Introducción
Los mohos, nombre con el que se denominan los hongos filamentosos, son organismos prácticamente ubicuos debido a sus mecanismos de dispersión. Muchas especies usan el aire como medio por el cual propagar sus esporas, las cuales pueden depositarse posteriormente sobre diversos sustratos, y en caso de que estos les brinden las condiciones necesarias de germinación, permitirán el desarrollo de nuevos mohos, que en muchos casos se desarrollan sobre alimentos de consumo humano, y que muchas veces pueden pasar desapercibidos por su tamaño, si la contaminación no es a gran escala. A su vez, mientras se desarrollan son capaces de generar diversos productos metabólicos, entre los que existen enzimas, antibióticos y antimicóticos, aunque también pueden producir micotoxinas.
Las micotoxinas son metabolitos secundarios de varias especies de hongos filamentosos, como los géneros Aspergillus, Penicillium, Alternaria, Fusarium y otros. Tienen importancia en el área de salud, al ser carcinogénicas, mutagénicas, teratogénicas, neurotóxicas e inmunosupresivas para animales y para el hombre.1,2,3) Los alimentos contaminados por hongos y sus micotoxinas constituyen un riesgo global. Los productos alimentarios se pueden contaminar por micotoxinas en etapas como pre- y poscosecha, almacenamiento, transporte, procesamiento y durante el periodo de venta comercial.1 Dicho aspecto depende mucho de las condiciones en las cuales se haya realizado cada etapa, principalmente afectada por la humedad y el calor,4 que estimula el desarrollo de estos microrganismos y, por tanto, su consiguiente metabolismo.
Existen muchos compuestos que pueden ser considerados como micotoxinas, aunque solo algunas tienen importancia por ser capaces de afectar a la salud del ser humano. Las más conocidas son las Aflatoxinas (AF), las Fumonisinas (FB), la Ocratoxina A (OTA), el Deoxinivalenol (DON) y la Zearalenona (ZEN). La presencia de micotoxinas en cantidades significativas se convierte en un riesgo para la salud. Según su cantidad son capaces de generar desde reacciones alérgicas, hasta la muerte en seres humanos y animales;1,3 incluso se ha encontrado, en las fumonisinas, relación entre estas moléculas y los partos pretérmino en seres humanos.4 Estos metabolitos pueden ser, además, bioacumulables en algunos órganos y generar afecciones crónicas en el hígado, el cerebro y otros órganos que a largo plazo pueden producir cáncer y otras enfermedades graves producto de estas denominadas micotoxicosis.5
También es importante considerar el efecto que tienen sobre los animales de granja, los cuales se exponen al efecto de las micotoxinas debido a las malas condiciones de almacenamiento del pienso que se usa en su alimentación, la que pudiera estar en almacenes expuestos a la humedad. Esto favorecería el desarrollo de los mohos y, en consecuencia, la producción de micotoxinas. Dichas sustancias deterioran la salud de los animales de granja de diversas maneras, incluyendo inmunosupresión, reducción de peso, daño histopatológico, interferencia en su crecimiento y reducción de la fecundidad, lo que afectaría el proceso de producción agrícola, además de generar problemas sanitarios y pérdidas económicas, ya que estos animales afectados tienen menor calidad, e incluso ocasionan pérdidas totales para el granjero.2,6
Se han desarrollado técnicas de muestreo y métodos cromatográficos avanzados para la detección de micotoxinas, principalmente la cromatografía líquida de alto rendimiento (HPLC), la espectrometría de masas de alta resolución, la cromatografía de gases y la espectrometría de masas en tándem (MS/MS tándem). Estas herramientas se han vuelto muy importantes en la detección de micotoxinas, además de las técnicas de inmunoensayo como ELISA y otras técnicas cuantitativas avanzadas que también se usan para la detección de estas sustancias.7
Ante la importancia de conocer las características de las micotoxinas en estudios realizados en diversos contextos, sería necesario conocer el comportamiento de la producción científica sobre micotoxinas en el análisis de los alimentos mediante métodos cuantitativos. Para tal fin, se toma como soporte la bibliometría para identificar tendencias e irregularidades de la producción científica,8,9 y los mapas de redes bibliométricas como herramientas de visualización de la ciencia.10
Para comprender la estructura del dominio de la investigación sobre micotoxinas en el análisis de los alimentos se utilizó la coocurrencia de palabras clave y la coautoría de autores. Las redes de coocurrencia de las palabras clave han sido ampliamente estudiadas; el número de coocurrencias de dos palabras indica el número de publicaciones en las cuales ambas palabras ocurren en la lista de las palabras clave,10) mientras que la red de coautoría de autores identifica la forma de cómo colaboran los autores, reflejando a investigadores que trabajan en red y a los que trabajan de manera individual.11 Estos análisis son útiles para identificar la estructura temática (coocurrencia de palabras clave) y la estructura social (coautoría entre autores) en el dominio de la investigación de las micotoxinas en el análisis de los alimentos; dichos aspectos generaron la premisa de la investigación que tuvo por objetivo identificar el desarrollo de la producción científica según año y revistas; determinar la estructura temática e identificar la red de coautoría de la literatura sobre micotoxinas en el análisis de los alimentos.
