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Revista Universidad y Sociedad

versão On-line ISSN 2218-3620

Universidad y Sociedad vol.11 no.3 Cienfuegos jul.-set. 2019  Epub 01-Set-2019

 

Artículo Original

LA ÉLITE VASCO-NAVARRA Y SU CONTRIBUCIÓN SOCIOECONÓMICA EN LA REGIÓN DE CIENFUEGOS, CUBA (1880-1920)

THE BASQUE-NAVARRE ELITE AND ITS SOCIO-ECONOMIC CONTRIBUTION IN THE CIENFUEGOS REGION, CUBA (1880-1920)

0000-0002-9566-3362Yoan Samir Hernández Martínez1  , Miliada Hernández García1  , 0000-0002-8456-0667Suset García Sánchez1  , 0000-0001-9431-1181Alejandro García Rodríguez1 

1Universidad de Cienfuegos. Cuba, E-mail:yshernandez@ucf.edu.cu

RESUMEN

La inmigración vasco-navarra no constituye, en ninguna de las etapas del movimiento inmigratorio español a la Isla, un grupo predominante desde el punto de vista cuantitativo. A pesar de ello, en Cuba, y en Cienfuegos particularmente, se destacaron por su activa participación en la economía, la política y la sociedad. El presente trabajo aborda la contribución socioeconómica de la élite vasco-navarra en el territorio cienfueguero entre 1880 y 1920. Para ello se analizanlas estrategias de movilidad social y el accionar socioeconómico desempeñado por los miembros más relevantes dentro de este grupo migratorio en la región. Durante este lapsus, Sotero Escarza Urioste, Agustín Goytisolo Lezarzaburu, Domingo Nazábal Leicegoyena, Nicolás Gamboa Gorostiaga, y especialmente, Nicolás Castaño Capetillo, realizaron importantes gestiones socioeconómicas que estuvieron, en muchos casos, determinadas por las redes y las alianzas familiares. Todo ello marcó su incorporación y consolidación dentro de la élite económica cienfueguera entre en el periodo referido.

Palabras-clave: Élite; inmigrantes; vasco-navarros; Cienfuegos

ABSTRACT

Basque-Navarre immigration does not constitute, in any of the stages of the Spanish immigration movement to the Island, a predominant group from the quantitative point of view. Despite of this, in Cuba, and in Cienfuegos in particular, they stood out for their active participation in the economy, politics and society. The present work addresses the socio-economic contribution of the Basque-Navarrese elite in the Cienfuegos territory between 1880 and 1920. To this end, the strategies of social mobility and the socio-economic actions performed by the most relevant members within this migratory group in the region are analyzed. During this lapse, Sotero Escarza Urioste, Agustín Goytisolo Lezarzaburu, Domingo Nazábal Leicegoyena, Nicolás GamboaGorostiaga, and especially, Nicolás Castaño Capetillo, made important socio-economic efforts that were, in many cases, determined by networks and family alliances. All this marked they incorporation and consolidation within the Cienfuegos economic elite between the referred periods.

Key words: Elite; immigrants; Basque-Navarrese; Cienfuegos

INTRODUCCIÓN

Diversascausas permitieron la expulsión de un número considerable de hispánicos durante el siglo XIX y las primeras décadas del XX hacia América. Cada región española con sus peculiaridades participó en dicha emigración que se dirigió, atendiendo a sus especificidades, hacia aquellos territorios que poseían condiciones favorables para su recepción.

Al margen de los factores de expulsión, la emigración procedente del País Vasco y Navarra se asentó fundamentalmente en Argentina, Uruguay y Cuba. El último de estos destinos, aunque recibió durante la segunda mitad del siglo XIX y los albores del XX, una colonia poco numerosa, resultó un espacio donde la movilidad social de este grupo fue posible.

