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Revista Universidad y Sociedad

versión On-line ISSN 2218-3620

Universidad y Sociedad vol.11 no.5 Cienfuegos sept.-oct. 2019  Epub 02-Dic-2019

 

Artículo Original

La familia y su influencia en la convivencia escolar

The family and its influence on school coexistence

David Bolaños1  * 
http://orcid.org/0000-0001-9858-7740

Alexis Juan Stuart Rivero2 
http://orcid.org/0000-0002-4561-9961

1 Institución Educativa General Francisco de Paula. Santander. Colombia

2 Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez”. Cuba, E-mail: astuart@ucf.edu.cu

RESUMEN

La familia como institución social relevante en la formación integral del ser humano se constituye en el primer entorno educativo de los niños y niñas en su proceso de formación socio-personal, ya que existe una estrecha relación entre personas que comparten sentimientos, emociones y relaciones de intimidad, respeto, y otros valores esenciales para fortalecer la formación integral de las personas en sus primeros años de vida. La educación y la formación que se imparten en la familia, se deben orientar hacia la formación de una adecuada convivencia para brindar las bases necesarias en la resolución de los conflictos escolares que se puedan presentar en los establecimientos educativos. La actual situación de conflictos en la convivencia escolar ha llevado a replantear cuál ha sido el papel de la familia en la educación de los escolares porque existe una relación directa entre la influencia que desempeña en la formación social del individuo. Desde esta realidad, se presenta a continuación una reflexión sobre qué son la familia y la escuela y cuál es el papel de cada una en la socialización y convivencia del infante; además, de analizar cómo influye la familia en los comportamientos que tienen los estudiantes en su convivencia escolar.

Palabras clave: Familia; convivencia escolar; formación integral; educación

ABSTRACT

The family as a relevant social institution in the integral formation of the human being is constituted in the first educational environment of the children in their process of socio-personal formation, since there is a close relationship between people who share feelings, emotions and relationships of intimacy, respect and other essential values to strengthen the integral formation of people in their first years of life. Education and training that are taught in the family, should be oriented towards the formation of an appropriate coexistence to provide the necessary bases in the resolution of school conflicts that may arise in educational establishments. The current situation of conflicts in school coexistence has led to rethinking what has been the role of the family in the education of schoolchildren because there is a direct relationship between the influences it plays in the social formation of the individual. From this reality, a reflection is presented below on what the family and the school are and what is the role of each one in the socialization and coexistence of the infant, in addition, to analyze how the family influences the behaviors that students present in their school life.

Keywords: Family; school coexistence; integral education, education

Introducción

El propósito de este artículo es presentar un análisis sobre la influencia de la formación social que brinda la familia en el individuo, para entender los problemas de comportamiento de los estudiantes durante las jornadas académicas en los establecimientos educativos. La familia ha sido la primera institución formadora de valores y saberes; ha sido orientadora en situaciones de exploración, duda y curiosidad que presentan los escolares en su proceso de aprendizaje integral, siendo papá y mamá los máximos referentes educativos y formadores del grupo familiar y los encargados de brindar la confianza y seguridad para fortalecer la personalidad, la autoestima; así adquirir las habilidades necesarias que requiere el ser humano para involucrarse e interactuar correctamente con otros grupos sociales.

Una buena convivencia y socialización depende de una buena composición familiar, la cual debe tener argumentos sólidos y bases de formación para influenciar positivamente a sus hijos cuando se relacionan con otras personas y establecen procesos de socialización. Los niños y niñas generan un desarrollo emocional y una identidad propia que potencializa su nivel de tolerancia y respeto frente a otras personas, como lo describe Grusec, (2002): “el estudio científico de la socialización comenzó con Freud. Su mayor contribución a la corriente principal de la teoría fue su análisis del desarrollo de la conciencia, con la sugerencia de que los niños incorporan o asumen las actitudes y los estándares de sus padres a través de un proceso de identificación. Al identificarse con sus padres o convertirse en ellos, se convierten en miembros funcionales de la sociedad”. (p.145)