Métodos
Se realizó un estudio bibliométrico con mapas de visualización y con enfoque descriptivo. Para buscar y recuperar los registros objeto de análisis se empleó la base de datos Scopus, una base de datos multidisciplinaria que cubre todas las áreas temáticas y, por consiguiente, todas las revistas indizadas en Medline.12 En julio del año 2020 se realizó la búsqueda de los documentos publicados desde 2011 hasta 2020, delimitando según tipo de documento (solo artículos originales y revisiones). La cadena de búsqueda final fue TITLE-ABS-KEY (mycotoxin* OR mycotoxicos*) AND TITLE-ABS-KEY ("food analysis" OR "aliment analysis" OR "nutriment analysis" ) AND PUBYEAR < 2021 AND PUBYEAR > 2010 AND ( LIMIT-TO (DOCTYPE , "ar" ) OR LIMIT-TO ( DOCTYPE , "re")). La palabra mycotoxin* incluye a mycotoxin y mycotoxins, mientras que mycotoxicos* incluye a mycotoxicosis y mycotoxicoses. Se obtuvieron 492 artículos, de los cuales se descartaron 39 por no tratar sobre micotoxinas y el análisis de los alimentos, sino sobre las técnicas de análisis en términos generales (Fig. 1). Los 453 artículos restantes se exportaron en un archivo CSV según las siguientes opciones en Scopus: información de citas, información bibliográfica, título, resumen, palabras clave y alguna otra información.
Para obtener los resultados se usaron tres programas: Microsoft Excel 2019, que sirvió para la preparación, normalización de los datos y construcción de tablas y gráficos; Bibliometrix v3.0, el cual se usó para describir el comportamiento de la producción científica de las revistas mediante la ley de dispersión de Bradford (esta ley epónima fue desarrollada en el año 1934 y declara que si las revistas científicas se organizan en orden de productividad decreciente de los artículos sobre un tema determinado, existirá un núcleo de publicaciones periódicas dedicadas más particularmente al tema y en varios grupos o zonas que contengan la misma cantidad de artículos que el núcleo);13 y VOSviewer v1.6.15, que se utilizó para construir los mapas de coautoría y los mapas de coocurrencia de palabras clave,10 previa construcción de tesauros para la normalización de los datos.
Resultados
Características de la producción científica sobre micotoxinas en el análisis de alimentos
Se encontraron 453 documentos que cumplían los criterios de inclusión y de exclusión desde el año 2011 hasta 2020, de los cuales 382 eran artículos de investigación y 71 correspondieron a revisiones. La figura 2 presenta la evolución del número de artículos por año hasta 2019 (no se muestra del 2020 porque solo se registraron publicaciones hasta julio de 2020). No se observa un crecimiento uniforme de su producción científica. En cuanto al promedio del número de citas por artículo, el mayor valor se registra en el año 2012 con 40,5 citas y el menor valor se da en el 2019 con 6 citas. Este descenso del promedio de citas es natural en las publicaciones científicas porque a mayor cantidad de años citables, se tiene mayor número de citas.
