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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

versión On-line ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.8 no.1 La Habana ene.-abr. 2020  Epub 14-Abr-2020

 

Artículo Original

De vuelta a «El socialismo y el hombre en Cuba»: herramientas teóricas marxistas para el análisis de la realidad contemporánea de Cuba

Back to «Socialism and Man in Cuba»: Marxist Theoretical Tools for Analyzing the Situation in Cuba

Giselle Armas Pedraza1  * 

1Universidad de La Habana, Cuba.

RESUMEN

En el presente artículo se sistematizan las herramientas teóricas marxistas que ofrece «El socialismo y el hombre en Cuba». En tal sentido, se aplicó el método del análisis documental para conocer las principales ideas de la obra y sus interrelaciones. Los resultados obtenidos demuestran que el conocimiento del pensamiento revolucionario cubano (y en particular el de Ernesto Che Guevara‒, puede aportar bases teóricas y prácticas para la formación política del pueblo cubano.

Palabras clave: análisis del discurso; marxismo; sociedad socialista

ABSTRACT

This paper systematizes Marxist theoretical tools included in «Socialism and Man in Cuba». Document analysis as a research method was used in order to examine major topics discussed in this work and their interrelation. The results show that to know Cuban revolutionary thought, particularly Ernesto Che Guevara’s thought, could lay the theoretical and practical foundations of politically training the Cuban people.

Keywords: discourse analysis; Marxism; socialist society

INTRODUCCIÓN

El proceso de transición socialista tiene múltiples retos para profundizar el proyecto revolucionario. El carácter dialéctico de la misma hace que exista permanentemente una disputa de sentidos socialistas y capitalistas que están configurando la realidad contemporánea. Estas contradicciones tienen como nudo gordiano la esfera cultural, pues ahí es donde se consolidan y conviven relaciones sociales, valores, representaciones simbólicas e ideologías socialistas y capitalistas (Martínez Heredia, 2008, p. 29).

La contienda cultural debe tener como medio táctico la formación política de la sociedad que genere un pensamiento crítico y revolucionario en función de transformar y enriquecer el proyecto socialista. Los primeros pasos para contribuir a la formación política del pueblo es buscar las herramientas que ofrecen las experiencias teóricas y prácticas generadas al calor del proceso revolucionario cubano. Uno de los representantes del pensamiento marxista de la Revolución cubana que más puede aportar en este sentido es Ernesto Che Guevara, quien indica algunas pautas para lograr una mejor comprensión de la transición socialista.

La obra que mejor sintetiza y analiza los retos de la transición socialista es «El socialismo y el hombre en Cuba». En el texto se pueden observar diversas dimensiones de su concepción socialista y su pensamiento. Son muchos los investigadores sociales que estudian esta obra, pues en ella encuentran «un extraordinario instrumento teórico-conceptual, ideas, hipótesis, principios- y el método dialéctico marxista de análisis de la realidad» (Martínez Heredia, 2015, p. 14) y además «sintetiza reflexiones acerca de la economía, la política y la ideología en la construcción del socialismo y expone una variedad temática integrada a una especie de tejido social o red de factores y valores, que influyen en ese proceso» (Fernández Ríos, 2014, p. 2). A su vez, advierte «la necesidad de formar un “hombre nuevo”, esto es, un hombre con una concepción distinta del trabajo y de la vida» (Guadarrama González, 2005, p. 6) para transitar conscientemente hacia el socialismo.

También los profesionales del pensamiento social latinoamericano se refieren a «El socialismo y el hombre en Cuba» como uno de los grandes textos marxistas a nivel mundial (Sánchez, 1988) porque «baja a tierra», vuelve terrenales las formulaciones filosóficas de Marx y trata de utilizarlas para comprender el proceso que impide, en las sociedades capitalistas y en las formaciones sociales poscapitalistas, vivir de otra manera (Kohan, 2005, p. 61).

Por tanto, el presente artículo propone sistematizar las herramientas teóricas marxistas que ofrece «El socialismo y el hombre en Cuba», válidas para la formación política de la sociedad cubana actual.

1. MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio se apoya en la metodología cualitativa que ofrece los medios más pertinentes para estudiar la obra y sistematizar las principales herramientas teóricas que pueden ser utilizadas para el proceso de formación política de nuestro pueblo. El enfoque utilizado es el socio-crítico, pues se nutre de la teoría marxista clásica y del pensamiento marxista de la Revolución cubana, en especial del pensamiento de Ernesto Che Guevara. La perspectiva epistemológica en la que se inscribe la investigación es la dialéctica, la cual permite entender la transición socialista como un proceso socio-histórico capaz de ser transformado por los distintos actores sociales que lo componen (pueblo), en su doble condición de productor y producto social.

El sustrato de la investigación fue el análisis documental de la obra «El socialismo y el hombre en Cuba». Para ello fueron definidos como métodos fundamentales el análisis de discurso y el análisis histórico-lógico. El análisis de discurso es, a la vez, un campo de estudio y una técnica de análisis. Este se destaca por su multidisciplinariedad y por la heterogeneidad de corrientes y tradiciones que confluyen en él. El propósito es construir una forma de ver el texto como información, ideología y producto social, que busca, principalmente a través de los recursos lingüísticos, la intencionalidad del emisor. La metodología del análisis del discurso está constituida por la contextualización del documento, descomposición del discurso según los temas e intencionalidad del autor y las relaciones de comunicación (localizar los actores y las relaciones entre ellos).

