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Revista Universidad y Sociedad

versión On-line ISSN 2218-3620

Universidad y Sociedad vol.14 no.2 Cienfuegos mar.-abr. 2022  Epub 02-Abr-2022

 

Articulo original

Psicosociales asociados a las relaciones violentas en el contexto educativo ecuatoriano

Psychosocial factors associated with violent relationships in the Ecuadorian educational context

0000-0002-5353-2794Walter Adrián Cedeño Sandoya1  *  , 0000-0003-4048-9958Lourdes María Ibarra Mustelier2 

1 Universidad Técnica de Babahoyo. Ecuador.

2 Universidad de La Habana. Cuba.

RESUMEN

La preocupación por la búsqueda de condiciones educativas capaces de potenciar el bienestar emocional de los estudiantes en el sistema educativo ecuatoriano, ha generado la necesidad de realizar el presente trabajo cuyo objetivo responde a analizar la relación existente entre los factores psicosociales y las relaciones violentas en el contexto educativo ecuatoriano. Para el desarrollo del trabajo fue seleccionada una muestra de estudiantes de octavo curso en una unidad educativa fiscal de la Provincia del Guayas, Ecuador. A estos estudiantes se les aplicó un conjunto de métodos empíricos tales como: la observación, la entrevista psicológica semi- estructurada, las encuestas a familiares y representantes de los adolescentes, así como, el Tests de Acoso y Violencia Escolar (AVE) y el Cuestionario de Evaluación de la Violencia en la Escuela y en el Ocio. Los datos obtenidos fueron analizados a través de tablas y gráficos, así como, mediante análisis de frecuencias, a partir de cuya interpretación se constata la incidencia poco favorable de los factores psicosociales, provenientes de la escuela y la familia a la que pertenecen los estudiantes, cuestión que favorece la existencia de relaciones interpersonales violentas en dichos contextos.

Palabras-clave: Factores psicosociales; relaciones violentas; contexto educativo

ABSTRACT

The concern for the search for educational conditions capable of enhancing the emotional well-being of students in the Ecuadorian educational system, has generated the need to carry out the present work which aims to analyze the relationship between psychosocial factors and violent relationships in the Ecuadorian educational context. For the development of the work, a sample of eighth grade students was selected in a fiscal educational unit of the Province of Guayas, Ecuador. A set of empirical methods were applied to these students, such as: observation, semi-structured psychological interview, surveys of relatives and representatives of adolescents, as well as the Test of Harassment and School Violence (AVE) and the Questionnaire Assessment of Violence at School and Leisure. The data obtained were analyzed through tables and graphs, as well as through frequency analysis, from whose interpretation the unfavorable incidence of psychosocial factors, coming from the school and the family to which the students belong, is verified. issue that favors the existence of violent interpersonal relationships in these contexts.

Key words: Psychosocial factors; violent relationships; educational context

Introducción

El desarrollo social en la época contemporánea se ha reconocido como una de las cuestiones más álgidas y urgidas de atención, entre las muchas prioridades que la humanidad tiene situadas ante sí. La beligerancia extrema, el deterioro del medio ambiente y la distribución desigual de los recursos, se ubican como asuntos impostergables entre los mayores problemas que obstaculizan al desarrollo humano.

Diferentes organismos internacionales coinciden en reconocer la complejidad que entraña el proceso de revertir los daños que ocasionan tales problemas globales y ello, se ha erigido como punto de partida para aunar esfuerzos que permitan avizorar nuevas vías que resulten más expeditas y posibiliten la búsqueda de respuestas efectivas a los problemas ya identificados; en ello la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y otras organizaciones han generado diversos espacios para el análisis y la concertación de acciones de variados alcances las que se constituyen en metas y finalidades específicas, asociadas a la creación de escenarios más creativos y desarrolladores.

