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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

versión On-line ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.5 no.2 La Habana mayo.-ago. 2017

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

 

La ciudad de la Habana a análisis. Una aproximación desde una perspectiva sistémica de la sostenibilidad

 

 

The City of Havana to Analysis. An approach Through a Systemic Prism of Sustainability

 

 

 

Dra. Laura Pérez Prieto

Universidad Pablo Olavide, Sevilla, España

 

 

 

 


RESUMEN: En el siguiente artículo se aborda el estudio de la sostenibilidad en los contextos urbanos y se expone la metodología seguida para aproximarse al caso concreto de La Habana. Además, contando con las voces de informantes urbanos claves en la materia, se realiza un diagnóstico plural que implica la revisión de la viabilidad ecológica y la justicia social y de género del modelo urbano. También se esbozan propuestas teóricas y políticas desde un enfoque socioecosistémico. Por último, se exponen algunas conclusiones en relación a las fortalezas y debilidades que presenta la ciudad para caminar por la senda de la sostenibilidad entendida en un sentido complejo.

PALABRAS CLAVE: ciudad, sostenibilidad urbana, enfoque de género, La Habana.


ABSTRACT: This paper addresses the study of the sustainability in urban contexts and presents the methodology used to approach the specific case of Havana at the same time that reviews the ecological viability and social and gender justice of the urban context, based on the voices of some key interviewees. The paper also outlines some theoretical and political proposals from a socioecosystemic approach and concludes drawing conclusions on the strengths and weaknesses that the city presents to tread the road to sustainability, understood in a complex sense.

KEYWORDS: city, urban sustainability, gender approach, Havana.


 

 

La Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad, en continua elaboración desde el I Foro Mundial Social (2001)(1), refleja el consenso de múltiples movimientos sociales en la lucha por otro modelo de ciudad posible y diverso al de la ciudad globalizada, excluyente y ambientalmente degradada.
En ella, distintos colectivos asumieron el desafío de "construir un modelo sustentable de sociedad y vida urbana, basado en los principios de solidaridad, libertad, equidad, dignidad y justicia social y fundamentado en el respeto a las diferentes culturas urbanas y el equilibrio entre lo urbano y lo rural" (Egea, 2012, p. 184). Esta carta ha marcado un hito en la lucha política por el derecho a la ciudad(2) y en la reivindicación colectiva de espacios de vida urbanos que respondan a las necesidades humanas (Harvey, 2008), pero no es la única. En las últimas dos décadas, desde diversas instancias, y con distintos grados de oficialidad y heterodoxia, se ha producido un aumento de la preocupación por la calidad de vida en las ciudades. Algunos ejemplos demostrativos son la suscripción del Tratado por las Ciudades, Villas y Poblados Justos, Democráticos y Sustentables (Río de Janeiro, 1992), la celebración del Foro Internacional sobre Medio Ambiente, Pobreza y Derecho a la Ciudad (Túnez, 1992), la redacción de la Carta de Aalborg(3) (Aalborg, 1994), la celebración del encuentro Hacia la ciudad de la solidaridad y la ciudadanía (1995), la promoción de la Carta de los Derechos Humanos en la ciudad (Brasil, 1995) y la organización de la Asamblea Mundial de Pobladores (México, 2000), bajo el lema "repensar la ciudad desde la gente" (Sugranyes & Mathivet, 2010).
Por su parte, algunos gobiernos, desde la escala nacional, regional o local, han puesto en marcha iniciativas parecidas para regular los derechos humanos en los contextos urbanos. Algunos de los ejemplos más representativos son: la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad (2000), el Estatuto de la Ciudad de Brasil (2001), la inclusión del derecho a la ciudad en la Constitución de Ecuador (2008) y Bolivia (2009), La Carta de Montreal (2006), la Carta de la Ciudad de México (2010), la Carta-Agenda de los Derechos Humanos a la Ciudad (2011) y la Carta de los Derechos Humanos de Gwanju (Corea del Sur, 2012)(4).
La reivindicación de la calidad de vida urbana por parte de la población tiene que ver con la toma de conciencia y con el reconocimiento de los fenómenos de desigualdad, marginación y deterioro ambiental existentes hoy en las ciudades, cuya causa fundamental es la consolidación de un modelo de desarrollo que ha colocado en el centro el crecimiento económico y ha subordinado el bienestar humano a los intereses mercantiles y empresariales. Este enfoque ha contribuido a difundir la pobreza, consumir las reservas naturales del planeta, destruir el patrimonio colectivo y crear diferentes grados de acceso a la ciudadanía efectiva, aunque su representación territorial se ha manifestado de forma distinta en función de las condiciones de partida de los espacios
Ahora bien, desde la teoría crítica y las praxis emancipadoras, expertos/as de distintas disciplinas y actores locales, han concebido utópicamente las ciudades como espacios idóneos para el bienestar. Desde esta postura ideológica, posicionada en lo que la ciudad podría y debería ser, también ha sido conceptuada como un escenario para el encuentro y para transitar hacia la sostenibilidad y el buen vivir (Borja, 2003), y es ésta la propuesta teórica y práctica que seguimos en el artículo.
Esta postura nos hace plantearnos una serie de cuestiones que consideramos clave:

  • La ciudad es un territorio en disputa, lleno de contradicciones y de conflictos entre agentes sociales con distintos intereses que coexisten, al igual que lo hacen sus lógicas y prácticas diversas de acumulación de capital y de reproducción de la vida.
  • El acceso a los recursos y a las oportunidades, la posibilidad de participación ciudadana, o el disfrute de un ecosistema urbano en equilibrio y vivo, son condiciones fundamentales para llevar a cabo una vida digna de ser vivida en los contextos urbanos, por ello, dependiendo de cómo se conciban y se diseñen, de cómo se estructuren y cómo se establezcan sus relaciones, se podrán plantear alternativas más o menos viables y resilientes de ciudades que permitan afrontar los retos actuales y de futuro. Del mismo modo, dependiendo de la posibilidad que generen estos espacios de combatir desde ellos la lógica de mercantilización de la vida, y de recuperar la ciudad para las personas, se podrá alcanzar un buen vivir para todos y todas.
  • La dimensión urbana del planeta apunta la necesidad de centrar gran parte del debate sobre la sostenibilidad en las ciudades, donde parece estar librándose en el siglo XXI la batalla. Este es un campo, por tanto, donde el mundo académico y político debe afinar su mirada y poner todos sus esfuerzos de transformación.

Metodología de estudio

Frente a verdades científicas universales, optamos por desarrollar la parte empírica de la investigación a partir del enfoque del estudio de casos. Éste, es una exploración en profundidad desde una perspectiva compleja y múltiple que parte de la unicidad y la realidad de cada contexto determinado (Simons, 2009). La intención al aproximarnos a la ciudad de La Habana, ha sido obtener conocimientos e información sobre las políticas urbanas, las experiencias ciudadanas, comunitarias e institucionales desde las que se ha abordado hasta principios de 2013 (fecha en la que se realizó el estudio) la sostenibilidad. El fin último ha sido conocer de forma profunda qué potencialidades y debilidades presenta este contexto a la hora de plantear políticas locales, procesos de toma de decisión y enfoques teórico-prácticos alternativos a los normalmente planteados por el paradigma hegemónico de la sostenibilidad.
Una de las principales razones que nos ha llevado a fijar nuestra atención en La Habana, es que es "la ciudad por excelencia" de Cuba. Resulta llamativo en ese sentido que al resto de territorios que conforman la isla (incluidas otras ciudades), se las conoce popularmente y de forma genérica como "provincias". Por otro lado, ha sido el contexto donde el gobierno he desplegado con mayor fuerza sus políticas educativas, sanitarias, de igualdad, etc., por ser el espejo mediático en el que resto del mundo ha evaluado las bondades y deficiencias del sistema socialista. Otra cuestión que nos ha hecho seleccionarla como caso de estudio es que ha sido un escenario muy relevante de las dinámicas sociales, ambientales y económicas surgidas con la llegada del Periodo Especial, en el que se han "sentido" con fuerza los impactos de la crisis multidimensional surgida en los años 90 (debido entre otras cuestiones a la alta densidad poblacional y a la competencia de las y los habitantes capitalinos por los recursos). En palabras del historiador ambiental cubano Reinaldo Funes, La Habana sufrió durante el periodo especial "una experiencia obligada de decrecimiento" (Funes, 2013) que trajo consigo grandes pérdidas y retrocesos, pero también activó el despliegue de estrategias familiares, comunitarias y colectivas de supervivencia y propuestas alternativas para promover la soberanía política, económica y alimentaria del país frente al recrudecimiento en esos años del embargo al que la ha sometido históricamente EE.UU.
Nuestro estudio ha partido de la defensa de una perspectiva de la sostenibilidad integradora, en la que la dimensión ambiental, económica y la social estaban estrechamente vinculadas, y en la que una economía al servicio de las personas (y no de los mercados), el respeto ambiental, la justicia social y la igualdad entre hombres y mujeres formaban parte del mismo modelo. Esto nos ha llevado a utilizar fundamentalmente técnicas cualitativas. Además de consultar documentos programáticos y archivos, hemos realizado observación directa y participante y hemos contado con la voz de ciudadanía. En definitiva, hemos hecho uso de la triangulación metodológica combinando la revisión bibliográfica y estadística, la microetnografía y las entrevistas semiestructuradas.