El análisis histórico-lógico es un método más ideológico y racional, ya que está orientado a esbozar el esquema y el contenido ideológico del texto. Para ello, clasifica y comprende las ideas esenciales, distinguiéndolas de las secundarias, aclara las relaciones históricas de causa-efecto dentro de la comprensión del proceso histórico contenido en el texto y ordena el planteamiento ideológico o intencional del documento. Este método debe complementar los resultados arrojados por el análisis de discurso, pues busca reagrupar los pasajes y las explicaciones por temas contenidos en el texto y por centros temáticos de interés para llegar a una explicación de conjunto. Esta visión de totalidad posibilita la reflexión sistémica del contenido de la obra, potenciando el carácter integrador del proceso de transición socialista. Ello permite identificar en la obra las principales herramientas teóricas que ofrece el Che, estratégicas para profundizar el proceso de transición socialista desde la formación política.

2. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Para realizar el análisis del discurso se establecieron tres parámetros fundamentales: la contextualización del documento, descomposición del discurso según los temas e intencionalidad del autor y las relaciones de comunicación (localizar los actores y las relaciones entre ellos).

2.1. Contextualización histórica del documento

Ernesto Che Guevara escribe este texto en marzo de 1965 en su gira por los países africanos como alto funcionario de la República de Cuba. Escrito en forma de carta, está dirigido explícitamente a Carlos Quijano, director del semanario de izquierda Marcha de Uruguay, con el que se había comprometido a escribir sobre la Revolución cubana, y a los lectores uruguayos interesados en este fenómeno histórico, de ahí que el primer título con el que se publicó fue «Desde Argel para Marcha. La Revolución cubana hoy». Sin embargo, por el contenido del texto y los actores que utiliza, podemos concluir que está dirigido al pueblo cubano, específicamente a los hombres y mujeres que están recorriendo el camino socialista. El texto fue publicado en Cuba en abril de 1965, en la revista Verde Olivo, pero no es hasta después de la muerte del Che que se hace masiva su difusión y estudio.

Este documento es un cúmulo del pensamiento y práctica revolucionaria del Che. Sobre ello Fernando Martínez Heredia (2015) expresa «es un opúsculo, un manifiesto; está repleto de ideas que se enuncian, breves y muy fuertes, organizadas por un fino hilo de acero… Pero no fue producto de un rapto: esta es una obra de madurez» (p. 5).

En el segundo párrafo de «El socialismo y el hombre en Cuba» el Che explica que este documento intenta refutar el argumento capitalista de que el proceso de transición socialista en que se encuentra Cuba «se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado» (Guevara, 1965, p. 234). En la obra pretende mostrar el desarrollo de la conciencia colectiva que adquirieron los hombres (y las mujeres) en el proceso revolucionario y cómo sienten representados sus deseos y anhelos en el Estado. La sociedad socialista la va a construir el hombre nuevo (la mujer nueva) ya que es un ser consciente del papel que desempeña en la sociedad y de la necesidad de lograr su liberación del mundo de la necesidad; lo que implica a su vez una técnica novedosa que fomente el trabajo como deber social.

La propuesta del Che pretende elevar la eficiencia de la gestión económica del Estado socialista, profundizar la conciencia de las masas y cohesionar aún más el sistema socialista mundial, sobre la base de la acción integral.

2.2. Descomposición del discurso

Uno de los ejes principales encontrados en el texto (de noventa párrafos y varias líneas de mensaje) es la idea sobre el proceso de radicalización del individuo en el tránsito hacia el socialismo. Aparece específicamente en dieciséis párrafos del documento. El Che comienza a tratar el tema exponiendo el papel fundamental del individuo en la guerrilla, pues de él dependía el triunfo de las acciones combativas. Estas personas se caracterizaban por la entrega total a la causa revolucionaria. Al llegar a la etapa de la Revolución en el poder explica cómo los individuos se unen en situaciones extremas como los desastres naturales y la guerra para proteger los bienes colectivos, aparece así «la masa». Esta, según el autor, agrupa a los individuos que defienden una misma causa, pero aclara que lo difícil y la principal tarea ideológica es convertir ese entusiasmo en hechos frecuentes. También el autor propone algunas ideas para que los individuos caminen rumbo a su liberación, en este momento se funde el pueblo: «sólida armazón de individuales conscientes que caminan hacia su libertad» (Guevara, 1965, p. 248).

En dieciocho párrafos trata la relación entre individuo-masa-dirigente. Inmediatamente después de argumentar las condiciones que posibilitaron la existencia de la masa aborda la relación orgánica que tiene con los dirigentes. Para revelar los hechos que demuestra esta premisa teórica del marxismo recurre a la vida cotidiana de los individuos. Expone cómo los dirigentes, en especial Fidel Castro, se hacen eco de los intereses y de los sueños de las masas que siempre han sido ultrajadas y al mismo tiempo han convertido a los sujetos en causa y consecuencia del proceso revolucionario. Por ello, estas personas «realizan con entusiasmo y disciplina las tareas que el gobierno fija» (Guevara, 1965, p. 235). Ellos tratan de salir de la esfera privada hacia lo público y colectivo, para luego devenir en dirigentes de la masa.

