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Introducción
El siguiente artículo se orienta en la comprensión de la experiencia de la mujer de 19 a 30 años, frente a la conformación de pareja, desde una aproximación complejo-existencial de la vida cotidiana, para lo cual se realizará un breve recorrido a los postulados del Análisis Complejo-Existencial de la Vida Cotidiana, para posteriormente profundizar en la conformación de parejas y el desarrollo psicosocial de mujeres de 19 a 30 años.
Posterior, se profundizará en el método cualitativo y el tipo de estudio fenomenológico como metodología para el análisis de la investigación, así como en la entrevista a profundidad como instrumento de recolección de datos, por ultimo, se expondrá la población, muestra y muestreo, para iniciar el análisis de datos y las conclusiones.
La analítica complejo-existencial parte de la comprensión de la vida cotidiana como escenario de todo ser humano, por lo cual, se vuelve importante comprender la magnitud que presenta este termino a través de la mirada compleja propuesta por Sotolongo & Delgado (2006); y como se amplia cada postulado a la luz de Stolorow & Atwood (2014); Martuccelli (2015); Kwee & Längle (2013).
La vida cotidiana presenta tres características las cuales son la Indexicalidad o la estructura de la vida cotidiana. En esta estructura se presentan limites, funciones, contextos, roles, para que exista esto debe presentarse una relación entre la persona y la estructura de la vida cotidiana. Para Stolorow & Atwood (2014); esta estructura se puede comprender como el campo intersubjetivo que estructura el hacer de las personas, asimismo Martuccelli (2015), presentará que la estructura de la vida cotidiana entregará un rol y funciones a todas las personas, pero además los mantendrá en unos limites que reconocen y les permite diferenciar el campo de otros campos.
A partir de lo anterior, la característica de estructura va de la mano a la realidad de la existencia humana, pues para Heidegger (2005), el sujeto es arrojado a mundo, un mundo que no es el planeta tierra, sino múltiples mundos que se entretejen en lo que se denomina vida cotidiana, a los cuales llamaran Stolorow & Atwood (2014), campos intersubjetivos. Para concluir esta característica todo campo presenta tres puntos para su estudio, los cuales serían lo sacro, ritus y logos.
El sacro hace referencia a los limites, fundamentos, principios que hacen de ese campo lo que es (una familia, un trabajo, amigos, religión, entre otros) (Sotolongo, 2006), Lo ritus, precisan las acciones, conductas, comportamientos, roles y funciones que los sujetos dentro del campo realizan (Martuccelli, 2015). Y el logos, precisa esos sentidos que los sujetos en los campos descubren y viven a través de las pruebas, confrontaciones y cuestionamientos con el contenido existencial en cada situación (Frankl, 2015). Cada punto necesita la constante retroalimentación de los demás puntos, pues la interacción de los tres mantiene cada campo intersubjetivo.
La segunda característica presente en la vida cotidiana es la reflexividad (Sotolongo, 2006) o dinámica relacional, la cual precisa que no se puede comprender al objeto sin relación al sujeto, ni viceversa, además la segunda característica en la vida cotidiana no solo da cuenta de la relación del sujeto con el campo, sino consigo mismo en-situación-relacional, lo cual hace referencia a que el sujeto solo se comprende a sí mismo en relación con otro semejante a el.
Por lo cual, una vez explorado el campo intersubjetivo en el que habita el sujeto, es importante también entrar a comprender sus relaciones con los otros y consigo mismo, precisando como diría Laing (2015), que al final el sujeto hablara desde su experiencia, generando un discurso personal basado en el sentir, pensar, creer y querer en situación (Munné & Codina, 2002) y un discurso relacional basado en la confirmación y la posición relacional.
El discurso personal plantea Kwee & Längle (2013), parte de la experiencia construida por lo que le afecta en el mundo, que se expresa a través de emociones, como brújulas de lo valioso (Weixel, 2017), en el pensar se hace referencia como precisa Sotolongo & Atwood (2014), la captación del ser-en-el-mundo, de lo que el sujeto asume en el campo y en la relación con el otro, así el creer plantea Munné & Codina (2002), señalan las suposiciones de lo que el otro percibe del sujeto, por ultimo el querer se orienta a la proyección que tiene el sujeto ante las situaciones que se van dando en la interacción.