Definiendo nuestro enfoque de la sostenibilidad

El origen del debate sobre la sostenibilidad ambiental en las últimas décadas ha sido la preocupación por las generaciones futuras y por los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades. La sobreexplotación y contaminación de los bienes ambientales renovables y el agotamiento de los no renovables, han hecho poner en duda su disponibilidad futura y a centrarse en las posibles vías para brindar una buena calidad de vida a las generaciones venideras. Ante estas estrategias, se han abierto diversos caminos en función de la manera en que se ha concebido el manejo del capital global(5), entendiéndose éste como el conjunto de medios que proporcionan el bienestar humano.
Así han aparecido conceptos como el de Sostenibilidad Fuerte y el de Sostenibilidad Débil. Una de las diferencias fundamentales entre la Sostenibilidad Fuerte y la Sostenibilidad Débil es que desde el segundo enfoque se mantiene que lo que debe permanecer constante es el capital global, sin perjuicio de que se den sustituciones entre los distintos tipos de capitales que lo forman. Es decir, los 3 tipos de recursos son sustituibles entre sí, abriéndose la opción de que la tecnología y el conocimiento humano, que supuestamente están en constante evolución, puedan "reemplazar" ilimitadamente el capital natural que se agote y que no sea renovable (Solow, 1991).
Para los representantes de este enfoque no resulta especialmente importante que el capital natural se deteriore, puesto que puede ser recuperado con una inversión posterior. De hecho, es lo que recomiendan para los países de economías empobrecidas, ya que presuponen que a mayor desarrollo, más posibilidades tienen estos países de invertir posteriormente en mejorar su deterioro ambiental. Se cierra el círculo de la ortodoxia, apuntándose que a la vista de la relación directamente proporcional entre crecimiento económico y salud ambiental, lo que hay que hacer es ayudar a los países pobres a desarrollarse.
La Sostenibilidad Débil llevaría implícitas por tanto, una serie de asunciones:

  • Una visión cartesiano-baconiana de la naturaleza como un ente estático y cosificado que habría que dominar hasta el punto de "de sustituir los procesos de autorregulación naturales por formas de domesticación de la naturaleza" (Luffiego & Rabadán, 2000, p. 475) para demostrar que la razón y la ciencia se imponen frente a la incertidumbre y el misticismo asociado a los fenómenos biogeofísicos.
  • El olvido de la dependencia humana de la biosfera y de los ecosistemas naturales.
  • La aceptación de la perfecta sustituibilidad de un bien natural por otro de formación humana, porque ambos tienen precios asignados en el mercado y pueden ser valorados económicamente(6).
  • La fe ciega en el aparato científico-tecnológico creado por los hombres para sustituir todas las funciones que desempeña la naturaleza.

Detrás de este enfoque también detectamos una marcada actitud de insolidaridad social y una visión parcial de la naturaleza, puesto que las mejoras de la calidad ambiental en los países desarrollados están basadas en parte en el traslado de las empresas más contaminantes y los pasivos ambientales hacia las periferias, ignorando que los problemas ambientales son globales, y que lo sufren las poblaciones más vulnerables.
Por otro lado, desde esta perspectiva, que es la defendida por la rama de Economía Ambiental, se considera que el sistema económico es cerrado, que los daños ambientales y sociales son externalidades(7) y se asume la internalización de estos costes a partir de la asignación de precios por el mercado, contribuyendo a monetarizar y mercantilizar la vida no humana.
En definitiva, a nuestro juicio esta postura manifiesta un abordaje productivista-industrial, antropocéntrico y etnocéntrico de la naturaleza (los seres humanos que están en posiciones ventajosas y pueden decidir, son los encargados de asignar el valor monetario a la naturaleza en función de cómo satisface sus intereses económicos, les es útil y responde a sus necesidades, independientemente a que las de otros/as queden descubiertas).
Entendemos que la transformación del modelo no pasa por esta postura, y que para alcanzar sendas social, ambiental y económica-mente viables se requiere "una profunda revolución estructural" (Cardona, 2000 p. 2). Apostamos por la Sostenibilidad Fuerte defendida desde la Economía Ecológica, que es la que usa las herramientas y los conceptos propios de la Ecología para analizar el sistema económico. Sus principios teóricos van en la línea de tender puentes entre las divorciadas Ciencias Naturales y Sociales (Naredo, 2006), para lo que usa indicadores biofísicos que permiten vincular la producción (y sus variables monetarias) con el trasfondo físico y territorial donde se desenvuelve y tiene lugar. Dicho de otro modo, la Economía Ecológica da materialidad y permite ubicar en el espacio concreto las actividades humanas, algo que ayuda a entender las consecuencias de las pautas dominantes de crecimiento ilimitado en un planeta finito. Por lo tanto, contribuye a eliminar el sesgo de antropocentrismo fuerte de la Ciencia Económica convencional.
La Sostenibilidad Fuerte parte de algunas de las siguientes premisas:

  • Existe compatibilidad y viabilidad de la relación entre el sistema socioeconómico y el sistema natural (ecosistema): el primero depende del segundo, sin el cual no puede funcionar, pero ambos evolucionan de manera dinámica e interaccionan, de forma que un cambio en uno de los dos produce modificaciones y consecuencias en el otro. Es lo que Norgaard (1988) ha llamado coevolución y, Luffiego y Rabadán (2000), coadaptación.
  • Los distintos tipos de capital son complementarios, pero en ningún caso el patrimonio natural puede ser sustituido por el humano, ni decrecer más de lo que lo ha hecho. Ambos son importantes y necesarios.
  • Se reconoce la dependencia de la naturaleza y el desconocimiento acerca de muchos procesos complejos que se dan en ella, por lo que no se tiene confianza absoluta en el saber técnico-científico.
  • Se maneja una idea sistémica y compleja de la naturaleza: el sistema económico está integrado en el sistema natural y está continuamente tomando materiales y energías de él, y transfiriendo desechos.
  • Se entiende que la viabilidad depende en última instancia de la resiliencia ecológica(8) y la capacidad de carga del ecosistema y de que se mantengan sus procesos biogeofísicos.
  • Se mantiene que los procesos, funciones y bienes naturales tienen valor en sí mismos, independientemente del valor que los humanos quieran otorgarle.
  • No se propone una única receta de sostenibilidad, sino múltiples evoluciones sostenibles.