De modo que la familia influye en la formación social de aquellos individuos que en edad escolar interactúan en los procesos de socialización ya que son las primeras y las más persistentes porque generan, con gran importancia y repercusión, una convivencia escolar positiva o negativa, dependiendo del grado de formación integral adquirido en este grupo social. Hoy, esta se ve debilitada como institución social encargada de brindar esos primeros saberes de la vida y la formación de valores necesarios para la socialización y convivencia de todo ser humano, debido a que ha sido desplazada por otros elementos que desarrollan una orientación errada en el proceso de enseñanza de los estudiantes en los establecimientos educativos.

Existen varias causas del fenómeno de descomposición familiar, las cuales han ido en aumento por situaciones que centran su atención en acciones que no permiten un buen desarrollo integral de la personalidad de los infantes, al punto de perderse el sentido tradicional de la familia. Entre estas, se encuentran: influencia negativa por el uso inadecuado de las Tecnologías de la Informática y la Comunicación (TIC), medios de comunicación que desinforman y manipulan, el nuevo rol de la mujer en una sociedad más ocupada por la competitivad profesional y por la necesidad de sobrevivir; la drogadicción, el alcoholismo, las conocidas barras bravas, el pandillismo, las compañías negativas y la violencia intrafamiliar. Aspectos que han influenciado negativamente en la socialización de niños, niñas y adolescentes, quienes reflejan conductas de rebeldía, inseguridad, agresividad, desesperanza, miedos, dolor, irrespeto e intolerancia que inciden en el desarrollo de su entorno escolar, familiar y social, lo que afecta la convivencia escolar.

Desarrollo

El análisis surge de la descripción de ¿Cómo es la convivencia escolar? Y cuál ha sido el papel de la familia en relación con la escuela para abordar la convivencia escolar. Hoy existe una gran preocupación por el accionar de los infantes y adolescentes en el ámbito escolar, los elevados índices de violencia escolar, las agresiones físicas y verbales, el acoso escolar (Bullying) y los actos de indisciplina y mal comportamiento en los establecimientos educativos ha generado en las autoridades competentes la necesidad de elaborar estrategias, planes, programas y guías que ayuden a trabajar en los procesos de socialización del estudiante y, por ende, mejorar la Convivencia Escolar.

Este tipo de convivencia tiene su espacio en la escuela que cumple una función socializadora por medio de las relaciones que se vivencian en cada jornada académica, por las actividades escolares que diariamente involucran a los estudiantes en procesos de socialización, los diálogos y los encuentros en los espacios de descanso y esparcimiento que son permitidos en el ámbito escolar en donde se comparten reflexiones, recuerdos, emociones, gustos y situaciones que llevan a establecer acuerdos y aceptar las diferencias con respeto y tolerancia, actividades que deben estar bajo la supervisión responsable y comprometida de adultos que hacen parte de la comunidad educativa (docentes, directivos docentes y padres de familia). Destacando la función de los docentes quienes son los encargados de convivir diariamente en estos espacios escolares con sus estudiantes, brindando conocimientos, saberes, normas y valores para lograr ambientes escolares armoniosos que mejoren la Convivencia Escolar.

De modo, que el papel del educador y su relación con la Convivencia Escolar es fundamental y debe estar relacionada con la educación en valores, de esta manera se podrán construir y aplicar propuestas para avanzar dentro de la resolución de conflictos (Gallardo, Bellido & Benítez, 2011).

Ianni (2003), considera que una escuela comprometida con la formación social del individuo permite el aprendizaje y la práctica de valores democráticos: la promoción de la solidaridad, la paz, la justicia, la responsabilidad individual y social. Agrega, además, que el aprendizaje es posible, si se construyen, mantienen y renuevan diariamente los intercambios entre todos los actores de la institución que comparten la actividad en la escuela y que hacen parte de la convivencia. Se puede decir, entonces, que un proceso de enseñanza aprendizaje mal enfocado o desactualizado provoca desinterés entre los estudiantes, apartándolos del objetivo de la clase y, por consiguiente, generan actos de indisciplina y mal comportamiento que van a alimentar negativamente la Convivencia Escolar.

