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Cuban Journal of Agricultural Science

versión impresa ISSN 0864-0408versión On-line ISSN 2079-3480

Cuban J. Agric. Sci. vol.54 no.1 Mayabeque ene.-mar. 2020  Epub 01-Mar-2020

 

GENÉTICA

Comportamiento de la fertilidad y la prolificidad al nacer en las poblaciones actuales de tres razas de conejos en Artemisa, Cuba

D. García1  * 
http://orcid.org/0000-0001-9155-1040

Yoleisy García1 

Raquel. E. Ponce de León1 

Odalys Ginorio2 

1Instituto de Ciencia Animal, Apartado Postal 24, San José de las Lajas, Mayabeque, Cuba

2Empresa de Ganado Menor, Unidad Empresarial de Base “Alquízar” Municipio Alquízar, Artemisa, Cuba

Resumen

Para estudiar el comportamiento de los rasgos de fertilidad y prolificidad al nacer (nacidos totales y vivos), se emplearon 14 659 registros de montas y 8 296 de partos de las poblaciones actuales cunículas de las razas California, Chinchilla y Nueva Zelanda, entre 2014 y 2017, pertenecientes a una unidad genética. Se utilizó un modelo lineal generalizado mixto, que contempló los efectos fijos de raza, mes, año y las interacciones raza x mes y raza x año, además del efecto aleatorio de la reproductora en sus diferentes montas o partos. Se constató que todas las fuentes de variación consideradas en el modelo influyeron en los rasgos analizados, excepto la interacción de raza por mes de monta en la fertilidad, por lo que los rasgos estudiados varían en función de la interacción entre la raza y las condiciones ambientales (mes y año). La mayor fertilidad se presentó en las montas de abril, marzo, mayo y julio, y las más bajas en enero y agosto. La California mostró estabilidad en el tiempo y se mantuvo como la de mayor fertilidad, cuando hubo diferencias entre razas en un mismo año. Existieron divergencias entre razas en los partos de febrero, junio, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, con superioridad de la Nueva Zelanda, mientras que la Chinchilla tuvo peor desempeño para el 70 % de esos meses. Nueva Zelanda se mantuvo como la mejor en tres años, con más de 5.6 nacidos totales y vivos. Esta raza se ratifica como la más promisoria para indicadores reproductivos que determinan la productividad cunícula.

Palabras clave: reproducción; razas; conejos; productividad

Introducción

En la actualidad es preciso reforzar las capacidades de gestión de los recursos zoogenéticos, por su importancia para la alimentación y la agricultura. Una de las acciones comprendidas en esta gestión es la caracterización de las razas para establecer programas de mejora, eficaces y sostenibles, sacar partido a la diversidad biológica disponible y garantizar que las poblaciones ganaderas se adecuen a sus entornos productivos y a las necesidades de la sociedad (FAO, 2019). Específicamente en aquellas especies de interés económico, como el conejo, es de vital importancia la caracterización de los rasgos reproductivos que garantizan la perpetuidad de las especies, y de aquellos que resultan más afectados por las variaciones climatológicas.

En Cuba, las poblaciones con control y mejoramiento genético sostenido, pertenecientes a las unidades genéticas de la región occidental han sido caracterizadas por Ponce de León et al. (2002, 2003a y b). Debido a los brotes de la enfermedad vírica hemorrágica del conejo (Dihigo y Ponce de León, 2006), estas poblaciones se han reducido considerablemente (Dihigo y Ponce de León, 2006), lo que provocó la repoblación de las unidades genéticas con animales de distintas razas y orígenes, sin que se sometieran a un proceso de mejora genética. Ante estas condicionantes, es necesario caracterizar el comportamiento de los rasgos de fertilidad y prolificidad al nacer de las poblaciones actuales de conejos de las razas California, Chinchilla y Nueva Zelanda en una unidad genética del occidente de Cuba, como punto de partida para su mejoramiento genético.

Materiales y Métodos

Se utilizaron 14659 registros de montas y 8296 de partos, de las razas California, Chinchilla y Nueva Zelanda, durante el período 2014-2017. Los animales, criados en condiciones de producción, pertenecían a una unidad genética cunícula de la Empresa de Ganado Menor (EGAME), ubicada en el municipio Alquízar, en la provincia Artemisa.