Sin embargo, creemos que este enfoque debe ser matizado, como establece Linares (2012), para abordar cuestiones éticas y de justicia social menos mencionadas como la distribución del bienestar, de la calidad de vida, del buen vivir (de aquello que queremos sostener) intra e inter generación, intra e inter especie.
En este sentido, siguiendo a Riechmann (2010), hemos elaborado un enfoque complejo y realizado un especial ejercicio para vincular y comprometer la viabilidad ecológica con la justicia social y con la igualdad, combinando principios ambientales con principios políticos de participación amplia y profunda. Algunas ideas principales, serían:

a) El principio de precaución o de favorecimiento de una acción preventiva antes que reparadora: los seres humanos han activado procesos cuyas consecuencias socioambientales desconocen, confiados por los avances tecnológicos a los que les han conferido todo el poder para solucionar dichos problemas. Es fundamental asumir los límites del conocimiento humano, y por tanto, adoptar el principio de precaución como posicionamiento moral y ético.
b) El principio de solidaridad sincrónica y diacrónica entre todas las poblaciones del mundo, las generaciones actuales y las futuras, y el resto de las especies vivas. Esta propuesta requiere hablar específicamente del principio de igualdad de género. Esta concreción es necesaria, pues el sistema económico dominante que ha invisibilizado el trabajo de reproducción históricamente realizado por las mujeres, pretende seguir ignorando que ellas son las principales encargadas de proporcionar esa buena vida (muchas veces a costa de su propio bienestar) a través del cuidado y de la satisfacción de las necesidades básicas humanas. También oculta que debido a la posición subordinada de muchas mujeres y su implicación en muchos países del mundo en las tareas de subsistencia (ligadas a los ciclos naturales y a la tierra), son las que sufren en mayor medida los efectos de los problemas ambientales.
c) La consideración de la brecha Norte/Sur: Para eliminar el posible sesgo etnocéntrico y colonialista del enfoque, resulta vital desenmascarar claramente los mecanismos de explotación y apropiación de los bienes
d) comunes y naturales de territorios empobrecidos del sur, pueblos indígenas y originarios a partir de los cuales se sostiene la buena vida, por otro lado no universalizable, de algunas naciones y pueblos "privilegiados".
e) El principio democrático o de participación del conjunto de los actores y actoras locales.
f) El principio de autocontención y de responsabilidad humana para satisfacer las necesidades materiales, simbólicas y sociales sin despilfarrar, consumir y contaminar por encima de la capacidad de carga del planeta.
g) El principio de Biomímesis o de imitación de algunos rasgos destacados de la naturaleza.
h) El principio de Ecoeficiencia para producir más unidades de un determinado producto con menos recursos, pero no desde un enfoque acumulador y desarrollista, sino más bien procurando satisfacer las necesidades de un porcentaje mayor de la población y mejorar el bienestar humano consumiendo menos materiales, bienes naturales y energía.

El análisis del modelo urbano desde un enfoque socioambiental

La Estrategia Ambiental de La Habana en su ciclo 2011-2015, ha presumido de ser un documento que ha abordado la problemática urbana desde un enfoque ecosistémico, y basta revisar sus objetivos y sus principios orientadores para darse cuenta de su amplitud de miras. Sin embargo, a nuestro entender, ésta perspectiva no ha sido íntegramente incorporada a la política institucional, y se demuestra en la ausencia de programas, planes o documentos de carácter práctico en los que ha quedado reflejada una reflexión profunda sobre el modelo de ciudad. El Grupo de Desarrollo Integral de la Capital (en adelante GDIC) impulsó fuertemente este tipo de iniciativas durante el Periodo Especial y fomentó la revitalización de La Habana a partir de la planificación estratégica y participativa de cada uno de sus barrios; pero en la actualidad, el ordenamiento urbano no ha sido desarrollado lo suficiente como para adelantarse a los rápidos cambios que se están gestando desde que se inició la etapa de reformulación socioeconómica del país y de la ciudad. Así nos lo cuentan algunos expertos en la materia:

La Habana está creciendo en número de negocios e iniciativas comerciales privadas que están apareciendo en el espacio urbano sin ningún tipo de planificación. Las nuevas directrices sociopolíticas que están definiéndose para Cuba y para La Habana no están abordando suficientemente los modelos territoriales que se quieren o necesitan para acoger estas nuevas transformaciones. Creo que no se está pensando suficientemente cómo va a afectar todo esto al territorio. (Ingeniero bioquímico, responsable del programa de Consumo y Medio Ambiente de la FANJ, comunicación personal, 23 diciembre de 2012)
El Instituto de Planificación Física de la ciudad ha sido una de las pocas instituciones que ha pensado en el ecosistema urbano en su conjunto, como asegura José Luis Viera, uno de sus trabajadores, pero entre algunos de los obstáculos para operativizar esta visión compleja y sistémica sobre el modelo de ciudad, destaca las limitaciones presupuestarias con la que se han encontrado a la hora de acometer intervenciones socioespaciales fuertes:

Finalmente, por cuestiones de financiación, se atendía a la necesidad más grande, que era la vivienda, y después se atendía lo que iba quedando detrás. Esto es Cuba y el problema de la vivienda es muy grande […] Cuando ha llegado el momento de las grandes respuestas, hemos tenido que darlas… Yo no estoy de acuerdo con eso, pero ha llegado el momento incluso en el que he quitado la distancia peatonal a las personas mayores, y la movilidad se les ha complicado, pero es que había otros que no tenían techo…y de los dos males, hemos tenido
que elegir el que considerábamos menor, porque había que ir a lo básico. (Ingeniero hidráulico, Instituto de Planificación Física, comunicación personal, 6 marzo de 2013)

Por otro lado, según declaran algunas de las personas entrevistadas, casi siempre ha resultado difícil para la población pensar en la ciudad como algo utópico e idílico, cuando la realidad las ha arrojado sobre todo a preocuparse y "a pensar en el día a día y en la propia supervivencia" (Profesora de Filosofía del Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias, comunicación personal, 11 febrero de 2013). Esta urgencia en la vida cotidiana de toda la sociedad habanera (incluidas las personas encargadas de la planificación urbanística) unida a la limitación presupuestaria, ha quedado reflejada en la ausencia y deficiencia de instrumentos institucionales de ordenación a medio y largo plazo para facilitar el desarrollo de la vida social, económica, etc., en La Habana. Ejemplos ilustrativos lo encontramos en:

  • La existencia de grandes barreras arquitectónicas.
  • La escasez de transporte público.
  • El deterioro de las carreteras, el alumbrado, el acerado.
  • Las dificultades en la movilidad para garantizar el acceso a productos de primera necesidad que en ocasiones no llegan a la ciudad.
  • Los insuficientes servicios para la atención de la tercera edad y a los niños y niñas.

