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Introducción
La transformación de la universidad comienza y se desarrolla a partir de la necesidad permanente de rediseñar los currículos, para que estos se adapten a las exigencias que la sociedad demanda a la institución formativa. En ello radica el carácter dinámico que reconocen (Díaz-Barriga, Lule, Pacheco, Saád & Rojas-Drummond, 2008) al proyecto curricular que se sustenta en los principios propios de la profesión y las necesidades sociales que conforman un contenido pedagógico y una metodología propia en su planificación curricular.
La concepción de un nuevo currículo en la Educación Superior asigna un reto al desempeño docente en general y en particular a los procesos de profesionalización que faciliten la ejecución de las nuevas pautas que el currículo impone en lo formativo, educativo y desarrollador en la carrera universitaria.
Concebir una única línea de formación, repensar un eje que integre todas las asignaturas que se imparten de manera diferente, así como armonizar actuaciones de enseñanza y aprendizaje conjuntas, es sin lugar a dudas, una exigencia que no formaba parte de las actividades de los docentes de la Universidad impuestos en un currículo actuante que fomenta costumbres, estilos y formas de hacer, que ante el nuevo currículo precisan de una renovada óptica y pensamiento colectivo.
Desde esta perspectiva de la práctica pedagógica universitaria ante la introducción de un nuevo currículo, surgen interrogantes científicas que guían el diseño del presente artículo en cuanto a: ¿Cuál es la concepción del currículo actual que cambia las maneras en la formación y exige de nuevas formas de profesionalización docente? ¿Cómo deben los desempeños docentes adecuarse a los cambios curriculares de la universidad? y ¿Cómo dirigir la profesionalización docente en aras del mejoramiento continuo y perspectivo de la formación de los estudiantes de las carreras universitarias?
Los cambios curriculares en la universidad ecuatoriana parten del trabajo supeditado por la máxima dirección del país en lo que a documentos de la educación superior se refiere, el asesoramiento de las partes, así como el acompañamiento de la máxima dirección de la Universidad son elementos que acreditan hoy el trabajo. En principio se darán los elementos esenciales que se tuvieron en cuenta para la confección del currículo para luego exponer las ideas que sobre la formación del estudiante existen, así como las maneras en que profesionalmente el docente puede ir superándose.
A partir del currículo genérico y las normativas exigidas por el CES las facultades asumen una concepción para contextualizar sus mallas. Se presentan de acuerdo a lo planteado por el régimen académico cinco campos de formación, los que se integran en cada semestre por un proyecto integrador docente-investigativo que recoge todas las asignaturas del semestre (Ecuador. Consejo de Educación Superior, 2013) y responde a la cátedra integradora como asignatura que se especializa en un tema de interés para los estudiantes y que resuelve un problema de la práctica, el que forma parte del campo de la praxis pre-profesional.
Durante los nueve semestres la carrera asume lo estipulado por el régimen académico por unidades curriculares, a saber: Básica que introduce al estudiante en el aprendizaje de las ciencias y disciplinas que sustentan la carrera, sus metodologías e instrumentos, así como en la contextualización de los estudios profesionales; la Profesional, orientada al conocimiento del campo de estudio y las áreas de actuación de la carrera y la de Titulación la cual permite la validación académica de los conocimientos, habilidades y desempeños adquiridos en la carrera para la resolución de problemas, dilemas o desafíos de una profesión (Ecuador. Consejo de Educación Superior, 2013).
Es en la interacción sistémica de las unidades de organización del currículo con los campos de formación que se proyectan las acciones formativas, investigativas y extensionistas con los estudiantes de la carrera y de donde como demandas propias del diseño curricular emergen las necesidades de profesionalización docente en la universidad, como acción específica para cumplir con calidad los objetivos del currículo y del proceso pedagógico universitario.
La unidad de estudio básica se concretará durante los tres primeros semestres, según la malla genérica (documento que se atesora en cada carrera), en este sentido las asignaturas que se reciben cumplen con las exigencias de aquellas que forman parte del acervo cultural que por necesidad debe poseer un graduado universitario o bien con aquellos aspectos que desde el curso de nivelación (diseñado para todas las universidades del país y que el estudiante cursa antes de iniciar la carrera) afloran como regularidad dentro de las necesidades del grupo. Dentro de estas asignaturas se destacan las de carácter filosófico, sociológico, psicológico e históricos (según las características, visiones y misiones de cada carrera).