Determinados a lograr el progreso de su economía personal y familiar, hallaron en Cuba, la posibilidad de insertarse como dependientes del comercio o empleados de sociedades mercantiles, agricultores, jornaleros, etc. Cierto es que pocos integraron la élite económica, pero por la trascendencia que tuvo el accionar de algunos de estos individuos para el desarrollo socio-económico cubano y de las regiones históricas nacionales, es importante analizar sus estrategias de movilidad social a través del estudio de algunos casos concretos como: Sotero Escarza Urioste, Agustín Goytisolo Lezarzaburu, Domingo Nazábal Leicegoyena, Nicolás Gamboa Gorostiaga, y especialmente, Nicolás Castaño Capetillo. Ellos se asentaron en la región histórica de Cienfuegos y desarrollaron importantes gestiones socio-económicas que estuvieron, en muchos casos, determinadas por las redes y las alianzas familiares. Todo ello marcó su incorporación y consolidación dentro de la élite económica cienfueguera entre 1880 y 1920.

DESARROLLO

La inmigración vasco-navarra no constituye, en ninguna de las etapas del movimiento inmigratorio español a la Isla, un grupo predominante desde el punto de vista cuantitativo. A pesar de ello, en Cuba, y en Cienfuegos particularmente, se destacaron por su activa participación en la economía, la política y la sociedad.

En la región cienfueguera se manifiesta la intervención de la élite de este grupo migratorio en el progreso de las industrias mayores, principalmente la azucarera y su contribución al ascenso de las industrias menores, de incipiente desarrollo, dirigidas a la elaboración de alimentos y bebidas, materiales de la construcción, artículos de uso doméstico, entre otras. También su accionar estuvo encaminado al desarrollo del transporte marítimo, la agricultura y los negocios bancarios. La ampliación de sus actividades en el sector comercial, a través de la inversión en numerosas sociedades mercantiles con diversas funciones sociales, entre 1880 y 1920, determinó la existencia de cierta polivalencia en sus actividades.

Si bien es cierto que la presencia de inmigrantes vasco-navarros en Cienfuegos y su accionar económico en la región se inicia entre los años 1835-1845, momento en el que se establecen en el territorio varios de los individuos antes mencionados y que coincide con el llamado boom azucarero del territorio, no es hasta la década del ochenta cuando se refuerza su participación en la economía regional. Resulta importante referirla, por cuanto en ese período la región se encontraba en un gran perfeccionamiento azucarero, momento crucial que determinó el rumbo y las peculiaridades del desarrollo socio-económico, así como la consolidación de la élite económica cienfueguera, especializada tanto en esta actividad como en el comercio.

A partir de 1880 se produce un proceso de concentración de propiedades y capitales en Cienfuegos que permitió el perfeccionamiento tecnológico y la ampliación de la zona dedicada a la siembra de caña. Ello hizo posible la transformación de varios de los ingenios de la región en modernas fábricas de azúcar. Los hacendados vascos establecidos en la jurisdicción no escaparon a los acontecimientos descritos. Se localizaron algunos de sus ingenios en el período 1880-1920.

En tal caso se encuentran los centrales Portugalete, San Agustín y Lequeitio. Su explotación, reparación y mecanización permitieron el surgimiento de fortunas familiares vascas, con lo cual también se benefició la región sureña. Considerando que las utilidades fueron reinvertidas en la ampliación y mejoramiento de esas y otras propiedades, así como en otras actividades económicas, la incidencia de estos inmigrantes en el desarrollo socio-económico cienfueguero resulta estimable. Los propietarios Sotero Escarza Urioste (Portugalete) y Agustín Goytisolo Lezarzaburu (San Agustín y Lequeitio), además participaron en la política regional.

El primero de ellos se destacó por desempeñar durante las últimas tres décadas del siglo XIX numerosas funciones en el gobierno de Cienfuegos. Fue electo regidor durante 1862-1868 y 1875-1878; Tercer Teniente Alcalde entre 1878-1880; y Segundo Teniente Alcalde entre 1880-1882 (Bustamante, 1931). Cuando en 1869 se promovió en la villa la fundación del Casino Español, formó parte de su directiva y figuraba entre los contribuyentes para su inauguración el 24 de junio de 1869 en el local de la antigua Sociedad Filarmónica, casi inactiva para ese entonces (Llop, 1943, p. 333). Más tarde se crearon en el seno del propio Casino, los cuerpos de voluntarios y se desempeñó como capitán de tiradores, teniente del escuadrón de caballería y solo un año después ya ostentaba el cargo de capitán (Soler, 2004).