En la vivencia del sujeto, va construyendo su experiencia, cambiándola o sedimentándola (Spinelli, 2007), todo esto puede darse en el intercambio dialógico constante con el otro que asume como roles, funciones e interactúa con el comportamiento del sujeto. Pero esta relación necesaria se presentan conformaciones y posiciones relacionales.
Para Laing (2015), la confirmación es la forma en la que el sujeto capta que el otro responde al comportamiento y se van evaluando de acuerdo con la propia experiencia y expectativa que se tenga en la situación, por ello se puede distinguir dos formas, la concordante o la discordante. Para Honneth (2018), en estas dos formas que se contraponen existen diferentes esferas, a nivel de relaciones sociales como el trabajo, la escuela, la religión, la ciudad, entre otras, ahí el sujeto busca el reconocimiento, lograr un estatus, un merito por sus actos, eso sería la concordancia del otro en la confirmación, pero se puede presentar discordancia, cuando el sujeto percibe humillación y rechazo frente a lo que es o realiza.
En otras relaciones mas cercanas, como la familia, la amistad, entre otras, se presenta la búsqueda de confianza en las oportunidades de relación, por lo cual la percepción de no confianza genera la sensación de exclusión (Honneth, 2018). Por ultimo, en entornos mas íntimos como las relaciones de pareja, el cuidado de la intimidad, lo oculto y lo secreto del sujeto se vuelve concordante, sin embargo, si se presenta la utilización de esa información, el sujeto lo percibirá como maltrato.
Por último, en el discurso relacional las posiciones relacionales para Martínez (2019), se presentan en tres formas, la domínate o activa, en la que el sujeto o el otro dirigen la situación relacional, la sumisa o pasiva, en la que se actúa recibiendo direccionamiento del activo o la posición de muerto que como precisa Kwee & Längle (2013), el sujeto se siente asimismo como un instrumento, perdiéndose a sí mismo. Estas posiciones en toda relación se pueden combinar en competencia o colaboración. Es competencia cuando los sujetos buscan asumir las posiciones iguales (activo-activo o pasivo-pasivo) y es colaborativa cuando se logra llegar a una sincronía (activo-pasivo).
Con lo anterior, el sujeto permanece en un intercambio dialógico constante entre su experiencia, la confirmación que percibe del otro y las posiciones que asumen en la situación. La tercera característica complejo-existencial de la vida cotidiana es el contenido existencial, para Martínez (2019), es inherente a todo sujeto el encuentro, la confrontación y el cuestionamiento de dilemas propios de existir como la muerte, la libertad, la soledad o la pregunta por el sentido de la vida. Estos dilemas se le revelan a todo sujeto en relación con el mundo, con los otros y consigo mismo en situación, al ser interpelado, es así como Mayorga-González (2019), plantea la expresión de estos dilemas como necesidades fundamentales en la vida cotidiana que son reflexivas en el momento que una situación emergente surge.
Para Martuccelli (2015), una situación emergente es la que se capta como una prueba, evaluación o riesgo que hace el mundo o el otro ante la actitud y comportamiento del otro y que se buscara responder para lograr la permanencia en el campo, la posición ante los procesos personales, el encuentro con el otro y la entrega a lo valioso de la situación. Por lo cual, al vivenciar el cuestionamiento de estas necesidades para existir el sujeto encuentra posibilidades de cambio o de sentido como lo precisara Frankl (2015), a través del disfrute, sostén o aceptación de la situación.
A partir de la estructura, dinámica y apertura del sujeto dentro de la vida cotidiana y de acuerdo con los fundamentos y principios con el que el sujeto llega a la vida cotidiana (sea a su trabajo, a su familia, a su pareja, entre otros), puede asumir diferentes modos de ser que le permitirán evitar el contenido existencial, pero haciendo de su vida mas vacía, o, por el contrario, un modo mas abierto a la reflexión que le permita encontrar posibilidades de cambio.