Particularmente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, ha desempeñado un papel relevante en el enfrentamiento a estas necesidades, ya que interviene como agente de cambio por medio de la educación, cuestión que se enfoca en la perspectiva de favorecer las alianzas nacionales e internacionales y garantizar con ello la creación de una interfaz, a través de la cual sea posible difundir nuevas prácticas y saberes que posibiliten, desde el contexto educativo, la intervención de múltiples agentes que puedan ejercer una influencia favorable en el desarrollo de los individuos, siendo la escuela y la familia sus mejores exponentes, si se toma en consideración el potencial formativo que dichas instituciones pueden ejercer en los diferentes momentos del desarrollo humano.(Leganés, 2013)

El informe de seguimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2015), ofrece evidencias en cuanto a las problemáticas psicosociales que afectan por igual a la escuela, a los niños y adolescentes, en tanto reconoce que la continuidad de estudios al interior de la enseñanza primaria y su culminación, así como el tránsito de estos escolares hacia la secundaria se encuentra afectado. Esto ocurre por diversas razones, entre las cuales gravitan problemáticas que van desde cuestiones asociadas a los problemas de desatención infantil, hasta la puesta en práctica de determinadas creencias y patrones culturales, que constituyen manifestaciones expresas de relaciones violentas e intervienen como una limitante en el normal desarrollo de los niños y adolescentes.

El interés por concretar el crecimiento económico y social para América Latina y el Caribe está respaldado por los objetivos de desarrollo, que han quedado refrendados en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, para lo cual, se requieren estrategias que permitan disponer de recursos ambientales, económicos y sociales que son requeridos para la apropiada solución a estos sensibles problemas. A través de estos objetivos es posible proyectar el plan de acción que asumirá cada país para generar transformaciones, con el concurso de todos los actores sociales.

De manera puntual se reconocen temáticas contempladas en los objetivos de desarrollo sostenible 4, 5 y 16, originados por la necesidad de atender a: la promoción de una cultura de paz y no violencia, la creación de entornos de aprendizaje seguros, no violentos, inclusivos y eficaces para todos, así como poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños.

De acuerdo con lo antes señalado emergen interrogantes esenciales para comprender ¿Cómo la sociedad ecuatoriana y particularmente el sistema educativo intervienen en la concreción de ambientes educativos de menos violencia? ¿Cuáles factores y condiciones han gravitado con mayor fuerza sobre la práctica educativa para facilitar la convivencia escolar? y, ¿Cómo ha sido su abordaje en la búsqueda de propuestas para mejorar los resultados existentes?

Es de recordar la opinión de Cedeño (2021), cuando plantea que “desde el propio entorno social es necesario enfrentar la violencia y las conductas violentas desde el ámbito, también social. En este trabajo será preciso enfocarse dentro del ámbito social, al área educativa, en la que se da frecuentemente, problemas de rechazo a ciertos contenidos académicos o a la permanencia en ciertos contextos educativos. Finalmente, son de otro orden la aparición de nuevos hábitos sociales y culturales que pueden tener mucho más que ver con el cambio de las estructuras familiares y de la educación social en general, como son las actitudes de rechazo a ciertos formalismos o convenciones”. (p. 505)

Este trabajo intentará resolver estas interrogantes a través de la investigación científica, en base a la conceptualización, estudio del comportamiento, evaluación de los antecedentes históricos de la violencia en el ámbito escolar, específicamente, en Ecuador, a través una muestra tomada de una unidad educativa.

Desarrollo

La violencia en los centros educativos, en las últimas décadas adquirió una magnitud importante en países como Estados Unidos, Suecia y Reino Unido, en países como estos ha habido que acudir incluso, a la instalación de detectores de metales en las puertas de acceso, a fin de evitar la introducción de armas blancas a las instituciones.