Cada raza se encontraba en una nave y los animales se alojaron en jaulas individuales, de tipo comercial. Los apareamientos se produjeron entre animales de la misma raza mediante un sistema rotacional con cuatro troncos familiares. Se estableció una relación promedio de 8 a 10 hembras por macho, con el propósito de mantener bajos los niveles de consanguinidad.

Los animales recibieron una alimentación mixta, compuesta por pienso comercial y forrajes. El pienso se ofreció en forma de harina (17-18 % de proteína bruta, 10-10.8 MJ de energía digestible y 7-10 % de fibra bruta). En ocasiones se mezcló con salvado de trigo y representó, aproximadamente, de 70-80 % del requerimiento, según la categoría (Lebas et al. 1996). Se trata de un alimento voluminoso, factible al escarbe, que no cumplió los requerimientos del animal. Cuando hubo disponibilidad, se suministró forraje de gramíneas, fundamentalmente de king grass (Cenchrus purpureus), muy lignificado, y plantas proteicas, como tricantera (Trichantera gigantea) y titonia (Tithonia diversifolia). Adicionalmente, se ofertó agua a voluntad.

Se aplicó un sistema semi-intensivo de crianza, con montas a los 11d post -parto y destete a los 35 d de edad. La detección del celo se basó en la coloración de la vulva y se realizó en las horas más tempranas mediante el traslado de la hembra a la jaula del macho correspondiente. Las palpaciones se realizaron pasados los 11 d post-monta para verificar la gestación. A los 28 d de gestación comprobada, se colocaron nidales de madera, con heno o viruta, en las jaulas de las reproductoras hasta los 15 d post-parto. Se revisaron diariamente los nidales para detectar el parto y asegurar la higiene.

El día de la detección del parto se contaron los animales vivos y los que se encontraron muertos, cuya suma se consideró como la cantidad de nacidos totales. No se procedió a reagrupar las camadas al nacer para no afectar la genealogía de los animales.

Con el total de registros de montas (14 659) se estudió la fertilidad (FERT) como un carácter de todo o nada (FERT=0 cuando la monta no fue efectiva, no parió y FERT=1 cuando la reproductora quedó gestante y parió). Las variables nacidos totales (NT) y vivos (NV) se analizaron a partir de la información de las camadas nacidas en cada parto (8 296). Como nacidos totales se consideró la cantidad de gazapos en la camada (vivos + muertos) en el momento que se detectó el parto. Se consideraron los nacidos vivos (NV) como la cantidad de gazapos vivos al parto.

El análisis estadístico se realizó con el software Statistical Analysis System (SAS), versión 9.3 (2013). Con ayuda del PROC MEANS de este paquete se determinaron los estadígrafos descriptivos media general, coeficiente de variación y desviación estándar para todos los rasgos estudiados. Para la caracterización de dichos rasgos se aplicó un modelo lineal generalizado mixto mediante el PROCGLIMMIX. Se utilizó para la fertilidad una distribución binomial y función de enlace logit. Para los nacidos totales y vivos, se aplicó la distribución gamma y su función de enlace correspondiente, la log.

Para la fertilidad, el modelo consideró el efecto genético de la raza (California, Chinchilla y Nueva Zelanda), los efectos ambientales de los doce meses y los cuatro años de monta, además de las interacciones raza por mes y raza por año de monta. También comprendió el efecto aleatorio de la reproductora en cada evento reproductivo. Para el número de nacidos totales y vivos, el modelo fue el mismo, pero se sustituyó el mes o año de monta por el mes o año de parto. En el efecto aleatorio, se consideró la reproductora en cada parto. Para determinar las diferencias entre medias se empleó la prueba de comparación múltiple de medias de Tukey, modificada por Kramer (Kramer1956).

Resultados y Discusión

Los estadígrafos descriptivos de los rasgos estudiados se presentan en la tabla 1. Las medias generales obtenidas son inferiores a las informadas por Ponce de León et al. (2002, 2003a y b) en las poblaciones nacionales de estas razas, criadas con alimentación restringida y forraje de gramíneas. Estas poblaciones estuvieron en el rango de 65-71 % de fertilidad, 5.8-6 nacidos totales y 5-5.6 nacidos vivos.