El modo de ser restrictivo para Mayorga-González (2019), se presenta por la interacción del sujeto con el campo, los otros, su experiencia y la situación de manera insegura y cerrada, esto a su vez es producido por la percepción de confirmaciones discordantes, principios fundamentales restrictivos y la ausencia de un dialogo genuino y colaborativo.
Para Laing (2015), este modo de ser es el mas usado en épocas actuales, donde como precisa Han (2021), en una sociedad sobrecargada de información, la única manera de asumir la vida es desconectándose de la misma. Por ello, la interacción con el campo se presenta como egoísta, es decir, buscando solo el bienestar subjetivo, con el otro se percibe el sujeto a si mismo como instrumento, consigo mismo una fragmentación, distanciamiento de su propia afectividad y con la situación el consumo, todo esto va generando relaciones basadas en el control del otro, la ambivalencia personal y la evitación del contenido existencial.
Por el contrario, el modo de ser expansivo se presenta en la reflexión del contenido existencial, lo que permite entablar ambientes seguros y de apertura, así como diálogos genuinos y colaborativos, logrando en la persona la gestión y autonomía de sus procesos, el sostén y colaboración de las relaciones, la posibilidad de cambio, así como responder a la vida desde la reflexión.
La conformación de parejas como lo mencionan Blandón-Hincapié & López-Serna (2016), da inicio desde el acercamiento, bien sea desde una amistad, cortejo o vivencias relevantes y valiosas, se empieza en el momento en que se responde mutuamente de manera concordante frente a las expectativas que se tenían del otro y de una posible relación. Esta fase o momento de la relación presenta fragilidad pues hay varios factores externos que pueden llegar a afectar o culminar con el proceso que allí se vive.
Si se logra continuar después de un acercamiento sigue la adaptación a la relación y es allí donde los aspectos como la intimidad y la confianza actúan, siendo una etapa de disfrute donde permite que surja lo que se llama amor, aunque por esta misma cercanía se pueden generar conflictos, esto debido a las formas de ver las cosas, al temperamento, gustos, entre otras cosas; estos aspectos que parten desde la individualidad pueden favorecer la relación de pareja o por el contrario obstaculizarla (Duche Pérez, et al., 2020).
Además, Cruz (2016), asegura que es importante aclarar que, al conformarse una pareja, no solo se hace referencia a la unión de las personas que la conforman, sino también, al significado que las personas les dan a aquellos aspectos que los vinculan como pareja, es decir, que para unas personas el amor puede ser un aspecto relevante a la hora de conformar una pareja, mientras que otras no lo ven como un requisito.
El ser humano en su ciclo vital vive constantes conflictos y cambia la forma en que ve la vida, por lo cual Erikson (1953), propone ocho etapas que abordarán los dilemas a los cuales se ven enfrentadas las personas, en el rango de los 19 a 30 años se abordan las etapas: identidad frente a confusión de rol (13 años hasta 20 años aproximadamente) e intimidad frente aislamiento (20 hasta 40 años aproximadamente).
En ese orden de ideas la identidad frente a la confusión de rol, perteneciendo al puesto número cinco de los ocho estadios propuestos “es un momento en el cual el sujeto está en la búsqueda de quién es y hacia dónde puede ir, por lo cual en allí empieza a identificarse y elegir a cuál entorno social quiere pertenecer; por otro lado, en el sexto estadio llamado intimidad frente al aislamiento se crea una crisis entre el dar y recibir frente a las relaciones interpersonales que puede tener la persona (Kerpelman & Pittman, 2018).
Teniendo en cuenta lo anterior y observando el contexto en el cual se desenvuelven las mujeres de estas edades, allí es donde empiezan a generar vínculos y relaciones cercanas con las personas, además de entrar en otros campos como los laborales generando nuevas perspectivas del mundo y cómo viven en él, pues la mujer ha logrado generar una ruptura con las tradiciones que se les imponían en el pasado (Lipovetsky, 2006).