Se destacan en estos tres primeros semestres las asignaturas relacionadas a la investigación, así como aquellas que dotan al estudiante de elementos en la informática y la comunicación, se pueden encontrar además asignaturas que son esenciales para el dominio de contenidos más profundos, así se pueden encontrar las matemáticas, la física, la lengua, la cultura física entre otras (depende de cada carrera)
La unidad de estudio profesional se concreta en los semestres del cuarto al ocho, en esto cada carrera ubica sus constructos de acuerdo al trabajo interdisciplinar que se logre, se deben encontrar los núcleos comunes que permitan la integración de saberes. A partir de este semestre las materias referidas al campo de contextos, culturas y saberes es determinado por cada carrera según sus necesidades o potencialidades.
Durante los semestres seis, siete y ocho cada carrera procede con los itinerarios que han sido establecidos de acuerdo a la pertinencia de la carrera. La unidad curricular de titulación se desarrolla durante el noveno semestre, los estudiantes deben recibir talleres (Milanés Gómez, Rodríguez Morales & Ávila Portuondo, 2016) donde se debatan los aspectos principales de la investigación, además de recibir las materias definidas por la carrera en los campos que esta considere aún quedan aspectos por tratar.
Esta concepción de manera general es la que advierte sobre las nuevas formas de formación que existe hoy en la universidad ecuatoriana, si se asume que la formación del estudiante universitario, según Hermida (2011), es la forma de preparar a los profesionales de un país y enseñar el camino para producir ciencia, cultura e investigación. La universidad tiene una función necesaria de liderazgo social y de cambio que es esencial para cualquier nación. Por ello, interesa que el currículo permita la innovación y renovación de contenidos académicos e investigativos y las prácticas a través de un proceso de enseñanza y aprendizaje centrado en una dinámica reflexiva y de planificación grupal.
Estas últimas ideas comprometen la profesionalización de cada uno de los sujetos que intervienen en este proceso, sobre todo de los docentes que forman parte de los claustros que planifican, organizan, ejecutan y evalúan las diferentes unidades curriculares. La profesionalización en este sentido se asume a partir de las ideas del modelo educativo planteado por Larrea De Granados (2015), en el que se plantea que este proceso parte de la formación inicial y se complementa con todo el proceso de superación del docente a lo largo de su vida laboral.
En este sentido se precisa de un docente que sienta constantemente la necesidad de innovar sobre la base del proceso de enseñanza que planifica en grupo y a partir de las potencialidades y necesidades que el diagnostico precisa, dispuesto a organizar actividades curriculares y extracurriculares que potencien la creatividad del estudiante. Además, el docente debe estar preparado para ejecutar acciones sobre la base de cada una de las unidades académicas en las que interviene, convirtiendo la investigación en el eje vertebrador del currículo, la cátedra integradora en la asignatura que aglutina el proceso en cada semestre y la práctica pre-profesional en la esencia de su formación.
Como referente de partida, se asume que el desarrollo del currículo universitario desde una concepción u otra precisa siempre de docentes con altos niveles en su desempeño profesional pedagógico que se alcanza mediante procesos de profesionalización docente que estimulen los mejoramientos del modo de actuación en clases, la investigación y la extensión como herramientas para una adecuada formación de los estudiantes.
Materiales y métodos
Para obtener los resultados que se exponen se decidió asumir por partes de los autores una metodología de tipo cualitativa, en tanto interesa comprender y profundizar en el fenómeno de la formación del estudiante como parte ineludible de la profesionalización docente.
El estudio se enfoca intencionalmente en carreras de dos universidades ecuatorianas, una pública: Universidad de Guayaquil y otra privada: Universidad Tecnológica de Guayaquil. Ambas universidades poseen características similares y ambas están interesadas en conocer las perspectivas de los estudiantes y docentes alrededor de los nuevos desafíos universitarios y la subjetividad con la que perciben su realidad.
En este sentido la idea de la investigación se centra en la formación del estudiante y la profesionalización docente que se puede o no lograr a partir de la manera en que se conciba, planifique, organice y evalúen los procesos docentes e investigativos en los que tanto docentes como estudiantes están inmersos desde el nuevo currículo universitario en el país.