Tabla 1 Estadígrafos descriptivos de los rasgos predestete. 

Rasgos Media general Coeficiente de variación, % Desviación estándar
Fertilidad, % 58,3 84,5 0,5
Nacidos totales 5,3 41,2 2,2
Nacidos vivos 5,1 46,3 2,4

Chino y Zamora (2009), en un estudio desarrollado en España con estas tres razas, informaron para estos rasgos medias superiores a las del presente trabajo. Estos autores refirieron para la fertilidad valores entre 68 y 75 %, en tanto que la prolificidad al nacer alcanzó los 8.2 gazapos.

Baltazar et al. (2014), en México, y Gallego (2016), en Colombia, al utilizar un pienso que cumplía con los requerimientos nutricionales de la especie, obtuvieron promedios de más de 7.7 nacidos totales y 7.4 nacidos vivos. Estos resultados son también superiores a los de esta investigación, debido a que en ella no se cumplieron los requerimientos nutricionales.

El hecho de que el alimento comercial proporcionado a las poblaciones en estudio no cumpliera los requerimientos nutricionales del conejo implica el deterioro del comportamiento reproductivo de estos animales (de Blas y Wiseman 2010 y Naturil et al. 2016). También pueden haber incidido las características propias de las poblaciones estudiadas, aunque se trata de las mismas razas. Kontsiotis et al. (2014) y Asemota et al. (2017) han relacionado factores como los mencionados anteriormente con la disminución del comportamiento reproductivo en la especie.

En la tabla 2 se presenta un resumen del análisis de varianza, para los rasgos de fertilidad y prolificidad al nacer. Se constató que todas las fuentes de variación (genéticas y no genéticas) consideradas en el modelo influyeron en los rasgos analizados (P˂0.001), con excepción de la interacción de raza por mes de monta para la fertilidad. Esto reafirma la influencia de los efectos de raza, mes y año en estos rasgos reproductivos, pues los resultados coinciden con las causas de variación referidas en estudios desarrollados con las mismas razas por Ponce de León et al. (2002, 2003a) en las poblaciones nacionales del occidente y en las importadas (Ponce de León et al. 2003b). También se corresponden con los de Vaillant (2012) en la región oriental del país, y con los de Baltazar et al. (2014) en México.

Tabla 2 Análisis de varianza, valor de F y probabilidad para fertilidad, nacidos totales y vivos.  

Fuentes de variación gl Fertilidad, % Nacidos, No.
Totales Vivos
Valor de F Valor de P Valor de F Valor de P Valor de F Valor de P
Raza 2 17.98 ˂.0001 76.48 ˂.0001 56.93 ˂.0001
Mes de monta/parto 11 8.46 ˂.0001 13.72 ˂.0001 12.91 ˂.0001
Año de monta/parto 3 9.33 ˂.0001 33.49 ˂.0001 23.62 ˂.0001
Raza*mes de monta/parto 22 1.31 0.1475 2.48 0.0008 2.22 0.0008
Raza*año de monta/parto 6 3.15 0.0044 11.23 ˂0.0001 11.35 ˂.0001

Fertilidad. El efecto de la raza en este indicador se presenta en la figura 1. De las tres razas presentes en esta unidad, fue la California la que logró el mayor promedio de fertilidad con respecto a las otras dos, que tuvieron aproximadamente 5 % menos de montas efectivas. Ponce de León et al. (2003a b) encontraron otro patrón de comportamiento para estas razas. La Nueva Zelanda, en ambos casos, fue la raza de mayor por ciento de fertilidad, seguida por la California y Chinchilla. Cabe destacar que, en ambos casos, la fertilidad referida por estos autores fue superior a lo encontrado en el presente estudio.

ab Medias con superíndices no coincidentes en la misma columna difieren a P < 0.05 (Kramer 1956).

Figura 1 Efecto de la raza en la fertilidad.  