Así ocurre también en Latinoamérica, lamentablemente, y es que, “la violencia es un fenómeno complejo, que se manifiesta en actitudes, comportamientos e irrespeto a los derechos humanos de las personas y de su dignidad, provocando el temor colectivo ante la amenaza de un peligro. La violencia se produce en escalada, se autoalimenta y crea un continuo de formas que van desde las más leves como la agresión pegar con un palo a un niño en el salón de clases¨, hasta formas más severas de maltrato. En las que a menudo se da por parte de personas cercanas al entorno de la víctima: amigos, familia, educadores… personas en las cuales la victima confía y se siente protegida”. (Sanmartin, 2005)

La violencia, en cualquiera de sus esferas, tiene muchos factores que la detonan, en ella, como fenómeno, influyen cuestiones como, el miedo, en el plano afectivo y de la desigualdad de poder, y sus manifestaciones pueden verse influidas principalmente por una serie de hechos que se producen en el contexto social como resultado de fenómenos como: la costumbre, conformidad, creencias, comportamiento, desigualdad económica y social; que determinan el comportamiento individual. (Martìn-Barò, 2008).

Pero, sin lugar a dudas, con respecto a la violencia en los sistemas educativos, un factor asociado determinante es el aprendizaje social, también justificado socialmente: “Pegar a los niños es la costumbre, o, el eso aprendí” y con ello perpetúa formas de relación que prevalecen en los esquemas de pensamiento del niño y la niña, que se legitiman por la costumbre y creencias, que se repiten generación tras generación y son aceptadas como parte de las relaciones cotidianas en la convivencia familiar y escolar. Esto quiere decir que el comportamiento maltratante en cualquiera de sus formas por parte del adulto frente al comportamiento de un niño o niña, sea cual fuere la intención de la figura de autoridad dañan el desarrollo normal del niño o la niña. Una mirada al sistema educativo nos permite encontrar una serie de creencias culturales asociadas al fenómeno de la violencia escolar, el cual ha sido estudiado por sociólogos, antropólogos y psicólogos, que lo definen en un medio más amplio como ¨sociedad patriarcal¨, dentro del cual el poder, es otorgado al hombre sobre la mujer, a los padres sobre los hijos y al profesor sobre el estudiante, el cual es el eje que estructura los valores sostenidos históricamente por nuestra sociedad. El sistema de creencias patriarcal sustenta un modelo de familia e institución vertical, que se constituye por ¨el jefe¨, en donde siempre la autoridad es el hombre y en un estrato inferior ubica a la mujer y a los niños y niñas. Dentro de este subsistema filial se reconoce una diferencia basada en el género, ya que los varones son más valorados y, en consecuencia, obtienen mayor poder que las mujeres. Unido a este modelo vertical, se observa una concepción del poder y la obediencia en dicho fenómeno”. (Hernández, 2018)

El hecho de que, en Latinoamérica, se encuentren modelos y patrones machistas y violentos, se debe mucho, a la educación proporcionada no solo por la familia, sino, también, por el entorno, por la escuela, el sistema educativo, la formación y personalidad de los maestros, y de los adultos alrededor.

“De esta manera, desde niños, los hombres son alentados a resolver los problemas mediante actitudes competitivas y a imponerse a otros por diversos medios. Mientras las mujeres se perciben como más débiles y, por tanto, se asocia a concepciones de sumisión y obediencia. En síntesis, las creencias culturales acerca de lo que significa ser mujer, hombre, niño o niña, junto con la idea que tenga sobre la familia, tiene una relación directa con el nivel macro sistémico del análisis, específicamente, con el fenómeno, porque proporciona un marco general en el cual transcurre el fenómeno de la violencia escolar”. (Hernández, 2018)

Así puede llegarse a determinar la influencia de los factores psicosociales en la violencia, específicamente en el ámbito o ángulo educativo. Como plantea Herrera-López & Romera, (2018), “las diversas formas en que se manifiesta la violencia en el contexto escolar es muy compleja, debido a que configura una diversidad de factores psicosociales que interactúan e interrelacionan (amenaza, abuso de poder, autoritarismo, impunidad, negación, sistema patriarcal, etc.), haciendo de la violencia escolar un complejo fenómeno social”.

Ya se planteaba que, la violencia es un fenómeno social expresado en varios tipos de actitudes, que comienzan por el menosprecio e irrespeto a los derechos humanos de las personas, que sea cual sea el ámbito en que se desenvuelve involucra el resto de los ámbitos, a decir: familiar, escolar, social, laboral, etc.

