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Revista Universidad y Sociedad

versión On-line ISSN 2218-3620

Universidad y Sociedad vol.14 no.1 Cienfuegos ene.-feb. 2022  Epub 10-Feb-2022

 

Articulo original

Causas y consecuencias de la reforma universitaria en América Latina

Causes and consequences of university reform in Latin America

Raúl López Fernández1  * 
http://orcid.org/0000-0001-5316-2300

Tomás Crespo Borges2 
http://orcid.org/0000-0001-6824-8975

Eric Crespo Hurtado2 
http://orcid.org/0000-0002-1779-0534

Samuel Sánchez Gálvez3 
http://orcid.org/0000-0002-1607-7059

1 Convenio Universidad Metropolitana del Ecuador- Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez”. Cuba

2 Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas. Santa Clara. Cuba

3 Universidad de Guayaquil. Ecuador

RESUMEN

Reforma Universitaria es el nombre que reciben los movimientos político-culturales o de políticas públicas cuya finalidad es la reforma de las estructuras, contenidos y fines de la universidad. Para la América Latina este movimiento se inició en la ciudad argentina de Córdoba en 1918. En el artículo se describen los hechos más significativos de la lucha de estudiantes y profesores por sus derechos y analizan las causas económico, político y social que permiten hablar hoy de un antes y un después de Córdoba al referirse a la historia de la Universidad Latinoamericana.

Palabras clave: Historia; Historia de las universidades; Universidades Latinoamericanas; Reforma Universitaria; Reforma de Córdoba

ABSTRACT

University reform is the name that they receive the movements political - cultural or whose purpose is structures's reform, contents and the university's ends of public policies. for the Latin America this movement Córdoba's silverweed in 1918 started to me in town. they describe the more significant doings of the fight of students and professors for his duties in the article and they examine the causes economic, politician and social that they permit talking to today of one before and one after Córdoba to the going into the story of Latin America's universities.

Keywords: History; History of the universities; Latin America's university, the reforms of the university; the reforms of Córdoba

Introducción

En el artículo “La universidad latinoamericana de la independencia a la reforma universitaria en América Latina (RUAL)”, se analizó que, durante los primeros años de la era republicana, la Universidad estuvo marcada por las inestabilidades económicas, políticas y sociales que caracterizaron a las jóvenes naciones en esa etapa histórica; aunque en muchos de ellas se mantuvo la estructura de la universidad colonial y también se realizaron esfuerzos para adaptarlas a las nuevas concepciones de gobierno, como en la Gran Colombia y se fundaron nuevas universidades como la Universidad de Buenos Aires.

En Ecuador, se continuaron las reformas iniciadas en la colonia tras la expulsión de los jesuitas, tanto en tiempos de la Gran Colombia, como en la república independiente y se creó la Escuela Politécnica Nacional y otras instituciones de nivel superior durante el segundo gobierno de Eloy Alfaro.

Pero los avances cuantitativos no estuvieron siempre acompañados por los cualitativos, por eso, treinta y cuatro años después de finalizada la dominación española en el continente, José Martí (1891) se preguntaba en el ensayo “Nuestra América”: “¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América?” y enfatizaba: La universidad europea ha de ceder a la universidad americana”.

Este quejoso reclamo estaba motivado por las malas copias hechas de las universidades bonapartistas y por la continuidad de los modelos coloniales de las universidades de Salamanca y Córdoba. Por su parte, en Cuba, la independencia truncada por la intervención norteamericana encontró una universidad totalmente desorganizada, que gracias al trabajo y la inteligencia de Enrique José Varona pudo enrumbarse en los primeros años.

Al llegar las primeras décadas del siglo XX, en América Latina se habían producido cambios acelerados en lo económico, político y social, influidos por acontecimientos del continente como la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique, los cuales incidieron por su connotación internacional, a lo que se unía el caudillismo, surgido en los inicios de la era republicana, con luchas por el poder y los conflictos fronterizos. La confluencia de factores como estos, fueron caldo de cultivo de la crisis que se puso de manifiesto en las luchas estudiantiles de Córdoba en marzo de 1918.

Desarrollo

Para explicar la crisis antes esbozada, lo mejor que hemos encontrado es el estudio del destacado economista, revolucionario y profesor universitario cubano Dr. Carlos Rafael Rodríguez: “Si la universidad renovada solo podía surgir en medio de un proceso revolucionario, ello se debe a que la crisis de la docencia superior es apenas un síntoma de causas más profundas. En los Estados Unidos, esa crisis, reflejada en análisis tan abundantes como despistados, refleja la quiebra de todo el sistema imperialista y es una manifestación del camino sin salida en que el capitalismo se encuentra en todas las esferas. En América Latina, sin embargo, el origen es otro, aunque esté vinculado con aquel. Nuestros países sufrieron en sus universidades los efectos de no haber logrado jamás el desarrollo industrial propio del capitalismo. La nuestra es una crisis de retraso, a diferencia de la de países como Gran Bretaña, Francia o Estados Unidos, que es crisis de estancamiento y decadencia. Eso que los economistas de la reforma burguesa han dado el nombre de «subdesarrollo» y que los marxistas definían con Lenin hace ya medio siglo como «semicoloniaje» y «dependencia económica», es lo que determina que la enseñanza superior latinoamericana no lograra -ni en Cuba ni en Argentina o México- librarse de las trabas de la herencia colonial”. (Rodríguez Rodríguez, 2012)

