Introducción
La población mundial está en constante incremento y, con ello, la demanda de alimentos de origen animal como carne, leche y huevos (Bajagai, 2016). Esto implica que los sistemas pecuarios deben incrementar la producción para suplir esta demanda de forma sustentable y amigable con el ambiente (Valdovska et al., 2014). En la actualidad, una alternativa para aumentar el rendimiento productivo en los animales es el empleo de aditivos (los biocatalizadores, las enzimas, los aceites esenciales, los compuestos bioactivos provenientes de plantas y semillas y los probióticos) en la ingesta diaria (Sathyabama, Ranjith-kumar, Brunthadevi, Vijayabharathi y Brindha, 2014; Rodríguez et al., 2016).
El período posdestete, en las producciones intensivas, constituye un punto neurálgico en el que las medidas y decisiones que se adopten redundan en el éxito o fracaso del producto final. El estrés generado impacta a nivel intestinal. Entre los efectos negativos inmediatos destacan una brusca reducción en la actividad metabólica; la alteración morfológica y fisiológica de los enterocitos, por lo que se reduce drásticamente la absorción de nutrientes. Daño que se acrecienta con la ingestión de concentrados secos. Otro aspecto que también aumenta en esta etapa es la susceptibilidad a enfermedades entéricas, como consecuencia de la separación abrupta de la cerda y la unión con otras camadas en un ambiente diferente (Galeano, Herrera y Suescún, 2015).
Una de las alternativas para disminuir estos problemas es incluir en las dietas compuestos que mejoren la salud intestinal, dentro de los que se destacan los probióticos (Zhao et al., 2014); estos productos datan del siglo xx y fueron mencionados por primera vez por el científico ruso Metchnikoff (Lama, 2014) y están formados por microorganismos vivos que ejercen un efecto beneficioso en el tracto intestinal del hospedero, porque contribuyen a mantener y reforzar los mecanismos de defensa ante los patógenos, sin perturbar las funciones fisiológicas y bioquímicas (Guevara, 2011).
Los microorganismos eficientes son una mezcla compleja de microorganismos que viven de forma natural. A partir de ellos se creó una tecnología que extrae todo el potencial de la naturaleza y que se ha utilizado como aditivo orgánico en la alimentación de los animales y en el tratamiento de las aguas albañales (Higa, 2004).
En Cuba, como parte del trabajo de investigación-desarrollo de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, se obtuvo un biopreparado a base de Microorganismos Eficientes (EM) que posee acciones similares a las de los probióticos, y que ha sido registrado bajo la marca comercial IHplus®. Está compuesto por un grupo de microorganismos obtenidos por fermentación espontánea, una parte de los cuales son bacterias lácticas (Suárez et al., 2011). Al utilizar los EM en los sistemas de producción porcina y se han encontrado beneficios en la salud e incrementos en los resultados zootécnicos (Contino et al., 2008).
La Unidad integral Porcina “Bombí”, perteneciente a la Empresa Agroforestal de Montaña “Coronel Arturo Lince González”, situada en el km 4 ½ de la carretera Bayate-Mayarí en el municipio El Salvador, provincia Guantánamo, reporta bajos indicadores bioproductivos, siendo la principal causa la alta incidencia de enfermedades gastrointestinales en los cerdos destetados.
Por estas razones la investigación tuvo como objetivo evaluar el efecto de la inclusión de microorganismos eficientes (EM) sobre los indicadores bioproductivos de la preceba porcina.
Materiales y métodos
La investigación se desarrolló en los meses de marzo a abril de 2018. La alimentación suministrada fue pienso pre-inicio e inicio, según norma establecida por la Unión Agropecuaria Militar.
Selección de las precebas y tratamientos realizados
Para el estudio se utilizaron 80 precebas del genotipo Yorkland/Landrace x CC21 con edad promedio al destete de 38 días y peso promedio de 7,8 kg, la irregularidad en el peso y edad obedece a inestabilidad con la alimentación y problemas de manejo en la etapa de cría. Los animales fueron distribuidos según un diseño completamente aleatorio en cuatro grupos de 20 cada uno: un grupo control sin EM en la dieta; tratamiento 1 (con la inclusión EM en el pienso); tratamiento 2 (con la inclusión EM en el pienso y agua) y tratamiento 3 (con inclusión en el agua). Se utilizaron 2 réplicas (corral) en cada tratamiento, la unidad experimental estuvo representada por cada individuo.
Obtención de la madre sólida
El cultivo de EM se elaboró según la metodología descrita por Díaz et al. (2015). A partir de una muestra de 30,0 kg de hojas en semidescomposición y materias orgánicas más cercanas al suelo (1 a 6 cm del suelo), extraída del macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa, donde predomina el clima tropical de bosques lluviosos con presencia pluvisilvas de montaña, semicaducifolios y otras especies nativas consideradas vírgenes y sin evidencia de contaminación o acción del hombre, con gran humedad propio de las zonas altas.
