigma científico clásico, marcos intelectuales derivados de la idea de progreso/ desarrollo, premisas (verdades) que aún reproducen el paradigma occidental de desarrollo. Pero si todo está en crisis, ¿cómo pensar una forma de superar una crisis si también está en crisis la forma dominante de pensar? ¿Cómo pensar la vida desde la vida (GuevaraAristizábal y Eschenhagen 2017), y no desde el progreso/desarrollo? La descolonización del pensamiento hegemónico es crítica para nuestra participación en procesos de descolonización de la historia, economía, educación, agricultura, cooperación, en fin, del modo de “innovación para el desarrollo” que no construye sociedades ni comunidades felices con modos de vida sostenibles, incluso en el campo. En el momento de iniciar la descolonización del pensamiento subordinado al conocimiento autorizado por el “desarrollado” del Norte, nosotros necesitamos percibir que en la misma América Latina emerge una de las últimas esperanzas de la humanidad, el paradigma Sumak Kawsay o Buen Vivir.

Con ese paradigma, la región está preñada de otro horizonte de sentido utópico para inspirar la construcción de comunidades felices con modos de vida sostenibles (Silva 2018). La crisis del desarrollo y la emergencia del Buen Vivir son fuentes de criterios para reinterpretar el pasado, evaluar el presente y explorar el futuro de un modo de vida rural. Un modo de vida rural es una filosofía de vida colectiva, una forma comunitaria de ser y sentir, pensar y actuar, producir y consumir, comunicarse y relacionarse, entre si y con la naturaleza, que condiciona el modo de innovación -modo de interpretación + modo de intervención- de las familias constitutivas de una comunidad rural (Silva, 2017). Esa comunidad comparte una visión de mundo, o sea, un conjunto de premisas -verdades- culturales/históricas que explican para esas familias qué es y cómo funcio-na la realidad en el ámbito de la comunidad y de la sociedad. Así, para transformar la realidad de un territorio es crítico transformar la percepción vigente entre las comunida-des del territorio sobre esa realidad, que en América Latina es marcada por la agricultura familiar. Dada la interdependencia entre todos los seres vivos, la sostenibilidad de la vida humana y no humana en un territorio es una propiedad emergente de la interacción solidaria entre todas las formas de vida en ese territorio.

La agricultura familiar prevalece en el paisaje rural latinoamericano. Por tanto, la vulnerabilidad- sostenibilidad de los modos de vida rurales está asociada a la vulnerabilidad-sostenibilidad de la agricultura familiar constitutiva de esos modos de vida, cuya vulne-rabilidad-sostenibilidad está asociada a la vulnerabilidad-sostenibilidad de la agrobiodiversidad local que sostiene dicha agricultura. Si hoy la agricultura está ordenada para el desarrollo, entonces los modos de vida rurales también están bajo los impactos combinados de los mismos cambios globales/locales en las relaciones de producción y poder, modos de vida y cultura, que ya inciden en la transformación de la agricultura mundial y los sistemas agroalimentarios nacionales y locales (Amin 2013). Por tanto, para las comunidades rurales de la región, nada es más sabio que examinar el pasado, el presente y el futuro de la vulnerabilidad-sostenibilidad de sus modos de vida colectivos. En ese esfuerzo, de forma transversal, las familias necesitan discutir sobre el grado de infelicidad-felicidad de la comunidad y sobre el grado de vulnerabilidad-sostenibilidad de su modo colectivo de vida, históricamente en el pasado, críticamente en el presente y prospectivamente en el futuro, para asumir consciencia de cuáles factores aportan más a la felicidad colectiva y a la sostenibilidad del modo de vida comunitario.

La problematización del desarrollo: Preguntas descolonizadoras

Para comprender el mundo hay que problematizarlo. Así pensaba Paulo Freire, cuando concibió la Pedagogía de la Pregunta, y Jean-Claude Michéa, cuando reflexionó sobre la Escuela de la Ignorancia, ambos para ayudarnos a comprender el orden del mundo glo-bal/local que nos ha tocado vivir y en qué momento la revuelta contra ese orden pasa a ser una necesidad ética. En la actual crisis civilizatoria (Ornelas 2013), problematizar el mundo es problematizar el desarrollo: problematizar el capitalismo oculto en la idea de progreso, durante el colonialismo imperial de la era de la colonización, y en la idea de desarrollo, en el imperialismo sin colonias de la actual era de la globalización.