Llegar a la escuela es un momento importante en la socialización de todo ser humano, conocer y relacionarse con nuevas personas de la misma edad; estar bajo la orientación y cuidado de otros adultos, hacen que este proceso sea una experiencia nueva que genera dudas, desconfianza o confianza hacia todos los actores institucionales de la escuela; los niños y niñas son partícipes y protagonistas de la convivencia escolar. Aprender a compartir con otros niños y niñas situaciones de juego, la merienda, los útiles escolares, cruce de palabras, sonrisas, momentos emotivos y de euforia, hacen parte de la convivencia escolar.

La escuela es la encargada de llevar el proceso de socialización a través de unas normas y reglas orientadas en el Manual de Convivencia, así como lo describe el Ministerio de Educación Nacional de Colombia (2013), en su Guía 49, donde se determinan los parámetros de conducta y disciplina a seguir en todo el proceso escolar de los infantes y adolescentes con el fin de desarrollar un mayor sentido de responsabilidad, respeto y tolerancia al momento de interactuar con los otros compañeros de clase. Se entiende por Manual de Convivencia lo siguiente: “Es una parte fundamental del Proyecto Educativo Institucional (PEI) en la cual se deben definir los derechos y obligaciones de todas las personas de la comunidad educativa en aras de convivir de manera pacífica y armónica” (p.26).

En esta Guía pedagógica se cita con pertinencia a Paulo Freire, que desde su particular poética prosa, ofrece un concepto muy acertado de cómo debe ser la escuela y la convivencia escolar para facilitar la socialización y formación integral de los niños y niñas.

“La escuela es… el lugar donde se hacen amigos, no se trata sólo de edificios, aulas, salas, pizarras, programas, horarios, conceptos… Escuela es, sobre todo, gente, gente que trabaja, que estudia, que se alegra, se conoce, se estima. El director es gente, el coordinador es gente, el profesor es gente, el alumno es gente, cada funcionario es gente. Y la escuela será cada vez mejor, en la medida en que cada uno se comporte como compañero, amigo, hermano. Nada de isla donde la gente esté rodeada de cercados por todos los lados. Nada de convivir las personas y que después descubras que no existe amistad con nadie. Nada de ser como el bloque que forman las paredes, indiferente, frío, solo. Importante en la escuela no es sólo estudiar, no es sólo trabajar, es también crear lazos de amistad, es crear un ambiente de camaradería, es convivir, es unirse. Ahora bien, es lógico… que en una escuela así sea fácil estudiar, trabajar, crecer, hacer amigos, educarse, ser feliz”. (Colombia. Ministerio de Educación Nacional, p.9)

Asimismo, se explica la convivencia escolar como “la acción de vivir en compañía de otras personas en el contexto escolar y de manera pacífica y armónica” (Colombia. Ministerio de Educación Nacional, p.25). Refiriéndose así a las relaciones que ocurren entre los miembros de la comunidad educativa se enfoca en la formación integral del ser humano.

De modo, que la convivencia es un punto fundamental en todos los procesos educativos de formación y socialización de los infantes. La escuela tiene el deber de fortalecer, o, desarrollar en los educandos los valores y normas que permitan formar personas responsables con su entorno familiar, social y mejorar el clima escolar, especialmente, cuando se observa que, en la actualidad, muchos de los escolares llegan con problemas de tipo familiar, especialmente, lo concerniente al comportamiento.

La convivencia escolar depende en gran medida de la forma en cómo la comunidad educativa hace cumplir de manera efectiva y bien orientada las normas para lograr el objetivo de convivir con armonía, respeto y tolerancia entre todos los integrantes que intervienen en el quehacer educativo. Por esto, es necesario, ante todo, reconocer y conocer el entorno familiar y social de los niños y niñas en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje y de socialización para lograr entender y ayudar a mejorar la convivencia escolar.