Para la elaboración de la fermentación en estado sólido se utilizó 30,0 kg de hojarasca. Esta se mezcló homogéneamente con 46,0 kg de harina de maíz, se humedeció con 10 L de melaza y 10 L de suero de leche previamente diluidos hasta alcanzar una humedad de 30-35 %, la cual fue determinada por la prueba del puño. Posteriormente se garantizaron las condiciones ecológicas que permitieron un desarrollo correcto de los microorganismos y la anaerobiosis del sistema, dando una elevada compactación a la masa dentro del tanque plástico (200 L), ejecutándosele un correcto cierre y colocándosele una válvula para el escape de gases.
Se fermentó en condiciones de anaerobiosis durante 21 días, al cabo de los cuales se obtuvo un producto semisólido con un olor agradable a fruta, semialcohólico, de color oscuro y de pH ácido (3,8).
Preparación de la madre líquida
La preparación de la fermentación en estado líquido, primero se vertió en el tanque plástico (200 L) los volúmenes de miel (10 L) y suero de leche (10 L) completando el volumen del tanque con agua potable no clorada, y se mantuvo en agitación el período de llenado del tanque. Luego se tomaron 10 kg de cultivo primario o fermentación sólida y se depositaron en un saco de yute (tejido en forma de malla) amarándolo por la boca, sumergiéndolo en el sustrato líquido con la ayuda de un objeto pesado. Una vez llenado el tanque y mezclado correctamente, se cerró y se colocó la válvula para el escape de gases, se dejó fermentar por un lapso de 7 días.
Control microbiológico de los biopreparados
Al final del proceso se envió muestra de EM al laboratorio de microbiología Centro de Desarrollo de Montaña (C.D.M), para su evaluación microbiológica con el objetivo de garantizar la calidad sanitaria adecuada del producto; la concentración microbiana del producto final fue 108 y 109 UFC/mL donde predominaron las levaduras. Los análisis microbiológicos se realizaron acorde a las normas NC 7440:1986, NC-ISO 6579:2008, NC-ISO 4831:2010, NC-ISO 4833:2011 y NC-ISO 1004:2014.
Evaluación del efecto de los EM en los indicadores bioproductivos
Se suministró el EM diariamente a razón de 60 mL/ 5 kg de pienso (tratamiento 1); 60 mL/ 5 kg de pienso más 1 mL/ 5 L de agua (tratamiento 2) y 1 mL/ 5 L de agua (tratamiento 3), durante todo el período de experimentación. Los indicadores evaluados fueron peso inicial (PI), peso final (PF), incremento de peso (IP), ganancia media diaria (GMD), conversión alimentaria (CA), mortalidad, morbilidad y viabilidad (%). Los pesajes se efectuaron con una pesa marca Salter para 50 kg y precisión de ± 0,01 kg, específicamente en horas de la mañana antes de que los animales se alimentaran. Estos indicadores se midieron de forma semanal durante 49 días.
Análisis estadístico
Se realizó un diseño completamente aleatorio, empleando el programa IBM SPSS, versión 24 para el estudio de las variables dependientes (PF, IP, GMD, CA, mortalidad, morbilidad y viabilidad), procesando los datos primarios a través de un análisis de covarianza donde se utilizó el PI como covariable. Previamente se realizó la comprobación de la homogeneidad de la varianza con la prueba de Levene (P = 0,244). Como variables independientes se tomaron los diferentes tratamientos de EM aplicados, lo cual permitió evaluar su efecto intergrupal, ejecutando las comparaciones múltiples, a través de la prueba DMS (mínima diferencia significativa) con ajuste de Bonferroni.
Resultados y discusión
Efectos del EM sobre los indicadores productivos
Los valores de PF, IP, GMD y CA de los tratamientos revelaron diferencias significativas (P ≤ 0,05) entre ellos y, a su vez, con el grupo control, exceptuando la variable GMD del tercer tratamiento; el cual no mostró diferencia con el control como se pude ver en la Prueba de Comparación Múltiple a partir de DMS (Tabla 1).
Leyenda: PI=peso final; IP =incremento de peso; GMD = ganancia media diaria; CA = conversión alimentaria; IC = intervalo de confianza; LI = límite inferior; LS = límite superior; NS = diferencias no significativas; *(P < 0,05)
Los mejores resultados fueron a favor del grupo experimental (T1) que consumió únicamente el biopreparado en el pienso (Tabla 2), a pesar de no ser el de mayor carga de EM se logró mejorar ostensiblemente los indicadores bioproductivos contra control y el resto de los tratamientos; por el contrario, el tratamiento 2 (60 mL/ 5 kg de pienso más 1 mL/ 5 L de agua), a pesar que recibió mayor carga microbiana mostró valores inferiores al primer tratamiento. En el caso del tercer tratamiento las respuestas fueron similares al grupo control, demostrando que la administración de este producto en el agua muestra una efectividad muy baja, esto pude estar asociado a las características organoléptica del agua utilizada, el estado técnico de la red hidráulica y, sobre todo, a la concentración de cloro residual (Díaz et al., 2015).