En cuanto a las revistas más productivas de los registros recuperados, se recurrió a la ley de dispersión de Bradford obtenido con el programa Bibliometrix 3.0. La tabla 1 presenta las revistas más productivas que se encuentran en el núcleo (zona 1) y en la zona 2. Existen cinco revistas que se encuentran en el núcleo. La revista más productiva es Mycotoxin Research, de la editorial Springer Nature, con 40 documentos. En la zona 2 se encuentran nueve revistas con 135 documentos y en la zona 3, 98 revistas menos productivas que reúnen a 149 documentos sobre micotoxinas en el análisis de los alimentos. Elsevier es la editorial más frecuente (7 veces) entre las revistas que se encuentran en el núcleo y en la zona 2.
Estructura temática de micotoxinas en el análisis de los alimentos
Mapa de coocurrencia de palabras clave
La figura 3 presenta el mapa de coocurrencia de palabras clave, que intenta describir la estructura temática sobre micotoxinas en el análisis de alimentos. Se observa que el descriptor de mayor frecuencia es mycotoxins (micotoxinas) con 202 ocurrencias; siguen en orden aflatoxins, cereals, ochratoxin a y food analysis, con 95, 84, 78 y 58 ocurrencias respectivamente. El número de coocurrencias de dos palabras indica la cantidad de publicaciones, en el cual las dos palabras ocurren en la lista de palabras clave de los documentos seleccionados.
Con los 82 descriptores de un total de 1 221 registrados en los 452 documentos recuperados y cinco clústeres observados, se realizó el análisis con sus 5 descriptores más importantes de acuerdo con su número de ocurrencias (Tabla 2).
El clúster 1 (rojo) se enfoca a las micotoxinas como factor que influye en la salud pública y su detección por métodos inmunocromatográficos; el clúster 2 (verde) corresponde al análisis de los alimentos para la detección de micotoxinas, como las aflatoxinas y la ocratoxina A como factores importantes en la seguridad alimentaria; el clúster 3 (azul) incluye 6 descriptores debido a que los últimos dos obtuvieron igual número de ocurrencias. Este clúster destaca a los métodos de análisis que permiten la detección de múltiples micotoxinas, considerando a métodos cromatográficos, de espectrometría, entre otros; el clúster 4 (amarillo) trata el tema de la presencia de hongos o mohos productores de micotoxinas en el alimento del ganado como fuente de contaminación; el tema del clúster 5 (morado) corresponde a la detección de micotoxinas en productos cereales y de panadería, como harinas, que tienen relación directa.
Red de coautoría y autores más productivos
La coautoría entre autores se da cuando dos o más investigadores trabajan en colaboración un documento, lo que constituye una de las muchas formas de colaboración sobre un área específica. De los 453 documentos, solo ocho de ellos (1,8 %) fueron escritos sin colaboración (en solitario), mientras que los 445 restantes fueron escritos por dos o más autores. La figura 4 muestra el mapa de coautoría obtenido, donde cada nodo (círculo) representa a un investigador y su tamaño es la cantidad de documentos publicados por el autor sobre micotoxinas en el análisis de alimentos. En el mapa se visualiza a los autores con tres documentos como mínimo. De un total de 1 815 autores, 102 cumplen el umbral reflejando distintas agrupaciones que trabajan en red y los que trabajan en solitario. De los 21 clústeres que se muestran en el mapa, siete están conformados solo por un autor que realizan trabajos individuales. Estas características muestran un comportamiento heterogéneo en el trabajo colaborativo entre los autores sobre la temática.
Los colores distintos indican las diferentes agrupaciones de autores que están relacionados según la fuerza de enlace total de coautoría. El clúster mejor consolidado y con mayor número de autores es el rojo (22 autores); allí se encuentra el autor más productivo (Rudolf Krska, de la Queen's University Belfast), con 24 documentos con índice H Scopus de 64. Este indicador equivale a que el autor tiene 64 documentos publicados en Scopus con al menos 64 citas en cada uno de ellos. Le sigue Michael Sulyok, afiliado a la Universitat fur Bodenkultur Wien, con 18 documentos sobre la temática, con 44 de índice H; la lista del top 12 de autores con al menos ocho documentos se muestran en la tabla 3. Tanto la figura 4 como la tabla 3 son de suma importancia para aquellas agencias de financiamiento o para aquellos investigadores que buscan identificar grupos de investigación y, por consiguiente, trabajar en colaboración temas sobre micotoxinas en el análisis de los alimentos.