Argentina antes del movimiento estudiantil en Córdoba:

Una visión general de Argentina en esa etapa es ofrecida por Marsike: “A principios del siglo XX en Argentina difícilmente podían consolidarse nuevas fuerzas políticas; la cultura y la educación eran propiedad exclusiva de los intelectuales miembros de la oligarquía; su actividad estaba orientada hacia Europa y Estados Unidos” (2018).

Una cronología de los acontecimientos que precedieron al movimiento estudiantil en Córdoba, se muestra a continuación (Ossenbach Sauter, 1993; Marsiske & Alvarado, 1999; Biagini, 2001):

  • 1890 y 1900: las tensiones sociales aumentaron. Se produjeron tres sublevaciones armadas contra el fraude electoral (1890, 1893 y 1905), que caracterizaron la intransigencia de la Unión Cívica Radical (UCR).

  • 1909: Masacre del primero de mayo como consecuencia de la aparición de los sindicatos, las huelgas y las centrales obreras.

  • 1910: asumió la presidencia de la Nación Roque Sáenz Peña, líder del ala "modernista" del Partido Autonomista Nacional, quien acordó con el líder de la Unión Cívica Radical (UCR) Hipólito Yrigoyen, terminar con el voto cantado que permitía el fraude y establecer un sistema electoral.

  • 1912: Los pequeños propietarios y arrendatarios rurales, afectados por los latifundistas protagonizaron el levantamiento conocido como Grito de Alcorta.

  • 1916: asume la presidencia de Argentina el primer gobierno democrático liderado por el presidente Hipólito Yrigoyen de la UCR.

Situación de las universidades y el movimiento estudiantil:

  • 1871: Movimiento Pro Reforma Universitaria. Planteó el reclamo por la autonomía universitaria, la enseñanza gratuita y la enseñanza libre.

  • El movimiento estudiantil comenzó a organizarse desde principios de siglo en centros de estudiantes por facultad, federaciones por cada universidad y una federación nacional: UBA, en Medicina (1900), en Ingeniería (1903), en Derecho (1905) y la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) (1908).

  • 1903/1905: huelgas estudiantiles en la Universidad de Buenos Aires llevaron a la Reforma Universitaria de 1906 que proclamaba: universidad gobernada por profesores y estudiantes, con autonomía científica y financiera.

  • 1917: Existían cinco universidades en Argentina, todas públicas. Tres pertenecían al Estado nacional (Buenos Aires, Córdoba y La Plata), y dos eran provinciales, la de Tucumán y la del Litoral (Santa Fe). Estas últimas dos pasarían a ser nacionales en 1920 y 1922, respectivamente.

La Universidad Nacional de Córdoba fundada por los jesuitas en 1613 tenía unos 1500 estudiantes y mantenía las peculiaridades del sistema colonial, era racistas, elitistas, nepotistas, clericales, apartada de las ciencias exactas y naturales, lo que contrastaba con los cambios políticos, económicos y sociales que se habían producido en el país y en el mundo; ninguna mujer cursaba en sus aulas. Una "aristocracia doctoral" constituía la élite dirigente y controlaba los cargos políticos, del Estado, de la justicia y de la Universidad al tiempo que estaba íntimamente vinculada a la élite clerical y en 1917 constituyó una sociedad semisecreta llamada Corda Frates, cuya cabeza visible era Arturo Bas, y que incluía también al gobernador de la provincia, dos de sus ministros, el intendente municipal, el director del diario proclerical Los Principios Antonio Nores -que al ser nombrado rector desataría la insurrección estudiantil-, y profesores de varias facultades. Como puede inferirse de esta descripción, Córdoba era el caso más extremo del elitismo y obsolescencia que caracterizaba a las universidades argentinas y latinoamericanas. Fue Ramón J. Cárcano, lúcido exponente del régimen conservador y de sus limitaciones, quien sostuvo por entonces que "la Universidad es una corporación cerrada (Biagini, 2001).

Marsiske, R. & Alvarado, L. (1999). Movimientos estudiantiles en la historia de América Latina Vol 3. Plaza y Valdés.

El levantamiento estudiantil en Córdoba

Varios hechos fueron condicionando el esecenario social y político en que tendría lugar el movimiento estudiantil en Córdoba (Ossenbach Sauter, 1993; Marsiske & Alvarado, 1999; Biagini, 2001):

1917 (septiembre) se enciende la chispa. La Universidad de Córdoba aprobó un nuevo reglamento para el internado estudiantil en el Hospital Nacional de Clínicas. Los internos de este centro expresaron su desacuerdo con el reglamento, declarándose en huelga, pero la Universidad respondió suspendiendo a los huelguistas por dos años y disolviendo el internado nocturno, al tiempo que se aprobó un reglamento conocido como la "Ordenanza de los Decanos", aumentando la carga horaria y de materias para la carrera de Ingeniería.