PI: peso final; IP: incremento de peso; GMD: ganancia media diaria; CA: conversión alimentaria; EE: Error Estándar
Por otra parte, esta variabilidad en los resultados puede estar relacionada con la metodología de administración del EM en cada grupo tratado, lo que presumiblemente tuvo influencia en la implantación de los microorganismos en el intestino del hospedero para poder ejercer su posible acción probiótica. Efectividad que sólo se alcanza cuando a la potencialidad estimulante individual o colectiva de los microorganismos involucrados se suma el quorum requerido para llegar al intestino, colonizar y expresar los beneficios propios de estos productos (Delgado, Barreto y Rodríguez, 2014).
La no existencia de diferencia significativa en la variable dependiente (GMD) entre el tercer tratamiento y el control está asociado al análisis estadístico empleado y la dispersión de los datos procesados, pues como indicadores de peso vivo la GMD guarda relación directa con el resto de los indicadores productivos evaluados.
Estos resultados en su conjunto no coinciden con estudios realizados por Blanco-Betancourt et al. (2017) con un producto (IHplus®) con características similares al estudiado, lo que puede obedecer a las diferencias entre los procesos, tecnologías de obtención de los biopreparados y las fuentes de donde se originan los inóculos microbianos y sus composiciones, no encontrando diferencias significativas en dosis de 40 mL /animales/días en cuanto a los indicadores productivos (PF, GMD y CA), lo que indica que la dosis de 40 mL de IHplus® animal/ día no tuvo incidencia en el comportamiento productivo de los animales. Según Palomo (2015) este resultado posiblemente se deba al efecto de la baja concentración de microorganismos y por la velocidad de tránsito de la digesta que, a edades tempranas, es muy rápida y no favorece las condiciones para la colonización de estos en el sistema digestivo.
Por otra parte, Blanco-Betancourt et al. (2017) señalaron que los animales que recibieron las dosis mayores (80 y 120 mL de IHplus®) tuvieron un comportamiento zootécnico significativamente superior (P < 0,05) respecto a los T1 (control) y T2 (40 mL), con resultados superiores en el grupo al que se les ofreció 120 mL. Es de destacar el aumento de la ganancia media diaria en 14,4 y 31,8 g/día para T3 (80 mL) y T4 (120 mL), respectivamente, en relación con el control, lo que estuvo relacionado con la mejoría en la CA, pues los grupos de T3 y T4 consumieron el 83 y 66 % del concentrado para alcanzar un kilogramo de incremento de peso vivo respecto a los de T1 y T2 (Blanco-Betancourt et al., 2017).
Quemac (2014) refiere que al utilizar un preparado microbiano en dosis de 5; 10 y 15 mL/kg peso vivo en la dieta de cerdos, obtuvo que las dosis utilizadas incrementaron el peso final en 1,1; 3,82; 5,56 kg por animal, respectivamente en los cerdos en postdestete con respecto al control, lo que coincide con los resultados obtenido en esta investigación.
Efectos del EM sobre los indicadores epidemiológicos
Los resultados de los indicadores epidemiológicos evaluados en la fase experimental se muestran en la Tabla 3, donde es evidente que los grupos experimentales (tratamientos 1, 2 y 3) que consumieron EM (agua y/o comida), manifestaron bajos valores de morbididad y mortalidad en comparación con el grupo control y los mejores resultados de viabilidad.
En este sentido, uno de los principales problemas del período posdestete fue la disrupción en la microbiota normal del tracto gastrointestinal, con cambios en la flora bacteriana del ciego, aumentaron las enterobacterias y disminuyeron las bacterias ácido lácticas que abundan en el lechón lactante, por lo que la adición de dosis adecuadas de este tipo de bacterias lácticas (como las que se encuentran en EM) regeneraron el equilibrio digestivo de estos animales (Giraldo-Carmona, Narváez-Solarte y Díaz-López, 2015).
Similares resultados notificaron Miranda y Marín (2018), al utilizar dos bipreparados obtenidos a partir de la melaza de caña y vinaza de naranja fermentadas con Lactobacillus acidophilus, L. bulgaricus, Streptococcus thermophilus (T1), y (T2) igual al anterior más Saccharomyces cerevisiae y Kluyveromyces fragilis (L-4 UCLV), suministrados en dosis de 2,5 mL/animal/día en la dieta de cerdos posdestete, obtuvieron que los animales que consumieron los biopreparados (T1 y T2) fueron los que menor (P < 0,05) trastornos diarreicos y muertes presentaron frente al grupo control. Entre los días 28-35 de edad, los animales del grupo control presentaron mayor (P > 0,05) porciento de trastornos diarreicos y muertes frentes a los tratados T1 y T2, sin diferencias entre estos últimos.
Autores como Rodríguez, Barreto, Bertot y Vázquez (2013) utilizaron en cerdos recién destetados un preparado con denominación comercial MAM (microorganismos autóctonos multipropósito) y lograron disminuir los trastornos intestinales como diarrea y bajo rendimiento del crecimiento de los animales. Los autores le atribuyeron este efecto beneficioso fundamentalmente a las posibilidades de los microorganismos a mejorar la salud intestinal de los animales, modular su sistema inmune y, por ende, incidir de forma favorable en los rendimientos productivos, con ventajas económicas.