La violencia proviene fundamentalmente del miedo, en el plano afectivo, y de la desigualdad de poder, en el plano de lo social, y sus manifestaciones pueden verse influidas principalmente por fenómenos sociales como el crecimiento demográfico, la urbanización desmesurada, las desigualdades económicas y sociales, entre otros. La violencia puede tomar muchas formas diferentes, habitualmente se pueden distinguir dos grandes tipos, por un lado, la violencia organizada, ejercida por un grupo, un estado, o una institución, sobre individuos o grupos, sin negociaciones con las personas afectadas, realizada para el beneficio exclusivo de un sub-grupo social, y por el otro, la violencia doméstica, que incluye todos aquellos gestos y acciones decididos unilateralmente por uno o varios individuos, que ponen en peligro la salud física, o psíquica de otros individuos en desigualdad de poder que incluye la violencia conyugal, abuso y negligencia hacia los niños y niñas, violación y delincuencia común.

Esos factores que han sido enunciados al principio de este sub tópico son también, causas que determinan la violencia infantil y escolar, como: individuales, relaciones interpersonales, entorno socioeconómico, sociocultural, medios de comunicación, religión, entre otras.

“Todas las prácticas educativas obtenidas en la casa son reflejadas por los estudiantes en su entorno escolar, por ejemplo, pueden copiar de otros compañeros, evidenciando inseguridad y/o falta de conocimiento, otros inventan pretextos que justifiquen algunas faltas o ausencias, o el dejar de hacer deberes, otros, lanzan objetos en contra de los compañeros, otros se mofan, se burlan. Conversan y se distraen en clases, se burlan del profesor incentivando la burla del resto, provocan en varias ocasiones y estimulan reacciones violentas en contra de ellos mismo, en fin, muchas manifestaciones que obedecen sin lugar a duda, y dados los estudios científicos al respecto, obedecen a patologías psicológicas o trastornos de conducta”. (Cedeño, 2021)

Y en palabras de Barudy (2011): “Al nacer, el ser humano pasa a un entorno socio afectivo de relaciones familiares, que son responsables de garantizar los cuidados y protección, de proporcionar bienestar físico y emocional, de proporcionar los recursos y herramientas al niño y niña… Para comprender el comportamiento de una persona es importante analizar esas interrelaciones en los diversos contextos. Por ejemplo, los factores personales: biológicos, cognitivos, características de personalidad, temperamento, adaptación, trastornos psiquiátricos… Juegan un papel importante en la conducta mal tratante y en la cual se inserta la familia de origen, así como otros factores de riesgo (alcoholismo) que nacen de la interacción entre los miembros como lo paterno-filial, conyugal, características de la familia y las características propias del sujeto que constituyen su historia personal”.

También influye mucho, la relación entre el adulto y el niño, de hecho, es determinante: “En esa interacción entre el niño y el adulto, el adulto se muestra afectuoso y tranquilo y otras veces… algo que nos distingue de la especie animal es que el ser humano puede controlar su conducta, incluida la agresividad. Tiene la capacidad de raciocinio, el autocontrol para poder manejarla. Es decir, que en este acto individual se refleja cómo interactúan otros factores como: la familia y se acepta socialmente la violencia como un modo adecuado de castigar la conducta no deseable del niño. El más fuerte decide sobre el más débil. Es la violencia como abuso de poder. el niño”. (Sanmartín, 2005)

Las relaciones con el otro y el efecto que ello produce es una cuestión que ha sido abordada desde enfoques muy diversos, dados por el carácter y el contenido que las mismas adquieren en función de las necesidades y motivos que son satisfechas a través del vínculo, así como de las expectativas que generan y del modo en las que estas pueden ser expresadas en cada contexto específico; todo lo cual supone la atención a un conjunto de normas.