(7 de marzo) el Consejo Superior tomó otra medida mal recibida por el estudiantado, al modificar el sistema de calificaciones.

1918 (10 de marzo) la acumulación de quejas sacó a los estudiantes a la calle gritaron consignas como “¡Que renuncien!” o “¡Abajo los inútiles!” y expresando su repudio a la "Ordenanza de los Decanos", Horacio Valdés, por los estudiantes de derecho, dio un discurso que reflejaba el profundo descontento de los estudiantes con las autoridades universitarias. La marcha dio lugar a la formación de un Comité Pro Reforma, con delegados de las tres facultades (Medicina, Derecho e Ingeniería), que amplió el reclamo estudiantil exigiendo una reforma de los estatutos que incorporara a los docentes al gobierno universitario, tal como ya se había establecido en la UBA.

(13 de marzo) el Comité Pro Reforma declaró la huelga general estudiantil a partir del 1 de abril, firmada por catorce delegados.

(20 de marzo) el Consejo Superior confirmó el rechazó del reclamo estudiantil.

(30 de marzo) se realizó una nueva marcha en la que cantaron La Marsellesa.

(31 de marzo) una asamblea multitudinaria en el Teatro Rivera Indarte, donde hablaron los principales dirigentes estudiantiles confirmó la huelga estudiantil a partir del día siguiente, fecha de iniciación del ciclo lectivo.

(1 de abril) los líderes del Comité Pro Reforma se hicieron presentes en el Rectorado con el fin de presentar al Consejo Superior de la universidad un extenso documento detallando la propuesta de reforma, que no fue recibido por las autoridades. Ante la continuidad de la huelga y los airados reclamos del estudiantado, el Consejo Superior dispuso clausurar la universidad por tiempo indeterminado, admitiendo solo el ingreso de los "académicos".

(4 de abril) el Comité Pro Reforma le envió una nota al ministro de Justicia e Instrucción Pública José S, Salinas solicitándole la intervención de la Universidad.

(11 de abril) se creó la Federación Universitaria Argentina (FUA), integrada por delegados de las cinco universidades argentinas. Como presidente fue elegido Osvaldo Loudet y como secretario Julio V. González. Ese mismo día la FUA pidió una entrevista con el presidente Hipólito Yrigoyen quien los recibió de inmediato. En la conversación los dirigentes estudiantiles informaron al presidente la situación del conflicto le expresaron que "queremos una nueva Universidad."; por su parte el presidente les aseguró que "su gobierno pertenecía al espíritu nuevo, que se identificaba con las justas aspiraciones de los estudiantes y que la Universidad debía nivelarse con el estado de conciencia alcanzado por la República" y de inmediato dispuso intervenir la Universidad de Córdoba y nombrar interventor a José Nicolás Matienzo, con la orden de reformar los estatutos para permitir la participación de los docentes en el gobierno y llamar a elección de autoridades universitarias.

(16 de mayo) el Comité Pro Reforma se transformó en la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), conducida por un triunvirato integrado por Enrique Barros, Horacio Valdés e Ismael Bordabehere. Simultáneamente se crea La Gaceta Universitaria, bajo la dirección de inicial de Barros y Valdés, aunque desde el cuarto número del 20 de mayo, la dirección recayó en Emilio Biagosch; en total publicaría veintidós números entre 1918 y 1919.

(21 de mayo) la FUC le envió un telegrama al presidente Yrigoyen para expresarle el apoyo masivo del estudiantado cordobés a su política universitaria y a la gestión del interventor Matienzo, pero también para transmitirle su preocupación por las maniobras de las "camarillas desalojadas" para volver a dirigir la Universidad presentándose como yrigoyenistas.

(15 de junio) (la gran explosión). Se había logrado que los profesores integraran por primera vez la Asamblea Universitaria que debía designar al rector. El candidato reformista apoyado por los estudiantes era Enrique Martínez Paz, mientras que el candidato de los sectores tradicionales era Antonio Nores, miembro de la asociación ultra conservadora. Hubo dos votaciones y ninguno obtuvo mayoría absoluta. En la tercera votación la mayoría de los profesores modificaron su voto y apoyaron a Nores, que ganó por 24 votos a 13. Los más de mil estudiantes que esperaban el resultado afuera, se consideraron traicionados e irrumpieron con furia en el salón donde sesionaba la Asamblea para echar a empujones a los profesores, al rector, a los policías y a los guardaespaldas, rompiendo las ventanas, los muebles y los cuadros de los obispos que habías sido rectores desde 1613. Uno de los líderes reformistas, Emilio Biagosch subió al estrado y escribió de puño y letra en el libro de actas: “La asamblea de todos los estudiantes de la universidad de Córdoba declara la huelga general. Junio 15 de 1918”. Más de mil estudiantes, dos tercios del total que cursaba en la Universidad, suscribieron con su firma el acta declarando la huelga. Los estudiantes tomaron los edificios de la Universidad y exigieron la renuncia de Nores. En el Hospital de Clínicas, los estudiantes se subieron al frontispicio y colocaron una bandera de la FUC; una histórica foto del momento simboliza el movimiento. El rector electo llamó a la policía y el conflicto se transformó en batallas campales.

