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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

versão On-line ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.5 no.1 La Habana jan.-abr. 2017

 

ARTÍCULO DE OPINIÓN

 

 

Entrevista a José Mujica y Lucía Topolansky

 

 

Interview with José Mujica and Lucia Topolansky


 

MSc. Julián Gutiérrez Marín I, Lic. Annalie Rueda II

I Universidad de La Habana, Cuba

II Editora del blog Cuba en Resumen, Cuba

 

 

No hay que hacer un extenso preámbulo para presentar a José Mujica y Lucia Topolanski. Su manera de hacer y asumir la política luego de haber combatido una férrea dictadura y ocupar los máximos cargos de su país son ejemplo en todo el mundo. Aprovechando la visita de ambos por La Habana a inicios del 2016, realizamos una entrevista a estos dos carismáticos personajes cuyo objetivo fundamental fue conversar sobre los temas de la integración regional, el consumismo, el individualismo y otras preocupaciones en momentos donde la globalización sigue acechando el planeta.

JGM: El objetivo fundamental de esta entrevista tiene que ver con la integración latinoamericana, en momentos donde existe una ofensiva neoliberal que busca instaurar nuevamente el conservadurismo, y con ello volver a las medidas que llevaron a la región a un colapso y la absoluta dependencia.
Pepe, vamos a entrar en materia. Yo quería preguntarle inicialmente por una formulación que en algún momento hiciera Lula, y tiene que ver con la necesidad de articular una teoría de la integración latinoamericana. Muchos investiga-dores demandamos un paradigma propio para resolver los fenómenos que se presentan en nuestra región. ¿Desde su visión cómo podríamos ver una teoría latinoamericana y caribeña de la integración?
JM: Yo pienso que la integración necesita en primer término mucha voluntad política, porque hemos estado mucho tiempo culturalmente y económicamente falta de nosotros mismos. Qué cosa curiosa, cada puerto importante terminó siendo una capital. En Europa continental, las capitales son el centro del país: Moscú, Berlín, París... El hecho no es sólo una anécdota, es una génesis. Surgimos la independencia en el momento a dibujar un puerto en el mercado mundial, por lo tanto surgimos una independencia económicamente vinculada con la parte central del mundo, pero incomunicados entre nosotros. Y eso explica este hecho portuario…recordemos que la primera capital de Brasil estaba allá en Bahía, la segunda fue Río de Janeiro, que Brasil es una construcción; pero cosas de ese tipo se han prolongado en el tiempo y esa larga historia de vivir de espaldas entre nosotros mismos ha generado un conjunto de países que tienen a veces un discurso bolivariano, que se acuerdan de la gesta de los libertadores, que hacen declaraciones integracionistas -y esto viene de bastante atrás- pero que crean instituciones que después en el tiempo se detienen y vuelven a crear otras instituciones, y después otras más, pero lo que está fracasando es la voluntad política de tomar esto como algo de carácter central. ¿Y por qué? Porque los gobiernos están preocupados en quien gana las elecciones que viene, en los problemas concretos que tiene el presidente, y del punto de vista real de la integración nadie pierde una noche de sueño. Pienso que este es un dato objetivo de la realidad, indirectamente operan sobre nosotros cuestiones geopolíticas internacionales, y operan en el sentido que tal vez no les conviene a esos hombres del poder que permanezcamos en una voz en común; por lo menos es como lo veo.
JGM (A Lucia Topolanski): Respecto a una teoría de la integración, ¿Cómo la vería usted? ¿Cómo la concibe?
LT: Aquellos libertadores que mencionaba Pepe tenían la noción de Patria Grande que en su tiempo no pudieron concretar. Después la dependencia económica en relaciones comer-ciales hicieron que las relaciones entre los países fuera muy poca. Todos mirábamos a Europa primero, a Estados Unidos después… Eso genera esa enorme atomización que se tuvo en el continente, sin embargo hubo algunos fenómenos, algunos para bien y otros para mal, algunos fenómenos de carácter continental, ideas que circularon, se pueden rastrear cartas de políticos y personas importantes de los países que intentaron coordinar, pero no pasaban de eso, de coordinación. Y después las coordinaciones siniestras fueron la de los militares, con los golpes de Estado. Todo eso lo vivimos… Cuando en Uruguay se genera con Brasil, Argentina y Paraguay el Mercosur, lo plantean simplemente como un acuerdo comercial y aduanero, no lo plantean como una integración de Pueblos, ni de culturas, ni de civilizaciones, de educación; lo plantean como una cuestión económica nomás.
JM: Y comercial…
LT: Sí, comercial, claro. No sé cómo fue en otros países pero en Uruguay tuvo sus buenas discusiones. Por ejemplo los plantadores de uva que hacían vino, los bodegueros temían integrarse porque era difícil competir con el vino mendocino, del cordobés, decían "morimos". En cierto sentido, la integración fue positiva porque los obligó para sobrevivir a mejorar; pero la integración no pasó de ese hecho comercial. Después hubo un momento en que muchos decían ya fue eso, es decir, no se desarmó el Mercosur pero estaba ahí, medio muerto; su normativa no tendía a resolver problemas, no entusiasmaba a la gente. Los Pueblos en nuestros países no peleaban por esa integración, al contrario, había temor con la libre circulación por ejemplo de operarios, profesionales de la competencia. En un país tan pequeño como Uruguay decían "no, no abran la frontera porque se va a llenar de arquitectos, de médicos, de maestros…". Es decir, primaba siempre lo nacional, pero eso tuvo ciertos cambios con el advenimiento de otro tipo de gobiernos, tampoco se pudo resolver una integración plena, de real circulación por cuestiones nacionales que se anteponían.