Discusión
Existen 453 documentos del tema Micotoxinas en el análisis de alimentos en la base de datos Scopus, desde el año 2011 hasta el año 2019, con una producción científica anual no uniforme, la cual tiene un crecimiento lento en comparación con otros temas de salud.14 Esta situación revela la poca importancia sobre el tema por parte de los investigadores, pero se debe enfatizar la relevancia del estudio de micotoxinas en el análisis de los alimentos. En cuanto al impacto de la producción según las citas, se demostró que el promedio de citas por artículo tiene una ligera disminución desde el año 2014; esta situación obedece a un comportamiento normal del impacto de los documentos, dado que los documentos con mayor antigüedad son los más citados porque ofrecen una mayor ventana de citación.15
Con el modelo de dispersión de Bradford se identificó a las cinco revistas que pertenecen al núcleo productivo, la cual Mycotoxin Research de la editorial Springer Nature es la revista más productiva con 40 documentos.
Hay una tendencia, en la coocurrencia de términos, al considerar la relación entre alimentos y las micotoxinas presentes en estos, de lo cual se puede inferir una relación entre los productos analizados y las micotoxinas presentes; esto implica la diversidad de técnicas que se han desarrollado para demostrar su utilidad en el análisis de los alimentos en la búsqueda de micotoxinas.1,2,3,6,7)
Se determinó la estructura temática con un mapa de coocurrencia de palabras clave que mostró que el descriptor más frecuente es mycotoxins (micotoxinas) con 202 ocurrencias que indica su presencia en el 44,6 % de los documentos investigados, y corresponde al primer clúster que tiene un enfoque temático de micotoxinas que influyen en la salud pública. El siguiente término en ocurrencia es aflatoxins (aflatoxinas) con 95 registros (21 % de presencia), que corresponde al clúster de Detección de micotoxinas en el análisis de alimentos, pero también indicaría que es la micotoxina con mayor estudio en específico entre los artículos de investigación.16 Los otros clústeres consideran la temática de detección de micotoxinas con diversos métodos, presencia de hongos productores de micotoxinas en alimentación de ganado y detección de micotoxinas en cereales y productos de panadería, lo que se corresponde con la bibliografía consultada, al dar mayor importancia a su efecto en la salud humana como predisponente de enfermedades crónicas, lo cual debe ser controlado.1,3,4,5
En la red de coautoría obtenida se determinó que solo el 1,8 % de los artículos estudiados correspondía a estudios con un solo autor, y el 98,2 % de los artículos fueron elaborados en coautoría. Este es un aspecto muy importante en la investigación porque trabajar en coautoría representa mayor cantidad de contactos personales con la presencia de un equipo que valorará y contribuirá con el documento. Dicho aspecto disminuye la posibilidad de cometer errores en su elaboración.17)
Asimismo, se determinó la presencia de siete clústeres de un solo autor, que con las características del análisis indicarían que al menos tres veces han realizado publicaciones de manera individual; en cambio, la mayoría (95 autores) presentan trabajo colaborativo, el cual mejora el impacto científico de los artículos, junto con la calidad de la información brindada.17) El autor más productivo fue Rudolf Krska, de la Queen's University Belfast, con 24 documentos; y luego Michael Sulyok, afiliado a la Universitat fur Bodenkultur Wien, con 18 documentos.
Se observó que en el ámbito científico local prácticamente no existe producción sobre micotoxinas. Se podría considerar posteriormente la promoción de la investigación del tema de a nivel local promoviendo la colaboración con autores internacionales. Asimismo, realizar estudios a nivel de detalle de diferentes grupos de alimentos o de micotoxinas especificas definidas, tal como se mostró en los enfoques de los clústeres encontrados, y considerar la revisión del incremento de la cantidad de artículos de investigación del tema a través del tiempo, que permitiría definir el impacto que tiene en la salud pública como problema de interés incremental debido a las implicancias sanitarias observadas.
Por último, este estudio utilizó como fuente de información la base de datos Scopus; por eso se recomienda que futuras investigaciones bibliométricas o revisiones sistemáticas puedan emplear otras bases de datos como Web of Science, Redalyc, Medline, Scielo y Microsoft Academic, entre otras.