(16 de junio) la FUA pidió al gobierno que interviniera nuevamente la Universidad de Córdoba.

(17 de junio) la confrontación llegó a un punto tal que el rector Nores estaba dispuesto a masacrar a los estudiantes que ocupaban la universidad y exigían su renuncia.

(18 de junio) la FUA declaró la huelga general estudiantil en todo el país durante cuatro días (del 19 al 22 de junio), en solidaridad con la lucha de los estudiantes cordobeses y en repudio a la amenaza de masacrar a los huelguistas y la negativa del rector Nores a renunciar.

(21 de junio) en medio de la ocupación y la huelga, el movimiento estudiantil cordobés publicó en La Gaceta Universitaria el célebre “Manifiesto Liminar”, firmado por los líderes de la FUC y redactado por Deodoro Roca sin hacer conocer su autoría, dirigido "A los hombres libres de Sud América" con el propósito de explicar a la opinión pública las causas profundas y morales de los disturbios y la irrupción estudiantil en el salón en que se estaba realizando la elección de rector evitar que se consumara, al tiempo que hablaba de la nefasta herencia colonial, poniendo el objetivo en "las libertades que faltan" y proyectando el movimiento a todo el continente.

(23 de junio) la FUA decidió nacionalizar el movimiento cordobés convocando para el 14 de julio al Primer Congreso Nacional de Estudiantes a ser realizado en la ciudad de Córdoba

(21 de julio) se inauguró en el Teatro Rivera Indarte el Primer Congreso Nacional de Estudiantes de la FUA. En la ciudad se vivía un clima revolucionario, con violentos enfrentamientos entre reformistas y católicos antirreformistas. La universidad seguía paralizada por la huelga estudiantil. Los resultados del congreso se sintetizaron en diez bases reformistas (Marsiske, 2018):

  1. Participación estudiantil en el gobierno universitario (cogobierno por tercios de profesores, estudiantes y graduados)

  2. Participación de graduados en el gobierno universitario

  3. Asistencia libre

  4. Docencia libre (libertad académica, cátedra paralela, cátedra libre, derecho a optar entre cátedras)

  5. Periodicidad de la cátedra (con designación por concurso)

  6. Publicidad de los actos universitarios

  7. Extensión universitaria

  8. Ayuda social a los estudiantes

  9. Sistema diferencial para la organización de las universidades

  10. Orientación social de la universidad

Durante el Congreso dos delegados propusieron adoptar como una de las bases de la reforma universitaria, el principio de gratuidad de enseñanza, tomando la idea de lo que ya sucedía en ese momento en la universidad uruguaya, debido a las reformas progresistas del presidente José Batlle y Ordóñez, pero la mayoría del Congreso no aprobó el proyecto (Biagini, 2001).

A mediados de julio estudiantes católicos constituyen el Comité Pro Defensa de la Universidad (CPDU), presidido por Atilio Dell'Oro Maini, con el apoyo público del obispo de Córdoba Zenón Bustos y la Corda Frates. El órgano de prensa del CPDU sería El Heraldo Universitario.

(17 de julio) la FUC envió una nota al presidente Yrigoyen solicitándole nueva intervención a la universidad, argumentando que los estudiantes rechazaban los adjetivos de los sectores conservadores describiéndolos como "exaltados".

(25 de agosto) el Comité Córdoba Libre organizó una manifestación multitudinaria. Los oradores volvieron a pedir al gobierno nacional una nueva intervención a la universidad, pero, aunque el presidente había decidido intervenir por segunda vez la UNC, los interventores nombrados no aparecieron por Córdoba y antes la situación de desgobierno de la universidad, el gobierno provincial cerró la universidad por tiempo indefinido.

(9 de septiembre) la FUC resolvió ocupar la universidad, para asumir la dirección de la misma, poniendo a los estudiantes Barros, Valdés y Bordabehere a cargo de las facultades de Medicina, Derecho e Ingeniería, respectivamente.

(9 de septiembre) en horas de la tarde el presidente Yrigoyen encomendó al Ejército desalojar la universidad y detener a los ocupantes. Ochenta y tres militantes estudiantiles fueron detenidos y enjuiciados por sedición.

(12 de septiembre) los estudiantes fueron liberados y la causa por sedición dejada sin efecto. La complicada situación en Córdoba, la intervención del ejército y el apresamiento de los estudiantes obligaron al interventor José Santos Salinas a presentarse y ocupar su responsabilidad, por lo que de inmediato se inició un proceso de reformas con apoyo estudiantil. Los profesores más conservadores renunciaron a sus puestos y varios reformistas notables fueron designados profesores, como Martín Gil, Gumersindo Sayago, Arturo Capdevilla, Deodoro Roca, Arturo Orgaz, José Barros y otros. Para mediados de septiembre el pico del conflicto cordobés había concluido, pero el movimiento reformista recién comenzaba a tomar forma (Biagini, 2001).