Ahora bien, justamente al ser una ciudad generada para la supervivencia, la población ha desarrollado múltiples mecanismos para satisfacer individual, pero sobre todo, colectivamente, sus necesidades. Por otro lado, los altos niveles educativos y de politización conseguidos durante la revolución, han facilitado la conciencia crítica de la ciudadanía, que lleva, como sostienen algunas de las organizaciones ciudadanas surgidas en el Periodo Especial(9), "más de dos décadas intentando romper con las relaciones paternalistas creadas por/con el Estado en las décadas anteriores" (Psicóloga y directora del Centro Félix Varela, comunicación personal. 20 marzo de 2013). Además, las crisis económicas y las condiciones impuestas por el bloqueo, han hecho que hayan florecido estrategias solidarias que en muchos casos han quedado instaladas como prácticas cotidianas y políticas que no han desaparecido.
Por ello, sin pretender caer en idealizaciones y volviendo a subrayar la dificultad de vivir en un espacio urbano desde la idea de la supervivencia y la precariedad en las condiciones materiales de vida (un imaginario compartido por gran parte de la población capitalina), es importante señalar que la comunidad ha desarrollado una cultura participativa fuerte; que se ha implicado en los asuntos comunitarios y que ha tendido a resolver problemas inmediatos mediante procesos de autogestión. De hecho, cabe resaltar que el planeamiento urbano existente, a pesar de poder considerarse escaso (al menos hasta la fecha de realización de esta investigación), ha conllevado la implicación y el trabajo de la comunidad, como ha quedado reflejado en la rehabilitación de ecosistemas dañados de la ciudad como la Bahía, el Parque Metropolitano de La Habana y el patrimonio arquitectónico y natural de Centro Habana y La Habana Vieja.
Sin embargo, "debido al enfoque excesivamente igualitarista derivado del socialismo más ortodoxo" (Socióloga especialista en política social cubana y desigualdad, comunicación personal, 20 enero de 2013), a nivel institucional se ha mantenido y se mantiene aún la tendencia de pensar en esa participación de forma homogénea, como si toda la población tuviera las mismas demandas, aspiraciones y necesidades.
Determinadas asociaciones y ONGs como han sido el Centro Martin Luther King, el Centro Félix Varela, el Centro de Reflexión y Análisis Oscar Arnulfo Romero, Intermon Oxfam, o la Agencia de Cooperación Suiza para el Desarrollo, sí han realizado un trabajo de focalización hacia las distintas demandas de los colectivos de la sociedad urbana. De hecho, mucha de su labor ha estado enfocada a visibilizar las diferencias existentes entre los distintos modos de pensar, ser y sentir de los grupos humanos y a incorporar un enfoque incluyente que los considerara a todos en los distintos niveles de la vida pública en la ciudad.
Un ejemplo paradigmático de esta labor ha sido el esfuerzo de transversalización de la perspectiva de género en las políticas urbanas realizado durante décadas por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Aun así, la visión y el lenguaje que ha prevalecido ha sido el del "empoderamiento de las mujeres y la equidad" en los espacios formativos, laborales y económicos formales, siendo más difícil escuchar el discurso de la igualdad de género en relación a la dimensión ambiental-territorial. De hecho, aún hoy resulta complejo elaborar pensamiento político y medidas de acción que relacionen la igualdad entre hombres y mujeres con la sostenibilidad ecológica. La razón fundamental es que tanto el Ecologismo como el Feminismo como movimientos ciudadanos críticos con determinadas acciones gubernamentales, han encontrado muchos obstáculos para hacer oír y difundir algunos cuestionamientos relevantes al productivismo subyacente en el sistema socialista.
Según muchas de las personas entrevistadas, "esa manía de contarlo todo en positivo" (Economista Feminista y trabajadora de la ONE, comunicación personal, 25 enero de 2013) y de dar todas las contradicciones como resueltas, han hecho que la sociedad cubana, aún hoy, no sea plenamente consciente de las relaciones de subordinación entre hombres, mujeres y naturaleza, y que la institucionalidad haya quedado, por debajo, en muchos casos, de los principios teóricos promulgados:

El reconocimiento de todas las barreras derribadas y de los logros alcanzados por Cuba durante el periodo revolucionario ha jugado en contra de la visibilización de determinadas problemáticas o carencias. No sólo en la problemática ambiental sino en las políticas sociales y en todas las políticas en general. El gran logro de Cuba en materia de igualdad de género ha hecho invisibilizar los desafíos que tenemos al respecto, porque te quedas en el primer discurso que es real, pero que es superficial y crees que lo has logrado todo. Lo mismo ha ocurrido con el medio ambiente. (Oficial de Género del PNUD en Cuba, comunicación personal, 25 febrero de 2013)

[…] Al dar por entendido que la contradicción de clase es la fundamental, Cuba entra tarde en estos temas. Y de hecho, el Feminismo ha sido mal visto por considerarse una crítica burguesa [...] Y en cierta medida ha pasado igual con el tema ambiental, porque el propio marxismo, con su solución tecnológica infinita…presenta una tecnología emancipadora para los hombres, pero no tiene en cuenta la emancipación de naturaleza y no se planteó los límites naturales de esa opción de desarrollo. En la concepción clásica marxista, estaba la visión de la tecnología omnipoderosa y su ilimitada capacidad de solución para alcanzar el desarrollo. (Periodista, comunicación personal, 4 marzo de 2013)

Los temas ambientales y de género que sí se han conseguido incorporar en la agenda política, han estado muy desconectados y han sido implementados de forma independiente y paralela a partir de propuestas y leyes; aun así, el desarrollo de ambas áreas no ha sido simétrico ni ha tenido el mismo peso político. De hecho, podemos asegurar a partir de las entrevistas realizadas a informantes clave, que ha resultado más fácil oír hablar de la problemática ambiental (incluyendo temas como la deuda o la huella ecológica) que de la desigualdad de género, que ha tendido a minimizarse e infravalorarse ante los logros alcanzados por una organización de masas como la FMC.
Algunas evidencias de esta desconexión las encontramos en el hecho de que ni la Estrategia Ambiental de La Habana, ni la rehabilitación de los ecosistemas urbanos dañados en la ciudad, ni la planificación física que han estado llevándose a cabo, han incorporado este enfoque.

La perspectiva de género, en el planeamiento urbanístico no está. Falta esa visión integradora. Se ha incorporado en los últimos años el tema de las barreras de movilidad y accesibilidad para las personas discapacidad, pero no creo que todavía estemos del todo desarrollados en ese sentido. En el tema de género no creo que se haya hecho mucho trabajo […] Por ejemplo, el uso y el diseño de los espacios públicos es totalmente sexista, y no se ha promovido tampoco un debate sobre cómo influir y hacer iniciativas para la equidad poniendo atención justamente en el uso diferenciado de los espacios que se hacen, y mucho menos, construirlos en función de las diferencias, o mejor dicho, de sus diferentes bienestares. (Profesora de sociología, Universidad de La Habana, comunicación personal, 4 abril de 2013)

Nosotras consideramos que en las políticas de hábitat, que es en el ámbito que hoy trabajo, no hay una transversalización de la cuestión de género. Hemos desarrollado un proceso para fortalecer capacidades ciudadanas para la adaptación y mitigación al cambio climático y para los procesos de reducción de riesgos…y ¿puedes creer que no teníamos el enfoque de género? […] La gente tiene que capacitarse para hacer un diagnóstico certero. Y en los planes de ordenamiento territorial y urbano, que son los principales instrumentos que regulan el tema de los asentamientos urbanos, tienen que concebirse el tema de género…pero es algo que hasta ahora no se estaba trabajando. (Socióloga, trabajadora, Programa ONU-Hábitat, comunicación personal, 26 noviembre de 2012)

[…] falta la dimensión de género en el desarrollo estratégico y en el diseño urbano y arquitectónico. Yo creo que las viviendas no están hechas con enfoque de género…no están hechas para el intercambio de roles […] El diseño y la planificación urbana tampoco tienen esa perspectiva. Están los círculos infantiles y algunos servicios más, pero en realidad falta ese enfoque de género a la hora de concebir la ciudad y a la hora de concebir espacios urbanos para vivir […] Las mujeres tienen que tener acceso a espacios iluminados, deben sentirse seguras en los parques y deben tener acceso a los lugares de encuentro y de esparcimiento y poder adquirir sus necesidades básicas. (Ingeniero hidráulico, trabajador, Instituto de Planificación Física de La Habana, comunicación personal, 6 marzo de 2013)

Por otro lado, las herramientas para la evaluación de las políticas desde este punto de vista, son limitadas, y las que existen están relacionadas con la mejora en determinadas áreas de resultado como el incremento cuantitativo de mujeres en proyectos y organizaciones (aunque su trabajo no influya directamente en el cambio de las relaciones de poder) o del número de acciones ambientales correctoras (sin que haya un viraje profundo hacia un enfoque más preventivo).

Algunas recomendaciones de los actores locales sobre la sostenibilidad

Para construir otra concepción teórico-política y práctica de la sostenibilidad, en este epígrafe algunas orientaciones de informantes clave que incorporan desde las preocupaciones ecológicas y feministas a los sujetos, recursos, cuerpos y territorios normalmente invisibilizados y que, sin embargo, sustentan la vida en el contexto urbano.
Estas consideraciones parten de las entrevistas realizadas en La Habana. No pretendemos convertirlas en norma ni en generalidad, sólo llegar a elaborar propuestas plurales y contextualizadas para la ciudad, para que nos arrojen luz sobre esta cuestión tan controvertida y a la vez esencial para el bienestar humano y la supervivencia del planeta.