Interesa en este sentido el conocimiento previo que los autores tienen del contexto en el que se aplica la investigación. Entre los que se destacan los resultados de dos proyectos FCI (Fondos Competitivos de Formación) que han estado en ejecución durante año y medio relacionados con la formación del estudiante desde los procesos de titulación y la profesionalización docente desde los procesos científicos y académicos, la experiencia laboral de los investigadores que oscila entre 17 a seis años en la educación superior y más de tres en cada una de las universidades que forman parte de esta investigación.
A partir de los estudios teóricos realizados, los instrumentos aplicados como parte del diagnóstico realizado en uno u otro proyecto los investigadores decidieron plantear como objetivo de la investigación que aquí se presenta explorar las potencialidades y necesidades profesionales de los docentes y de formación de los estudiantes en la integración y desarrollo de la asignatura cátedra integradora como eje articulador del primer semestre de las carreras en la Universidad de Guayaquil y la Universidad Tecnológica de Guayaquil.
A partir de este objetivo fueron planteadas las preguntas de investigación en congruencia con el objetivo y con la finalidad de ser respondidas como parte de haber logrado concretar el mismo, en este sentido interesa tener claridad sobre cuál es la concepción que sobre la profesionalización docente se tiene en ambas universidades, segundo cuál es la idea que sobre la formación del estudiante se desea alcanzar, con ellos se plantea la tercera y última pregunta sobre cuáles son las potencialidades y necesidades que muestran los docentes y estudiantes durante el proceso de impartición y asimilación de la asignatura cátedra integradora que asume las practicas pre-profesionales y el proyecto integrador de saberes.
Se entiende que el estudio se justifica a partir de la importancia que el campo teórico metodológico reviste en la formación, en este campo el trinomio (cátedra, practica pre-profesional y proyecto) tiene la función de aportar elementos teóricos, prácticos e investigativos. Entiéndase que la asignatura de cátedra integradora aporta los elementos teóricos que el estudiante debe dominar en el semestre como parte de su concepción de formación, mientras que las practicas pre-profesionales le permiten poner a prueba estos aprendizajes en la medida que el estudiante interactúa con su futuro contexto de actuación, no de manera abrupta sino guiado por determinados indicadores que auto-dirigen su práctica.
Luego, el proyecto integrador de saberes que tiene la finalidad junto a las prácticas de integral el resto de las asignaturas del semestre, pero sobre la base de la investigación, de ahí que el campo epistemología de la investigación dirija muy de cerca las actividades que aquí se desarrollan.
Lo anterior surte efecto siempre que exista un colectivo de docentes que en primer lugar domine la concepción de la formación, domine el currículo que aplica y si interese por mejorar su profesionalización desde la academia que imparte y las actividades extracurriculares que desempeña. Por lo que se interpreta que este concibe, planifica, organiza y evalúa los procesos tanto académicos como investigativos del estudiante de manera coordinada con el resto de los docentes que trabajan el semestre.
El estudio resulta viable, en tanto, existe la bibliografía para hacerlo como el capital humano inmerso en un proceso de renovación curricular y ávida de mejorar sus prácticas como parte de la profesionalización que hoy se le exige. Los estudiantes como parte de la investigación, de igual manera necesitan y quieren que su formación supere los estándares que hasta hoy se exhiben y se ponga a tono con las exigencias de una educación superior de calidad.
En este sentido la investigación deja claro las necesidades y potencialidades tanto de estudiantes como de docentes en el proceso de formación como en el de profesionalización.
Resultados y discusión
Las entrevistas no estructuradas y la revisión de documentos aplicados en la investigación, estos develaron aspectos novedosos en el actual currículo los cuales se refieren a continuación.
El currículo actuante propone tres unidades curriculares: Básica, Profesional y de Titulación en las que se incluye el campo teórico-metodológico lo que permite de acuerdo a la concepción que se siga articular de manera sistémica los contenidos de las asgintauras del semestre en la cátedra integradora desde la practica pre-profesional y el proyecto integrador de saberes.
En el proceso de formación los docentes consideran que la integración de conocimientos desde una cátedra que integra los saberes de todas las asignaturas del semestre permiten dirigir la formación de forma coherente, siempre que exista unidad de criterios y trabajo en grupo. Destaca aquí el valor del desempeño en la dirección del proceso pedagógico universitario y no solo su concepción curricular.