El éxito del proceso de desarrollo de una sana convivencia escolar, depende del entorno familiar y social en el que se desempeña todo ser humano a lo largo de su vida, así lo expresa Bronfenbrenner (1991), en su escrito Ecología del Desarrollo Humano, “Desarrollo en contexto: los niños y jóvenes se encuentran profundamente influenciados por su ambiente-familia, amigos, compañeros de curso, así como por sus vecinos, comunidad y cultura. Estos entornos modelan también a los padres”. (p. 5)

La calidad de formación que el infante recibió en su entorno familiar, en esos primeros años de vida, en los cuales vivenció el amor, la comprensión, el respeto, el calor humano de los miembros de la familia, y la adecuada orientación y formación de valores y normas de comportamiento por parte de sus padres logran inculcar en ellos el valor de convivir con otras personas. Es importante que exista una influencia positiva por parte de los padres de los infantes, ya que estos son el máximo referente del ser humano en todo el proceso de aprendizaje que va a ir fortaleciendo con el tiempo en la escuela y por supuesto en un entorno social sano.

La construcción de la convivencia escolar permite la formación de personas útiles y sociales que desarrollan un sentido de responsabilidad social frente a la realidad por la cual atraviesa su país, ya que la convivencia escolar no solo es convivir con otras personas en un espacio determinado y con ciertas características definidas por la sociedad y las costumbres culturales; la convivencia es convivir con respeto, tolerancia, comprensión, solidaridad, responsabilidad, paz, justicia y democracia para lograr un verdadero proceso de socialización en pro de cultivar una ciudadanía con valores y principios que respete la vida de todo ser vivo.

Desde esta perspectiva, se considera pertinente la pregunta ¿Qué significa aprendizaje de la convivencia? En realidad, se trata de un doble aprendizaje. En primer lugar, la convivencia se aprende. Es un duro y prolongado -hasta podríamos decir, interminable- aprendizaje en la vida de todo sujeto, pues:

  • Sólo se aprende a partir de la experiencia.

  • Sólo se aprende si se convierte en una necesidad.

  • Sólo se aprende si se logran cambios duraderos en la conducta, que permitan hacer una adaptación activa al entorno personal y social de cada uno.

Por otra parte, la convivencia enseña. De ella se aprenden contenidos actitudinales, disposiciones frente a la vida y al mundo que posibilitan el aprendizaje de otros contenidos conceptuales y procedimentales (Ianni, 2003).

De otro lado, existen programas de prevención de la violencia escolar desde la educación básica primaria; existen normativas y leyes que proponen educación desde una cultura de paz y convivencia. Otros estudios consideran el entorno social de los niños como principal causa de los problemas de comportamiento y conducta en los centros educativos.

En el proceso de formación integral de los seres humanos se encuentra dos grandes instituciones sociales encargadas de brindar con éxito los elementos fundamentales para la educación de las personas, desde temprana edad. Estas dos instituciones son la Familia y la Escuela. La primera es un importante agente de aprendizaje de los niños y niñas, es la base primordial en la formación social del infante para contribuir con los procesos que se trabajan en la escuela y así lograr una sana convivencia entre los integrantes de la comunidad educativa.

También se puede entender la familia como el primer ambiente social significativo que define y orienta pautas futuras en los esquemas de aprendizaje en general y en forma importante en los aprendizajes escolares (Burrows, & Olivares, 2006). Esta se encarga de enseñar los primeros saberes que el niño necesita para enfrentarse al mundo; se responden muchas inquietudes, dudas y curiosidades que despiertan en el niño el interés por conocer, vivenciar y explorar diversas situaciones que resultan atractivas a las necesidades del infante. En la familia se enseñan valores que van formando y fortaleciendo la identidad de los hijos frente a otros grupos sociales, lo que garantiza en gran medida, una convivencia sana en todos sus procesos de socialización. En este sentido, se debe consolidar la comunidad educativa (maestros, estudiantes, administrativos escolares y familia) alrededor de los intereses que los unen en relación con la formación integral de los educandos. Proceso en el cual se involucran sentimientos de afectividad y de confianza que mejoran la asimilación de esos saberes. En este sentido, Herrera (1997), define las funciones de la familia que son: “la función económica, la biológica y la educativa, cultural y espiritual y es precisamente éste uno de los indicadores que se utilizan para valorar el funcionamiento familiar, o sea, que la familia sea capaz de satisfacer las necesidades básicas materiales y espirituales de sus miembros, actuando como sistema de apoyo”.