Desde el punto de vista económico, Sotero Escarza Urioste, destaca como habíamos señalado por ser uno de los inmigrantes vascos que invierte con acierto en la industria azucarera. Fundó entre 1860 y 1870 el central Portugalete, que constituía uno de los de mayor rendimiento en la región cienfueguera. Hasta el momento no hemos podido precisar la fecha de creación, pero sí, que este continuó perteneciendo a la familia del fundador luego de su fallecimiento en 1907, y fue administrado a partir de entonces bajo la razón social Viuda e Hijos de Escarza (Soler, 2004).

Goytisolo, por su parte se instaló en Cienfuegos en la década de 1830. La primera de las propiedades adquiridas por él fue la finca Simpatía, que fomentó como fábrica de azúcar en unión de su cuñado Antonio Arce a fines de los años treinta. Posteriormente en marzo de 1850 compró una segunda finca, con el mismo fin, a la que llamó Lequeitio, en homenaje a su pueblo de origen, que estaba ubicada en el hato de San Felipe, partido de Cartagena (Alhajilla, 2002).

Al tiempo que se posicionaba como parte de la élite económica regional, intervenía en la política cienfueguera. Fue electo regidor durante 1864-1868 y alcalde entre 1869-1871. En 1873 poseía cuatro fábricas de azúcar: Lequeitio, Simpatía, San Agustín y Lola (Goytisolo, 2004). Es decir que entre la década del sesenta y los tres primeros años de la del setenta había sumado otras dos a sus posesiones azucareras, el San Agustín y el Lola.

El cabeza de familia permaneció en Cienfuegos hasta 1878 en su residencia “La Catalana”, año en que partió hacia Barcelona, donde murió en 1886. Antes de marcharse autorizó a su hijo Agustín Fabián para que instalase sendos ferrocarriles en sus ingenios San Agustín y Lequeitio. Pero para modernizarlos y convertirlos en centrales fue necesaria la reinversión de casi toda la utilidad que ellos reportaban, lo que terminó por endeudar a Agustín Fabián que no pudo enviar, a partir de 1882, más capital a su familia en España.

El 14 de abril de 1891, Agustín Fabián Goytisolo Digat realiza ante el notario de la ciudad de Cienfuegos la cesión de crédito hipotecario que había quedado gravitando sobre el ingenio Lola, a favor de Nicolás Castaño Capetillo, quien además adquiere en 1903, el San Agustín, por liquidación de créditos (Soler, 2004). Agustín Fabián había solicitado a la sociedad Castaño- Intriago en 1889, un crédito de 200 000 pesos oro a devolver con un 10% de interés anual (Alhajilla, 2002) y evidentemente la deuda fue saldada con el crédito del Lola y la propiedad del San Agustín.

El caudal líquido de la fortuna del vasco Agustín Goytisolo Lezarzaburu, al morir en 1886, era de 3 827 378 pesetas, cifra que no incluye el estimado de todos sus bienes en Cuba en esa fecha (Alhajilla, 2002). A pesar de que su primogénito a partir de 1882 no hizo crecer el capital de la familia en Cuba ni en España, es significativo que a mediados de la década de 1890, tanto el Lequeitio como el San Agustín se encontraban entre los centrales de la región cienfueguera que mayores utilidades reportaban y ambos aún pertenecían a los Goytisolo.

De hecho, al decir de Fe Iglesias, Cienfuegos constituyó la localidad en la que la concentración procedió más enérgicamente y eso fue posible a expensas de un complejo proceso que llevó implícita la instalación de alrededor de trece centrales entre 1884 y 1891, “entre los cuales se destacan el Constancia, el Soledad, el San Lino, el San Agustín, el Lequeitio, el Caracas, el Hormiguero, el Parque Alto, el Cieneguita y otros” (Iglesias, 1999).