El abordaje de los factores psicosociales escolares constituye el punto de partida para enfocar las relaciones violentas entre estudiantes de secundaria, al reconocer la esencia social del hombre, así como, del rol que desempeñan las condiciones de vida, actividad y comunicación en el crecimiento y desarrollo del individuo.

La familia y la escuela debido al importante rol socializador que desempeñan, son portadoras de un elevado potencial desarrollador, debido a que constituyen espacios de contacto, procesamiento y aprehensión cultural, donde se imbrican de manera sistémica lo emocional y lo normativo, para facilitar la adquisición de recursos humanos indispensables para alcanzar de manera efectiva la inserción gradual en el entorno social.

De acuerdo con López (2012), “lo psicosocial hace referencia a esa instancia mental y propia de cada persona en la cual estaría la esencia de su peculiar modo de ser, de su modo de ver el mundo, la vida y su entorno. Esta instancia se va construyendo a partir de las vivencias, estímulos, enseñanzas y aprendizajes que va internalizando hasta constituirse en miembro del grupo social en el que ha nacido”. (p.8)

De esta manera, lo psicosocial constituye fuente y resultado de todo el sistema de relaciones en las que se involucra el estudiante e interviene como mecanismo que atraviesa y recrea de manera dinámica todo el sistema de relaciones y de expectativas que en formas muy variadas se generan dentro y fuera de la familia, de la escuela y de la comunidad. Sin embargo, bajo determinadas circunstancias puede favorecer los procesos de exclusión social, sobre todo en aquellos espacios donde las manifestaciones de violencia no son visibilizadas y se naturalizan atendiendo a, en las condiciones de vida y actividad de cada individuo.

El estudio de Garaigordobil & Oñederra (2010), demuestra que el proceso de las relaciones interpersonales está mediado por factores de carácter valorativo, perceptual y atributivo que, de manera dinámica, intervienen en la naturaleza y regulación de la relación, en su grado de profundidad, así como en las motivaciones y expectativas que constituyen su principal fuente y resultado.

Durante la adolescencia las relaciones interpersonales adquieren un gran potencial regulador de la actuación, a la vez que representan una fuente de complementación y apoyo de las que este puede valerse, para enfrentar las complejas demandas de la vida social, instituyéndose como una fuente esencial para lograr la seguridad en sí mismo y el bienestar emocional García & Madriaza (2005), enfocan la existencia de tres emergentes en cuanto al sentido de la violencia: la violencia como herramienta de conocimiento interpersonal mutuo, a través de la cual es posible entablar diferentes grados de aproximación interpersonal, especialmente con los nuevos miembros del grupo, lo cual favorece mayores niveles de conocimiento interpersonal; la violencia como búsqueda de reconocimiento ante los otros que pudieran cualificar el tipo de interacción desde una posición de observador; la violencia como fenómeno de jerarquización y status grupal.

Fernández, et al. (2013), reconocen que han prevalecido la perspectiva sociológico- pedagógica y la perspectiva psicosocial en el estudio de la violencia, sin embargo, la perspectiva de las dimensiones psicosociales que operan en sus protagonistas -en particular las dimensiones grupal e identitaria no ha sido tan desarrollada.

Una problemática frecuente en el contexto ecuatoriano es la amplia tolerancia social de la violencia familiar y comunitaria, especialmente contra las mujeres, lo que genera el contexto social propicio para la violencia sexual contra las niñas, por parte de los alumnos y los maestros varones.

En el imaginario social la escuela es depositaria de la difusión de prácticas ejemplares en materia relaciones no violentas, sin embargo, de manera contradictoria en sus predios cobran vida diversas formas de violencia, no solo entre iguales, sino también en relación con los docentes y con la propia escuela como institución. Tal consideración refuerza la necesidad de establecer las principales causas que intervienen en las prácticas de violencia que tienen lugar en el contexto escolar, atendiendo a que las violencias están entramadas en relaciones de cierta historia previa Paulín (2005), ya que esta no se produce solo entre iguales, sino que implica también violencia contra profesores, contra la integridad física de la escuela, robos, hurtos, vandalismo, destrucción de mobiliario… incluso homicidios (García & Madriaza, 2005).