Los estudiantes afirman que el proyecto integrador de saberes y las prácticas preprofesionales les permiten tener una visión más amplia de la carrera desde el primer semestre, por lo que su formación va ascendiendo paulatinamente. Lo cual ratifica desde la mirada de los estudiantes, el valor de la práctica, su teoría y la demostración de saberes que se logran en la justa medida que se vaya desarrollando el currículum.
Un contenido del desempeño importante según entrevistas a los docentes, lo cosntituye el nivel de preparación en temas de investigación científica, los cuales son no solo una neceisad del docente universitario, sino un reto permanenten para la profesionalización docente, en tanto los docentes necesitan dirigir estos procesos ante sus estudiantes y demostrar amplios dominios de metodologías de la investigación científica.
En vínculo con lo anterior la clase debe procurar dualidad en su concepción y desarrollo una óptima integración en lo académico y lo investigativo de forma que se inserte en las exigencias de una práctica pre-profesional desde el primer semestre. En esta triada, academia-investigación-práctica se sustentan no solo los arguementos del diseño curricular, sino que se constituyen en las bases para la determinación de necesidades de profesionalización y su mejoramiento permanente y perspectivo.
Como parte de las potencialidades que se exhiben del resultado de este estudio se consideran las siguientes:
Las carreras en ambas universidades objeto de estudio conciben la formación del estudiante, a partir de las nuevas exigencias sociales al proceso formativo universitario. En prueba de ello se encuentran diseñados los currículos de las carreras y aprobados por la máxima dirección del país para su concreción en la práctica universitaria.
Ambas carreras han planificado sus currículos según las normas y exigencias ecuatorianas del diseño curricular (Larrea De Granados, 2015), desde una mirada ecológica que presta atención a los contextos donde se desarrolla el proceso pedagógico, el intercambio dialógico recíproco entre docentes y estudiantes, donde la actividad y la comunicación son procesos humanos para entre todos aprender y enseñar desde sus experiencias y condiciones, mediadas por la complejidad de los sistemas sociales y culturales que conforman los modos de actuación que conviven en el proceso áulico.
Las Universidades organizan sus actividades curriculares y extracurriculares a partir las normativas existentes, lo que hace posible la movilidad de los estudiantes y su respaldo legal para el desarrollo de sus competencias profesionales que demanda el país.
Las evaluaciones se realizan en función de las normativas de acreditación de carrera según norma el Centro de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, para lo que se realizan intercambios con otras Instituciones de la Educación Superior que aplican currículos y similares.
Los estudiantes por su parte cuentan desde el primer semestre con campos de formación dentro del currículo que los inicia en el mundo de la investigación y contribuyen directamente con su titulación, mejora que involucra al estudiante a semilleros de investigación y procesos de Ciencia y Tecnología que se organizan en las facultades.
En relación con lo anterior los docentes se ven comprometidos con la investigación científica sistematizada desde las necesidades sociales, a las potencialidades y posibilidades de la universidad que se concretran en las facultades y carreras.
En relación a las necesidades.
Se precisa de los docentes que imparten las asignaturas del semestre, homogeneidad en la formación de los estudiantes con una concepción uniforme y ascendente que permita desde la medición de la calidad del proceso formativo unos resultados de acuerdos con los patrones exigidos internacionalmente.
Los estudiantes deben recibir de parte de cada uno de los docentes que imparte las asignaturas del semestre, las metas a lograr no solo al interior de cada materia sino como parte integral de su formación. Así también la manera en que se ha organizado su asignatura y el modo en que esta aporta a la práctica integradora y al proyecto integrador de saberes.
La evaluación debe hacerse uniforme y en correspondencia con los indicadores dispuestos en el semestre según la concepción que se siga.
Los docentes deben tomar conciencia de los cambios que afronta la educación superior y renovar sus prácticas en función de ello.
Los estudiantes deben ser conscientes de su formación y tomar las riendas de su futuro.
Sobre estos resultados de investigación ofrecidos en el presente artículo se ofrecen las siquientes concluiones
Conclusiones
La investigación demuestra que la unidad de formación teórico-metodológica en la que se incluye las asignaturas de cátedra integradora, práctica pre-profesional y proyecto integrador de saberes es un eslabón fundamental desde el que puede ser dirigido no solo la formación del estudiante sino también la profesionalización con la que deben contar los docentes.
Este trinomio obliga al docente a superar sus necesidades investigativas (las que anteriormente no se veían como necesidad), trabajar de manera colectiva e integrada (lo que no ha constituido de manera histórica una forma de trabajo).