Por su parte el navarro Domingo Nazábal Leicegoyena (Arezo, Navarra, 1860- Cienfuegos 1926), constituye otro caso de los inmigrantes vasco-navarros con una presencia activa en la economía, la política y la sociedad cienfueguera. Tras su llegada a Cuba en 1876 con 16 años de edad, se asentó en Cienfuegos. Para el año 1884, figuraba como administrador de una bodega-almacén, propiedad de una de las sociedades más importantes de la región en su época, la Castaño, Intriago S. en C., integrada por el asturiano Antonio Intriago y el vasco Nicolás Castaño Capetillo.

El vertiginoso crecimiento de sus negocios a partir de la década del noventa, le permitió alcanzar un reconocimiento social que lo llevaría a ocupar importantes funciones militares, sociales y políticas en la región. Perteneció al Cuerpo de Voluntarios y fue vicepresidente del Casino Español de Cienfuegos en 1904 (Soler, 2004). En el mes de enero del propio año 1904 tomó posesión de la presidencia de la Asociación de Dependientes del Comercio de Cienfuegos, siendo reelecto sucesivamente entre 1905 y 1908. También Nazábal se desempeñó como consejero del Banco Español de la Isla de Cuba y fue cónsul de la República Dominicana en Cienfuegos.

La gestión económica de Domingo Nazábal en la región, estuvo determinada a partir del establecimiento de redes económicas y vínculos familiares con una serie de empresarios hispánicos y sus descendientes como el ya referido Nicolás Castaño Capetillo, el santanderino Laureano Falla Gutiérrez y el asturiano Acisclo del Valle, junto a los cuales invierte con acierto en importantes actividades económicas. Ello le posibilitó insertarse dentro de la élite económica regional y a la vez, acumular un capital que invirtió en el fomento de otras empresas, que incluso traspasaban los límites regionales.

Dentro de las inversiones del navarro en el territorio, destaca la compra en 1901 del central Santísima Trinidad en sociedad con los ya mencionados Laureano Falla Gutiérrez y Nicolás Castaño, a los que incorporaría en 1903 el Andreíta y el ya referido Lequeitio, para ese entonces propiedad de los descendientes de Agustín Goytisolo Lezarzaburu. En 1909 adquiere el central Nazábal localizado en Encrucijada, territorio que pertenecía a la región de Sagua la Grande, el cual estuvo fomentando hasta su muerte en 1926, momento en el que pasa a manos de su hija Pura Nazábal (Soler, 2004, p. 414). Estas actividades de producción, al decir del historiador García Álvarez (1990), “combinadas con la comercialización del dulce, y alternadas con la importación de carbones, le propicio singular relevancia” (p. 47).

Otros negocios que destacan el accionar económico del navarro fueron, la participación en 1903 de la compañía “The Cienfuegos, Palmira and Cruces Electric Railways and Power Company”, que brindaba el servicio de transporte de tranvías en la ciudad de Cienfuegos, en la cual aportó un capital de 50 000 pesos y llegó a ser su vicepresidente primero (Diario de la Marina, 1918). Además, sus capitales estuvieron vinculados al desarrollo de las industrias menores en la región, tal es el caso de la fábrica de bebidas y aguas minerales “La Cienfueguera” en 1914, donde participó con un capital de 100 000 pesos (Font, 1914), constituyendo dicha industria una de las más importantes en su ramo en el territorio.

Se debe referir también, que el navarro dirigió sus capitales hacia negocios relacionados con el comercio de víveres y la banca, tal y como lo refleja su participación en el año 1916 de la sociedad “Izárraga, Álvarez y Cía”, donde también invirtió el vasco Nicolás Castaño (Groso Pichardo, 1916). No se puede dejar de mencionar además uno de sus negocios más exitosos en la región, la “Empresa de Navegación Cienfueguera”, que giraba en el territorio bajo la razón social de “Domingo Nazábal y Cía. La sociedad se estableció en la ciudad de Cienfuegos el 23 de enero de 1918, y estuvo integrada por sus sobrinos Domingo y José Aranalde Nazábal, además de los vascos Emilio Navarro Otaola y Manuel Gracia y Malvarte. En esta sociedad también invirtió un capital de 100 000 pesos y fungió como socio principal (Fuxá Seuret, 1918).