Otro de los temas, tratado en trece párrafos del texto, es el partido como vanguardia ideológica de la masa. El Che plantea que el partido está constituido por las personas de avanzada que están necesariamente ligados con la masa. En el documento el autor expone las características éticas que deben tener los miembros de la organización y las tareas principales que tienen en el proceso de transición socialista. Una de las misiones es educar directa e indirectamente a los demás y profundizar la conciencia socialista para que en el futuro comunista el partido se convierta en una organización de masas.

Ernesto Che Guevara le otorga gran importancia a lograr que los seres humanos adquieran conciencia socialista para construir con éxito el camino hacia el socialismo, de ahí que dedique once párrafos para profundizar en esta idea. El proceso de educación directa e indirecta de la sociedad y la autoeducación del individuo en la creación de la conciencia social desempeñan un papel clave para el autor, por ello dedica diez párrafos al desarrollo de estas ideas. La educación directa se despliega a través del aparato escuela y del partido, mientras que la educación indirecta presiona socialmente a la masa que se apropia de la nueva cultura ideológica y demanda a los individuos que no se han incorporado a la colectividad den el salto y se incorporen a la masa. También el Che explica que no basta solo con esto, sino que es preciso un proceso de autoeducación que según este es: «la consecuencia que trae la presión de la educación directa e indirecta, por la cual el individuo trata de acomodarse a una sociedad más justa» (Guevara, 1965, p. 239).

Unido al proceso de autoeducación el Che destaca la necesidad de asimilar la técnica y la formación del hombre nuevo que posee valores de índole socialista. Su principal ambición es que la motivación en el socialismo no se base en las relaciones mercantiles, sino en el deber social. Esta idea la desarrolla en ocho párrafos, pues el trabajo tiene que contribuir al desarrollo de la conciencia socialista, por ello ofrece ejemplos concretos en los que se puede lograr este objetivo como el trabajo voluntario y el estímulo moral. El estímulo moral no niega el estímulo material, pero este último no puede ser el motor de la producción, pues retrasaría la conciencia socialista, por otra parte, el trabajo voluntario es «esa parte del trabajo que cada uno da a la sociedad sin ninguna retribución, como una parte de su esfuerzo que se difunde entre todos, pero que va creando la nueva conciencia, y no debemos olvidar nunca ese aspecto» (Guevara, 2015, p. 196).

Sobre la necesidad de un nuevo mecanismo ideológico-cultural para desenajenar al hombre dedica diez párrafos, ya que intenta desmontar la cultura del capitalismo como ente liberador del individuo. También rechaza el realismo que se desarrolló en los países socialistas, por lo que busca una forma superior de cultura que realmente ayude a emancipar a las personas. Sin embargo, el Che insiste en la separación entre intelectuales y obreros y la idea ortodoxa de que los que se dedican exclusivamente al ejercicio de pensar no son revolucionarios.

Los tres ejes anteriores del mensaje explican la necesidad de que exista en la sociedad socialista un cambio estructural político, económico, cultural e individual; dirigido a la formación del hombre nuevo, al cual le dedica ocho párrafos. La definición de este actor es «la capacidad de los hombres de ser conscientes de la necesidad de su incorporación a la sociedad y de su importancia como motores de la misma» (Guevara, 2013, p. 240). El hombre nuevo en el tránsito al socialismo es más pleno porque adquiere conciencia de su humanidad.

El texto trata además la idea del internacionalismo proletario y resalta a Cuba como la vanguardia de América Latina. Resulta peculiar que dos ideas tan tratadas por el Che solo hayan tenido dos párrafos en este texto. Por otro lado dedica cuatro párrafos a la importancia de la juventud para crear el hombre/mujer nuevos, pues estos se van formando con los cambios estructurales del socialismo, sin las taras del pasado. Desarrolla varios aspectos sobre la moral y ética revolucionaria, al cual dedica once párrafos. Entre los principales valores que destaca son: ejemplaridad, sacrificio, responsabilidad, justicia y amor.

2.2.1. Relaciones de comunicación (aspectos lingüísticos)

El pronombre más utilizado por el Che en este texto es «nosotros» (37 veces), lo que indica su compromiso personal con el proceso, ya que se incluye como actor de la transición socialista cubana. Esta palabra está acompañada por sustantivos como sacrificio, vanguardia, pueblo y nación, lo que muestra su identificación con el pueblo cubano.

Las diez palabras más utilizadas son: masa (22), revolucionario (22), individuo (19), educación (18), conciencia (16), hombre (16), vanguardia (14), partido (13), construcción del socialismo (12), dirigentes (9), capitalista (9) y Fidel (6).

2.2.2. Ideas esenciales y secundarias del documento

  • Radicalización del individuo hasta convertirse en pueblo consciente:

    1. las características del socialismo cubano, b) procesos donde la vida cotidiana exige que el individuo trabaje en colectivo y se sacrifique en pos de la Revolución, c) formación de la masa, d) formar en la masa conciencia socialista, e) importancia del proceso de educación directa, indirecta y de autoeducación de los individuos, f) lograr cambiar la categoría de trabajo como necesidad a deber social, g) nueva técnica que tenga como base el deber social, h) necesidad de un nuevo mecanismo ideológico-cultural para desenajenar a los individuos y que sirva como proceso de educación indirecta y autoeducación de los mismos, i) Cuba como vanguardia de América Latina, j) formación del individuo con conciencia social y revolucionaria que se aglutine en el pueblo consciente y organizado.