Como menciona Mayorga-González (2019), la mujer toma un rol activo en la búsqueda y el encuentro de las relaciones de pareja, actuando a través de lo que percibe del mundo y así mismo buscará adaptarse esperando encontrar reconocimiento, aprobación, cuidado y encuentro con el otro, todo esto partiendo de sus experiencias.
Parte de los modos en los cuales cual la mujer actúa en la conformación de pareja se da por los aprendizajes y experiencias significativas que ha tenido en la vivencia, muchas veces estos discursos parten de principios de violencia (Conopoima, 2019), competencia y engaño mutuo, restringiendo una posible reflexión y encuentro tanto consigo misma, como con el otro con quien quiere conformar una relación de pareja. A partir de esto se trabajará en la construcción de la investigación.
Materiales y métodos
La investigación se realizada es de tipo cualitativo, ya que permite el cumplimiento con el objetivo propuesto de manera satisfactoria, acercando a la comprensión de la experiencia en la conformación de parejas en mujeres de 19 a 30 años, desde el análisis complejo-existencial de a vida cotidiana.
De acuerdo con Fernández, et al. (2014), la investigación cualitativa proporciona profundidad a los datos, dispersión, riqueza interpretativa, contextualización del ambiente o entorno, detalles y experiencias únicas. Asimismo, aporta un punto de vista “fresco, natural y holístico” de los fenómenos, con mayor flexibilidad. El estudio permite abordar fenómenos desconocidos, al igual que exponer características relevantes en la atención psicológica temprana a familias gracias a la recopilación teórica realizada.
El método cualitativo puede ser visto como un término que cubre una serie de métodos y técnicas con valor interpretativo que pretende describir, analizar, decodificar, traducir y sintetizar el significado, de hechos que se suscitan más o menos de manera natural. Es decir, las metodologías cualitativas no son subjetivas ni objetivas, sino interpretativas, incluye la observación y el análisis de la información en ámbitos naturales para explorar los fenómenos, comprender los problemas y responder las preguntas.
A partir de lo anterior, la fenomenología se convierte en el tipo de estudio que acompañara el proceso de investigación, el cual se enfoca en la experiencia y la vivencia del sujeto ante las situaciones especificas de investigación, buscando el cuestionamiento del fenómeno, desde una perspectiva subjetiva que parte del participante como lo precisa Bolio (2012).
A partir de lo anterior, se realizo una entrevista a profundidad, aplicada a una muestra no representativa de 9 mujeres de 19 a 30 años, que en el momento de la aplicación no contaban con relación de pareja o que su unión no fuera mayor de 6 meses y en la cual se logro consolidar las categorías emergentes que se expondrán a continuación (Tabla 1).
Resultados y discusión
Con el fin de dar respuesta al objetivo de investigación se trabajará desde los códigos 47 encontrados en las 4 categorías emergentes en las entrevistas a profundidad, a partir de las experiencias de cada una de las mujeres, teniendo en cuenta el tema propuesto y partiendo del enfoque fenomenológico.
En los estados de conformación de pareja, la mujer se presenta como la posibilidad para aquellos hombres que están interesados en construir una relación de pareja. El campo intersubjetivo se da por varias categorías, que se logran vislumbrar en los discursos de las mujeres. “no me interesa buscar pareja en estos momentos, mi familia me enseñó que es mejor disfrutar mi juventud” (Mujer de 19 años), como se mencionó en este relato las mujeres actualmente no centran su atención directa a las relaciones de pareja, aunque al precisar esto se encuentra el supuesto que la búsqueda puede presentarse pasivamente.
Por un lado, la mujer que no se apresura a la conformación, la cual precisa "yo dejo que todos me hablen, pero tengo claro que ahora no quiero salir con nadie, solo hablo para distraerme" (Mujer de 23 años) y la otra que podemos denominarla mujer alerta "siempre que algún hombre me habla estoy atenta porque se puede presentar como posibilidad para algo serio en el futuro" (Mujer de 27 años), en los dos casos el mundo se presenta con una norma inicial y es la de conversar y allí surge la función y la importancia de la conversación, dando paso al supuesto de los otros.