Como se puede observar, Domingo Nazábal, resulta un caso importante dentro de la élite vasco-navarra en la región, pues la gran variedad de negocios en que participó, evidencia cierta polivalencia en sus actividades económicas y la presencia de redes económicas y alianzas familiares. Ello unido a su inserción en la política y la sociedad cienfueguera, lo convierten en uno de los inmigrantes hispánicos más poderosos de la región en el período abordado.

Dentro de los navarros con una importancia relevante en la región sureña también se encuentra Nicolás Gamboa Gorostiaga. En este caso, se trata de un inmigrante con un reconocimiento intelectual que se inserta favorablemente en la economía, la política y la sociedad cienfueguera. Fue director del periódico Diario de Cienfuegosdesde 1874, miembro del Ayuntamiento entre 1878 y 1895; en 1874 publicó un plano topográfico de la jurisdicción de la ciudad y en 1879 un volumen titulado Nociones de Agricultura para uso de las escuelas de Instrucción Primaria de la Isla de Cuba, que fue declarado texto oficial (Bustamante, 1931).

Su participación en el desarrollo socioeconómico regional se evidencia a través de las inversiones de capitales en diferentes rubros. Sobresalen entre ellos la importante sociedad naviera “F. Castro S en C” constituida el 13 de marzo de 1897 en la ciudad de Cienfuegos, que operaba entre los puertos de Cienfuegos, Manzanillo, Santiago de Cuba, Guantánamo y Nueva York, y donde el navarro invirtió 5000 pesos (Verdaguer, 1897)En la sociedad destaca la presencia de figuras prominentesde origen hispánico como Esteban Caicedo Torriente, Manuel Hartasánchez Romano, Gabriel Cardona, Vicente Villar, Nicolás Castaño y el ya mencionado Domingo Nazábal, por lo tanto, resulta otra evidencia de la configuración y establecimiento de redes económicasentre miembros de la élite regional donde invierten con acierto los inmigrantes vasco-navarros.

Sus inversiones también estuvieron dirigidas al desarrollo de las industrias menores en la región, entre ellas vale destacar “N. Gamboa S en C”, constituida en 1898 y dedicada al funcionamiento del alumbrado eléctrico de la ciudad de Cienfuegos. En ella invirtió un capital de 24 968 pesos que tras su fallecimiento el 29 de abril de 1912, fue repartido entre sus cuatro hijos como parte de sus utilidades.

Pero sin lugar a dudas, el representante más significativo dentro de la élite de éste grupo inmigratorio fue Nicolás Castaño Capetillo. El vasco resulta un caso singular debido a su contribución socioeconómica en la región cienfueguera y fuera de ella, entre 1880 y 1920. Establecido en Cienfuegos entre los años 1849 y 1850, fue escalando socialmente a partir de la consolidación de un capital producto del esfuerzo propio.

En 1882 formaba parte de la Sociedad Castaño e Intriago S. en C y funcionó hasta el 26 de mayo de 1890. Se dedicaba al comercio al por mayor y menor de variados productos y la refacción mediante créditos. En el momento de su disgregación tenía un haber social de 1 millón 400 000 pesos oro, correspondiendo la mitad a cada uno de los socios.

Castaño intervino también en movimientos comerciales, relacionados con la producción y venta de materiales de construcción. En ese caso está el almacén, con talleres de aserrío, instaurado por Patricio Castaño en 1860. Nicolás aparecía en calidad de socio comanditario desde su fundación, hasta el año de 1918, momento en que la sociedad es administrada por su sobrino Nicolás del Castaño y Padilla (Villegas, 1920).

Otra de las empresas que contó con el aporte financiero del vizcaíno fue A. Font y Cía. S. en C., constituida el 13 de junio de 1890 con el objetivo de poner a funcionar el alumbrado eléctrico de la ciudad de Cienfuegos y cualquier otra industria que armonizara con las aplicaciones de la electricidad.