Así, el proceso de descolonización del pensamiento hegemónico, que nos mantiene rehenes de premisas condicionantes de la naturaleza capitalista del modo de “innovación para el desarrollo”, vigente en la globalización neoliberal, inicia con la problematización del paradigma occidental de desarrollo (Silva 2018): (1) ¿Quiénes (qué sujetos políticos) concibieron las premisas -verdades- que legitiman la meta universal, “ser civilizado” (en la colonización), “ser desarrollado” (en la globalización), y reproducen el modo de innovación del paradigma -Norte-céntrico- de progreso/desarrollo promovido como la única vía válida para alcanzar dicha meta?; (2) ¿Desde qué lugar geográfico esos sujetos políticos enunciaron sus verdades?; (3) ¿En qué momento histórico eso ocurrió?; (4) ¿Con qué intención política esos sujetos políticos crearon esas verdades?; (5) ¿Qué procesos institucionales transfirieron/impusieron dichas verdades a nosotros en el Sur global?; y (6) ¿Cuáles instituciones globales/regionales/nacionales/ locales todavía hoy reproducen dichas verdades entre nosotros?

Las respuestas a esas preguntas, construidas por interesados en emanciparse del pensamiento subordinado al paradigma occidental de desarrollado, crean criterios para uno decidir divorciarse de premisas falsas o irrelevantes concebidas lejos de su realidad, sin su participación y sin compromiso con su futuro. Esos criterios sirven también para inspirar la construcción de premisas comprometidas con la felicidad de una comunidad rural y la sostenibilidad de su modo de vida colectivo. Otras preguntas descolonizadoras son: (a) ¿Por qué, después de siglos de la idea de progreso y décadas de la idea de desarrollo, la humanidad sigue más desigual y el Planeta más vulnerable?; (b) ¿Por qué, después de siglos siendo “civilizada” por imperios europeos y décadas siendo “desarrollada” por los Estados Unidos, América Latina es hoy la región más desigual del mundo en distribución de tierras e ingresos?; (c) ¿Por qué los Estados Unidos, el país “desarrollado” a ser emulado, con apenas 5% de la población mundial: (i) cultiva un modo de vida insostenible, por consumir 40% del total de recursos naturales consumidos en el mundo; (ii) no crea prosperidad para todos en su propio territorio, ya que es el país más desigual entre los “desarrollados”; (iii) no hace feliz a su sociedad, que es la campeona mundial del consumo de drogas, por no encontrar sentido para su existencia como sociedad de consumo; y (iv) no aporta a la paz mundial, pues el 65% de su economía depende más de la guerra que de la paz? Quienes investigan esas preguntas construyen respuestas que convergen hacia la conclusión de que progreso = desarrollo = capitalismo (Silva, 2018). De tan injusto, el capitalismo emergente no pudo ser presentado por su nombre propio; había el riesgo de ser rechazado. ¿Qué gobierno/líder aceptaría establecer localmente un sistema cuyo objetivo único es la creación infinita de riqueza material a través del crecimiento económico ilimitado bajo el criterio del lucro máximo a corto plazo y a cualquier costo? ¿Qué gobierno/líder aceptaría viabilizar localmente el modus operandi de un sistema en el que la acumulación ocurre siempre con concentración, por desposesión y sin distribución? ¿Qué gobierno/líder aceptaría un sistema cuya hambre insaciable devora localmente a mercados cautivos, materia prima abundante, mano de obra barata, mentes obedientes y cuerpos disciplinados, mientras inescrupulosamente viola lo humano, lo social, lo cultural, lo ecológico, lo espiritual, lo ético?

Para ocultar el monstruo abominable, los imperios occidentales inventaron la “idea de progreso”, con sus seductoras promesas de prosperidad, felicidad y paz para todos los pueblos, para viabilizar la expansión incontrolable del capitalismo emergente (Silva 2018). Esa fue la idea que galvanizó mentes y conquistó corazones de gobiernos y líderes de todas las geografías, ideologías y religiones. Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos reemplazaron la idea de progreso, desgastada por la participación de la ciencia y de la tecnología modernas en eventos abominables, como el Holocausto y la Bomba Atómica lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki, por la “idea de desarrollo”, reciclando en la globalización las promesas hechas en nombre del progreso y manteniendo el modus operandi de la dicotomía superior- inferior creada a partir de la noción de raza. Enunciando que hay razas superiores e inferiores, con la raza blanca en el tope de la lista (Dussel, 1994), imperios occidentales establecieron el “derecho del más fuerte”, que es el derecho a la dominación, mientras el más débil tiene la obligación de la obediencia. A partir de esa dicotomía, esos imperios hicieron la clasificación social de la humanidad (Quijano 2000), civilizados primitivos en la colonización, y desarrollados-subdesarrollados en la globalización, o sea, capitalistas no capitalistas.