JGM: y a 10 años de la derrota del ALCA, ¿Qué enseñanzas nos deja ese episodio ahora en tiempos de diferentes cumbres?

JM: Yo no creo en las Cumbres ni la caterva de fotos ni en todo eso. Creo que una elemental teoría de la integración tendría que partir estableciendo varios capítulos. El primer capítulo: "Las características actuales del mundo", a donde va, lo que pudo parecer una enorme presión mundial para el libre comercio, no ha hecho otra cosa que recoger un profundo fracaso, porque el mundo está lleno de tratados de libre comercio _más de 300 y más firmados y otros tantos en discusión_. Si hay tanto tratado de libre comercio es señal de que no hay libre comercio. Creo que eso fracasó; lo que está en el horizonte es la gestación parcial de grandes acuerdos de carácter comercial que aseguren las grandes unidades de cierto intercambio, algunos proyectos muy avanzados como la CEE -que va más allá de lo comercial-, otros impulsados por Estados Unidos y también por otros países industrializados, que suponen eventuales tratados que abarquen por un lado el Atlántico, por el otro lado una parte del Pacífico, unos y otros tienen un signo común por ahora: uno no sabe si son tratados de intenciones de comercio o intenciones de frenar la competitividad de China y eventualmente la de la India. Me da la impresión, porque si China y la India quedan afuera, naturalmente es demasiado grande… cuando creo un bloque, estoy creando un antibloque, es de cajón. Nada de eso está totalmente concretado, todo eso está ahí en tela de juicio, pero hay movilidad hacia eso. No se puede hacer una teoría si no se tiene en cuenta en un mundo interconectado, sin conocer cómo funciona el mundo; porque lo segundo, supone que las decisiones más importantes desde el punto de vista nacional que se toman en los países, tienen que estar a la luz de la conveniencia -o no conveniencia- de una política que persigue el horizonte de la integración, y eso es lo que menos pasa. No se trata de perder la independencia, se trata de ir procesando gestualidades que de alguna forma ayuden a converger, que es otra cosa. Voy a poner un ejemplo -porque pasó- con todo derecho del uso de su soberanía, la Argentina se aferró en el período kirchnerista a un proyecto nacional…
JGM: Las papeleras…
JM: No…las papeleras es lo de menos, se cerró a la relación económica más abierta, no ya con el mundo, con los vecinos.
LT: Con Brasil sobre todo…
JM: Con políticas de integración a través del Mercosur. Eso es válido desde el punto de vista de la Argentina, pero para una política de integración no sirve, es inútil. Ahora si tenemos política fiscal, si tenemos políticas monetarias y apuntamos para cualquier lado y no tenemos en cuenta las políticas que hacen los vecinos nos vamos a integrar en el año del golero. Ahora, el otro capítulo es la lucha por integrar economías complementarias, pensadas, calculadas y construidas… y cuando digo economías me refiero también a un hecho que a la larga puede ser determinante: la inteligencia y la universidad, patrones comunes en materia de investigación, coparticipación en la investigación y entender que los logros universitarios no deben ser de un país, deben ser de la región. Más claro: la lucha por integrar la inteligencia. Creo que esos son los capítulos principales que debía tener una teoría, y apuntar ¿A qué? A la convergencia en las medidas nacionales más importantes y a la construcción de pasos de infraestructura complementarias y de economía complemen-taria. Cuando digo "economía complementaria", ¿Qué quiero decir? Las políticas de industrialización debieran de tener cosas como la siguiente: si los chinos se quieren establecer con construcción de autos en el Mercosur, supongamos, y parece lógico, que fabriquen los motores y buena parte en Brasil, pero tendrán que hacer algo por la Argentina, y nosotros -Uruguay- que somos muy pequeños, aunque sea nos tendremos que especializar en limpiaparabrisas, que se yo, pero eso tiene que estar acordado para ser complementario y coparticipar. Ahora, para eso tenemos que tener una política en común. Como estamos hoy, esto que estoy diciendo es quimérico, los chinos se van a instalar donde se les antoje, y vamos a disputar entre nosotros. No tenemos una política de bien común… ¿La podremos tener? Yo no sé, yo no soy ya responsable.