Los estudios sobre violencia escolar (incluidas las relaciones interpersonales violentas), no resultan nuevos para la realidad ecuatoriana. Ellos son muestra fehaciente de las evidencias documentales y prácticas existentes, obtenidas en diversas instancias educativas, médicas y jurídicas, a partir de las cuales se ha garantizado la actualización sistemática del marco jurídico que sirve de sustento a la evaluación de la actuación de la comunidad educativa.

En un proceso de seguimiento al fenómeno de la violencia escolar en el quinquenio 2015-2020 se reconoce la realización del estudio nacional en el año 2015 por el Ministerio de Educación (MINEDUC), World Vision-Ecuador y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en nueve provincias, de las tres regiones (Costa, Sierra y Amazonía), que implicó a 576 escuelas con 5511 estudiantes que pertenecen a alguna de las instituciones educativas, en los niveles 8. a 10. de educación básica y de 1. a 3. de bachillerato de entre 11 y 18 años reveló a partir de sus resultados la necesidad de realizar investigaciones sobre la violencia escolar en Ecuador.

Según el Observatorio Social del Ecuador (2018), el 10% de estudiantes entre 11 y 18 años se dice víctima de cyberacoso; seis de cada diez estudiantes han sido víctimas de violencia escolar. La propia encuesta revela que el 26%, de quienes sufren acoso escolar, afirman que han intentado suicidarse, generando la necesidad de proyectar acciones que permitan contrarrestar la violencia escolar.

En el estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (2019), en la región de América Latina y el Caribe logró identificar en Ecuador diversos elementos del contexto social, con incidencia directa en el desarrollo de relaciones violentas, entre las cuales se identificaron las siguientes:

  • La relación posesiva de las personas adultas hacia los niños y adolescentes bajo su crianza y cuidado.

  • La existencia de prácticas sociales y patrones culturales discriminatorios, que reproducen la desigualdad de género, el machismo y la legitimidad social de la violencia.

  • Validación mediante la práctica o naturalización de distintas manifestaciones de la violencia como formas de relacionamiento de las personas adultas con niños y adolescentes.

  • Baja conciencia sobre corresponsabilidad en protección de la niñez y prevención de violencia.

  • Limitada participación de organizaciones de sociedad civil en la defensa de derechos de niños y adolescentes

  • Falta de información, conocimientos y habilidades sobre prácticas adecuadas para la crianza efectiva, la disciplina positiva y la educación libre de violencia de niños y adolescentes.

  • Desplazamiento de responsabilidad de padres-madres por el cuidado, crianza y desarrollo de sus hijos/as hacia otros adultos o instituciones dedicadas al cuidado y guarda.

  • Uso de violencia y castigo corporal contra niños y adolescentes como forma de disciplina.

Discusión de resultados tras la exploración de las relaciones violentas en un grupo de adolescentes de secundaria básica

Un estudio en curso (iniciado en 2019), sobre el desarrollo las relaciones violentas entre adolescentes ecuatorianos de secundaria básica pudieron detectar la existencia de factores psicosociales desfavorables a través de 12 familias en las que se aprecia que el rol educativo desempeñado por los padres y/o representantes evidencia la presencia de un ambiente complejo y disfuncional, lo cual incide en el carácter de las relaciones que establecen los hijos adolescentes.

Se identifica que el 66% de las familias son monoparentales, en el 95% de los casos se constata la existencia de dificultades socioeconómicas, asociadas a la falta de empleo, o la existencia de requerimientos laborales que interfieren en el cumplimiento del rol educativo de la familia, así como la existencia de limitaciones en cuanto a las condiciones de convivencia cercanas al hacinamiento y la composición extendida de las misma.