Del desarrollo rural al Buen Vivir rural: Premisas emancipadoras

Falsas premisas inspiran falsas promesas y soluciones inadecuadas. En la actualidad, comunidades urbanas y rurales son rehenes de premisas -verdades- culturales derivadas de la idea de desarrollo, que se expresan a través de modelos alternativos de desarrollo, como si la solución para “problemas de subdesarrollo” (hambre, pobreza) fuera “más desarrollo”, o sea, más capitalismo. Sin embargo, si desarrollo = capitalismo, el desarrollo no tiene solución para problemas derivados de las desigualdades creadas por las contradicciones de su modus operandi. Por tanto, el paradigma de desarrollo es la fuente dominante de inspiración para la concepción de alternativas de desarrollo. Sin embargo, América Latina está preñada del Buen Vivir, la fuente emergente de inspiración para la concepción de alternativas al desarrollo, alternativas no capitalistas.

Algunas premisas, de naturaleza contextual-interactiva-ética, con potencial para emanci-par instituciones de innovación y comunidades rurales, de las seductoras alternativas de desarrollo, incluyendo desarrollo rural, liberándolas para la construcción del Buen Vivir rural (Silva 2018), son: (1) nada es anterior ni superior a la vida, que es el origen, centro y fin de todo pensar y actuar humano; (2) ; el capitalismo es incompatible con el Buen Vivir, pues aquel amenaza la extinción de la vida en la Tierra; (3) la sostenibilidad de la vida en un territorio rural implica cultivar las relaciones, significados y prácticas que generan la vida, sustentan la vida y dan sentido a la existencia humana y no humana en ese territorio, pues, dada la interdependencia entre todos los seres vivos, la sostenibilidad es una propiedad emergente de la interacción solidaria entre todas las formas y modos de vida humana y no humana; (4) no es verdad que ‘lo relevante’ existe siempre en determinados idiomas, es creado siempre por determinados sujetos y nos llega siempre de determinados lugares, que nunca coinciden con nuestros idiomas, sujetos y lugares; (5) es más sabio aprender inventando a partir de experiencias locales que perecer imitando a partir de modelos globales; (6) no hay un modo de vida superior, el desarrollo, que una comunidad debe aspirar y alcanzarlo, ni un modo de vida inferior, el subdesarrollo, que una comunidad debe rechazar y superarlo, porque todos fuimos, somos y seremos siempre ‘diferentes’; (7) el fin para una comunidad no es “ser desarrollada”, sino ser feliz cultivando un modo de vida sostenible; (8) la felicidad comunitaria incluye también la autonomía de la comunidad para influenciar aspectos del futuro que interesa a las familias que la integran; (9) el conocimiento significativo es interactivamente generado (intercambio de experiencias) y socialmente apropiado (diálogo de saberes) en el contexto de su aplicación (dimensión práctica) e implicaciones (dimensión ética); (10) la innovación relevante emerge de procesos de interacción social (intercambio de experiencias) con la participación (diálogo de saberes) de los que la necesitan (dimensión práctica) y serán impactados (dimensión ética) por ella; (11) la vulnerabilidad sostenibilidad de los modos de vida rurales en América Latina está fuertemente asociada a la vulnerabilidad sostenibilidad de la agricultura familiar constitutiva de esos modos de vida, y la vulnerabilidad sostenibilidad de la agricultura familiar en la región está fuertemente asociada a la vulnerabilidad sostenibilidad de la agrobiodiversidad localmente adaptada para sustentar a la agricultura familiar local; y (12) la soberanía alimentaria en el Buen Vivir rural emerge de la transición paradigmática, de una agricultura familiar convencional a una agricultura familiar agroecológica.