JGM: Lucía, ¿Cuál es la reflexión que nos puede ofrecer respecto a este tema?
LT: Cuando se creó la Unasur y después la Celac, yo me puse contenta porque al fin había un organismo donde no había ni gallegos ni yanquis, habíamos ganado los pantalones largos; pero todavía, si bien han servido para algunas instancias políticas, fundamentalmente cuando desestabilizaron a Rafael Correa, o a Evo Morales, si bien han servido en algunas instancias, no pasa de allí. Realmente esas integraciones tienen países de todo tipo de orientaciones, ¿verdad? El día que vi que el Presidente Piñera le entregaba la presidencia a Raúl Castro…esa foto era impensable. El problema es que eso no logra trascender más allá de eso, más bien que queda ahí, y no sé si es porque la integración supone muchos años de trabajo, a la UE le llevó bastantes años de trabajo… Está el intento del Banco del Sur, pero es un intento que está quieto diría yo; en Unasur se han trabajado por unos temas de defensa continental, probablemente sea en lo que más se haya trabajado, y de algún modo por ejemplo en la misión en Haití hubo una decisión expresa de los países latinoamericanos, porque si se retiraba Latinoamérica entraba el Norte y nosotros pensábamos que era peor para los haitianos; pero de todos modos estamos empantanados también en Haití. Creo que ahí es donde tenemos la falla…
JGM: Por cierto, hablando de propuestas dentro del marco de la Unasur, ¿Que opinan del Consejo de Defensa Suramericano? ¿Es necesario hacer tanto gasto en la región en materia de defensa?
LT: Obviamente si uno saca el costo, el valor, de la defensa y el armamento es escandaloso, pero en el mundo y en mi país hay una polémica: si deben haber Fuerzas Armadas o no. Algunos pensamos que mientras estemos en este mundo capitalista vamos a tener que tener. Vimos lo que pasó en Costa Rica, que eliminó las Fuerzas Armadas y después tuvo que militarizar la Policía para cuidar las fronteras, porque el narcotráfico le entró de entre las peores plagas, y para cuidar el mar tuvo que terminar haciendo acuerdo con los portaviones norteamericanos. No sé cuál fue el negocio…
JM: Este es un tema que es muy candente. La primera inclinación de uno es "adiós a las armas", pero adiós a las armas nosotros, mientras los otros están armados hasta los dientes, y cada vez tienen más. Una cosa es ser idealista y otra cosa es ser tonto. Esa es la cuestión; pero…a ver…hay mucho paño para cortar no sólo ahí. Las políticas fiscales, las condiciones…revisar, ver si es posible lograr condiciones generales de afincamiento de la inversión extranjera; no para correrlas, sino para no tener que disputar entre nosotros, cosa que acontece frecuentemente y que nos termina haciendo mal, y si entramos a revisar capítulo por capítulo vamos a ver que tenemos un montón de cosas donde podemos cooperar, tener una política común -como es el caso de los medicamentos y su fabricación- o en todo lo que se pueda; y una política relativamente complementaria, para ayudarnos mutuamente. Si le empezamos a dar vuelta, vamos a ver que hay terreno práctico en pila. Pero bueno…
LT: La integración trae también otros dilemas. Cuando en forma expresa y sin argumentos el Parlamento paraguayo echó al Presidente Lugo, nosotros discutimos en el Mercosur que hacíamos con Paraguay. ¿Y cuál era el dilema? Si se expulsaba a Paraguay el que iba a estar castigado era el pueblo paraguayo que no tenía ni acta ni parte, que es un pueblo que vino de vivir una de las peores dictaduras de Sudamérica, de las más largas, de las más sangrientas, y que todavía está lejos de tener una institucionalidad sólida. Si no hacíamos nada, era avalar un juicio sumario con una previa de desestabilización que fue la muerte de esos campesinos. Entonces se buscó una fórmula del medio, un camino del medio, y había gente que estaba inconforme; pero no podíamos perder al Paraguay ni aceptar a quien sustituyó a Lugo por la vía de violencia, es decir, hasta que no hubiera una elección. Este era el dilema.