  • Relación masa-dirigente:

    1. relación entre individuo-masa-dirigentes, b) dirigentes (del partido) como vanguardia revolucionaria, c) ente que educa directa e indirectamente a la masa, d) función de la personalidad del dirigente (Fidel Castro como líder que se entremezcla con la masa), e) responsabilidad de los dirigentes con la nación y con América Latina, f) necesidad de la institucionalización del Estado cubano para ayudar a que el partido cumpla con sus tareas, g) la ética revolucionaria del dirigente debe tener valores como humanidad, amor, justicia, sacrificio, responsabilidad y ejemplaridad.

  • Necesidad de formar un hombre nuevo:

    1. conciencia socialista y revolucionaria, b) nueva técnica que profundice el carácter social del proceso económico, c) importancia de la autoeducación de los individuos, guiados por el partido, d) plenitud de los individuos, e) participación activa y consciente en la construcción del socialismo, f) importancia de la juventud en la creación del hombre nuevo, g) ética del hombre nuevo en la transición socialista cubana.

2.2.3. Las relaciones históricas de causa-efecto dentro de la comprensión del proceso histórico contenido en el texto

La relación entre las tres ideas esenciales señaladas es de carácter orgánico, no puede existir una sin la otra. El Che analiza al individuo como sujeto importante en la toma del poder político en el proceso revolucionario cubano e insiste en la necesaria participación consciente de la masa como principal protagonista del recorrido de la transición socialista.

Para que la masa llegue a adquirir el carácter aglutinador de todos los individuos que defienden una causa en común son necesarios mecanismos ideológicos, educativos, económicos, éticos, morales y culturales que profundicen su conciencia socialista. El proceso dialéctico entre la educación (directa e indirecta) y la autoeducación del individuo genera una conciencia social que luego es sometida a los procesos culturales, ideológicos y educativos, el desarrollo de nuevas técnicas, moral, ética y de una política económica que promueve la sociedad. Todo esto forma la conciencia socialista que caracteriza al hombre nuevo, conocedor de su humanidad y su papel activo en el proceso de transición socialista.

El hombre nuevo es una persona plena porque tiene más riqueza interior y responsabilidad con lo que está creando en colectividad, en el espacio que le permite liberarse del mundo de las necesidades y de la enajenación.

2.2.4. Utilización del método dialéctico marxista para el análisis de la realidad

El análisis documental permitió extraer las principales herramientas teóricas que ofrece «El socialismo y el hombre en Cuba» para fortalecer la formación política de los sujetos que lo estudian dentro del proceso de transición socialista cubano.

La dialéctica marxista es el medio por el cual se descubre la relación orgánica que existe entre el sujeto y la sociedad, pues la misma revela que el sujeto crea su realidad y a la vez está condicionado por ella; no obstante, puede ser superada desde una perspectiva histórica por el sujeto mediante la praxis social. Por lo tanto, al destacar el carácter histórico de sus creaciones «toda categoría se concibe como algo histórico […] Los conceptos nunca son naturales, fijos, ni eternos» (Kohan, 2005, p. 54).

Demostrar al sujeto el carácter transitorio de los hechos hace que las personas se percaten de que no existen leyes eternas y de su papel activo en la sociedad. Además, permite que el individuo conozca verdaderamente la estructura de la objetividad de la sociedad y quiera destruir los lazos de dominación entre ellos, por lo que este método constituye el medio para la desenajenación.

Ernesto Che Guevara utiliza el método dialéctico marxista para comprender las características de la transición socialista cubana, para a partir de aquí enunciar cómo debe ser el socialismo en su camino hacia el comunismo. La dialéctica le permite entender la sociedad como un todo sistémico y en movimiento, posibilitando que comprenda la transición socialista como un espacio histórico donde se deben interrelacionar los mecanismos políticos, educativos, culturales, morales, económicos y éticos para desarrollar la conciencia revolucionaria en los hombres y mujeres que están creando la nueva sociedad.

Este método lo asume como instrumento necesario para revelar las contradicciones sociales que genera la propia actividad de los sujetos en el proceso de transición socialista entre el proyecto y el poder, el individuo y la masa, la economía capitalista y la distribución social.

2.2.5. Nuevas determinaciones al concepto de conciencia revolucionaria

En «El socialismo y el hombre en Cuba» el autor centra su análisis en la necesidad del nuevo sujeto histórico que tiene que engendrar el proceso de transición socialista. El Che, utilizando el acumulado teórico y práctico, ve en la conciencia el medio para radicalizar la revolución, pues entiende la conciencia revolucionaria como la aprehensión del carácter activo del sujeto. El concepto de «hombre nuevo» dado por el Che define el proceso donde el hombre y la mujer son conscientes de su humanidad y del papel activo que tienen en la historia.

Advierte que la conciencia no es el simple reflejo de las transformaciones objetivas, como el marxismo dogmático plantea, sino que es la simbiosis entre esas metamorfosis sociales y la repercusión de la misma en la subjetividad humana, lo que hace que proponga la creación paralela de la producción material y subjetiva del hombre nuevo. Con esta tesis rompe con la visión mecanicista, predominante en los países socialistas de la época, e invita a desarrollar nuevas formas; la conciencia como palanca impulsora de la nueva sociedad.

El ser humano, al formar parte y asimilar compromisos políticos, adquiere conciencia de que su participación es importante y necesaria para el cambio social. Esta transformación consciente de la realidad genera en el individuo motivaciones que se traducen en acción social. Por ello, la participación política se convierte en el vehículo esencial para desarrollar la conciencia revolucionaria, la nueva ética y valores morales que deben desembocar en la formación de hombres nuevos que se aglutinen en el pueblo.