Orientaciones teóricas

a) La asunción de la complejidad, la incertidumbre y la flexibilidad conceptual para construir la noción de la sostenibilidad.

Una de las principales dificultades que han sido detectadas para incorporar teorías críticas que vienen de distintas disciplinas y que permiten un abordaje integral de la sostenibilidad es una construcción de la ciencia demasiado compartimentada, heredada de la tradición filosófica ilustrada. Muchas personas han propuesto superar esta mirada estrecha, ya que la propia noción "es algo más que la suma aritmética de sus tres patas" (investigador y asesor en Ecología Política, comunicación personal, 8 enero de 2013).
Como consecuencia de la generación de conocimiento en compartimentos estancos, se han producido acortamientos intelectuales en la propia concepción de los problemas y fenómenos socionaturales. Por eso, miembros de la Subdirección de Planificación Física de la Provincia de La Habana, han argumentado a favor una construcción flexible del enfoque de la sostenibilidad, que respete las particularidades del entorno, y los saberes de la población local:

Primero, el concepto de sostenibilidad es relativo, cada localidad, comunidad o individuo puede y debe construir su propio concepto y lo peor que le puede pasar a una comunidad es que le receten la sostenibilidad con determinadas premisas o parámetros. El concepto debe ser propio de cada comunidad y cada una lo construye en función de todo el sistema y el entorno que la rodea de sus propios espacios. (Ingeniero hidráulico, trabajador, Instituto de Planificación Física de La Habana, comunicación personal, 6 marzo de 2013)

Esta opinión ha sido compartida por muchas de las personas entrevistadas, que han apostado porque el enfoque sea situado y que se adapte a las características de cada contexto.

b) La combinación entre el respeto a la diversidad cultural mediante propuestas focalizadas, y un marco universalista para garantizar derechos fundamentales.

En relación con lo anterior y siguiendo la línea de la propuesta de Martha Nussbaum (2002) en torno a una Teoría de la Justicia, algunas informantes han alertado sobre el riesgo de caer en un relativismo cultural en el que el paradigma de la sostenibilidad se construya sólo en lo local y a partir de lo que a cada población le parece importante en cada momento histórico, sin un marco global de referencia sobre los derechos humanos de las mujeres, de los pueblos y de la naturaleza. Renunciar a conceptos más globales, significa para ellas, "abandonar la concertación para una vida mejor" y "eso puede ser muy peligroso" (socióloga especialista en política social cubana y desigualdad, comunicación personal, 20 enero de 2013). Por eso han defendido la posibilidad de anclar los conceptos y propuestas locales a un marco más amplio de derechos, justicia e igualdad que los ampare y que a le vez refleje la diversidad:

La propuesta más importante para mí es que la estrategia de las políticas sociales universales se redireccione hacia políticas territorializadas, una especie de focalización territorializada. Las políticas sociales deben combinarse con las características del entorno, los recursos naturales y culturales de los territorios, las potencialidades económicas de los lugares. (Ingeniero hidráulico, trabajador, Instituto de Planificación Física de La Habana, comunicación personal, 6 marzo de 2013)


La isla en general ha tenido una carencia de esta idea de lo territorial y lo local, para mí, hay que añadir ese ingrediente sin abandonar las estrategias universales y la responsabilidad del gobierno central. Colocar ese ingrediente de las sociedades locales supone para mí multiplicar las formas de participación de las sociedades locales, supone políticas locales y nacionales nutridas de las diversidades territoriales, humanas, ecológicas; políticas dirigidas a superar las brechas de equidad de partida de los grupos que están en desventaja. (Socióloga y Economista, experta en estudios de Mujeres en Cuba, comunicación personal, 18 diciembre de 2012).

c) La apuesta por una economía no productivista, no androcéntrica y no antropocéntrica.

La crítica hacia el sesgo productivista implícito en el modelo cubano, ha venido acompañada de un llamamiento por parte de algunas actoras y actores locales para que las relaciones económicas no rijan la vida de las personas, sino que estén a su servicio:


Una de las cosas básicas es cambiar el enfoque de que el aumento de la productividad nos va a llevar a mejores condiciones de vida. Teníamos una visión de que el socialismo y la propiedad social sobre los medios de producción era lo que nos iba a llevar a una sociedad superior. Ese sueño lo hemos sustituido por el sueño de la productividad. Pero ahí no está. Hay que concebir una visión de la vida diferente, donde la economía no puede regir el resto de las cosas, sino que debe estar al servicio de la vida de las personas. (Economista, feminista, trabajadora de la ONE, comunicación personal, 9 febrero de 2013)

Ese enfoque de la doctrina marxista clásica que ha reducido gran parte de las teorías sobre el bienestar humano a la contradicción entre el trabajo asalariado y el capital (obviando otras contradicciones), sumado a una visión demasiado optimista sobre los logros obtenidos por el proceso revolucionario, han contribuido a dejar fuera determinadas críticas sobre el modelo de desarrollo imperante. Por eso, muchas de las expertas y expertos entrevistados han hablado del reto de potenciar teorías críticas como la Ecología y el Feminismo, así como de la necesidad de vincularlas para construir un concepto de Sostenibilidad Fuerte que produzca sentido para mantener la vida en el planeta:

Para hacer una crítica fuerte al modelo, yo uniría desde luego distintas teorías como el Feminismo, la Ecología, etc. […] creo que existe la necesidad de trabajar esos temas conjuntamente. Estoy pensando en la necesidad de sumar a las mujeres a la producción agrícola, y a todas las variantes de la actualización del modelo económico como el trabajo por cuenta propia, y a las formas de propiedad colectivas y a la reflexión sobre la necesidad de sustento y de comida, en la que están implicadas directamente las mujeres, o sobre el manejo del cambio climático, que afecta severamente a la isla. Hay que visibilizar los conocimientos de las mujeres. Estamos necesitando tener un enfoque de género para la gestión de estas cuestiones ambientales. Hay circunstancias del país y la ciudad que nos obligan a unir estos temas en la práctica. (Periodista, comunicación personal, 4 marzo de 2013)

El antropocentrismo y el machismo han echado a un lado a las mujeres y a la naturaleza […] Y no hay una emancipación si no es una emancipación que rompa con la lógica patriarcal, explotadora, discriminadora y depredadora de la naturaleza. (Profesora de Filosofía, Instituto de Filosofía, Academia de Ciencias, comunicación personal, 11 febrero de 2013)

[…] desde el punto de vista teórico, te digo que son perspectivas críticas de la sociedad y desde el punto de vista de la praxis, también…tú no puedes pensar en un mundo diferente, si no es un mundo sostenible ecológicamente y socialmente justo. (Economista, feminista, comunicación personal, 9 febrero de 2013)

Políticas públicas y acciones

a) Acciones para fomentar la participación comunitaria y la ciudadanía:

Una de las primeras recomendaciones y quizás una de las más compartidas ha sido que las políticas públicas urbanas den la posibilidad de ejercer la ciudadanía, porque es "la única manera de recuperar la agencia de los seres humanos" (Profesora de Filosofía, Instituto de Filosofía, Academia de Ciencias, comunicación personal, 11 febrero de 2013).
En este mismo sentido han sostenido que el papel que debe asumir el gobierno local no es tanto el de tomar decisiones "desde arriba", pensando en la población, sino el de abrir canales diversos para la participación, promoviendo el debate público sobre las medidas implementadas y fomentando el desarrollo de las capacidades necesarias para cuestionar e implicarse en los problemas de las comunidades urbanas:

El diseño de las políticas debería ir hacia el fomento de la cultura ciudadana, porque esa es la verdadera sostenibilidad. También es importante incrementar valores como el sentimiento de pertenencia al territorio, porque en la medida que te sientes parte de donde estás, te implicas en mejorar las cosas, contribuyendo al desarrollo comunitario. (Trabajadora del Grupo de Desarrollo Integral de la Capital, comunicación personal, 15 diciembre de 2012)

b) Acciones para favorecer la sostenibilidad urbana con perspectiva de género:

Algunas de las mujeres entrevistadas han considerado fundamental introducir la hasta ahora ausente perspectiva de género en la ordenación urbana, en las intervenciones sobre el hábitat y en las políticas ambientales en general. Para ellas es una medida que ayudaría a reducir las desiguales relaciones de poder derivadas del diseño sesgado del espacio físico y simbólico de la ciudad.