En este sentido, Meza Rueda & Páez Martínez (2016), afirman que la familia es el primer escenario para el desarrollo humano, para el crecimiento y la formación en los diversos ámbitos de vida. Asimismo, expresa que desde la sociología, la familia es considerada la institución social que introduce al individuo en la sociedad y la cultura de referencia.

Baranda (2013), sostiene que gracias a la familia se pueden satisfacer necesidades básicas biosociológicas de los hijos, tanto como necesidades sociales, económico-materiales, y también la de interrelación y mediación con las estructuras y sistemas sociales.

La educación de los infantes en la familia es función primordial de sus progenitores que, a pesar de su nivel educativo, logran afrontar la responsabilidad de formar a sus hijos e hijas y prepararlos para la vida con la enseñanza de las normas básicas de comportamiento y convivencia. Por tanto, es aquí donde se desarrollan saberes prácticos, adquiridos en el diario vivir, con el acompañamiento en la búsqueda de nuevos saberes.

De modo que, la familia está estrechamente ligada a la escuela en lo que se refiere a procesos de formación, socialización y mejoramiento del clima escolar. La participación de los niños, niñas y jóvenes en los establecimientos educativos evidencia el comportamiento y el ejemplo que le brindan las personas que conforman su núcleo familiar, en especial sus padres. Estos, son el espejo de vida de mayor importancia en todos los procesos de formación por el cual pasa el ser humano. Unos padres integrales, convenientes y pertinentes para el desarrollo de sus hijos, deben garantizar el desarrollo de personas socialmente sanas; de la misma forma, unos padres equivocados, no convenientes, contribuyen con la formación negativa de futuros jóvenes y adultos. No obstante, algunos niños y niñas, a pesar de vivir en un entorno familiar y social negativo, logran superar obstáculos y dificultades de la vida, y desarrollan una personalidad positiva con la suficiente capacidad de afrontar con éxito todo proceso de socialización en todos los aspectos de su vida.

Las expectativas de los padres y madres influyen en el proceso de formación y socialización, al punto de definir las oportunidades de aprendizaje de sus hijos e hijas en el momento en que se vinculan con la segunda institución, la escuela. Esta se encarga de la formación de los niños y niñas. Pero, formar no es una tarea fácil, más aún cuando no se tienen los conocimientos necesarios para abordar esta labor: ¿Cómo hacen los padres y madres para lograr sacar adelante a sus hijos e hijas, y prepararlos para convivir con otras personas en otros contextos? el afecto y los sentimientos de unión que existen en la familia genera un ambiente de responsabilidad social para brindar de la mejor manera una educación adecuada desde el hogar y posteriormente en la escuela como “el segundo hogar”.

Aquí entra a jugar la escuela como segunda institución formadora de personas integrales, que fortalecen aquellos saberes, valores y normas adquiridos en la familia. El éxito de la formación en la escuela depende en gran medida de la armonía, seguridad y confianza que encuentran los niños y niñas en su primer hogar; cuando esta falla, se detectan los problemas sociales de comportamiento y convivencia en los infantes, lo que representa un serio problema para los docentes como principales responsables de continuar con el proceso de formación integral del ser humano.