Los ecos de las luchas de Córdoba en Latinoamérica:

“La Reforma de Córdoba, que tanto contribuyó a definir el perfil de la Universidad Latinoamericana, fue el primer cuestionamiento serio, el primer cotejo entre una sociedad que se transformaba, por el ascenso de las clases medias, y una Universidad empeñada en mantenerse enclaustrada entre paredes anacrónicas Córdoba representa también una aspiración, quizás no plenamente lograda, de originalidad americana, de búsqueda de soluciones propias a nuestros problemas Desde 1918, la Reforma es, como afirma Darcy Ribeiro, “la principal fuerza renovadora de nuestras universidades", la carta de presentación de América Latina para hacer su ingreso decoroso en el siglo XX”. (Tünnermann Bernheim, 1991, p. 9).

Mariátegui (1928), analizaba el problema del siguiente modo: “El proceso de la agitación universitaria en la Argentina, el Uruguay, Chile, Perú, etc. Acusa el mismo origen y el mismo impulso. La chispa de la agitación es casi siempre un incidente secundario; pero por la fuerza que la propaga y la dirige viene de ese estado de ánimo, de esa corriente de ideas que se designa -no sin riesgo de equívoco- con el nombre de “nuevo espíritu”. Por esto, el anhelo de la Reforma se presenta, con idénticos caracteres, en todas las universidades latinoamericanas. Los es estudiantes de toda la América Latina, aunque movidos a la lucha por protestas peculiares de su propia vida, parecen hablar el mismo lenguaje….Los estudiantes de vanguardia de la universidad de Lima, leales a los principios proclamados en 1919 y 1923, sostuvieron en 1926 las siguientes plataformas: defensa de la autonomía de las universidades; renovación de los métodos pedagógicos; voto de honor de los estudiantes en la provisión de cátedras; incorporación a la universidad de los valores extra - universitarios, socialización de la cultura; universidades populares, etc. Los principios sostenidos por los estudiantes argentinos son probablemente más conocidos, por sus extensas influencias en el movimiento estudiantil de América desde su primera enunciación en la universidad de Córdoba. Prácticamente, además, son a grandes rasgos los mismos que proclaman los estudiantes de las demás universidades latinoamericanas”. (Mariátegui La Chira, 2008).

El 17 de octubre de 1959 el comandante Ernesto Guevara pronunció en la Universidad de Santiago de Cuba una conferencia titulada “Reforma universitaria y revolución”; en ella se refirió a la reforma de Córdoba en los términos siguientes: “Pero es que podríamos ir mucho más lejos en el análisis de la gran conquista de la reforma universitaria del dieciocho que precisamente se gestó en mi país de origen y en la provincia a la cual pertenezco, que es Córdoba; y podríamos analizar la personalidad de la mayoría de aquellos combativos estudiantes que dieron la gran batalla por la autonomía universitaria frente a los gobiernos conservadores que en esa época gobernaban casi todos los países de América. Yo no quiero citar nombres para no provocar incluso polémicas internacionales; quisiera, que ustedes tomaran el libro de Gabriel del Maso, por ejemplo, donde estudia a fondo la reforma universitaria, buscarán en ese índice los nombres de todos aquellos grandes artífices de la reforma y buscarán hoy cuál es la actitud política, buscarán qué es lo que han sido en la vida pública de los países a que pertenecen, y se encontrarán con sorpresas extraordinarias, con las mismas sorpresas con que me encontré yo, cuando creyendo en la autonomía universitaria como factor esencial del adelanto de los pueblos, hice ese análisis que les aconsejo hacer a ustedes. Las figuras más negras de la reacción, las más hipócritas y peligrosas porque hablan un lenguaje democrático y practican sistemáticamente la traición, fueron las que apoyaron, y muchas veces las que aparecen como figuras propulsoras en sus países de aquella reforma universitaria. Y aquí entre nosotros, investiguen también al autor del libro porque también habrá sorpresas por allí”. (Guevara de la Serna, 1959).

Los autores de este artículo, al realizar el estudio recomendado por el Ché, coincidimos con él y sugerimos a los lectores que realicen este ejercicio de análisis histórico.

Particularidades de los ecos de las luchas de Córdoba en Ecuador

En el artículo “Influencia de la Reforma de Córdova en la universidad ecuatoriana”, la doctora Condor Bermeo (2018), plantea: “en un primer momento la Reforma de Córdoba influye principalmente en las universidades argentinas y del Cono sur, en el caso de Ecuador la influencia de este movimiento llega años más tarde, ya que en Ecuador en 1895 asciende a la presidencia Eloy Alfaro, se implanto en todo nivel de educación el laicismo anticlerical. Se rompe en la universidad toda vinculación remanente con la Iglesia, se excluye la facultad de teología y en la de derecho se suprime el derecho canónico. La universidad entra en un proceso inicial de democratización, se forman asociaciones estudiantiles (las primeras), que combaten ciertos excesos de Alfaro”.