Con un capital inicial de 63 200 pesos oro, aportados en efectivo por numerosos miembros, la firma tuvo como gerente a Augusto Font, y el resto de los accionistas eran comanditarios. Entre los asociados que mayor cantidad de capital aportaron a la constitución de la misma se encuentra Castaño, quien contribuyó con 5 000 pesos a tales menesteres, tal y como hicieron otros integrantes de la élite económica de la región entre los que se encuentran el gerente Font, Gregorio Castillo Garma, Agustín Goytisolo Digat, Serafín Ros Cárdenas, Emilio y Francisco Terry Dorticós. Desde su surgimiento y a pesar de haber girado con diferentes nombres, hasta el año 1913 en que se funde con The Cienfuegos Electric and Power Co., el vasco se mantuvo como socio comanditario (García, 2012).

Los pasos emprendidos por él en la centuria decimonónica, tuvieron continuidad durante las dos primeras décadas del siglo XX. El caso de Cardona y Compañía, es ilustrativo. La antigua sociedad Hartasánchez Cardona y Compañía había desaparecido para dar lugar a la nueva firma comercial. Nicolás ingresó como socio comanditario de la misma desde su fundación en 1902 y se mantuvo en esa situación hasta 1919. En 1910 la compañía poseía un capital de 1 475 266 pesos oro y un pasivo de 507 089 pesos y tenía posesiones tanto en Cienfuegos como en otras regiones (Dolz, 2014) ampliando sus negocios en la coyuntura finisecular hacia la industria azucarera.

En cuanto al negocio del azúcar, sus principales inversiones se concentraron en la jurisdicción cienfueguera. Además de los ya mencionados Santísima Trinidad, Andreíta, San Agustín y Lequeitio, adquiere el central Constancia que constituía "uno de los más grandes del mundo en su época". Sus acciones en la industria del dulce trascienden la región Cienfuegos. Además del citado caso del central Dos Amigos, en Manzanillo, que logró controlar la aludida compañía “Castaño e Intriago”, Nicolás figura como socio de la firma “Adelaida Compañía Azucarera S.A.”, propietaria del Central homónimo en Morón, en el que Laureano Falla Gutiérrez era principal accionista (Sedeño, 2003).

Las utilidades que el vasco adquiere producto de estas y otras empresas le posibilitaron ser considerado como uno de los comerciantes más importantes de la región cienfueguera y de la isla. Idea que sostiene y amplía Guillermo Jiménez quien refiere que era el hombre más acaudalado de Cuba a principios de siglo XX (Soler, 2004).

En cuanto al negocio de la banca, la prosperidad de las finanzas de Nicolás Castaño fue tal que sostenía movimientos y relaciones financieras con importantes firmas nacionales y extranjeras. Tal era el caso de Czarnikow LtdRionda Co., el banquero Narciso Gelats radicado en La Habana y la Lawrence Turnure Co. de New York. La primera de estas sociedades, fue creada en 1909 por Manuel Rionda, como resultado de la reorganización de la casa matriz londinense C. Czarnikow Ltd debido a la muerte de César Czarnikow Ltd. En la nueva firma, aunque no hemos podido precisar a cuánto ascendía, las fuentes revelan que Castaño gozaba de amplio crédito.

Castaño, considerado en su época, “el Príncipe de las letras bancarias” (Soler, 2004), por las sumas elevadas que prestaba y el considerable número de deudores, refaccionó mediante créditos e invirtió en numerosos negocios. Su situación monetaria había adquirido solidez desde los tiempos de Castaño e Intriago. La relación de bienes adquiridos a raíz de la disolución de la misma, indica su condición de acreedor de importantes propietarios y comerciantes establecidos en Cienfuegos y en otras regiones cubanas, entre ellos los Ponvert y los Rionda. También lo fue de los Apezteguía y los Goytisolo.

La situación financiera del vasco durante la crisis económica en la década del veinte se podría resumir con la siguiente cita: “del cataclismo azucarero de 1920, que llevó al suicidio a media Cuba, salió intacta aquella fortuna y quedó en pie para salvar de la quiebra a no pocas casas de la Perla del Sur, para las cuales el crédito ilimitado de Don Nicolás fue un manto protector.”(Soler, 2004)

El exitoso vizcaíno Nicolás Castaño Capetillo fue uno de los comerciantes vascos más importantes de la región cienfueguera y de la isla. Sus inversiones en compañías comerciales cienfuegueras en la etapa finisecular del siglo XIX y las primeras décadas del XX, avalan la afirmación del citado autor.