Tanto en la familia como en la escuela se debe educar al niño con el fin de garantizar una formación integral y desarrollo de su identidad, así lo expresa el objetivo de la educación. Moreno, Estévez, Murgui & Musitu (2009), expresan que “para la comprensión de los problemas del comportamiento violento en la escuela debemos atender a las características propias de los implicados, incluyendo la percepción de los principales contextos sociales inmediatos a la persona, que, en el caso del adolescente, son la familia y la escuela principalmente”. (p.124)

En la escuela se manifiestan las interrelaciones cotidianas de las diferentes actividades académicas lúdicas y recreativas que se presentan en cada jornada de estudio; también se observa en los espacios compartidos para jugar, dialogar y discutir para aprender a compartir con tolerancia y respeto, para reconocer los acuerdos y las diferencias. En la escuela el individuo encuentra los elementos necesarios para formar su capacidad de relacionarse con otras personas, formar su sentido de pertenencia como ciudadanos comprometidos con su realidad social, y se aprenden valores democráticos: el compañerismo, la solidaridad, la paz y la justicia. Valores que se forman y fortalecen en el diario vivir de los estudiantes en el aula de clase, en el descanso y en las actividades físicas y deportivas. Todo bajo la supervisión y orientación de los adultos que son los responsables de la formación de niños, niñas y adolescentes, por eso, el propósito de la escuela es formar y orientar los procesos de socialización, participación y convivencia.

De modo, que la familia posee un protagonismo especial frente a la escuela. Según Smith, Schneider, Smith, Pk. & Ananiadou (2004), esta se constituye en el primer espacio de socialización y de prevención de los problemas de convivencia escolar porque influye en los procesos de socialización del niño.

Reveco (2004), describe los cambios que la familia ha presentado a través de la historia porque cada época demanda un tipo de familia propicio para dicho momento. Desde la perspectiva de la infancia, la humanidad ha transitado desde una familia donde los niños y las niñas fueron una molestia, a otra que los valoró por sus posibilidades de apoyar a los progenitores durante la vejez, a la actual que los considera personas que están bajo de la tutela de los adultos. También, describe la familia en cuanto a la crianza de los hijos e hijas a otros, a la nana; a la actual que se hace cargo económicamente de ellos, que les enseña y da afecto, pero muchas veces los entrega a ‘otros’ durante mucho tiempo, (empleada del servicio, abuela, tías, tíos) o en otras instituciones. Es decir, la familia como la infancia no es homogénea. Hoy se puede hablar de familia con ambos padres; extendida, que incluye tíos y abuelos; de madres o padres solos; de niños (niños y niñas de la calle), entre muchas otras.

También influye en el desarrollo de la familia y en su papel formador de los infantes, los procesos y cambios económicos, culturales y sociales, la creciente urbanización, la escolarización de las mujeres, el descubrimiento de la anticoncepción, la mayor libertad sexual, las políticas neoliberales que han generado la necesidad de producir más recursos, así como la incorporación de la mujer al trabajo, lo que ha generado nuevos desafíos para la familia.

De acuerdo con Reveco (2004), los tradicionales roles de mantener, cuidar, alimentar y educar a los más pequeños han tenido profundos cambios. Al respecto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (2002), señala lo siguiente: ”Académicos y diseñadores de políticas concuerdan en que las familias en la región se han visto enfrentadas a cambios muy importantes. Entre los más notables figuran las transformaciones demográficas, el aumento de los hogares con jefatura femenina y la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral. También ha habido modificaciones relacionadas con el ámbito simbólico, que se manifiestan en nuevos modelos de familia y estilos de relación familiar”. (p.148)

Igualmente, afecta la formación de los infantes, el cambio de roles que ha sufrido la mujer al interior de la familia por su incorporación al mercado laboral debido a las condiciones económicas que demandan que ambos, padre y madre, deban emplearse para poder resolver las necesidades como salud, educación, alimentación, vivienda y recreación. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2002), los países latinoamericanos han tenido cambios sustanciales en cuanto al cambio del papel de la mujer, ama de casa por el de la mujer trabajadora. Máxime, cuando se observan familias integradas por uno solo de los padres o una familia numerosa, donde los roles se tergiversan y confunden al infante.