Ya que como señala Hurtado (1974): “En la aristocrática universidad colonial solamente los hijos de las acomodadas familias blancas podrían ser admitidos. La Iglesia Católica, por su estatus privilegiado propio de una sociedad teocrática, y porque los religiosos eran los hombres mejor preparados, desempeñó un papel preponderante en la organización de las universidades y en la docencia. Los estudios religiosos prevalecieron y dominaron a todas las ciencias que por entonces se enseñaban. Con el advenimiento de la República no cambió la estructura de la universidad ecuatoriana excepto en cuanto al origen de las universidades que ya no dependieron de la majestad del rey”. (p. 1).

“Es así que en 1918 cuando acontece la transformación de Córdoba que conmueve a las universidades del continente, en forma extraordinariamente temprana, este mismo año se plantea en Ecuador el cogobierno universitario, que es uno de los puntos programáticos medulares de Córdoba, armónicamente se plantea la democratización de la universidad y la extensión universitaria. En 1921 la Universidad Central hace efectivo el cogobierno estudiantil con 1/3 de participación en relación con el número de profesores en todos los cuerpos colegiados. Por esta época se crea la primera asociación de estudiantes. En 1924 se convoca la primera reunión de universidades. En 1925 acontece la Revolución Juliana. En lo universitario dicho cambio político realizó algunas reformas a favor de la clase media y dentro de la línea de tecnificación del país. Se dictó una nueva ley de Educación Superior en la que se consagró por primera vez el principio de la autono mía universitaria. En la década de los 30 no sucede nada especialmente relevante para la universidad, en la que se observa un buen grado de estabilidad y altura académica. Sigue en marcha la conciencia estudiantil como comprometida con el pueblo y la política por los derechos humanos en Ecuador y Latinoamérica”. (Malo, 2015).

Es así que, en 1918, cuando acontece la transformación de Córdoba que conmueve a las universidades del continente, en forma extraordinariamente temprana, este mismo año se plantea en Ecuador el cogobierno universitario, que es uno de los puntos programáticos medulares de Córdoba, armónicamente se plantea la democratización de la universidad y la extensión universitaria.

Estos cambios constituyen la lógica consecuencia de dos influencias fundamentales: de la Revolución Liberal liderada por Alfaro y del “Movimiento de Córdoba” de los estudiantes argentinos.

Malo (2015), señala que para 1925 ya existía la idea de autonomía y este fue consagrado por la Revolución Juliana. En lo que respecta al esquema curricular, la Universidad Central para 1922 registraba una ampliación de la facultad de Jurisprudencia con Ciencias Sociales, y la Medicina con Odontología, además de contar con una nueva de Ciencias Politécnicas y de Aplicación.

En cuanto a la universidad, precisamente en esos años de adversidad, son destacables, no su desarrollo académico, pero sí las luchas de la juventud por la autonomía y el cogobierno, procesos que permitieron las siguientes conquistas:

  • En 1918 se establece que los estudiantes, a través de un delegado, participen en las elecciones en cada Facultad.

  • En 1919 se constituye la Federación de Estudiantes Universitarios de la Central, en 1920 se establece un Consejo de Extensión Universitario con el fin de poder desarrollar programas culturales a través de lo cual se llamó la Universidad Popular.

  • En 1922 se instaura ahora sí con el respaldo de un precepto legal la docencia libre, esto es el libre ejercicio de la cátedra.

  • En este mismo año se establece ya de manera concisa el cogobierno con la participación de un tercio estudiantil respecto del número de profesores. En el aspecto de organización institucional se discute y se cuestiona por primera vez el modelo napoleónico de Facultades.

Particularidades de los ecos de las luchas de Córdoba en Cuba

Al decir de Carlos Rafael Rodríguez: “en 1920 la docencia cubana padeciera las mismas insuficiencias, o casi las mismas, que le habían imputado Varela, Saco y Luz en los primeros años del siglo XIX. De ahí también que la lucha contra esos vicios de la universidad cada día más caduca tuviera ahora, como ayer, un contenido político en su fondo. Ya no son terratenientes ilustrados ni burgueses incipientes los que impulsan esa lucha, de la misma manera que tampoco es la burguesía la que encabeza el movimiento de independencia nacional. El ímpetu revolucionario de la burguesía cubana -se ha dicho muchas veces- quedó agotado con la derrota de 1878. La burguesía nacional de 1920 no es el principal personaje de la resistencia, sino apenas un coro vacilante. El antiimperialismo se ha trasladado hacia las zonas radicales de la clase media y, sobre todo, hacia el proletariado y su vanguardia. Ese fenómeno se comprueba en la «revolución universitaria» de 1923”.