En las cuestiones ambientales, las políticas deberían ser diferenciadas […] Se puede ver que hay diferentes necesidades e intereses y que el uso de la naturaleza no ha sido el mismo. Hay asimetrías del poder: los hombres son fundamentalmente los decisores de las políticas de medio ambiente y no suelen tener en cuenta cómo afecta a las mujeres las decisiones que se toman. En el tema del agua, por ejemplo, la mujer es la que tiene más contacto desde su rol doméstico asignado, es la que tiene que asumir el papel de cargar el agua, lidiar con la escasez y adoptar una ética del cuidado de la familia y el entorno. (Coordinadora de proyectos ambientales, Centro Félix Varela, comunicación personal, 10 enero de 2013).

c) Acciones para permitir la reproducción de las condiciones de vida en la ciudad:

Para abordar de manera compleja la sostenibilidad en la ciudad se ha señalado también la importancia de poner mayor énfasis en los procesos cotidianos de reproducción de las condiciones de vida. Las feministas críticas con el pensamiento marxista ortodoxo que coloca su análisis sólo en las macroestructuras, han redireccionado la reflexión hacia los espacios de la vida cotidiana, que para ellas son esenciales, porque son también productores de alienación y enajenación.

La emancipación transita por la vida cotidiana, por las posibilidades que puede brindar el entorno socioambiental en que se habita para llevar a cabo un proyecto de autonomía, sin perjuicio de reconocer la ligazón e interdependencia con otros seres vivos y los nexos con otros procesos vitales. (Socióloga, experta en política social cubana y desigualdad, comunicación personal, 20 enero de 2013)

Según estas informantes clave, reconocer y valorar la vida cotidiana como posible fuente de alienación pero también como origen del bienestar, lleva a poner el zoom en los procesos biológicos, ecológicos y sociales que reproducen esa vida cotidiana y a reflexionar sobre las condiciones que la hacen digna de ser vivida. Por esta razón han argumentado que una propuesta de ciudad sostenible debe incorporar un análisis sobre la cotidianidad y sobre cómo el entorno natural, a partir de sus bienes y, las mujeres, con sus trabajos de cuidados, contribuyen a este fin.
En ese sentido, los elementos que han sido señalados como fundamentales para reproducir y compartir la vida, han sido las interacciones sociales, las relaciones de vecindad y los espacios públicos para el encuentro:

También es importante que en la ciudad se rescaten los espacios de encuentro […] una política de buscar espacios para los adultos, rehabilitar áreas deportivas, mejorar los parques, rehabilitar las calles-parque en Centro Habana, recuperar calles peatonales, las relaciones de vecindad y los intercambios que a su vez favorezcan otros procesos […] Es importante tener libertad en todas las calles, y accesibilidad en todos los espacios públicos para esparcirse, hacer ejercicio y moverse con tranquilidad en general. Todo esto lo tiene que favorecer el urbanismo. (Ingeniero hidráulico, trabajador, instituto de Planificación Física de La Habana, comunicación personal, 6 marzo de 2013)

Para ello, sostienen que es importante rescatar la vocación transformadora de la disciplina urbanística y pasar de considerar a la ciudadanía como consumidora a concebirla como activista política (Verdaguer, 2007). Igualmente proponen que estas herramientas urbanísticas conviertan la ciudad en un verdadero espacio de convivencia, no en un escaparate comercial para proyectos no deliberados públicamente y con un alto costo ambiental y social:

Una de las cosas es recuperar una disciplina urbanística, porque en definitiva, todo está escrito, sólo se trata de hacerlo cumplir. Hay que ponerle énfasis especial a los grandes proyectos que pueden ser muy destructivos: grandes hoteles, campos de golf, que son antisustentables. Hay que vigilar esos grandes proyectos y a la misma vez, esos proyectos individuales, que también poquito a poquito, van cambiado la fisionomía y el clima de la ciudad. Hay que controlar lo macro y lo micro. (Ex arquitecto, Grupo de Desarrollo Integral de la Capital, comunicación personal, 11 marzo de 2013)

Algunos aportes conclusivos

Las y los actores locales, insertos en un periodo de reformulación socioeconómica en el que una de las cuestiones fundamentales que se está planteando es el modelo de desarrollo y su propia sostenibilidad, están proponiendo una serie de enfoques teóricos y prácticos, que a nuestro entender están confrontando la visión hegemónica, economicista, individualista y estrecha de la sostenibilidad. Estos nuevos aportes tienen su traducción en:

1. La problematización del sistema socialista y de sus rígidos postulados, para abrirlo a conflictos sociales y ecológicos que van más allá de la contradicción de clase. Podemos decir que empieza a problematizarse el conflicto Capital-Vida:

Hemos establecido unos órdenes que a priori están mal, porque estamos priorizando unas cuestiones sobre otras, que nos llevan a morirnos, pero es difícil entenderlo. Falta elaboración teórica de este paradigma emancipador de la naturaleza y de las personas, y falta también vincular estas visiones críticas procedentes de la Ecología y el Feminismo. (Economista, feminista, comunicación personal, 9 febrero de 2013).

2. Los planteamientos de carácter colectivo y comunitario como prácticas muy arraigadas y vinculadas al enfoque universalista y solidario de las políticas de la revolución cubana.

3. Una crítica fuerte al sistema capitalista que ha mercantilizado todas las esferas de la vida y ha generado opresiones de género, clasistas, racistas, etc.
4. Un enfoque de la sostenibilidad centrado en las personas y en el mejoramiento de sus condiciones materiales y simbólicas más que en el incremento del PIB.
5. La sistematización y recuperación de las prácticas y de los saberes generados por las condiciones externas de bloqueo socioeconómico, y que han instalado capacidades humanas de resistencia y supervivencia.

A pesar de todas estas cuestiones, consideramos que existen una serie de debilidades que impiden avanzar hacia prácticas en la ciudad que incluyan dentro del mismo paraguas la viabilidad ecológica, la justicia social y la Igualdad de género.

1. La construcción homogénea de la ciudadanía.
Según muchas de las personas entrevistadas, falta problematizar aún más el tipo de sociedad civil y el activismo que existe en la ciudad. Desmitificar y problematizar el asociacionismo de masas y fortalecer la diversidad de actores locales, incluidos aquellos que se oponen al sistema socialista implantado sin cambios hace más de 5 décadas.

Lo que pasa es que la concepción de lo público y el cuestionamiento sobre para qué sirve el debate y la participación pública y política, nosotros los hemos reducido mucho. Hemos sido muy poco creativos. Muy poco creativos y con poca flexibilidad, tanto desde las propias organizaciones que puedan tener la capacidad como desde lo más estatal, y nos ha faltado crear espacios diversos para las mujeres, los jóvenes. Estamos llamados a desmitificar el asociacionismo en todas sus formas y facetas. Se estereotipó y se miró muy positivamente por el conflicto político EE.UU-Cuba, y se redujo a eso…pero el asociacionismo ha de salir también desde lo creativo. (Periodista, comunicación personal, 4 marzo de 2013)

2. La preponderancia de la productividad frente al mejoramiento social y ambiental.
A partir de la lectura y revisión crítica de los lineamientos que se están aplicando para reformular el modelo socioeconómico cubano y, de las percepciones de las personas expertas entrevistadas, hemos podido extraer una serie de conclusiones:

a) La política medioambiental tiene un desarrollo mucho menor que la política económica, y de la lectura de determinados lineamientos (por ejemplo, el 289) podríamos entender que la protección del medio ambiente puede quedar en algunos casos supeditada al desarrollo y crecimiento económico, considerado como prioritario y más necesario.
b) Las políticas sectoriales, salvo en determinadas excepciones, no incorporan de una manera sólida la protección ambiental. Es así para el caso de las políticas comerciales, las de construcciones y obras hidráulicas, las de turismo o las de inversiones, por nombrar los ejemplos más significativos.
c) En relación a las políticas sociales, no se aprecia una referencia explícita a la igualdad de género ni a la igualdad racial, que han sido dos de las brechas reabiertas especialmente durante el Periodo Especial y que deberían ser abordadas de forma intencionada y específica para acabar con lacras sociales como el machismo y el racismo.
d) No existe un enfoque integral sobre la imbricación de las diversas (in)equidades como son la pertenencia racial, el territorio, el género, la edad, etc.
e) La concepción de la sostenibilidad que es manejada particularmente en este documento es débil(10), haciendo referencia fundamentalmente a la posibilidad de mantener un desarrollo sostenido de determinadas actividades económicas.