JM: Ahí triunfó la política. Jurídicamente estábamos acorralados, pero lo que fue un problema se transformó en una posibilidad, y la posibilidad fue que entró Venezuela al Mercosur,
que hacía seis años que estaba golpeando la puerta. Así que de un problema sacamos una posibilidad.
JGM: Pepe, usted hablaba en Casa de las Américas de algo que tiene que ver con una cultura libertaria.
JM: Lo que quiero señalar es que los cambios estructurales y materiales, incluso la multiplicación de la riqueza en un país con estas economías no necesariamente nos van a asegurar una humanidad mejor. Podrá tener una humanidad que coma mejor, que esté mejor vestida y que en términos generales tenga mejor habitación y todo lo que quieras, y hasta que capaz tenga una base universitaria interesante, pero eso se aleja de la idea que teníamos del Hombre Nuevo. Es imposible la creación de un Hombre Nuevo sin la vertebración paciente de una cultura contestataria a la cultura capitalista. Me parece que es el desafío. Eso puede ser discutible, yo no digo que sea la verdad, es lo que yo hago como balance de lo que ha pasado en el mundo. Para mí es un talón de Aquiles que nunca nos hemos puesto a discutir deliberada-mente cuales son las características de esa cultura, por dónde empezar y por dónde caminar. Porque es cierto, la construcción de la cultura es un producto histórico. En ninguna parte se ha construido una cultura conscientemente, salvo probablemente en el Reino de Esparta, salvo en alguna vieja ciudad griega, ahí es evidente que hubo proyecto deliberado; pero después cada Imperio que caminó -el Imperio Chino generó en su historia aspectos incontrovertibles de una cultura peculiar-. Acá lo que quiero llamar por cultura son ese conjunto de relaciones cuasi espontáneas que se da la gente en su forma de vivir y en las decisiones cotidianas que toma. No estoy hablando del plano superior de la cultura que tiene que ver con la elaboración de arte, etc., etc. Me alejo de la música, de la poesía, del baile, de la pintura y de todo eso. Me refiero a cultura de esas cosas que naturalmente tendemos a hacer. Conversábamos… cualquiera se da cuenta. Un chino viejo era distinto a un chino actual, o a un japonés, y nosotros también. El capitalismo ha construido un modo de ser, una cierta tendencia colectiva que se mueve por ciertas cosas comunes: la civilización de la imagen, la necesidad de comprar en fila india permanentemente, el estar debiendo, el vivir del crédito, el no cuestionarse eso, el contraer sucesivas costumbres que no revisamos, el peso de una civilización mediática que nos influye por todas partes… cada vez de tener más cantidad de horas comprometidas que son para hacer cosas que no son para nosotros, etc. Nada de eso lo ponemos en tela de juicio en ningún lado, ni lo revisamos. Porque esa cultura es eso, es el se-gui-dis-mo (enfatiza) sin revisar. Es una cultura en la forma superior de conducción que tiene una sociedad, sin imposiciones, sin violencia, sin garrotazos, casi espontáneamente. Hay que reconocer que esta etapa del capitalismo ha logrado un grado de domesticación de arrear multitudes que es una eficiencia bárbara, y eso vale más que los ejércitos en la OTAN. Bueno, no se puede cambiar eso así como así. El problema es empezar a ponerlo en tela de juicio. Que no lo podamos cambiar es una historia, pero que nos sigamos comiendo la pastilla sin darnos cuenta la importancia que tiene, me parece que hay que vivir una etapa de por lo menos darle la importancia. Hubo pensadores que trabajaron en esto, hay muchos talentos predicando las formas ocultas de la propaganda, muchísimo talento, muchísimos psicólogos se llenaron la vida, hay gente que teoriza cual tiene que ser el color de un tapizado de un auto para que atraiga hacia la marca, hay departamentos enteros, arsenales atrás de esto. Ahora la gente no es consciente de esto, que nos manipulan. Yo no pienso que en el capítulo de una generación se puede generar una cultura libertaria, pero hay que empezar por poner en tela de juicio la que tenemos, hay que empezar a poner en el banquillo de los acusados la cultura diaria y permanente que tenemos, de ahí salen los instrumentos.