El movimiento surge con las mismas ilusiones que estimulaban a los reformistas de Córdoba poco antes. Los estudiantes creían ser la «vanguardia» de la sociedad cubana, sus salvadores. Pretendían, a la vez, extraer a la Universidad de su ámbito, aislándola de la vida nacional, es decir, «purificarla» sin renovar primero la estructura social cubana en la que esa Universidad actuaba. Se comprende, por ello, que en el movimiento de Reforma Universitaria participaran al mismo tiempo gentes de muy distinta posición ideológica, puesto que la Reforma, enfocada de esa manera, no exigía definiciones tajantes en cuanto a la vida nacional. Había «reformistas» que pretendían lograr una renovación de la cultura, pero solo para suplantar la arcaica docencia cargada de vejeces semifeudales, por otra enseñanza aristocrática, disfrazada ahora con ribetes de «modernidad».

La reforma de 1923 tenía también que fracasar. No podía haber universidad nueva en un país sometido al vasallaje semicolonial. Creer que la enseñanza universitaria se renovaría con solo sustituir profesores, establecer la hegemonía estudiantil, instaurar formas «democráticas» de selección profesoral e implantar el co-gobierno universitario, era un simple idealismo. Mientras al lado de la universidad o, mejor dicho, rodeando la universidad, estuviera toda la sociedad colonizada y frente a ella se mantuviese un gobierno de entrega nacional, en el que se alternaban los servidores «democráticos» del imperialismo con sus tiranos de turno, reservados para el momento en que la democracia constituyese un estorbo en el propósito de contener a las masas, la reforma no podía cristalizar.

La clarividencia de Mella consistió en advertir a tiempo el fenómeno. Antes de abandonar la vida universitaria se lanzó a buscar en los sindicatos y fábricas la revolución verdadera. Quiso incorporar la universidad a esa revolución llevando al pueblo a la colina universitaria, fundando, junto a la universidad académica, la Universidad Popular. Por ese camino Julio Antonio Mella comprendió enseguida que la lucha dentro y fuera de la universidad eran inseparables y partes de una misma causa. No habría reforma integral de la enseñanza mientras el imperialismo dominase nuestro país y regímenes pro yanquis gobernaran en Cuba. «Creemos imposible conseguir dentro de las actuales normas sociales [concluyó] la integración de todos los postulados reformistas». Desde entonces Mella puso el rumbo hacia la revolución agraria y antiimperialista, ingresó en el Partido Comunista y murió por los ideales del socialismo (Rodríguez Rodríguez, 2012).

En medio del protagonismo de sectores obreros y socialistas ante la dictadura de Gerardo Machado, e imbuidos por el movimiento reformador de las universidades latinoamericanas iniciado en Córdoba, a partir de los años 20 los jóvenes universitarios cubanos comenzaron a emerger como un eslabón más de la lucha del pueblo cubano (Guadarrama González, 2005). Por el nivel de sencillez y síntesis para resumir los principales acontecimientos relacionados con la incidencia en Cuba del Cordobazo, nos remitimos al libro de historia de Cuba para el nivel medio superior, escrito por un prestigioso colectivo de autores, y en cuyo epígrafe “Ascenso de los movimientos populares entre 1920 y 1925”, refieren: “Los estudiantes también tuvieron avances organizativos e ideológicos de significación. Los ecos de la reforma universitaria de Córdoba habían llegado a los estudiantes cubanos quienes empezaron a plantear la necesidad de reformar la Universidad de La Habana, única del país, para ponerla al nivel científico de su tiempo, para eliminar la corrupción y a los profesores incapaces y corruptos de su Claustro para reclamar la participación en el gobierno universitario. El 4 de diciembre de 1922, el Rector de la Universidad de Buenos Aires, José Arce, pronunció una conferencia en la Universidad Nacional que provocó el estallido, el 20 de diciembre de 1922 se creó la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) que habría de liderar el movimiento por la reforma universitaria en Cuba. Allí estaba quien sería su gran figura: Julio Antonio Mella”.

Desde 1921 se sentían aires de rebeldía en la Universidad, cuando los estudiantes habían rechazado el otorgamiento del doctorado Honoris Causa a Enoch Crowder y Leonard Wood, el ex gobernador militar. Entre los protestantes estaba el estudiante de primer año Julio Antonio Mella.

El Directorio de la FEU tuvo como primer presidente a Felio Marinello Vidaurreta, en un cargo que era rotativo entre los presidentes de las cinco Asociaciones existentes, mientras Mella fue el secretario general, cargo que no era rotativo. Los objetivos fundamentales de la reforma universitaria pueden sintetizarse como sigue:

  • Renovación de la Universidad cubana para cumplir su deber cultural y científico.

  • Autonomía universitaria.

  • Fondos estatales para dotar a la Universidad de los recursos necesarios.

  • Depuración de profesores ineptos y corruptos.

  • Participación estudiantil en el gobierno de la Universidad.

La lucha por la reforma universitaria fue ganando fuerza a partir de acciones cada vez más enérgicas, que incluyeron huelgas y hasta la toma de la Universidad por los estudiantes. Este movimiento logró la solidaridad de los alumnos de los Institutos de Segunda Enseñanza provinciales, las Escuelas Normales para Maestros y la de Artes y Oficios.