El comportamiento de este indicador en los diferentes meses de monta estudiados se muestra en la figura 2. La mayor fertilidad (66.4%) se presentó cuando las montas se realizaron en abril, aunque la obtenida para marzo, mayo y julio no difiere del mayor promedio, con valores superiores a 61 %.La fertilidad más baja se presentó cuando las montas se produjeron en enero y agosto, con diferencia de 13 unidades porcentuales con respecto a abril. En el resto de los meses del año, la fertilidad no difirió de la informada en enero y agosto.

abcde Medias con superíndices no coincidentes difieren a P < 0.05 (Kramer 1956).

Figura 2 Efecto del mes de monta en la fertilidad. 

La baja fertilidad que se encontró en ocho de los doce meses de monta estudiados obedece a deficiencias en el manejo reproductivo y a variaciones constantes en la alimentación. Ponce de León et al. (2003b) informaron para la fertilidad valores de 56.7 y 60.8 % en los bimestres mayo-junio y julio-agosto, respectivamente. Dos de los meses de montas con más baja fertilidad (junio y agosto) identificados en este trabajo se encuentran entre los bimestres referidos por estos autores, quienes atribuyen la baja fertilidad al empeoramiento del plano nutricional, en cuanto a calidad, composición y requerimientos, así como al inadecuado manejo reproductivo y a problemas de salud. Asemota et al. (2017) relacionan la baja fertilidad a la influencia de las altas temperaturas.

A pesar de que en este estudio julio y agosto corresponden a la época lluviosa, la unidad donde se criaron estas poblaciones no disponía de áreas forrajeras para suplir el déficit de fibra en la dieta. Por tanto, el forraje suministrado no satisfizo los volúmenes necesarios para la masa animal de la unidad.

La interacción raza por año de monta se analizó a partir de las diferencias entre razas en un mismo año (figura 3). Estas diferencias se encontraron solo en los años 2014 y 2015, en los que la California mantuvo su orden de mérito, como la raza de mayor por ciento de hembras gestantes respecto a las cubiertas, mientras que la Chinchilla y Nueva Zelanda variaron su patrón. En 2014, la Chinchilla tuvo igual fertilidad que la California, y fue la Nueva Zelanda la de menor promedio. En tanto que en 2015, la Chinchilla obtuvo nueve unidades porcentuales menos que la California, mientras que la Nueva Zelanda no difirió de estas dos.

ab Medias con superíndices no coincidentes en el mismo año difieren a P<0.05 (Kramer 1956).

Figura 3 Efecto de la interacción de raza por año de monta para la fertilidad. 

En 2016 y 2017 no se encontraron diferencias entre razas, lo que se puede deber a la mejora en la calidad de la alimentación recibida y en el manejo reproductivo. Puede obedecer además, a la incorporación de animales de reemplazo, seleccionados por una prueba de comportamiento realizada al plantel de reproductores, y a la estabilidad en el personal técnico de la unidad.

De manera general, para este rasgo se identificaron ventajas en la raza California, por su estabilidad en el tiempo (años de partos) y superioridad en el comportamiento con respecto a las otras dos, a pesar de ser inferior con relación al potencial de la especie.

Prolificidad al nacer. Las tres razas manifestaron, generalmente, un comportamiento similar para los nacidos totales y vivos en los distintos meses de parto, debido a la alta correlación existente entre estos rasgos (Mantovani et al. 2008). Al analizar las diferencias entre razas en un mismo mes de parto, se manifestaron estas divergencias, cuando los partos ocurrieron en febrero, junio, septiembre, octubre, noviembre y diciembre (figuras 4 y 5).

En los meses en los que hubo diferencias entre razas, la Nueva Zelanda siempre demostró superioridad, con más de 5.6 gazapos nacidos totales y 5.3 vivos. En febrero, septiembre y octubre, la California tuvo igual comportamiento que la Nueva Zelanda y la Chinchilla. Esta última manifestó los valores más bajos, con casi un gazapo nacido menos que la Nueva Zelanda. En junio, la California, con 4.6 nacidos totales y vivos, pasó a último lugar en orden de mérito, al apartarse de la Chinchilla y Nueva Zelanda en más de un gazapo nacido.

ab Medias con superíndices no coincidentes en el mismo mes difieren a P<0.05 (Kramer 1956).