JGM: Ahí entra la ética política y la cultura política, ¿No?
JM: Claro… por eso lleva a procesos de ratificación o de rectificación en nuestras conductas personales. Una cosa es que medominen inconscientemente y otra cosa es que me dominen conscientemente.
AR: A partir del 17 de diciembre de 2014, con el restablecimiento de las relaciones Cuba - Estados Unidos se crearon muchas expectativas y muchos criterios -a favor y en contra- de este reencuentro de las relaciones. Hay tres hechos medulares que todavía por parte de Estados Unidos no han sido constatados. Por parte nuestra pedíamos por supuesto, la eliminación del bloqueo en primer lugar, en segundo la consideración que se eliminara la Ley de Ajuste Cubano que sabemos ahora todo el engranaje que hay alrededor de esto; y como tercer punto, no por eso menos importante por lo que representa, es el cierre de la base naval de Guantánamo. Siendo usted Presidente, fue el primero que abogó abiertamente por su cierre, ofreciendo ayuda para solucionar dicha situación. Pasado un tiempo y teniendo en cuenta las expectativas no sólo del pueblo cubano, sino de las personas que siguen de cerca este tema, al ver que finalmente no se consolida este deseo, ¿Cuál es su proyección con respecto a este tema?
JM: Bueno, yo que sé, lo que a mí me parece es que lo imposible cuesta un poco más. Yo pensaba que los castellanos eran especia-listas en obedecer sin cumplir, ahora yo veo un Presidente que tiene intención pero no puede, no le dan pelota, hay cosas más fuertes que el Presidente de los Estados Unidos en Estados Unidos. Hay una correlación de fuerzas que le hipotecó esa decisión que él tenía -como en otras cosas- y ahora va a depender de lo que pase políticamente dentro de Estados Unidos. Es fácil. Eso quiere decir que esa bandera continúa y habrá que seguir luchando. No puede haber un territorio que pertenezca a una potencia, no debe ser… porque además constituye una amenaza permanente que está ahí, y creo que en el mundo de hoy con la superioridad militar que tiene Estados Unidos en todos los frentes, eso es más simbólico que efectivo; porque nos coloca un portaaviones en cualquier lado y nos revientan a bombazos cuando quieren, sin hablar de otras cosas. Pero lo que vale para Guantánamo vale para otros lugares en el mundo. Es todavía los retazos del colonialismo que quedan por todos lados…
AR: Y siendo usted Presidente, en varias de sus intervenciones comentaba que estábamos pasando por una etapa de verdadera vergüenza para la Humanidad. Imagino yo, imaginan muchas de las personas con las que he compartido su comentario, se refería en gran medida a las intervenciones injerencistas de las grandes potencias -en el caso de Latinoamérica por Estados Unidos-. ¿Cree usted que en el tiempo que le queda de mandato a Obama, pueda él en algún sentido resarcir o cerrar este ciclo?
JM: No…! Pienso yo que alguna medida más va a tomar y hasta donde le permiten sus potestades, pero revertir ese largo proceso de momento no. No hay un Estados Unidos, hay varios. Es un grave error poner todo dentro de una misma bolsa. Hay que buscar aliados dentro de Estados Unidos para el cambio de política. Una parte de esos aliados pueden estar en las bases universitarias, no todo es imperialismo. No, no… también hay pueblo y hay contradicciones. Si nosotros caemos en eso de que todo es negativo, estamos fritos. Es probable que los que ganaron la guerra de Vietnam fueron los luchadores adentro de Estados Unidos… Entonces nosotros no podemos divorciarnos de eso, tenemos que hablar, insistir. Es cierto que parte de Estados Unidos está en campaña electoral, pero no todos, no todos son enemigos, hay aliados potenciales.
AR: ¿Podría compartirnos que le inspira en primer lugar la obra de Martí, del inolvidable Hugo Chávez, y por supuesto de Fidel?
JM: Bueno, Martí es un precursor de los tiempos modernos, es como una etapa intermedia entre el desafío actual y los viejos libertadores; y tuvo la evidencia de moverse políticamente, intelectualmente, para construir no sólo la independencia de Cuba, sino que vio que su independencia era un paso necesario e imprescindible para que la injerencia norteamericana no se desbordara hacia el Caribe y eventualmente a otras partes de América. Le tocó vivir una etapa del intervencionismo en la puerta, esa etapa de dirección por posesión territorial descarada de la política norteamericana. Él vio lo que pasó en Hawái, él vio los intentos de la compra que le hizo Estados Unidos reiteradamente a España, y en fin. Había intelectuales dentro de Estados Unidos que pregonaban abiertamente la anexión, y había en Cuba también corrientes favorables. Quiere decir que él tuvo que lidiar con todo eso y tuvo la claridad política de, por un lado, buscar bombardeo con ideas -creo que no escribía en vano para varios periódicos de América Latina- tuvo relación con la gente más abierta de la Cancillería, no se olvidó de México, trató de establecer lazos