Pedagogía de la pregunta. Construir Proyectos de Vida Comunitarios

Lo que nos liberta es la pregunta y no la respuesta. Con su Pedagogía de la Pregunta, Paulo Freire demostró que la pedagogía de la respuesta nos hace prisioneros de verdades (respuestas) construidas por actores foráneos para contestar a sus propias preguntas, concebidas lejos de nuestros contextos y sin compromiso con nuestra felicidad ni con la sostenibilidad de nuestros modos de vida. Así, no se puede transformar una realidad con respuestas sino con preguntas. Las respuestas existentes sobre una realidad son constitutivas de esa realidad que se quiere comprender para transformar. La transformación del futuro de las comunidades rurales latinoamericanas les exige imaginar nuevas preguntas y construir nuevas respuestas sobre el pasado, presente y futuro de su realidad colectiva.

Un experimento social metodológico, realizado con el protagonismo de comunidades rurales del Semiárido Brasileiro, validó un camino metodológico para la construcción colectiva de Proyectos de Vida Comunitarios preñados con semillas del Buen Vivir rural (Silva 2017). Entre 2015 y 2017, el Núcleo de Agroecología de la Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa), en Campina Grande, Estado Paraíba, Noreste de Brasil, inspirado en una Tesis de Maestría (Pazmino y Quintana 2016), realizó un experimento social para desarrollar y validar un camino metodológico para la construcción social del Buen Vivir en comunidades rurales. Bajo la orientación de Facilitadores del proceso, capacitados por el Núcleo de Agroecología, las comunidades desarrollaron una metodología -contextual, interactiva y ética- que en mayo de 2017 fue validada por ellas, reunidas por primera vez en un taller. Las/los representantes de cada comunidad compartieron su experiencia particular y juntas consolidaron sus experiencias en un camino metodológico general y flexible para el beneficio de otras comunidades rurales interesadas ejercitar su autonomía para construir sus Proyectos de Vida Comunitarios preñados con semillas del Buen Vivir rural.

La Pedagogía de la Pregunta (Freire y Faúndez 1985) fue la fuente de inspiración del marco metodológico del experimento social, seguido por los científicos del Núcleo de Agroecología y por los Facilitadores (comunitarios y de instituciones socias de las comunidades) del proceso. Dividido en doce momentos metodológicos, el proceso invita las familias de una comunidad rural a contestar determinadas preguntas, colectivamente, para que esas se comprometan con las respuestas de las cuales participaron de su construcción. Esos momentos organizan una evaluación histórico-prospectiva de la felicidad comunitaria y de la sostenibilidad del modo de vida colectivo de una comunidad rural. Una síntesis del proceso es escrita en la forma de un Proyecto de Vida Comunitario, que funciona como una carta de navegación -fuente de inspiración, orientación, (re)planificación, monitoreo, evaluación- de la comunidad, e como un instrumento de negociación de diferentes apoyos por parte de las distintas instituciones socias de la co-munidad. La naturaleza y la dinámica de cada uno de esos momentos son condicionadas por preguntas-guías (Silva 2018) que las/los Facilitadores adaptan culturalmente, si ne-cesario, para una mejor comprensión en cada comunidad, que se reúne para construir sus respuestas en su propio ritmo, generalmente algunas horas cada fin de semana:

Momento-1 - Necesidad de un Proyecto de Vida Comunitario: ¿Cuál es la historia social y política de la comunidad? ¿Ustedes se consideran una comunidad feliz? ¿Por qué? ¿Por qué ustedes se consideran una comunidad y cómo esa comunidad vive colectivamente? ¿Qué aspectos actuales de la dinámica comunitaria están vulnerables y podrían comprometer la sostenibilidad del modo de vida colectivo de ustedes en el futuro? ¿Cómo estará la comunidad en diez o veinte años adelante si ustedes no construyen un Proyecto de Vida Comunitario para permitirles reorientar sus acciones colectivas actuales e inspirar otras acciones colectivas, todas dirigidas a la felicidad comunitaria y a la sostenibilidad futura de su modo de vida colectivo? Contestadas esas preguntas, la comunidad decide si quiere o no construir su propio Proyecto de Vida Comunitario.

Momento-2 - Representación histórica del pasado comunitario: ¿Cuándo y cómo nació la comunidad? ¿Cuál era la situación de la producción, agrobiodiversidad, alimentación, salud, educación, transporte (movilidad humana), agua, infraestructura, servicios, cultura/deporte/entretenimiento, en las primeras décadas de su existencia, y qué políticas públicas existían para fortalecer comunidades rurales?