3. La falta de cuestionamiento profundo sobre la división sexual del trabajo.

El excesivo enfoque igualitarista de la revolución cubana ha dificultado ver determinadas brechas existentes entre hombres y mujeres, y también entre personas blancas, negras y mulatas en la ciudad. Esto también ha influido en que no hayan anidado grupos declarados específicamente feministas, ni antirracistas, ni ecologistas:

Lo que hay es una reivindicación sobre todo en un primer momento de la revolución, que tiene que ver con la Federación de Mujeres Cubanas, y con la propia ideología de la revolución, que apostaba por la igualdad y la equidad, pero no por lo que se entiende hoy como políticas públicas con perspectiva de género…al menos yo creo que no. Desde hace dos o tres años el discurso político se está focalizando más en este sentido, porque durante mucho tiempo lo que se ha pretendido es hacer creer que la igualdad en Cuba estaba lograda porque existía igualdad jurídica, igualdad en el acceso al empleo, etc. (Periodista, comunicación personal, 4 marzo de 2013)

Ahí quiero ir yo, porque desde el triunfo de la revolución se han aplicado políticas universalistas para eliminar las desigualdades de raza, de género, las desigualdades territoriales dentro de Cuba, pero no se han promovido políticas focalizadas justamente para equipar una situación de partida desigual entre los distintos grupos desiguales. (Sociólogo, comunicación personal, 2 marzo de 2013)

Como hemos sostenido con anterioridad en relación a la igualdad entre hombres y mujeres, pueden señalarse numerosos avances que se reflejan por la alta presencia femenina en todas las esferas de la vida pública, en todas las organizaciones de base, en la administración, en sus liderazgos formales e informales, etc.(11) No obstante, ha existido cierto tabú para hablar de movimientos feministas como tal, no sólo porque su existencia pareciera cuestionar la validez de las políticas universalistas para eliminar los diferentes puntos de partida de hombres y mujeres, sino porque su presencia ha sido vista como incómoda y peligrosa, una especie de acusación al Estado como estructura reproductora de las mismas desigualdades que quería erradicar. Esto ha influenciado fuertemente para que muchas de las experiencias surgidas se hayan posicionado con respecto a la igualdad con enfoques teóricos parciales, centrados en el empoderamiento de las mujeres y no en la revisión de las estructuras y de las relaciones desiguales de poder:

El Feminismo no puede entrar en Cuba con facilidad, porque cualquier espacio que hable de otra manera de relacionarse, desmontando las relaciones de poder, no gusta. Yo siempre digo que ser feminista es una cuestión ideológicamente muy complicada. No hemos llegado al punto donde podamos entender que ser feminista significa una posición de mejoramiento del ser humano, al menos no para las grandes estructuras y los espacios de toma de decisión política de este país. (Periodista, comunicación personal, 4 marzo de 2013)

Esto ha hecho que muchas de estas experiencias no hayan abordado explícitamente la división sexual del trabajo, que si en el ámbito público se ha notado menos, en el ámbito privado, ha sido fuerte. Esta cuestión ha dejado a las mujeres especialmente desprotegidas en el contexto actual de redimensionamiento del aparato estatal (que está tendiendo a la disminución de la función pública, donde históricamente se ha concentrado la fuerza laboral femenina) por un lado y de apertura socioeconómica, por otro (ya que las principales actividades productivas que se están promoviendo están masculinizadas).
En definitiva, el estado ha promovido la igualdad, pero casi desde el inicio de la revolución ha dado por superadas las contradicciones de género, de manera que las brechas que tienen que ver sobre todo con el ámbito doméstico y con la conciliación y la corresponsabilidad, no han sido suficientemente removidas. Esto ha marcado fuertemente la propia ciudadanía, que se ha mantenido años en el "velo de la igualdad" y ha empezado a hablar de forma explícita de violencia de género en los hogares y de desigualdades en el ámbito privado, fundamentalmente a partir de los 90, cuando la profunda crisis ha dejado clarísimas evidencias de las inequidades existentes.
En el momento en que todas estas desigualdades se hacen visibles, han empezado a surgir grupos ciudadanos, que aunque pequeños, han tomado mucha conciencia. Grupos integrados por mujeres investigadoras, académicas, artistas, entre los que destacan la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana, el espacio feminista cultural Mirar desde la Sospecha, el ciberactivismo feminista, y el activismo lesbiano y afro, que está vinculando y visibilizando las distintas opresiones. Estos grupos están problematizando la homogenización de las mujeres y la falta de espacios que han tenido para mostrar la disidencia con algunos de los enfoques y formas de trabajo de la FMC:

Son movimientos que están emergiendo de forma paralela a la propia Federación de Mujeres Cubanas. ¿Qué pasa? Una organización como la Federación de Mujeres Cubanas, que aglutina millones de mujeres también se hace inmóvil y ahí es donde han surgido estos grupos que si bien no son antagónicos para la federación, si son grupos que empiezan a abordar temas que son deficitarios…porque de todas formas tampoco es normal que una sola institución lo pueda abordar todo. (Sociólogo, comunicación personal, 2 marzo de 2013)

4. La falta de conexión entre la justicia social y la justicia ambiental.
Existen aún deficiencias a la hora de repensar cómo pueden articularse la justicia social y de género con la justicia ambiental. Es decir, cómo se vinculan los cuidados de las personas (tales como la atención a las necesidades de los cuerpos y a la reproducción de las condiciones de vida que se hace desde los hogares fundamentalmente por las mujeres) con el cuidado ambiental que muchas experiencias están promoviendo. Muchas de las políticas de sostenibilidad del gobierno local y de algunas de las iniciativas puestas en marcha por organizaciones sociales habaneras o bien tienen un enfoque pro ambientalista pero les falta incorporar la perspectiva de género, o tienen sensibilidad hacia la sostenibilidad social y la igualdad de género pero les falta abordar la dimensión ambiental.
Esto que ocurre en la ciudad de La Habana está evidentemente relacionado con cómo se entiende y se pone en práctica este vínculo a nivel nacional e incuso internacional. Evidentemente, que la relación género-medio ambiente no haya sido una prioridad ni teórica ni política para el gobierno central cubano ha dificultado que este doble enfoque se haya implementado a escalas menores como la urbana. Podemos decir que el desarrollo teórico sistemático de los vínculos entre el género y el medio ambiente ha sido una deficiencia para elaborar políticas públicas de sostenibilidad urbanas más complejas, y, un obstáculo en la práctica, a la hora de que las distintas experiencias ciudadanas contaran con referentes, apoyo, voluntad institucional y actores sensibilizados y formados.
Tanto el Ecologismo como el Feminismo han tenido dificultades para colocar sus reivindicaciones en la agenda de las organizaciones y de la política en general; sin embargo, cabe resaltar que ha resultado más fácil escuchar discursos de Ecología Política que hicieran referencia a la deuda y a la huella ecológica, que encontrar actores y actoras locales que hicieran referencia directa al patriarcado y a sus consecuencias sobre la asunción por parte de las mujeres de gran parte del trabajo de cuidados. A nuestro parecer, esto viene a reflejar de alguna manera que se asume generalizadamente la crítica al modelo consumista y depredador de bienes comunes promovido por el sistema capitalista, pero no la crítica al androcentrismo, porque este está presente también en las prácticas socialistas. Esto ha hecho especialmente difícil encontrar experiencias sobre el terreno que se hayan declarado explícitamente feministas y/o ecofeministas dentro los movimientos ambientalistas y ecologistas en general. Y por supuesto, ha dificultado encontrar prácticas locales que se hayan posicionado desde este doble enfoque.
La sostenibilidad social se ha concebido como una cuestión casi exclusivamente de apertura democrática y de incorporación de la población a la toma de decisiones, pero no ha formado parte del debate los cuestionamientos sobre qué roles juegan mujeres y hombres en esos espacios, quiénes asumen las cargas domésticas y de cuidados, y quiénes mantienen la vida en la comunidad:

En todas partes, el trabajo doméstico es esencial, pero en Cuba es imprescindible: sin el trabajo doméstico no remunerado, aquí, las condiciones de vida empeoran. Todas las situaciones económicas por las que hemos transitado, han sido amortiguadas por las mujeres. Para ponerte un ejemplo sencillo: el trabajo que tenemos que pasar con los alimentos, que vienen muy sucios. Los productos vienen sin ningún beneficio y su elaboración requiere una inversión de tiempo muy grande. El beneficio de los productos se hace en la casa y lo hacen las mujeres. Es algo duro, y será muy sostenible que tú elabores las conservas, o los dulces…se ahorran recursos, pero es un desgaste increíble. (Economista, feminista, trabajadora de la ONE, comunicación personal, 25 enero de 2013)

Consideramos por tanto que existen diversos caminos que deben ser abordados con mayor profundidad:

  • una mayor incidencia en el ámbito de los hogares, en los que, además, por las características de la sociedad cubana, se realizan gran parte de las actividades de carácter ambiental.
  • Una masa crítica amplia frente a las consecuencias ecológicas y sociales del modelo productivista y patriarcal que subyace en el sistema socialista.
  • El aumento de un movimiento social más problematizador con el modelo urbano y más consciente de determinadas políticas institucionales que han limitado su derecho a la ciudad
  • Un viraje hacia prácticas cotidianas que integren dos dimensiones imprescindibles para el sostenimiento de la vida: el cuidado de las personas y de la naturaleza.
  • Una atención especial para que el espacio de oportunidad que brinda el actual contexto de actualización económica no signifique un retroceso para las mujeres y la protección del patrimonio natural, sino un avance para la potenciación de la justicia de ecológica y de género.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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RECIBIDO: 25/01/2017
APROBADO: 12/03/2017

 

 


Dra. Laura Pérez Prieto, Universidad Pablo Olavide, Sevilla, España. Correo electrónico: lauperezprieto@gmail.com



NOTAS ACLARATORIAS

1. Al que le han seguido otros encuentros como el Foro Social de las Américas (Quito, julio 2004 ); el Foro Mundial Urbano (Barcelona, octubre 2004) ; el II Foro Social Mundial (Porto Alegre, enero 2005) que han ido perfilando el contenido de la Carta.
2. El Foro Social Mundial, de donde surgió esta carta, ha sido considerado como un espacio de dinamización y de encuentro de los movimientos sociales y su articulación en una expresión global de derecho a la ciudad en el mundo.
3. El objetivo de este foro era "fomentar el desarrollo sostenible local a través de la participación de las ciudades en el Programa 21 Local y asistir a las ciudades en la elaboración de sus planes de medio ambiente a largo plazo en pro de la sostenibilidad" (Campaña Europea de Ciudades Sostenibles, 2005:2).
4. El concepto de "derecho a una metrópolis solidaria" ha surgido a posteriori en el marco de las Autoridades Locales de Periferia (FALP) reunidas en Porto Alegre en junio de 2013 bajo el lema "Derechos y Democracia para metrópolis Solidarias".
5. El capital global ha sido entendido de manera tradicional como aquel formado por: 1) el capital natural (bienes, funciones y recursos naturales que pueden ser empleados para la actividad socioeconómica); 2) el capital construido (todas las construcciones y artefactos realizados por los seres humanos además de todas sus habilidades y conocimientos) y; 3) el capital cultivado (integrado por animales y plantas domesticadas, y todos sus derivados). La consolidación de la conciencia ecológica a escala mundial en las últimas décadas está llevando progresivamente a sustituir la expresión de "capital" (por el sesgo utilitarista y antropocéntrico que implica) por la de "patrimonio" que parece indicar cierto giro hacia el reconocimiento de la ecodependencia y el biopluralismo.
6. Sin embargo, como han sostenido algunos detractores de este enfoque, aunque la idea de la sustituibilidad podría ser parcialmente cierta para reemplazar alguna parte del trabajo de hombres y mujeres en una fábrica por máquinas y tecnología, el capital natural tiene una serie de características especiales y la idea de su sustitución por capital de formación humana es incorrecta (Daly, 1992), y "de carácter inaceptable e inmoral" (Riechmann, 2010:51).
7. El término externalidad se ha utilizado en la ciencia económica ortodoxa y en la Economía Ambiental para hacer referencia a daños ecológicos colaterales asociados al incremento de la producción, que han sido vistos como inevitables, mínimos y/o periféricos, casi desligados de la producción misma. En contraposición a esta concepción, encontramos la de la Economía Ecológica, que frente a los "fallos" del mercado, de los procesos productivos y de las instituciones gubernamentales, visibilizan las consecuencias de las actividades económicas y humanas que impactan sobre el sistema natural, cuya capacidad de carga superan. Mediante la perspectiva del metabolismo social, cuestiones tan problemáticas como la contaminación, la desertización, la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, etc., no son externalidades que se corrijan con acción gubernamental o del mercado, sino que más bien son consecuencias inevitables de una economía, que como subsistema abierto, ha ido aumentando de tamaño hasta superar el sistema físico al que pertenece, explotando y expoliando sus bienes naturales (por encima de su capacidad de regeneración) y generando residuos (por encima de su capacidad de absorción). Lo que se oculta bajo esta noción, por tanto, son los grandes costes sociales y ambientales de este modelo, y los territorios y cuerpos que soportan mayoritariamente sus impactos.
8. La resiliencia ecológica alude a la capacidad de respuesta que los ecosistemas naturales pueden tener frente a determinados cambios producidos por factores externos. Es decir, se refiere a los complejos ciclos biogeoquímicos regenerativos que los componentes bióticos y abióticos de un ecosistema realizan como respuesta para recuperar su estado anterior al efecto producido por el factor externo, y en esa medida tender al equilibrio dinámico. Algunos autores han advertido que el factor que más ha socavado este equilibrio, ha sido "el proceso de acumulación capitalista" (Leff, 1986, p. 75).
9. Algunas de ellas son: la Sociedad Cubana de Protección del Medio Ambiente (Sociedad Pro Naturaleza), el Centro de Intercambio y Referencia de Iniciativas Comunitarias, el Centro Félix Varela, o la Red de Agricultura Urbana de La Habana.
10. En las primeras páginas del documento, se habla de soluciones a corto plazo y a largo plazo, y dentro de éstas últimas, se hace hincapié en acciones para alcanzar el desarrollo sostenible, que conduzcan a una autosuficiencia alimentaria y energética altas, un uso eficiente del potencial humano, una elevada competitividad en las producciones tradicionales, así como al desarrollo de nuevas producciones de bienes y servicios de alto valor agregado. Sin embargo, esta visión un poco más integral, no se repite más a lo largo de los 313 lineamientos.
11. El mapa de Mujeres en Política editado por ONU Mujeres con datos de enero de 2014 muestra que Cuba es el tercer país del mundo con un mayor porcentaje de mujeres ocupando escaños parlamentarios, con un 48,9%, aunque estos datos resultan más bajos cuando se analizan las mujeres que ocupan cargos ministeriales (ocupando la plaza 37 con un porcentaje de 22,6%).

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