en determinados momentos con una Argentina que tenía a Inglaterra tácitamente de aliado, pensó en la política. Quiere decir que manejó una actitud global, siendo muy sensible, notoriamente sensible, siendo un liberal, por su profundidad y su sentir hacia el mundo joven y postergado de América cuando plantea la formación de su partido revolucionario trata de englobar todo lo que puede para la batalla que tiene que dar. Yo creo que el estudio permanente de la trayectoria, de las preocupa-ciones, de los ires y venires infatigables de este hombre, no tiene sólo valor de juicio histórico, es una lección viva de vida política -en el sentido positivo-. Creo que los jóvenes pueden aprender las tortuosidades y las dificultades que muchas veces impone la política real cuando se quieren lograr objetivos trascendentes, y entre otras cosas, tuvo que lidiar con la unidad y lidiar con jefes militares que tenían su personalidad; pero que sabía que los necesitaba…porque la guerra no es para aficionados, la guerra también requiere oficio y no podía renunciar a quienes tenían formación al respecto. Todo ese trabajo debe estar lleno de placeres y de amarguras, y sin embargo lo pudo sobrellevar en alguna medida. Su muerte a uno le deja la impresión de que quiso hasta reubicar lo que había hecho con un gesto heroico, propio de una figura no sólo idealista sino románticamente enamorado. Es una figura desde ese punto de vista enormemente sensible y está bien que se le cultive su imagen, su recuerdo y su memoria, pero lo que más vale es aprender. Partiendo de esta base, la historia nunca se repite, pero es una fuente de conocimiento y tiene importancia porque en la medida que avanzamos va cambiando la perspectiva de las cosas que miramos. Cuando vamos a buscar historia vamos a buscar sin darnos cuenta en realidad, herramientas para seguir marchando hacia adelante.
JGM: Para concluir esta pequeña entrevista nos gustaría conocer que aconseja a las personas que trabajan para llevar a los pueblos las verdades que silencian los grandes medios.
JM: Trabajar duro y con creatividad, y no burocratizar. Para poder continuar con un trabajo, tiene que ser profesionalizado, pero toda profesionalización no vale la pena si perdemos el entusiasmo. Esta es una parte de una batalla importante, y si no la toman con devoción, compromiso y cariño, más vale que la abandonen.
JGM: ¿Algún mensaje para los jóvenes latinoamericanos?
JM: Ser joven es caminar hacia la vejez (risas).
JGM: Usted nos decía algo pequeñito de la globalización… (A Lucia Topolanski)
LT: Yo decía que la globalización nos guste o no, está, pero la tenemos que aceptar y también saber lo que nos trae y en lo que nos perjudica. Yo te quería contar que en mi país se discutió mucho tiempo una Ley de Prensa, de Medios de Comunicación, y había algunos que pensaban que eliminando de la televisión determinados programas, ya estaba; pero se olvidaban que hoy por internet se ve lo que quiere, entonces era un gesto inútil. En cambio, como combatir esos programas infames era con la cultura, con la necesidad de que la gente discierne, si el programa no tiene audiencia va a morir, esa es la verdad. Fue muy dura la discusión porque había habido una discusión grande en torno a los medios; pero la realidad argentina tenía componentes diferentes a la uruguaya. Ahora en todos nuestros pueblos los medios de comunicación están en manos de un puñado de familias y además hay intereses cruzados entre los países, entonces son muy perjudiciales porque empiezan a predicar una mentira (o una verdad a medias) pero al que repetirla se va martirizando en la cabeza de la gente. Tampoco podemos estar todo el tiempo contestando, porque si no las giras están marcadas por ellos, entonces es complejo lo de los medios de comunicación y de los medios de comunicación globalizados. Estas agencias como CNN y demás, muestran ciertos aspectos de la realidad, se "comen" un montón de cosas, entonces me parece que ahí tenemos un problema que es de todos los países que todavía estamos en un sistema capitalista; porque la gente necesita, y es bueno que esté informada y que reciba contenido y pueda disfrutar de la comunicación, pero tiene ese problema. Por lo menos en Uruguay no hemos podido crear un medio potente de izquierda. Hay cosas pequeñas, hay intentos, pero no hemos podido. O te matan por el papel de diario (ahora no tanto por el papel de diario, pero en otra época cuando el diario era principal había unos que lo importaban y los otros no tenían autorización), los canales de televisión tienen determinados costos… Es decir, si bien hay muchos portales y canales que salen por internet y son mucho más accesibles desde el punto de vista de los costos. Ese es el problema de los medios de comunicación. La gente de bien cree que lo salió en la televisión es verdad, y entonces, eso es peligrosísimo. Esa es una preocupación que no sé si algún día podamos coordinar nuestros pueblos en ese sentido.