Paradójicamente, son las mujeres con mayor escolaridad las que con mayor frecuencia trabajan remuneradamente fuera del hogar; es decir, las crisis económicas, con el consecuente empobrecimiento de los hogares, han llevado a mujeres y niños con escasa escolaridad a incorporarse también a la fuerza laboral para poder resolver los problemas económicos que genera la sociedad. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, cada vez son más las familias en las cuales más de un miembro aporta a su sustento, especialmente mujeres y niños y niñas.

Esta situación afecta las relaciones familiares porque quienes sostienen el hogar llegan cansados, deprimidos y agotados y encuentran un ambiente hostil, donde sus hijos han pasado contratiempos, tanto por su cuidado como por su alimentación. Desde esta perspectiva, la comunicación se torna pobre e ineficiente y, por ende, se presentan roces y conflictos que en el mayor de los casos no son manejados debidamente, porque no hay conocimiento sobre cómo hacerlo y lo que se genera es un comportamiento inadecuado de ambas partes.

Es este el contexto en el cual se forman los niños y niñas que asisten a los establecimientos educativos. Luego ¿Cómo logra una familia en este contexto dar las herramientas necesarias para que sus infantes logren adaptarse a un ambiente donde se encuentra una diversidad de vivencias y comportamientos generados por el medio en el que se desenvuelven? Se podría afirmar, que, no obstante, las condiciones, la familia es el escenario perfecto para formar un ser humano plenamente integral capaz de relacionarse y contribuir con el mejoramiento de una sociedad está dado por la conformación de una familia estable, equilibrada con la suficiente capacidad moral para brindar y enseñar valores y normas de comportamiento y conducta. Una familia en la cual el infante sienta plena seguridad, confianza, cariño y calor humano para adquirir con mayor disposición la formación de valores y conocimientos básicos para aprender a interactuar en un determinado grupo social. Pero, infortunadamente, esta situación no se presenta para todos los seres humanos, y es ahí donde se van reflejando esas conductas negativas que logran desestabilizar un grupo social empeorando la convivencia. En la escuela se encuentran infinidad de niños y niñas que han venido de un inadecuado entorno familiar. La frustración, la rabia, la envidia se hacen presente en el comportamiento de estos infantes en el medio escolar hasta el punto de ser catalogados o señalados como los niños y niñas problemas que solo van a la escuela a generar conflicto entre sus pares y por ende a entorpecer la convivencia escolar.

El entorno familiar del infante se ve afectado en gran medida por un entorno social negativo reafirmando ese mal comportamiento y conducta que el niño o niña presenta en la escuela. Esta relación se vuelve un círculo vicioso en el cual, la red familiar presenta las variables como: la convivencia entre los miembros, un lazo afectivo, conyugal o paterno-filial y el reparto de responsabilidades y ocupaciones.

Conclusiones

De acuerdo al interés de contribuir al análisis sobre las falencias que se observan en la convivencia escolar de los escolares de Colombia se puede concluir que el entorno familiar y social es primordial en la formación integral del ser humano. Una verdadera estructura familiar rica en valores y normas, pertenecer a grupos sociales que valoren y respeten la vida y la adecuada orientación que se brinda a los infantes y educandos en cuanto al manejo de las nuevas tecnologías de la comunicación y el entretenimiento contribuyen con el mejoramiento de los procesos de socialización que se desarrollan en los establecimientos educativos, aspecto que se evidencia en la convivencia escolar de los niños y niñas en todo su proceso de enseñanza aprendizaje, lo que contribuye en la formación de ciudadanos útiles para el avance social de un país.

Se necesitan políticas de Estado para brindar a las familias condiciones adecuadas que permitan el cuidado y bienestar general de sus hijos, y al final, ofrecer a los educandos, oportunidades académicas, deportivas, artísticas y laborales para evitar el consumo de sustancias sicoactivas y la formación de grupos delincuenciales que lleven al deterioro del entorno social.

La formación de valores y buenos hábitos de vida desde la familia, garantizan el éxito de una sana convivencia escolar en los establecimientos educativos de Colombia.

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Recibido: 16 de Septiembre de 2019; Aprobado: 12 de Octubre de 2019

*Autor para correspondencia. E-mail: danaleju03@gmail.com

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