Figura 4 Efecto de la interacción raza por mes de parto para los nacidos totales. 

ab Medias con superíndices no coincidentes en el mismo mes difieren a P<0.05 (Kramer 1956).

Figura 5 Interacción de raza*mes de parto para nacidos vivos. 

En los partos de los dos últimos meses del año, las razas Chinchilla y California no difirieron entre ellas, pero sí de la Nueva Zelanda, que superó los 5.5 nacidos totales (figura 4). Para los nacidos vivos, el comportamiento antes descrito solo se presentó en diciembre, pues en noviembre la Chinchilla tuvo igual desempeño que la Nueva Zelanda, ambas diferentes de la California, con camadas nacidas vivas de 4.7 (figura 5). La Chinchilla, en 70 % de los seis meses en los que se manifestaron diferencias entre razas, fue la de peor desempeño para estos indicadores de prolificidad.

Las diferencias encontradas en el comportamiento de estos dos indicadores (nacidos totales y vivos) para las tres razas en los meses de parto febrero, junio, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, se pueden atribuir fundamentalmente al efecto del personal técnico en el manejo reproductivo, además de la inestabilidad en el personal que laboró en la unidad durante el tiempo de estudio. A estas condiciones se unieron los cambios en la formulación del alimento concentrado, que no posibilitaron un período de adaptación por parte de los animales a la nueva dieta, y trajeron consigo restricciones y problemas en la alimentación, así como la disminución del comportamiento reproductivo de estas razas. Según Naturil et al. (2016), la prolificidad al nacer puede llegar hasta 33.3 %.

Las razas en interacción con los cuatro años de parto, para los nacidos totales y vivos, revelaron diferencias entre ellas para las condiciones existentes en un mismo año (figuras 6 y 7). En el 2014, las condiciones de alimentación y manejo afectaron a las tres razas por igual, mientras que para ambos rasgos dichas diferencias se encontraron en los últimos tres años de parto (2015, 2016 y 2017).

La Nueva Zelanda fue la primera en orden de mérito en esos tres años, con más de 5.6 nacidos totales y vivos. La California y Chinchilla, sin diferencias entre ellas, tuvieron los peores promedios, con camadas de menos de 5.4 gazapos nacidos (figura 5 y 6). Solo en 2015, para los nacidos vivos se encontraron divergencias entre el comportamiento de la California y la Chinchilla, siendo esta última la que tuvo las medias más bajas (figura 7).

ab Medias con superíndices no coincidentes en el mismo año difieren a P<0.05 (Kramer 1956).

Figura 6 Efecto de la interacción raza por año de parto para los nacidos totales. 

ab Medias con superíndices no coincidentes en el mismo año difieren a P < 0.05 (Kramer 1956).

Figura 7 Interacción de raza por año de parto para los nacidos vivos. 

Las diferencias entre razas en los últimos tres años para estos dos rasgos de prolificidad fueron contrarias a lo hallado para la fertilidad, donde las diferencias se presentaron en los dos primeros años de parto. Esto obedece a que en la fertilidad incidió el deficiente manejo reproductivo que se daba a los animales, aspecto que mejoró posteriormente con la asesoría técnica y la capacitación del personal. Para la prolificidad al nacer, las divergencias entre razas se pueden deber a la forma en que cada una de las razas enfrentó los cambios constantes en la alimentación, a las diferencias en el trabajo con el reemplazo del plantel de reproductores y a la aparición de problemas de salud.

Al hacer una valoración integral de los resultados obtenidos en este trabajo, se puede concluir que el comportamiento de la fertilidad y la prolificidad al nacer en las poblaciones actuales de tres razas de conejos también varía en función de las interacciones entre la raza y las condiciones ambientales (mes y año). De las tres razas, la California fue la que mostró cierta ventaja potencial para la fertilidad, al presentar el comportamiento más estable en el tiempo (mes y año). Para los de prolificidad al nacer, indicadores reproductivos que determinan la productividad de la especie, se ratifica a la Nueva Zelanda. Al igual que en las poblaciones raciales anteriores, se evidencia la necesidad de estabilizar y mejorar el ambiente nutricional y de manejo para aumentar los niveles productivos.

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Recibido: 06 de Junio de 2019; Aprobado: 03 de Febrero de 2020

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