Ante la pujanza del movimiento estudiantil y su impacto en toda la sociedad, el gobierno de Zayas tuvo que hacer algunas concesiones, como la reforma de los Estatutos para crear la Asamblea Universitaria con representación estudiantil, además de las depuraciones de los profesores corruptos. Para Mella, quien se destacó como el gran líder de aquellas jornadas, la Universidad tenía que cumplir su verdadera función en la sociedad para señalar las rutas del progreso.

¿Podía la reforma universitaria resolver todos los problemas de la Universidad?

¿Era suficiente plantearse esta reforma?

Mella entendía que lo alcanzado no era suficiente, era necesario avanzar más allá de la simple reforma universitaria, por tanto, de lo que se trataba era de hacer una revolución.

En el proceso de radicalización de Mella y sus compañeros, se convocó a un Congreso Nacional de Estudiantes que se celebró entre el 15 y el 25 de octubre de 1923 en el Aula Magna universitaria. Las delegaciones estaban compuestas por universitarios, representantes de centros de segunda enseñanza como los Institutos de La Habana, Matanzas, Santa Clara, Camagüey y Oriente, colegios privados y otras organizaciones estudiantiles. Los resultados tuvieron un alcance mucho mayor que las solas demandas estudiantiles. Los principales acuerdos fueron:

  • Declaración de Derechos y Deberes del Estudiante.

  • Fundar una Confederación de Estudiantes de Cuba.

  • Creación de una Cátedra de Historia Patria en las enseñanzas secundaria y universitaria.

  • Iniciar una intensa campaña contra el analfabetismo.

  • Reconocimiento a la Rusia Soviética.

  • Por la unidad latinoamericana.

  • Contra la Enmienda Platt, la Doctrina Monroe y el panamericanismo.

  • Contra todos los imperialismos y especialmente en contra de la intromisión yanqui en nuestros asuntos internos.

  • Contra el capitalismo universal.

  • Incluir en el nombre del Congreso el calificativo de revolucionario.

Como resultado de los acuerdos del Congreso, se fundó la Universidad Popular José Martí para impartir clases a los trabajadores. En esta Universidad fueron profesores el propio Mella, Rubén Martínez Villena, Sarah Pascual, Juan Marinello, Gustavo Aldereguía y otros estudiantes, maestros y jóvenes intelectuales de militancia revolucionaria.

La reforma universitaria había traspasado las paredes de la Universidad en lo que el joven Mella tuvo un lugar importantísimo. Su veloz maduración ideológica lo llevó al antiimperialismo, a ingresar en la Agrupación Comunista de La Habana en 1924 y ser fundador del Partido Comunista de Cuba y de la Liga Antiimperialista en 1925 (Callejas Opisso, et al., 2011).

Conclusiones

El movimiento de la Reforma Universitaria iniciado en Córdoba, Argentina y que trascendió a todo el continente, tenía que atacar, ante todo, la estratificación conservadora de las Universidades, los nombramientos arbitrarios de las cátedras, el mantenimiento de profesores ineptos, la exclusión de la enseñanza de los intelectuales independientes y renovadores que se presentaban claramente como simple consecuencia de la doctrina oligárquica y se constató en la práctica que estos vicios no podían ser combatidos sino por medio de la intervención de los estudiantes en el gobierno de las universidades y el establecimiento de las cátedras y la asistencia libres destinados a asegurar la eliminación de los malos profesores a través de una concurrencia leal con hombres más aptos para ejercer su magisterio.

Los vicios antes enumerados habían existido casi desde los inicios de las universidades latinoamericana en tiempos de la colonia, pero a partir de 1918, la influencia de acontecimientos que “estremecieron al mundo” como la Primera Guerra Mundial y la Gran Revolución Proletaria de Rusia, provocaron un despertar en cada uno de nuestros países con la incorporación de los intelectuales a la acción política, al mismo tiempo que la clase obrera daba muestras de su maduración y surgían en el escenario americano los primeros partidos comunistas; en ese ambiente, los estudiantes universitarios comienzan a plantearse problemas y a exigir soluciones, pensando en sus inicios lo que mostraban las apariencias, que tales problemas no pasaban de los muros de la universidad y los más visionarios comenzaron a apuntar a la superestructura del estado; al final, la mayoría se percató que vivían en una época de cambios, pero otros líderes con la sagacidad de Mella y Mariátegui que comprendieron que en realidad se estaba produciendo un cambio de época, y se enrumbaron hacia la revolución antiimperialista y por supuesto, como apuntaba el Comandante Guevara del movimiento reformador de Córdoba también salieron “figuras más negras de la reacción” que “hablan un lenguaje democrático y practican sistemáticamente la traición”.

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Recibido: 24 de Octubre de 2021; Aprobado: 08 de Diciembre de 2021

*Autor para correspondencia. E-mail: lopezfernandezruly@gmail.com

Los autores declaran que esta investigación no presenta conflicto de intereses.

Los autores participaron en la redacción del trabajo y análisis de los documentos.

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