Su movilidad en el giro comercial y las inversiones en el sector azucarero, conllevó el surgimiento de relaciones socio-económicas con otros integrantes de la élite económica regional como fueron, los asturianos Antonio Intriago Toraño y Acisclo del Valle, el catalán Gabriel Cardona, el navarro Domingo Nazábal y los santanderinos Esteban Cacicedo Torriente y Laureano Falla Gutiérrez. Con este último al decir de Guillermo Jiménez creó “una alianza que duraría a través de los años y se sellaría con el respaldo de cada uno a múltiples inversiones iniciativas del otro”.(Soler, 2008). Un ejemplo de su cooperación recíproca en materia de negocios fue la administración del referido central Andreíta.

Las familias Cacicedo, los Falla, los Gutiérrez, los Nazábal y los Castaño, a través de la unión matrimonial, crearon uno de los clanes de origen español más poderoso del país en el primer tercio del siglo XX. La muerte de Castaño ocurrida en 1926, no implicó el cierre de los negocios iniciados por él en la centuria anterior, pues su familia heredó un importante patrimonio que sus hijos y yernos desarrollaron hasta 1959.

El grupo vasco-navarro en sentido general incursionó en la explotación de instalaciones de producción azucarera e invirtió capitales en sociedades mercantiles, renglones fundamentales de la economía en Cienfuegos. La importancia y magnitud del accionar de algunos de sus miembros los convierten en un componente social significativo de la élite económica regional con proyección nacional.

CONCLUSIONES

Partiendo de la condición de pobreza de la mayoría de estos inmigrantes vascos al arribar a Cuba, se considera que escalaron socialmente a expensas de la combinación de varios factores estrechamente relacionados con la cultura que poseían y con las condiciones del lugar donde se asentaron. Han sido constatados a partir de los casos concretos analizados anteriormente, las siguientes pautas:

  • Desarrollo de actividades que forman parte de su cultura económica y que son esenciales para el progreso socio-económico regional y nacional: comercio de artículos, tráfico de esclavos, construcción de embarcaciones e inversión en la industria azucarera.

  • Alianzas familiares a través de matrimonios con cubanas de sólida posición económica, o de su descendencia con la descendencia de otros inmigrantes de la élite económica.

  • Desarrollo y combinación de varias actividades económicas simultáneamente: comercio, inversión en fábricas de producción azucarera, actividades financieras.

  • Participación con sus capitales en sociedades mercantiles de tipo comanditarias donde solo comprometen, en caso de quiebra, el capital invertido en ellas.

  • Vinculación de algunos miembros de esta élite en la política regional o con elementos influyentes en la política nacional.

A través de la implementación de estas estrategias Sotero Escarza Urioste, Agustín Goytisolo Lezarzaburu, Nicolás Gamboa Gorostiaga, Domingo Názabal Leicegoyena y Nicolás Castaño Capetillo, se insertaron en las filas de la élite económica regional cienfueguera y nacional cubana en las últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX.

La influencia de esta élite vasco-navarra en el desarrollo socio-económico cienfueguero entre 1880-1920, a partir de su inversión en diferentes rubros económicos (industria azucarera y actividades comerciales fundamentalmente) fue significativa. Alrededor de su gestión, se crearon redes de tipo económico, fortunas y legados familiares. Se puso de manifiesto la confianza en los de su misma naturalidad; la fuga de capital hacia España y el ingreso del mismo a Cienfuegos, como refleja el caso Goytisolo, con el fin de proteger y ampliar la fortuna familiar. Todo ello condicionado por la demanda de un sector azucarero en constante desarrollo, que actuó como catalizador del proceso de concentración y centralización de propiedades y capitales.

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Recibido: 01 de Enero de 2019; Aprobado: 01 de Marzo de 2019

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