En los tres relatos se logra comprender que la búsqueda es una fase en la que todas ingresan de manera diferente, pero en la cual como un atractor son atraídas todas las personas. Cuando las mujeres ya logran generar un enlace inicial con los hombres, empiezan a elegir y evaluar cuales son las desventajas o ventajas de entablar las relaciones y cuál es su mejor posibilidad, allí empieza la selección.
Como función del rol en la conformación de pareja, la mujer puede descartar posibles posibilidades, hasta llegar a posibilidades con las que buscará ser más reconocida “si uno le importa al otro, entonces en todo momento lo mostrará, con sus actitudes, palabras y modales” (Mujer de 24 años), así mismo “Yo creo que toda mujer se merece alguien que la cuide y la respete, pero primero toca charlar, probar y de pronto confiar, porque en estos tiempos no se sabe” (Mujer de 21 años).
En esta selección las mujeres descartan posibilidades y van entrando en un compromiso con aquel que eligen “Cuando encuentras a esa persona con la que conectas, con la que encuentras intereses en común, los demás ya no tienen valor para uno” (mujer de 27 años). La conexión y el encuentro con el otro son una parte fundamental en esta etapa.
Como se puede apreciar en el siguiente relato "Me gusta que él siempre se ríe de lo que digo" (Mujer de 24 años), el posible reconocimiento que ella precisa del hombre con el que habla es de mérito, pues ella considera que él está dando un lugar valioso a lo que está haciendo. Por otro lado, en otra parte de la entrevista manifiesta "otro chico con el que hablo no se ríe de todo, pero me gusta que se la pasa cuidándome, saludándome todos los días y siempre dedicándome canciones o poemas, es muy lindo conmigo" (Mujer de 24 años), este tipo de reconocimiento captado por ella es el de aprecio, es decir, precisa en su discurso que este hombre aprecia su presencia en la vida de él, haciéndola sentir querida y con atención.
Cuando la selección y la búsqueda pasan llega el acercamiento, que requiere momentos de intimidad y cuidado, para así mismo empezar a recibir confianza y oportunidad en el rol que se está construyendo, esto se presenta en las actividades y posibles encuentros que ella considere, “porque si él solo busca un objeto sexual, entonces no vale la pena continuar, realmente las mujeres de nuestra edad buscamos atención y sobre todo respeto” (Mujer de 23 años).
En el acercamiento, la oportunidad de conocer al otro, presenta una barrera y es el engaño mutuo, lo que genera tratar de evadir cualquier historia de sufrimiento por parte del sujeto que se presenta como única posibilidad, “Como te digo, yo al inicio no podía comer hamburguesas, perros o cosas grandes aunque me encantaran, porque se me caían las cosas, me ensuciaba o dejaba desorden en la mesa” (Mujer de 20 años), en el relato se evidencia que por no actuar de una manera que le parecía incorrecta prefería cambiar y tomar una actitud diferente.
En el mismo relato se puede apreciar un paso a la siguiente etapa, la cual sería la adaptación “Ya después de los meses que llevamos juntos me siento muy cómoda con él, al inicio me daba mucha pena comer perros o hamburguesas porque hacía mucho desorden” (mujer de 20 años), allí se puede apreciar que se empieza una relación mucho más cercana, de más confianza y en la cual en algunas situaciones el engaño mutuo va perdiendo fortaleza.
Además, en la adaptación se evidencia que las relaciones se enfrentan a los errores que pudieron cometer en la fundamentación de la misma “Juan (nombre cambiado por los autores) y yo nos acostumbramos a pelear por cosas pequeñas desde el inicio y ahora no sé cómo podemos salir de eso” (Mujer de 20 años), hay aspectos que allí se normalizaros y se volvieron patrones constantes, pero que se pueden superar dependiendo de la educación que se sigan dando y el compromiso con el YO-TÚ.