El Che no ve la participación política solo como la participación en el gobierno y en la gestión, sino como uno de los mecanismos más importantes para que el individuo sea consciente de su papel activo en el socialismo. La participación en todos los niveles es actualmente una de las principales formas para mantener viva la Revolución.

Por tanto, en esta obra el autor propone mecanismos para desarrollar la conciencia socialista del pueblo, profundizar la cultura política de la masa y darle sentido a la práctica revolucionaria, llenando de contenidos teóricos y simbólicos conceptos fundamentales en la transición socialista: anticapitalismo, antimperialismo y socialismo; lo que explica que para el Che la conciencia socialista no es simplemente una cuestión moral, sino que es un aspecto estratégico que permite crear relaciones sociales cualitativamente superiores a las del capitalismo y posibilitaría junto con el desarrollo de las fuerzas productivas la emancipación de las personas y con ello el advenimiento del comunismo.

2.2.6. La ideología y la cultura en la transición socialista

La cultura para el Che está intrínsecamente ligada con el ámbito de la conciencia socialista, pues en ella se condensa el modo de pensar, hacer y recrear la Revolución. La cultura se convierte en terreno de disputa de la nueva hegemonía socialista que intenta crear otra sociedad. De ahí que esta sea un mecanismo ideológico esencial para desarrollar la conciencia revolucionaria de las mujeres y hombres que edifican el socialismo.

La transición socialista cubana exige una ideología cultural que permita formar individuos de nuevo tipo, capaces de pensar individualmente y de ser ellos mismos los protagonistas y hacedores del proceso. El aparato cultural es entendido por el Che como un medio que tributa a la eliminación de la enajenación del individuo, ya que mediante este se forman sujetos que aceptan su ser como un ente genérico y ven el producto de su trabajo como un bien nacional, que a pesar de ser remunerado tiene otro contenido social y simbólico.

El cambio cultural que tuvo lugar en la Revolución cubana expresó la transformación espiritual de las personas que participaban en ella. La importancia de la subjetividad en la transición socialista es uno de los principales aportes del Che a la teoría revolucionaria, pues reconoce que el ser humano es lo más importante en la transición socialista y el motor de la creación de la sociedad y el hombre nuevo.

El autor hace una crítica a la cultura en el capitalismo, que presenta el arte como un producto ajeno y cuestionador del sistema, pero al contrario lo reproduce. Al mismo tiempo denuncia la función de la cultura en el sistema socialista predominante en su época, pues el papel de la cultura se centró en reflejar aquella realidad como una sociedad sin conflictos y sin historia. Para el Che la cultura debe ser el arma y el campo de lucha donde se debe denunciar y derrotar al sistema capitalista.

2.2.7. Contribución a la formación del sujeto histórico en la transición socialista

La definición del sujeto revolucionario es un desafío cardinal para la teoría marxista en la actualidad, pues de ello depende el éxito en la toma del poder revolucionario. ¿Pero qué pasa con estos luego de tomar por asalto el poder? ¿Cómo se puede mantener viva la Revolución? A estas y otras interrogantes Ernesto Che Guevara responde en «El socialismo y el hombre en Cuba». La formación del sujeto histórico de la Revolución cubana debe irse consolidando en el proceso de transición socialista, para ello enuncia distintos instrumentos que pueden facilitar esta trascendental tarea.

El autor parte de considerar al individuo como un ser genérico que existe en la medida que se relaciona con otros, lo que le permite comprender la relación dialéctica entre el individuo y las relaciones sociales en las que se encuentran inmerso. Ve en el individuo la primera pieza que puede formar al sujeto de la Revolución, pues en él se encuentra la génesis de toda transformación social.

El individuo puede ser un sujeto activo, aunque necesita de la colectividad para poder cambiar la realidad y recorrer los caminos de la emancipación. Ello hace que el Che advierta la necesidad de formar un ser humano que sea protagonista de su propio bienestar y a la misma vez, del bienestar de la sociedad cubana. Esto posibilita que no esté limitado al ámbito privado y se sienta parte del todo social al que pertenece.

El documento comienza con la impugnación capitalista de que en el socialismo el individuo es sometido a la colectividad. El Che desmiente este argumento al demostrar que el individuo en el socialismo se enriquece socialmente al estar despojado de las estructuras que lo dominaban en el capitalismo y potenciar las capacidades individuales de los seres humanos. El individuo ‒negado por el autor‒ es el que fomenta la sociedad capitalista como ente aislado, pasivo y reprimido por las estructuras.

La obra propone caminos para hacer de los individuos aislados entes conscientes que pueden influir en la realidad. Uno de los instrumentos es la educación. Mediante ella se puede formar cultural, política e ideológicamente a la persona, sin embargo, para que estos conocimientos sean aprehendidos por el individuo deben impactar en la subjetividad de los mismos. La educación directa e indirecta hace que sienta la necesidad de ser coherente con los cambios culturales revolucionarios y se someta él mismo a un proceso de autoeducación. A este proceso de concientización mecánica del individuo el Che le suma la concientización de forma dinámica, que no es más que la práctica revolucionaria consciente del individuo en la sociedad.