Momento-3 - Representación crítica del presente comunitario: ¿Cómo está organizada políticamente la comunidad? ¿Cuál es la situación de la vulnerabilidad-sostenibilidad de la producción, agrobiodiversidad, alimentación, salud, educación, transporte (movilidad humana), agua, infraestructura, servicios, cultura, deporte, entretenimiento, y qué políticas públicas existen para fortalecer comunidades rurales?

Momento-4 - Representación prospectiva del futuro comunitario en 2030: ¿Cuál debe ser la forma de organización política de la comunidad? ¿Cuál debe ser la situación soste-nible para la producción, agrobiodiversidad, alimentación, salud, educación, transporte (movilidad humana), agua, infraestructura, servicios, cultura, deporte, entretenimiento, y qué políticas públicas deben existir para fortalecer comunidades rurales?

Momento-5 - Procesos histórico transformadores de la realidad comunitaria: ¿Qué procesos (ejemplo: deforestación, expansión de la pecuaria) ocurrieron, de los cuales resultaron las transformaciones negativas, de la realidad comunitaria? ¿Qué grupos de actores impulsaron y qué grupos se resistieron a esos procesos, y por qué?

Momento-6 - Procesos y principios transformadores del futuro comunitario: ¿Qué procesos deben ocurrir para viabilizar la situación futura deseada para la organización políti-ca, producción, agrobiodiversidad, alimentación, salud, educación, transporte (movilidad humana), agua, infraestructura, servicios, cultura, deporte, entretenimiento de la comunidad, y para viabilizar políticas públicas de fortalecimiento comunitario? ¿Cuáles principios deben prevalecer (ejemplos: solidaridad, reciprocidad, complementariedad, cuidado con el Otro) en la construcción del futuro comunitario, y por qué?

Momento-7 - Potencialidades para viabilizar el Proyecto de Vida Comunitario: ¿Qué potencialidades (humanas, naturales, históricas/culturales, sociales, económicas) la comunidad ya dispone para construir determinados aspectos (¿cuáles?) de su Proyecto de Vida Comunitario? ¿Cuáles potencialidades la comunidad no dispone, pero necesitará, para construir determinados aspectos (¿cuáles?) de su Proyecto de Vida Comunitario?

Momento-8 - Dificultades para viabilizar el Proyecto de Vida Comunitario: ¿Cuáles son los problemas/ obstáculos locales que pueden impedir a la comunidad de construir determinados aspectos (¿cuáles) de su Proyecto de Vida Comunitario?

Momento-9 - Matriz institucional implicada en el Proyecto de Vida Comunitario: ¿Qué instituciones nacionales/provinciales/municipales tienen su mandato institucional apropiado para apoyar la implementación del Proyecto de Vida Comunitario?

Momento-10 - División de responsabilidades en la comunidad: ¿Quiénes asumen el liderazgo para implementar cada acción para viabilizar el futuro de la organización política, producción, agrobiodiversidad, alimentación, salud, educación, transporte (movilidad humana), agua, infraestructura, servicios, cultura, deporte, entretenimiento de la comunidad, y la existencia de las políticas públicas para el fortalecimiento comunitario?

Momento-11 - Estrategias para implementar el Proyecto de Vida Comunitario: Indicar y desarrollar estrategias específicas para la implementación de cada acción propuesta para viabilizar determinados aspectos del Proyecto de Vida Comunitario, bajo el liderazgo de los miembros de la comunidad seleccionados en el momento anterior.

Momento-12 - Implementación del Proyecto de Vida Comunitario. Empieza el proceso de implementación de las acciones de corto, mediano y largo plazo para viabilizar todos los aspectos del Proyecto de Vida Comunitario. Ese proceso es flexible y la comunidad puede y debe evaluar sus avances anualmente y reorientar sus estrategias.

¿De dónde venimos como comunidad/pueblo, sociedad? ¿Quiénes somos como comunidad/Pueblo/ sociedad? ¿Hacia dónde vamos como comunidad/Pueblo/sociedad? Cuando es muy alta la incertidumbre sobre el futuro colectivo, esas preguntas milenarias continúan relevantes para comunidades/Pueblos/ sociedades. Por ejemplo, si reinterpre-tamos nuestro pasado podemos descubrir que nunca fuimos, no somos y ni seremos “superiores-inferiores” , porque esa dicotomía es una creación política, ideológica, epistemológica, para la dominación de unos pueblos por otros para explotarlos. Podemos entonces descubrir que siempre fuimos, somos y seremos diferentes, concluyendo finalmente que somos libres para soñar con un futuro diferente del que nos impone la globalización neo-liberal, que podemos soñar en ser felices cultivando modos de vida sostenibles.