Entrevista realizada en la Embajada de la República Oriental del Uruguay en La Habana. 28 de Enero, 2016, 4:30pm.

Breve reseña de los entrevistados:

José Mujica (Montevideo, 1934). José Alberto Mujica Cordano. Durante su vida política ha sido diputado, senador y Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca durante la presidencia de Tabaré Vázquez desde marzo de 2005 hasta marzo de 2008. Pepe, como se le conoce, fue el candidato por el partido Frente Amplio en las elecciones de octubre de 2009, las que ganó en segunda vuelta, convirtiéndose en el Presidente de la República de Uruguay entre el 1 de marzo de 2010 y el 1 de marzo de 2015. Durante su vida guerrillera fue miembro del extinto grupo Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T), más conocido como Tupamaros. Es una voz reconocida por la integración regional, y precursor de los sistemas de integración y cooperación como la Unasur y la Celac.
Lucia Topolanski (Montevideo, 1944). Agricultora y política uruguaya quien fuera integrante del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros y del Movimiento de Participación Popular, que se integró de inmediato al partido de izquierda mayoritario del Uruguay, el Frente Amplio en 1989. Ha desempeñado diversos cargos de representación cívica-popular, siendo Edil, diputada y senadora, cargo que actualmente ostenta por segunda ocasión. Fue vicepresidente temporal de su país en dos ocasiones.

 

 


RECIBIDO: 24/11/2016
ACEPTADO: 06/12/2016


 

 

MSc. Julián Gutiérrez Marín. Universidad de La Habana, Cuba. Correo electrónico: julianpolitica@gmail.com

Lic. Annalie Rueda. Editora del blog Cuba en Resumen, Cuba. Correo electrónico: alrc85@yahoo.es

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