A este conjunto de individuos conscientes que luchan por la causa revolucionaria los define como masa; un escalón superior de la formación del sujeto revolucionario cubano. La masa es la colectividad consciente y organizada que participa en las tensiones y soluciones del proceso de transición socialista. Se señala la relación dialéctica que hay entre el individuo y la masa, donde esta última comparte metas de realización personales y sociales. Para que la transición socialista sea un objetivo cumplible la masa debe organizarse y su participación debe estar representada por individuos conscientes y comprometidos con la causa, surgiendo así otra categoría importante en la teoría revolucionaria: la vanguardia.

El autor rescata el concepto leninista de vanguardia, pero al mismo tiempo lo despoja de la petulancia intelectual que le connotó el marxismo dogmático. Es un grupo de individuos conscientes del papel que desempeñan en la trasformación de la sociedad y su compromiso con la emancipación de la masa. Estas mujeres y hombres que componen la vanguardia deben tener un alto grado de conciencia revolucionaria que les permita comprender que el proyecto revolucionario trasciende sus individualidades, es por ello que el Che expresa que es una tarea «magnífica y angustiosa» (Guevara, 2013, p. 247).

Estos dirigentes que conforman la vanguardia deben tener una relación directa con las masas, ya que no solo interpretan el deseo de las mismas, sino que forman parte del pueblo: «la función directiva no debe aislar, nos obliga» (Guevara, 2004, p. 138). La relación individuo-masa se completa con el vínculo de esta última con la vanguardia, pero para que la vanguardia sea capaz de vislumbrar el futuro y guiar a las masas en ese proceso debe estar organizada; el Che pensaba que esta organización debía ser el partido.

En este texto el Che advierte la importancia del partido para la transición socialista, pues «es el alma de la revolución, es el motor ideológico de la nueva sociedad que debe llevar con su acción, a las masas, al fin de las tareas revolucionarias» (Guevara, 2013, p. 247). Una de las funciones del Partido es develarle a la masa la emancipación colectiva como vía para la emancipación individual.

En la obra el Che ve la vanguardia revolucionaria como los hombres y mujeres que, constituidos en el partido, deben conducir a la masa mediante la educación ideológica, la práctica y el ejemplo a luchar permanentemente por la construcción de una sociedad socialista que canalice la actividad de los sujetos históricos de la Revolución.

Ve en el pueblo la condensación del proceso formativo y dialéctico del sujeto que necesita la Revolución cubana en la transición socialista, por ello lo define como «sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad» (Guevara, 2013, p. 248). Este proceso de radicalización del individuo tiene como resultado al hombre nuevo, el cual es más pleno porque es consciente de la necesidad de su incorporación a la sociedad y a la masa para hacer juntos la historia de la transición socialista.

El hombre nuevo es un concepto fundamental en la propuesta teórica del Che sobre el socialismo. Este otro ser es fruto de las transformaciones objetivas y subjetivas que se van dando en el proceso de transición socialista que siempre está formándose, revolucionándose en la práctica concreta.

2.2.7. Una nueva ética y moral socialista

El autor no solo piensa la sociedad socialista del futuro, sino que explica la necesidad de una nueva ética coherente con las modificaciones subjetivas que ocurren en las personas en el proceso de transición socialista. La ética socialista promueve la reflexión teórica sobre la conducta y proceder moral del individuo con el objetivo máximo de rescatar su humanidad. Por lo tanto, uno de los principios éticos fundamentales que ofrece en la obra es el humanismo revolucionario, que deviene en práctica revolucionaria y emancipación de las personas.

La expresión máxima de este humanismo revolucionario en el pensamiento ético del Che es la definición de hombre nuevo. Este concepto recoge el proceso por el que tiene que pasar el individuo para recuperar su esencia genérica e incorporarse como sujeto colectivo en la transición socialista. Además, el autor plantea la relación orgánica que debe existir entre política y ética para la profundización de la conciencia socialista. En este sentido agrega otra variable para la formación del hombre nuevo desde la perspectiva de la ética revolucionaria: el trabajo como deber social. De ahí la importancia que el Che les otorga a los estímulos morales y al trabajo voluntario en la obra citada. «Su concepción sobre el trabajo voluntario, no concebido sólo para el desarrollo de la producción, sino para lograr que se trabaje por la conciencia de aportar al desarrollo de la nueva sociedad, aunque no se reciban beneficios materiales» (Fernández Ríos, 2014, p. 4).

La moral de los hombres y las mujeres y de la sociedad en su conjunto debe basarse en valores (la solidaridad, el bien común, la autocrítica, el amor, la austeridad, la dignidad, el espíritu creador, el internacionalismo, la disciplina y la ejemplaridad…) a partir de los cuales los sujetos fundamentan sus juicios morales que regulan y condicionan las conductas de las personas en la transición socialista.

La participación consciente y la práctica revolucionaria hace que los individuos en la transición socialista se transformen a sí mismos y se apropien de una nueva conducta humana coherente con las transformaciones objetivas y subjetivas que la condicionan al individuo, proceso que el Che define como moral comunista. La nueva moral comienza a tener una gran carga formativa e ideológica en la creación de los nuevos sujetos históricos.

2.2.8. Responsabilidad histórica de Cuba para impulsar el internacionalismo

Toda revolución socialista tiene entre sus premisas el internacionalismo, ya que permite articular las luchas populares en todos los rincones del mundo contra la dominación imperialista. El humanismo revolucionario del Che tiene como expresión concreta su práctica internacionalista, que tiene como objetivo la emancipación de los pueblos. El internacionalismo es un principio que aborda desde la praxis el alcance mundial de la lucha de clases. El combatiente revolucionario retoma la concepción internacionalista de la teoría leninista: la revolución socialista empieza dentro de las fronteras nacionales, pero no puede limitarse a ellas; la revolución socialista en un país no es un fin en sí, sino únicamente un eslabón de la cadena internacional.