Conclusión

¿Qué es más importante que la vida? Nada. Sin embargo, el mundo fue ordenado para el progreso, en la colonización, y reordenado para el desarrollo, en la globalización. Desde 1492, con la invasión/ocupación de Abya Yala, con la intención de dominación para la explotación, imperios antiguos y modernos del Norte han impuesto, sobre los Pueblos del Sur global, valores, ideas, conceptos, teorías, paradigmas, modelos, todos de naturaleza Norte-céntrica, que debemos “adoptar sin cuestionar”, porque supuestamente todo eso nos “ayudará” a ser civilizados/desarrollados como esos imperios. Pero, pasados cinco siglos de progreso y seis décadas de desarrollo, la humanidad está más desigual, el Planeta está más vulnerable y América Latina cada vez más se consolida como la región más desigual del mundo. ¡Basta! ¡No más capitalismo disfrazado de desarrollo!

Ha llegado la hora de escribir un epitafio a la “idea de desarrollo”, que no pasa de un disfrace para el capitalismo que amenaza de extinción de la vida en la Tierra. Revisemos nuestros modos de vida, urbanos y rurales, desde una perspectiva histórica y prospectiva. En el esfuerzo, diagnosticaremos que esos modos de vida han sido ordenados para servir al capital. Será crítico descolonizar el pensamiento dominante en las ciudades y en los campos, porque ese ha sido ordenado para reproducir el “progreso/desarrollo”. Con la actual crisis civilizatoria, caen los mitos modernos -progreso, desarrollo- al mismo tiempo que renace la esperanza en la forma del paradigma emergente del Sumak Kawsay, o sea, la región está preñada de una utopía otra, el Buen Vivir. Necesitamos reorientar nuestro pensamiento y acciones para la vida. En la práctica, necesitamos construir el ‘día después del desarrollo’ (Silva 2011, 2018), rechazando sus indicadores y la matriz semántica que nutre la concepción de alternativas de desarrollo, o sea, alternativas capitalistas. En fin, necesitamos descolonizar el desarrollo para reencantar la vida: dialogar con la vida desde la vida (Guevara et al. 2017), aprendiendo de la vida, en la vida, con la vida y para la vida.

Después de la Segunda Guerra Mundial, a partir de la Alianza para el Progreso, institucionalizada por el Presidente JFK en 1961, comunidades rurales latinoamericanas han sido víctimas de proyectos de desarrollo de comunidades (Ammann 1982), concebidos por profesionales de las ciencias agrarias, inocentes útiles especializados en cómo desarrollar a los subdesarrollados del mundo rural. Sin autonomía para influenciar aspectos del futuro que les interesa, esas comunidades parecen no tener otra opción sino aceptar la meta universal definida para ellas: “ser desarrolladas”. Sin embargo, desde el vientre de la Región Andina está emergiendo para el mundo una utopía radicalmente distinta de las que nutren mitos modernos (progreso, desarrollo), que privilegia la felicidad de los Pueblos y la sostenibilidad de sus modos de vida: el Buen Vivir. Para el campo, nace la posibilidad del Buen Vivir rural. Esa utopía tiene el potencial para emancipar comunidades como sujetos políticos co-constructores de su propio futuro.

Hemos compartido ‘señales de humo’ solidariamente emitidos por comunidades rurales del Semiárido Brasileiro que, ejercitando su autonomía recién conquistada, validaron un camino metodológico para la construcción colectiva de Proyectos de Vida Comunitarios. Si ese grito de libertad no encuentra eco en otras comunidades rurales de la región, el futuro de esas continuará condicionado por un puñado de corporaciones transnacionales del agribusiness global cuyo oligopolio es hostil a su felicidad comunitaria y atenta con-tra la sostenibilidad de sus modos de vida colectivos. ¿Hasta cuándo? ¿A qué costo?

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Recibido: 12 de Septiembre de 2018; Aprobado: 20 de Enero de 2019

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