Otros datos obtenidos revelan que el 95% de los padres y representantes atraviesa por una situación económica desfavorable, existen peleas o discusiones en casa 85%, según refieren en las encuestas aplicadas. Del mismo modo se identifica que la educación familiar está atravesada en el 80% de los casos por el desajuste que genera el consumo de alcohol o drogas por alguno de sus miembros. El consumo de sustancias tóxicas se identifica como factores de elevado potencial estresor familiar.

Otros de los factores identificados en el 90% de los familiares y representantes es el empleo de la violencia física y verbal como recurso para lograr la obediencia de los hijos, resultando muy limitado el comportamiento de la función educativa que corresponde a la familia, agravada por la situación compleja de convivencia. Los estilos de relaciones y a las representaciones que existen en los familiares y representantes sobre la educación de los hijos, aquellos de familias monoparentales están expuestos a mayor riesgo de violencia familiar, en tanto constituye otro de los factores estresores en la familia, susceptible de constituirse en un patrón de actuación para ser incorporado en entornos extra familiares, muestran hacia ellos un grado relativo de agresividad, estimulan una actitud violenta y desafiante por parte de sus hijos.

El 100% de los padres y representantes refiere que existen estudiantes que molestan a otros, a través de las redes sociales y que algunos estudiantes se burlan de otros por alguna característica física o por ser diferente. El 95% reconoce igualmente que en la escuela las situaciones de acoso y violencia nunca son denunciadas.

Las encuestas aplicadas a los padres permitieron explorar los modos de actuación acostumbrados que ponen en práctica ante las situaciones de violencia de las cuales tienen conocimiento, obteniendo respuestas que revelan una preparación deficiente para confortar a sus hijos, así como la evidencia de actitudes pasivas e indiferentes, tal y como se revela en las figuras 1 y 2.

Fig. 1 - Condiciones sociofamiliares con mayor presencia en la relación con los hijos. 

Fig. 2 - Intervención que realizan los padres ante las relaciones violentas de sus hijos. 

En el análisis de los resultados de la encuesta aplicada a los docentes se obtuvo que el 66% de ellos declara que dichos comportamientos resultan ignorados por ellos, el 58% reconoce que siente mucho nerviosismo y casi no interviene. La intervención activa solo se reconoce en el 25% de los docentes quienes refieren su desagrado por tales situaciones y su intervención rápida, empleando para ello vías como notificar en la dirección o la búsqueda de apoyo en otros estudiantes y/o profesores. Resulta de interés que un 33% de ellos reconoce que a través de las clases ofrecen algún nivel de ayuda a los estudiantes.

Tabla 1 - Autoevaluación de la actuación por los docentes en cuanto a las relaciones violentas. 

Actuación acostumbrada de los docentes F Fr Fac Frac %
Muchas veces las ignoro 8 0,03 8 0,03 66,6%
Lo notifico en la dirección 3 0,01 11 0,04 25%
Me comunico con los padres o representantes 1 0,00 12 0,04 8,3%
Me siento con mucho nerviosismo y casi no intervengo 7 0,03 19 0,07 58,3%
Propicio los análisis individuales 2 0,00 21 0,07 16,6%
Aprovecho en mis clases para ofrecer consejos 4 0,01 25 0,08 33,3%
Prefiero dejar que lo resuelvan entre ellos 6 0,02 31 0,1 50%
Busco apoyo en otros estudiantes y/o profesores 2 0,00 33 0,1 16,6%
Me desagradan e intervengo rápido 3 0,01 36 0,11 25%
Total 226 0,09 556 0,64

En cuanto al análisis de las principales manifestaciones de relaciones violentas que identifican los docentes (Tabla 1), existe coincidencia de 100%, en las cuestiones referidas a que, siempre existen estudiantes que molestan a otros a través de las redes sociales, siempre algunos estudiantes faltan el respeto a los demás o a sus profesores, muchas veces hay estudiantes que ponen motes a los profesores.