En la etapa del tránsito hacia el socialismo adquiere el carácter de necesidad histórica para la sobrevivencia del proceso, pues, aunque se libere un país de la dependencia política y económica con el resto del mundo, se mantiene la hegemonía del sistema capitalista. Por ello, el Che insiste en el carácter continental de la lucha. «Si todos los pueblos latinoamericanos levantaran la bandera de la dignidad, como Cuba, el monopolio temblaría, tendría que acomodarse a una nueva situación político-económica y a podas sustanciales de sus ganancias» (Guevara, 2004, p. 80).

En el contexto actual debemos apoyar las prácticas internacionalistas en todos los movimientos sociales del continente, pues aportan nuevas experiencias de lucha y fortalecen otras iniciativas de transformación social. Cuba tiene como deber histórico contribuir al desarrollo del proceso revolucionario mundial, luchar por la integración económica y la unidad política de todos los pueblos de América Latina y el mundo.

2.2.9. Importancia de la juventud en proceso de transición socialista

En la obra, el Che define a la juventud como el sector social que tiene mayores y mejores posibilidades de convertirse en hombres nuevos para transitar como pueblo en la transición socialista. Percibe a la juventud como agente y motor del cambio, pero no como condición natural de ese sector social, sino como el grupo social que está condicionado históricamente por los cambios objetivos y subjetivos de la Revolución y por ello tiende a reproducir los valores de la nueva sociedad.

Para que la juventud se convierta en el cimiento real del hombre nuevo se debe potenciar el desarrollo de la conciencia socialista y se debe retomar la participación juvenil desde los principios de la educación popular y el pensamiento crítico. Esa combinación hace que podamos rescatar la concepción dialéctica sobre la juventud que tenía el Che: la juventud en su doble condición de productor y producto social.

En la obra insta a la juventud a ser portadora de los principales valores que se gestan en la transición socialista, como el antimperialismo, el anticapitalismo, el humanismo revolucionario y la solidaridad. El Che percibe a la población juvenil de la época como los hombres nuevos del siglo xxi.

2.2.10. La política como puesto de mando de la economía en el proyecto revolucionario socialista

En una formación social capitalista los factores económicos tienen un papel predominante y determinan los alcances de las otras esferas de la sociedad. Mientras que, en el sistema socialista, anuncia el Che, la economía tiene que ser un instrumento político para lograr un mejor tránsito hacia el socialismo. El desarrollo económico en el socialismo no es solo generador de bienes materiales, sino de nuevas formas de relaciones sociales socialistas. Este modo de entender la economía ligada indisolublemente con la política es una de las ideas básicas para transitar a una sociedad donde exista la plena emancipación del hombre: el comunismo. Por eso su concepción sobre el camino hacia el comunismo tiene ambas determinaciones y sobre ello expresa: «Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo» (Guevara, 2013, p. 238).

La plena liberación del ser humano en el marco de la sociedad comunista debe ser la función principal de la economía, advierte el Che. Esta debe ser un instrumento para profundizar el proyecto político. La tradición marxista hegemónica de la época utilizaba la economía desde esta perspectiva, sin embargo, tendían a separarla de la política, el desarrollo de las fuerzas productivas de las relaciones de producción. El Che rompe con ese mecanicismo y resignifica el término, pues lo percibe como parte de la totalidad social.

El análisis sistémico de la sociedad le proporciona al autor distinguir la economía política en su relación con otros mecanismos que influyen en el proceso de transición socialista. Ello explica la relación orgánica que existe entre economía y conciencia, pues para el Che las formas de producción y de gestión económica están estrechamente ligadas a la formación del hombre nuevo. Por eso su propuesta económica intenta superar el uso de categorías mercantiles en la transición socialista, ya que pueden obstaculizar el desarrollo de la conciencia socialista. Eso hace que piense propuestas teóricas y prácticas que sean funcionales para la formación del nuevo sujeto histórico, como los estímulos morales y el trabajo voluntario.

2.2.11. Importancia del papel de la subjetividad en el proceso de transición socialista

El pensamiento de Ernesto Che Guevara se destaca por resaltar el lugar privilegiado que ocupa la subjetividad en las revoluciones. La subjetividad, entendida por el Che como la actividad humana que construye el mundo y lo transforma, hizo que fuera un reconocido enemigo por el marxismo ortodoxo dogmático.

Este rescate del marxismo originario, y específicamente de la filosofía de la praxis, hace que el Che en este documento esboce cómo debe ser la subjetividad en el proceso de transición socialista para que sea exitoso y sostenible en el tiempo. El autor explica la necesidad de que el individuo (fundamental en la primera parte del proceso revolucionario como combatiente) se convierta en una colectividad organizada que participe conscientemente en la sociedad luego de la toma del poder, pero ello no implica «abolir el individuo en aras de la colectividad» (Guevara, 2013, p. 234), sino hacer que el individuo se sienta representado en la lucha del pueblo por el socialismo. ¿Cómo hacerlo? ¿Qué características tiene que tener esta nueva sociedad y este nuevo sujeto? Es aquí donde la subjetividad desempeña un papel decisivo.