Desde la experiencia de la mujer de 19 a 30 años, en la conformación de pareja desde el análisis complejo-existencial de la vida cotidiana, a través de la interacción de las partes y la generación de información emergen nuevas posibilidades y por ende desde el contenido existencial la movilización al todo en las partes y viceversa. Lo anterior, invita al lector comprender el cambio presente de las partes que componen el sistema, como es el caso de las fases.
Un aspecto importante presentado en la comprensión del fenómeno, son los cambios que se pueden dar a diferentes velocidades y que a su vez dependen de la propia dinámica relacional y el campo intersubjetivo que en este caso se presenta, pero también como se indagó, existen tiempos donde las mujeres permanecen en estados estables, como la búsqueda y aun siendo inestables, dado que es alterado por pequeñas perturbaciones, puede seguir permaneciendo en él, a la espera de una transición de fase o punto de quiebre.
Las fases de la conformación de la pareja, la orientación hacia el consumo, la sobreexposición y el entretenimiento, y la propia dinámica relacional van produciendo en la mujer patrones recurrentes y que se van convirtiendo en comportamientos globales. Lo que va generando una autoorganización llamada el modo de existir restrictivo, dado que la mujer va asumiendo como propio la restricción a su propia reflexión, principalmente por la distribución y experiencia de las partes del sistema que se organizan de múltiples formas a partir del intercambio dialógico constante.
Parte de los modos en que las mujeres existen en la conformación de las relaciones de pareja, se presenta por su aprendizaje y experiencias frágiles y vulnerables, reproducidas por los principios de violencia, competencia y engaño mutuo, generando una restricción ante su propia reflexión y las posibilidades de cambio que tiene en la conformación de una relación estable y duradera. Además de lo anterior, cuando en la conformación de las relaciones el otro se distancia o se corta el proceso, la mujer y su dinámica relacional con frecuencia es capaz de adaptarse y recuperar nuevamente su estado inicial.
Posiblemente esto se logra gracias a la habilidad de resistir a los cambios y perturbaciones, dado que para buscar la confirmación debe lograr la habilidad de iniciar nuevamente en el estado inicial. Pero también en los cambios de fases la mujer puede ir adaptándose a las nuevas fases, aunque en situaciones pasadas hubiese fracasado.
Conclusiones
A partir de la revisión teórica, la propuesta de un marco complejo-existencial y el análisis de las experiencias desde una mirada fenomenológica, responder el cómo de la experiencia, implica comprender que, en la posmodernidad, la mujer se centra en un modo de ser constrictivo, manteniendo, repitiendo y perpetuando los procesos culturales de alineación de género. Convirtiendo la conformación de pareja como un espacio para el consumo personal, relacional y existencial, llevándola a experienciar su proyecto personal como carente de sentido y, en segundo término.
El mantener, repetir y perpetuar los procesos de alienación, es un proceso de adaptación que se manifiesta en los principios de violencia, engaño y competencia, que se va focalizando en una lucha constante de géneros, de igualdad y de ruptura de las tradiciones. Asimismo, la restricción de la posibilidad de confrontarse, cuestionarse y reflexionar desde los dilemas existenciales le quita las posibilidades de asumir responsablemente un rol claro frente al ser mujer, dado que este está mediado por diferentes campos intersubjetivos y a su vez por el consumo, la sobreexposición, el rendimiento y el control de las relaciones.
Todo lo anterior, lleva a precisar que los fenómenos de adaptación, interacción, dinámica, emergencia, entre otros presentes en esta tesis, llegan a evidenciar la carencia de sentido por parte de la mujer posmoderna en la conformación de pareja, lo que hace que se mantenga en un bucle constante, buscando evitar el sufrimiento, pero a la vez exponiéndose al entorno y adaptarse resilientemente a reproducir las prácticas de consumo de la posmodernidad que rompen con la posibilidad de consolidación de relaciones estables y duraderas.