El 100% reconoce que muy pocas veces hay profesores que han sido agredidos por algunos estudiantes, muchas veces hay estudiantes que esconden pertenencias de otros compañeros para molestarlos, a veces hay estudiantes que amenazan a otros para causarles miedo u obligarlos a hacer ciertas cosas, muy pocas veces en la escuela las situaciones de acoso y violencia son denunciadas, a veces en la escuela se han producido situaciones de acoso o violencia sexual entre los propios estudiantes, nunca en la escuela se han producido situaciones de acoso o violencia sexual de profesores a estudiantes.

En cuanto a la indagación con los docentes acerca de su preparación para intervenir o abordar educativamente las relaciones violentas, el 75% de ellos reconoce, no poseer la preparación requerida para intervenir cuando se presenta este tipo de situaciones y en igual porciento reconocen que poseen inadecuada preparación al respecto; el 58% señala que solo ha recibido una preparación muy limitada.

Las evidencias detectadas en los docentes asociadas a su desempeño profesional ante las relaciones violentas denotan falencias en el desarrollo de habilidades psicopedagógicas que resultan consustanciales al ejercicio de la profesión, en el sentido de poder contar con recursos profesionales comunicativos suficientes, para movilizar a los estudiantes hacia la consecución de estilos de relaciones más constructivos, partiendo de las experiencias y vivencias que se generan en el contexto escolar o que son incorporadas al mismo desde otros contextos comunitarios y/o familiares.

En tal sentido, los estudiantes víctimas de las relaciones violentas carecen de un nivel de apoyo suficiente para enfrentar la situación. En consecuencia, se incrementan los niveles de estrés en los adolescentes en las circunstancias en las cuales debe interactuar con otros a los que ya identifica como generadores de relaciones violentas.

La necesidad de continuar profundizando sobre los datos aportados con la aplicación condujo a la aplicación del Cuestionario de Evaluación de la Violencia en la Escuela y en el Ocio, cuyo procesamiento del cuestionario permitió identificar las características que adoptan las relaciones violentas, con base en las experiencias personales de los adolescentes, el despliegue de habilidades interpersonales. La tabla 2 muestra el tipo y frecuencia de participación en relaciones violentas con sus iguales, familiares, el aprendizaje y con sí mismo, así como los roles desempeñados, donde quedan sintetizada la calidad subjetiva de sus relaciones interpersonales esenciales en diferentes contextos.

Tabla 2 Comportamiento de la calidad subjetiva de contextos y relaciones de los adolescentes. 

Factores F Media Fr puntuación mínima puntuación máxima
Factor 1. Relaciones con iguales 335 7,28 0,32 5 14 35 30
Factor. 2 Relaciones familiares 210 4,56 0,20 3 11 21 18
Factor 3. Relaciones con el aprendizaje 206 4,47 0,19 2 5 14 12
Factor 4. Relación con uno mismo 285 6,19 0,27 2 2 14 10
Total 1036 0,98

Conclusiones

Los factores psicosociales constituyen causas que determinan la violencia en la niñez y en el ámbito escolar y predeterminan comportamientos sociales a presente y a futuro, en los adultos que hoy son niños impregnados de estos patrones, que requieren ser modificados.

Las relaciones interpersonales violentas que se generan entre los estudiantes de la secundaria básica investigada guardan una relación directa con la incidencia de los factores psicosociales, provenientes del contexto familiar y escolar, lo cual ha sido revelado a través de los resultados arrojados por los métodos y técnicas de investigación empleados.

La calidad de la influencia ejercida desde los factores psicosociales sobre los estudiantes investigados resulta deficitaria y limitante para el desarrollo de relaciones interpersonales adecuadas, cuestión que permite considerar la existencia de condiciones de vida y actividad que obstaculizan las posibilidades de que dichos estudiantes puedan obtener de la familia, de la escuela y de sus iguales el necesario sistema de apoyo que todo individuo requiere para lograr el bienestar emocional necesario en su proceso de crecimiento y desarrollo personal y social.

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Recibido: 11 de Enero de 2022; Aprobado: 24 de Marzo de 2022

*Autor para correspondencia. E-mail: wcedeno@utb.edu.ec

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

Los autores trabajaron en la elaboración total del artículo.

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