En la práctica revolucionaria, el sujeto se modifica él mismo mediante las relaciones sociales que se generan en el socialismo, y al mismo tiempo va incorporando elementos existentes de la nueva realidad a su ser. Los mecanismos de educación directa e indirecta, la distribución social de las riquezas, los nuevos métodos de la producción económica, la nueva institucionalidad, el papel del Estado, la relación directa del dirigente con la masa y los nuevos mecanismos ideológico-culturales hacen que se forme en las personas una simbología emocional que establece un sentido de vida y principios que se traducen en acciones a favor del proyecto socialista. Va constituyéndose así un hombre nuevo, consciente de su carácter activo y transformador.

2.2.12. Visión sistémica de la realidad

El Che rompe con el paradigma positivista que percibe la realidad dividida por sectores autónomos, los cuales tienen su propia racionalidad. Para él la realidad es un sistema de relaciones sociales dialécticas y dinámicas. La totalidad social es más que la suma de las partes, ya que está constituida por las relaciones orgánicas que existen entre las partes y la interacción de estas con el todo.

En «El socialismo y el hombre en Cuba» la transición socialista es entendida como un sistema cuya determinación esencial es la creación de un pueblo consciente y organizado para la construcción de la nueva sociedad, la cual tiene como base la formación del hombre nuevo, de una técnica y una cultura alternativas. La interacción de todos estos elementos tiene como fin común que las personas salgan del reino de la necesidad y entren al de la libertad.

La obra recoge el proceso de radicalización del individuo revolucionario que toma conciencia de su humanidad y se adhiere a la colectividad social para transformar estructuralmente la sociedad. El Che propone varias vías para formar la conciencia socialista de ese nuevo sujeto histórico, como la ideología, la cultura, la ética, la moral, la participación, la educación, la economía, la técnica, entre otros. La relación dialéctica entre todos estos elementos prepara el camino para llegar al comunismo.

Uno de los desafíos que tiene el país en la actualidad es la necesidad de «un pensamiento social que sea idóneo para analizar en toda su complejidad la situación actual y las tendencias que pugnan en ella, los instrumentos, las estrategias y tácticas, el rumbo a seguir y el proyecto. Y que contribuya al único modo en que en última instancia es posible el socialismo: el despliegue de sus fuerzas propias y sus potencialidades, y la capacidad dialéctica de revolucionarse a sí mismo una y otra vez» (Martínez, 2015, p. 7).

3. CONCLUSIONES

El análisis documental permitió conocer el contexto en que surge la obra, sus principales ideas y las interrelaciones de las mismas, convirtiéndose así en un análisis orgánico del proceso de transición socialista de la época. Los hilos conductores del texto fueron la necesidad de que el pueblo cubano consciente y organizado cree una sociedad socialista; para ello se necesita el surgimiento de un individuo consciente de su participación en la creación del socialismo cubano; la cultura alternativa, la nueva ética y moral revolucionaria, la política, la educación y la autoeducación, la vanguardia revolucionaria (el partido) son variables que tributan a la formación del hombre nuevo; junto a la creación de ese nuevo sujeto histórico se le debe sumar paralelamente el desarrollo de una nueva técnica.

Al mismo tiempo posibilitó entender la obra como un producto ideológico que tiene como principales líneas de mensajes la radicalización del individuo en la transición socialista y el papel del desarrollo de la conciencia socialista en este proceso de transformación subjetiva profunda; la relación dialéctica y orgánica que debe existir entre masa-dirigente-vanguardia y la necesaria marcha consciente y organizada por los caminos del socialismo; la formación del hombre nuevo para la consecución de un pueblo consciente y motivado a crear el socialismo en Cuba, para ello el autor ofrece desde un punto de vista sistémico distintos mecanismos que tributan a la formación de este nuevo sujeto histórico como: la educación (directa e indirecta), la moral y la ética revolucionaria, el internacionalismo, la cultura, la formación ideológica, la función de nuevas formas de gestión, la economía y el uso de la técnica.

Por lo tanto, «El socialismo y el hombre en Cuba», de Ernesto Che Guevara, aporta varias herramientas teóricas válidas para ese propósito. Las principales identificadas fueron:

  • Uso del método dialéctico marxista para el análisis crítico de la realidad.

  • Aporte de nuevas determinaciones al concepto de conciencia revolucionaria.

  • Mecanismo ideológico-cultural en la transición socialista.

  • Contribución a la formación del sujeto histórico en la etapa de transición socialista.

  • Una nueva ética y moral socialista.

  • Responsabilidad histórica de Cuba para impulsar el internacionalismo.

  • Importancia de la juventud en el proceso de transición socialista.

  • La economía subordinada al proyecto revolucionario socialista.

  • Importancia del papel de la subjetividad en el proceso de transición socialista.

  • Revolución permanente desde la praxis.

  • Visión sistémica de la realidad.

Las ideas antes explicadas permitieron mostrar al pueblo cubano por qué el socialismo fue y es el camino correcto. Ofreció además características esenciales del socialismo cubano y algunos principios irrenunciables que a toda costa se deben preservar hoy. Permitió, a la vez, ver el desarrollo socialista en su doble carácter espiritual y material.

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Recibido: 22 de Julio de 2019; Aprobado: 03 de Octubre de 2019

*Autor para la correspondencia. giselle@flacso.uh.cu

La autora declara que no existen conflictos de intereses.

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